Disclaimer: Antes de comenzar con el siguiente capítulo quisiera recordarles que los personajes que aquí se mencionan no son de mi propiedad, (Aunque de verdad quisiera XD) pertenecen a la Sra. J.K Rowling, autora de estos increíbles libros y única responsable de que me haya atado a este fantástico mundo.

"La Razón Eres Tú"

Capitulo 2

·Confundido·

-Te agradezco que me hayas permitido pasar esta semana en tu departamento, Hermione

- No tienes porqué agradecerlo – dijo, mientras abría la puerta – y puedes quedarte el tiempo que sea necesario.

-Pues gracias, que realmente lo necesitaré – dijo, con una delicada sonrisa al recordar la expresión de asombro y decepción de su familia, sobre todo de Ron

-Ya verás que pronto se solucionará – dejó las llaves sobre una mesita - ¿Cuánto llevas de embarazo? – quiso saber

-En una semana, dos meses – respondió, con una sonrisa mientras acariciaba su vientre .

Hermione sonrió también e iba a comentar algo más, pero unas voces del otro lado de la puerta las mantuvieron alertas y guardaron silencio para tratar de entender lo que susurraban.

"¡Dije que te quedaras tranquilo!"

"¿Estás de broma¿Qué te hace pensar que podría obedecer a un estúpido como tú?"

"No me provoques, que puedo lanzarte un hechizo y podría dejarte mudo por veinticuatro horas, así que más te vale que te controles"

"Atrévete, Potter"

"Te juro que si no te callas, Malfoy, yo …"

-¿Qué hacen ustedes dos aquí? – cuestionó Hermione al abrir la puerta, interrumpiendo la discusión de ambos chicos.

Harry y Draco quedaron petrificados, ambos tenían sus varitas alzadas, dispuestos a iniciar un duelo.

-¿Están locos? – tomó a ambos chicos de las mangas y los jaló hacia dentro de su departamento – estamos en una zona muggle, alguien podría verlos y…

-Sí, Granger, lo sabemos, no somos unos niños – le cortó Draco, guardando al instante su varita y echando una última mirada fulminante al ojiverde.

-Pues eso parecen, unos niños. Su conducta es infantil y no la tolero. ¿Por qué discutían? Oh, olvídenlo – dijo, agitando las manos – no quiero saberlo, seguro que por algo…

-¡Malfoy entró al edificio gritando como loco! Yo sólo trataba de tranquilizarlo

-¿Y creíste que te haría caso? Por favor, Potter, no me hagas reír

-Eres un…

Y comenzó la guerra de insultos, Ginny se mantenía en absoluto silencio, recargada sobre el sillón y con los brazos cruzados.

-…sin sentido – Hermione suspiró, tomó su varita y miró duramente a los chicos.

De inmediato cesaron los insultos, como si Hermione hubiera presionado un botón para silenciarlos, no callaron sólo por su dura mirada, sino por lo que pudiera suceder si la chica se atreviera a abrir la boca para pronunciar algún hechizo, y no uno común y simple, Hermione los sorprendería de uno poderoso, y eso lo sabían porque en innumerables ocasiones la habían obligado a hacerlo dentro y fuera de Hogwarts.

-Eso creí – dijo Ginny, mientras avanzaba hacia su amiga – Siempre te han temido.

Fue entonces cuando Draco clavó su vista en Ginny y ella en la de él. Draco lucía más pálido de lo normal, el labio roto y sus cabellos platinados despeinados. Ginny, sin embargo, parecía de lo más tranquila, sus ojos la delataban, el brillo se había esfumado de ellos.

-¿Qué… qué te pasó? – alcanzó a pronunciar la pelirroja.

-Eso no importa – dijo, con frialdad y probando el sabor de su sangre al mojar sus labios - ¿Por qué me lo ocultaste¿Pensabas… pensabas mantenerlo en silencio y hacerme creer que el hijo no era mío¡Que era de aquél estúpido!

