Notas: Le di a leer el capítulo 1 a mi novio, que soporta a medias el yaoi, y me dijo que era bueno o-o... sinceramente no sé si creerle, porque él siempre dice que le gusta lo que hago XD así que sigo esperando sus reviews... porque no publicaré nada si no los hay :P Por el momento, muchas gracias a b-bneko, Sayuri, o0AnA-SaN0o y a Yaelle por sus mensajes. He aquí el fanfic:

WUNDERDING

3- Who are you? Amazing Sirius Black hobbie.

Kingsley Shacklebolt se echó la escoba al hombro y volvió el rostro todavía cubierto de barro. Sus ojos firmemente clavados en el otro extremo del campo de quidditch, viendo a los demás miembros del equipo pasar junto a él y despedirse de forma amable.

La figura delgada de James se irguió entonces, contra la luz rojiza del atardecer, y caminó hacia él a pasos largos, con la escoba arrastrando sobre el pasto verde y la túnica roja ondeando con el viento que agitaba suavemente las banderas del campo.

"Gracias por esperarme, Shacklebolt." sonrió, cuando llegó hasta él, y Kingsley le devolvió la sonrisa.

"Está bien. No tengo prisa."

Comenzaron a caminar, sintiendo el aire fresco golpeando sus rostros calientes y conversando acerca de cosas sin importancia.

Hasta que el sonido de algo cortando el viento les hizo detenerse, volver el rostro hacia todas partes y detener la mirada, involuntariamente, en la silueta de pie a un lado del lago, con ambos brazos extendidos hacia el frente.

"¿Quién es?" inquirió el mago moreno, tratando de aguzar la vista.

"No sé." respondió James, y echó a andar hacia el lago, con los ojos bien fijos en la persona de pie en un extremo del lago.

Se detuvo a pocos pasos, con Kingsley corriendo detrás de él, y sus ojos avellanos se ensancharon al darse cuenta de quién era y de qué estaba haciendo:

Sirius Black.

Con ambos pies dentro del agua, con el pantalón mojado hasta las rodillas y la túnica caída sobre pantorrillas, flotando. Un estuche lleno de flechas atado a su espalda, las mangas de la túnica remangadas, un par de guantes negros que cubrían sus brazos hasta los codos y, entre las manos, un arco con el cual estiraba fuertemente una de esas flechas.

Dio un paso hacia atrás con un chapoteo, levantó el rostro y de pronto la dejó ir.

Ambos pares de ojos la siguieron tan rápido como pudieron, escuchando el zumbido de la madera, las plumas y el metal rompiendo el aire, hasta que ésta se incrustó violentamente en el tronco de un árbol al otro extremo del lago.

Sirius dejó escapar una grosería.

"¡Demonios, ¿Cómo hizo que llegara tan lejos?!" exclamó Kingsley, en voz alta, y los ojos grises de Padfoot se volvieron hacia ellos, de golpe.

"¿J-James...?"

Prongs simplemente le miró, con los ojos bien abiertos y las gafas torcidas.

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"¿Desde cuándo sabes hacer eso?" la voz de James se levantó por encima de la del resto de los estudiantes, sentados al lado de su mejor amigo a la mesa de Gryffindor en el Great Hall.

Black inclinó su cabeza, acarició con el dedo pulgar la boca de la copa entre su mano derecha y sonrió, ligeramente.

"Hace más o menos un año y medio. Mi tío Alphard estuvo dándome las primeras lecciones de arquería durante el verano antepasado. Después tuvo que irse a Irlanda y no volví a verlo. Sin embargo he leído el manual que me obsequió y he estado practicando desde entonces..." soltó la copa y levantando la mano la cerró en un puño frente a sus ojos. "...Supongo que he mejorado bastante, aunque todavía no consigo dar en el blanco."

James, no haciendo caso de que el puré caía desde su cuchara hasta el plato, levantó la mirada hacia su mejor amigo, quien seguía observando su puño mientras lo abría y volvía a cerrar.

Sonrió ligeramente, tratando de no ruborizarse, y dejó el cubierto nuevamente sobre el plato.

"¿Sabías... que ahora, con esto, te has convertido en mi principal sospechoso?"

La mirada de Sirius se volvió hacia él y se encontraron en el camino, durante algunos segundos, hasta que Prongs regresó la vista a su plato con puré de papas.

Soltando una risa ausente, Sirius dio una bebida rápida a su jugo de calabaza.

"¿De verdad crees que soy yo quien te ha estado enviando esas cartas?"

James se limitó a delinear el contorno del puré con sus ojos, ligeramente nervioso.

"James..."

"Pues... no, supongo que..no..."

"Vamos, sabes que ese no es mi estilo."

"¿Qué?"

La mano de Padfoot se levantó de pronto, hacia el rostro de Prongs, y sujetándole fuertemente por la barbilla le atrajo hacia él, hasta que sus narices estuvieron separadas solamente por un par de centímetros.

