Reviews:

Cygni: Muchas gracias por tu review. Y McGonagall es una caja de sorpresas XD

bunny1986: Muchas gracias por tu review y por la ideas que me has dado ;) Haré algún capítulo extra.

Sorasaku-yolei*Hermi: Me alegro de que te haya gustado el capítulo, Sora. ^.^ A mí también me encanta la pelea de McGonagall y Snape. XD

Disclaimer: como en anteriores capítulos...

*^*^*^*^*^*^*^*^*

Special Chapter 4º (o capítulo 9º): Happy Muggle School

Los días pasaron en La Guarida. Harry ya sentía que esa ya era su casa. Y sentía muy querido. Pero aún así, no estaba del todo satisfecho. Desde que enero había llegado, Harry aguardó la hora de ir a la escuela. Pero tío Sirius y tío Remus no habían dado indicios de que fuese a ella. Solo les había hablado sobre un colegio llamado Hogwarts, al cual iría cuando tuviera 11 años. ¿Pero mientras tanto? Un día, Harry decidió preguntárselo a tío Sirius.

-¿Que cuándo vas a ir a la escuela? Pues cuando tengas 11 años, Harry. Irás a Hogwarts, y allí te convertirás en un mago echo y derecho.

-Sí, bueno. Pero tío Sirius, yo me refiero a la otra escuela.

-¿A la otra escuela? -preguntó Sirius mirando fijamente a Harry. -¿Es que hay otra escuela?

-Sí.

-¡Madre mía! Yo sabía que me había perdido de la Comunidad Mágica. Pero hasta tal punto... ¡¡REMUS!! ¡¡REMUS VEN AQUÍ!! -gritó Sirius. Harry se tapó los oídos.

-Ya voy. Ya voy -dijo Remus desde el piso de arriba. -¿Se puede saber qué pasa? -preguntó Remus jadeando. Había bajado las escaleras corriendo.

-¿Hay otra escuela en el Mundo Mágico?

-¿A qué te refieres? ¿A Beauxbatons? ¿A Durmstrang?

-No sé. ¿Son esas a las que tú te refieres Harry?

Harry negó con la cabeza.

-Harry dice que hay otra.

-¿Otra? ¿Otra aparte de Hogwarts o las demás? ¿Cuál?

-A la que se va y se aprende a leer y a escribir y a sumar y muchas más cosas -dijo Harry inocentemente.

Sirius y Remus intercambiaron miradas.

-¿Te refieres a una escuela muggle, Harry? -preguntó Remus.

-Sí.

-Tranquilo, Harry. No te hace falta -dijo Sirius.

-Pero es que yo quiero ir -susurró Harry tristemente.

-¿Quieres ir?

-Sí.

-Pero Harry, tú ya sabes leer, escribir y sumar. Tío Remus y yo podemos enseñarte las demas cuentas. ¿Para qué quieres ir? (NdH: espera, espera, ¿Sirius enseñando a multiplicar? Juas! Ays que bueno!!! XD )

-Bueno, yo pensaba que sin Dudley, yo podría... -Harry calló rápidamente. Sirius le miró sorprendido.

-¿Qué ibas a decir de Dudley, Harry? -le insistió Sirius. Harry negó con la cabeza. -Vamos, dínoslo. Que no le vamos a hacer nada.

Remus lanzó una risita y Sirius le lanzó una mirada de advertencia. Inmediatamente, Remus recobró la compostura. Pero con cierta sonrisa en sus labios.

-¿Qué hacía Dudley, Harry?

-Pues... -empezó a decir Harry tímidamente. -Él amenazaba a los niños para que no se acercaran a mí. Y yo pensaba que ahora que no está Dudley, yo podría... hacer amigos -susurró Harry. Sus ojos tenían un pequeño brillo melancólico.

Sirius lanzó un largo suspiro.

-Está bien. Te llevaremos a una escuela muggle.

-¡¿DE VERDAD?! -preguntó emocionado Harry.

-Sí. Pero vamos a necesitar ayuda. Porque yo no sé cómo son esos colegios muggles. ¿Tú sabes algo, Moony?

-No. Nunca fuí a un colegio muggle.

-¿A quién podemos preguntar?

