A s e s in o I n g l é s
Autora: Liandana
Tipo: Serie Corta o eso es lo que creía cuando lo comencé UUUUU
Disclaimer: Harry Potter y Cía. es propiedad exclusiva de J.K. Rowling y otras empresas con fines de lucro UU... Nada de nada. No intento infringir ninguna ley. Y ni quiero, ni me interesa infringirlas. No tengo ni un céntimo y esto lo hago con fines de diversión. Espero les agrade.
Dedicatoria: para todo el que lea esto. Para ti
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Asesino Inglés
Capítulo VIII. Historia
- No puedo aplaudir la decisión de Black- Kamus veía sin mucho interés la autopista
- ¿Cómo?- preguntó Remus, mirando de reojo a su acompañante.
- Esa chica corre peligro- dijo sin dar a notar algún interés en especial.
Remus permaneció callado, fijando su atención por la ventanilla del automóvil negro. La autopista casi desierta, las luces de Tokio seguían con su habitual tintineo dándoles la bienvenida a los ocupantes del automóvil. Kamus giro en una avenida, en la cual se podía ver gran actividad, mujeres y hombres deambulando por la avenida, parejas y grupos entrando o saliendo de los distintos establecimientos. Saint Claire estaciono el auto frente a un bar, en donde se encontraba un par de mujeres ofreciendo sus servicios, al retirar las llaves, miró a su acompañante, que ya salía del automóvil.
- Entiendo
- Lo sabía- Kamus bajo del automóvil con su habitual elegancia, dirigiéndose al bar.
El hombre permanecía de pie observando a la figura recostada en el sillón, se acercó lentamente y cogió una manta para después extenderla sobre la persona que dormía tranquilamente.
Apenas estaba consciente de que aquella joven llevaba viviendo con él poco más de un mes, un mes en el cual súbitamente el hogar de Black se impregnaba de cierta fragancia de cariño y cuidado, volvió a mirar a la mujer: la piel de alabastro y el cabello azabache esparcido en el sillón enmarcando la esbelta figura.
Sacó el celular de la gabardina negra, comenzando a caminar hacia la habitación, dejando a Adriel aún dormida en el sillón, marcó un teléfono para después escuchar la voz de un hombre.
- Potter, voy por ti en una hora- ordenó Sirius- lleva dinero
Tras decir esto, Sirius tiró el celular a la cama de cubierta azul, se deshizo de la gabardina y de la camisa, cogió una toalla y se metió a la ducha.
- ¿Vas a salir?- escuchó que le preguntaba una suave voz.
James volteó, sabiendo que se encontraría con dos esmeraldas, una espesa mata roja junto con un angelical rostro, asintió con la cabeza mientras se ponía la chaqueta.
- No tardaré- dijo- ya sabes si sucede algo...
- Ya lo sé- cortó la mujer bruscamente, para bajar la cabeza instantes después arrepentida- saluda a Sirius- la joven giro rápidamente para desaparecer en la habitación de James.
El local estaba a reventar, hombres y mujeres se mezclaban en la pista moviendo los cuerpos frenéticamente al ritmo de la música estridente, las luces neones bailaban sobre ellos, las pantallas de plasma pasaban imágenes de videos musicales, peceras sin peces, llenas de agua burbujeante de distintos colores y formas, los meseros iban y venían en aquel lugar sorteando con éxito a la gente y perdiéndose en el mar de mesas que albergaban a más gente deseosa de escapar por un momento de la rutina y agobiante ritmo de vida de la metrópoli.
James y Sirius se encontraban sentados en una mesa de una sección especial del local, el primero mirando tranquilamente la pista de baile, sonrió al descubrir entre la multitud a una mujer de cabellos violetas, mientras que el segundo tomaba una copa con su habitual indiferencia al mundo.
- Permiso Black- dijo el aguamarina levantándose de la mesa- algo me ha llamado la atención.
James se dirigió a la mujer que había visto antes, adentrándose como un cazador entre la gente.
