Capítulo 3

Ambos tomaron un tren que los llevaría hasta Saitama. Mucha gente se sorprendió al ver al conocido capitán del Toho y jugador de la selección.
-¿Qué tanto miran, eh? –preguntó Paola fastidiada -Ignóralos –le recomendó Kojiro, que miraba distraído por la ventana -Oye Kojiro¿puedo preguntarte algo?
-Dime.
-¿Por qué estabas triste toda la mañana?
-Porque... –respondió Kojiro, mirando fijamente a Paola con un dejo de tristeza- Mi madre está enferma y necesitaba ir a verla -¿Tu madre? Oh, lo siento en verdad –dijo Paola acongojada- Debes quererla mucho para ponerte así -¿Acaso tú no quieres a tu madre? –preguntó Kojiro extrañado -Si la conociera bien, supongo que sí lo haría –respondió la joven, causando sorpresa en su amigo- Verás, ella y mi padre se divorciaron cuando yo era muy pequeña y cada uno tomó un rumbo diferente. Supuestamente yo debía quedarme con ella, pero no quiso porque no se sentía capaz de criarme sola, así que le pidió a mi padre que lo hiciera. Él accedió, pero tampoco pudo hacerse cargo de mi, por eso contrató a una niñera, mi Nana Tomiko, quien me cuidó mientras era pequeña. Pero con el tiempo el resto de mi familia se dio cuenta que no era posible que yo viviera así, sola, en compañía sólo de una sirvienta, así que los padres de Genzo decidieron encargarse de mi tutela y fue así como terminé hace años viviendo con Genzo -Y como luego terminaste estudiando en el Toho... –concluyó Kojiro atónito por el relato -Así es –aseveró Paola- Estuve un lindo tiempo en el colegio, pero después me obligaron a regresar a Alemania con mis tíos y porque mi padre se establecería allá -Has pasado por mucho en muy poco tiempo –confesó el muchacho -No lo sé, pero todo eso, y algunas cosas más que me ocurrieron en Alemania, me enseñaron a madurar -¿Te lastimaron, verdad?
-¿Por qué preguntas eso? –preguntó Paola extrañada, viéndose descubierta -Porque pese a tu fingida alegría hay algo en tu mirada que te delata -Mi mirada...quizá tengas razón y necesite tiempo para sentirme nuevamente feliz –analizó Paola pensativa -¿Quién te lastimó tanto? –preguntó Kojiro curioso, algo que a él mismo le sorprendió -Je, no sabía que tenías ese ladito tan preguntón –bromeó Paola- Algún día, capitán, podré contártelo, por ahora no puedo porque aun es una herida abierta

Kojiro volvió su mirada distraída al paisaje que rápidamente pasaba ante sus ojos a través de la ventana, mientras Paola bajaba la vista con tristeza, suspirando.

-------------------------------------------------------------

Una vez que llegaron a la estación de Saitama se fueron caminando en silencio hasta una zona de clase media. Se detuvieron frente a una sencilla pero bonita casa, que Kojiro se quedó contemplando, mientras Paola lo veía conmovida. Un niño se asomó por la puerta y se acercó corriendo a la reja exterior.
-¡Hermanito! –gritó el pequeño niño, abrazando con cariño a Kojiro por la cintura -Hola Masaru -respondió Kojiro con aquella ternura que sólo expresaba con su familia -¡Vamos, entra, los demás estarán contentos de verte! –exclamó Masaru, jalando a su hermano que no oponía resistencia, mientras Paola lo seguía

Entraron, pese a la sencillez de aquella vivienda, eso no le quitaba la belleza y limpieza del lugar. Cada cosa estaba en el lugar adecuado, cada cuadro colocado de forma impecable, un lindo ramo de flores en un florero de vidrio azul en el centro de la mesa y un rico aroma saliendo de la cocina.
-¡Naoko, ven, Kojiro llegó! –gritó Masaru a todo lo que le daban sus pulmones, sin soltar a su hermano