-Las únicas personas que saben que Harry está contigo son Dumbledore, McGonagall, Snape, Hagrid y Shinsen. Recuerda que todo es secreto. La Comunidad Mágica entera piensa que Harry sigue viviendo con sus tíos. Creo que Shinsen era buena en asuntos muggles -dijo Remus pensativo.

-Está bien. Tendremos que mandarle una lechuza.

-¿Va a venir la señora Smith? -preguntó Harry intrigante.

-Pueees, aún no sabemos. Podemos pedirle que se pase, ¿quieres? -le propuso Sirius. Harry asintió con la cabeza.

-Bien. Voy a escribirle ahora mismo -dijo Remus mientras salía del salón.

Harry estaba muy feliz. Iba a ir a la escuela muggle de Mongrelville y volvería a ver a la señora Smith, quien lo había llevado hasta La Guarida.

*^*^*

¡Tolo~~~~~~ng! ¡Tolo~~~~~~ng!

-Debe de ser Shinsen -dijo Sirius mientras soltaba un muñeco pequeño. Harry también soltó el que tenía entre las manos (estaban jugando) y salió corriendo al encuentro de la señora Smith.

Harry bajó corriendo las escaleras. Abajo, en la puerta principal, Remus la había abierto y hablaba con alguien. Harry se asomó rápidamente y se encontró con la joven señora Smith. Alta, delgada, de ojos sorprendentemente extraños (uno era dorado sin pupila y el otro rojo oscuro) y con una melena rizada castaña rosacea.

-¡Harry! -exclamó ella en cuanto vio al pequeño. Harry se lanzó a sus brazos y la abrazó. -¡Cuánto tiempo! A ver que te vea... -dijo la señora Smith apartándose un poco de Harry. -Pero si ya es casi un hombre. ¡Cuánto me alegro de verte, Harry!

-Yo también me alegro de verte.

-¿Pasas, Shinsen? -le propuso Remus.

-Por supuesto. Esta vez no te rechazo la invitación.

Los tres entraron al salón. La señora Smith y Harry se sentaron en un sofá y comenzaron a hablar, Remus se fue a la cocina para traer té y dulces. Poco tiempo después, Sirius entró en el salón.

-Hola, Shinsen.

-Hola, Sirius.

-¿Cómo te va, Shinsen?

-Estupendamente. Desde Quién-tú-sabes se marchó todo está mucho mejor.

-¿Quién es quién sabe tío Sirius? -preguntó Harry inocentemente.

Sirius lanzó un leve gruñido y la señora Smith se puso nerviosa. Luego, Sirius lanzó una mirada de advertencia a la señora Smith y añadió:

-Una persona que sé quien es.

-Ah. Se han puesto raro. ¿No quieren hablar de esa persona?

Sirius negó lentamente con la cabeza. La señora Smith miró al suelo distraídamente.

-Vale. No hablaré más -dijo Harry que parecía algo triste.

-No te estamos riñendo, Harry. Es normal en un niño pequeño preguntar todo -le dijo Sirius mientras revolvía su pelo. -Asi que quiero verte feliz, ¿vale? -le sonrió. Harry le devolvía la sonrisa. -Buen chico.

-Mmm.

-¿Qué pasa, Shinsen?

-Estás echo un padrazo. James no se equivocó al escogerte.

A Sirius le brillaron de repente los ojos. Se apoyó en el respaldo del sillón que ocupaba y miró al techo.

-¿Tú crees? Tú misma, hace 5 años, me quitaste la custodia de Harry.

-Sí, bueno. No te encontrabas bien, Sirius. Nada bien.

-Ya ves que pedazo de padrazo soy. Cuando más me necesitaba Harry, le fallo... -Sirius calló de repente. Algo le tocaba el brazo con delicadeza. Sirius miró y se encontró con la mirada triste de Harry.

-Yo estoy bien contigo, tío Sirius.

Sirius sonrió levemente y luego abrazó al pequeño Harry, besándole en la cabeza. Shinsen contempló la escena en silencio, y añadió con una sonrisa:

-Digas lo que digas, eres todo un padrazo.

En ese momento, apareció Remus llevando una bandeja.

-¿Pero qué pasa aquí? -preguntó al ver la cara de Sirius.

-Nada -susurró Sirius.

