Ok, se presentará un pequeño problema, no por Heero y Duo (o no sé) sino por que sé que hay cierta personita entre los lectores que no le gusta mucho el yaoi y así es, habrá lemmon! O! gomen na Azri-kun u.u, sé que tú eres hombre y seguro habrá cosas en las que digas: "así no se siente" o algo así pero porfa (xD), con mi lemmon no te metas! oOó! Es el primero que escribo y puessss no pude evitarlo (vestiré a Duo de mi)…ahora…el capítulo!

Como no lo hizo ayer

-Hola- me llamó una voz a mis espaldas sobresaltándome. Me volteé para ver quién me hablaba.

-Heero! - lo saludé lanzándome a sus brazos y besándolo dulcemente en mi arranque rodeando también su cintura con mis piernas, no comprendí por qué no se cayó al piso owoU

Miré con tristeza a mi Hee-chan, algunas dudas asaltaban mi mente pero las dejaría para después. De momento tuve una breve visión, la espalda de Heero y en ella dos largas ranuras verticales cicatrizadas. Me separé de él y tomándole el hombro le di la vuelta; efectivamente, ahí estaban las heridas.

-aún puedes volar?-le pregunté acariciándolas.

-no-bajó la cabeza.

-ya veo- no me queda más que aceptar su destino que lo aleja de mí para llevarme a un mundo del que jamás podré ser parte.

Una idea se enciende en mi cabeza, qué tal si...

. . .donde estas desesperadas campanitas me llevan

En el más profundo pensamiento

Déjame verte ahí. . .

Me abrazo a él aferrándome de su cintura y comienzo a elevarme, después de todo yo puedo levitar. Así viajamos a través de varias dimensiones y mentes mortales no muy interesantes. Lo que me alegra es que escuché pequeñas risas de parte de Heero durante el trayecto.

Arranco risitas más fuertes cuando juego con mi boca en su hombro. Las zanjas en su espalda me preocuparon pero cuando esto pasó al llorar un poco mis lágrimas hicieron desaparecer las heridas e instantáneamente sonreí.

-sonríe así por siempre y a mi lado- me pidió viéndome de alguna manera.-y jamás te dejaré.

-si no lo hiciste ayer, no lo harás mañana-argumenté. La verdad que es lo que deseo para mi vida, sonreír para él. Entre más lo veo más real me siento, mi personalidad se define y dice Tsuki que ya no soy tan voluble como cuando la conocí.

. . .parpadeante y luminosa la luz de tu mirada

En el fondo de tu corazón

Llévame justo ahí. . .

En algún momento que me cansé de cargarlo aunque es muy ligero, descendí colocando mis pies sobre una cubierta de tela suave. Recosté a Heero y le sonreí con ternura.

De un salto me despegué de la superficie acolchonada en que me encontraba para caer al piso de manera ligera.

-Duo, no!-pero era demasiado tarde, pues la ligereza de la que hablaba estaba en mi imaginación; la dureza de aquellos mosaicos blancos me lastimó mucho, empecé a llorar.

-doushite na no?- pregunté tallándome los ojos. El ardor que experimentaba naturalmente no llegó en esta ocasión, miré el dorso de mi mano cuando noté que mis lágrimas no eran purpúreas, eran cristalinas y bellas. Brillaban hermosas como espejos líquidos, las probé y no eran vino, sino un líquido salado.

-daijoubu desuka?- me preguntó enderezándose.

-hai...-me tallé la parte baja de la espalda que aún dolía por la caída- pero, por qué no puedo levitar? y por qué mis lágrimas son como las humanas?-preguntaba contemplando mis dedos mojados de lágrimas.

-porque...-tardó en contestarme- eres humano...

. . . escuchando tu dulce voz

en mi oído cantar con esperanza

esperando que tu suave piel

llegara a tocar mi alma

así no me dejarías

como no lo hiciste ayer. . .

-qué?-dije en un respiro, analicé la situación que no quería comprender. Es que no podía ser cierto!-no! no!- negaba con la cabeza llorando tan intensamente como jamás me creí capaz.

-nakanaide...- se levantó con esfuerzo.

-por qué no caminas bien?- cuestioné al notarlo.

-porque extraño volar-respondió pero yo no entendí- es algo psicológico que me impide caminar por que en mi otra vida yo amé volar...a tu lado.

Seguí llorando, todo esto simplemente no tenía lógica y me estaba matando. Lo que más deseaba, tener una vida independiente de aquella mente perdida, era una realidad.