Hermione se llevó las manos a la boca después de ahogar un grito. ¿Cómo era eso posible¿Por qué Ginny aún no había informado de su embarazo a Draco¿Qué razones podría tener?

-¿Qué querías que hiciera? – la voz le temblaba – decirle a mis padres: Mamá, papá, serán abuelos en siete meses, Draco y yo queríamos darles la noticia ¡Oh, cierto! Olvidé mencionar que mantuve una relación sentimental con él más de un año en secreto. – lágrimas luchaban por salir – ¡No es fácil, sabes!

-¿Por qué no me lo dijiste?

-¡Cómo iba a decírtelo si ni yo misma lo sabía! Me he enterado hace menos de una semana – sin poder evitarlo, una lágrima recorrió sus rosadas mejillas

-Vamos, Harry… - Hermione le tomó por el brazo y salieron juntos del departamento.

- Ahora que lo recuerdo, no terminamos de sellar el trato – le dijo Harry sonriendo

- ¿Qué dices? – dijo algo mosqueada - ¿Cómo puedes decir eso en estos momentos?

- ¡Oye! Sólo me aseguraba de…

- Déjalo así…

- ¿Entonces te retractas? - le preguntó Harry en tono burlón

- Así es – respondió la castaña, por decepción de Harry. – No es momento para hacer de cupido, sino de ayudar a nuestra amiga

- Entonces… qué te parece si te invito a cenar – propuso el ojiverde, ofreciéndole su brazo. Sin pensarlo dos veces, ella lo tomó mientras reía

- Harry, disfrutamos de un delicioso manjar en la madriguera ¿Y aún piensas seguir comiendo?

-El propósito es estar contigo – sonrió ante la mirada perpleja de Hermione

- Cuidado, Potter, que no conseguirías meterme a la cama contigo esta noche, si así lo tienes planeado.

- Oh, qué lástima. Tendré que cancelar la reservación en el Hotel y…

- ¡Harry! – exclamó riendo y propinándole un suave golpe en el pecho


- Lo… lo siento, no tenía idea de que…

- Tenía programado decírtelo mañana, pero todo se complicó de sobremanera – se cruzó de brazos dándole la espalda a Draco – Ron y los gemelos no quieren saber nada de mí, Percy está indignado, mamá y papá decepcionados… - con su mano temblorosa evitó que una lágrima recorriera su mejilla –Charlie y Bill se mantienen al margen.

- Todo tiene solución – murmuró el chico, apoyando sus frías manos en los hombros de la pelirroja – Ellos entenderán, tarde o temprano lo harán. Necesitan tiempo.

- ¿Y Milton? – inquirió, dándose la vuelta para encontrarse con unos ojos grises que le miraban con pasión - ¿Qué pasará con él? Lo he destrozado, debo hablar con él… -Draco abrió la boca para proponer acompañarla con el anteriormente nombrado, pero ella le calló colocándole un dedo sobre sus labios - … sola

- Esto me concierne a mí también, no pagarás tú sola los platos rotos, me dejarás acompañarte

- Por favor, no lo hagas más difícil, confía en mí. Hablaré con él en cuanto pueda localizarlo y así le aclararé todo.

Draco suspiró fuertemente, resignado. Levantó la mirada y acarició la mejilla de la chica. Sonrió. Y ella lo hizo también, arrojándose a sus brazos con fuerza.

Era reconfortante sentir su abrazo que le transmitía calor, confianza, apoyo, comprensión, cariño y más que nada, un inmenso y sincero amor. Lloró sobre su hombro, y él, sintiendo cómo las lágrimas se colaban entre la tela de su camisa, la presionaba más hacia su pecho, demostrándole que no la dejaría sola, que junto a él no le faltaría absolutamente nada. Y todo eso se lo prometió en una suave caricia y en un beso que les robó el aliento y la noción del tiempo.

- Gracias - susurró Draco, acariciándole el cabello

Ella rió ligeramente, preguntándole con la mirada el porqué.

