A la mañana siguiente Kojiro estaba sentado en su banco, con cara de haber dormido muy poco.
-¡Epa, con esas ojeras! –se burló Kazuki al ver a su amigo a punto de dormirse- ¿Qué hiciste anoche que tienes esa cara?
-No dormí bien, eso es todo –se excusó Kojiro de mal humor
-¡Buenos...! –se interrumpió Ken al ver a Kojiro- ¿Qué te pasó Kojiro? Tienes una cara.
-La misma de todos los días –dijo el capitán del Toho de mala gana- Así que ¡déjenme en paz!
-¿Y qué habrá pasado con Paola? –cambió de tema Kazuki al descubrir que si seguía molestándolo, Kojiro sería capaz de golpearlo- Siempre es muy puntual y ya va a sonar la campana
Ante la pregunta Kojiro atinó a dirigir la mirada en otra dirección, algo avergonzado. El maestro entró y todos se dirigieron a sus pupitres. Kazuki miraba preocupado hacia la puerta, esperando que en cualquier momento su amiga entrase. De pronto la puerta se abrió lentamente, mientras el maestro hacía unas anotaciones en la pizarra, Paola ingresó al aula sigilosamente, de rodillas deslizándose por el piso. Todos sus compañeros disimularon la risa al verla, pero no dijeron nada.
-...y así es como debían de haber resuelto el problema que les dejé ayer y... señorita Wakabayashi ¿se podría saber qué está haciendo ahí arrodillada en el piso? –preguntó el maestro con tono molesto
-Eh...buscaba mi lápiz, profesor –respondió Paola, ocultando rápidamente su mochila y fingiendo buscar algo
-Aquí está –le dijo Ken sonriendo, agachándose y alcanzándole un lápiz
-Oh, gracias Ken, me salvaste –contestó la muchacha teatralizando, sonriéndole agradecida y poniéndose de pié- Lo lamento maestro, no volverá a pasar, es que no quería interrumpir su tan valiosa explicación.
-Siéntese de una vez y ya no perjudique más –la regañó el maestro, sentándose en su silla- Bueno, sigamos con el tema...
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-Jajaja, de la que te salvaste –le dijo Kazuki a Paola, riéndose a más no poder al recordar la entrada triunfal de su amiga en el aula- Si el señor Saito descubría que en realidad llegaste tarde, te mandaba toda la mañana al pasillo con un par de cubetas, jajaja -No le veo la gracia –contestó Paola de mala gana, bostezando, mientras caminaban por uno de los jardines en el tiempo de descanso -¡Pero qué ojeras traes! No me digas que te quedaste estudiando hasta tarde, jaja –siguió burlándose Kazuki- Estás como el capitán, cualquiera diría que se desvelaron juntos, jajaja
Por el comentario Paola se puso colorada y evitó a Kazuki.
