A s e s in o I n g l é s
Autora: Liandana
Tipo: Serie Corta o eso es lo que creía cuando lo comencé UUUUU
Disclaimer: Harry Potter y Cía. es propiedad exclusiva de J.K. Rowling y otras empresas con fines de lucro UU... Nada de nada. No intento infringir ninguna ley. Y ni quiero, ni me interesa infringirlas. No tengo ni un céntimo y esto lo hago con fines de diversión. Espero les agrade.
Dedicatoria: para todo el que lea esto. Para ti
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Asesino Inglés
CapítuloXI.Historia II
El rubio platinado salió lentamente de la oficina del fiscal, la impecable camisa blanca estaba arremangada hasta los codos, el nudo de la corbata flojo y los primeros dos botones desabrochados. Miró el desolado pasillo, haciendo una comparación involuntaria con las horas de trabajo y las extras, se llevo la mano izquierda al rostro y con ella se froto los ojos.
Trataba de recordar cuando eran adolescentes sin preocupaciones, sin un agobiante ritmo de vida, sin nada que los llevará un día tras otro en busca de una verdad relativa, cuando su mayor deleite era estar con su pequeña prima, ir al cine, comer juntos, salir y divertirse sin tener en cuenta los regaños de sus padres.
Ahora todo eso estaba perdido, la vida de ambos, tomando rumbos diferentes y por desgracia siendo nebulosos y confusos: un asesino en pos de las cabezas de los Benoitte-Aligieri, él; un fiscal con las manos atadas por la incompetencia de los policías y por la competencia de los asesinos.
Por primera vez después de mucho tiempo, se sentía sólo e inseguro. Lucius Malfoy: fiscal de distrito, un hombre con el poder necesario para condenar, para cazar... estaba temeroso, no por su vida, sino por la vida de los Benoitte...
Una pieza en el tablero...
Las puertas del elevador se abrieron, revelando la figura de un hombre desgarbado y con el semblante cansado, surcado por dos grandes ojeras de un color morado enfermizo, se acercó al fiscal y con una seña lo saludo, el fiscal sólo le dirigió una mirada opaca.
¿Encontraron algo?- preguntó, al mismo tiempo que se sentaba en el escritorio
Nada, Ivan Finnigan está tan limpio como un perro después de ser bañado
Extraña comparación- dijo Malfoy, levantándose y tomando el saco azul que descansaba en el respaldo de una silla- tengo un juicio mañana...
EL sonido que los zapatos de Lucius causaba en el desolado pasillo poco a poco se fue disipando. Severus Snape gruño por lo bajo, sintiéndose totalmente enojado con su profesión y con todas las ridículas leyes que por más que los asesinos o delincuentes se pusieran un letrero de : "YO soy culpable", aquello no era suficiente sino se tenía la evidencia concluyente que los incriminará .
Se levantó, saliendo del despacho del fiscal segundos después. Salía del elegante edificio en espera de un taxi para llegar a su departamento e intentar descansar un poco, mañana sería un día largo.
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Moviéndose como un felino en las sombras de la noche James Potter salió de la casa como había entrado: siendo un huésped que sólo sería bien recibido por unas horas. No le interesaba quedarse a charlar con la mujer mientras degustaban un café para conocerse más a fondo. Eso no le importaba a Potter.
Salió de la casa, encontrándose con el flamante Mazda deportivo plateado, el fiel automóvil de Potter emitió un sonido bajo, señal de que la alarma había sido quitada. James subió al auto, encendió el stereo del Mazda sorprendiéndose al encontrarse con un compact disc de la música favorita de su invitada: U2.
Eres la única...- murmuró James, sabiendo que si no había intentado nada con la pelirroja no era porque le faltarán ganas sino porque temía por su vida y si era sincero valoraba demasiado su vida como para perderla por una mujer.
En algún otro momento de su vida; James no llegaría a su apartamento casi al medio día o quizás después de un par de días en la compañía femenina de alguna desconocida, sentía la necesidad de llegar y comprobar que la chica estaba bien, de verla dormir pacíficamente. Sentía la extraña necesidad de abandonar...
¿Cómo había llegado a ser un seductor de primera categoría? Él lo sabía bien, había empezado a burlarse de los sentimientos de las mujeres y siendo indiferente a sus acciones cuando se entero de la verdad, cuando la frágil mentira había caído.
