herms malfoy: no te puedo decir con seguridad lo que pasará con la rata, solo que seguirá dando por saco. Muchas gracias.
Sorasaku-yolei*Hermi: jejeje, es que se me fue la cabeza y no te pasé el capítulo 13º ^_^U I'm sorry!!! Es que Sirius es el único que podía atacarle sin que le afectase las mordeduras ·_· por eso lo puse, vamos, como en el tercer libro ^-^U Y bueno, me molaba eso de que McGonagall también ayudase ^.^ Muchas gracias.
Jennyfer S. Lleneri: el instinto de Remus es muy fuerte ^.^ Muchas gracias.
LARIEN_BLACK: siento mucho que me tardase en actualizar, pero mi ordenador y la inspiración estaban en mi contra U_U Muchas gracias por tus ánimos ^.^
Disclaimer: personajes y mundos de J.K. Rowling...
Nota especial de este capítulo: en este capítulo se verá mi obsesión por esos monos que se les ponen a los bebés y los hacen achuchables *-* blanditos y suabitos...
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Capítulo 15º: Después de la tormenta viene la calmaRemus entreabrió sus ojos dorados intentando recordar lo que había pasado la noche anterior cuando una mujer de unos cuarenta años, vestida de blanco, se acercó a él.
-¿Cómo se encuentra, señor Lupin?
-Señora Pomfrey? –La aludida asintió. -¿Dónde estoy? ¿En Hogwarts?
-No, en "La Guarida", estamos en su habitación.
-Oh, vaya.
Alguien llamó a la puerta en ese momento.
-Adelante –dijo la señora Pomfrey.
Dumbledore entró en la habitación de Remus, parecía cansado pero después de todo sonreía.
-Buenos días, Lupin.
-Bueno días, profesor.
-¿Cómo se encuentra?
-Uf, fatal –se quejó Remus.
-Es normal después de todo lo que ocurrió anoche –Dumbledore se sentó en una silla al lado de la cama.
-¿Después de todo lo ocurrido anoche? –repitió Remus, intentó hacer memoria y leves recuerdos llegaron a su memoria, sobretodo el de Harry. -¡HARRY! –Remus se reincorporó en su cama, olvidando que le dolía todo el cuerpo. -¿D"NDE ESTÁ? ¿C"MO SE ENCUENTRA?
-Bien, bien. Él está bien –le dijo Dumbledore.
-¿Y Pettigrew? ¿Consiguieron capturarlo?
-Me temo que no, se nos escapó.
-Vaya. ¡Auch! –gimió Remus, recostándose en su cama, frotándose las costillas.
-Fue una pena que se escapase, pero al menos Harry salió sano y salvo de esta.
-Sí.
Nuevos sonidos llamando a la puerta.
-Pasen.
-Buenos días –dijo McGonagall.
-¿Qué hay, Remus? –saludó Kingsley. –Venimos a despedirnos.
-¿Ya os vais? –preguntó Remus.
-Sí, tenemos cosas que hacer, señor Lupin –dijo McGonagall. –Yo tengo que volver a Hogwarts.
-Y yo tengo que volver al Ministerio de Magia para redactar mi informe. Dudo mucho que nos veamos dentro de poco, así que mejor me despido como es debido.
-Gracias, Kingsley.
-Recupérese, Lupin. Hasta pronto.
-Hasta pronto, profesora.
-Cuídate, amigo mío –Kingsley se acercó a Remus para estrecharle la mano.
-Lo haré. Buen viaje.
-Gracias. Adiós.
Con unas últimas despedidas, McGonagall y Kingsley salieron de la habitación del licántropo.
-Bueno, yo creo que debo irme ya –añadió Dumbledore, poniéndose en pie. –Además, necesita descanso.
-Así es –dijo la señora Pomfrey acercándose a la cama de Remus con una copa en las manos. –El señor Lupin necesita reposo absoluto. Tómese esto, le ayudará a descansar.
