CAPÍTULO 7

Sakuratsukamori: ¿Qué quiere decir "curras"?

Diabolik: Si es él.

Helen Black Potter: Para eso están este capítulo y el que sigue.

BISHOUJO-HENTAI: No fue un sueño O.o.. ¿Por qué? ..momento o-o… ¿Cortada? –relee el fic para revisar eso O-o- …oh, bien, eso… en realidad creo que lo escribí así porque el capítulo 7 vino después de un largo hiatus entre él y el 6 y por lo mismo no recordaba bien lo sucedido anteriormente, pero según esto James se cortó debido a que el mijo de las flechas le rompió los anteojos y él tuvo que recogerlos, cargarlos y después tirarlos a la basura o repararlos, yo que sé… digo, como yo siempre me cortó cuando sostengo un cristal roto (y admito que soy bastante torpe) por inercia se me dio el escribir esa escena :P además deseaba hacer algo diferente (aka que su admirador entrara en la habitación y hubiera una escenita ea ea que cambié por el lemon entre Sirius y James) pero al final acabó siendo Peter el que llegó XD ah, como sea. Sobre lo de Lily y Remus.. bueno, según yo, Remus quería con Evans, y para que ninguno de los dos acabara interrumpiendo en la relación de Sirius y James como suelen hacer en todos los fanfics habidos y por haber, pues decidí colocarles juntos n.n

RsMoony: ¡A mí también me gusta que sea así! –omg, que masoquista soy xD-

Ana-San: Claro, todos lo sabíamos xP

Stargirl: o.ou…

CAPÍTULO 8

Diabolik: Gracias, bye n.n

BISHOUJO-HENTAI: Pues que Sirius se metió con James a la cama, después de esto comenzó a actuar como si fueran novios o algo así y James no entendía nada, igual que tú, hasta que se fastidió y le dijo lo que sentía. De ahí que Sirius saliera huyendo, asustado, porque aunque ya sabía lo que Prongs sentía éste nunca se lo había dicho y le shockeó escucharle decírselo abiertamente o.o

Helen Potter Black: Claro, hasta pronto.

Ana-San: Aquí está D

Sayuri: Pues celos no son xPP

Stargirl: Jeeeeeeeer! A todos les doy miedo en situaciones así, mwahaha! xD Nah, James no es indefenso, pero está todo traumatizado el pobre o.oU Gracias por todo n-n

KisaLUCK: Estoy tratando, aunque con esto de que me entregué en cuerpo y alma a escribir mi adorado fanfic de Inuyasha (Waaaah, Bankotsu-sama rlz ;W;!) no me había dado tiempo ni inspiración para continuar algo de HarryPé o.oU pero estamos llegando al final, y créeme que es algo muy difícil para mí xD gracias a que ustedes jamás me dejaron en pax nn gracias por eso.

Notas: Shit! XD Bien, sinceramente no sé si alguien ha leído Gorgeous Carar, pero no pude evitar imaginarme, al menos en éste capítulo, al admirador secreto de James como Noir ;0;! Así todo sexy, malo y vestido de negro ;-;… ah, como sea… Se sigue viendo cuero xD

WUNDERDING

9- I can't believe IT…

Los pasos apresurados de James Potter resonaron por las escaleras vacías. Por aquellas horas seguramente todos estarían cenando en el comedor, menos él, que corría hacia la siguiente planta sin saber realmente adonde deseaba ir.

Bien, en realidad esto último era mentira, puesto que sabía de sobra adónde quería llegar, más el hecho de no saber en qué punto del castillo (e incluso si es que seguía dentro) se encontraba Sirius Black era algo mucho más difícil si no se contaba a la mano con el utilísimo Marauder's Map, como era su caso. Pero de todos modos siguió corriendo, con la torre de Gryffindor ni siquiera un poco visible dentro de su mente, y al final de las escaleras empujó bruscamente un cuadro hacia un costado, dejando a la vista un estrecho pasillo oculto que daba hacia alguna parte que en aquél momento él no recordaba.