Todos los asesinos tenían una historia, la mayoría de ellos un pasado atroz que los había marcado de por vida, otros solamente encontraban el gusto de asesinar por el simple placer de hacerlo: él entraba en la primera categoría.
Si todo hubiera sido diferente, ahora realmente desempeñaría la profesión de la cual siempre creyó estar enamorado: medicina.
Una sonrisa retorcida apareció en el rostro de Potter, al recordar su antiguo sueño, un sueño de adolescente, que irónico: salvar vidas y ahora ¿Qué hacia?
¡Ah!¡Claro!, quitarlas- dijo, mientras doblaba en una esquina, unas cuantas cuadras más y llegaría a casa.
Pensar que por varios años había vivido bajo el mismo techo que dos personas desconocidas para él, llamándolas cariñosamente :"padres". Pensar que por un estado de euforia su verdadera vida afloro de la nada.
El padre de James llegaba esa noche después de un largo viaje de negocios, sin avisar de su llegada a nadie, teniendo en mente darle una sorpresa a su pequeña familia, todo hubiera sido diferente si él hubiera hecho una llamada, pero también todo hubiera sido diferente si James hubiera estado en casa esa noche.
El adolescente de cabellos azabaches silbaba despreocupadamente por el jardín de su casa, con las manos en los bolsillos, sonriendo ante la llegada de su padre en unos días, pensaba en todos los recuerdos que les traería, aunque las salidas con sus amigos se irían espaciando a petición de sí progenitor, sacó las llaves y se adentro en la casa, subió las escaleras sin preocupaciones, un tanto extrañado por el silencio que reinaba en la casa, fue cuando se acerco a la habitación de sus padres que escucho todo y vio una imagen que lo acompañaría por siempre.
Su querida madre en la cama, con otro hombre que no era su padre... James cerró los ojos con fuerza confundido ante lo que debía hacer: seguir de largo y pretender que no había visto nada o encarar a la infiel mujer. Ninguna de estas acciones pudo realizar, pues los conocidos pasos de su padre se escucharon en el pasillo, James volteó asustado, los ojos aguamarina demostrando un sin fin de emociones: miedo siendo la principal.
Todo había sucedido muy rápido: gritos, gritos, gritos y más gritos.
Y la terrible verdad: James no era su hijo, James había sido recogido por caridad del hombre, la mujer estaba destrozada por verse desplazada por un mocoso, optando por buscar cariño y atención en brazos de otros hombres, convirtiéndose en una vulgar prostituta, cosa que James sabía pero trataba de ignorar con todo el corazón; nunca lo había comprobado, sin embargo lo más aterrador: los padres de James habían muerto a manos de aquellos dos.
Todo se reducía a negocios...
Pasado tortuoso o no, había sido el detonante para la desenfrenada vida de Potter, convirtiéndolo en una persona seductora y frívola, jugando con la vida y destruyéndola, sólo por placer... por un placer malsano...
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El sol comenzaba a bañar el barrio japonés, caminaba con las manos metidas en los bolsillos de la chaqueta, detuvo sus pasaos frente de una casa de dos plantas, vacilante se acercó a la rejilla, antes de abrirla; un hombre con chaqueta en mano salió de la casa.
Los ojos dorados centellaron con odio, dio la media vuelta poniéndose los lentes negros comenzando a caminar con paso lento, al llegar a la esquina el celular sonó.
Cinco minutos después ingresaba a la casa de dos plantas, siendo recibido por una mujer delgada y esbelta cubierta por un fino camisón de seda, el cabello castaño cayendo sobre sus hombros.
¿Paso la noche contigo?- preguntó sin quitarse los lentes oscuros.
La castaña se acerco al asesino para después abrazarlo por el torso hundiendo la cabeza en el pecho del hombre, aspirando profundamente la loción del dorado.
Te extrañe, Lupin- dijo para después besarlo con pasión y avidez, siendo correspondida por Remus.
Remus cortó el beso, separándola ligeramente de su cuerpo, permitiéndose demostrar amor y rencor en la mirada centellante.
Pensé que era perjudicial para ti
Ella sostuvo la mirada dorada.
No puedo negar lo que soy y tú... eres parte de mí
Amatiello... – los suaves labios de Kat se unieron a los de Remus.
Remus Lupin se perdió en el océano de sensaciones y sentimientos que le provocaban la psicóloga criminalista.