-Heero, pero cómo, no lo comprendo-cuestioné- esto es real?

-si, pero aun no puedo responderte nada, deberás esperar a que llegue el momento adecuado para saber cómo llegamos a mi habitación.

Por primera vez puse atención al lugar notando su imponencia. Había una gran puerta de madera del mismo tono que los muebles. Las cortinas y ropa de cama eran de satinadas y finas telas así como la ropa que él usaba.

Una corriente fría de aire me hizo notar que… estaba desnudo.

-mi túnica- reclamé admirando lo que mi mirada alcanzaba a ver de mi cuerpo, era el de un hombre. No sabía lo que todo aquello significaba pues jamás tuve tales partes.

-se quedó en los sueños- respondió divertido por mi ingenuidad.

Mi corazón se aceleró, la idea de que siempre hubo posibilidad de ser humano me estrujó el alma. Me acerqué al espejo grande que ahí había y me observé; tan defectuoso, tan maravilloso, tan humano. Pensé de mi como cuando conocí a Heero. Dejé de querer saber cómo había salido de mi mundo.

De nuevo las palabras sobraron, me volví a mi bello chico de ojos azul cobalto y le sonreí satisfecho por cada acontecimiento desde que le había visto por primera vez.

. . . donde no hay mas que locura

ni en el futuro duda alguna

que vivimos en el hoy. . .

-creo que deberías vestirte- me aconsejó sonrojado cuando me acerqué a abrazarlo desnudo.

-hai… dónde hay ropa?- vi que con esfuerzo se puso de pie y se acercó a mi con una manta con la que me envolvió para cargarme como bebé, mi cabello suelto se arrastraba un poco por lo que lo enredó en su brazo para no tropezar y me sacó de la lujosa habitación vigilando que nadie nos viera.

Me llevó hasta una habitación cercana no menos lujosa pero los tonos eran más suaves y cálidos, desde rosas pasteles hasta tonos vino pasando por naranjas y rojos claros. Era una habitación muy bonita con rosas de muchos tonos en muchos floreros por todo el cuarto. Las cortinas eran de gasa blanca dejando pasar la luz del día que ya llegaba.

Heero me recostó en la cama y me miró con ternura como apunto de echárseme encima pero recordó a lo que íbamos y sólo me acarició un poco la cabeza. Se dirigió a un gran armario de donde sacó algunas prendas que al ponerme noté que me quedaban perfectamente bien. Miré alrededor y noté que desde que habíamos entrado esa habitación se había adaptado más y más a mí.

Un cuadro apareció poco a poco en la pared como siendo dibujado por un rayo de luz que me hizo voltear para ver que era Heero quien lo proyectaba.

-es esto un sueño?- le pregunté temeroso.

-no-respondió sin querer darme una explicación mayor.

-…-pensé en pedirle que me explicara pero ya me había dicho que mis dudas se resolverían con el tiempo o algo así.

-vamos, debes tener hambre-me dijo dirigiéndose a mi para sacarme del cuarto tomados de la mano (demasiado bueno para ser verdad).

-ehm…hambre?-mi estómago gruñó y sólo vi reír a Heero sin entender nada.

. . . en el futuro como pensé

en el pasado, no diré

la sorpresa que vi en mi. . .

-esa será tu nueva habitación, estas son las escaleras principales que te llevarán al recibidor y…-me explicaba todo muy bien- la puerta de aquí te lleva al comedor donde detrás de esa pared se encuentra la gran cocina.

Rodeamos la dichosa pared para entrar a un enorme lugar con como tres hornos y varias estaciones de comida donde un hombre de apariencia amigable y una bella mujer preparaban alimentos, como Heero los llamaba.

-quiénes son ellos?-

-Traize Kushrenada, reconocido chef que he contratado junto con su asistente, la señorita Lady Une.-Ambos me saludaron alzando la mano pero sin prestar mucha atención para no distraerse de sus labores.

-eso se ve bien, lo quiero "comer"?- dije dudando del término. Heero asintió e hizo una seña a Lady para que colocara una pequeña porción en un plato. Nosotros esperamos a que se nos sirviera a la mesa.

El platillo era algo así como unas tiras planas y delgadas pero un poquito anchas, Heero las llamó "tallarines" y tenían una consistencia suave y muy buen sabor, en realidad esos dos cocinan bien.

¿Quieres más?-me ofreció la asistente de Traize con una voz dulce. Al parecer no había nadie más esa gran casa.

