Paola ingresó en el colegio, dejó cerca de la puerta el paraguas que sostenía y caminó pensativa por los pasillos. Entró a un baño para arreglarse el cabello alborotado y mojado, cuando escuchó cuchicheos y risitas en un rincón del lugar. Buscó y encontró a 3 muchachas agazapadas, con las cabezas juntas, viendo a través de una rendija de la pared.
-¡Míralos! Se ven tan bien... –comentó una, a punto de babear
-¡Oh no! –exclamó otra decepcionada, sin quitar la vista de su objetivo- Yoshida ya se vá.
-¡Pero miren, Kojiro y Ken entraron! Esto se va a poner mejor –comentó la tercera, muy emocionada
-Mmm, mmm... –se escuchó a Paola aclarar la garganta, mientras se paraba tras las curiosas con los brazos cruzados en actitud de desaprobación
El trío de amigas volteó y se sorprendió un poco al ver a Paola allí parada, frente a ellas. En vano trataron de ocultar la rendija, porque la prima de Genzo ya la había descubierto.
-¿Puedo preguntar qué tanto hacen? Cualquiera que las viera diría que hay algo muy interesante a través de esa rendija –les dijo Paola en tono de regaño
-¿Tú eres Paola Wakabayashi, verdad? –preguntó una, desafiante- Mira, nueva, no te metas en lo que te no importa
-Mira, antigua –puntualizó Paola sarcástica- Sí me meto, porque escuché nombrar a mis amigos y ellos son un tema importante para mi
-Ya, ya –las tranquilizó otra, conocida por Paola- Relájate Paola
-¿Tú eres Naoko, no? –preguntó la Wakabayashi
-Así es, mucho gusto –dijo ella, extendiendo la mano, que Paola tomó con cordialidad- Verás, estamos en etapa de crecimiento y.
-¡Naoko! No tienes nada que explicarle –repuso su amiga molesta
-Y... –siguió Naoko, lanzándole a su amiga una mirada de reproche- Pues somos algo traviesillas y hallamos una buena diversión para nuestra revolución de hormonas
-Así es –afirmó la tercera- Es sólo eso.
-Seré curiosa –continuó Paola, dejando el gesto serio- ¿Qué es lo que estaban viendo?
-Acércate si quieres saberlo –le propuso Naoko pícaramente, dejando que Paola se acerque a la rendija y vea a través de ella
Inmediatamente Paola se quitó de allí, completamente colorada.
-¡Pero si es el vestidor de varones! –exclamó Paola avergonzada
-Ajá –respondió Naoko divertida- Un bendito día encontramos esta santa rendija que nos permite ver lo que los muchachos hacen por allá
-Y obviamente a ellos –aclaró una de sus amigas
-Pero qué maleducada soy –dijo Naoko, golpeándose la frente con una mano- Paola, ellas son mis amigas Kimiko y Yuuki
-Gusto en conocerlas –respondió Paola sonriendo- Así que son el trío de pervertidas del Toho
-¿Pervertidas? –preguntó Yuuki indignada- Suena mejor "más despiertas"
-Jaja, digamos que es lo mismo... –dijo Paola divertida
-No me digas que no es un buen descubrimiento –preguntó Naoko, volviendo a mirar por la rendija
-No lo creo, además un día las van a descubrir –aseguró la recién llegada
-Aunque así fuera, nadie nos quita los buenos momentos vistos –señaló Kimiko, suspirando al recordar OOU
-Jajaja, están bien locas –afirmó Paola, sin querer imaginar las cosas que ésas tres habían visto
-Bien, es hora de irnos –dijo Yuuki, echándole un último vistazo- Nos vemos mañana
-Yo también me voy –la apoyó Kimiko- ¿Ustedes no vienen?
-En un momento yo me iré –respondió Naoko
-Yo sí voy de salida –contestó Paola, disponiéndose a marchar
Las tres muchachas salieron y tomaron distintos rumbos. Paola iba caminando lentamente, cuando escuchó unos pasos rápidos que la seguían.
-¡Paola, espera!
-Naoko¿qué ocurre?
