Capitulo nuevo.
Parte V: "Luces en el parque"
"Bueno Kusanagi, aquí estamos otra vez" Dijo de pronto Yagami, mientras detenía el vehículo bruscamente. Le dirigió una mirada concentrada por el espejo retrovisor, y Kyo aún aunque no podía ver su boca, supo que le sonreía. No había tenido mucho tiempo para ordenar sus desastrosos pensamientos durante los repentinos acontecimientos, pero ahora que estaba a punto de volver a empezar un duelo a muerte con Iori, lo único que se repetía a sí mismo era que no quería luchar, no quería hacerlo, por lo menos no hasta que Yagami lo escuchara.
"Benimaru, ¿no sabe en dónde puede estar Kusanagi sama?" La voz angustiada de Shingo lo acosaba hacía media hora. Todo era un desastre, ¿por qué Yuki se tenía que haber suicidado? Como era obvio, la familia de la chica culpaba al desaparecido Kyo de todo lo ocurrido, pero lo que nadie mencionaba, era que ahora habían descubierto que Kushinada estaba mal hacía mucho tiempo, y que en realidad no era culpa de nadie. Pero el honor de la familia de Kyo estaba por lo suelos y su padre no perdonaría esta ofensa. Porque era una ofensa gigantesca que el heredero del clan se expusiera a tal escándalo y que peor aún, fuera culpado de violencia hacia una mujer, hacia su prometida, sin mencionar el escándalo del malogrado matrimonio.
"Tal vez él la empujó a matarse", le había escuchado decir a un policía que revisaba la escena. Y no, no era cierto. Kyo jamás le hubiera hecho daño a Yuki si hubiera podido evitarlo, porque siempre había sido un héroe, siempre. Sólo que ahora había decidido luchar por su propia causa, su propia felicidad. Nadie podía culparlo por eso.
"Beni-san, ¿está bien?" el joven Yabuki lo remeció suavemente, tratando de traerlo de vuelta de sus pensamientos.
"Sí Shingo, estoy…bien y no te preocupes, yo localizo a Kyo" Comenzó a marcar el número que se sabía de memoria y rogó porque ahora sí atendiera "No me odies por esto Kyo, no me odies por favor" Susurró despacio a la vez que entrecerraba los ojos, ocultando el celeste de su mirada.
"¿Te recuerdas de este lugar?" dijo Iori con una repentina melancolía en su voz.
"Claro Yagami, es donde…"
"…siempre terminamos nuestros duelos" agregó le pelirrojo más para sí mismo "¿Sabes, lo voy a extrañar Ky…Kusanagi, sí que lo voy a extrañar en el infierno" Un suspiro se escapó de los labios de Iori, era como si lo hubiese atrapado indefenso, a Kyo casi le pareció que los ojos le brillaban de humedad. Verlo en medio de ese parque solitario, con aquella expresión tan sincera, estaba tan diferente de otras veces, si hasta la luz del atardecer se sentía distinta, como si fuera un sueño.
"Iori, yo…" Kyo se acercó hasta donde estaba el pelirrojo, con el rostro preocupado, pero decidido a que Iori lo escuchara, decidido a morir en el intento. Curiosamente el pelirrojo lo esperó, y cuando estuvo a escasos centímetros de su rostro, ya no pudo detenerse. Era demasiado obvio que las palabras sobraban en su boca, que sólo un beso diría lo que el quería decir.
El cuerpo de Iori no reaccionó al contacto, sólo se quedó quieto, casi sin respirar. Kyo no podía creer que Yagami se sintiera tan desprovisto, tan asustado. El también estaba asustado claro, estaba aterrado. Con los ojos cerrados fue presionando sus labios sobre los del pelirrojo muy despacio, hasta que pudo sentir su tibieza respondiéndole. En ese momento respiró el aliento de Iori, fue parte de su respiración y hasta pudo sentir el suave bombeo de su corazón. Era como estar dentro de su cuerpo, como ser parte de su sangre.
"Iori…" dijo muy bajito, con su nariz pegada a la de Yagami, con sus labios rozando los de el y sus manos aferradas a su chaqueta. Quería quedarse así para siempre, siempre, siempre asido a aquel cuerpo, pegado a esa alma.