-sí por favor- después de esa segunda porción pedí no sé cuantas más pero debieron ser muchas pues Lady puso cara de fastidio con la última y ya ni me atreví a pedir hambre.

Heero debe haber vivido aquí siempre, en su autismo. No estoy seguro de cómo es que conoce tan bien este mundo y controla las situaciones tan diplomáticamente. Se ve como un humano responsable y educado, honesto, y otras cosas que no sé. Se podría decir que es encantador.

-comes mucho- me dijo asombrado cuando subíamos las escaleras.

-tal vez por que no acostumbro hacerlo, allá en los sueños las necesidades no las hay y supongo que debes saberlo porque ya nací, sabes? Nací de una neurona, hehehe, y luego aprender a controlar la mente y esas cosas. Lo más difícil fue ver el mundo exterior con los ojos de mi creador, ese tipo sí que estaba perdido; poco a poco me fui enamorando de este bello lugar y me parecía horrible el jamás poder conocerlo hasta que llegué contigo y creo que siento lo mismo por ti que lo que siento por este mundo, nunca me quiero ir y no encuentro la manera de decirlo- la verdad me estaba aprovechando de que Heero me escuchaba y ahora hablaba demasiado para decirle lo que sentía. Caminábamos rumbo a su habitación y ahora solo estábamos parados junto a la puerta- sabes cómo se dice?

-qué?- me preguntó tratando de tener paciencia conmigo.

-debes saber, cuando las piernas tiemblan y el cuerpo se siente un poco más caliente sobre todo aquí-dije poniendo mi mano un poco debajo de mi vientre. La cara de Heero se puso toda roja.

. . . escuchando tu dulce voz

en mi oído cantar con esperanza

esperando que tu suave piel

llegara a tocar mi alma

así no me dejarías

como no lo hiciste ayer. . .

Me tomó la muñeca de la mano que tenía bajo mi vientre y me empujó a mi habitación mirando hacia todos lados. Una vez que entramos me recargó contra la gran puerta que se cerró al dejar caer mi peso en ella. Tomó con la otra mano la otra muñeca y con una sola sujetó con fuerza las dos mías sobre mi cabeza contra la madera.

-eso sientes por mi?- me cuestionó, yo le miraba tranquilamente pero después de que él recargara su frente en mi hombro derecho, su mano libre la colocó relajada sobre… la parte que él hacía estremecer. Abrí los ojos muy grandes por una sensación de desespero que me envolvió. Con mi mejilla busqué retirar la cabeza de Heero de donde estaba y creo que lo notó pues la retiró al contacto. Sus manos estaban quietas.

Usó la solución que me daba para cuando yo lloraba, me besó… Abrió mis labios con los suyos buscando invadir mi boca con su lengua y yo se lo permití. Así empezó a jugar la mía, cosa que me pareció tan deliciosa como la comida de hacía un rato o más. Nos separamos dejando mis labios entreabiertos.

-se dice "te amo"- me reveló. Luego volvió a besarme más profundamente y liberó mis muñecas enrojecidas por la presión ejercida sobre ellas.

No le dije ese "te amo" que de verdad sentía pues a medio beso me levantó como bebé y me llevó a la cama y me acostó para hincarse con una pierna a cada costado mío sin sentarse sobre mí. Luego alcanzó mi boca y de nuevo jugó con mis labios.

. . . al verte justo ahí

al verte junto a mi

al verte yo reí

bajo la lluvia junto a mi. . .

-Heero…-gemí al sentir como una de sus manos se deslizaba a mi entrepierna, su piel se sentía caliente y mi pecho ardía, mi espalda se hacía para arriba con cada movimiento de sus hábiles manos.

Se disculpó por unos momentos y antes de que dijera algo él me estaba quitando la ropa, no entendía lo que pasaba muy bien aunque lo había visto en sueños. Cuando él también se quitó la ropa se acomodó sobre mí y mi corazón me pedía entregarme por lo que lo abracé por la cadera con las piernas atrayéndome más a él.

Su mirada era tierna y algo desesperada, noté que iba a desistir de lo que seguía…

-vamos, hazlo-le rogué nerviosamente.

Accedió. El dolor me invadió, jalé aire con fuerza a punto de pedirle que se detuviera pero preferí expulsar mi dolor con un par de lágrimas.

-te estoy lastimando mucho-aseguró a punto de salir de mi estrechez. Yo negué con la cabeza.