Es sólo que en aquél momento, maldiciéndose mentalmente por lo que acababa de hacer, reconsiderando los sucesos de las últimas horas y principalmente pensando en la reacción de Padfoot, no podía darse el lujo de preocuparse por cosas tan banales como el hecho de recordar que más adelante había una trampilla colocada en posición inversa que iba a dar al piso anterior hasta que estuvo cayendo por ella con un grito ahogado. Y el crujido de huesos que siguió al golpe en el que apenas si tuvo tiempo para transmutar a gamo y caer con las cuatro patas extendidas envió una desagradable onda de dolor que recorrió todo su cuerpo, hasta la punta de las astas, y le obligó a soltar un gañido de dolor. Y segundos después se desplomó por completo sobre el piso polvoriento, aún dentro de un pasillo oculto que había visitado sólo una vez anteriormente, cuando exploraban y todos cayeron por la vieja trampilla.

"¿Qué tenían los fundadores en mente?" gruñó, irritado, cuando recuperó su forma humana y consiguió frotarse piernas y brazos con las manos.

'¿Te encuentras bien, James?' su rostro se volvió hacia un costado, sorprendido. ¿Sirius ahí? Bien, ciertamente acababa de escuchar su voz, pero cuando se disponía a responder, pudo oírse a sí mismo riendo entrecortadamente. 'Nada que una noche entera durmiendo no pueda reparar.'

Sacudió su cabeza entonces. La voz de Peter acababa de decir algo, apagada, pero del mismo modo en que hizo tiempo atrás, no le prestó atención.

Se trataba solamente de un eco encerrado entre las cuatro paredes del estrecho túnel. Lo último que se habían dicho en aquella ocasión, tras caer todos en tropel, y que no había podido escaparse debido a la escasez de puertas o ventanas. Lo último que escuchó de Sirius esa vez, mientras él le tendía la mano, sonriendo, y a su memoria las imágenes de un rostro delgado y de piel pálida acudían en tropel, precipitadas y tan fugaces que apenas si pudo verlas.

Se abrazó a sí mismo, tosiendo dentro de la cortina de polvo que se había levantado con su caída, y caminó hacia la salida, tanteando el camino entre la oscuridad y olvidándose momentáneamente de su extraviada varita mágica. Y tropezando de vez en cuando, se abrió paso tras un retrato grande y viejo que cubría la entrada al antiguo corredor: uno que daba justo frente a la puerta de la biblioteca.

Y sin saber bien por qué, se sacudió la túnica momentos antes de atravesar el pasillo a pasos largos y adentrarse en el amplio salón repleto de libros. Sabía bien que sería el último sitio que Sirius Black visitaría en una situación como aquella, pero de todos modos entró. Era casi como si estuviera llamándole…

"¡James!"

Dio un salto terriblemente penoso cuando una voz interrumpió el hilo de sus pensamientos (o tal vez no pensamientos). Giró la cabeza y se topó de frente con Remus Lupin, quien llevaba una tanda bastante considerable de libros apilados sobre sus brazos y le miraba con una ceja arqueada.

"M-Moony…"

"¿Qué haces aquí, James¡Se supone que deberías estar cenando!"

"Jooo." Se quejó Potter, frotándose una mejilla adolorida. "No te veo en disposición de reclamarme…"

"Bien, yo soy el encargado de ayudar a Madame Pince esta semana, por si no te enteraste hace un par de días, cuando se los dije a todos o.ó".

"Ah… ¿Si? No estaba poniendo atención n-nUu"

"Veo que no." Sonrió Lupin, sacudiendo su cabeza de forma agotada. "¿Buscabas algo en especial tan tarde?"

