¡Hola! Bueno, como siempre daré un breve saludo para un breve capítulo, antes de comenzar quiero aclarar que el anterior capítulo no fue el último, me equivoqué al escribir, realmente debería decir "capítulo" por que este fic aún le quedan algunos capítulos de vida más.
Otra cosa para rescatar fue que el anterior capítulo no tuvo tanta aceptación como los anteriores, pero espero que este si sea leído por todos ustedes y queden tan fascinados como los mejores de mis fans cuando los leen (Si es que alguien se toma ese título ^^).
Con respecto a nuestra comunidad: Susurros de la Musa, les deseo recordar que ya, en este preciso instante se están recibiendo votos y propuestas para los clasificar a los mejores fics de Card Captor Sakura de la página. La dirección de la comunidad es:
-
Así podrán copiarla en sus exploradores de Internet y entrar, ya que como hipervínculo es eliminado al ser publicado. Además de eso les quería comentar que este fic fue incluso empezado a ser escrito antes que el mismísimo capítulo anterior, pero decidí acortarlo y tras el primer párrafo de escritura. Y ahora se les presenta, por fin, después de tanto tiempo, este corto pero interesante capítulo.
Señoras y señores, niñas y niños, espectadores apreciados todos, sin más les dejo introducirse a este fascinante nuevo capítulo de un aún más fascinante fics, amigos, lo que esperaban:
Fic: "La Bestia que vive en Mi"
Capítulo 6: "El Contagio"
-¡Eriol huye!
-No te puedo dejar aquí, morirás, estás herido gravemente, no morirás.
-Huye, ese sujeto se acerca... Toma... – gritó con sus últimas fuerzas – tú sabes que este frasco no lo puedes perder, huye rápido, llévatelo de aquí. Hazlo rápido antes de que...
Un gran grito de dolor interrumpió el pequeño discurso de Shaoran, las palabras se ahogaron y no quisieron salir de su boca, se atascaron, como si su boca estuviese cerrada, pero estaba abierta, como si no quisiera decir nada, pero él le exigía a su boca a decirlo, no era entendible, ¿Tan grande era el dolor? Sí, lo era.
-No te preocupes Eriol – dice un voz desde atrás –, Shaoran ya no sufrirá más por mi culpa. Le haré olvidar este dolor.
Este sujeto toma la cabeza de Shaoran y lo levanta desde el suelo con esa mano. Unos hilos aparentemente eléctricos ya habían empezado a retener su cabeza. La nieve que tenía Shaoran en el rostro se desparramó dejándole ver su cara de pánico. Sus ojos desorbitados, sus constantes convulsiones en el aire, que le quitaban toda la nieve que tenía sobre su cuerpo. Sus ojos en blanco, sus mejillas y rostro pálido y lleno de dolor, Eriol no pudo hacer nada, sólo quedarse estático frente a su amigo que poco antes había sido un mártir. ¿Qué le pasaría a Shaoran? Era todo lo que pasaba por la mente del que alguna vez fue un gran mago. Ya no poseía sus poderes, les habían sido arrebatados.
-¡Clow!, deja a mi amigo en paz.
Clow dirigió su vista hacia Eriol a través de sus anteojos, una mirada extremadamente cálida y tierna ceñían esos ojos. Eriol se sintió intimidado por lo que ya le había hecho así que solamente se dedicó a retroceder cautelosamente para que Clow no se diera cuenta.
-Pero si aún no he terminado – dijo con la voz más comprensiva que tenía en gran mago Clow –, te prometo que cuando haya terminado los dejaré tranquilos a los dos y volveré con mi amo.
Eriol solo pudo apretar más sus puños hasta que el frasco que llevaba dentro de una de sus manos de destrozó recrudeciendo el agobiante dolor que ya sentía en sus laceradas manos. Miró con odio a Clow. Alguna vez fue como él; o sea, fue él. Pero ya no más, nunca más. Eran ahora dos seres opuestos, dos antagonistas.