-Nada, es sólo que como yo también tengo mi habitación en el colegio, decidí acompañarte
-Es que ahora yo no voy a mi habitación
-¿A dónde entonces? –preguntó Naoko curiosa
-Al gimnasio, tengo que hablar con uno de mis amigos
-Suerte la tuya –comentó Naoko suspirando- Todos esos bombones los tienes para ti solita
-Jajaja, créeme que ésos "bombones" no son para mi –respondió Paola sonriendo- Sólo tengo la fortuna de ser su amiga
-¿Puedo acompañarte? –preguntó Naoko con un "por favor" reflejado en los ojos
-Bueno... –respondió Paola, encogiéndose de hombros
Cuando llegaron al gimnasio notaron que estaba vacío, hasta que escucharon movimiento en la sala de máquinas. Entraron y vieron a Koike, Ken y Kojiro practicando.
-Hola –los saludó Paola, acercándose a ellos
-Hola muchachos –saludó Naoko por su parte, sentándose en un banco cerca de ellos
-Paola –dijo Ken sonriendo, dejando en el piso las pesas de brazos que sostenía- Creí que seguías bajo la lluvia, arrugada casi como una pasa, jaja
-Paolita –dijo Koike con ternura, bajándose de la bicicleta de ejercicio en la que estaba- No deberías salir en un día tan feo, pero siempre es bueno verte
-Gracias Koike, digo lo mismo –opinó Paola sonriente, luego se acercó a Kojiro, que en silencio seguía echado, levantando pesas (ja, ni idea de cómo se llamará la cosa ésa, pero me explico: es como un pequeño "divancito" acolchado, donde suelen echarse y levantar pesas con los brazos...vaya, qué ignorante soy XD)- Hola Kojiro¿muy concentrado?
-Paola... –dijo el aludido, sonriendo y colocando las pesas en su soporte, para luego sentarse- ¿Qué haces por aquí?
-Viniéndote a preguntar si sigues con sueño –preguntó Paola divertida, mientras el resto los escuchaba con una gran interrogación
-Bueno, sí, pero tengo muchas cosas que hacer –contestó Kojiro, limpiándose el sudor con una toalla
-¿Tu madre está mejor? –susurró Paola, agachándose un poco para quedar a la misma altura que el rostro de su amigo
-Eh...sí, gracias –contestó Kojiro avergonzado al notarla tan cerca y volviendo a echarse- Hoy hablé con ella y me dijo que se siente mejor
-¿Qué tanto murmuran? –preguntó Ken, echándose en la mesa de ejercicio del lado- No me digan que siguen con lo de esta mañana
-¿Con lo de su gran actuación? –preguntó Naoko divertida- De veras se pasaron, jaja, cualquiera juraba que se iban a besar de verdad
Kojiro miró de reojo a Paola, que se sonrojó al recordarlo, y luego a Ken, que dibujó una pequeña sonrisita divertida en su rostro. La muchacha trató de evitar la mirada del joven y se alejó un poco, subiéndose a una bicicleta de ejercicio y comenzando a pedalear lentamente.
-Koike –dijo Kojiro seriamente- Por favor pon otros 5 kilos en mis pesas
-Claro capitán –respondió Koike servicial, cumpliendo con el pedido
-¡Vaya! –exclamó Paola tratando de entablar una conversación distinta- Eres muy fuerte Kojiro
-Sí... –analizó Naoko embobada
-Koike, por favor, pon la misma cantidad en las mías –le pidió Ken amablemente
El muchacho así lo hizo y luego se unió a sus amigas a ver cómo los otros dos levantaban pesas como si fuera la cosa más simple del mundo.
-Es una competencia muy dura –comentó Naoko- Ambos son muy buenos
-Koike, pon más peso por favor –le pidió Kojiro, por lo que Ken lo miró extrañado
-Koike, a mi también –dijo Ken decidido
El ejercicio continuó. De rato en rato ambos se miraban de reojo, como comprobando qué tan bien lo hacían, sin detenerse. Volvieron a pedir más peso y siguieron.
-Ja¿a quién quieren impresionar? Esto más parece una competencia que un entrenamiento –opinó Naoko divertida- No imagino quién ganará
-Ni yo –acotó Koike, mientras ambos esperaban la respuesta de Paola, respuesta que no llegó, por lo que miraron a su amiga, que estaba callada, observando a ambos bastante extrañada
Los jóvenes llegaron a un punto en el que el peso que levantaban era tal, que aun con su máximo esfuerzo, les costaba mucho levantar las pesas.
-Qué...te pasa...Ken... –murmuró Kojiro, con la voz entrecortada por el esfuerzo que seguía realizando- ¿Ya...te...cansaste?
-Claro...que no... –respondió Ken- ¿Y tú...capitán...?
-No...tampoco.