Pasaron diez minutos cuando Black diviso a su amigo y a la mujer, besándose pasionalmente, sin importar los movimientos de la masa que bailaba. Dejo la copa en la mesa, mientras que el local se llenaba de una música que invitaba a la pasión y el desenfreno, las pantallas comenzaron a exhibir imágenes sugerentes. Cuerpos sudorosos pegándose a otros al ritmo de la música.
Sirius Black se levantó de la silla, y con paso lento se fue acercando a la pista.
- Es hora de cazar- murmuró mientras se acercaba a una adolescente de cabello negro rizado y largo.
Espuma comenzó a caer sobre los que bailaban, a nadie le importo la espuma, por el contrario parecía que la espuma avivo más el ambiente, todos seguían divirtiéndose, olvidando todo; la mañana siguiente vendría la realidad...
Los ojos dorados de Lupin se clavaron en la cama de aquella habitación deprimente, aparte de la cama el único accesorio era un taburete encima del cual se encontraba una lámpara que alumbraba débilmente, por lo tanto la habitación estaba en penumbras. Levantó la mano derecha e hizo la señal de una cruz en el aire, se acercó a la cama y depósito junto al cuerpo inerte una rosa amarilla: un mensaje para la mafia japonesa.... él solamente fue un ejecutor del lado del mejor postor.
Salió de la habitación cerrando la puerta sin hacer ruido alguno, se encamino a una habitación al final del pasillo, sin tocar la puerta abrió. Adentro de la habitación sentado en una silla se encontraba Kamus; en su regazo una prostituta besando el blanco cuello, Kamus miró a Remus que le devolvió la mirada.
La prostituta dejo de besar a Kamus, poniendo atención al extraño que había entrado, después de unos segundos volvió la vista a Kamus.
- No te cobraré porque participe él- dijo la mujer- normalmente lo haría- agrego
- Lárgate- la mujer abrió los sorprendida.
Saint Claire se levantó de la silla con facilidad dejando a la mujer parada en medio de la habitación confundida, Remus mientras tanto se dirigió a la cama sentándose con tranquilidad, se deshizo de los guantes.
- Lárgate- volvió a escuchar, está vez de parte del de ojos dorados.
- ¡Jo!- dijo viendo como Kamus se desabrochaba la camisa- que la pasen bien- bufó.
La mujer salió de la habitación dando un portazo enojada por haber sido despreciada por aquel par, resultando ser pareja.
Al cerrarse la puerta, Kamus se abrocho la camisa negra, sentándose en la cama para recostarse en ella, cerrando los ojos sin poner atención a su compañero, 30 minutos después se incorporó, tomó su chaqueta y miró a Remus que tenía los ojos cerrados y jugaba con un rosario de cristal.
- Es hora de irnos- dijo Kamus cuando se escucho un grito de terror proveniente de la habitación en donde había estado Lupin anteriormente.
- Tú manejas- Lupin salió de la habitación seguido de Kamus.
Nadie prestaba atención a la pareja de apuestos hombres que abandonaban aquel lugar de mala muerte, estaban más ocupados preocupándose por la llegada de la policía y el cuerpo sin vida de un mafioso menor en la escala de poder: aquello había sido una advertencia.
Cruzaron el antro como dos sombras, sin prestar atención a la decadente escena que ante sus ojos se extendía; jovencitas que apenas alcanzaban los 15 años siendo utilizadas como juguetes, muchachos que oscilaban entre la niñez y adolescencia tratados como esclavos sexuales y en rincones o amparados en la oscuridad personas que alucinaban bajo el efecto de narcóticos.
Subieron al auto, Kamus piso el acelerador alejándose de aquel lugar lo más pronto posible.
Kamus Saint Claire manejaba absorto en sus pensamientos.
Las mujeres sonrieron divertidas encerradas en aquella habitación, en la pequeña mesa estaba llena de bolsas de frituras sushi y latas de refresco. La pantalla de plasma pasaba un video de Bad Luck y la letra de la canción. Lily reía al ver a Benoitte intentando cantar como el vocalista.