-¿Qué te pasa? Te pusiste roja –comentó Kazuki sonriendo
-Kazuki, deja de fastidiar –le pidió Paola molesta
-Kazuki, Kazuki –lo regañó Ken, irónico, acercándose y abrazando a Paola- Si sigues molestándola, Paola es capaz de cansarse y dejarnos nuevamente para irse a Alemania
-Ni loca –respondió Paola rápidamente- Y ya deja de abrazarme, o una de tus "fans" nos puede ver y mi vida correría serio peligro
-¿Me estás reclamando? –se burló Ken, poniéndose frente a ella- No me digas que estás celosa
-¿Celosa yo? –preguntó Paola turbada- ¡Claro que no! No tendría por qué
-¿Roja nuevamente? –le preguntó Kazuki sonriendo sarcástico
-Así que estás tras los huesitos de Ken –se unió Matsumoto a la burla del resto, acercándose con el resto de los muchachos del equipo
-¡Yo no dije eso! –aclaró Paola más que colorada al notar que Kojiro los había escuchado
-¿Ya despertaste? –cambió Kazuki de víctima, dirigiéndose al otro delantero del Toho- ¡Ay capitán! No te iría nada bien de libertino trasnochador, jaja, se te notaría a leguas
-¡Qué creen! –les contó Yoshida apareciendo contento- Naoko aceptó ir conmigo al baile
-Bah, ese tonto baile –opinó Paola
-Y Ken ¿ya sabes con cuál de tus "fans" irás? –le preguntó Koike curioso (qué novedad XD)
-No iré con ninguna de ellas, por cierto –aclaró el muchacho- Todavía no sé con quién iré, ni si iré
-¿Y tú capitán? –le preguntó Takeshi
-No pienso ir –respondió Kojiro, a punto de dormirse
-Tú y Paola son un par de aburridos aguafiestas –dijo Takashima con cara de fastidio- Deberían juntarse, a ver si algo de divertido se hallan
-Jajaja, qué cosas dices Takashima –se burló Kazuki, mientras nadie notó que los aludidos se sonrojaban
-Dejen ya de decir babosadas –se quejó Ken nada divertido por el comentario de Takashima- Si ellos van o no es su decisión
-Perdóooonnnnnn... –contestó Takashima irónico
La campana sonó y los muchachos regresaron a sus aulas respectivas. Era hora de Literatura, la considerada materia más aburrida, porque la maestra era una señora mayor, de respetables canas, a quien le encantaba hacerles leer libros románticos y nominarlos con melosos calificativos.
-Bien mis niñitos, hoy leeremos un poco del gran Shakespeare. Para el siguiente ejercicio necesito a dos dulces voluntarios que pasen aquí al frente –les dijo la señora Miyazawa sonriendo, pero al notar la poca predisposición de sus alumnos, decidió escogerlos ella misma- A ver, ya que todos están tan animados supongo que al señor Wakashimazu no le importará pasar
-¿Por qué yo? –preguntó Ken indignado y avergonzado por las burlas en voz baja de sus amigos
-Porque es un jovencito muy educadito y gentil que me va a ayudar con esta linda clase –respondió su maestra, sin modificar el tono de sus palabras- Usted será el apuesto Romeo
Ken puso cara de fuchi y se paró de mala gana, poniéndose delante de su clase, que no dejaba de disimular la risa.
-Y la linda Julieta será...veamos –analizó la maestra, apoyando elegantemente el dedo índice en la barbilla, en gesto pensativo- Usted, la recién llegada, señorita Wakabayashi
-¿Eh, yo qué? –preguntó Paola adormilada a Kazuki por lo bajo, ya que se había estado durmiendo sentada (por si acaso, Paola se cambió de asiento y ahora estaba junto a Kazuki)
-Tienes que pasar adelante –respondió Kazuki divertido al ver la cara de somnolencia de su amiga
Como no tenía ni idea de lo que estaba pasando, Paola pasó sin mayor problema, aun algo adormilada.
-Toma linda –le dijo tiernamente la señora Miyazawa, alcanzándole un pequeño libro, mientras Paola se frotaba los ojos
-¿Y qué hago con esto? –preguntó la muchacha extrañada al ver a Ken frente a ella, mirándola sorprendido
-Tú y el señor Wakashimazu interpretarán un acto del libro "Romeo y Julieta" de Shakespeare –le explicó encantada la profesora- Usted será Julieta
-Ni modo que Ken –se burló Matsumoto, haciendo reír a todos con su comentario
-A ver, a ver mis muchachitos, no se distraigan –les pidió la señora Miyazawa, dando suaves palmaditas
-Momento... –dijo Paola, despertando poco a poco- ¿Me está diciendo que frente a toda mi clase tengo que leer estas ridículas frases que aquí figuran, como si fuera Julieta?
-Así es.
-¡Qué! Me opongo rotundamente –concluyó Paola, cruzándose de brazos en gesto enojado
-No puede señorita Wakabayashi, ya accedió anteriormente, por eso pasó adelante –le recordó la maestra, sin perder la paciencia
-¿Y Ken será Romeo? –preguntó Paola sonrojada y apenada, imaginando la respuesta, mientras su maestra asentía sonriendo- Ya me lo imaginaba.