-Koike...más peso...-exigió, más que pedir el portero del Toho
-Pero... –dudó Koike al ver la cantidad de pesas que ya levantaban- Puedes lastimarte
-¡Hazlo! –exclamó Ken
Koike, resignado, tuvo que obedecer. Luego fue Kojiro quien exigió más peso. Esta vez levantar las pesas fue mucho más dificultoso: sus brazos temblaban con los lentos movimientos que realizaban, sus rostros estaban bañados en sudor, pero no se rendían.
-¿Crees...que...vas... a ganarme...? –le preguntó Kojiro murmurando, con cierto tono desafiante
-No...lo creo... –aseguró Ken confiado- Lo sé.
-Ya basta –rogó Paola en un susurro- Van a lastimarse...
-¿Qué creen que hacen! –escucharon una voz enojada- ¡Ya dejen eso¡acaso están locos!
Muy molesto, el entrenador Kitazume se les acercó y les obligó a dejar las pesas. Ambos se levantaron y disimuladamente se sobaron los brazos, que les dolían tanto como si estuvieran a punto de reventar.
-¡Cómo se les ocurre levantar tanto peso! –siguió regañándolos su entrenador- Esto no es más que una práctica para mejorar la fuerza de los brazos¡no los entreno para ser boxeadores!
-Vamos entrenador –lo despreocupó Ken, tratando de solapar su dolor con una forzada sonrisa- No exagere, sólo queríamos probar nuestra resistencia
-Digamos que les creo –respondió el señor Kitazume desconfiado- Ahora vayan a las duchas y luego vayan a descansar
-Sí señor –contestaron ambos de mala gana, mirándose de reojo y saliendo
-Señoritas –dijo el entrenador, dirigiéndose a las muchachas- Esta es la última vez que las veo aquí, las prácticas en gimnasio son también parte del entrenamiento, por eso no quiero que se entrometan, perjudicando al equipo
-Claro que no, señor –contestó Paola apenada- Discúlpenos, ya nos vamos
Ambas muchachas se fueron aprisa. Cuando estuvieron afuera, Naoko jaló a su amiga del brazo hacia el baño desde donde espiaban.
-¿Qué haces Naoko? –le preguntó Paola molesta- No los espíes
-No te preocupes, están bien vestidos, pero los noto serios –comentó Naoko, viendo fijamente a través de la rendija y haciendo que Paola se rinda ante la curiosidad, por lo que asomó también XD
Al otro lado de ésa rajada pared (obvio, sino no habría rendija, jaja) estaban Kojiro, Ken y Koike; serios, sacando sus cosas de los casilleros.
-¿Qué pretendían levantando semejante peso? –los regañó Koike sin miedo- Podían haberse lastimado la espalda
-Jaja, deja de regañarnos Koike, para eso está el entrenador –respondió Ken, fingiendo estar divertido, mientras Kojiro estaba sentado, observando sus adoloridas manos
-No es gracioso –lo espetó su compañero, dándole un golpe en el brazo, a lo cual Ken ahogó una exclamación de dolor- Parecía que querían impresionar a las muchachas...¿desde cuándo se comportan así?
-Estás equivocado Koike –le dijo Kojiro seriamente, sin mirarlos- Sólo practicábamos, es todo
-Bah, quién los entiende, mejor me voy a bañar –refunfuñó Koike, marchándose hacia las duchas, y dejando a los amigos en un incómodo silencio
-Ja, no me ganaste –dijo Ken sonriendo, sentándose junto a Kojiro
-¿Acaso era una competencia? –preguntó Kojiro, viéndolo extrañado
-Todo en la vida, mi estimado amigo, todo es una competencia –respondió Ken, dándole unas palmadas en la espalda
-Vamos Ken, tú y yo estamos y estaremos siempre en el mismo equipo, es absurdo que compitamos entre los dos –aclaró el capitán del Toho, esbozando una sonrisa
-Sí, pero siempre he querido saber qué se siente competir contra el "gran" Kojiro Hyuga
-Noto cierta ironía en tu voz.
-Quizá. Pero no me hagas caso, ya que tú mismo lo dijiste, somos compañeros –prosiguió Ken- Y no olvides que además somos amigos, y los amigos nunca se traicionan.