Lo atraje más con las piernas, posé mis manos en su nuca para que me besara y fue demasiado bueno aunque no sirvió para desquitar mi dolor, entonces no pasó mucho cuando sentí una sustancia caliente invadir mis entrañas. Descansé un poco de la dolorosa sensación y me acomodé de igual manera que él segundos antes para entrar a él con mi miembro excitado.

. . .déjame hacerlo eterno

que nunca de aquí partas más

déjame recorrer tu cuerpo

con la esperanza de vivir

y la ilusión de no morir. . .

Se me quedó viendo extrañado, pero luego me atrajo a él como yo lo hice anteriormente y sin pensarlo más lo invadí pero traté de hacerlo con cuidado porque duele demasiado, me empecé a mover dentro de él y quise gritar pero él lo evitó con su mano, aún así gemí con fuerza por lo que todo esto me provocaba y empecé a pasear mis manos por aquel cuerpo bronceado.

-Heero…-suspiré cuando sentí que me derramaba en su interior. Lo miré a los ojos y noté su respiración agitada y sus ojos entrecerrados.

-no puedo creer que te deje verme en este estado- me dijo recargándose en sus codos y yo me dejé caer sobre él jugando con su miembro cuando él comenzó a reirse por las cosquillas que lo que yo le causaba.

Me reí abiertamente con él y rodé para quedar acostado a su lado, entonces empecé a mover mi mano en su pene como masajeándolo, cómo agradaba esa sensación. Entrecerré los ojos y de momento los abrí cuando la misma sensación placentera nacía del actual contacto de Heero con mi "parte".

Presioné más con mis caricias y aceleré mi mano. Él imitó mi acción y de la nada se estaba volviendo una competencia por ver quién le daba más placer al otro pero llegó un momento en que por mi desenfreno me deslicé hasta continuar con mi boca la labor de mi mano y él por lógica se detuvo pero yo me acomodé de tal manera que él pudiera hacer lo mismo conmigo.

Ambos nos movíamos mucho, yo sudaba mucho y él también. Era tan delicioso estar en ese contacto que me vine en su boca siendo succionada la sustancia blanquecina hasta no quedar nada mas que en la cara de Heero. De su pene también comenzó a brotar aquello y yo de igual manera lo atrapaba con la boca sin poder evitar que mi rostro se manchara.

Era exquisito él y yo no sabía cómo lo veía él pero no tardó en hacérmelo saber…

-eres… delicioso.- me volví a su rostro y lo besé con calma.

escuchando tu dulce voz

en mi oído cantar con esperanza

esperando que tu suave piel

llegara a tocar mi alma

así no me dejarías

como no lo hiciste ayer

Heero se levantó y se vistió a medias, se acercó de nuevo a mi y tras darme un beso en la frente me dijo que vendría por mi en la noche, que lo esperara listo. Me dio un beso en los labios rápidamente para alejarse de mi y salir de la habitación cerrando la puerta tras él.

No tenía la menor idea de a donde iba. Me levanté y me acerqué al armario que ahí había y abrí algún cajón donde encontré ropa muy agradable. Saqué algunas prendas y las puse sobre la cama, me asomé a otra puerta que ahí había, era un baño grande. Wow! Sabía qué era un baño entonces me metí a la caja vertical que tenía una regadera y la abrí, comenzó a salir fresca y eso me agradó pero luego se puso caliente y más caliente y me estaba quemando! Salí de brinco y empecé a sacudirme cuando unos golpes en la puerta me distrajeron, me asomé y alguien estaba abriendo la puerta. Era una mujer en uniforme de mucama.

-disculpe-la llamé y ella volteó a verme sorprendida-el agua sale muy caliente y no sé cómo regularla.

-ah-respondió tranquila- tápese para que le muestre-se ofreció amablemente.

Arregló el asunto con un poco de trabajo pero no hubo más dificultad, salió del baño indicándome que estaría aseando la habitación. Yo asentí y me metí al agua fría, estuve un rato ahí sin saber qué hacer. Vi unas botellas y levanté una, la abrí y derramé un poco del líquido en mi mano. Como no sabía qué hacerle y noté que hacía espuma, me la puse en el cuerpo. Me tallé con la sustancia jabonosa y luego me enjuagué. Salí y casi me resbalo con los mosaicos. Me sequé para salir cubierto con esa toalla.