-¿Empezamos? –les preguntó su maestra, mientras ambos jóvenes se miraban fijamente, tragando saliva avergonzados
-¿Qué es ese ruido? –preguntó Kazuki, escuchando unos fuertes ruidos como de tamborileo
Volteó y descubrió que era Kojiro, más despierto que nunca, que golpeaba impacientemente sobre la mesa de su pupitre su pobre lápiz que daba vistas de romperse en cualquier momento por la fuerza que el muchacho le imprimía.
-Por favor, silencio –les pidió la maestra, mientras tomaba asiento en su silla- Empecemos entonces...Escena V, después de la ida de Teobaldo
Los "voluntarios" buscaron la escena indicada. Estaban tan nerviosos que Ken incluso, al buscar la página, había hecho caer el libro y Paola temblaba con el libro en las manos.
-Empiece señor Wakashimazu –le indicó la maestra, encantada
-Eh...ah... –Ken dudó, luego aclaró la voz y empezó- "Si con indigna diestra he"
-Tiene que tomar la mano de Julieta –le recordó la profesora- Eso indica el libro
Ken miró a la maestra, luego a Paola que tenía la mirada fija en su libro, pero no lo estaba leyendo, mientras sus mejillas se coloreaban más al ver a Ken extenderle la mano para tomar la suya. La muchacha no tuvo más remedio que agarrar la mano derecha del muchacho: ese "apretón" de manos, temblaba tanto que no se sabía cuál de los dos era el más nervioso.
-"Si con indigna diestra he profanado tan santo altar, multadme por mi exceso, mi boca, peregrino sonrojado, cancelará la mancha con... ¿un beso"
-Eh...ah...-balbuceó Paola, tragando saliva- "El noble peregrino se equivoca, clara señal de devoción es ésa, manos de santo el peregrino toca, y con sus palmas el palmero besa"
-"¿Labios no tiene el santo y el palmero?" –siguió Ken, más calmado, mirando de cuando en cuando a Paola
-"Para rezar los usa el peregrino"
-"¡Ah, santa! Siendo así, que muden quiero con mis labios de destino; que recen, y acceded a lo que imploran"
-"Tranquilo escucha el santo si suplican" –continuó Paola, ya serena, sintiéndose cada vez más cómoda con lo que hacía
Los que tenían el libro abrieron sus ojos de par en par al leer lo que seguía. Incluso Paola puso los ojos como platos, pero no dijo nada, la maestra los veía maravillada. Ken miró fijamente a Paola por un momento y luego prosiguió.
-"Pues inmóvil quedad mientras que oran y esos labios a mi me purifican" –el muchacho sólo atinó a darle un beso en la mano, mientras sus amigos suspiraban más relajados, porque se imaginaban lo peor (qué buenos amigos... )
-"Mis labios pues, vuestro pecado ostentan" –contestó Paola sin dejar de mirar al muchacho, mientras él se acercaba más a ella
-"¿Pecado de mis labios? Necesario es que de tal delito se arrepientan, volvédmelo..." –Ken se acercó despacio a Paola sin quitarle la mirada, la muchacha se quedó inmóvil, viendo sin hacer nada por impedirlo, al joven acercándose cada vez más a su rostro
¡Tac, escuchó Kazuki y volteó a ver con asombro que Kojiro había partido en dos el lápiz que tenía, sólo con una mano; mientras no le quitaba de encima la vista a sus amigos actores.
