Saludos, después de milenios sin actualizar este fic, vuelvo para poner el capitulo 1. Espero que no se hayan olvidado de él, y si es así, les comprendo, pasar casi dos meses son actualizar algo es un poco desesperante :(, pero no se preocupen, que yo voy a intentar no tardar tanto la próxima vez (y si no, alguien que conozco me dará la lata hasta que tenga el capitulo 2 listo, jeje).
Bueno, creo que lo dije en el prologo, y si no, lo vuelvo a repetir, esta es la segunda parte de un fic llamado "Nuevos Comienzos", pero para las personas que no les apetezcan leer aquello, creo que enseguida se enteraran de lo que sucede, no hay problema (y pueden preguntarme lo que quieran, yo no muerdo al responder, sólo me callo cuando hay algo relativo a la trama principal, pero aparte de eso, yo gustosa les contesto, jeje)
Ah!! (agregado más tarde) si se quieren enterar de lo que ha sucedido, en un review lo cuento mas o menos, espero que entiendan ahí el resumen de la historia.
Ahora a contestar reviews (que pueden que ni se acuerden de mi, pero que se le va a hacer, cosas que tiene ser tardona)
Lil Granger = Bon jour (creo que se escribe así en francés) Gracias por el review, has sido la primera en escribir en este fic :) Ya ves, lo continuo (aunque con dos meses de retraso) Espero que te guste. Besos.
Vale = Muchas gracias. Ídem, continúo escribiéndolo. Disfruta con el capitulo. Besos.
mariag malfoy = Saludos con casi dos meses de retraso, jeje. Bueno, contestando a tu pregunta: veamos, ¿por donde comenzamos?... Unos días antes de la graduación hubo un combate, un ataque a Hogwarts donde Vold… ya-sabes-quien murió (y Dumbledore también, junto con algunas personas más). Después, en la graduación, hubo una gran fiesta, y Harry fue el que se encargo de representar a los chicos y chicas de séptimo curso leyendo una especie de despedida al colegio. Lo que nadie preveía fue que después de aquello, bajó del estrado y se despidiera de Ginny y de sus dos mejores amigos, Ron y Hermione… y antes de llegar a las puertas… desapareció… para no ser visto más (mas información en la otra historia, pero básicamente esto es un pequeño resumen) Según el prologo, Ron piensa que le volverá a ver, pero Hermione no lo tanto. Es como se sienten ellos, rabia e ira hacia Harry, ya que no les dijo nada, sólo se fue (¿Cómo te sentirías tu?, yo pienso que eso mismo) Lo de "vida por vida"… uhmm… eso también sale en la historia anterior, pero no te preocupes, que aquí también saldrá :) (y lo que significa ídem) Bien, creo que no me dejo nada. Espero volverte a ver por aquí y que te guste la historia. Besos.
Ahora si, a disfrutar de la historia, no me gusto mucho como ha quedado este primer capitulo, pero… así se quedo. Por cierto, lo que reconozcan no es mío (enseguida se darán cuenta de lo que es, se nota… a leguas… Pd: No lo utilizo con animo de lucro – creo que se dice así – y es propiedad de ya sabemos quien) Besos y espero que les guste el capitulo (y dejen reviews si quieren – y si no quieren :( también, pero les agradecería mucho que me pusieran lo que se les pase por la cabeza). Ciao (que ya veo que me enrollo mucho) Besos.
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Capitulo 1: "La primera vez que te vi"
"La vida da muchas vueltas, incluso algunas difíciles de comprender, ¿quien te iba a decir que conocerías a la persona que todo el mundo admira ahora y siempre? ¿Quien iba a adivinar que él se convertiría en tu mejor amigo y que juntos recorrerías los mejores años de la vida? ¿Quien te iba a decir que junto a él, tu mejor amigo, serias conocido por los logros que hicisteis de estudiantes? y que… tu nombre también seria recordado junto con el suyo, como ejemplo de valentía y vida ejemplar.
Nadie, nadie podría adivinar que en ese anónimo vagón de tren empezase tu historia"
La pluma llevaba ya mucho tiempo goteando sobre el pergamino, un gran charco se había formado donde las gotas caían unas tras otras, sin percatarse el dueño de esta de la situación en la que estaba, pues tenia la mirada perdida en el horizonte, viendo mas allá del paisaje que le ofrecía la naturaleza, mirando detrás del espeso bosque, mirando detrás de las altas montañas… mirando mas allá, al infinito cielo.