El mudo dolor que sentía Shaoran era notoriamente reflejado por los azules ojos de Eriol que no soportaban ver a Shaoran sufriendo así. Él sentía que Shaoran se estaba pudriendo en las asquerosas manos de Clow. Eriol cerró los ojos y meditó un instante; tal vez ya no tuviera sus poderes pero si embestía contra Clow podría liberar a su amigo. Sonaba como un buen plan, soltó el destrozado frasco y se dispuso a correr contra Clow, pero este lo frenó con gran facilidad lanzándole a Shaoran, este bulto de humano detuvo a Eriol y lo lanzó a la nieve que en un gélido abrazo los recibió.
Eriol quedó inconsciente unos instantes, poco a poco abrió los ojos, pensaba que todo había sido un sueño, eso parecía. Veía con sus ojos amplios, limpios y azules cielos, su vista estaba un poco distorsionada pero cuando se sacaba los lentes así veía el cielo en su privada y hermosa mansión en las afueras de Londres, muy lejos de la contaminación y el ruido, se había quedado dormido, eso era. Todo había sido un sueño.
Pero en esos azules y múltiples cielos que veía vio una imagen, era blanca y lentamente caía en dirección a su rostro. Se posó en su nariz, encontró gracioso que una mariposa blanca hiciera algo así. Pero ¿Qué raro?, pensó, era imposible que una simple mariposa fuera tan fría. Se levantó para ver una cueva en una montaña nevada y a la lejanía una gran tormenta de nieve. Había botado de paso a su amigo Shaoran que estaba botado en su regazo. Lo tomó en sus brazos y empezó a correr con él cualquier dirección. Luego recordó el camino y fue en esa dirección. Una cuerda. Tal vez le sería útil más tarde, la guardó y siguió con su agobiante marcha.
Dio unos pocos zancos en la nieve que lo absorbía un poco más cada paso. La nieve le impedía ver bien, y la carga de Shaoran cada momento se le hacía más incómodo. "Tal vez sea este el fin..." pensó Eriol. Eriol miró a Shaoran desmayado en sus brazos.
-No aún no, hay alguien que lo ama y no me puedo dar el capricho de no traerlo de vuelta después de la promesa que le hice.
Tras animarse un poco más después de ese recordatorio que hizo caminó de vuelta a la cueva para pasar la próxima noche. Juntó algunos pedazos de objetos de todas las clases que encontró repartidos por la cueva, algunos pocos leños, un tanto húmedos, pero que eventualmente le podrían servir, y con estos, y otras cosas más improvisó una pequeña y escueta fogata.
-Sabes Shaoran – le dijo Eriol al inconsciente cuerpo de su amigo –, nunca pensé que pasaría esto, pensé que llegaríamos y los venceríamos. Y todo sería fácil, pero parece que fuimos nosotros los vencidos y perjudicados – Eriol hizo una pausa, y luego de un susurro continuó – He perdido algo muy importante para mi, no sé que te habrán quitado, pero espero que sea lo mínimo...
Un gruñido casi imperceptible emitió Shaoran lo que bruscamente cortó lo que estaba diciendo Eriol:
-¡Shaoran!, ¿Estás bien?
Silencio, no hubo respuesta.
-Creo, que debo estar escuchando cosas. Eso ya sería el colmo.
Eriol rió sutilmente y lentamente bajó el tono hasta sofocarla. No era momento de reír. Eriol se levantó y fue a mirar el paisaje desde la entrada de la caverna. Era un hermoso paisaje blanco con tonos y toques grisáceos. Y a la lejanía podía ver el lugar que infructuosamente había atacado. Seguía intacto, tal vez habría una segunda oportunidad para atacarlo, pero no sería hoy, ni mañana, ni en unos cuantos días, o incluso meses, eso entristeció a Eriol. Pero algo podía hacer, sus adversarios eran personas razonables y justas, tal vez él podría hacer algo para que Shaoran pudiese volver a ser lo que era antes: el más gran guerrero que el hubiese conocido.