-Sí, claro.

-He dicho que nada.

-Ya, ya -dijo Remus mientras ponía la bandeja en la mesa del centro.

-¡REMUS!

-Qué susceptible estás hoy, ¿no? -le dijo Remus con su habitual sonrisa. Sirius bufó y se recostó en el sofá.

-Tranquilo, Remus. Hemos tenido una conversación no muy agradable.

-Ah, ya. ¿De qué? -Remus miró a Sirius.

-De nada.

-Entiendo... Ya sé de qué hablaron -dijo Remus mientras se sentaba en el sofá. Sirius le miró de soslayo. Y Shinsen, despreocupada, empezó a tomar su té. -Harry, esto es para ti. Leche caliente.

-Gracias tío Remus -dijo el pequeño tomando la taza. Remus le sonrió con afecto.

-Bueno, a lo que venía -dijo la señora Smith soltando la taza y tomando su maletín azul de soles, estrellas y lunas. -Aquí tenéis los certificados necesarios para ingresar a Harry en el Junior School Mongrelville -dijo sacando los papeles de su maleta. -Y también me he asegurado que no hay ninguna familia mágica en ese colegio.

-¿Por qué?

La señora Smith bufó.

-Después de toda la discreción que tomé para traer a Harry aquí, no voy a echarlo a perder por una tonta familia mágica. Sabes perfectamente que todo el mundo piensa que Harry vive aún con sus tíos. Tu condición de "deprimido recluido" -la señora Smith hizo las comillas con los dedos- ha ayudado mucho.

-Vale. No hace falta que te pongas asi.

-¿Quiénes no saben que estoy con tío Sirius?

Los tres adultos se quedaron de piedra. Por no decir que a Remus se le cayó la taza.

-Esto... ejem... Harry... verás...

-Todo el mundo es...

-Ejem... voy a recoger esto... Ahora vuelvo...

-Oye... No te escabullas, traidor...

-Es mejor recogerlo ahora...

-¿Qué pasa? -preguntó inocentemente Harry. Sirius y la señora Smith le miraron nerviosos. Y luego, intercambiaron miradas en silencio.

-Bueno, Harry...

-¿Mmm?

-Pues... Es que... -Sirius estaba cada vez más nervioso.

-¿Mm?

-¡Te lo explicaré cuando seas mayor! -exclamó Sirius como último recurso, tomando su taza de té y tomándola de un sorbo. La señora Smith le miró fijamente, reprochándole.

-¿Cuándo sea mayor? ¿Y cuándo será eso?

-Cuando tengas 11 años -Sirius se alegró de que Harry ya hubiese olvidado la pregunta anterior que hizo.

-Pues para eso quedan -Harry contó con los dedos- 5 años.

-Exacto. Asi que dentro de cinco años te lo contaré todo.

-Vale.

-¿Qué tal va todo? -preguntó Remus cuando llegó de nuevo.

-Bien, aunque no gracias a ti, cobarde -le reprochó Sirius.

-Tú eres su padrino y tutor, ¿no?

-Y tú su tío Remus.

-Je je je je. Explícanos cómo debemos ingresar a Harry en el colegio, Shinsen.

-No cambies de tema.

Remus se hizo el sordo y seguía hablando con Shinsen. Sirius gruñendo se recostó otra vez en el sofá. Harry se sentó en sus piernas, mirándolo a los ojos.

-¿Qué te pasa, tío Sirius? ¿Estás enfadado?

-¿Yo? No, Harry -dijo Sirius. Harry tenía la influencia sobre Sirius de ponerle contento.

-¿De verdad? ¿No me mientes? -le dijo Harry.

-Te digo toda la verdad -le dijo Sirius con una sonrisa.

-¿Entendido? -le preguntó la señora Smith a Remus.

-Entendido. Aunque son muchas complicaciones, ¿no?

-Ya ves. A los muggles le resulta todo más complicado sin magia.

En ese instante, una lechuza de color negro y blanca, de ojos azules muy claros, entró por la ventana de La Guarida.

-¡Okimi! -exclamó Harry al ver llegar a la lechuza. Okimi se apoyó en la falda de la señora Smith, para que le quitase la carta. Cuando la señora Smith tomó la carta, la lechuza voló hasta Harry.