Una niña unos años menor que Paola se asomó por la cocina, limpiándose las manos con el delantal que tenía puesto. Al ver a su hermano también corrió a abrazarlo con cariño.
-¡Kojiro, te extrañamos mucho hermanito! –exclamó la niña emocionada -¿Y Takeru? –preguntó Kojiro sonriéndole con cariño a sus hermanos -Fue a comprar unas medicinas para mamá –contó Masaru- Seguro regresará pronto -¿Y dónde está mamá? –volvió a preguntar el capitán del Toho, esta vez algo triste -Está en su dormitorio descansando –contestó Naoko- Yo le estoy preparando una rica sopa de pollo -¿Tú eres la que está cocinando? –se le escapó a una sorprendida Paola, que recién fue notada por los hermanos de Kojiro -Así es –respondió Naoko- ¿Pero tú quién eres? -¡No me digas que eres la novia de mi hermanito! –exclamó Masaru contento- Eres muy bonita.
-Je, gracias –respondió Paola algo avergonzada por el comentario -Ella es mi AMIGA Paola –aclaró Kojiro apenado- Vino acompañándome -¡Hermanito! –se escuchó una voz emocionada detrás de ellos -Hola Takeru –dijo Kojiro sonriéndole a su hermano, que fue a recibirlo con un abrazo -¿A qué hora llegaste?
-Vino hace un momento –contó Masaru sonriendo orgulloso- Y trajo a su novia -Masaru, ya te dije que... –trató de aclarar Kojiro -Hola, soy Paola –se presentó la prima de Genzo- Una amiga de Kojiro -Mucho gusto –dijo educadamente Takeru- Todos los amigos de Kojiro son bienvenidos en nuestro hogar -¿Vamos a ver a mamá? –le preguntó el menor de sus hermanos- Se alegrará al verte

Kojiro sólo asintió y fue con sus hermanos al dormitorio de su madre. Entró y vio cómo ella se encontraba recostada en su cama, dormitando, algo pálida, con sudor que le bañaba la frente. Tímidamente se acercó y se arrodilló junto a ella. De pronto, y suavemente, su madre abrió los ojos y los dirigió con ternura hacia su hijo mayor.
-Kojiro, hijo, viniste –alcanzó a susurrar su madre, que tenía mucha calentura -Sí mamá, no podía dejarte sola -Pero ¿y el colegio?
-Pedí permiso y no me lo negaron –respondió Kojiro, algo avergonzado por mentirle a su madre, pero no tenía otra opción -Qué crees mamá –le contó Masaru divertido, echándose junto a ella y abrazándola- Mi hermanito trajo a su novia, es muy linda.
-¿A tu novia? –preguntó su madre extrañada -Anda, vé –animó Naoko dándole un suave codazo a una avergonzada Paola cuyo rostro hacía contraste con unas rosas rojas que adornaban el tocador de la señora Hyuga -Je, muy buenas tardes señora –saludó Paola con una reverencia- Es un gusto conocerla, soy Paola, una amiga de su hijo -Mucho gusto Paola –respondió la señora, tratando de incorporarse- Discúlpame por recibirte en estas condiciones -No te levantes mamá –le pidió Kojiro -No es necesario señora –dijo Paola con dulzura- Usted debe descansar -Yo estoy preparándote una sopa de pollo –comentó Naoko con orgullo -Y yo te traje tus medicinas –acotó Takeru -Y yo...-trató de decir Masaru, quedándose pensativo- Yo te traje a la novia de Kojiro -Masaru –lo regañó Kojiro avergonzado- Ya te dije que.
-Está bien Kojiro –le dijo su madre sonriendo débilmente- Los felicito a los tres -Mientras ustedes se quedan con mi mamá, yo voy a preparar la cena –dijo Naoko -Eh...¿quieres que te ayude? –preguntó Paola, sorprendiéndose a sí misma, porque bien conocía que ni pelar una papa sabía XD -Bueno, vamos...Paola ¿no?
-Sí, Paola...