-Psss –bufó Naoko del otro lado, al escucharlos- "Nunca se traicionan", ja, siempre dicen lo mismo hasta que ocurre lo que tiene que ocurrir
-¿Qué cosa? –preguntó Paola curiosa al notar la seguridad en las palabras de su amiga, incorporándose
-He visto mejores amistades romperse por el "factor M" –explicó Naoko, levantándose y dirigiéndose pensativa hacia la salida
-¿Factor M? Naoko, no te entiendo –dijo Paola exasperada por el misterio
-¡Por una MUJER, pues, mi querida amiga! –aclaró su amiga, mirándola con cara de "ésta no entiende nada"- Kojiro y Ken serán amigos siempre...siempre y cuando no cometan el gran error de fijarse en la misma chica
-¿Y crees que eso pase algún día? –preguntó Paola extrañada por la idea
-No lo sé, espero que no, porque son muy amigos. Pero...nunca se sabe
-Eso no ocurrirá –comentó Paola decidida, como queriendo más convencerse a sí misma- Lo sé porque son mis amigos y no dejaría que algo así les pasara
-¿Piensas luchar contra ella? –preguntó Naoko divertida, al imaginar a Paola jalando de los cabellos a la intrusa
-Si es necesario¡lo haré!
-¿Y si fueras tú?
-¿Qué? –preguntó Paola sacada de onda
-Nada, nada, olvídalo –rectificó Naoko, con un gesto de la mano- A veces ni yo misma me doy cuenta de lo que digo, no me hagas caso...¡Eh, Paola! Despierta¿nos vamos o no?
-Sí, sí, vamos –contestó Paola pensativa
-Ja, te quedaste como congelada...
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A la mañana siguiente, en su clase de deportes, todos estaban vestidos con sus trajes de baño de uniforme, listos para entrar en la piscina. Más de una babeaba al ver a los muchachos del equipo, mientras Paola las miraba con fastidio.
-Bien muchachos –les dijo el maestro, colgándose un silbato del cuello- Ya que todos calentaron, empecemos con los 100 metros estilo libre. Póngase uno en cada uno de los 6 carriles, voluntarios primero
-Voy yo –se ofreció Ken sonriendo
-Yo también –dijo Kojiro seriamente
-Yo voy también –alcanzó a decir Matsumoto, colocándose en el último carril que quedaba
-¿Una competencia? –le preguntó Kojiro desafiante al portero del Toho
-Ya te habías tardado en decirlo –respondió Ken confiado
-¡En sus marcas...! –exclamó el maestro, pero antes que terminara, dos de los muchachos ya se habían lanzado a la piscina, nadando lo más rápido que podían, mientras el resto los miraba con cara de interrogación ?
-¡Oigan! Eso es trampa –reclamó Matsumoto molesto, al ver a sus amigos
-¿Qué demonios les pasa? –comentó Naoko sorprendida- ¿Nuevamente compitiendo?
-¿Cómo que nuevamente? –preguntó Kazuki, que había escuchado a la joven
-Ayer que fuimos al gimnasio con Paola, se pusieron a competir en quién levantaba más pesas –respondió Naoko, mientras veían retornar a ambos muchachos del otro lado de la piscina, casi a la par
-¿Ayer?...¿con Paola? –volvió a preguntar Kazuki, algo sacado de onda, viendo de reojo a su amiga, que no decía nada, sólo se limitaba a observar la dichosa competencia
-¡Ja, gané! –exclamó Ken, con lo poco que le quedaba de aliento
-Por unos centímetros –aclaró Kojiro, respirando cansado
-¿Por qué no esperaron a los demás? –les preguntó su maestro enojado- Ahora suban de una vez
Ambos subieron por la escalerilla y fueron en busca de unas toallas.
-¿Viste? –le preguntó Ken a Paola, acercándose con la toalla en el cuello- Yo gané.
-Bien hecho Ken –lo felicitó Matsumoto- Le ganaste al capitán, pero nos dejaron fuera de la competencia
-Ah no, mi estimado Matsumoto –respondió Ken muy seguro- La competencia sólo era entre Kojiro y yo.
-Ridícula competencia –confesó Paola malhumorada
-Jajaja¿ridícula dices? –se burló Ken al escuchar la respuesta- Y yo que te había dedicado mi triunfo
Repentinamente Ken rodeó con su toalla a Paola y la acercó a él.