"Yo…" James titubeó. Bien, sabía de sobra que estaba buscando a Padfoot para meterle una regañina, darle el puñetazo que le había estado haciendo falta desde hacía unos días, y ponerle bien en claro que él no era nadie con quien pudiese jugar y botar cada vez que sintiese ganas. Pero de ahí a decírselo a Moony, y encima confesarle que había entrado ahí sin saber por qué… bueno… "Estaba… buscando el libro para la tarea de… McGonagall…"

Remus frunció el cejo por un momento, sabiendo de sobra que Prongs le mentía, pero de todos modos dejó que sus facciones se relajaran, dándose la media vuelta y avanzando a pasos largos hacia una de las mesas que había cerca. Depositó ahí los libros antes de volver a ver a su amigo.

"'Transformaciones Avanzadas 3'¿No? Si, está en el estante de los libros de Mutaciones, por la derecha." dijo, levantando un brazo para señalar un pasillo de libreros que torcía hacia un costado, lejos.

James se limitó a cabecear, nervioso.

"Si… bueno, voy a buscarlo… sigue trabajando tan bien, Moony, y la próxima vez esperaré verte con vestido sentado detrás del mostrador." Rió, divertido, antes de escabullirse por un pasillo cualquiera justo a tiempo para no recibir el golpe del pesado tomo de recetas que se estrelló contra el estante apenas dos segundos después de que el animago hubiese desaparecido por él. Y luego echó a andar, observando vagamente los títulos de los libros dispuestos por orden alfabético y asignatura en los altos anaqueles de madera pulida.

En realidad no sabía lo que estaba buscando, aunque le resultaría conveniente encontrar ese susodicho libro de tarea, por lo que continuó caminando un rato más, leyendo títulos de reojo y observando los tamaños y formas tan distintos de un tomo al otro.

Arcos y flechas. Menesteres de la era medieval.

Se detuvo brevemente, extendiendo la mano para agarrar el tomo que le había llamado la atención, cuando un cierto número de pasos a pocos metros de él le sorprendieron, empujándole a girar el rostro bruscamente. Habían venido de la izquierda, pero no pudo ver nada más que un estante cualquiera después de que el sonido se dispersó.

Gruñó, irritado. Sería algún otro alumno perdido como él entre el océano de libros.

Sus ojos regresaron a su punto original. Arcos y flechas. Iba a tomarlo una vez más, cuando los pasos, ahora más cercanos, regresaron. Y esta vez, cuando se volvió, pudo ver cómo un trozo de túnica negra desaparecía al final del pasillo con un movimiento seco.

Sus hombros se encogieron en ese momento, ligeramente.

"¿Hay alguien ahí?"

Obviamente lo había, pero nadie le respondió. Así que se olvidó de aquél libro repentinamente, y sintiéndose de algún modo asustado, empezó a caminar de regreso por donde había llegado. No había problema, sería algún otro chico de Hogwarts… pero por lo mismo no podía entender por qué estaba sintiéndose tan incómodo… Los pasos regresaron en ese momento, detrás de él, pero cuando James se volvió nuevamente no había nadie. Estaba volviéndose todo muy irritante, así que su caminar se convirtió en ese momento en una carrera loca por salir de aquél lugar (y se maldecía por haberse internado tanto en la cochina biblioteca) mientras, en un corredor contiguo, alguien más corría, al mismo paso que él.

O al menos fue así hasta que, repentinamente, los pasos volvieron a desaparecer sólo para que, en medio de su huída, alguien se interpusiera en su camino, al final del largo pasillo, vistiendo ropas negras, guantes blancos y una especie de sombrero de copa, adornados todos con un antifaz que le cubría los ojos. Estaba sonriendo, James podía verlo aunque estuvieran separados por más de 5 metros, y de alguna forma suponía que el arco y flecha que sostenía entre las manos y con los cuales le apuntaba tenían algo que ver.

