Disclaimer: como en los capítulos anteriores. Pero el Señor Padfoot es de mi invención XD

Un capítulo añadido para darle más gracia al asunto...

Special Chapter 1º (o capítulo 6º): Erase una vez... el día en el que confiaste en mí

*^*^*

El pequeño Harry abrió los ojos lentamente. Se sentía extraño. El día anterior había estado lleno de emociones y de sucesos que Harry nunca había vivido: había dejado Privet Drive para siempre; había viajado por primera vez en escoba; había conocido a su padrino y por fin tenía un hogar...

Se sentó en la cama y miró a su alrededor. Toda la habitación estaba a oscuras, ya que las cortinas estaban echadas. Harry cogió al Señor Padfoot y se levantó. Inmediatamente, las cortinas se descorrieron solas encantadas por un hechizo. El estómago de Harry rugió de hambre, y entonces miró a un reloj que había colgado en la pared. Las once de la mañana. Los Dursley nunca lo dejaban dormir tanto. Siempre era uno de los primeros en levantarse, tía Petunia se encargaba de ello. (NdH: supuestamente los ingleses son muy mañaneros y se levantan sobre las ocho. X_X Argh! Yo me muero si tengo que levantarme siempre a las ocho.) Harry fue al vestidor que había en su cuarto, y no pudo reprimir la sorpresa. ¡Era más grande que el salón de Privet Drive! Un cuarto todo lleno de ropa y zapatos para Harry. Y en medio de la habitación un enorme espejo con el marco dorado. Harry dejó al Señor Padfoot en un lado y buscó algo que ponerse. Y la cosa no fue fácil, porque cada vez que cogía una camisa o un pantalón, varias perchas encantadas se le acercaban mostrándole qué conjuntaba con lo que había elegido. Después de tanto lío de ropa, Harry se puso una sudadera de cuello alto roja, unos pantalones cortos beige y unos tenis. Tomó de nuevo al Señor Padfoot y salió de la habitación.

Harry aún no estaba acostumbrado a esa enorme casa. Sabía que la habitación de la izquierda era la de Sirius, y la de la derecha de Remus. Pero por lo demás no se acordaba. El día anterior, Sirius lo había llevado por toda la mansión. Pero era tan grande que Harry no se acordaba donde quedaba cada habitación. Asi que, sin reprimir su curiosidad infantil, Harry andó por los pasillos de La Guarida.

La mayoría de las habitaciones eran para los invitados. Pero Harry se sorprendía aveces. Una habitación estaba llena de pergaminos por todos lados, y en el centro una mesa y una silla. Otra tenía un piano y varios cuadros colgados en la pared o sino apoyados en ella. Una estaba llena de estantes con tarros llenos de cosas que Harry nunca había visto y le ponía los pelos de gallina, y una gran chimenea con un caldero enorme. Cada habitación era más rara que la anterior y Harry tenía que asumir que ahora se encontraba en una casa de mago y no en una como Privet Drive. Harry siguió abriendo puertas durante un rato cuando llegó a una muy llamativa. Una puerta tallada en madera y con dibujos de seres fantásticos y bosques encantados. Y la parte superior la coronaban tres animales: un lobo, un ciervo y un perro. Y sobre ellos una luna llena plateada. A Harry le encantó esa puerta y tuvo la necesidad de ver qué contenía dentro. Harry ya había estado allí con Sirius, pero no se había fijado en la puerta. Era la biblioteca. Era una habitación enorme llena de libros de todos los tamaños. Harry entró con paso inseguro. La verdad es que la biblioteca le intimidaba. Porque según decían, allí iba la gente a leer y siempre había que estar callado. Aunque en esa biblioteca no había nadie. Miró los libros que había, y algunos tenían escritos simbolos extraños, otros eran viejísimos y otros no tenían nada escritos pero estaban mohosos. Entonces, un libro llamó la atención a Harry. Un libro delgado, con escritura entendible por Harry, y de color rojo pastel. Tenía escrito en letras doradas: "El Perro, el Ciervo y el Lobo buscan una estrella". Por el título dedujo que era un libro infantil. Harry iba a cogerlo pero entonces recordó todas las prohibiciones que tenía en Privet Drive y temió que allí también las tuviera. Un nuevo rugido en su pequeño estómago le recordó que aún no había desayunado y salió de la biblioteca para ir a la cocina.

