Aquí vamos por el 19… sinceramente, nunca creí que un fic de 5 capítulos llegara a tanto XD

Disclaimer: Harry Potter y su mundo pertenece a J.K.Rowling. Yo solo escribo por diversión.

Reviews y comentarios al final del capítulo.

-----------------------------------

Capítulo 19º: Los Anderson

Harry estaba acurrucado en su asiento del tren, Billy y Tim habían pensado que lo mejor y lo más seguro era coger el tren muggle. El tren corría traqueteando, y poco a poco la noche se cernía sobre él. Harry se mecía a la vez que el tren, sollozando en silencio, lo había intentado todo: había gritado, llorado y pataleado con fuerza (fe de ello puede dar Billy que recibió un buen golpe en el pecho) pero todo había resultado inútil. Lo había separado de Sirius y de Remus y no volvería a verlos nunca más. Harry volvió a sollozar más fuerte y se aferró con fuerza al Señor Padfoot, lo único que le quedaba ahora que le recordaba a Sirius. Nada más ni nada menos. Levantó la vista y vio el cielo estrellado… Sirius y él solían salir a la terraza del jardín para contemplar las estrellas y a la vez le hablaba de las constelaciones ayudado por Remus. Ahora lo único que tenía era sus recuerdos. Cerró los ojos y una lágrima se deslizó por su mejilla. Estaba muy cansado, ya era tarde y había agotado todas sus fuerzas en oponerse a Tim y Billy. El sueño lo venció lentamente, pero antes de quedarse dormido, sus pensamientos y sus sueños estaban relacionados con Sirius.

-¿Crees que estará bien? –le preguntó Billy a su compañero.

-Sí, solo está algo cansado. –Miró su reloj de pulsera. –Nos falta media hora de viaje. Dentro de poco tendrá un hogar decente –miró al niño que se estremeció entre sueños, como si lo hubiera oído y no le agradase la idea.

Lucius Malfoy anduvo por las calles oscuras del callejón Knockturn, una niebla densa y putrefacta se deslizaba por el asfalto sucio. Entre los callejones y en la oscuridad del lugar, había personas ocultas, esperando a acechar a cualquier persona débil e incapaz de defenderse en ese lugar oscuro. Iba encapuchado con una larga capa negra e intentaba ocultar su rostro con las personas que se cruzaban con él. Entró en un bar de aspecto antiguo y destartalado, en su interior todo era oscuridad. Buscó con la vista y se fue directo a una mesa que había en un rincón, vacía. Se sentó y un camarero de hombros anchos se acercó a él. Le faltaba el brazo izquierdo, pero su brazo derecho era grande, fornido y tatuado.

-¿Qué quieres? –preguntó de mala gana.

-Whiskey francés, cosecha del 79 y –Malfoy lanzó un galeón al aire que el camarero cogió hábilmente con su único brazo –y rapidito.

-En seguida, señor –respondió, mostrando más respeto. Se inclinó y se marchó. Inmediatamente tres encapuchados que bebían en la barra se reunieron con Malfoy.

-¿Cómo ha ido? –preguntó uno de ellos, con voz masculina y clara.

-Todo marcha según lo habíamos planeado.

-Debemos actuar antes que Dumbledore –dijo esta vez otro encapuchado con voz femenina. –Seguro que el viejo ya sospecha algo y estará buscando al niño.

-Habéis tenido suerte de que el Señor haya aceptado vuestra proposición –dijo Lucius.

-Nosotros hemos planeado este plan y no vamos a fallar en nuestra parte.

-Además –dijo otro encapuchado que se había mantenido callado hasta el momento. Sonrió, formando una mueca enfermiza. –Tenemos ganas de encontrarnos con nuestro querido hermanito.

Muy lejos de allí en un despacho pequeño, desordenado y lleno de papeles, libros y rollos de pergaminos, Shinsen buscaba, nerviosa, junto a un hombre alto, rubio y con el pelo despeinado y de ojos azules oscuros.

-Estaba por aquí, estaba por aquí –se repetía una y otra vez, buscando en los cojones del escritorio.

-¿Qué estamos buscando? –peguntó el hombre.

-Un pergamino, Michael.

El hombre miró la montaña de pergaminos que había ente él.

-¿No puedes concretar un poco más, cariño?

-Tiene escrito una lista.

-Eso no ayuda mucho –suspiró Michael.

-Pero si estaba aquí… ¡Ah, lo encontré! –exclamó Shinsen. -¡FAWKS!