-Magnífico -dijo la señora Smith sarcástica.

-¿Qué ocurre?

-Trabajo. Tengo que ir a ver a la familia Weasley. Dice que está teniendo problemas con unos trolls que andan cerca de su casa. En fin, el trabajo es el trabajo -dijo mientras se ponía en pie. -Debo irme.

Remus y Sirius se pusieron en pie también. Harry al ver los mayores haciendo eso, también se puso de pie, aunque no sabía por qué. Todos acompañaron a la señora Smith a la puerta.

-Buen viaje -le dijo Sirius.

-Y cuídate. Dale recuerdos a Michael de mi parte.

-Gracias. Y tranquilo, se los daré. Adiós, Harry.

-Adiós.

La señora Smith sacó su escoba de su maletín y se montó en ella de lado.

-Ya nos veremos. ¡Adiós! -y dando una patada al suelo, se elevó. Okimi emprendió el vuelo junto a su ama.

-¡Adiós!

-¡Hasta pronto!

*^*^*

-Aquí tienes, Harry -dijo Remus mientras le daba a Harry un trozo de tarta de chocolate y un vaso de leche.

-Gracias tío Remus.

Remus se sentó delante del pequeño en la mesa comedor con una taza de té y con otro trozo de tarta de chocolate.

-¿Está buena? -le preguntó cuando vio que Harry había tomado el primer mordisco.

-¡Mmm! Sí. Mucho.

En ese momento, se escuchó el sonido de un motor.

-¡Tío Sirius ha vuelto!

El sonido de una puerta cerrándose con fuerza sonó por toda la casa. Sirius entró en el comedor con un paquete bajo el brazo. Se veía muy nervioso y alterado.

-¡He estado a punto de transformar a la directora de ese maldito colegio en vaca! -exclamó sentándose junto a Harry, dejando caer el paquete sobre la mesa.

-¿Y se puede saber por qué? -exclamó Remus.

-¡Porque no paraba de hacer preguntas! ¿Y por qué vive en medio de una colina? ¿Está seguro de que es padrino del niño? ¿Qué le paso a los padres? ¿Seguro que están todos los papeles en regla y no son falsificados? ¿No lo he visto yo en el periódico como un loco fugado? -Remus soltó una pequeña risa. -¡PERO QUÉ MUJER MÁS PESADA! He estado cuatro veces a punto de sacar mi varita. ¡CUATRO!

-Es normal que la mujer te vea algo raro. A parte de que vives en una colina lejos de la civilización, fuiste con tu capa azul marina. Yo si fuera muggle, y viera venir a alguien con capa, pensaría raro. Pero de todas formas, ¿ingresaste a Harry en el colegio?

-Por suerte sí. Esto -señaló el paquete que trajo- son los libros y el material que necesita. Va a ir a... a...

-A primero de primaria -terminó Harry.

-Eso es.

-¿Y cuándo empieza las clases?

-Este lunes. Lo llevaré en mi moto.

-¿De verdad? -preguntó Harry emocionado.

-¿Qué has dicho?

-Lo llevaré en mi moto, Moony.

-Pero. Pero. ¡Harry es muy pequeño para montar en esa loca máquina que tú llamas moto! Por no decir que tú, Sirius Black, siempre haces piruetas peligrosas -le repochó Remus.

-¿Piensas que voy a dejar que Harry se caiga de la moto? Le sujetaré bien -dijo Sirius como si fuera la cosa más normal del mundo. Remus gruñó. Se puso de pie y acercó su cara a la de Sirius.

-Nada de piruetas. Nada de ir a la velocidad de la luz. Nada de ir boca abajo. Y nada de...

-Vale. Vale. Vale. Lo he pillado, Remus -le cortó Sirius.

Remus se volvió a sentar y tomó un largo sorbo de té. Harry por su parte, había desenvuelto el paquete y miraba sus nuevos libros de texto. No podía esperar hasta el próximo lunes.

*^*^*

Gotas de agua caían. Su sonido retumbaba en los oídos de Harry. El pequeño estaba de pie en medio de ningún sitio. Miraba a todos lados buscando algo que conociese. Pero todo estaba oscuro.