Las mejillas de James comenzaron a enrojecer entonces, contra su propia voluntad, y bajó su mirada para encontrar la sonrisa de Sirius todavía dibujada en sus labios.

"Si tú me gustases simplemente iría y te lo diría, ¿No piensas igual?"

"Yo..."

"¿Crees que sería capaz de arriesgarme a matarte con mi horrible puntería?"

"Y-yo..."

Lo soltó, dirigió una última mirada a su comida a medio terminar y volvió a reír, antes de ponerse de pie.

"Está bien, si lo haría." reconoció, con sus suspiro, antes de mirar a Lily Evans, que pasaba frente a ellos, y sonreírle de forma amable. Ella simplemente le miró de reojo antes de irse a sentar en un extremo alejado de ellos.

"Tengo que irme, hay algo que necesito hacer antes de dormir." se dio la media vuelta y caminó un par de pasos, hasta que James se incorporó a su espalda.

"¡Sirius!"

Se detuvo.

"¿Si?"

"D..discúlpame si te ofendí con...algo.."

Y sin siquiera volverse, la sonrisa de Black se decoloró en sus labios.

"Tú nunca me molestas, James..." luego retomó su camino hasta que Prongs lo vio desaparecer por la puerta del comedor, quien sabe con qué destino.

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"¡¿Que Sirius qué?!" Lupin golpeó pesadamente el piso al tratar de sentarse en su cama.

Peter se echó a reír en voz baja hasta que la mirada fría del licántropo le hizo tomar su ropa y meterse al baño a pasos largos.

Sentado frente a la ventana, James frunció el cejo.

"Sí, bueno... Shacklebolt y yo lo vimos por la tarde.." respondió, sujetándose las rodillas y viendo detenidamente la cabaña de Hagrid, de cuya chimenea se elevaba una enorme pila de humo con aroma a madera que llegaba hasta ahí.

Lupin le dedicó una mirada fija antes de incorporarse y dejarse caer esta vez en su cama. "Vaya." murmuró, bajando la vista hasta encontrarse con sus tobillos. "Bueno, supongo que eso le hará... err... sospechoso.."

James rió entre dientes y se volvió. Remus también levantó la cabeza.

"No, no es así."

"¿Por qué?"

"Él mismo me ha dicho que no confunda las cosas... es decir, es mi mejor amigo y todo... él no sería capaz nunca de..." se ruborizó, ligeramente, y regresó la mirada hacia afuera. "No es él."

"Pero..."

"No le veo sentido." interrumpió Prongs, encogiéndose de hombros. "Podría, en todo caso, ser una broma pesada, pero si así fuese..." suspiró. "No sé si podría perdonarlo por..."

Las rodillas de Moony golpearon el piso a su lado y sus brazos envolvieron suavemente el cuerpo de James, quien se dejó hacer, todavía ligeramente sonrojado.

"No creo que sea imposible." susurró el licántropo, apoyando su mentón sobre la cabeza de cabello alborotado. "Quiero decir... ustedes han estado juntos siempre... sería casi normal que.. sucediera..."

James no respondió.

"James, lo que tú sientes..."

"No sé cuándo ni cómo." sus ojos marrones se toparon con la mirada azul del prefecto, quien le dedicó una ligera sonrisa. "Sólo sé que está ahí, cada vez que me mira y... no debería.."

"¿Por qué?"

"¡Porque es mi mejor amigo! Yo..no quiero echarlo todo a perder..."

Remus se limitó a apretar su abrazo alrededor de él.

"Si realmente te gusta jamás podrías echarlo a perder..."

El animago sonrió.

"Eso te pasó a ti..."

Ruborizándose, Lupin volvió el rostro hacia ningún punto en particular.

"¿Qué?"

Los ojos castaños de James brillaron ligeramente con una risita.

"Vamos, ¿Todavía no la invitas a salir?"

"Yo...."

Y con una sonrisa amplia en sus labios, James se acomodó dentro de los brazos de Lupin. Deseaba sinceramente que fuese Sirius quien estuviese enviando esas cartas, pero para ser sincero consigo mismo, algo muy dentro de él le decía que eso no era posible.

Porque Sirius Black no le amaba de la misma forma en la que James le amaba a él...

La puerta de la habitación rechinó y alguien entró por ella, dando una mirada fija a ambos chicos sentados junto a la ventana. Arqueó alarmantemente sus cejas, sacudió la cabeza, y con una sonrisa, caminó dentro del dormitorio, hacia su cama.

Llevaba la túnica ligeramente desgarrada, un puñetazo todavía dibujado en su mejilla derecha y una detención para el sábado por la tarde.

Cosa común para Sirius Black, quien se rompía la cara a puños con cualquiera que se le pusiese enfrente.