La joven Evans al sentirse aburrida y deseosa de compañía femenina- puesto que sólo salía del apartamento en compañía de James agregándole que era raro, y para rematar Sirius había ordenado que no saliera sola- salió del apartamento en busca de Adriel, quien taimen se había recluido pero por motivos diferentes a los de la pelirroja.
Decidiendo que ambas necesitaban un rato de diversión sin guardaespaldas salieron para encontrarse con Tokio de noche, acabando en un karaoke ataviadas como gals y divirtiéndose lo más posible a sabiendas de la reprimenda que les darían después de su pequeño escape.
Cayó sobre el cuerpo femenino embriagado de placer, trataba de controlar la respiración, después de unos segundos se tumbó en el lado izquierdo de la cama, viendo el techo de la habitación.
Aquella adolescente- mujer no fue difícil de seducir como tampoco había representado un reto el que estuviera acompañada por un chico.
Cerró los ojos unos minutos, la joven a su lado le había dado la espalada. Suspiró cansadamente y se incorporó en la mullida cama, observó con atención a la joven de cabellera negra, sin poderlo evitar suspiro de nuevo. ¿Quién le mando a meterse con ella?
Se levantó de la cama, recogiendo su ropa y se metió en el baño, desde el marco de la puerta volteó a ver la cama. La joven se había incorporado, la chica lo miró y él le ofreció algo que parecía ser una sonrisa.
- No eres ella- murmuró Black mientras se ponía los pantalones.
El rubio miraba el monitor con expresión cansada, varios libros abiertos en diferentes páginas descansaban en el escritorio de caoba, carpetas que contenían expedientes y un montón de fotografías. Los cansados ojos grises se posaron en las fotografías, estiro el brazo y con un movimiento volteó las fotos de tal forma que no se viera la imagen, su mirada recorrió el escritorio hasta encontrarse con el retrato de una joven trigueña.
- ¿Dónde estas?- le preguntó al aire
Ya había pasado un mes y los inútiles de Snape y Blaise seguían sin tener idea de donde se encontraba la joven y su acompañante. Jamás se perdonaría si algo le había sucedido a su prima.
Se quitó los lentes para frotarse los ojos. En el monitor aparecía la imagen de un japonés y junto a esta otra imagen de una familia.
El caso se complicó cuando el equipo de Snape entró sin una orden de catea a la casa del sospechoso; no se cansó de gritarles a la cara lo estúpidos que eran.
Aún no rodaban cabezas, por el hecho de que Malfoy sabía que Snape y Blaise serían los únicos en dar con Adriel, puesto que algo más que el deber impulsaba a Severus Snape.
Por el momento el "Asesino Inglés" se había mantenido alejado de los radares, sin embargo había aparecido otro de los comúnmente llamados; asesinos a sueldos.
Este asesino, al igual que los que tenían identificados, seguía un patrón o por lo menos eso pensaba el aparato de justicia: sobredosis de algún estupefaciente.
Él no era idiota, sabía de sobra que estos asesinos, no seguían esquelas o patrones... eran los mejores en su profesión, no sé permitían errores. Si sabían del "Asesino Inglés" era por el sórdido gusto de aquel asesino de ponerlos en evidencia, de ridiculizarlos y burlarse de ellos abiertamente. Un tipo inteligente, mas de lo que deseaba admitir el fiscal.
El celular emitió un sonido de aviso y la pantalla se iluminó, Malfoy cogió el celular y miró extrañado el número, apretó un botón y el mensaje de texto apareció:
"Estoy bien, no te preocupes. Te quiero Lucius... Adriel"
Después de bastante tiempo el fiscal sonrió con alivio, sin embargo la sonrisa se borró al instante, sabía que Adriel estaba bien pero ¿Por qué hasta ahora se comunicaba con él?¿Por qué le pedía que no la buscará?