"Estoy tan cansado Kusanagi, tan cansado ¿sabes?" La voz de Iori se deshizo en nada. A Kyo lo asustó esa debilidad con que se oía, era la muerte sin duda, y el no era capaz de hacer nada. De pronto los ojos de Iori se abrieron, viéndolo con una ternura que jamás le había conocido.
"¿Es esto lo que quieres para ti, Kusanagi?" La pregunta ya no era un desafío, la respuesta estaba más que clara, o por lo menos así lo creyó Kyo. Yagami ahora lo miraba a cierta distancia, esperando por una confirmación, una que no llegó.
"¡Traigan al joven Kyo, ¡rápido!" El joven Kusanagi no lo terminaba de oír bien. ¿Acaso era la voz del jefe de sus guardaespaldas, pero… ¿cómo, ¿cómo era que lo habían encontrado?
Todo se volvió vertiginosamente rápido. En su mente quedó registrada como una película sin fin, la mirada de dolor y odio que Iori le dio, cuando sus guardias lo atacaron. Las llamaradas púrpuras del pelirrojo y las suyas propias iluminaron todo el parque, que había estado cubierto por la oscuridad. No supo a quién hirió, ni si Iori estaba bien, sólo supo que le pidió perdón a gritos, que le gritó que esto no era su culpa.
"¿Estás bien?" Preguntó Benimaru. Se encontraba sentado frente a su cama con la vista fija. Su rostro denotaba el cansancio de la noche anterior, la preocupación o tal vez otra cosa, pensó el joven Kusanagi apenas abrió los ojos.
"Sí, eso creo" dijo con la voz algo apagada "Por lo menos dentro de lo que se puede estar bien, Beni" Escudriño el rostro del rubio largamente. Esperaba encontrar una respuesta instantánea a lo que había ocurrido en el parque, pero no la encontró. Benimaru sólo parecía pedirle perdón por algo, jamás lo había visto tan callado.
"Kyo, yo…en realidad no pude hacer nada" Dijo de pronto su amigo, evitando mirarlo a los ojos "Tu padre estaba decidido, y yo no podía negarme a darle tu posible paradero" Los largos dedos de Benimaru se cruzaron nerviosos sobre su regazo "No considerando las circunstancias"
"¿De que me hablas Ben?" Kyo no lo terminaba de asimilar "¿Acaso tu fuiste el que…?" Le rozó apenas las manos, tratando de que lo mirara.
"Yo te traicioné, Kyo, yo fui" El joven Nikaido apenas se movió con el contacto de Kyo "Pero fue por Yuki"
"¿Yuki?" Todo comenzaba a martillearle en la cabeza, no comprendía que clase de broma sórdida era todo esto.
"Yuki… ella se suicidó Kyo"
Kyo se incorporó en la cama despacio, como si sintiera un fuerte dolor. Su rostro se contrajo en una mezcla de confusión y extrañeza. No podía ser, no era cierto, esas eran las frases que su mente fue capaz de formar en aquel momento.
"Te vas a arrepentir Kyo"
De pronto la voz de Yuki sonó tan clara, como si realmente estuviera en la habitación. Pero era su mente, era ahí en donde Yuki estaba, en donde ahora gritaba llena de furia. Las pupilas de Kyo se contrajeron, y sus ojos asustados se abrieron desmesuradamente, llenándose de lágrimas. Esa frase cargada de odio, que ella le dijera antes de que el le cortara, esa frase, la tenía escrita en las profundidades de sus ojos castaños ahora, la tenía ahí presente, acusándolo de asesino.
"Yo la asesiné" la voz de Kyo, se apagó en el mismo instante en que pronunció aquellas palabras, junto con el terror de sus ojos. Benimaru lo rodeó entonces, muy despacio, haciendo que Kyo apoyara la cabeza en su hombro.
"Soy un asesino, Beni, fue mi culpa"
"Me parece que tengo mucho que oír de tu parte, hijo" El padre de Kyo estaba bajo el dintel de la puerta. Su rostro se veía contraído por la amargura "Y espero oír algo que solucione la inmensa deuda que tienes ahora con el honor de la familia" El suave sabor de Yagami se incrementó en los labios de Kyo, como si ya nunca más pudiera volver a sentirlo, como una despedida. Apretó los ojos y se refugió más aún en el cuerpo de Benimaru.
"Siempre va a ser el honor de la familia Yagami, entre nosotros siempre"