Pero las cosas no fueron bien cuando salió de la biblioteca. La Guarida era tan grande que no sabía por donde quedaba la escalera de caracol que daba a la planta baja. Harry comenzó a andar por los pasillos de la mansión pero su búsqueda fue en vano. Empezó a sentir algo de miedo, se había perdido, en su nueva casa. Se sentó en el suelo con el Señor Padfoot y decidió esperar. Seguramente Sirius o Remus subirían a por él y lo buscarían. Pero las tripas de Harry rugían cada vez más.

De repente, un ruido en un armario cercano asustó a Harry. Parecía como si hubiera alguien dentro, y Harry pensó que debían de ser Sirius o Remus porque no vivía nadie más allí. Puso la mano en el pomo de la puerta y la abrió. El grito entre sorpresa y pánico que dio Harry se escuchó por toda La Guarida. Allí, saliendo del armario, se encontraba tío Vernon más furioso que nunca. Harry cayó al suelo de espaldas y se quedó paralizado del miedo. ¿Qué hacía allí tío Vernon?

-¡TÚ! ¡¿POR QUÉ NO HAS CORTADO EL JARDÍN?! ¿¡POR QUÉ NO HAS FREGADO EL SUELO!? ¿EH? ¡¡¿¿POR QUÉ??!! -gritó tío Vernon.

-Yo... yo... yo no... -balbuceó Harry. Estaba muerto de miedo y tío Vernon se acercaba cada vez más a él, estirando su brazo para cogerle.

Por las mejillas de Harry corrieron varias lágrimas y empezó a temblar más fuertemente. Ya faltaban unos escasos centímetros para que Vernon lo agarrase cuando... se transformó en un cerdo con bigote.

-¿Eh? -susurró Harry sorprendido. Por su lado, pasó Remus corriendo y se acercó al cerdo. Que se transformó en una esfera plateada que flotaba delante de él.

-Es un boggart -dijo Remus mirando la esfera.

-¿Un boggart? ¿Y cómo ha llegado aquí? -dijo una voz detrás de Harry que era la de Sirius.

-A saber... Pero supongo que este armario oscuro ha sido un hogar perfecto para él.

-¿Te encargas tú de él?

-Está bien.

Harry se quedó confuso. ¿Boggart? ¿Qué era eso? ¿De qué hablaban? Lo que sí sabía con seguridad es que se había llevado un buen susto. Agarró al Señor Padfoot y se acurrucó llorando asustado. En nada de tiempo, Harry sintió como lo abrazaban y le acariciaban el pelo.

-Tranquilo, Harry. No fue nada. Era solo un bicho.

-No era tu tío Vernon, Harry. Era un boggart. Vamos, Harry.

Harry asintió lentamente con la cabeza pegada a su peluche.

-Bueno, seguramente querrás desayunar, ¿no, Harry? Vamos -dijo Sirius y cogiéndolo en brazos se fueron a la cocina.

-Yo me encargaré de ésto -dijo Remus refiriéndose al boggart.

Sirius llevó a Harry hasta el comedor y lo sentó en una silla. Harry aún sollozaba agarrado a su perro de peluche. Sirius fue a la cocina para prepararle algo a su ahijado.

-¿Qué quieres para desayunar, Harry? ¿Quieres...? -calló Sirius al darse la vuelta para mirar a Harry. El pequeño aún lloraba. Sirius se quedó de piedra ante aquello. Harry lloraba desconsolado abrazado al Señor Padfoot como si fuera su único apoyo y consuelo. Como si estuviera solo... Perdido...

El estómago de Sirius se vació de repente, un enorme nudo apareció en su garganta y el pensamiento de su mejor amigo le vino a la mente... ¿Qué debía de hacer? Ya lo había abrazado y consolado. ¿Qué más podía hacer?

Sirius se acercó a Harry con pasos cortos y se arrodilló delante de él para mirarlo a la cara. Harry lo miró de reojo con los ojos llenos de lágrimas.

