Al ataque otra vez!

Los personajes no son míos, son de Eolith y SNK.

Parte III: "La crueldad de la rosa, el dolor del Lirio"

No podía dar crédito a lo que sus ojos veían y le costaba creer que su deseo había sido escuchado. Ahí estaba, parado lleno de arrogancia frente a el, con uno de aquellos cigarrillos eternos entre los labios, esperando. Sí, podía sentir que Yagami esperaba algo, que deseaba algo de él en ese momento y que calculaba con su mirada penetrante cada pequeña reacción que se daba en su rostro. Quería decirle que había estado pensando en el, que lo necesitaba ahora más que nunca, pero…no tenía el derecho y además no sabía que era lo que movía al pelirrojo a presentarse ahí.

Somos solo adversarios, para el no soy más que una molesta piedra en el zapato

Aquella frase tan lapidaria terminó por entumecerle los labios, por hacerlo decir algo que no quería decir, que no sentía. Terminó por hacer más daño que otra cosa.

Iori por otra parte no sabía que era lo que haría. Había ignorado el dolor para llegar hasta Kusanagi y durante todo el camino su pensamiento se deshizo en una sola idea: matar a Kyo. Pero ahora que lo tenía frente suyo, con aquella expresión tan diferente en el rostro, aquella idea no fue más que un absurdo. Las manos no dejaban de temblarle y por un momento pensó en explotar sin medida alguna, decir lo que siempre había querido decir y que no había aceptado del todo hasta ahora y maldición que había sido mal momento, justo cuando estaba por morir.

No vale la pena, el se va a casar y soy un maldito imbécil si creo que le importará en algo mi muerte.

Una sonrisa, de esas con la más hiriente ironía, se fue formando en sus labios y ya la lucha entre los dos no tendría tregua, porque estaba decidido que rendirse antes de tiempo era la mejor salida, que ocultarse bajo los insultos era lo que preferían a contarse la verdad. Pero a veces hay cosas no se pueden prever, que no dependen de lo que escojamos hacer y que sin que lo queramos, nos dan otra oportunidad.

"Yo pensé que te habías vuelto cobarde, ¡uh Yagami!" Kyo endureció la mirada y se enfrentó al pelirrojo con el mismo orgullo de siempre, a flor de piel. Iori lo vio con una intensa expresión de asco en el rostro, mientras arrojaba el cigarrillo al suelo.

"Al contrario héroe, yo pensé que tu eras el que se había quedado sin cojones, como te vas con esa puta de Kushinada y te olvidaste de los duelos" En ese momento Yagami se inclinó un poco y el dolor se reflejó en su rostro "Pero creo que ya no te tendrás que ensuciar tu maldito traje nunca más" dijo reponiéndose ya del dolor.

"¿Acaso piensas rendirte Yagami, entonces mira quien sería el cobarde­" Kyo trataba de no ceder a la presión del pelirrojo y a la de sus propias ganas de largarse sin mirar atrás.

"No bastardo, Iori Yagami nunca se daría por vencido, ni menos frente a ti" Los ojos de Iori brillaban de odio y también de impotencia, una que Kyo no podía ver "Es solo que me llegó la puta hora Kusanagi, me voy a morir" Y ahí apareció de nuevo aquella cruel sonrisa. Kyo no entendía cómo podía decir aquello así tan sonriente, cómo no se desmoronaba ahí mismo. Su orgullo abandonó toda facción de su rostro y dejó caer los brazos a los costados de su cuerpo, con la mirada dolida, incrédula.

"Pero ¿sabes qué, voy a acabar contigo Kusanagi" Iori se acercaba a Kyo muy lentamente, con la respiración agitada y los dientes apretados. Susurraba cada palabra, casi escupiendo las letras y se oía tan amargo, tan cruel "Antes de irme al infierno voy a llevarte conmigo Kyo"

Kyo no sabía cómo reaccionar, Iori se moría y el no sabía que diablos hacer. Si el matrimonio que se le venía encima había sido motivo de dolor, esto era como si lo atravesaran con miles de lanzas. Iori ni siquiera podía alcanzar a entender lo cruel que estaba siendo con el y como lo había aplastado con aquellas palabras. Era como tener miles de pequeños fragmentos de Kyo en el piso, repartidos sin esperanza de volver a armarse. Y la negación fue la única respuesta que encontró lógica en su cerebro, sí, no podía ser, Yagami estaba tomándole el pelo.

"Tu lo haces para, para… no sé, yo…"

"¿Porqué lo haría querido Kusanagi, ¿uh, ¡dímelo maldito, dímelo!" En ese momento Iori empeoró y el dolor entumeció su cuerpo haciendo que cayera al suelo. Una mancha roja se esparció en el cemento, mientras el pelirrojo trataba penosamente de ponerse de pie. Kyo pudo ver que estaba sangrando por la boca y sin pensarlo siquiera se acercó a Iori como quien se acerca a un animal herido, muy despacio. Cuando quiso despejarle el rostro para ver que era lo que andaba mal, Iori lo empujó con las manos en flamas y aprovechando su caída escapó. Antes de subirse a un taxi que había hecho detener, Yagami se había volteado a mirarlo y Kyo habría jurado ver un brillo húmedo en sus mejillas.

"¡¡¡¡¡¡No quiero tu lástima Kusanagi! ¡¿Me oíste! ¡¡¡Lo único que quiero es tu estúpida cabeza sobre mi tumba!" El taxi ya partía y el no hizo nada para detener a Yagami y preguntarle. Solo se había quedado de pie, con la chaqueta tiznada y los labios entreabiertos.

"¿Por qué me haces esto Iori?" susurró con la vista fija en el veloz taxi que pasaba a su lado.