Un fogonazo apareció sobre el escritorio y el fénix dorado y rojo de Dumbledore se posó sobre la mesa.

-Esta es la lista que quiere Dumbledore, llévaselo.

Fawks desapareció de la casa de los Smith y apareció en el despacho de Dumbledore, ante él. Le entregó el pergamino y voló hasta su percha.

-¿Qué es, Albus? –preguntó McGonagall que estaba en el despacho, al igual que Hagrid.

-La lista de todas las familias mágicas que esperaban a adoptar este último año –respondió Dumbledore, examinándola. –En una de estas familias debe de estar Harry. –Cogió un pergamino y pluma y comenzó a escribir.

-Albus –dijo McGonagall exasperada- ¿es que no piensas hacer algo para remediarlo? No podemos dejar que Harry se vaya con unos desconocidos.

-¡Podríamos apelar! –comentó Hagrid.

-No creo que nos la dieran, Hagrid. Lo que sí me gustaría saber es qué está planeando Voldemort –McGonagall y Hagrid hicieron muecas de dolor al escuchar el nombre del Señor Tenebroso. Dumbledore terminó de escribir en el pergamino y lo selló. –Fawks, amigo, pero aún tienes trabajo que hacer. Llévaselo a Ojoloco, deprisa.

El fénix cogió el pergamino con el pico y desapareció con un fuerte fogonazo.

En el comedor de La Guarida, Sirius y Remus cenaban, aunque en realidad, el único que cenaba era Remus, Sirius tenía su cena ante él, intacta, mientras que bebía un vaso tras otro de whiskey de fuego.

-Deberías de comer algo –le dijo Remus, preocupado. –Beber con el estómago vacío no es bueno.

-Al infierno con mi estómago…

-No deberías hablar así. No fue culpa tuya.

-Sí es culpa mía. Soy un desastre de padrino… y soy un desastre como amigo, he vuelto a fallar a James y a Lily…

-No eres un desastre de padrino y no has fallado a James y a Lily –se apresuró a decir Remus.

Sirius miró a su amigo y sonrió amargamente.

-Eres un buen amigo, Moony, mucho mejor de lo que he sido yo nunca. A tu salud –y se bebió otro vaso de un trago. Remus suspiró.

-Algún día me contarás cómo es que puedes tener tanto aguante con la bebida.

-Es lo único bueno que me ha dejado mi padre –se echó otro vaso que se bebió igual de rápido. –El aguante de un Black.

Bajaron en una estación pequeña y simple, que solo contaba con un edifico pequeño y con un solo carril. Salieron al exterior de la estación y se encontraron en medio un pueblo de casas pequeñas y viejas. Tim tuvo que coger a Harry en brazos porque este se negaba a moverse.

Anduvieron por las calles del pueblo, que estaban desiertas, hasta llegar a las afueras, donde las casas ya estaban más distanciadas unas de otras. Por un pequeño y angosto camino llegaron ante una casita de dos pisos, de color celeste pálido y con un pequeño jardín, rodeado de una cerca. Pasaron la cerca, y Billy llamó a la puerta. Se oyeron unos pasos y la puerta se abrió.

Una mujer joven, delgada y menuda, pero muy guapa les abrió. Su pelo era de un rubio oscuro, lleno de tirabuzones, y sus ojos eran azules verdosos. Al verlos sonrió.

-¡Hola! ¡Andy, Andy, corre, ya están aquí! –gritó la mujer y miró a Harry, acurrucado en los brazos de Tim, con deleite, y tuvo que reprimir la tentación de cogerlo. Un hombre alto, de espalda ancha, apareció detrás de la mujer. Su pelo era castaño, cortado de forma desigual, y sus ojos, pequeños, eran de color café.

-Buenas noches –los saludó, sonriendo.

-Señores Anderson, somos Billy y Tim, del Departamento de Asuntos Sociales del Mundo Mágico. Y este pequeño es Harry Potter.

Harry tembló y sollozó levemente. La mujer sonrió encantada y cogió a Harry, quien no opuso resistencia, ya que el cansancio había podido con él, pero temblaba levemente.

-Tome el peluche –dijo Tim y le dio el peluche a la señora Anderson. –Le encanta.

-Muchas gracias por todo –dijo el señor Anderson, estrechando las manos de Tim y Billy.

-Ha sido un placer –dijo Tim. Hicieron una pequeña inclinación y se marcharon.

La señora Anderson se llevó a Harry al interior y el señor Anderson cerró la puerta y se reunió con su esposa.

Dejó a Harry en un sofá del salón y la señora Anderson se sentó a su lado.