-¿Có...cómo estás? -dijo Sirius para pensar inmediatamente: "Muy bien, Sirius, una pregunta muy adecuada. ¿No ves que está mal?

-Bi... bien... señor -sollozó Harry.

-No me llames señor...

-Perdón -dijo inmediatamente Harry.

-Tampoco me digas perdón...

-No... yo solo... quería disculparme...

Sirius se sorprendió un poco y luego sonrió levemente por la inocencia de Harry.

-Quiero decir que no hace falta que te disculpes.

Harry asintió levemente.

"Bien. ¿Y ahora qué?"

Sirius y Harry se quedaron mirando durante un rato. Sirius intentaba pensar en algo para tranquilizar a Harry... Y desde luego le costaba terriblemente, no se le ocurría nada...

"¿Qué hago? ¿Qué hago? Bueno, lo que es seguro es una cosa: tu ahijado piensa que eres un completo imbécil. Llevamos un rato mirándonos sin hacer nada..."

Entonces Sirius miró al peluche que Harry tenía entre las manos. "¡¡EL SEÑOR PADFOOT!! ¡¡Eso es!!"

-Esto... Harry, ¿me prestas un momento al Señor Padfoot?

Harry miró a su peluche y luego miró a Sirius. Se lo entregó como si no volvieran a darselo más.

-¿Quieres ver al Señor Padfoot bailar, Harry?

-¿Eh? ¿El Señor Padfoot sabe bailar?

-Sí, mira.

Sirius se agachó detrás de la mesa, delante de Harry, puso al peluche en la mesa y lo agarró por detrás.

-Pom, porom, pom pom... Pom pom pom, pom, porom... -canturreó Sirius moviendo el muñeco por lo largo de la mesa.

"Genial. Ahora sí que hago el imbécil".

Sirius miró hacia la puerta del comedor, y si ya se sentía estúpido, ahora se sentía más. Remus estaba en ella mirando la escena algo aturdido al principio, pero luego sonrió a Sirius de forma burlona. Pero entonces, una risita infantil le hizo cambiar de idea. El pequeño Harry había empezado a disfrutar del espectáculo y sonreía complacido. (NdH: me estoy partiendo de la risa solo con imaginarme al Señor Padfoot bailando XD) El Señor Padfoot siguió bailando hasta que un olor a quemado y humo negro inundó el comedor.

-¡EL DESAYUNO! -exclamó Sirius poniéndose en pie y dejando el peluche sobre la mesa.

-¿PERO QUÉ HAS HECHO, SIRIUS? -gritó Remus corriendo a la cocina.

Harry miró a través del mostrador que conectaba el comedor con la cocina y vio como una sartén había empezado a arder y desprender mucho humo. Sirius había cogido la sartén por el mango mientras que Remus echaba agua sobre la sartén (más bien sobre Sirius) con su varita. Después de unos segundos de caos, el fuego había sido apagado, el desayuno de Harry quemado y Sirius empapado.

-Fantástico, Remus... -dijo Sirius sarcástico.

-¡Se me fue la mano!

Sirius lo miró furioso.

-¡Lo siento! ¿Vale?

Sirius giró los ojos y dejó la sartén en la pila, aún echando algo de humo. Por su parte, Harry se preguntaba si ya podía coger otra vez su peluche. Y al ver que los dos adultos estaban entretenidos en lanzarse indirectas y discutir, Harry intentó alcanzar poco a poco al Señor Padfoot.

-¿Pero qué hace? -preguntó Sirius de repente mirando a Harry que se acercaba lentamente para coger el peluche. Remus miró también al pequeño. Harry miró de reojo hacia los dos hombres y al ver que lo miraban, desistió de su intento y se sentó otra vez en su silla.

-¿Qué pasa? -le preguntó Sirius.

-Na... nada... -susurró Harry mirando al suelo.

-Creo que intenta coger su peluche -susurró Remus al oído de Sirius.

-¿Y por qué no lo hace?

-Porque tú antes se lo pediste prestado y aún no sabe si puede volver a cogerlo.

-Pero si es suyo.