Estuvo un rato contemplando la vista, ya empezaba a oscurecer, pero sus ánimos amanecían dentro de sí. Se dio la vuelta y volvió a ver a Shaoran botado en el suelo, se lanzó rápidamente donde se encontraba y lo cobijó con algunas mantas que llevaba, y utilizó la cuerda que tenía para poder sujetarlo bien, evitando de que le diera alguna clase de convulsión o algún efecto que pudiese provocarle, y volvió a mirar a la lejanía.
"Esta es la hora", pensó Eriol y se decidió a emprender rumbo hacia donde había luchado anteriormente. El clima era inestable y no fue mucho lo que alcanzó a andar antes de que la nieve que caía no le dejara ver el camino, ni el de ida, ni el de vuelta. Eriol estaba asustado, toda su valentía se había escurrido como la nieve derretida sobre su piel, empezó a dudar, pero con un pequeño y brusco movimiento de su cabeza espantó esos pensamientos; "No es hora de dudar" pensó. Y así empezó a vagar por varias horas por un níveo paisaje que no daba cuenta de un sendero o pasaje por donde ir o pasar.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
-Clow, se aproxima...
-Sí, maestro lo siento...
-Ya sabes que hacer, sabes lo que hará, y sabes que es lo que debes hacer después de que se vaya...
-Sí, mi maestro...
-Encantador.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
Las horas pasaron y seguían pasando y cada paso que daba era un pequeña pero gran tortura, sus dedos entumecidos, más bien; congelados, le daban la sensación de apoyarse en almohadillas imaginarias al borde de romperse, su nariz; reseca por el frío, ya con calentaba el aire que le llegaba a sus pulmones empezando un continuo proceso de congelación, sin no mencionar su piel que tenía una ligera película de hielo sobre ella. Finalmente comprendió que ya podía hacer nada más. Una rodilla al suelo. La otra también. Y no fue mucho el rato para que cayese desmayado en el hielo que lo esperaba en un gélido abrazo que le empezó a quemar la piel de su rostro sin compasión.
"Este es mi fin... tal vez he decepcionado a todos, pero al menos... conservaré el recuerdo de que lo intenté..."
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
-Eriol, Eriol... – decía incesantemente una voz.
Eriol lentamente empezó a abrir sus párpados para dejar ver sus azules ojos que le hacían ver todo nubloso, vaporoso y tembloroso. La voz la reconocía, pero algo en su interior hacía que el sintiera que algo no estaba del todo mal, o del todo bien. Para el era un enmarañado puzzle, que, ni él, siendo la poderosa reencarnación del más poderoso de los hechiceros podía resolver, su astucia y sabiduría de nada le servían aquí. Sabía su destino, eso sí, pero no era del color que el deseaba: negro, muy negro.
-¿Clow? – dijo tímidamente Eriol, reincorporándose y sobándose la mejilla, estaba como quemada, como la quemadura que hace el hielo al estar en contacto con la piel.
-El mismo – respondió Clow con una gran sonrisa en su rostro - , sentí tu presencia cerca de esta cueva y decidí salvarte.
-Gracias...
Hubo unos instantes de silencio en los cuales ambos se quedaron mirando, cada uno absorto en los ojos del otro, anonadado, como si ellos hablaran por si mismos.
-Por aquí – dijo Clow rompiendo el silencio e indicando un pequeño pasaje por donde ir.
-Muy bien – respondió Eriol que ya se había levantado.