-¡Encantador! –exclamó la señora Miyazawa aplaudiendo, interrumpiendo "el acto"- Lo hicieron de maravilla, los felicito. Bien podría animarme a presentar esta obra en el festival
-Pero sólo quedan dos semanas –le recordó Naoko, una compañera de clase, mientras el resto seguían mirando boquiabiertos a los "voluntarios" y "su buena fe" de seguir al pié de la letra lo que decía el libro
-Eso es lo de menos... –respondió la maestra- Gracias muchachos, pueden volver a sus lugares
Ken y Paola reaccionaron, como si de pronto se hubiesen dado cuenta que todo ese tiempo no habían estado solos, sino rodeados de un grupo de curiosos que no dejaban de mirarlos. Paola se alejó rápidamente de él, le entregó el libro a su maestra, y se fue a sentar, mirando el piso avergonzada al recordar lo que estuvo por pasar.
Al terminar la jornada escolar Paola evitó a todos sus amigos, sobre todo a Ken, y se fue corriendo a encerrarse en su habitación. No podía alejar de su mente el rostro del muchacho acercándose a ella y el palpitar violento de su corazón en ese momento. Intentando vanamente distraerse, salió de su habitación y al salir se dio cuenta que el cielo estaba cubierto de nubes, y amenazaba con llover. De todas formas se fue a dar un paseo: el colegio estaba prácticamente vacío. Pasó por la cancha de fútbol y descubrió que sólo un muchacho se encontraba pateando con violencia hacia la portería vacía. Se acercó.
-Hola –saludó tímidamente Paola
-Ah, hola... –respondió Ken, algo agitado por el ejercicio- ¿Buscas a Kazuki? Porque él no vino y.
-No, no lo buscaba, sólo pasaba por aquí –aclaró Paola, apenada
-Mira, imagino cómo te sientes, la verdad no quería que hayan malos entendidos –dijo Ken mirándola fijamente al notarla todavía avergonzada- Creo que me dejé llevar y no quiero que pienses que.
-No te preocupes –lo interrumpió Paola- Sólo actuábamos ¿o no?
-Sí, claro, actuábamos... –murmuró Ken, volteando y volviendo a patear los balones hacia la portería
-¿Y los demás? –preguntó Paola, sin alejarse
-El entrenamiento se suspendió porque los exámenes se acercan y deben estudiar
-¿Deben¿Qué acaso tú no?
-Digamos que ya estudié –contestó Ken, sin mirar a la muchacha
De pronto se puso a llover. Ambos muchachos levantaron la mirada al cielo y se quedaron allí, sin moverse, disfrutando de la deliciosa sensación de la lluvia sobre ellos.
-Será mejor irse –dijo Ken, luego de unos momentos, disponiéndose a marchar- ¿Vienes o no?
-No –contestó Paola de lo más tranquila- Aquí me quedo
Ken movió la cabeza en negación, algo divertido por la obstinación de su amiga. Luego de un rato Paola ya no sintió las gotas sobre el rostro y abrió los ojos: un paraguas estaba sobre ella.
-¿Qué se supone que estás haciendo? –le preguntó a Ken, que estaba parado frente a ella, sosteniendo el paraguas
-Evitándote un resfriado –contestó el muchacho sonriendo
-¿Y cuánto piensas quedarte así? Algún día te cansarás y yo seguiré disfrutando de la lluvia
-Quizá, mientras, pienso quedarme aquí
Paola lo miró desafiante y dio un par de pasos al lado, de manera que se libraba del paraguas. Ken sonrió divertido y dio unos pasos, quedando nuevamente junto a ella.
-¿No te vas a rendir? –le preguntó Paola divertida
-No ¿y tú? –devolvió la pregunta el joven
Estuvieron así por unos minutos, jugando como niños a que ella se libraba del paraguas y él volvía a cubrirla. Reían divertidos, cuando la presencia de alguien los interrumpió.
-Ken, es hora de ir al gimnasio –dijo Kojiro tajante, que se había acercado agarrando un paraguas
-Ya voy capitán –respondió Ken, dejando de reír- Toma
-¿Pero y tú? –le preguntó Paola, recibiendo el paraguas
-Un poco de agua no me vendrá mal –exclamó Ken divertido, corriendo de espaldas- Nos vemos después
-Adiós... –murmuró Paola, viendo detenidamente cómo ambos muchachos se dirigían al interior del colegio