Remus se encogió de hombros como toda respuesta. Sirius volvió a mirar a su ahijado que ahora solo se frotaba las manos encogido en su silla.

-Harry, ya puedes cogerlo -le dijo Sirius. El niño lo miró de reojo, asintió y, lentamente, se acercó al Señor Padfoot para cogerlo. Los dos adultos se quedaron sorprendidos por la extraña reacción de Harry. Sobretodo Sirius.

-Moony, encárgate de prepararle el desayuno a Harry. Ahora vengo -dijo Sirius de repente saliendo de la cocina-comedor a toda prisa. Remus se quedó perplejo por la abrupta actuación de Sirius, pero pronto reaccionó.

-Bueno, ¿qué quieres de desayunar, Harry?

El pequeño se encogió de hombros y susurró un débil: "Me da igual, señor".

Sirius subió a toda prisa las escaleras de caracol, corrió por los pasillos de La Guarida hasta llegar a la imponente puerta de la biblioteca. Entró dando un buen portazo y comenzó a buscar por todas las estanterías.

-Tiene que haber... tiene que haber... vamos, aunque sea solo un libro... -se quejó Sirius.

Estuvo buscando durante un rato, hasta que el sonido de la puerta abrirse le llamó la atención. Remus acababa de entrar en la biblioteca.

-¿Qué haces aquí?

-¿Dónde está Harry?

-Lo dejé en su habitación jugando con su peluche. Y ahora te vuelvo a preguntar, ¿qué hacer aquí?

-Busco algún libro sobre educación infantil.

Remus por poco cae al suelo.

-¿Para qué?

-¡No está claro! No sé cómo actuar ante Harry. Se muestra tan ajeno y distante. Muy extraño para un niño de su edad.

-Sirius, es normal, acaba de conocernos. No esperarás que ya te hable como un colega.

Sirius miró a su amigo de reojo.

-Olvida lo último.

-¡Maldita sea! Mi Tío Alphard tenía muchos libros pero ahora ninguno me sirve -se quejó Sirius lanzado un libro bastante viejo sobre su hombro, el cual, Remus se lanzó a recoger.

-¡Sirius! ¡Ten más cuidado! Algunos de estos libros son muy valiosos.

-Sí, ya. San Remus, patrón de los libros.

Remus bufó.

-Anda, ¿qué hace esto aquí? -dijo Sirius cogiendo un libro delgado de color rojo pastel. -¡Ja ja ja ja ja ja! ¡No me acordaba que estaba aquí!

-¿El qué?

-Mira -dijo Sirius enseñándole a Remus el libro del que hablaba. "El Perro, el Ciervo y el Lobo buscan una estrella".

-Fantástico. ¿Qué te tomaste el día que lo escribiste?

-Nada. Solo estaba inspirado -dijo Sirius orgulloso.

-Claaaaaaaaro. Por eso cuando se lo enseñaste a James él fue corriendo a enviar una lechuza a San Mungo.

-¡Oye! Me esforcé mucho.

-Y Lily te metió corriendo en una cama y te puso un termómetro -siguió recordando.

-A lo mejor a Harry le gustaría leerlo -Sirius ignoró el comentario de Remus, que suspiró. -Ahora que lo recuerdo: ¡Tú tenías un hermano pequeño! ¿No?

-Bueno... Sí... Tobias... Pero hace años que no lo veo. ¿Qué tiene que ver él en todo?

-Moony, que tú más o menos lo criaste. Sabrás algo sobre niños pequeños. ¿Cómo hago para ganarme la confianza de Harry?

-Pues... -dijo Remus pensando. -La verdad es que Tobias y Harry no se parecen en nada. Pero creo que a cualquier niño le gustan los animales.

-¿Animales? ¡YA ESTÁ!

-¿Qué?

-Vamos a darle a Harry un perro -dijo Sirius emocionado.

-¿Un perro? ¿Y de dónde te lo vas a sacar? -preguntó Remus.

Sirius miró a su amigo de reojo.

-¡Vale! ¡Lo olvidé!

-Bien, ayúdame a buscar un nombre.

-¿Para qué?

-¡Para ponerme! -exclamó Sirius como si fuera la cosa más normal del mundo.