Entonces carraspeó y ambos se volvieron a verlo, alarmados. James saltando de golpe y Lupin echándose para atrás.

"Lo siento." murmuró Padfoot, mirando a James con sus ojos plateados. "Si quieren me voy.."

"¡No!" chilló Prongs, saltando hacia él y ruborizándose al sentir dos pares de miradas sorprendidas sobre sí. "E...es decir... no es lo que..."

Sirius rió. "Está bien, de todas formas tengo que ir a la enfermería." se dio la media vuelta, arrojó algunos libros sobre la cama y volvió a salir de la habitación a pasos largos.

Remus frunció el ceño y James respiró profundamente. De cualquier manera no importaba...

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La segunda noche Filch no se apareció, aunque tuvieron algunos problemas cuando Peeves se les atravesó en el camino, saltando, chillando y arrojando tachuelas por todas partes.

Sirius había tenido que usar su varita para despejar el camino hacia la biblioteca.

Tenían ya más de dos horas y media revisando pergaminos con la escritura de los estudiantes de Hogwarts y no había habido mucho éxito hasta el momento.

Incluso Peter se había quedado dormido sobre una pila de libros, sentado en una silla cualquiera.

Sirius se reclinó sobre un estante y miró a su mejor amigo de mala gana.

"James, van a ser las 3 de la madrugada.. Vayámonos ya."

"¡No!" exclamó el animago, sin volverse para verlo. "Tenemos que encontrar al dueño de ésta letra y no me voy a rendir hasta que lo hagamos."

"Está bien si tú no lo haces, pero yo tengo mucho sueño." refunfuñó, bostezando ampliamente.

James lo miró de reojo.

"No te obligué a que vinieras."

"...no, pero..."

"Como sea. Si quieres irte asegúrate de llevar a Peter contigo."

"¿Qué?"

Luego nada, más que el crujir de los pergaminos entre las manos de Prongs.

Levantando una ceja y jugueteando con su varita mágica entre los dedos, Padfoot dedicó una mirada a un pasillo contiguo, bloqueado con una cuerda. El área de libros de magia negra que solamente los últimos años ocupaban.

Sonrió, vagamente, y torció los ojos.

"Bueno, estoy en séptimo." murmuró, y echó a andar a pasos largos, dejando a James sumergido en su propio mundo.

Potter se acomodó los anteojos y dio vuelta al pergamino de Snape, Severus, riéndose entre dientes.

"Seguro."

Tomó uno más. Sirius se había quedado callado y solamente podía escuchar los ronquidos de Peter al fondo. Pero no le dio importancia.

"Shacklebolt, Kingsley." arqueó sus cejas. "Aja.."

Había sido amigo de Kigsley desde que éste entró a primero (era un año menor que él pero mucho más alto. Peter decía que parecía de 19 años.) y, sencillamente, si hubiese sido él ya se habría dado cuenta.

En todo caso la letra áspera de Shacklebolt no coincidía con la letra alargada de su admirador secreto.

Regresó el pergamino a su lugar y, estirándose para tomar otro, su corazón dio un vuelco.

El zumbido de algo cortando el aire encerrado de la biblioteca le hizo volverse de golpe para encontrarse una nueva flecha, incrustada a pocos centímetros de su cabeza, en uno de los estantes de madera.

La tomó con fuerza y se volvió para buscar a sus amigos.

"¡Sirius, mira esto!"

Pero Sirius no respondió. Sirius ni siquiera estaba ahí...

Sintiendo cómo su corazón comenzaba a acelerarse, dio un par de pasos hacia Wormtail, que todavía dormía, y desató el pergamino.

Bajó la mirada y leyó:

"¿Qué es lo que estás buscando, James Potter?"

Un hueco se abrió dentro de su estómago, vertiginosamente.

¡É-él lo sabe!

Arrugó el papel dentro de su puño, cada vez más asustado, y sus ojos castaños escrutaron la oscuridad de la biblioteca rota solamente por el débil resplandor del Lumos. La flecha había salido de algún lugar dentro de la biblioteca, eso era seguro, pero... ¿Dónde? ¡Y Sirius se tomaba muy en serio la oferta de largarse!

Dio otro paso.

"¿H-hola?"

El silencio le respondió, apacible, seguido por un ronquido de Peter.

"¿H-hay alguien aquí..?"

Nada. Su corazón le dolía dentro del pecho y, como pudo, se apresuró hacia Peter, con intenciones de despertarle y salir corriendo de ahí.

Pero su intento fue frustrado cuando alguien tiró de él hacia atrás, colocando violentamente una mano sobre su boca y golpeando su espalda contra el pecho firme de alguien.

"¿Por qué me buscas?" susurró una voz masculina, a su oído, enviando sensaciones de frío y calor entremezcladas por todo su cuerpo.

Pero James no pudo ver a nadie. No todavía.

continua...