"�¿Qué es lo que quieres!" gritó el animago, demasiado orgulloso como para admitir que tenía miedo, a la vez que retrocedía un par de pasos. "�¡Dijiste que deseabas verme esta noche, pero aún no es el momento¿Por qué no me dejas en paz al menos durante las horas en que puedo permanecer lejos!"

Pero el extraño siguió sonriendo, apuntándole con la flecha mientras dejaba que una corriente ventosa que había venido de alguna parte fuera de lugar pero daba un airecito dramático a la escena le agitara la capa y el cabello.

"�¡Déjame solo!" pidió James, enfadado. "�¡El hecho de enviarme cartas, entrar en mi habitación y acosarme no te da ningún derecho a seguirme a todas partes y mucho menos a interferir con mi vida!"

Nada. Él seguía mirándole con aquella sonrisa que James no supo si odiar o amar.

"No entiendo que te he hecho yo…" su voz bajó su volumen considerablemente. "Qué fue lo que te di para que consideraras que podríamos sostener algo, o por qué me persigues de este modo, pero yo… yo no puedo… ¡No puedo amarte¿Es que no lo entiendes¡No puedo porque estoy enamorado de alguien más!"

Tal vez hubiera esperado que aquél chico se desanimara, bajara su arma y se alejara de ahí, llorando, posiblemente después de reclamarle por haberle dejado ilusionarse; pero él jamás se marchó, ni dejó de apuntarle, y mucho menos de sonreír. De hecho, a cada una de sus palabras podría asegurar que su sonrisa se ensanchaba, más y más, hasta que una insípida carcajada se escapó de sus labios y sin ninguna clase de consideración soltó la flecha, que de no haber sido porque los reflejos animales se habían acrecentado en el cuerpo de Prongs éste no hubiera podido esquivar.

"Eres muy lindo, James…" le escuchó decir, desde el otro extremo, segundos antes de que desapareciera con un estallido. Y Prongs jadeó, pesadamente, más cuando se volvía para asegurarse de que había vuelto a quedarse solo, el rostro del desconocido justo frente a él consiguió sorprenderle incluso más que la flecha incrustándose en la repisa cercana a él.

Las manos enguantadas del arquero se cerraron en ese momento sobre sus muñecas, empujándole fuertemente sobre el piso hasta que ambos cayeron con un sonido sordo, uno sobre el otro (o el otro sobre James), y la cabeza del extraño se inclinó hasta que sus labios pudieron rozar suavemente el trozo de piel desnuda en el cuello de James, debajo de la tela de la camisa medio desabotonada.

Y Prongs abrió la boca, sintiendo cómo sus mejillas ardían al mismo tiempo que dejaba que un jadeo se escapara de sus labios. Había cerrado los ojos tras el impacto de la caída y no se sentía con ningún deseo de luchar, por lo que no opuso resistencia cuando una de las manos del otro chico soltó su muñeca y se hizo camino por su pecho, presionando suavemente la piel bajo su ropa hasta que tiró con brusquedad de su corbata roja y dorada. En ese momento gimió, fuertemente, sintiendo cómo los caninos del desconocido se enterraban en su garganta, estirando y succionando de un modo tan violento que tuvo miedo. Porque le había lastimado, pero sobre todo porque aquella forma tan única de poseerle le recordaba a alguien… Alguien que no debería estar en sus pensamientos en aquél momento…

"Quiero que entiendas, James…" susurró el otro, con sus labios todavía pegados a la piel suave del animago mientras subían por su cuello hasta tocar su barbilla. "…que tú me perteneces… sin importar la forma o el nombre que yo tenga…"

Los ojos marrones de Potter se abrieron en ese momento, ensanchándose hasta que le dolió, y pudo ver detrás de la cortina de mechones oscuros, el cristal de sus anteojos y el material del antifaz cómo dos brillantes ojos grises le observaban divertidos.

Oh por dios…

Se impulsó hacia atrás, tratando de alejar al arquero de él, pero solamente pudo caer boca abajo, con las manos del extraño tirando fuertemente de su cintura.