-Gracias –dijo Remus tomando el vaso que le ofrecía la señora Pomfrey. –Antes de tomarme esto me gustaría despedirme de usted, profesor Dumbledore.
-Hasta pronto –el profesor Dumbledore apretó el hombro de Remus con una mano.
-Adiós –Remus se tomó el contenido de la copa de una vez y cayó dormido.
Remus despertó al cabo de unas horas. El cuerpo ya no le dolía tanto y estaba algo más espabilado. Se sentó en su cama y cogió un libro que estaba en su mesilla de noche y se disponía a leer cuando llamaron a la puerta.
-Adelante.
La puerta se abrió y por ella entró, con algo de dificultad porque cargaba con una bandeja con comida, Harry.
-Harry –Remus sonrió y vio en la puerta a Sirius y a Tonks que le saludaban con una mano.
-Buenos días, tío Remus. O buenas tardes... ¡Uaaaaah! –exclamó Harry cuando la bandeja se tambaleó a un lado.
-¡Cuidado! –dijo Remus pero Harry consiguió mantener el equilibrio y sonrió satisfecho de sí mismo.
-Toma, tu desayuno, tío Remus –Harry le dio a Remus la bandeja y se la puso en su regazo. Harry se sentó en la silla en la que horas antes se había sentado Dumbledore. –Lo hemos preparado entre tío Sirius, Tonks y yo.
-Muchas gracias... Estooo... las tostadas están un poco chamuscadas ¿no? –dijo Remus tomando una especialmente quemada.
-De todas las que hizo Tonks esas fueron las que mejor salieron.
-Vaya –Entonces Remus se fijó en la ropa que llevaba Harry, era un mono de una sola pieza de color amarillo claro con una capucha. -¿Qué es ese mono?
-¿Esto? Me lo ha dado Sirius, decía que me iba a sentir muy bien. Mira –Harry se dio la vuelta y le enseñó una colita de cervatillo que tenía detrás del mono.
-¿De cervatillo? –preguntó Remus confuso.
-Sí –Harry se colocó el sombrero que tenía una pequeñas orejas de cervatillo –Tío Sirius me dijo que a ti te gustaría verme así.
Remus sonrió a Harry.
-Sí, me gusta mucho –pero el rostro de Remus cambió rápidamente –Harry, ¿estás bien? ¿Te hice daño ayer por la noche?
-No, solo me torcí el tobillo pero la señora Pomfrey me lo curó.
-Menos mal –suspiró.
-La verdad es que cuidaste de mí.
-¿Qué cuidé de ti?
-Sí –asintió Harry con una sonrisa.
-No puedo creerlo –arguyó Remus, quedándose pensativo.
-¿No te gusta lo que te hemos preparado? –le preguntó Harry.
-¿Eh? Sí, claro –respondió Remus cogiendo la taza de café y tomando un largo trago.
-¿Quieres alguna cosas más, tío Remus?
-No, no hace falta que me des nada más, Harry –Remus puso una mano sobre la cabeza de Harry.
-¿En serio?
-Sí, claro.
-¿Y quieres que juguemos a algo?
-Bueno, ahora mismo no se me ocurre nada. ¿Qué te parece si echamos una partida al ajedrez mágico?
-No sé jugar al ajedrez, pero no sé si el ajedrez mágico tiene algo que ver con el normal.
-Es igual, pero en este juego las piezas son especiales. ¿Te apetece que te enseñe a jugar?
-¡Vale!
Mientras tanto, en la biblioteca de "La Guarida", Sirius conversaba con el profesor Dumbledore sobre lo courrido ayer.
-Aún no puedo creerlo –dijo Sirius. –A pesar de que estaba transformado, Remus reconoció a Harry.
-Yo estoy tan sorprendido como usted, Black –añadió Dumbledore, tomando un sorbo de su taza de té. –Pero creo que hay una explicación.
-¿Cuál?