La última vez, él había salido perdedor en aquella relación y tenía la impresión de que esta vez no sería diferente, aunque estaba decidido a llevarse algo más que el cuerpo de Kat Amatiello. Perdería... y ella también lo haría.
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Sentado enfrente de la ventana, observaba el ir y venir del tiempo, un libro descansaba en su regazo, para ser sinceros no tenía el menor interés en leerlo, los horas de tranquilidad y silencio que la salida de Adriel le habían dado servía para nada, odiaba admitirlo pero extrañaba el bullicio que la joven producía con su presencia, yendo de un lado a otro, poniendo música, la televisión o instándolo a compartir con ella algunos momentos. La joven había sido capaz de estar con él sin amedrentarse por el comportamiento del asesino, se había ganado un poco de cordialidad de parte del ojiazul a base de esfuerzo y mucha dedicación. Además de que jamás se había dejado intimidar y ser capaz de plantarle cara a Black cuando tenía que hacerlo, convirtiéndose en la segunda mujer que no le temía y podía poner en su lugar a Black.
Cerró los ojos, recordando la comida de hacia unas horas.
La mujer tarareaba una canción muy parecida a la que usaban las madres para dormir a sus hijos, soltó un suspiro de alivio cuando vio el reloj que estaba en una pared, cogió un par de platos de la alacena blanca y sirvió una crema, depósito los platos en la mesa para después abrir el frigorífico sacando una jarra con agua de algún sabor.
La puerta de la habitación principal se abrió dejando ver a un fachoso Sirius de pants y camiseta de un equipo de baseball japonés.
Buenas tardes- saludo Adriel animadamente
El hombre no pudo mas que sorprenderse, dos meses y aún se seguía sorprendiendo al encontrar la comida servida, un cálido saludo y una agradable persona. Se sentía... ¿Bien?
Observó a la mujer detrás de la mesa, traía puesto un delantal rosa con un gracioso oso en el pecho, un pantalón corto y una camiseta grande que extrañamente le parecía familiar. Recordó que se la había prestado cuando llegó a su apartamento y para ser honestos se le veía mejor a ella que a él, unas sandalias azul protegían los delicados pies.
Buenas tardes- contestó el aludido, sin variar el trato con la joven.
Camino hacia el comedor y miró la mesa, levantó la vista y se encontró con la amatista que sonreía grandemente.
¿Hongos y pato a la naranja?
Sí, pensé que te gustaría, hace un par de días devoraste la crema que hice- contestó ella divertida.
El asesino abrió la boca ligeramente ofendido dispuesto a replicar y aclarar ese punto: él no había "devorado" la crema... por lo menos no sólo; James y Remus le ayudaron.
En repetidas ocasiones Black le había dicho a Adriel que no era necesario que se ocupará del apartamento y de paso de él, bien podía hacerlo él sólo, pero todas esas veces recibía la misma respuesta: no era una obligación, lo hacia con gusto y era la mejor manera de pagarle lo que hacia por ella. Al final Sirius aceptó de mala gana, la joven en verdad era terca.
Con James Potter sucedió algo similar, derrotado aceptaba que Lily se encargará de la casa, aunque sabía que se condenaba a una muerte lenta y dolorosa a manos de Sirius. Sin embargo la sorpresa fue grande cuando Sirius se entero y este sólo había murmurado un: "Te comprendo"
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Lily salía de una tienda cargada con varias bolsas y pequeños paquetes de un aspecto curioso. Tomó un taxi para dirigirse al departamento de James, después de dejar a Adriel se había escapado de nuevo, caminando sin sentido por las calles de Tokio sin ánimo de dormir, al final había entrado en una tienda donde un bonito kimono azul con una mariposa era exhibido. Suspiró al ver la caja circular, no podía negar que extrañaba su antigua vida de aprendiz de geisha.
Del abrigo largo saco un plástico de forma rectangular que decía en letras plateadas VISA, recorrió el plástico con la mirada y volvió a guardarlo en el abrigo.
No creo que se enoje James, después de todo Sirius pagará- pensó Lily ciertamente divertida.
La pesadillas habían desaparecido casi por completo, aunque aún se sentía temerosa de quedarse sola por las noches, aquel día lo recordaba como si hubiera sido ayer, Un terrible día para la familia Black y para ella.