Paola y Naoko se fueron hacia la cocina, no sin antes la primera dirigirle una mirada de satisfacción a Kojiro que la veía sorprendido. Masaru fue tras de ellas, ofreciéndose a pelar todo lo que se pudiera. Takeru fue a poner la mesa, dejando a Kojiro solo con su madre.
-¿Cómo te está yendo en el colegio? –le preguntó la señora Hyuga -Muy bien, en los estudios y en el fútbol –contestó su hijo orgulloso -Me alegra tanto que vinieras.
-No podía faltar, necesitaba verte -El médico me dijo que en unos días mejoraré -Pero mamá, ya te dije que no debes trabajar tanto, en un tiempo más yo trabajaré y ya no necesitarás sacrificarte -Lo hago con gusto hijo, porque lo hago por ustedes -Ya hiciste mucho por nosotros, ahora me toca a mi –dijo Kojiro conmovido al ver a su madre enferma -Con que Paola ¿eh? –comentó casualmente su madre en tono pícaro -Mamá, Paola es sólo mi amiga –aclaró Kojiro fingiendo molestia- Llegó hace poco al colegio -Se me hace conocida.
-Claro, si la conociste cuando yo jugaba en el Meiwa –contó Kojiro divertido- Ella solía ir a alentarnos y a hostigar a su primo -¿Su primo?
-Paola es la prima hermana de Genzo Wakabayashi -¿De Genzo? –preguntó sorprendida la madre de Kojiro -Así es¿gracioso verdad?
-¿Y por qué vino contigo hasta Saitama?
-Porque ella se ofreció acompañarme y como nadie le puede decir que no, y aunque se lo digan no hace caso, pues vino conmigo...

Rato después, mientras su madre dormía, Kojiro bajó a ver cómo marchaban las cosas en la cocina, y vio divertido cómo sus tres hermanos menores le enseñaban a Paola, que estaba vestida con un delantal, a hacer todo tipo de quehaceres domésticos.
-¿Ves? Y colocándolo sólo 15 minutos en temperatura media, el arroz te saldrá exquisito –le enseñaba Naoko, mientras Paola veía detenidamente la olla de arroz -Mira Paola –le decía luego Masaru- No se requiere de mucha técnica para pelar papas, es sólo cuestión de saber manejar la muñeca

El niño puso en una mano de Paola un pelador de papas y en el otro uno de los tubérculos; y se puso a enseñarle a pelar papas XD. Divertido, Kojiro se apoyó sobre el marco de la puerta, cruzándose de brazos, tratando de no interrumpir la labor de los cocineros. Después de esforzarse Paola le mostró a Masaru la papa que había terminado de pelar, el niño miró con detenimiento y seriamente la papa cuadrada y más pequeña de lo que era al principio, después sólo atinó a sonreír.
-¡Bien hecho! –la felicitó Masaru- No está mal para una principiante -Ven conmigo –le dijo Takeru- Te enseñaré a poner la mesa correctamente

Como todo un maestro Takeru le enseñó a Paola la correcta ubicación de los cubiertos sobre la mesa y de cómo debían estar colocados los demás complementos en ella.
-El florero debe ir exactamente al medio y no debe ser muy alto para no perjudicar el contacto visual entre los anfitriones que deben sentarse en la cabecera de la mesa -Ah, ya entendí –analizó Paola seriamente -¿Tú también ayudarás hermanito? –le preguntó Masaru, notando la presencia de Kojiro y haciendo voltear a los demás -Eh...yo... –dudó Kojiro viéndose descubierto -Necesitamos peladores de papas –dijo Naoko preocupada, colocándole un delantal a su hermano- La cena está retrasada y debemos apurarnos -Paola también ayudará ¿verdad? –le preguntó Masaru con una sonrisa -Si no se quejan de mis papas cuadradas, con mucho gusto –respondió la Wakabayashi -Disculpa a mis hermanos –le pidió Kojiro, mientras se ponían a pelar papas- Tú eres una invitada y.
-No soy una invitada, prácticamente soy una colada –aceptó Paola entretenida- Además me estoy divirtiendo como hace mucho no hacía y todo gracias a tus hermanos

Paola se concentró en su "ardua" labor, mientras Kojiro se quedaba contemplándola.
-¡Kojiro! –lo regañó Naoko- Deja de distraerte y ponte a pelar que no quiero que la cena se retrase más -Lo...lo siento –se disculpó Kojiro apenado, entre tanto Paola lo miraba de reojo sonriendo