Harry comenzó a caminar en ese extraño lugar. Miró hacia abajo y vio su reflejo. Era como si estuviese andando sobre agua.

-¿Hola?

Su voz retumbó en todo el lugar. No había nadie.

El sonido de las gotas de agua se intensificó. Pero ahora sonaba como si un gran grifo hubiese sido abierto. Harry sintió alguien detrás de él. Se giró rápidamente. A lo lejos, muy lejos de él, un remolino se empezó a formar, tomando al cabo de unos segundos, forma de una persona. Encapuchada con una túnica negra con capucha. Su cara estaba oscura. Y su capa ondeaba al viento, a pesar de que no había brisa alguna.

-¿Hola?

No hubo respuesta.

-¿Qué es este sitio? ¿Y quién es usted?

El encapuchado, levitando sobre aquel suelo aguado, comenzó a volar rápidamente hacia Harry. El pequeño no sabía porqué, pero sintió pánico. Un miedo atroz. Y no podía hacer nada. Y aquel ser se acercaba cada vez más... y más... y más... y más....

-¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHH!

-¡HARRY DESPIERTA!

Harry sintió una sacudida y abrió los ojos asustado. Sirius lo había agarrado de los brazos y fue él quién lo había sacudido para despertarlo. Remus estaba detrás de Sirius, estaba muy asustado.

-¿Qué ha pasado Harry? -le preguntó Sirius con voz temblorosa.

Harry se echó a llorar desesperádamente y Sirius lo abrazó para tranquilizarlo. Remus salió corriendo de la habitación.

-¿Has tenido una pesadilla? -susurró Sirius. Harry asintió.

Remus entró en la habitación con un vaso de agua.

-Bebe, Harry -le dijo Remus.

Harry tomó el vaso con manos temblorosas. Por sus mejillas caían aún lágrimas.

-¿Quieres que duerma contigo, Harry?

-Sí...

-¿Te encuentras mejor?

-Sí, tío Remus...

-Tranquilo Harry -le dijo Remus mientras le desordenaba el pelo. -Solo ha sido una pesadilla. Y alégrate porque mañana comenzarás a ir al colegio.

Harry sonrió levemente.

-Me voy a dormir. ¿Tú te vas a quedar con él?

-Sí.

-Está bien. Buenas noches a los dos.

-Buenas noches.

Remus cerró la puerta tras de sí. Sirius y Harry se metieron en la cama y se acostaron.

-Ya pasó todo Harry -le susurró Sirius. Harry apoyó su cabeza en el hombro de su padrino. -Ahora vamos a dormir, ¿vale?

Harry asintió. Aunque aún tenía algo de miedo, junto a Sirius, pudo dormir tranquilo.

*^*^*

-¿Lo llevas todo Harry?

-Sí, tío Remus.

-Bien. Aquí tienes tu almuerzo -le dijo dándole una bolsita de tela. -Y tened cuidado sobre esa moto. Sobre todo tú, Sirius Black.

Sirius miró a su amigo de soslayo. Cuando Remus le decía Sirius Black era porque estaba muy enfadado. Y Sirius sabía perfectamente, aunque Remus fuera una persona tranquila y amable, cuando se enfadaba era terrible. Y Remus había sido igual de protector con Harry como Sirius. Igual que una madre...

-Adiós tío Remus. Hasta la tarde.

-Adiós Harry.

Remus se agachó y Harry le dio un beso en la mejilla. Remus ayudó al pequeño a subir detrás de Sirius en la moto. Se despidieron por última vez de Remus y se marcharon, volando.

-¡Agárrate fuerte, Harry! -gritó Remus antes de que desaparecieran.

Aunque tío Remus había dicho que ir en esa moto con Sirius era muy peligroso. A Harry le encantaba. Desde que el pequeño había volado con la señora Smith en escoba, le encantó la idea de volar. Y volar en esa moto, junto a su tío Sirius, era algo magnífico.

-¿Vas bien Harry?

-Sí -contestó el pequeño con una gran sonrisa.

Sirius le devolvió la sonrisa y se sintió más aliviado de que a su ahijado le estuviese gustando la experiencia.

