Aoshi acababa de llegar a su nuevo "hogar" todo era tan derpimente... las paredes estaban desgastadas por el tiempo, las cortinas lo volvían todo oscuro y él, el estaba solo en un mundo nuevo.

Había vuelto a ser como de pequeño, todas sus esperanzas de que todo cambiara se habían ido.

Iba subiendo peldaño a peldaño las escaleras que le dirigían a su cuarto, según su madre era el ático, creyó que así tendría espacio y intimidad, ella siempre pensaba en él, siempre preocupada. Con el crujir de los viejos escalones llegóa un cuarto grande y luminoso, por un momento pensó qeu había sido transportado a otra casa por equivocación, no concordaba con el resto. Tenía una amplia ventana al fondo del cuarto, suelo de madera, paredes recien pintadas y su futón ya estaba colocado, él ya lo conocía... había vuelto a hacerlo, se había dado esa faena solo para animarlo, siempre se esforzaba para hacerlo sonreir y lo protegía, pensando en su madre la recordó otra vez, Misao, tal vez ahora estaría con Dayu, en realidad le molestaba no haberse despedido de ella, pero no lo creía importante. Ella seguro que se molestaría por ello y solo quería que lo olvidara como lo harían los demás.

Sorprendía verla tan feliz incluso en los momentos más dificiles, era fuerte y el también quería serlo, quería ser valiente como todos no la niña que siempre fué. Iba a cambiar, iba a cambiar para ser como ella, libre. Y no era facil, lo sabía.

Los días pasaron y llegó su primer día, se sentía nervioso, tonto, se sonrió al notar que se sentía como todos los días al ir a clase. Cogió su uniforme nuevo y con paso más firme de lo normal se dirigió a su nuevo instituto.

Era imponente, enorme, vaya, asi que no era público, había oido cosas sobre ellos, decían que eran más estrictos y que era obligatorio practicar al menos un deporte. Subiendo las escaleras vió un cartel, "CLUB DE KEMPO"

Kempo.. ese era un estilo de lucha milenario, uhm, siempre le gustó verlo, sobre todo cuando vió a Misao luchar por primera vez, supo que era Kempo de casualidad pero desde que lo supo no se le olvidó. Era un entrenamiento duro el que había que usar para el Kempo pero había algo que le llamaba la atención con él adquirías fuerza, fuerte! ser fuerte! si! eso era lo que el quería, y su respuesta estaba ah....

RIIIIIIINNNNGGGGGGG!!

Tarde! muy tarde! iba a llegar tarde a su primer día de clase, siguió subiendo las escaleras hasta dar con un pasillo enorme y largo, lleno de puertas ¿cual sería la suya? ya no quedaba nadie en el pasillo, ¿que iba a hacer? se quedó alli parado hasta que un profesor pasó por allí. Se le quedó mirando, llevaba un pequeño cigarrillo en la boca, más bien era lo que quedaba de un cigarrillo. De pronto, lo cogió del brazo y lo arrastró hacia una de las puertas, la abrió, lo empujó dentro sin ningún miramiento y diciendo un "tu nuevo alumno" la cerró otra vez, todo pasó tan rápido que el chico se quedó mirando la puerta como si todo hubiera sido una visión, por lo menos hasta que sintió como alguien carraspeaba ficticiamente sobre él, poco a poco con su miedo característico se giró hacia otro profesor que lo miraba expectante.

- PROFESOR- bien, tu debes ser... Aoshi ¿Shikamori? no... Shibamoki?.. aghhh

-AOSHI- soy Aoshi Shinomori señor

-PROFESOR- ESO! bien, chicos, esta es el nuevo alumno del que os hablaba,- dirigiendose a él- sientate en aquel sitio que está libre.

Aoshi se dirigió algo nervioso hacia su sitio, muchos le miraban y esa siempre le molestó, cuando encontró el sitio sacó su libreta intentando refugiarse asi, en ella.

La clase, pasó en intentar saber de que hablaba aquel profesor ya que iba más avanzado de lo que él iba en su antigua ciudad. Otra vez tocó el timbre, empezaba a gustarle aquel ruido estridente. Aquella señal, si no estaba equivocado indicaba la llegada del descanso. Odiaba quedarse en la clase durante el descanso asi que decidió recorrerse el instituto para conocerlo. Fué de pasillo en pasillo mirando expectante hacia todos los carteles y puertas que le pudieran dar una nueva vista sobre aquel lugar desconocido para él.

Al cabo de un rato deambulando sin rumbo notó el lugar en el que estaba situado el gimnasio, desde luego era bueno, se dirigió hacia él y en él camino iba notando jadeos (no malpenseis) eran jadeos de cansancio, de esfuerzo.

Por fin la luz apuntó hacia dos sombras que se movía con agilidad, con movimientos gráciles sin dejar de ser duros. Si, era Kempo, definitivamente él tambien quería hacerlo. Miró todos y cada uno de los movimientos con toda la atención que podía poner. Hasta, más o menos, descubrir como se realizaban la mayoría de los movimientos, una vez que las sombras acabaron jadeantes en el suelo, el se dirigió otra vez a la clase. Esta acción poco a poco se combirtió en una rutina, era lo único que le llamaba la ateníón de todo aquel lugar. Quería ser como aquellas sombras, qeuría ser como Misao, y aun que odiara pensarlo, como Dayu.

Con el tiempo, el arpendió los movimientos de memoria, y un día en casa intentó realizarlos, eran más dificiles de lo que pensaba, pero no se iba a rendir...

El plazo para la elección del deporte que iba a realizar durante el tercer semestre (recordemos que Aoshi llegó a mitad de curso) llegó cuando repartieron la solicitud, rezó para que los de su curso pudiesen realizarlo, y allí estaba. Ideas llegaron a su mente, más biuen temores, era cierto que él había entrenado mucho, pero no tenía ni idea, ¿estaba seguro de que quería intentarlo? pensó en muchas cosas y en ninguna y solo una prevaleció, ser fuerte, esta vez, decidido eligió el deporte.

CONTINUARA.........