- Por darme la noticia más maravillosa del mundo – dijo, y llevó lentamente su mano hacia el vientre de la chica – Nada les faltará, te lo prometo. – Besó su mejilla – Ven a vivir conmigo…

- Draco…

- Por favor, yo cuidaré de ti. No quiero perder ni un solo momento de tu embarazo, quiero estar ahí para ti. Ver cómo esa barriguita crece cada mes, albergando a mi hijo, por favor.

Al levantar la mirada hacia los ojos grises de Draco su cuerpo se electrizó, acarició sus pálidas mejillas con ambas manos agradeciéndole a Dios haberlo encontrado aquella lluviosa tarde de verano, en una pequeña calle del sur de Londres, resguardándose de las furiosas gotas que caían sobre el resbaladizo y cuarteado suelo.

- Mi suerte no puede ser peor, encontrarme con la pequeña y boba Weasley…

- Si tanto te incomoda¿Por qué no sales de aquí y buscas otro lugar dónde protegerte de este diluvio?

- Ni de broma, niña, he recorrido probablemente más de cinco calles para llegar hasta aquí y esta lluvia torrencial no cesa

-Pues entonces domina tus impulsos de hablar mal de mí y déjate de quejar, mientras tanto yo estaré pidiéndole a Merlín que la lluvia termine para conseguir llegar a mi departamento y estar muy lejos de ti

El platinado no evitó ahogar una risita y negó lentamente con la cabeza dibujándose una fina sonrisa que dejó perpleja a Ginny. Había visto sonreír tantas veces a Malfoy, pero no como ahora, una sonrisa pura y espontánea.

-Parece que no has cambiado, Weasley – inmediatamente después de observarla de pies a cabezas, se obligó a morderse el labio. Era cierto que la chica no cambió en interior, pero lo que era en cuestiones de exterior se había equivocado irrefutablemente.

-Bienvenido a mi mundo, siento mucho no decir lo mismo de ti, supongo que después de lo ocurrido con tu padre cambiaste, Malfoy, o es que ya no denigras a las familias pobres, ni aborreces a los sangre sucias porque te integraste a un grupo que…

-Bien, basta, no toleraré más ni una palabra tuya. ¿Quién crees que eres para juzgarme de tal manera?

-Ginevra Weasley, mucho gusto – bromeó con cinismo, echándole una última mirada para observar cómo la intensidad de la lluvia decaía.

Draco parecía darse cuenta de ello también, pero extrañamente no deseaba que la lluvia acabara, al contrario, prefería que en ese mismo instante se desatara una tormenta y ese deseo, aunque no quisiera reconocerlo, se lo atribuía a la persona que se situaba a su lado.

Y como bien lo había dicho "Su suerte no podía ser peor", enormes charcos de agua se formaron al terminar el tintineo furioso que los había atrapado bajo una capota que cogieron como refugio, una brisa llegaba agolpándose en ellos con suavidad.

Ginny tan sólo avanzó tres pasos cuidándose de no embarrar sus botas de lodo fresco cuando la mano de Draco tocó su hombro, dando así un mal paso y hundiendo su bota izquierda en el fango.

Él le miro avergonzado y ella sólo se disponía a maldecir, levantó su mano señalándolo amenazadoramente y él la tomó sin previo aviso.

-El gusto es mío, soy Draco Malfoy – y ante la sorpresa de Ginny, sonrió – Y me gustaría invitarle una taza de chocolate caliente – bajó su vista hacia la bota que aún mantenía firme en el fango – y si me permite también comprarle un par nuevo, como señal de disculpas.

Ninguno de los dos se imaginaba lo que el futuro les tenía preparado desde el momento en que la pelirroja aceptó la invitación sin pensarlo dos veces.

-¿Qué te parece si salimos a tomar chocolate caliente? – propuso Ginny más animada.

-Por supuesto – Le tomó la mano dirigiéndola hacia la puerta. Ella tomó su abrigo y entrelazó sus dedos con los de él.