-Estoooo... te llamas Sirius, ¿no?

-Para ponerme en mi forma de perro, Remus Lupin.

-Lo siento. El error es humano.

-¿Tú no eres un licántropo?

-Muy-gracioso-Black.

Sirius se encogió de hombros.

-¿Pero te vas a presentar como un perro cualquiera?

-Sí. Si Harry piensa que soy yo no confiará en mí. Es mejor que piense que soy un perro normal y corriente.

-Sí. Un perro tamaño familiar.

-Je. Je. Je. Je.

-De todas formas, Harry confiará en el perro y no en ti. Eso no es lo que buscas.

-No me importa -dijo Sirius encogiéndose de hombros.

-Como quieras.

-Eys, qué te parece como nombre...

Harry estaba sentado en medio de su cuarto, sobre una gran alfombra, con el único juguete de toda la habitación que el Señor Padfoot.

¡Toc! ¡Toc!

Harry miró hacia la puerta, por donde se asomó la cabeza de Remus.

-Hola, Harry. Aquí te traigo a alguien para que juegue contigo.

Harry lo miró curioso. Remus se apartó de la puerta y por ella entró un perro grande y lanudo de color negro, tan grande como un oso. Harry se sorprendió, nunca había visto un perro de ese tamaño y a primera vista parecía bastante peligroso. Pero tenía en los ojos un brillo muy especial, y movía la cola muy contento. El perro en la boca llevaba un pequeño libro.

-Se llama Snuffles. Es nuestra mascota. Bueno, os dejo a solas -dijo Remus saliendo de la habitación y cerrando la puerta tras él.

Snuffles se acerco a Harry y se colocó delante de él, dejando en el suelo el libro que llevaba en la boca.

"Caray. Lo manché de babas. Mejor será que lo limpie" -pensó Snuffles. Entonces, miró por toda la habitación buscando algo con que limpiarlo, y fue al baño, regresando con una toalla, con la que limpió el libro. Snuffles hizo todo eso sin pensar que esa aptitud no era normal en un perro. Harry contempló todo asombrado.

"Metí la pata hasta el fondo" -se quejó Snuffles.

-Eres... -empezó a decir Harry. Snuffles levantó las orejas, sorprendido. -... un perro muy listo -acabó diciendo con una sonrisa tímida. Snuffles suspiró aliviado. -¿Sabes limpiar cosas?

-¡Wauf!

-¿Me entiendes?

-¡Wauu!

-¡Qué guay! -exclamó Harry. Snuffles movió la cola, complacido.

"Por los pelos..." -suspiró Snuffles.

Harry acercó la mano con algo de miedo a la cabeza del perro. Aunque parecía simpático, no dejaba de ser enorme. Snuffles entendiendo lo que su ahijado quería hacer, y acercó la cabeza. Harry lo acarició suavemente y Snuffles cerró los ojos.

-¿Te gusta?

-Guauuu.

Harry dejó de acariciar a su perro-padrino (NdH: Padrino y mascota en uno XD Menudo chollo!!!).

-¿Quieres jugar conmigo y con el Señor Padfoot?

-¡GUAU!

-¡Qué bien! -exclamó el pequeño emocionado, abrazando a Snuffles. -Pero, ¿a qué podemos jugar?

Snuffles se puso de pie de repente (NdH: me refiero a cuatro patas ^^U) y se fue a un baúl que había en un rincón de la habitación. Lo abrió con el hocico y sacó unas piezas de varios colores que servían para construir. (NdH: esas que tienen forma de cuadrado, triangulo, arco, rectángulo...)

-¡Aah! Pero, ¿podemos cogerlas? -preguntó Harry tímidamente mientras se frotaba las manos.

"¿Eing? ¿Y por qué no?"

Snuffles llevó el baúl hasta Harry, volcándolo y cayendo muchas piezas. Luego, tomo una y se la paso a Harry. El pequeño sonrió y comenzó a unir las piezas. Con ayuda de Snuffles, los dos hicieron un castillo que era tan grande que Harry podía entrar sin problemas, gracias a que, cada vez que cogían una pieza, nuevas piezas comenzaban a salir del baúl.