"James… ¿Por qué te resulta tan difícil? No puedes escapar de mí… no podrás hacerlo… porque desde el primer momento que te vi reclamé tu posesión, y tú lo sabías."

Prongs jadeó, pero no dijo nada por un momento. El peso del otro cuerpo sobre el suyo le lastimaba, así como los cristales de sus gafas presionándose contra el piso. Pero no iba a darle el gusto de escucharle chillar.. no por el momento, mientras seguía sin saber quién era, o peor aún, sin poder afirmar que era quien él pensaba…

"Lo sabía…" balbuceó, con su nariz tocando el piso frío de la biblioteca. "…y tú lo sabías… ¿Verdad, Sirius?"

Escuchó una risa mórbida a su espalda, golpeándole la nuca y consiguiendo que se le erizara el cabello, pero el otro no le respondió.

Se puso de pie, sacudiendo la tela áspera de su ropa, y luego miró al frente hacia el final del pasillo.

"…haces demasiadas conjeturas, James Potter…" dijo, con un siseo, y el rostro de James se volvió hacia él cuando intentó incorporarse él también. Los ojos grises del arquero le miraron, alegres, y una sonrisa divertida se dibujó en sus labios. "Es por eso que me gustas tanto." Después dio un saltito en retroceso, hasta que estuvo alejado al menos un metro de él, y quitándose el sombrero hizo una inclinación, dejando que su cabello negro se agitara con el viento que arremolinó su movimiento antes de volver a ponérselo, decirle adiós con la mano y desaparecer en medio de un estallido a los que James se había acostumbrado.

Los había visto tantas veces…

Se quedó un rato más sentado en el piso, observando con ojos grandes el sitio por donde su admirador secreto se había marchado y sintiendo cómo sus mejillas se ruborizaban.

Se sentía tan estúpido… Acababa de hacer una acusación¡Le llamó Sirius! Y él… ¿Realmente era él…?

Llevándose una mano a los labios para palpar el lugar en donde la boca caliente del otro se había encontrado segundos antes, mordiendo… tan excitante…

"Sirius…" murmuró, abrazándose a sí mismo todavía de rodillas sobre el piso, sin saber que hacer o pensar, cuando, repentinamente, una voz se levantó a su espalda:

"¿Qué?"

Su rostro se volvió al instante, sorprendido, y ahí, de pie al final del corredor y sosteniendo un par de libros en las manos estaba Sirius Black, sin su túnica, con el jersey desacomodado y los primeros botones de la camisa desabrochados mientras la corbata le caía holgadamente sobre el pecho.

Le miraba con una ceja arqueada y una expresión indefinida en su rostro, casi melancólica. O al menos eso fue lo que James creyó, girando la cabeza y sintiéndose como un verdadero imbécil.

"Sirius…"

"¿Qué?" repitió el animago, irritado y apartando de su rostro un mechón de cabello que había osado caer sobre su frente de forma extraña.

"¿Q-qué haces aquí?"

Sirius se encogió de hombros.

"La tarea… McGonagall nos explota, ya sabes, y no quiero llegar mañana por la mañana pidiéndole sus apuntes a Wormtail." Rió, frotándose la nariz con un dedo y caminando hacia su amigo sentado en el piso. "¿Qué haces tú por aquí?"

James le devolvió la sonrisa, apenado.

"Bien… tú sabes, aquí tomando el sol…"

"Pues bien que te hace falta con esa piel lechosa que tienes." Se burló el más alto, tendiéndole una mano para que se levantara.

Y James la tomó, sintiendo el tirón del otro hasta que sus cuerpos chocaron sólo para que segundos después se apartaran, tan rápido que Prongs casi vuelve a caerse.

Ambos se habían ruborizado ligeramente.

"O-oye, Sirius…"

"¿Si?"

"De verdad… ¿Qué haces aquí?"

