Muy pocos hombres en su vida se aproximan siquieraa agotar los recursos que viven en ellos.

- Richard Evelyn Byrd.-

Capitulo 8

Fuerza Interior

JAKE

Cuarenta y un años atrás, a la fecha, mi padre decidió que su segundo hijo se llamaría Carl Jakes. Sin diminutivos. Carl sería todo para mi padre, un sencillo banquero del medio oeste con un implacable horror por cualquier cosa tierna. Mi madre no objetó nada, habiéndose rendido ya a los deseos de su esposo con el nacimiento de su primer hijo, Tim. No Timothy, sólo Tim. Sin diminutivos tampoco. Si señor, las cosas simples eran las que le gustaban a mi padre y a mi madre no parecía importarle demasiado, incluso si eso se extendía a los nombres de sus bebes.

No recuerdo como pasó, pero hasta el día de hoy, Tim siempre ha sido llamado Tim y yo siempre he sido llamado Jake. Incluso mi madre lo hacía, aunque no recuerdo si ella lo inició o si lo copió de los demás. Uno de mis primeros recuerdos son de la cancha de baseball en el colegio y del chico dueño del bat que estaba eligiendo equipos. Se volvió hacia mi hermano y hacia mi y gritó "Yo pido a Tim y a Jake". Todos los chicos comenzaron a hacer lo mismo. Los profesores también. Me llamaban Jake, incluso en el Kinder. Durante la secundaria, la universidad y todo el camino hasta mi primer trabajo, el nombre viajó conmigo.

Pero ya me había acostumbrado, sin tener problemas por vivir una vida tras un nombre de una sola silaba. Yo era Jake, siempre lo había sido y siempre lo sería, para todos. Yo era el tranquilo, el serio, el que se contentaba con pasar desapercibido. En toda mi vida, solo tuve una novia estable. Linda. Nos conocimos en la universidad, los dos sacamos títulos de Contadores, pero rompimos después de la graduación cuando me fui a trabajar a Nueva York.

He estado solo desde entonces.

Mi hermano era exactamente mi opuesto. Tim pareció tomar su simple e insulso nombre como un desafío. Para ver que tan grande podía hacer al hombre tras esas tres pequeñas letras. Era un vividor, inteligente, bueno con las chicas. Fue a UCLA con una beca escolar, se convirtió en doctor y se casó poco después de su graduación. Él y su esposa tuvieron dos hermosas niñas, Tara y Abby.

Él se convirtió en todo lo que yo no, tuvo todo lo que yo siempre quise.

A veces, no puedo evitar odiarlo.

Hasta hace dos días atrás, nadie parecía ni remotamente interesado en lo que pasaba con mi vida. Cada mañana iba a trabajar, volvía a casa. Cenaba. Veía un poco de Tv, me iba a la cama. Una muy simple y aburrida existencia.

Abby había estado a mi cuidado por los dos últimos días, después que sus padres volaran a Nueva York a una Convención sobre el cáncer en el Centro Medico de la ciudad. Tara, que vive en Nueva Jersey, había conducido hasta acá para visitarnos, esperando pasar el día siguiente con su hermana antes de que volvieran a casa.

Eso fue hasta que el mundo se puso de cabeza... y mi ordinaria vida repentinamente diera un dramático giro.

En las ultimas cuarenta y ocho horas, no sólo he tenido que aguantar frente a una horda de lunáticos infectados, también he tenido que ser capaz de proteger a mis sobrinas.

Habíamos logrado encerrarnos en el baño del apartamento para abrirnos paso hasta el techo, todo eso mientras yo sostenía un arma por primera vez en mi vida. Deshaciéndome de todo aquel que se interpusiera en mi camino. ¿Quién hubiera pensado que luchar por tu vida podía hacerte sentir tan poderoso¿o que el tranquilo y tímido contador podía hacer de héroe?

Definitivamente, yo no. Y como si todo eso fuera poco, acabo de hacer uno de los más grandes descubrimientos del ultimo siglo.

Tortugas. Grandes, humanoides, tortugas mutantes.

Y, por supuesto, siendo el estúpido idota que soy, tenía que echar a perder mi día de heroísmos viniendo y dándole un tiro a uno de ellos.

Sólo cuatro de ellos en este grande y ancho mundo y me las arreglé yo solito para ser el responsable de dejar sólo tres.

Estúpido.

Estúpido, estúpido, estúpido, Jake.

Pero a pesar de cuanto lo lamento, no puedo evitar sentir lastima por mi también, porque siento que me voy a morir antes de tener la oportunidad de contarle a nadie sobre esto.