Los últimos rayos de luz se escondieron, y la luna empezó a brillar alta en el firmamento, fue entonces cuando el solitario ocupante de la habitación se dio cuenta del tiempo trascurrido.
- ¿Cómo lo hará? – murmuró entre dientes, mirando el inservible trozo que tenia delante, inutilizado pergamino - ¿Cómo conseguirá expresar lo que siente tan rápido? – ahí delante se veía, junto con el gran borrón de tinta, unas palabras tachadas, unas tras otras, no quedando muy claro lo estaba escrito, o mas bien, lo que se intentaba escribir.
Todavía seguía en estas cavilaciones cuando, y tras el permiso del dueño, una cabeza asomó entre el marco y la puerta de madera, en sus brazos llevaba un pequeño bulto del cual provenían pequeños balbuceos y unas minúsculas manitas se asomaban por entre la manta.
- ¿Sigues con ello? – le preguntó, mas sorprendida que preocupada, la recién llegada – Es verdad, cuando se te mete una idea en la cabeza no hay quien te haga retroceder… - no le dejó terminar la frase, ya que de un rápido gesto, ambos, mujer y bebe se vieron sentados encima del hombre.
- No mi querida Hermione, en eso todos los Weasley somos iguales – rió, y ella pudo reconocer, tras los rasgos propios de la madurez, a aquel muchacho del cual se enamoró en sus días de escuela, y con el que se casó unos años atrás.
- No me digas que has estado toda la tarde intentándolo – su mirada iba dirigida hacia la mesa, varios pergaminos andaban desparramados por encima, algunos arrugados, formando montones en un lado de la habitación, todos ellos con manchas de tinta y palabras tachadas. No hizo falta una confirmación de parte de él, supo inmediatamente que no había logrado avanzar nada, igual que en los siete últimos días. La observación fue interrumpida por la agitación que sentía en sus brazos, señal de que se acababa de despertar su pequeña hija, de tan sólo tres meses – Shh… todavía no es hora de comer, pequeña. Sabes Ron – se dirigió a su pareja - cada día se parece mas a ti, siempre tiene hambre.
- Y eso ¿Por qué lo dices? – dijo en un tono burlón y mirando tiernamente a la niña que le observaba fijamente, los mismos ojos de la madre, pensó, y el pelo del padre, sonrió. Con la pluma que sujetaba todavía entre sus manos le hizo una ligera caricia en la nariz, consiguiendo que esta intentase agarrarla, sin éxito, entre sus minúsculas manos.
- No empecéis de nuevo – comenzó a decir Hermione inútilmente en medio de los dos, pero estos no le hacían caso y padre e hija seguían jugando con la pluma, y ahora, con los papeles sueltos, que revoloteaban encima de la niña, intentando esta agarrarlos. Con una pequeña sonrisa, observó felizmente la imagen de su familia, de su marido (el anillo que llevaba en su mano lo confirmaba), de su pequeña, aunque revoltosa, niña… un cuadro perfecto.
Bip, bip.
La alarma que llevaba en el reloj sonó rompiendo aquel mágico momento, era la hora de darle de comer a la pequeña.
- Lamento anunciarte que te dejamos solo de nuevo – se inclinó hacia el rostro de Ron y, para despedirse, le dio un ligero beso en los labios – En cuanto acabe de comer y la duerma, volvemos de nuevo – se levantó de su cómodo asiento, llevando en sus brazos a la niña - ¿Lograras escribir algo? – señaló con sus brazos el desastre causado en la habitación.
- No lo sé, no me explicó como Ginny lo hace tan sencillo todo… Ella se sienta y empieza a escribir, y a escribir, no se para nunca… como si realmente tuviera en la cabeza la historia y sólo hiciera falta un medio para darla a conocer a los demás… - se retiró unos mechones que le caían sobre su frente – Soy su hermano, tendría que saber como se hace eso.
- Quizás – desde la puerta vio como Hermione se había parado – quizás te exiges a ti demasiado, quieres escribir las cosas, pero no puedes… no pienses en como hacerlo, sólo ponte a escribir y las palabras saldrán solas
- Y ¿por donde empiezo?