-Hola, Harry –lo saludó. –Mi nombre es Joanne Anderson, y él es mi marido, Andy Anderson. A partir de hoy vivirás con nosotros.

Harry tembló más fuerte y un par de lágrimas corrieron por sus mejillas. Joanne miró a su marido, preocupada.

-No te preocupes –le dijo. –Solo está un poco asustado.

-Harry –la mujer lo miró otra vez. –No tienes porqué tenernos miedo. Nosotros te cuidaremos muy bien. –Harry sollozó. -¿Tienes hambre? Seguro que sí. Ahora mismo te preparo algo para cenar.

Dicho esto, Joanne se levantó y se fue hacia la cocina. Entonces Andy se sentó junto a Harry, quien lo miró, desconfiado.

-¿Qué tal estás, Harry? –dijo Andy, como si tal cosa, intentando mantener una conversación. Harry, al intentar responder solo soltó otro sollozo. –Qué bonito peluche. ¿Tiene nombre?

-Sí –balbuceó Harry, tan bajo que Andu tuvo que acercarse. –Se llama señor Padfoot.

-Señor Padfoot, qué bueno nombre. Encantado, señor Padfoot –Andy cogió una pata del peluche. Harry sonrió levemente, cosa que agradó mucho a Andy.

Al poco tiempo, Joanne le pidió a Andy que llevara a Harry a la cocina. Había cocinado una cena sencilla pero muy sabrosa. Harry comió, aunque algo intimidado por la presencia de Joanne y Andy. Después lo llevaron a su nuevo cuarto. No era tan grande como el cuato que tenía en La Guarida, pero era muy acogedor. Lo cambiaron de ropa, lo metieron en la cama y le contaron un cuento hasta que se quedó dormido. Salieron de la habitación en silencio. Joanne y Anderson se sonrieron, después de tanto tiempo y de tantos intentos, por fin tenían un hijo.

-Creo que dentro de poco se acostumbrará a nosotros –dijo Joanne, emocionada.

-Sí, yo también lo creo. –Andy le dio un pequeño beso a su esposa.

¡Ding-Dong!

-Hola ¡oh! Señor Lupin, ¿qué le trae por aquí? ¿Y esa maleta?

-Buenos días, señora Granger. Solo he venido a despedirme de Hermione.

-¿Se marcha?

-Sí, voy a volver a mi casa –dijo Lupin, su rostro denotaba cansancio y tristeza.

-Voy a llamarla. ¡Hermione, hija, baja! –la llamó por las escaleras.

-¡Voy! –dijo la niña y bajó corriendo. -¡Hola, señor Lupin!

-Hola, Hermione –Remus se arrodilló ante ella. –He venido para decirte algo muy triste.

-¿De qué se trata?

Remus cogió las pequeñas manos de la niña entre las suyas.

-Harry se ha ido con otra familia.

-¿Y cuándo va a volver?

-No va a volver –dijo Remus, suavemente. El rostro de Hermione se ensombreció.

-¿No va a volver? –preguntó la niña con voz ahogada.

-No, Hermione. Y yo también me voy.

-¿También? –los ojos color cafés de la niña se llenaron de lágrimas.

-Cuídate, Hermione. Puede que un futuro nos volvamos a ver.

Dio un pequeño abrazo a Hermione, se despidió de la señora Granger y se marchó.

La señora Granger, al cerrar Remus la puerta, se volvió hacia su hija, que lloraba desconsoladamente.

-Oh, hija mía –la abrazó y Hermione lloró sobre el pecho de su madre.

Poco a poco los días pasaron y Harry llegó a acostumbrarse a vivir con los Anderson. Eran unas personas muy afables y simpáticas. Jugaban con Harry todo el día, lo llevaban a merendar al campo y a pasear por el pueblo. La gente preguntaba a los Anderson si era su hijo adoptivo, y ellos, muy orgullosos, decían que sí. Pero a Harry no le agradaba al igual que ellos.

Harry no podía olvidar del todo a Sirius y a Remus. Aún se acordaba cuando jugaba con Sirius al escondite, las horas que pasaba con Remus en la biblioteca escuchando música; jugando con Sirius en su forma perruna y su amiga Hermione. Los echaba mucho de menos. Había recibido de Sirius y de Remus varias cartas, todas mandándole recuerdos y de cómo se encontraba, pero eso a Harry no le animaba mucho, quería volver a verlos.

Una tarde, mientras comían, sentado en el jardín porque hacía un día soleado y agradable, desde un lejano arbusto dos pares de ojos los observaban con atención.