"Ya te lo dije." Gruñó Padfoot, nervioso y con la mirada fija en el piso y la cabeza agachada. No se atrevía a mirar de frente a James, quien por su parte tampoco había levantado el rostro para verlo. "Estaba aburrido porque tú no estabas en la torre, Moony está haciéndola de bibliotecaria regañona y Wormtail… bueh, sinceramente prefiero no acercármele… creo que anda en celo."

James rió todavía más fuertemente, imaginándose al regordete muchachillo persiguiendo a Sirius por toda la habitación (y no pudo evitar ruborizarse cuando los de su visión no eran Wormtail y Padfoot, sino éste último y él mismo) mientras éste chillaba pidiendo ayuda.

"…y… ¿No viste a nadie más?"

Black frunció el cejo, irritado.

"A ti."

Suspirando, Potter levantó la mirada hasta toparse con la de Sirius, quien le miraba de forma extraña. En ese momento ambos se quedaron callados, simplemente mirando uno dentro de los ojos del otro, buscando la verdad… bien, Sirius sinceramente no había visto a nadie salvo a él; y James… James no sabía que pensar.

Giró nuevamente el rostro, sintiendo cómo su corazón palpitaba apresuradamente y sus mejillas le escocían. Era todo tan incómodo, pero no iba a negar que le gustara sentirse tan cerca de Sirius.

"¿Hay algo que quieras decirme?" inquirió Padfoot, pasando a su lado y caminando hacia el final del corredor, por el cual torció siendo seguido de cerca por Prongs.

"N-no… ¿Y tú?"

El joven cánido sonrió, ligeramente, pasándose la lengua por los labios de forma monótona.

"No que yo sepa…"

"Bien."

"Bueno."

Luego caminaron en silencio, escuchando el sonido de sus pasos sobre el piso de mármol y el arremolinar de sus túnicas cerca de sus piernas conforme avanzaban.

James parpadeó. Había una mesa al final del otro corredor, cubierto de libros de transformaciones y pergaminos desenrollados que no había visto minutos antes, cuando pasó por ahí buscando nada en particular.

"¿Tienes mucho rato aquí?" quiso saber, frotándose la nuca descuidadamente. Y a su lado Sirius bufó.

"Desde que te dejé hace un rato."

"Ah…"

Bien, las conversaciones con Sirius se habían vuelto verdaderamente incómodas desde… eso. Y no es que le molestara estar con él, incluso si le guardaba un poco de rencor por el hecho de haberle estado usando y desusando a su antojo los últimos días, y sino al contrario, pasaba que se sentía tan nervioso y feliz con el simple hecho de que él le volteara a ver, que las palabras no podían fluir con tanta facilidad como antes.

Y Sirius se daba cuenta.

Era por eso que lo había hecho todo

Dejando caer pesadamente los libros sobre la mesa, Padfoot se sentó en una silla cualquiera, arrastrando un pergamino y viendo de reojo cómo James se sentaba a su lado, con el rostro inclinado y las mejillas visiblemente enrojecidas. Así que no pudo evitar sonreír, sintiéndose extrañamente enternecido y con deseos de levantarse, caminar hasta él y abrazarle mientras le repetía una y otra vez que no deseaba lastimarle y que…

"Estuvo aquí hace un rato¿Sabes?" la voz de James interrumpió el hilo de sus pensamientos, consiguiendo que se ruborizara él también bajo la cálida mirada marrón.

"¿Ah..si¿Q-Quién?" consiguió tartamudear, apartando la vista y volviendo a enterrarla en un grueso tomo abierto por la mitad frente a él.

"Ese chico…" la mano de Prongs tomó descuidadamente una pluma sobre la mesa. "…y fue muy extraño, porque me dijo que… que sin importar qué nombre tuviera, yo… yo le pertenecía…"

Sirius no pudo evitar que una sonrisa sarcástica se dibujara en sus labios.