- ¿Por donde? Empieza como todos… por el principio – respondió ella mientras cerraba la puerta tras de si.
- Bien, por el principio – cogio nuevamente la pluma entre sus dedos, manchándola de tinta y apoyó la punta en el pergamino – Veamos, un comienzo, un inicio… - las palabras no querían salir, aunque se amontonaban los recuerdos en su mente, unos detrás de otro, las imágenes acudían a él… hasta que de pronto, recordó donde comenzó todo, cuando fue la primera vez… – "La estación estaba abarrotada de personas…"
La estación estaba abarrotada de personas, grandes y pequeños andaban por los andenes empujando carritos con sus pertenencias, a esa hora era frenética la actividad, las diez y media y un bullicio inusual se veía en King Cross aquel uno de septiembre.
Si uno se fijaba atentamente, podía ver como muchos de los que entraban en la estación luego no salían, y no era porque cogieran un tren que les llevase a alguna parte, era porque desaparecían tras un, aparentemente, infranqueable muro situado entre los andenes nueve y diez, pero de esto nadie se daba cuenta, y pasaban de largo sin mirar o preguntarse sobre aquella extraña situación.
Once menos cuarto, una tropa de niños pelirrojos apareció alrededor del enigmático lugar, una mujer, mas bien regordeta que llevaba de la mano a una pequeña niña de unos diez años, guiaba a cuatro muchachos que cargaban en sus carritos sus pertenencias.
- Fred, George, no empiecen de nuevo con sus bromas… Percy, por favor, encargate de controlarlos… Pero no veis que todo esta lleno de muggles, por supuesto, pero eso no es impedimento para vosotros dos, par de gamberros, pero ya os lo dije en casa, una notificación más sobre el quebrantamiento de la ley, y os encierro en vuestras habitaciones… con una cama nada mas – añadió al final al ver la cara de ambos. – Ron, no temas, si se sobrepasan en Hogwarts, no tienes más que…
La mujer siguió hablando y hablando, dando consejos a sus cuatro hijos, uno de ellos comenzaría la escuela ese año, el que iba rezagado del todo, no por miedo, sino por vergüenza del espectáculo que estaban dando sus hermanos.
Nadie de este grupo se dio cuenta de la presencia de otro muchacho, delgado, no muy alto, con gafas, pelo negro y ojos verdes, que miraba curioso la situación que se desarrollaba entre esa familia.
- Y ahora, ¿cuál es el número del andén? –preguntó la madre.
- ¡Nueve y tres cuartos! – dijo la voz aguda de la niña pelirroja, agarrando mas fuertemente la mano de su madre y mirándole le suplicó - Mamá, ¿no puedo ir...?
-No tienes edad suficiente, Ginny Ahora estate quieta. Muy bien, Percy, tú primero. Fred, eres el siguiente
- No soy Fred, soy George - dijo el muchacho - ¿De veras, mujer, puedes llamarte nuestra madre? ¿No te das cuenta de que yo soy George?
- Lo siento, George, cariño.
- Estaba bromeando, soy Fred
- Discúlpeme – en ese momento, el muchacho decidió entrar en escena
- Hola, querido. Primer año en Hogwarts, ¿no? Ron también es nuevo.
Señaló al último y menor de sus hijos varones. Era alto, flacucho y pecoso, con manos y pies grandes y una larga nariz.
- Sí - respondió - Lo que pasa es que... es que no se cómo...
- ¿Como entrar en el andén? —preguntó bondadosamente, y observó como este asentía con la cabeza.
- No te preocupes – dijo – Lo único que tienes que hacer es andar recto hacia la barrera que está entre los dos andenes. No te detengas y no tengas miedo de chocar, eso es muy importante. Lo mejor es ir deprisa, si estás nervioso. Ve ahora, ve antes que Ron.
- Hum... De acuerdo – agradeció la información, y, tras unos momentos de vacilación, desapareció tras el muro que separaba los dos andenes.
- Ahora tu Ron, Ginny y yo iremos después…
Unos minutos después, el grupo se deshizo finalmente tras unas breves observaciones de parte de su madre y los reproches típicos a sus revoltosos hijos. Todos se fueron a montar en el expresso que les llevaría al colegio y a buscar un compartimiento para pasar el largo viaje que les quedaba hasta llegar a su destino.