Las ropas que había elegido estaban en una silla, me despojé de la toalla para poder ponerme la ropa interior. Luego me puse un pantalón que me llegaba hasta las pantorrillas de mezclilla, una camiseta de manga larga de rayas azul claro y rey, una playera negra que tenía la imagen de una especie de hada saliendo del agua. Encontré un cinturón de estoperoles. Mis calcetas eran rayadas como mis mangas y mi cabello lo dejé suelto. Me puse unos tenis negros con agujetas azules. Me senté en la cama tendida a pensar.

Me sentía bien por todo lo que me pasaba. Creí que todo estaría bien para siempre al lado de mi amado Heero.

. . . Como no lo hiciste ayer. . .

-Heero…-me senté después en una silla que estaba frente a un escritorio con varios cajones. Como yo no soy curioso abrí la primera gaveta donde encontré hojas blancas, saqué una. Encima de la mesa había un bote con lápices de colores. Una lámpara pequeña sirvió para iluminar el papel en el que empecé a dibujar.

Al principio hice una línea curveada como alargada horizontal. Seguí haciendo detalles, lo pinté adecuadamente y luego saqué otra hoja. Terminé otro dibujo y seguí mucho tiempo así.

Me recargué en el respaldo de la silla cansado agitando la mano por haberla usado tanto. Te amo…-escribí en mi último dibujo en la esquina inferior derecha.

Sí que la vida era maravillosa. El cielo se enrojecía a través de la ventana estábamos en octubre. Me levanté y abrí el gran ventanal para salir a la terraza. Empecé a entonar una bella canción.

Una linda canción que me cantó Tsuki el día en que creí que Heero ya no volvería. Mi cabeza empezó a doler hasta que sin darme cuenta me encontraba hecho bolita en el piso frío. Una visión

. . . al verte justo ahí

bajo la lluvia junto a mi. . .

El piso negro de la mente perdida en la que me hallaba. Yo y otras personas paradas alrededor del cuerpo inerte de un humano…alado, Heero. Todos nosotros desnudos como ángeles sin sexualidad. Nuestra piel blanca y perfecta, nuestros pechos sangrantes y vacíos al no poseer corazón. Una fuerte luz nació del pecho del humano atravesándolo para dar paso a su hermoso corazón que se destrozó y dirigió pequeños fragmentos a cada uno de nosotros, los sueños. El impacto de las fracciones del puro corazón del ser mortal nos impulsó hacia atrás.

Desperté en el piso donde me había quedado dormido. ¿Sería que seguiría teniendo visiones a pesar de ser humano? -Algo así como Tsuki o como su amigo Quatre-.pensé en voz alta.

-Quatre? Lo conoces?- me cuestionó el recién llegado amor mío sacándome de mis pensamientos.

-ah, es que tuve una especie de visión y pensé que tal vez podría ser como Tsuki que vive 50/50 su vida y sus sueños.

-hn, ya veo- me respondió, lo noté algo distraído o preocupado, no pude leer el sentimiento en sus ojos.

-daijou…-le iba a preguntar si le pasaba algo pero ahogó sus preocupaciones en mis labios interrumpiendo mi pregunta. Lo envolví en un abrazo consolador, cómo lo amo, no me gusta verlo así.

-supongo que las cosas no pueden salir siempre bien-comentó, sus palabras me llenaron de preocupación.

-por qué lo dices?- le pregunté separándome para poder verlo a la cara.

-no te puedes quedar, tienes que decidir-dijo de golpe apretando los ojos como si un inmenso dolor le hubiera invadido. Entonces procesé en mi mente lo que estaba diciéndome.

. . . escuchando tu dulce voz

en mi oído cantar con esperanza

esperando que tu suave piel

llegara a tocar mi alma

así no me dejarías

como no lo hiciste ayer. . .

-qué?- le dije, me quedé quieto parpadeando incesantemente como si tuviera un tic en los ojos. Con los segundos las lágrimas comenzaron a salir por sí solas. Qué estaba pasando…Sentí cómo me abrazó con fuerza, me aferré a él de igual modo- no quiero!

No me iré, me quedaré contigo. No puedo ni pensarlo…-mi última frase fue callada por mis sollozos que no pude contener más.

-tienes que decidir-me dijo sin lograr que yo comprendiera- o vives o me amas. Si te quedas serás mi hermano y te haré olvidar lo nuestro. Si te vas no podrás verme más pero siempre podrás amarme, por favor, vive…

-es… in…justo-gemí hundiendo mi rostro en su pecho-yo…te amo…

. . . como no lo hiciste ayer. . .