-¡Uaaah! ¡Qué guay! ¡Mira, Snuffles! -dijo emocionado Harry desde dentro del castillo. -Vamos, entra.

Snuffles dudó durante unos segundos, pero no quería decepcionar a su ahijado. Asi que, lentamente, comenzó a entrar por la puerta del castillo. Pero como el perro-padrino era demasiado grande, y en un descuido, meneó la cola y cayó una parte del castillo.

-Vaya... -dijo Harry triste.

"¡Ay, no! ¡Ay, no! ¡Ay, no!"

Al borde de la desesperación, Snuffles lamió suavemente la mejilla de Harry. El pequeño sonrió y empujó lo que quedaba del castillo, derrumbándose. Snuffles, divertido, se lanzó hacia una de las torres y entró de cabeza, cayendo ésta también.

-¡Ja ja ja ja ja ja ja!

"¡Esto marcha!" -pensó Snuffles alegre. Y de un salto cayó otra torre. (NdH: ahora que caigo, mega-castillo que tuvieron que haber hecho, ¿no? Ô.oU)

En pocos segundos, no quedaba nada del castillo.

-¿Y ahora a qué jugamos?

Snuffles corrió hacia un armario y sacó varias pelotas de distintos tamaños y llamativos colores.

-¿Quieres jugar a la pelota? -le preguntó Harry cogiendo una.

-¡Guau! -asintió Snuffles.

-¡Allá va! -Harry lanzó la pelota al aire, y Snuffles de un salto, le dio con la cabeza, devolviéndosela a su ahijado. -¡Muy bien! ¡Otra vez!

Remus decidió ver como iban las cosas. Pero al llegar a la puerta de la habitación de Harry escuchó risas y ladridos bastante alegres, asi que decidió no molestar. Después de un tiempo, Snuffles estaba cansado, al igual que Harry, y los dos se sentaron en la gran alfombra de la habitación. Harry se tumbó al lado de Snuffles, mientras que éste le pasaba una pata por la espalda. Y entonces, Harry se fijó en el libro que había traído antes Snuffles.

-Este libro lo ví antes en la biblioteca -dijo Harry tomando el libro.

-¿Wauf woof wa wu guaugua? (Traducción: ¿Estuviste antes en la biblioteca?)

-¿Eh?

"Nota mental: eres un perro. No hablas, ladras".

-Ja ja ja ja. Parece como si me hubieses hecho una pregunta.

"¡YA LA FASTIDIÉ! ``Ô_Ô´´"

-Qué perro más listo -dijo Harry mientras daba palmadas en la cabeza de Snuffles.

"Viva la ingenuidad infantil ToT"

-¿Y puedo leerlo? -preguntó Harry tímidamente.

Snuffles asintió varias veces. Y el pequeño, alegre, abrió el libro y comenzó a ojearlo. El libro estaba hecho a mano, tanto los dibujos que lo llenaban como el cuento (NdH: me refiero a las letras ^^U).

-Alguien hizo este cuento. No se parece a los de la escuela.

-Wau -afirmó Snuffles con la cabeza.

-¿Tú sabes quién lo hizo?

-¡Waf!

Snuffles, o el chollo de padrino de 2 en 1, con el hocico comenzó a pasar páginas hasta llegar al final del libro, donde había una pequeña dedicatoria:

Para Harry con cariño,

espero que te guste

y que lo disfrutes.

De tu padrino,

que te quiere.

Sirius Black.

Harry se quedó mirando la dedicatoria durante unos segundos, lo que extraño a Snuffles.

-¿Guauu Guawof? (Traducción: ¿Qué pasa?)

-¿Hum? -preguntó Harry mirando a Snuffles.

"¡NOTA MENTAL! ¡NOTA MENTAL!"

Harry volvió a mirar la dedicatoria, y pasó su mano por ella.

-Para Harry con cariño... espero que te guste... y que lo disfrutes... de tu padrino... que te quiere... Sirius Black... -leyó Harry en susurros. -¿De verdad que me quiere?

-¡Wau Waf! ¿Wa wofwauf wo wa waf wawaufwof? (Traducción: ¡Pues claro! ¿Por qué no debería quererte?)