Al entrar en el apartamento notó el silencio que reinaba, supuso que Benoitte dormía plácidamente en la habitación de huéspedes, se deshizo de la gabardina.
Las sábanas blancas cubrían su cuerpo, la cubierta azul reposaba ahora en el piso. El sueño de Black era intranquilo...
De nuevo fuego y más fuego....
Fuego por todas partes, gritos ensordecedores pidiendo ayuda, siluetas pediendose entre las llamas y él... sólo contemplaba el espectáculo que le brindaba el fuergo arrodillado sobre el pasto, con las lágrimas bajando por sus mejillas sonrojadas, aferrándose a lo único que le quedaba en el mundo, balbuceando frases de consuelo.
- No son ellos- repetía incesantemente- no son ellos, Lily...
Cuando el fuego se exintinguió con la ayuda de los bomberos, un bombero se acercó a ellos extendiéndole al mayor un broche en forma de una estrella de cinco picos.
Aquel día Sirius Black murió y nació para convertirse en un ladrón de vidas, con el único deseo y objetivo de proteger a aquella pelirroja que tiritaba de frío y sufrimiento en sus brazos.
De nada servía la justicia de los hombres, aquella justicia lo había llevado a perder a sus padres y familia, la justicia del hombre vestido de azul le habían arrebatado su vida.
Por eso él aborrecía a los honorables policías, detectives y sinónimos, por eso él los burlaba porque jamás ninguno de ellos se compararía con su padre; con Orión Black, nadie era como él, y nadie le volvería a arrebatar lo que más quería en la vida
Un grito desgarrador salió de la garganta masculina, la respiración agitadas y la vista fija en cualquier punto de las blancas paredes.
La puerta se abrió, dando paso a una extravagante Adriel Benoitte que se acercaba rápidamente y preocupada por el ocupante de la cama
Sentándose al borde de la cama, llamó a Sirius suavemente con un leve matiz de preocupación, los ojos índigo se clavaron en el rostro para después abrirse de par en par con sorpresa.
La heredera Benoitte notó el repentino cambio de expresión.
Jamás había visto a Black con la gama de expresiones en aquella helada faz, siempre las emociones se sucedían unas a otras, nunca juntas, como su mirada podía demostrar peligro como podía demostrar ternura, pero nunca una mezcla de ellas.
- ¿Estas bien?- preguntó tímidamente
- Sí- contestó Sirius intentando recuperar la compostura, quitó las sábanas y se levantó de la cama- tomaré agua... ve a dormir- ordenó con una débil sonrisa.
La joven asintió, dudando en seguir la orden o quedarse al lado del hombre.
Diez minutos después, el de ojos índigo apoyaba la frente en el frío crital de la ventana- puerta de la habitación, en sus manos estaba el broche; el mismo broche que le dierá el bombero aquel día.
- ¿Por qué me dejaste Dría?- susurró, la imagen de Adriel acudió a su mente- No eres ella- una solitaria lágrima surcó el rostro blanquecino
Estaba sentado en medio de la oscuridad de la habitación, las cortinas estaban corridas de forma que la luna no entraba en el recinto. Retiro un mechón de cabello azul, para después masajearse la sien con dos dedos, cerró los ojos evocando recuerdos de un pasado lejano.
El pequeño de cabellera azul- verdosa observa con atención a su hermana mayor, vistiendo extravagantemente siendo maquillado por una mujer de cabellos verdes. Estaba sentado en un banquito junto al tocador de aquella habitación del Moulin Rouge, observando embelesado los profundos ojos azules de su hermana que se había inclinado hasta quedar a su altura, le revolvió el cabello y una nostálgica sonrisa apareció en el rostro de la chica.
- Saldremos de aquí- le dijo Marín a su hermano.
- ¿Lo prometes?- la voz infantil preguntó.