TARA

Toda la situación todavía era un poco surrealista para mi. Incluso el hedor a muerte suspendido en el aire y los gritos de terror yendo y viniendo en el viento.

No podía creer que fuera real.

Era un sueño, sólo un largo y loco sueño del que iba a despertar.

Mis padres podían estar muertos.

Demonios, probablemente estaban muertos.

Pero no lloré.

Tal vez porque habíamos perdido contacto hace tanto tiempo ya; su orgullo y honor se habían perdido en una hija que no estaba destinada a ser nada más que una mesera. Una chica que usaba apretadas faldas y escotadas blusas para trabajar, esperando que un vistazo a sus pechos le hiciera ganar una propina del hombre de negocios que venía por un trago después de un duro día.

No, definitivamente no vivía para hacer realidad sus expectativas, eso era seguro.

O tal vez fuera que no podía creer que eso pudiera pasarles a mis padres. En toda mi vida, jamás fui a un funeral. Ni siquiera por una mascota.

A los veintiún años, la muerte parecía un extraño e intangible concepto en el que no podía involucrar mis sentimientos.

Así que empujé la idea hasta el fondo de mi cabeza. Porque si no pensaba en eso, y no lloraba por eso, no podía ser cierto.

¿Verdad?

Aunque sonara horrible, seguía concentrándome en lo sucia que me sentía.

Dios, quería una ducha. O un baño, repleto de esencias y montones de burbujas. Pero incluso más que eso, era la necesidad que tenía por un cigarrillo.

Tan fuerte, que de hecho sentía nauseas y mis manos habían estado temblando las ultimas horas.

La tortuga se dio cuenta.

Miguel, así lo había llamado Abril. Aunque su mayor preocupación era su hermano, mantenía un ojo en el resto de nosotros también.

Cuando me preguntó que andaba mal, traté de hacerme la tonta, diciendo que temblaba porque tenía frío.

Demasiado viento en esa maldita azotea, le dije. Pero estaba mintiendo horriblemente

Me miró fijamente.

.- ¿Eres adicta a algo?.- Había preguntado, así como así.

Sorpresivamente, no había sonado como una acusación. Su voz contenía la compasión de alguien que deseaba ayudar, no sólo darme un sermón.

.- Eres bastante perspicaz para una tortuga¿eh?.- respondí. Él sólo me sonrió a medias e instantáneamente me sentí mal.- Lo siento, eso fue bastante malintencionado.

.- Está bien.

Luego vino una pausa.

.- ¿Vas a decirme en que estás metida?

Casi me reí. ¿Acaso creía que era una adicta al crack o algo?

.- Sólo cigarrillos. Trabajo en un bar, estar rodeada por ellos todo el tiempo es fácil acabar fumando tu mismo. Odio admitirlo, pero soy una chica de un paquete al día.

.- La angustia° es una maldita cosa en estos momentos ¿eh?

Y eso fue todo. Nada de jorobarme, nada de estupideces sobre como hay mejores cosas de que preocuparse. Como cómo permanecer vivos.

Él me agradó al instante. Bueno, al instante en cuanto hube superado el hecho de que no era humano, lo que sorpresivamente dejó de parecer tan extraño. No después del hecho de que el mundo se había vuelto loco.

No era sólo su forma de ser tan poco crítica, sino por la sensación de protección que emanaba de él.

De alguna forma, en esa desesperada situación, Miguel me hacía sentir segura.

MIGUEL ANGEL

Los tres estábamos sentados a lo largo del lado izquierdo de Leo.

Yo, luego Abril con Abby acurrucada a su lado, con la cabeza en sus piernas.

Abril y yo mirábamos a Leo, mientras los ojos de Abby estaban perdidos por la azotea.

Los había estado cerrando intermitentemente, como si tratara de dormir, luego los había vuelto a abrir con un parpadeo, con la misma inexpresividad de antes.

La respiración de Leo se había vuelto menos profunda. Había bajado gradualmente, hasta que la falta de oxigeno hacia caer su cuerpo en una sesión de tos. Podía ver que le dolía, incluso en sueños.

Sus músculos estaban tensos, tratando de mantener su pecho lo más rígido posible mientras la tos se calmaba. La sangre pintaba las comisuras de sus labios.

La idea de que pudiera provenir de sus pulmones me aterraba.

Necesitaba ayuda y lo sabía. Antibióticos, analgésicos, demonios, incluso la limpieza más elemental para sus heridas. No tenía nada con qué trabajar.

Estábamos sentados viéndolo morir.