- ¿Hay alguien sentado ahí? – preguntó el menor de los pelirrojos señalando el asiento opuesto al muchacho que se habían encontrado antes en el anden, del cual ya sabia su nombre, puesto que sus hermanos gemelos ya lo habían averiguado instantes antes, al ayudarle a subir su equipaje al tren – Todos los demás vagones están llenos – dio una pequeña disculpa, por si no quedaba muy claro la razón por la que estaba ahí.
El otro negó con la cabeza y Ron se sentó. Le lanzó una mirada y luego desvió la vista rápidamente hacia la ventanilla, como si no lo hubiera estado observando.
- Eh, Ron - sus hermanos gemelos habían vuelto, asomándose por la puerta - Mira, nosotros nos vamos a la mitad del tren, porque Lee Jordan tiene una tarántula gigante y vamos a verla.
- De acuerdo – murmuró Ron.
- Harry - dijo el otro gemelo - ¿te hemos dicho quiénes somos? Fred y George Weasley. Y él es Ron, nuestro hermano. Nos veremos después, entonces.
- Hasta luego - dijeron Harry y Ron. Los gemelos salieron y cerraron la puerta.
- ¿Eres realmente Harry Potter? —dejó escapar Ron.
Harry asintió.
—Oh... bien, pensé que podía ser una de las bromas de Fred y George - dijo Ron - ¿Y realmente te hiciste eso... ya sabes...?
Señaló la frente de Harry, este se levantó el flequillo para enseñarle la luminosa cicatriz. Ron la miró con atención.
- ¿Así que eso es lo que Quien-tú-sabes...?
- Sí - dijo Harry - pero no puedo recordarlo.
- ¿Nada? - dijo Ron en tono anhelante.
- Bueno... recuerdo una luz verde muy intensa, pero nada más.
- Vaya - dijo Ron. Contempló a Harry durante unos instantes y luego, como si se diera cuenta de lo que estaba haciendo, con rapidez volvió a mirar por la ventanilla.
- ¿Sois una familia de magos?
- Oh, sí, eso creo - respondió Ron - Me parece que mamá tiene un primo segundo que es contable, pero nunca hablamos de él.
- Entonces ya debes de saber mucho sobre magia.
- Oí que te habías ido a vivir con muggles - dijo Ron - ¿Cómo son?
- Horribles... Bueno, no todos ellos. Mi tía, mi tío y mi primo sí lo son. Me hubiera gustado tener tres hermanos magos.
- Cinco - corrigió Ron – Soy el sexto en nuestra familia que va a asistir a Hogwarts. Podrías decir que tengo el listón muy alto. Bill y Charlie ya han terminado. Bill era delegado de clase y Charlie era capitán de quidditch. Ahora Percy es prefecto. Fred y George son muy revoltosos, pero a pesar de eso sacan muy buenas notas y todos los consideran muy divertidos. Todos esperan que me vaya tan bien como a los otros, pero si lo hago tampoco será gran cosa, porque ellos ya lo hicieron primero. Además, nunca tienes nada nuevo, con cinco hermanos. Me dieron la túnica vieja de Bill, la varita vieja de Charles y la vieja rata de Percy
- Se llama Scabbers y no sirve para nada, casi nunca se despierta. A Percy, papá le regaló una lechuza, porque lo hicieron prefecto, pero no podían comp... Quiero decir, por eso me dieron a Scabbers.
En aquel momento, el paisaje que se veía por la ventanilla se hacía más agreste. Habían desaparecido los campos cultivados y aparecían bosques, ríos serpenteantes y colinas de color verde oscuro.
El muchacho pelirrojo revolvió en su baúl y sacó una varita muy gastada. En algunas partes estaba astillada y, en la punta, brillaba algo blanco.
- Los pelos de unicornio casi se salen. De todos modos...
Acababa de coger la varita cuando la puerta del compartimiento se abrió por enésima vez en el trayecto.
Un chico de su misma edad, que llevaba buscando su mascota desde el inicio del viaje, venia acompañado por una niña de pelos castaños y alborotados, esta última ya llevaba la túnica de Hogwarts y preguntó a los ocupantes del vagón nada mas verlos:
-¿Alguien ha visto un sapo? Neville perdió uno
- Ya le hemos dicho que no - dijo Ron, pero la niña no lo escuchaba. Estaba mirando la varita que tenía en la mano.