-¿En verdad crees que fue algo ridículo? –le preguntó el muchacho mirándola fijamente, haciendo sonrojar a Paola
-¡Wakabayashi! Es tu turno –la llamó el maestro, a lo que Paola acudió rápidamente antes que alguien note el color rojizo de su rostro
-Es mi impresión, o estabas acosando a Paola –dijo Kojiro casualmente, acercándose a Ken, mientras veían al grupo de Paola competir
-Yo no le llamaría acoso –aclaró su amigo divertido- De todas formas, no le veo lo malo
-Recuerda que ella no es del tipo de mujeres que andan tras tuyo –comentó Kojiro- Así que será mejor que no se te ocurra jugar con ella
-No sé el por qué de tu advertencia –contestó Ken, borrando la sonrisa de su rostro, como si hubiera escuchado una amenaza de algún enemigo- Ella también es mi amiga, y no creas que mi intención es lastimarla
-Eso espero.
-Lo que me parece extraño es que te preocupes tanto por ella,...mi amigo –dijo Ken, con cierta ironía en sus palabras
-Mira, "mi amigo" –devolvió Kojiro la ironía- Si te fijaras más profundamente en ella descubrirías la sombra de dolor que tiene en su mirada
-¡Ja, Paola le ganó a Kazuki! –exclamó Naoko divertida, interrumpiendo la conversación de los muchachos
-Bien hecho Wakabayashi –la felicitó Ken, cuando ella se acercó- ¿Piensas dedicarme tu triunfo?
-¿Bromeas? A ti te dedico esto –contestó Paola, empujándolo luego al interior de la piscina, ante la risa de los amigos que los rodeaban
Cuando salían de su jornada escolar, Paola y Naoko vieron a una muchacha vestida con un uniforme deportivo diferente al de su colegio, esperando fuera del portón de ingreso, jugando con una pequeña bola de tenis que lanzaba al aire y volvía a agarrar.
-¿Esperamos a los muchachos? –le preguntó Paola a su amiga, obteniendo un movimiento de afirmación como respuesta
Sus amigos ya estaban saliendo, no sólo ellas lo notaron, también la otra muchacha, por eso salió corriendo al interior del colegio en dirección de los jugadores del Toho, alcanzándose a colgar del cuello de uno de ellos, a quien le sonreía con cariño.
-¡Vaya! –comentó Naoko sorprendida- No sabía que Kojiro tenía novia.
-Yo tampoco –admitió Paola, algo sentida
-Je, hola Maki –dijo Kojiro, algo apenado por la reacción de su amiga
-En cuanto llegué pensé en venir a verte –comentó Maki, sin soltarlo
-Mira –le hizo notar Naoko a su amiga- Ahí viene el otro
Efectivamente, del otro lado de donde se encontraban ellas, vieron acercarse a Ken, que andaba del brazo con una muchacha de ojos oscuros y cabello del mismo color.
-Vámonos Naoko –dijo Paola secamente- No tenemos nada que hacer aquí
Confundida, Naoko trató de refutar, ya que quería ver a Yoshida, pero las palabras no le salieron y resignada tuvo que seguir a su amiga.
-Gracias por acompañarme Ken –le dijo la muchacha encantada
-Por nada Midori, pero allá están mis amigos, así que me voy –contestó el muchacho, desembarazándose de la chica y corriendo hacia sus compañeros- ¿Qué pasó con Paola? Porqué se marcha
-Psss, pues vé tú a saber –respondió Kazuki de mala gana, marchándose tras su amiga- Adiós
-Ahhh...ups –se lamentó Koike- Olvidé devolverle su billetera
-¿La que se le cayó el otro día? –preguntó Matsumoto interesado, mientras trataban de ignorar las melosidades de Maki para con su capitán- ¿Encontraste algo interesante?
-No mucho, sólo dinero, fotos y algunas notitas –confesó Koike divertido
-¿Te atreviste a esculcar su billetera? –le preguntó Ken indignado
-Sabes lo curioso que es Koike –le recordó Kawabe, acercándose a ellos- ¿Y las fotos de quiénes son?
-Puesssss –dijo Koike, mientras iba sacando las fotografías que allí había, ante la mirada de desaprobación de Ken- Aquí hay una de ella cuando era niña, otra de una niña que no reconozco, una familia que supongo es la suya, aunque aparece su primo; ¡ah! Y ésta de un chico que se me hace conocido.
-A ver quién –le dijo Matsumoto, quitándole la fotografía- Pero, no puede ser...¡éste es Schneider!
-¿Qué? –preguntó Ken picado por la curiosidad, viendo la fotografía- ¿Karl Heinz Schneider?