Ambos caminaron por un largo pasillo, sin puertas en ningún lado, ni siquiera en el fondo, pero ninguno de los dos se mostraba extrañado por eso, más bien, parecía que ambos sabía lo que estaban haciendo y lo que iría a pasar en cualquier momento. Los ojos fijos, mirando siempre hacia el frente, sin otra posibilidad, sin otra opción; simplemente una marcha, una rutina, ya sabida, ya practicada, ya realizada, una tradición, simple, fácil. Todo se resumió en un escaso minuto de caminata, en línea recta, simple, verídica y conocida.
Clow hizo una seña con la cabeza a Eriol, este que estaba seriamente mirándolo entendió inmediatamente el significado de esa mirada. Giró su cabeza y encaró el curvilíneo fin del pasillo, no había picaportes, ni candados, ni soldaduras, ni nada por lo cual alguien pudiese pasar, pero para él; él no era "alguien", él se sentía especial, nervioso, pero especial, extendió su mano y la puso a centímetros de la pared. Clow tomó su brazo y terminó de empujar la mano para que contactara la pared y terminar el definitivo significado de esta ceremonia, este ritual, esta tradición concluía aquí, con ese toque.
No sucedió nada.
Ambos dieron vuelta, se apoyaron en sus talones para ello. Y repitieron el proceso, pero alejándose del lugar tocado. Con naturalidad, simpleza y calma, nada podía catalizar este momento, nada de estímulos, meramente parsimonia, simple y sutil parsimonia. Hasta que llegaron donde había estado antes.
-¿Estás listo? – preguntó Clow a Eriol con una mirada temeraria.
-¿Vale la pena preguntar?
Ambos se sonrieron mutuamente, y como de la nada empezaron una desenfrenada y vertiginosa carrera hacia el pasillo. Febrilmente gastaban sus energías con el fin de llegar lo más rápido a la meta, con mayor velocidad, con mayor potencia. Los calambres ayudaban a mantener el statu quo de la situación, los desanimaban, para un hechicero le es difícil hacer ejercicios anaeróbicos, ya que no está acostumbrado. El ácido láctico empezaba a tomar parte entre sus músculos, eso dolería cuando se cristalizara, pero no era momento de preocuparse de eso. Un metro. Medio metro. Un centímetro. Nada.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
-¿Señor copo de nieve...? Tanto tiempo sin verlo, ¿Qué hace por aquí...? Nunca esperé verlo, me alegra encontrarlo, ¿Sabe? Estoy sólo, y eso me da pena, tan sólo, tan sólo. Al menos ahora lo tengo a usted, que feliz me siento. ¡Ya verán como me vengaré de los que me han dejado así!, Ya verán, ya verán...
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
-Buenos días Eriol, tanto tiempo, ¿No es así...?
-La verdad, por mi, yo no estaría aquí. Pero hay algo que le quiero pedir...
-¿Tú...? ¿Pedirme a mi...? ¿Después de casi haber arruinado mi plan? Creo que hay algo que no entiendo bien. Tú, irrumpes en mi laboratorio, destruyes todos los artificios y artefactos que habían ahí, además de intentar hurtar importantísimos pergaminos y libros con grandes secretos de magia arcana, matan a un sinnúmero de mis vasallos dejando sólo a Clow Reed a mi servicio. Tú, que aunque Clow pudo matar a tu sucio amigo le perdonó la vida y te dejó escapar, vienes a mi, ¿Y me pides que me ayudes?
-Así es... Siento mucho todos los daños, pero, mi amigo Shaoran está muy grave, y necesito de su ayuda para poder volver.
-Muy bien, tú bien sabes que soy alguien razonable, y nunca me ha gustado aplastar a mis enemigos cuando están en tan débiles condiciones. Pero tú entenderás que no te lo puedo dar gratis, y menos después de los destrozos que me has causado.
-Eres muy razonable... Simplemente dime lo que deseas y yo...
-¡No, no, no, no! – interrumpió violentamente a Eriol levantándose del trono.
-Pero...
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
-Bueno y tú que opinas.
-Estoy muy feliz...
-¿Feliz?
-Si...
-Pero, ¿Por qué...?