-La poción que Lupin se ha estado tomando. Yo mismo le dijo que se la tomase porque he oído que estaba desarrollando para disminuir los efectos de las transformaciones licántropas –Dumbledore comenzó a tocar se su larga barba. –Aún no está totalmente desarrollada pero aún se sigue trabajando en ella. Cuando le hablé personalmente a Lupin sobre esta poción él mismo se ofreció a experimentar con ella. Hasta hace poco, Lupin me dijo que la poción no surtía efecto sobre él, excepto ayer, cuando Lupin pudo controlar los instintos del lobo.
-Ahora entiendo porque me pedía esa poción –susurró Sirius mirando atentamente a Dumbledore. –Pero me dijo que era para no sentirse tan cansado.
-Seguramente Lupin no quería decirle que estaban experimentando con él.
-Típico de él, le gusta guardase todo para él.
-Cierto, Lupin es un hombre muy reservado. En fin –Dumbledore se apuró lo que le quedaba de té. –Me voy a marchar ya. Hogwarts me necesita. Espero que puedas encargarte de todo tú solo.
-Sí, descuide profesor Dumbledore.
-Eso espero. Para cualquier cosa que necesites me lo puedes comunicar y yo vendré en seguida.
-Gracias.
-Bien, cuídese Black. –Dumbledore se acercó a la chimenea, tomó un puñado de polvo flu que había dentro de un frasco sobre la repisa de la chimenea y lo lanzó al fuego. –Hogwarts, despacho del director. –El fuego se tornó de un color verde y con un último "adiós", Dumbledore desapareció entre las llamas. Justo en ese momento, Tonks entró en la biblioteca llevando una tetera.
-Hola, os traigo más té. Esta vez casi está a la mitad, he tenido más cuidado de no tropezar.
-No hacía falta, Tonks, el profesor Dumbledore ya se ha ido.
-¿QUÉ? –Tonks pisó el bajo de su capa, cayendo hacia delante y derramando todo el contenido de la tetera por el suelo de la biblioteca.
-¡Tonks, ¿estás bien?! –Sirius se acercó rápidamente a la chica.
-S... sí... Lo siento, Sirius, he derramado todo –sollozó Tonks. –Soy una torpe.
-Tranquila, tampoco es para ponerse así. –Sirius sacó su varita y apuntó a la tetera rota: -¡Reparo! –La tetera se recompuso. –Listo, todo arreglado.
-Sirius, el té sigue en el suelo.
-Bueno, aún debo perfeccionar mi técnica con los hechizos para recoger las cosas.
-Ya lo hago yo –añadió Tonks, cogió una servilleta de la mesa y se agachó, pero volvió a pisarse su túnica y cayó sobre el charco de té.
-Ay, Tonks –dijo Sirius, resentido.
-Lo sientooooooo...
Horas más tarde Sirius preparaba algo fácil y sencillo para cenar, Tonks intentaba ayudarle sin meter la pata, cosa que le costaba mucho.
-Siéntate, no hace falta que me ayudes.
-Pero yo quiero ayudarte.
-Y te lo agradezco, pero no es necesario.
-Por favor primito –añadió Tonks, cuando tropezó con una silla y cayó sobre la mesa la cual se volcó y unos afilados cuchillos que había sobre ella saliesen volando y se clavaran en la pared, cortándole previamente a Sirius un par de pelos.
-Lo sientooooooo –musitó Tonks. –Será mejor que me vaya al salón y me quede allí sentada y sin hacer nada –y salió de la cocina rápidamente.
Sirius tardó poco tiempo en preparar algo para cenar. Preparó una bandeja para Remus y fue a llevársela, pero cuando salió al salón éste estaba patas arriba, Tonks estaba boca abajo en la alfombre persa q estaba sucia de algo verde.
-¿Pero qué demonios ha pasado? –preguntó Sirius estupefacto.
-Es que he salido de la cocina y entonces me tropecé y tiré la librería y al intentar pararlo rompí la vidriera y después...
-Déjalo, Tonks, me hago una idea de lo que ha pasado aquí.