-Oh, ¿estás haciendo magia? Entonces vamos a verlo.
Se sentó. Ron pareció desconcertado.
- Eh... de acuerdo. - Se aclaró la garganta -. «Rayo de sol, margaritas, volved amarilla a esta tonta ratita.»
Agitó la varita, pero no sucedió nada. Scabbers siguió durmiendo, tan gris como siempre.
- ¿Estás seguro de que es el hechizo apropiado? - preguntó la niña - Bueno, no es muy efectivo, ¿no? Yo probé unos pocos sencillos, sólo para practicar, y funcionaron. Nadie en mi familia es mago, fue toda una sorpresa cuando recibí mi carta, pero también estaba muy contenta, por supuesto, ya que ésta es la mejor escuela de magia, por lo que sé. Ya me he aprendido todos los libros de memoria, desde luego, espero que eso sea suficiente... Yo soy Hermione Granger. ¿Y vosotros quiénes sois? - Dijo todo aquello muy rápidamente.
Los chicos se miraron sin comprender, los libros se suponía que era para verlos durante el curso, no aprenderlos antes.
- Yo soy Ron Weasley - murmuró Ron.
- Harry Potter - dijo Harry.
- ¿Eres tú realmente? - dijo Hermione - Lo sé todo sobre ti, por supuesto, conseguí unos pocos libros extra para prepararme más y tú figuras en Historia de la magia moderna, Defensa contra las Artes Oscuras y Grandes eventos mágicos del siglo XX.
- ¿Estoy yo? - dijo Harry, poniendo cara de sentirse mareado.
- Dios mío, no lo sabes. Yo en tu lugar habría buscado todo lo que pudiera – dijo Hermione-¿Sabéis a qué casa vais a ir? Estuve preguntando por ahí y espero estar en Gryffindor, parece la mejor de todas. Oí que Dumbledore estuvo allí, pero supongo que Ravenclaw no será tan mala... De todos modos, es mejor que sigamos buscando el sapo de Neville. Y vosotros dos deberíais cambiaros ya, vamos a llegar pronto……..
- Uhmmm… ¿Por qué has tenido que meter precisamente "eso"? – Ron dio un sobresaltó al sentir detrás de él otra respiración, la escritura le había absorbido hasta tal punto que los minutos se habían pasado volando. Soltó la pluma de inmediato
- Esto… - se giró hasta quedarse enfrente del rostro de su esposa - Hermione… dijiste que empezase por el principio, y eso sucedió así… según recuerdo yo – tartamudeó la última parte, esperando no haberse equivocado en ningún detalle.
- Si, sucedió exactamente así… por desgracia – puso una cara de medio enfadada, pero enseguida sonrió, viendo la cara de su pareja - ¿Qué mas vas a escribir? – preguntó curiosa, aunque mas o menos intuía la respuesta.
- Pues, no se, pero me gustaría explicar nuestros años de escuela… hasta la graduación – dijo esto bajando los ojos al suelo, los dos sabían que había sucedido en esa noche – Y… bueno, también nuestra boda, y el nacimiento de la pequeña… Todo lo que nos ha pasado hasta llegar a hoy, a este momento… Quiero dejar constancia de todo y así no perder los recuerdos que tengo de nosotros, de nosotros dos, de los tres – señaló el pequeño bulto que llevaba Hermione en los brazos - y de Harry…
- ¿Todavía sigues con esa idea?
- Nunca me cansare de pensar que algún día lo volveremos a ver, su desaparición no fue para siempre… sino recuerda lo que nos dijo Dumbledore en la boda de mis hermanos – entornó los ojos recordando esa noche, las estrellas fugaces cayendo del cielo, todo despejado, lleno de alegría y sensación de paz, aquella noche cuando pensaron que volverían a ver a su amigo. Al final, recordando las palabras dichas por el difunto director, que sólo apareció por unos breves, pero valiosos instantes, una sonrisa apareció en su cara, abriendo los ojos – Si creemos con suficientes fuerzas, algún día las esperanzas se hacen realidad… Eso espero, y aunque hayan pasado casi catorce años, yo todavía creo que no ha muerto…