Sirius se encargo de ella después del incendio, fueron a vivir a un suburbio ciertamente de mala muerte, a veces tenían dinero para comer, otras lamentablemente tenían que dormir con el estómago vacío hasta que de pronto las cosas cambiaron, ellos en un departamento pequeño pero cómodo y sin ver tantas atrocidades, en un barrio medio de gente noble y cortés. Después vinieron las planes de Sirius para ella: una geisha.
La pequeña Lily aceptó sin replicar, preguntando si la iría a ver, si no la abandonaría. Sirius asintió, prometiendo que iría cada mes, llevándole golosinas y juguetes.
De esa forma Lily ingresó en la casa de geishas de la oka- san Oyuki, sin saber que Black había pagado una fuerte suma por el ingreso de Lily y que seguiría pagando hasta que Lily salierá de aquella casa, con tal de que ella no se convirtierá en una geisha más a la disposición del mejor postor, la joven seguiría estudiando pero jamás tendría contacto con ningún cliente de la casa de geishas.
Sirius Black no permitiría que Liliane se corrompiera... ella era todo para él.
Lo único que le quedaba en la vida era Sirius, y ella haría todo lo que él le pidierá para verlo feliz, para ver feliz a la persona más importante: su hermano...
Sirius y Liliane Black.
Miro al conductor del taxi que giraba en una avenida y después la veía por el retrovisor, Lily le sonrió al señor que conducía y este correspondió el gesto. Cuando Lily bajaba del taxi, el conductor le extendió una hoja de papel, Lily lo miró extrañada para después darle las gracias.
Una invitación a un festival en el distrito de Juuban... Sería divertido ir y llevar al huraño de Sirius, a la divertida Adriel y al curioso James.
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Entró sin hacer el mayor ruido posible, a excepción de cuando se le cayeron las llaves y se tropezó con la maceta en forma de tortuga que Lily había insistido en comprar en una ocasión que habían salió al supermercado. Miro de mala manera a la tortuga que sonreía mientras cargaba una planta muy poco conocida por él. Entró al apartamento dándose por fin cuenta de un detalle; Lily no había salido a recibirlo como comúnmente lo hacia. Los músculos del cuerpo de Potter se tensaron, mientras se ponía en guardia, esperando encontrar a la pelirroja dormida o quizás bañándose. Tenía que encontrarla.
Buscó por todo el apartamento inspeccionando con cuidado cualquier rincón de este en alerta máxima, una mano en el costado izquierdo, preparada para cualquier situación que se presentará, regresó a la sala con gesto preocupado y serio. No había encontrado nada y diciendo nada, quería decir que ni rastro de algún encuentro desafortunado, signos de auxilio o lucha por la supervivencia, nada.
¡Maldición!- exclamó, apretando el puño. Los ojos aguamarina se nublaron ligeramente..., giro rápidamente hacia el teléfono, tendría que llamar a Sirius y decirle que Lily había desaparecido. Tomó el auricular, cuando escucho ligeros sonidos que se acercaban a él, giro rápidamente con toda la intención de hacer confesar a quien fuera en donde estaba la pelirroja.
Paquetes cayeron al suelo, junto con un quejido tenue. El aguamarina con los ojos abiertos de par en par, mientras que una asustada Lily permanecía tirada en el suelo, con las manos en el cuello, en medio de los paquetes. De la caja circular el kimono azul había salido, quedando tirado en una forma brusca junto al cuerpo de la mujer. James rápidamente se inclinó, balbuceando palabras sin sentido. Lily no lo veía a la cara, su rostro agachado por completo.
Finalmente la mirada esmeralda enfrentó a la aguamarina y con un autocontrol que dejo impresionado a Potter sonrió amablemente.
Lo siento, Potter- Lily habló- no pensé que te asustaría
Perdóname, Lily – James miraba las marcas de sus dedos en el cuello de la chica
Jejejeje, si te asuste será mejor que no te diga en donde esta tu tarjeta de crédito- dijo Lily, visiblemente nerviosa
¿EH?- James la miró sin comprender del todo el comentario
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Notas de la autora:
Sin comentarios, sólo una disculpa por mi terrible falta y mi ausente compromiso con el tiempo T.T
Agradeciendo reviews y aceptando amenazas de muerte:
Andry Black, Itzi, Carolencha. sak il BlaKMallianemariag malfoy, Fleur, Eva VidaloOKaOrU BlAcKOo, Iley, safrie, Adla Lanai, Herm25Malliane