Cuando iban llegando a Mongrelville, Sirius descendió y siguieron el camino por el suelo. Sirius ya había ido al colegio, pero aún así, no se acostumbraba a todas esas señales de tráfico y a esas farolas verdes que se llamaban semáforos. Estuvieron a punto una vez de chocar contra un coche porque Sirius se saltó un ALTO.

A pesar de los inconvenientes pudieron llegar a Junior School Mongrelville. Era un edificio de color añil con un gran jardín como patio. Se notaba de lejos que era un colegio infantil. Sirius aparcó la moto y la aseguró mágicamente, y entraron los dos al colegio. Según le había dicho la directora, Sirius debía de llevar a Harry hasta la sala de profesores, buscar a la profesora Beauty y dejar a Harry con ella. Y podría marcharse tranquilo. ¿Tranquilo? Sí, claro. Dejar a Harry con unos desconocidos no era muy tranquilizador para Sirius. Pero de todas formas, Harry quería ir a la escuela. Y si Harry era feliz, Sirius se sentía feliz. Aunque se pasara la mayoría de ese día nervioso.

Llegaron a la sala de profesores, y Sirius llamó a la puerta. En pocos segundos una mujer rubia y de ojos verdes les abrió la puerta. Era una mujer muy atractiva. Al ver a Sirius, la mujer sonrió de forma coqueta.

-¿Puedo ayudarle en algo?

-Sí, estaba buscando a la profesora Beauty. Venía a dejar a Harry.

-Yo soy la profesora Beauty. Joan Beauty -dijo mirando fijamente a los ojos a Sirius.

-Oh. Encantado. Yo soy Sirius Black. Y él mi ahijado Harry Potter.

-Hola -saludó Harry.

-Encantada.

-Bien. Creo que debo dejarle a Harry, ¿no?

-Así es -dijo la profesora Beauty que seguía mirándolo fijamente.

-En ese caso, debo irme ya. -Sirius se agachó para mirar a Harry a la cara. -Hasta luego, Harry. Vendré a recorte, ¿vale?

-Sí.

Harry abrazó a Sirius y este le devolvió el abrazo. Sentía como si se separase de Harry, otra vez. Como hace 5 años. Sirius besó a Harry en la mejilla y se despidió de él. Se fue mirando sobre su hombro. Harry se quedó a solas con su nueva profesora.

-Harry, espérame aquí unos segundos que voy a coger unos libros y ahora vamos a clase.

Harry asintió y la profesora entró de nuevo en la sala de profesores para luego salir con varios libros bajo el brazo.

-Verás como te gusta tu clase, Harry. Todos son amigos y seguro que te aceptarán rápidamente. Por cierto, ¿puedo hacerte una pregunta personal?

Harry miró a su profesora.

-Bueno...

-¿Tú padrino tiene pareja?

El pequeño Harry se quedó algo sorprendido. ¿Por qué quería saber su profesora eso?

-No.

-Bien -añadió ella sonriendo tontamente. Harry se la quedó mirando. Desde luego que su nueva profesora era algo extraña.

La profesora Beauty llevó a Harry hasta el aula 1ºA. Era una clase decorada con muchos dibujos de niños, juguetes, armarios llenos de lápices de colores y con filas de mesas y sillas. La profesora al entrar tuvo que pedir silencio porque todos los niños estaban descontrolados. Cuando la clase entera se calmó, la profesora Beauty presentó a Harry.

-Este es vuestro nuevo compañero, Harry Potter. Espero que todos lo tratéis bien y os llevéis bien con él. Harry, siéntate en la mesa de la última fila, está libre -dijo la profesora Beauty señalando a la mesa.

Harry ando entre las mesas de sus compañeros algo nervioso. Todos le miraban y hablaban entre ellos: "¿Has visto lo desordenado que tiene el pelo?" "¿Y su cicatriz?" "Sí. Es muy rara."

El sitio de Harry estaba entre un chico gordito y rubio, y una chica de pelo castaño revuelto y de ojos marrones.

-Hola -Harry saludó a sus dos compañeros. La chica le dijo un leve "Hola" y siguió leyendo su libro. Mientras que el niño le inclinó la cabeza, tenía la boca ocupada por culpa de un pastelito. Harry tuvo el desagradable recuerdo de su primo Dudley.