-¿Adónde vas con esa bandeja?
-Es la cena de Remus.
-¿Puedo llevársela yo?
-Estooooo... –Sirius dio un rápido vistazo a lo que quedaba de salón- mejor no. Ya lo hago yo.
-¡Pues te acompaño!
-Está bien. ¡Pero! Ten cuidado de no tropezarte conmigo.
-Vale.
Sirius consiguió subir las escaleras sin que Tonks lo empujara o chocase con el por accidente y mandase la bandeja al suelo.
-¡Ays! ¡Otra vez! –gimió Tonks después de la tercera caída.
-Deberías mirar por donde andas.
-¡Si ya lo hago!
-Pues creo que no lo suficiente.
-¡Ay! ¿Por qué seré tan torpe?
-No lo sé.
-A lo mejor viene de familia.
-Familia –bufó Sirius. –No lo creo, tú eres la única torpe en toda la familia.
Sirius llamó a la puerta de Remus con el pie.
-Remus, traigo la cena.
Pero no hubo respuesta.
-¿Remus?
Sirius, algo nervioso, abrió la puerta como pudo.
-¿Remus? –Sirius entró en el cuarto, que estaba totalmente a oscuras, y se acercó con paso rápido a la cama, se tranquilizó un poco al ver a Remus tumbado en su cama, pero decidió seccionarse deque estaba bien. Dejó la bandeja en la mesita de noche y colocó dos dedos en el cuello de Remus para captar sus pulsaciones.
-Uf –suspiró Sirius al sentir las pulsaciones de su amigo.
-¿Qué ocurre? –preguntó Tonks preocupada.
-Nada, seguramente está dormido.
-¡Míralos! ¡Qué lindos se ven! –exclamó Tonks. Sirius se volvió para mirar a Remus y se dio cuenta de que Harry estaba dormido plácidamente entre los brazos de Remus.
-Vaya –sonrió Sirius.
-¡Ays! ¿Tienes una cámara?
-Je, no, no tengo. Pero creo que Remus sí tenía. A ver si la tiene en ese baúl.
Sirius buscó en el baúl que había a los pies de la cama de Remus y sacó una cámara de módelo antiguo, sacudió el polvo y la examinó.
-Creo que tiene un carrete. A ver... –Sirius se aproximó a Remus y a Harry y les tomó una foto. –Je, je, je, seguro que a Remus no le hace mucha gracia. Bueno, es mejor que lleve a Harry a su cuarto. –Iba a coger a su ahijado cuando Remus hizo un ademán con los brazos e impidió que Sirius lo tomase. –Caray...
-Parece ser que Remus no quiere que le quites a Harry.
-Estará bien, dejémoslos descansar.
-Vale.
Sirius y Tonks salieron del cuarto dejando a solas a Remus y a Harry.
En un lugar, lejano a "La Guarida", oculto entre las sombras, un grupo de personas vestidas con túnicas negras y con los rostros ocultos tras una máscara, estaban reunidos alrededor de una figura encogida en el suelo.
-¿¡C"MO QUE HAS FRACASADO!? –gritó uno de ellos con voz masculina. -¡¡ERES UN INÚTIL!! ¡ERA UNA MISI"N FACILÍSIMA Y HAS TENIDO QUE ESTROPEARLO TODO!
-¡SIEMPRE LO ESTROPEAS TODO, COMO HACE 5 AÑOS!
-Lo siento... lo siento –gimió la figura encogida en el suelo.
-¡HAS COMETIDO YA MUCHOS FALLOS!
-¡ES VERDAD! ¡ERES UNA MOLESTIA!
-Nooooo... por favor... noooo... por favor... piedad...
-¡ESPERAD! –gritó uno de los encapuchados con una voz femenina imponente. Dio un paso adelante, saliendo del corro. –Puede que este ser haya fracasado. Pero tengo un plan perfecto –todos la miraron, -perfecto para acabar con El Niño Que Sobrevivió y su molesto padrino.
Continuará...