-Pero esta vez yo invito


-¡Harry, deja inmediatamente eso!

El ojiverde lanzó un fuerte suspiro y guardó su varita en sus pantalones. Al segundo se escuchó una taza caer al suelo y hacerse añicos, a lo que Harry comenzó a reír divertido.

-¿Te das cuenta de lo que haces¿Y lo que implicaría si te vieran con la varita a mano?

-Por supuesto que lo sé, implica muchas risas y diversión – Hermione le miró duramente y él alzó las cejas, fingiendo inocencia – oye, sólo trataba de divertirme un poco, y darle un buen escarmiento a ese tipo que te miraba con lujuria – exclamó con incuestionable desagrado, dejando mucho que pensar a Hermione.

-¿Disculpa¿Cuándo fue la última vez que realizaste examen visual? Nadie se fija en mí – rió la castaña, colocándose un mechón de pelo detrás de su oreja que caía sobre su rostro. Harry admiró fascinado cada movimiento de su amiga

-O eres tú quien no quiere darse cuenta, por favor, Hermione ¡Ese asqueroso individuo te desnudaba con la mirada! Si no fuera porque aprendí a controlar mis emociones ese tipo llevaría un lindo adorno morado sobre su ojo izquierdo.

-No sería para tanto – murmuró sonrojándose y evitando la verde mirada de su mejor amigo.

-Vales mucho más que todo el oro del mundo, por consiguiente, sí sería para tanto – explicó sonriendo. Se preguntaba cómo es que se sentía tan distinto junto a ella.

Podría ser su mirada, que con la suya hacía una conexión sorprendente y de la cual sólo bastaba leer en sus ojos lo que quería decir con palabras, pero las palabras se convirtieron en aire al descubrir esa nueva comunicación que al paso de los años aprendieron a manejar con destreza.

O quizá eran sus labios, que trazaban siempre una línea curveada para convertirse en una maravillosa sonrisa que siempre lo reconforta en sus malos momentos. Labios que desprenden risas, la mejor melodía que escuchase en toda su vida y que difícilmente se igualara.

Era simplemente ella, quien desordenaba los sentidos de Harry y lo confundía a cada mínimo movimiento que realizaba, y lo definía como "Único, bello e irrepetible" Y como tal irrepetible, no se lo perdía para guardarlo y proyectarlo en su mente cuando no estuviese cerca de ella.

-Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos

-Sólo fueron tres semanas, Harry – replicó Hermione, alzando una ceja

-¿Y no te parece suficiente! – exclamó con asombro - Me acostumbré a verte todos los días por siete años, creo que tres semanas es una eternidad. Para serte sincero, moría por verte…

Hermione se sonrojó al repetir esa frase cinco veces en su mente para comprobar si escuchaba bien y si realmente había escapado de los labios de su amigo. Cuando por fin logró recuperar el habla, una voz aguda los sobresaltó a ambos.

-¡Harry! Me alegra encontrarte, llamé centenar de veces a tu celular pero me mandaba al buzón. Papá y mamá desean conocerte por fin…

-Oh, Kelly, lo siento – respondió azorado, sin atreverse a mirar a Hermione

-Descuida – y entonces la chica se percató de la presencia de Hermione y con una gran sonrisa le extendió la mano - ¡Lo siento, que torpe! Soy Kelly, la novia de Harry

-Yo… yo soy Hermione, amiga de tu novio


¡Hooola! Sí, lamento mucho, mucho, pero mucho haber dejado así el fict, ya iba a un año que lo dejaba pausado, disculpen. S Pero vengo ya de rápido para subir el capítulo, esperando que lo disfruten. Será 100 Harry/Hermione, Draco/Ginny. Por ahora no podré responder a los Reviews, sino hasta el próximo capítulo.

¡RR's! )

Abäzos y Bêshos - Aiko

Lunes, 4 Julio (1:28 am) 2005