-¡Lo hemos encontrado! ¡Lo hemos encontrado!

-Chist, más bajo, Tonos.

-Lo siento, Remus, pero hace dos semanas que buscábamos a Harry y al fin lo hemos encontrado.

-Sí –dijo Remus, lacónicamente, mirando fijamente a Harry.

-¿Le echas de menos?

-Ni te imaginas cuanto. Pero supongo que es lo mejor para él –suspiró.

-De eso nada, Harry estaba muy bien con vosotros.

De repente, escucharon pasos detrás de ellos y se giraron rápidamente, pero allí no había nadie.

-¿Lo has oído? –preguntó Remus.

-Creo que sí. Pero no hay nadie. Y si se hubiera desaparecido lo habríamos oído.

-Tienes razón. Yo me voy a informar, estate atenta. Dentro de unas horas vendrá alguien a relevarte –dijo Remus. La chica asintió y se fue de allí agazapado. Pasó al lado de una enorme roca y se irguió al fin, detrás de ella, y se fue directo hacia el pueblo.

-Por muy poco –un par de ojos azules eléctricos y perversos aparecieron en la roca.

Continuar

-----------------------------------------------------------------

He dejado los reviews y los comentarios para el final porque me comentabais cosas que no podía decir antes de que leyerais el capítulo n.nU

Dios, cuantos reviews he recibido T.T muchas gracias a todos!!! Ô.o aunque casi todos decían que me querían colgar… n.n qué más da, siguen siendo bien recibidos.

the angel of the dreams: n.n ahora mismo voy a mirar tus fics, estos días no he podido porque fanfiction no se me abría ¬¬

Herms Malfoy: ¿Qué cómo he podido separarlo? Bueno, es una idea que se me ocurría y que me gustó n.nU Sí, puede que suene algo raro que yo hago un fic para que estén juntos y luego los separo X3 pero soy asi. Y bueno, ya ves, en este capítulo aún Harry no ha vuelto con Sirius, no te diré hasta cuando durará esto XP

Sorasaku-yoleiHermi: uouh!! Tú sí que eres clara!! XDDDD Gracias por lo de guarra UoU XD Bueno, quería que la gente estuviera igual de traumatizada que yo con el final del 5º libro ¬¬ lo levanto cabeza desde entonces… Y ya sabes, Sirius es único eligiendo ropa XD

DS: Dios ô.o eres inteligente eh?? X3 Pronto pronto, aún no sé XD Y bueno, me alegro de que leas mis fics n.n aunque no dejes reviews, pero si te gustan ya me quedo contenta.

Zeisse: Harry lleva en la frente la palabra "Desgraciado" XD Y pásatelo cool en el campamento, aunque estés trabajando n.nU

Anita Puelma: ô.oUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU tampoco lo voy a manda con Malfoy, por dios XD Sino no saldría vivo de ahí XDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD y lo de Voldemort con otra apariencia… JEJEJEJEJEJEJE

AgnesSophia: uf, aún no se volverán a ver… Y muchas gracias, me alegra mucho saber que te gusta mi fic n.n GRACIAS

Paula Moonlight: (¿Sabes que me gusta mucho tu nick XD?) ·· bueno, es que Rowling me ha poseído y me ha hecho escribir esto Bueno, y ya ves, ni con Malfoy ni con los Weasleys, aunque pensé lo de los Weasleys, pero no iba bien con la trama

Jessytonks: uf, pos quería poner la despedida mucho más trágica UU pero al final me salió esto. Ña, no me tardé en actualizar, ¿o sí?

Padfoot Merodeadora: Ña!! No te puedo decir cuanto tiempo ni si se volverán a ver… Y en este capítulo se ve más o menos como se siente Harry, en el próximo profundizaré más.

Lindalawen: Ñaaaa, ya ves que no va con los Weasley y veréis más adelante las razones del porque.

Akirah, la nieta de Vegeta: eys, una saiyajin XD o.o y bueno… úù lo siento, pero tenía que separarlos, de toda la historia esta es mi parte preferida.

Kala: Volverá o no volverá, esa es la cuestión XD

herm-hinomoto: por si no se había notado, los Anderson son magos, por si acaso. Y bueno, con los Granger no podía ser porque ellos no habían pedido ningún niño en adopción.

jeansKst: ô.o cuidado con las maldiciones, que puedes acabar en Azkaban, como yo XD Y los lazos del diablo está muy bien =) mándales recuerdos de mi parte…jejejejejeje

Hikaru in Azkaban

Miembro de la Orden Siriusana.