"¿Eso te dijo?"

James cabeceó, torpemente, y la sonrisa de Padfoot se ensanchó.

"¿Y tú que piensas?"

Hubo una pequeña pausa entre la pregunta y la respuesta que se vio interrumpida por el golpe de la pluma cayendo de la mano de James a la mesa.

Los latidos del corazón de Potter eran bastante audibles para Black, dados sus desarrollados sentidos caninos, mismos que consiguieron que su propio corazón se acelerara para desagrado de éste último.

"…yo…"

"¿Le perteneces a ese sujeto, o…?"

Ambas miradas volvieron a encontrarse, momentáneamente.

"¿A.. a qué te…?"

"Tú debes entender mejor que nadie lo que siento por ti." Repuso Black, hurgando dentro de uno de sus bolsillos en busca de un cigarrillo. Estaba sintiéndose demasiado nervioso para su propio gusto y bienestar, así que lo puso en sus labios y con un movimiento rápido de su varita le prendió fuego.

James le había visto hacer todo aquello con los ojos bien abiertos y el rostro lleno de confusión.

"…lo… ¿Lo que tú sientes…?"

"Vamos, no quiero que me hagas repetirlo." Carraspeó Sirius, girando su rostro ruborizado hacia un costado.

"P-pero…"

"Sólo quiero que me digas…" una de las manos de Padfoot apretó el pergamino hasta rasgarlo ligeramente. "…si nos tuvieras a él y a mí enfrente, pidiéndote por una decisión…"

"¡Sirius, yo te amo!" exclamó James en ese momento, sabiendo que toda su cara debía haberse convertido en una máscara de ansiosa determinación, de esa tan inocente que tanto encantaba a todo el mundo y que consiguió capturar toda la atención de su mejor amigo en aquél instante. "…si… si realmente pudiera yo elegir entre tú y cualquier persona del mundo, te puedo.. te puedo asegurar que yo… te escogería a ti…" luego inclinó la mirada, encontrando con sus temblorosos ojos avellanos el texto sobre una página cualquiera de un libro de transfiguraciones mientras esperaba por alguna clase de respuesta proveniente del otro.

En la edad media, las brujas y brujos tenían como costumbre adoptar formas animales que incluyeran el color negro.

Ah, pero que… hasta en los libros se aparecía Black cuando no lo necesitaba.

"…James…"

Le dolía la cabeza por tanta presión.

"¿Lo dices en serio?"

Cabeceó, atropelladamente, antes de atreverse a levantar la mirada sólo para toparse con un Sirius sentado holgadamente sobre la silla, mirándole con los ojos entrecerrados y una sonrisa relajada en los labios.

"...yo…"

"¿Qué es eso que tienes en el cuello?"

Las situaciones vividas minutos antes con aquél extraño en un corredor cercano a ese, ambos sobre el piso mientras sus colmillos le estrujaban la piel del cuello le llegaron a la cabeza en tropel, consiguiendo que se ruborizaba más si es que era esto posible y volviera a inclinar la cabeza, esta vez deseando verdaderamente marcharse de ahí cuanto antes.

Mordiendo la colilla del cigarrillo, Padfoot rió, entre dientes.

"Mira, James…"

"No.. no lo entiendes… yo tampoco lo entiendo, pero… puedo asegurarte que…"

"No, no lo hagas." Sirius se puso de pie en aquél momento, cogiendo su mochila de la silla contigua y echándosela al hombro. Caminó un par de pasos hasta estar de pie a un lado de Prongs, quien levantó la cabeza para verle. "Sé la clase de situación por la que estás pasando, y déjame decirte que te entiendo… yo mismo no sabría como actuar en un momento así, mucho menos sabiendo que te amo a ti mientras un psicópata me asedia enviándome cartas anónimas todos los días."

Los ojos de Potter se ensancharon.

¿Qué había dicho?