Al pequeño Kamus Saint Claire no le gustaba ver a su hermana con esos extraños vestidos, además era pequeño pero no por eso tonto, sabía que su hermana se vendía para poder darle de comer. Sabía que su hermana mayor hacia todo lo que hacia sólo por él, sólo por él y por nadie más, ni siquiera por ella. Y Kamus maldijo una y otra vez a sus padres, aquellos padres que los abandonaron a su suerte dejando a Marín a cargo del pequeño en esa gran ciudad, en la que sobrevivir era lo único importante.
- Lo prometo, Kamus- contestó Marín, levantándose segundos después para salir acompañada de Shaina.
Aquel día fue el último que vio a su hermana, aquella fue la última sonrisa que ella le ofreció, la última vez que pudo perderse en los ojos azules de ella y la primera y última promesa de su hermana.
El brillo de los ojos de Marín se extinguió así como su vida a manos de un aristócrata francés que frecuentaba el Moulin Rouge, Saint Claire negándose al capricho del aristócrata pagó la negativa con su vida, encontrada muerta en medio de las sábanas de satín con lágrimas en los ojos.
La última palabra que salió de los suaves labios rosas fue el nombre de su hermano pequeño, el último pensamiento fue para él; pidiéndole perdón por no cumplir su promesa.
Shaina siendo la única amiga de Marín y por lo tanto amiga del pequeño Kamus, se encargó de él, con la ayuda de un joven y amable hombre de cabellos castaños: Aioria, hasta que cumplió 14 años, el joven Saint Claire se independizo, sin embargo le agradeció a la joven peliverde su apoyo, sustituyendo a Marín cuando no tenía responsabilidad alguna. Ahora Shaina vivía en una bonita casa en la campiña inglesa, junto a un niño de no más de 3 años, Saint Claire era el que se encargaba de los gastos de la madre soltera y del niño.
El pequeño Kamus quedó desamparado pero aquel suceso fue el que marcó la vida que llevaría, decidió lo que sería en un futuro. El aristócrata culpable de la muerte de Marín, ni siquiera piso la cárcel, sólo su bolsillo sufrió una pequeña salida, aquella salida que no regresaría a Marín con Kamus
El pequeño supo que lo más importante era el dinero y el poder, por encima de cualquier cosa, que los seres humanos no tenían oportunidad contra otros seres humanos, un humano no tenía por qué ser perdonado, que el bien y el mal se fusionaban a veces ensañándose con los que menos tenían, con los que perdían todo incluso la esperanza, que la vida era fría testigo de los acontecimientos y que si había un Dios, éste era indiferente y glacial espectador de la destrucción de sus creaciones divinas.
Entonces, ¿Por qué no ser así? ¿Por qué no ser distante, indiferente, soberbio? Carecer de cualquier sentimiento, llegar a ser más frío que un glaciar si era posible...
Nadie había tenido consideración con el par de hermanos, entonces Kamus Saint Claire no tendría consideración.
Él no robaría vidas, él robaría lo que muchos consideraban importante, incluso más que su vida.
Un elegante ladrón...
- Tú y yo saldremos de aquí- murmuró Kamus, viendo en la oscuridad un retrato de Marín- saldremos hermana... y yo saldré de este infierno algún día... sólo por ti.
Notas de la autoraYa es costumbre que pida disculpas, pero he tenido trabajos, tareas, exámenes y demás cosas, mi musa salió de vacaciones y mi mugre pedazo de computadora le dio por desconectarme cada 2 minutos, haciendo imposible subir o escribir algo.
Espero que les agrade este capítulo, me ha gustado bastante y tenía más cosas que agregar pero hago eso o hago mi tarea de Finanzas, sin embargo si acabo toda la montaña de deberes antes del domingo subiré otro capítulo de Asesino Inglés y quizás otro fic: Ladrón de Hielo.
Un adelanto de Ladrón de Hielo, relata la historia de Kamus Saint Claire, así que amantes de Kamus de Acuario y Saint Seiya, pueden darse una vueltecita por el fic, que será mi primera historia de Saint Seiya.
Muchas gracias por los reviews y comentarios, en el próximo capítulo agradeceré a cada persona su review del capítulo VII y VIII.