La profesora Beauty era una buena profesora y era muy simpática. Aunque preguntase cosas raras. Por primera vez, Harry se sentía a gusto en una clase. Y estaba dispuesto a hacer amigos en cuanto empezase el recreo. Pero antes de que sonara el timbre, descubrió algo sorprendente de su nueva compañera...

A Harry se le cayó la goma en un descuido por el lado donde se sentaba la niña. Harry la recogió y al levantar la vista vio algo que lo dejó de piedra. Aquella niña pasaba las páginas de su libro sin tocarlas. Pasaba su mano sin tocar las páginas y éstas se pasaban solas. Harry se quedó mirándola, pero cuando ella se dio cuenta de que lo miraba, cerró el libro corriendo. Miró a Harry asustada. Harry iba a decirle algo pero entonces...

¡RIIIIIIIIIIIIING!

-Es la hora del recreo. Salir ordenadamente y sin armar alboroto.

Harry iba a acercarse a la niña, pero antes de que pudiera levantarse, la niña había cogido su libro y se había ido corriendo.

-¡Espera! ¡Espera! -le gritó Harry. Se levantó de su asiento y la siguió. Pero con todos los niños alborotados saliendo al recreo, fue imposible seguirla. Harry se quedó mirando por donde se había ido la niña. Bajó la mirada y vio un dibujo que se le había caído. Era una mujer con una escoba, un gato negro y el cielo estaba pintado con estrellas y con una luna llena. Decididamente era el dibujo de una bruja. Harry sonrió para sí.

Hikaru: Ahora me paro y digo: ¿Quién pensáis que es la niña? Tic-tac-tic-tac-tic-tac... ¡Tiempo! Seguir leyendo y lo sabréis XD

-No te hagas amiga suya.

Harry se volvió. Un chico pelado a capa castaño lo miraba amigablemente. Detrás de él había varios niños, entre ellos su compañero gordito de antes y una niña muy linda con dos trenzas morena.

-¿Qué?

-Ella es muy, ¿cómo decirlo? rarita. Hace cosas muy raras. Hola, yo me llamo Tony Folk.

-Yo Leo Bun.

-Y yo Samanta Tubifulofansel -dijo la niña de trenzas acercándose a Harry.

-Yo soy Harry Potter.

-¿Quieres jugar con nosotros, Harry?

-Claro.

Salieron todos juntos al patio del colegio. Harry se guardó el dibujo de aquella niña en el bolsillo del pantalón. Ya se lo daría más tarde.

Sus nuevos amigos eran muy simpáticos. Tony era algo popular y todo el mundo quería jugar con él. Leo comía cualquier cosa que se encontrase en el suelo (NdH: ¡Pero qué guarro! x_x) Y Samanta era algo creída y siempre andaba pegada a Harry.

Todo iba bien, cuando un grito de una niña reclamando su libro llamó la atención de Harry. La niña de antes luchaba por conseguir su libro, mientras que unos niños de 2º o de 3º se lo pasaban jugando. La niña ya casi lloraba reclamándolo. Lo que más le sorprendió a Harry es que ninguno de sus amigos se asombrara por ello.

-¿No vamos a ayudarla?

-No. Nadie es amiga de ella. Asi que no importa.

Harry se sintió de repente enojado. ¿Cómo podían dejarla de lado de esa forma? Aunque él había pasado por esa situación. Dudley se metía con él y nadie hacía nada para remediarlo. Era lo mismo, pero ahora él lo estaba viendo desde un punto de vista distinto. Desde los que pasaban de él. ¿Iba a dejar Harry a aquella niña? ¡Ni loco!

Con toda la ira en su interior. Una ira que nunca había sentido, Harry decidió plantarles cara a aquellos niños abusones. Se acercó a ellos decidido y se paró detrás del más grande de todos.

-¡Eh!

El niño mayor se giró.

-Devuélvele el libro -gruñó Harry.

-¿Qué? Ja ja ja ja ja ja ja ja ja. ¿Debes estar de broma, no? Ja ja ja ja ja ja -rió el niño. Sus amigos también rieron. (NdH: Me recuerda a Draco Ô.ô)

-No-estoy-de-broma -dijo muy serio.

-Vaya, vaya. Veo que tenemos un valiente. Renacuajo, vete antes de que cambiemos de opinión y decidamos hacerte daño a ti.