"Cuando te sientas verdaderamente seguro…" inclinándose, Padfoot sujetó a James por el mentón, tirando de su rostro hacia él. "…puedes confiar en que estaré esperándote con los brazos abiertos… porque…" pero James no pudo escuchar el por qué, puesto que sus labios se encontraron una vez más en ese instante, suavemente, casi como si temieran herirse, y tan efímera y rápidamente que apenas si tuvieron tiempo para disfrutar de su encuentro.

Sirius se giró entonces, bostezando profundamente y volviendo a ponerse el cigarro entre los labios al mismo tiempo que avanzaba hacia la salida de la biblioteca.

"Le diré a Moony que te deje abierto un rato más para que puedas hacer tu tarea." Agregó, sacudiendo una mano.

James permaneció mirándole en silencio y todavía completamente estupefacto el tiempo necesario para que Sirius se alejara algunos pasos de él.

"¡Hey!" llamó entonces, jadeante, y pudo ver cómo su amigo se detenía.

"¿Si?"

"…yo…"

"No te demores mucho¿sí?"

"…"

"…y.. si vuelves a ver a ese sujeto, dile de mi parte que…" pero nuevamente James no supo lo que Sirius deseaba decirle, puesto que en aquél momento el zumbido ya conocido de una flecha rompiendo el aire interrumpió sus palabras, pasando tan cerca de la cabeza de Sirius que por un momento Prongs pensó que le habría lastimado, pero sólo para ir a incrustarse en un punto cualquiera de la pared recubierta de estantes con libros.

Las pupilas grises de Padfoot se dilataron horriblemente cuando la imagen de un chico de pie al final del corredor apuntándoles con un arco y una flecha apareció ante sus ojos, mientras reía a viva voz.

"�¡Recuerda bien a quien le pertenece James Potter, Sirius Black!" gritó, y con esto se dio la media vuelta, cubriéndose por completo con la capa negra segundos antes de desaparecer con un estallido.

Y James, de pie junto a la mesa detrás de él, soltó un gemido al darse cuenta de que Sirius se había vuelto para verle con una expresión en su rostro que no reconoció.

"¿Q-quién…?"

"…es.. él…"

Los pasos de Sirius atravesando el corredor, cortando la distancia que les separaba y pasando de largo hasta que tuvo la flecha a su alcance y pudo arrancarla de la pared resonaron por toda la biblioteca. Prongs se acercó a su compañero en ese rato, nervioso.

"¿Q-qué dice…?"

Las cejas de Black se arquearon alarmantemente.

"Torre de astronomía, 24:00 hrs. No lo olvides". El puño de Sirius arrugó el pergamino a la vez que se volvía para ver a su amigo. "Tu cita…"

"…Sirius…"

"�¿Piensas ir?"

James balbuceó penosamente alguna clase de excusa, antes de ser abrazado posesivamente por su mejor amigo, en una especie de súplica muda, y encontró rápidamente un lugar para su cabeza en el hombro derecho de Sirius, quien miraba al piso con expresión perdida.

"James…"

La cabeza del animago fue lo único que se movió en respuesta, mientras sus brazos se aferraban al torso del más alto.

"…te amo…"

Y Prongs no supo bien por qué, pero comprendió que ninguna clase de loco con un arco y una flecha podría hacerle más feliz en aquél momento.

Continua…

�¡OH, SHIT¿POR QUÉ NO PUEDO TERMINAR ESTE FANFIC! XD Bien, nuevamente se suponía que este era el capítulo final, pero aquí vamos… uno más. Les prometo, ahora sí en serio, que el 10 será el último T-T (sin contar el epílogo, si es que me decido por escribir alguno) De paso queda mencionar que le dedico este capítulo a Shadil, que cumplió 14 años la otra semana y a la que olvidé felicitar n nuU felicidades, pequeñaja o.o Que la fuerza te acompañe y espero te haya gustado esta cosa XD nos vemos.