Cuando la cena estuvo lista y todo sobre la mesa, la señora Hyuga hizo un esfuerzo sobrehumano para levantarse y acompañar a sus hijos, a pesar de que ellos le rogaron que se quedara en cama. Paola y Naoko sirvieron la comida. Los seis habitantes de aquella casa pasaron una cena inolvidable, con risas, comentarios, discusiones y recuerdos. Uno de estos últimos referido por la mamá del capitán del Toho: "recuerdo la vez que Kojiro, teniendo unos 3 ó 4 años, se fue con su padre a la cancha de fútbol a verlo jugar. En una jugada desafortunada el balón le dio en la cabeza y todos los de su alrededor se reían por lo cómico del cuadro. Entonces él se paró, sobándose la cabeza, y muy enojado se acercó al culpable y le dio tal patada en la pantorrilla que se lo vio lagrimear. Asustado su padre le preguntó si el golpe le había dolido, y él sólo respondió 'más me dolió el orgullo' ". Ante tal historia, Paola reía a más no poder, mientras Kojiro la miraba algo apenado porque a su madre le gustaba contar esa anécdota.

-------------------------------------------------

Ya era algo tarde, Kojiro y Paola debían regresar. Paola fue hasta la habitación donde la señora Hyuga había regresado a descansar, a despedirse de ella.
-Gracias por venir –le dijo la madre de Kojiro -Yo soy la agradecida por acogerme en su hogar –dijo Paola- Gracias por permitirme compartir un tiempo con su familia -Siempre serás bienvenida, Paola Wakabayashi –dijo la señora Hyuga sonriendo -Gracias señora Hyuga, gracias de todo corazón...¿me permite? –le preguntó Paola, con la intención de abrazarla, a lo que la mujer asintió y recibió el cálido abrazo de la joven -Es hora de irnos Paola –le dijo Kojiro acercándose, después de contemplar aquél cuadro con satisfacción- Fue muy consolador verte mamá, espero que te recuperes pronto -Lo haré hijo, ya lo verás –le respondió su madre- Cuídense mucho y esfuércense en todo -Lo haremos –contestó Kojiro, dándole un beso en la frente a su madre

Ambos salieron y se toparon con los 3 niños que los esperaban con caritas acongojadas en la puerta de la casa.
-Te vamos a extrañar –dijo Masaru, abrazando a Kojiro -Cuídate mucho hermanito –le pidió Naoko, abrazándolo también -Te estaremos viendo jugar –dijo Takeru, estrechando con orgullo la mano de su hermano -Fue un gusto conocerte, novia de mi hermanito –comentó Masaru contento, abrazando a Paola -Vuelve pronto amiga –le pidió Naoko- La próxima te enseñaré otros secretos de cocina -Con estos que me llevo sabré defenderme un tiempo –respondió Paola sonriente, mostrando un grupo de papeles escritos a mano por la hermanita de Kojiro- Luego volveré por más recetas -Alienta mucho a mi hermano, porque él necesita el apoyo de sus amigos para ganar –admitió Takeru seriamente, despidiéndose de Paola con una respetuosa reverencia- Y recuerda que siempre serás bienvenida en esta casa Paola-sama -Gracias a los tres, mis nuevos amigos –respondió Paola, acariciando la cabeza de Masaru, dándole un abrazo a Naoko y estrechando afectuosamente la mano de Takeru- Espero volver a verlos

Con una sonrisa los niños se despidieron agitando las manos. Kojiro y Paola les dirigieron una última mirada, antes de desaparecer a la distancia.

Mientras regresaban en tren, Paola miraba por la ventana, algo distraída.
-Tienes una gran familia, te felicito –le dijo a Kojiro con sinceridad -Gracias por venir conmigo –dijo el capitán del Toho complacido -Gracias a ti por permitirme ir contigo...

Poco a poco Paola fue vencida por el sueño y apoyó la cabeza en el hombro de su amigo. Kojiro la miró sonriendo, había algo en ella que le había tocado el corazón en un punto que ni él se hubiera imaginado jamás. Apoyó su cabeza en la de su amiga y así ambos se quedaron dormidos.