-Me iré si la dejáis en paz.

-¿Y si no me da la gana?

Harry gruñó. Y en un acto reflejo, cogió el libro de la mano del chico, agarró a la niña de la mano y salieron corriendo.

-¡Cogedle!

Harry era muy rápido, pero con aquella niña iba muy lento. Debía de buscar alguna forma de escapar.

"Tal vez como aquella vez que salté al techo del colegio. Podría hacerlo. Espero conseguirlo" -pensó Harry.

Pero antes de que pudiera hacer nada, un árbol creció rápidamente bajo los pies de los dos niños. Un árbol que podría parecer muy viejo y que llevaba toda la vida en ese colegio. Harry, desde las ramas más altas, vio como aquellos matones pasaron corriendo sin percatarse del nuevo árbol. ¿Habría echo él crecer aquel árbol? ¿O tal vez...?

-¿Lo has hecho tú? -le preguntó Harry a la niña. La niña dio un respingo.

-Yo... yo...

-Sorprendente -dijo Harry mirando al árbol. La niña lo miró incrédula.

-¿No tienes miedo de mí? ¿No te parezco rara?

-No, para nada -dijo Harry. Pensó que ella debía de ser una bruja, porque no todas las niñas pueden hacer eso. Pero Harry no podía decirle a la niña que él era un mago, porque le había prometido a Sirius que no se lo diría a nadie bajo ninguna circunstancia. -¡Anda! Se me olvidaba -Harry sacó del bolsillo el dibujo- ¿Es tuyo, no?

-Sí, gracias -le dijo la niña con una sonrisa.

-Yo me llamo Harry, Harry Potter.

-Yo me llamo Hermione, Hermione Granger.

(NdH: Sorprendente, ¿no? ¿Qué hará Hermione en una ciudad que se llama Villa Chucho? XD Hay que ver como deliro)

Harry y Hermione bajaron del árbol cuando la campana dio por terminado el recreo. Muchos se sorprendieron de que Harry se hubiese echo amiga de Hermione. Pero después vieron que ella era un niña igual que todas y no era ningún bicho raro. (NdH: No es por nada, pero si yo me veo una niña todo el rato con un libro y que puede mover cosas, yo me acojonaría XD)

Al terminar el día, Harry y Hermione ya eran muy buenos amigos. Y Hermione ya había invitado a Harry a su casa a jugar.

-Tendré que preguntárselo a mi tío Sirius.

-Vale.

-¿Pero a tus padres no les importa, verdad?

-Claro que no. Seguramente se alegrarán de que por fin tenga un amigo. Mira. Esa es mamá.

Una mujer de pelo castaño igual que el de Hermione los saludaba. Era una mujer muy elegante y con una sonrisa perfecta (NdH: Normal, dentista que es la mujer XD).

-Hola mamá. Este es Harry Potter. Somos amigos.

La reacción de la madre fue de sorpresa. Y en pocos segundos empezó a llorar como una magdalena.

-Tranquilo, es muy sensible -le susurró Hermione a Harry.

-Me alegro. Snif. De que por fin tengas un amigo. Snif.

-¡Ey, Harry!

Harry se volteó buscando a aquella conocida voz para él. Sirius andaba hacia él tan elegante y apuesto como siempre. Muchas madres se volvían a verle cuando pasaba. Harry se acercó a saludar a su padrino, cosa que éste no rechazó y lo abrazó con fuerza.

-Hola. Snif. ¿Es usted el padre de Harry? -sollozó la madre de Hermione.

-Bueno. No. Soy su padrino.

-Ah. En-can-ta-daaaaaabuuuuuuuuuuuuuaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!

-¿Pero qué demo...? -exclamó Sirius.

-Tranquilo señor, es así -dijo Hermione.

-Tío Sirius, ella es Hermione Granger. Somos amigos.

-Hola Hermione -saludó Sirius. -Debemos irnos Harry. Despídete.

-Adiós Hermione. Adiós señora Granger.

-Adiós Harry.

-Adiós. Snif.

Sirius y Harry fueron hasta donde estaba aparcada la moto.

-¿Cómo te lo has pasado hoy en tu primer día de clase Harry?

-¡Muy bien!