-Tú bien sabes... no hay necesidad de decirlo...
-Como digas...
-Créeme... Eriol cumplirá su palabra, lo traerá de vuelta, y eso me volverá a hacer feliz.
-¿Tan confiada estás?
-Sí, entiende, es Eriol el encargado...
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
-Tú desea y luego de cumplido tu deseo ya verás que he cobrado. – dijo volviendo a sentarse.
Eriol empezó a sentir que podría quitarle algo muy valioso, pero ya todo lo había perdido y lo único que quedaba era devolver a Shaoran a su casa, así como lo había prometido. El maestro de Clow tenía una apariencia muy joven, poco más viejo que el mismo Eriol, sentado en un gigantesco trono escalonado incrustado en la misma roca madre de la cueva, con un gran charco de aguas cristalinas de consistencia semejante al mercurio. Estalactitas y estalacnitas, columnas y fosas, todo daba un toque a esta sección de la caverna que le provocaba algo de miedo a Eriol, pero sabía que todo saldría bien hasta que vio una caja que lo asustó muchísimo. Pero recordó su verdadera misión, y luego volvió a mirar al maestro de Clow y deseo:
-Deseo salir de aquí para llevar a Shaoran a la felicidad de su casa...
-¡Qué hermoso deseo...! ¿Cómo podría negarme a cumplirlo?
-Muchas, muchas gracias – dijo Eriol con una leve voz mientras hacía una reverencia.
Hubo un poco de silencio solo interrumpido por el pisar del maestro bajándose de su trono y acercándose al charco de mercurio.
-Por favor Eriol. Para cumplir tu deseo necesito mucho silencio y concentración, modificar el futuro no es una ciencia fácil de realizar, haré todos mis esfuerzos. Retírate y ve en busca de Shaoran, mientras vuelvas te darás cuenta de que he tomado por paga.
-Muy bien, me retiro.
Eriol dio media vuelta y se dispuso a retirarse, no fue mucho el trámite de salir, de volver a despedirse, de abandonar la cueva, todo fue muy simple y poco ceremonioso, eso no le agradó. Dudó, pero ya no había de que dudar, dentro de él; todo era una gran felicidad, volvería, cumpliría su misión y estaría con su novia Tomoyo. Hasta que se le ocurriera volver a Shaoran, eso le causaba risa.
Eriol escuchó el crujido de su pie enterrándose en la nieve, ese ligero y sutil ruido repercutió fuertemente en su cabeza, mientras a sus espaldas la cueva se cerraba transformándola en un sitio inexpugnable. Ya entendía que había perdido, ese maestro no hubiera podido ser más cruel, tan maligno, tan descarado. Eriol calló en sus rodillas y comenzó a llorar; todo estaba claro. Su corazón frío palpitaba gélidos bombeos de sangre fría. Su amor; Tomoyo, ya no existía, ya no era su amada, ya no sentía eso, ese cosquilleo, esas mariposas, todo se había desvanecido, todo se había olvidado tras pisar por primera vez la nieve. Que desdicha, el febril enamorado fue seducido por su propia nobleza arriesgando lo que más le importaba sólo para satisfacer un simple capricho.