Harry lo miró otra vez.

"¡NOTA MENTAL! ¡NOTA MENTAL!" -recordó Snuffles golpeando la cabeza contra el suelo.

-A mí... nunca me ha querido nadie -susurró Harry, triste, dejando el libro. -¿De verdad que él sí me quiere? -Harry ocultó la cara entre sus brazos.

Sin poder aguantarlo más, Sirius volvió a su forma original.

-Por supuesto -susurró Sirius al oído de su ahijado. Harry se reincorporó para encontrarse cara a cara con Sirius.

-¿Có... cómo? ¿Y Snuffles? -preguntó Harry sorprendido.

-Pues... -dijo Sirius, y en un segundo había vuelto a ser un perro negro. Harry se quedó boquiabierto. Sirius volvió a su forma original. -Yo soy Snuffles.

-¿Y có... cómo?

-Soy un animago.

-¿Eh?

-Puedo transformarme en un animal a voluntad.

-¿Y el señor Lupin también? -preguntó Harry tímidamente.

-Bueno... él solo se puede transformar en lobo en luna llena.

Harry miró a Sirius con desconfianza. Aunque era Snuffles, sentía que no era lo mismo. Sirius se percató de que su ahijado ya no le tenía la misma confianza, y decidió romper el hielo.

-Harry...

El niño le miró nervioso.

-Es verdad de que te quiero. Y mucho, Harry.

Harry le miró sorprendido durante unos segundos. Luego, sus ojos se llenaron de lágrimas. Y lentamente, Harry se acercó a Sirius, para abrazarlo.

-Harry -dijo Sirius abrazándolo también. El pequeño se aferró con fuerza a la camisa de Sirius, llorando.

Remus decidió que ya era hora de que bajasen a comer, asi que decidió avisarles. Subió y cual fue su sorpresa cuando escuchó la voz de Harry y la de Sirius, sin estar transformado en perro. Remus entró en la habitación sin llamar y encontró a Harry y a Sirius jugando con un tren.

-¿Qué pasa, Moony? -preguntó Sirius al ver a su amigo parado en la puerta sorprendido.

-Esto... yo... La comida ya está lista.

-¡Qué bien! ¡Me muero de hambre! Vamos a comer, Harry -dijo Sirius poniéndose de pie y dándole la mano a su ahijado. El pequeño asintió y se puso también de pie.

Remus sonrió. Se alegraba mucho de que Harry ya había empezado a confiar en Sirius.

-Bueno, yo tendré que buscar también alguna forma de ganarme su confianza -dijo para sí mismo Remus cuando la voz de Harry lo llamó.

-¡Vamos, tío Remus!

Remus se sorprendió mucho, pero luego sonrió y se unió a ellos rápidamente.

Continuará...

*^*^*

Este capítulo lo escribí recientemente porque me surgió la idea. Espero que les haya gustado ^^

Dejenme reviews, plis. Que cada vez recibo menos. ToT

Y voy a hacer propaganda a dos fics:

Historia y Travesuras en Hogwarts de una servidora. Es un fic centrado en la época de los Merodeadores =3

Magia Inesperada de Sorasaku-yolei*Hermi. Un fic sobre tres chicas que llegan a Hogawrts y tienen que pasar todo tipo de aventuras (Sora, no sé si el resumen está bien... pero no sé cómo explicar la historia en pocas palabras XD)

Por cierto, os pondría las dires... pero cada vez que lo hago no salen y se cortan. Asi que lo lamento U_U El primero es un James y Sirius (no es slash, XD) y el segundo un Harry. Os pongo el personaje para que los encontréis. ^^U

Muchas gracias a:

Sorasaku-yolei*Hermi: sí, al fin tiene un hoga ^o^ Ya ves qué tierno... ^^U Sis, pero qué raro que tú me dejes reviews, ¿eh? XD

Nazale: tendré en cuenta tu advertencia... XD Y por cierto, ¿dónde se compra ese pack? Yo quiero a Sirius y a Harry achuchables *o* Aunque también está el pack padrino-mascota XD ¿Cuál prefieres?

Dejen Review!!!

CHEERIO!!!