-Ja, y miren, las notitas éstas están en un idioma diferente –siguió Koike, sacando unos pequeños papeles
-Es alemán –aseguró Kawabe, que sabía mucho de idiomas
-¿Puedes leer lo que dice? –le preguntó Ken intrigado
-¿No que muy correcto como para curiosear cosas que no son tuyas? –le preguntó Kawabe irónico
-Puedes o no –dijo Ken cortante
-A ver...oh...ah...¡ufa! –exclamaba Kawabe, mientras sus amigos lo veían con caras de interrogante- Estas cartas, porque eso parece que son, son muy privadas, mejor no leérselas
-¡Por qué no! –reclamó Koike curioso
-Al menos dinos algo de lo que contienen –le pidió Matsumoto
-Curiosos –dijo en tono de regaño Kawabe- Sólo les digo algo, la mayoría son notas que ella escribió para alguien, seguramente un novio suyo, y ésta nota que ven aquí, se la mandaron a ella
-¿Quién? –inquirió Ken con el entrecejo fruncido
-Pues qué sé yo, pero en la nota dice que la quiere mucho y le desea felicidades, seguramente en alguno de sus cumpleaños
-¿Que la quiere? –preguntó Ken incrédulo- Oh, vamos, seguro leíste mal
-¡Claro que no! –se indignó Kawabe ante la duda- Si no me crees, léela tú
-No sé alemán –aclaró Ken molesto
-Entonces no fastidies –respondió Kawabe enojado
-¿Y puedes leer algo que dicen las notas de ella? –preguntó Koike, con los ojitos brillando de curiosidad
-Miren, esto es realmente privado, así que no puedo –se excusó Kawabe, quitándole la billetera a su amigo y guardando todo en su lugar
-Por favor Kawabe –le pidió Ken seriamente
-Ay...está bien –se resignó el muchacho, mientras los otros tres se acercaban misteriosamente para escucharlo murmurar- Al parecer ella escribió en esas notas cosas que quería decirle
-¿Sobre qué?
-Sobre que la lastimó mucho, aun sabiendo que estaba enamorada de él y.
-¡Que Paola estaba enamorada de quién! –exclamó Ken irritado, llamando la atención de los demás
-¿De qué hablas Ken? –preguntó Kojiro intrigado, zafándose de Maki- ¿Qué pasa con Paola?
-Eh...ah...nada capitán –mintió Ken, fingiendo una sonrisa- Koike se acaba de dar cuenta que a Paola se le cayó la billetera
-¿Quién es Paola? –preguntó Maki curiosa
-Una antigua amiga que regresó de Alemania –contó Koike
-¿Una alemana? –volvió a preguntar la muchacha
-No es alemana, es japonesa –respondieron Ken y Kojiro a la vez, mirándose luego de reojo
-Si quieren yo se la devuelvo –se ofreció Kojiro extendiendo la mano
-No, gracias, yo lo haré –aseguró Ken, quitándole la billetera a Kawabe
-Pero yo puedo hacerlo –dijo Kojiro, agarrando la billetera de su extremo libre y jalándola
-Yo voy de salida –contestó Ken, entre dientes, sonriendo, jalándola
-No te molestes, vé a hacer lo que debes –le dijo Kojiro, en el mismo tono
-No se comporten como niños chiquitos –los regañó Matsumoto- Yo se la entregaré
-¡No! –exclamaron ambos, mirando con furia al entrometido
-Ken, dame la billetera –le ordenó Kojiro seriamente- Te doy tiempo libre para ir con tus fans
-Mejor dámela, y te doy tiempo libre para que atiendas como debes a Maki...
Comenzaron a tirar de la billetera con fuerza.
-Ya no sigan o la van a... –dijo Koike, interrumpiéndose boquiabierto- ...romper
-¡Qué brutos! La rompieron –exclamó Matsumoto alterado
-Y rompieron sus fotitos –dijo Koike con lástima, agachándose a recoger un trozo que había caído- Oh, oh, partieron al Kaiser.
-¿Qué dices? –preguntó Kojiro curioso, queriendo ver la foto
-Nada –dijo Ken secamente, ocultando la mitad de fotografía que mostraba al Kaiser de la cintura para abajo- Estimado Koike, para algo inventaron el pegamento
-Paola se va a enojar si ve lo que hicieron –advirtió Kawabe molesto
-Yo voy a hablar con ella –dijo Ken, resueltamente, alejándose con una mitad de la billetera, seguido por la mirada de sus amigos