.- ¿Abril?.- la voz de Abby sonó tímida, rompiendo el silencio.. Tengo sed.

Abril se revolvió, dejando escapar un suave suspiro.

.- Lo sé, cariño, lo sé.- ella pasó su mano ligeramente de arriba a bajo por la espalda de Abby.

.- ¿Abril¿crees que mi papá y mi mamá estén vivos?

Mi corazón dio un vuelco.

Había estado esperando por esa pregunta. Ni Tara ni Abby habían mencionado a sus padres.

Sabía que ellos existían porque Tara había dicho que estaba visitando a su tío Jake, no viviendo con él.

Abril me lanzó una mirada llena de pánico.

.- Eso espero, Abby.- respondió.- Tal vez ahora estén en un lugar seguro pensando en como encontrarte.

La pequeña niña, tan fuerte hasta ese momento, más fuerte de lo que una persona de su edad debería ser, finalmente colapsó.

Se estremeció, luego sus hombros empezaron a temblar.

Abril la atrajo más cerca de sí, acunándola suavemente. Abby lloró. Fuerte. Y en vez de sentarme y escuchar, tomé una decisión.

.- Voy a bajar.

Boquiabierta, Abril no respondió. Abby se deshizo levemente de su abrazo, mirando tras un muro de lagrimas.

.- Necesitamos agua, comida y Leo necesita antibióticos.- declaré firmemente.- Voy a bajar.

Abril se me quedó mirando. Su cabello era casi dorado a la difusa luz de la luna. Colgaba frente a su cara, separado por los límites de su frente.

Lucía exhausta, pero sus ojos sólo contenían una emoción: preocupación.

.- Miguel, no puedes...

.- Tengo que.

.- Pero no deberíamos esperar por ...

Agarré sus hombros, suave pero firmemente.

.- Abril, se va a morir si no hago algo. No voy a sentarme y ver como ocurre.

Ella hizo una mueca de dolor, luego asintió lentamente.

.- Lo sé... es sólo que no quiero perderte a ti también.

Esas palabras me traspasaron el corazón, pero no tenía tiempo de expresar lo que sentía.. más emociones y ambos caeríamos en pedazos.

En vez de eso sonreí, quitándole el cabello de la cara.

.- Dame algo de crédito. Soy más duro de lo que parezco.- dije, irguiéndome y sacando pecho.- Además¿nunca me viste jugando Resident Evil? Puedo patear gran cantidad de traseros sicópatas en ese juego.

Había permitido que las lagrimas corrieran por su cara, pero no pudo evitar sonreír.

Le di un rápido abrazo con un solo brazo, revolviéndole los pelos a Abby con la mano libre.

.- Iré lo más rápido que pueda. Mantengan las puertas cerradas mientras no estoy¿bueno?- Bromeé medio en serio.

Deshaciendo el abrazo, me permití una rápida mirada a Leo antes de dirigirme hacia la escalera cortada.

No te preocupes hermano, no voy a fallarte.

Hago girar uno de mis chakos mientras camino, tratando de darme ánimos, tratando de olvidar el dolor que aún persiste en mi pie.

Viejo, iba a ser interesante tratar de bajar de esa azotea.

Escuché la voz de Abril tras de mi, apenas audible.

.- Por favor, ten cuidado...

.-

Fin del Cap.

.-

Listo.

Uf.

° Con la angustia me refiero al delirium tremens, los síndromes de abstinencia, cuando uno desarrolla adicción a algo y lo privan bruscamente de eso... aquí le llamamos así a esa sensación.

En el original, "Cold turkey" o pavo frío... en argot quiere decir síndromes de abstinencia.

¿Ven que Miguel sabe sacar lo mejor de si cuando se ve solo?

Cuan diferente habría sido la reacción de Raph en la misma situación (para empezar, habría descuartizado al pobre Jake a la primera de cambio).

Miguel tiene una especie de bondad infantil... es lindo.

A propósito y corrigiendo la información que di en 2x1, Gracias a los datos proporcionados por Linita Iinverse (se agradece): Quien hace la voz de Leo en español (doblado en México) es Luis Daniel Ramírez, Eduardo Garza en la voz de Don (el que hace la voz de Nari en Koni "me gustan las cosas redondas", jejeje y sí, es el mismo de Malcolm del medio), Igor Cruz la voz de Miguel y la voz de Raph está a cargo de Ricardo Mendoza, el mismo de la voz de Shiryu de los Caballeros del Zodiaco y que definitivamente le da otra personalidad al Raph en español.

Bien, eso es todo.

Por ahora.

I'll be back.

Je.