Lloró, y lloró, hasta que nuevamente se dio cuenta que no la amaba, y eso le dio una nueva perspectiva al asunto; no era necesario llorar por alguien al quien uno no ama, era ridículo. ¡Qué tonto era! Hasta le causó gracia todo lo ocurrido, se sentía más aliviado, libre, feliz. Y sin mucho esfuerzo excepto el de la rigidez de su cara formó con su boca una amplia sonrisa que lo acompañó el resto del camino. Hasta que llegó donde estaba Shaoran.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
-Señor copo de nieve, usted si que me comprende... ¡Escuche! Alguien se acerca, tal vez le desee hacer daño a mi o a usted, pero descuida yo te protegeré. Es el estúpido de Eriol, el nunca quiso entender, yo le advertí de los problemas que surgirían tras atacar la cueva, pero obviamente, por ser él el supuesto "cerebro" del grupo tomó todas las decisiones sin preguntar a nadie y me metió en este lío, pero al menos lo tengo a usted. ¿Qué? Prefiere que yo lo destruya antes de que Eriol lo vea. ¡Qué noble de su parte querer protegerme así! Se lo agradezco muchísimo Señor copo de nieve. Nos veremos en una siguiente vida. Sí, sí sé, yo también lo estimo mucho, pero, ya es hora... Tengo miedo, pero enfrentaré a ese monstruo, a esa bestia que pretende hacerme daño otra vez, ahí viene él, con su sonrisita amanerada, ¿Quién sabe? Tal vez pudo besar a Clow, eres tan malvado Señor copo de nieve, siempre metiendo ese tipo de cosas en mi cabeza. Espero verlo pronto, adiós...
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
-¡Shaoran!
Shaoran estaba con una apariencia de ultratumba, y uno de sus pies estaba posado aplastando un montículo de nieve. Este giró su cabeza, para dejar ver una asquerosa y espeluznante rostro; lleno de baba, con una pose extraña y grotesca de apariencia hambrienta y deseosa de algo. Algo que veía cerca, muy cerca para el gusto de Eriol. Eriol estaba asustado. Shaoran empezaba a acercarse.
-Shaoran, ¿Qué pasa contigo...?
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
¡Hola de nuevo! Espero no haberlos decepcionados. Espero que todo empiece a aclararse para todos ustedes, lo cual dudo un poco, pero aún así se los deseo. Si no lo había dicho antes también quiero desearles una feliz Navidad a todos ustedes que se han esforzado en leer este fic, que poco a poco pudo ser lo que es ahora.
Les reitero que traten de informarse del concurso y que participen, no se arrepentirán. Todo está planeado para que sea algo divertido y ameno.
Este fic está dedicado a mi hermana samurai con ajo, y mi más nueva hermana Timón, también a todas mis amigas en especial la Nicole y la Daniela, que son las que leen mis historias, a mis amigos también que aunque reacios me apoyan, y a todos ustedes los lectores de este escritor. Ahora los saludos individuales a cada uno de los que dejó review. Sospechosamente esta sección será más corta de lo normal ¬¬.
Agradecimientos especiales a:
Undine: Bueno... al menos fuiste la primera en leerlo ^^UUU Pero ahora que entiendes como funciona este fic espero que puedas llevarle el ritmo :D
Tiff: Bueno, está bien que hayas tomado más atención sin la tele y todo eso, espero que en este también hagas lo mismo ^^, este está más tranquilito, pero en el siguiente el sadismo correrá por mis venas y se esparcirá por todo el relato, te lo prometo. Y con las flores que me das, muchas gracias también, tu fic no se queda atrás ^^ es mejor que el mío, admítelo.
Okinu: JAJAJAJAJAJA, bueno ahora que sabes muchas cosas, ahora sabrás más, y después de la explicación personal espero que todo esté más claro.
Kassandra L. K: JAJAJAJAJAJA, la idea es que TÚ comprendas este fic ^_^ Así que trata de deducirlo. Y no seas mala, no me mandes a toda la manada por hacer eso. Es que así puedo sacar a relucir los sentimientos encontrados de los lectores ;) ¿Ves?
Kass : Mmm... tu review se me hace familiar... ¿De quién será? JAJAJAJAJA, bueno, acá esta lo prometido ;)
Y eso es todo amigos ^^
Se despide
Master, the Gambler
"Y frente a él aparecieron los páramos estériles donde se realizaría la batalla, pero entre el mar de oscuridad pudo apreciar una gota de belleza."
Capítulo 2 de "Las diferencias de nuestras Almas"
De Susurros de la Musa (Escrito por su servidor)
Y Sí a la publicidad innecesaria!!!
