1. Sentimientos extraños
Ella estaba ahí mirando a la nada, sentada en la orilla del Lago…
Mirad la Weasley asquerosa… ensuciando la vista… – dijo Pansy Parkinson, mientras se acercaban al lugar donde ella estaba. Draco, por su lado no la escuchaba… absorto en su melena, dejó de escucharla en cuánto estuvieron llegando al lugar.
¿Quieres decir que ella es asquerosa o que ella es asquerosa en este lugar?- preguntó Goyle.
Yo creo que es ella – contesto hábilmente Pansy. – ¿Tu que opinas Draco?
Él no solo, no contesto, sino que se quedo quieto unos metros atrás.
¿Draco? – insistió Crabbe ya agitándolo.
¿Eh¡Quieres dejarme! – había vuelto a la realidad, después de que ese cabello rojo lo absorbiera…
Pero… Pero… – balbuceó Crabbe.
¿Pero qué?
Te habías quedado quieto, absorto y no me contestabas… – dijo Pansy, mirándolo preocupada.
¡Ah¿Y por eso este bruto me tiene que menear así¿Como si fura un peluche?
¡Ay¡Draco, hijo, pero que sensible! – se quejó la Slytherin volteando otra vez hacia el Lago.
Creo que me voy al castillo – dijo él pensando así olvidarse de esa melena.
Ya en el castillo.
Ginny está muy rara – atinó ha oír cuando paso por delante de una clase que teóricamente debería estar vacía. Se paró y siguió escuchando la conversación, parado en medio del pasillo.
Si, me he dado cuenta… no solo no me habla que cuando le pregunto algo, me dice que tiene algo que hacer y se va sin más… – Harry hablo alto i claro.
Volveré a insistirle… además mi madre dice que sus notas han bajado y que no le dijo el porque…
Ron, será mejor que la dejemos, si quiere ya nos lo dirá – sentenció Hermione, en el momento que la puerta se abrió. El Slytherin volvió a caminar rápidamente para no ser visto y se dirigió hasta la puerta del Gran Salón.
Ahí, delante de la puerta, la melena roja volvió a aparecer… dudando si entrar o no, enganchada en el marco de la puerta, miró hacia el Slytherin y giro rápidamente la vista al suelo. Él no dijo nada, solo se la miró un momento más buscando alguna cosa en ella…
¡Ginny! – des de detrás del Slytherin, la voz de Hermione sonaba alegre. El Slytherin se giró al igual que la chica pelirroja, viendo al trío que se acercaba a su compatriota…
¡Vaya…¡El Trío lalalá! – dijo casi mecánicamente él, dibujando ya una sonrisa malvada en su rostro.
Vaya, Draco… pensaba que los Gryffindor no te dábamos miedo… – dijo Ron.
¿Miedo?
Sí, miedo. Estábamos viendo como caminabas y de repente ves a mi hermana y te paras… ¿A caso te da miedo?
¡Ja! – Rió irónico, aunque eso le dolió… – ¿Una Gryffindor dando miedo a un Slytherin? Ni en sueños te lo vas a creer Weasley… Y menos siendo la Gryffindor, esta… esta… ¡esta enana de ahí! – dijo ya señalando a la pequeña Weasley, haciéndole más pena aún.
¿Enana! – Ron se habría lanzado al cuello del Slytherin si no fuera porque Harry lo agarro a tiempo, pues pasaba por ahí el profesor Snape…
Señor Weasley, no es bueno gritar a estas horas… – dijo Snape pasando de largo hacia el comedor riendo por dentro, según la opinión de Harry.
Draco se fue hacia fuera del castillo.
Vaya, pensé que antes querías ir hacia dentro… – le recordó Pansy Parkinson en cuanto se cruzaron.
Sí, pero la gente cambia de opinión…
Pues espera que vengo…
¿No sabes estar sola! – le grito haciéndole ver que quería estar solo. La chica se lo miró de arriba a bajo y murmurando algo se fue hacia el castillo.
Draco se sentó en el lago, pensando en ese pelo rojo que lo absorbió…
¿Qué me pasa? Esa… esa… esa enana…
¿Qué pasa con esa enana! – dijo la pequeña Weasley des de detrás suyo, haciéndolo voltear hacia ella.
¿G-Ginny?
¿Como! – la chica no se acababa de creer lo que había oído de esos labios… Draco se la miro sin comprender.
¿Qué? – dijo a fin de saber que le pasaba a esa chica por la cabeza…
¿No te has dado cuenta?
¿Darme cuenta de qué?
No me llamaste Weasley…
Te llame enana…
No… si… bueno quiero decir después me llamaste Ginny…
¿Y no te llamas así?
Sí, pero tú, Malfoy¿llamándome por mi nombre? – el chico se dio cuenta de su error. Pero reacciono rápido.
Si quieres te llamo Enana…
No, no… Ginny me esta bien. – dijo sentándose a su lado. – ¿Te importa?
¿El qué?
Que este aquí… – el rubio alzo los hombros. En realidad no sabia si quería o no…
El silencio los envolvió y junto a él, la noche.
Ginny – el Slytherin rompió el silencio – hoy he oído a tus… tus… bueno a gente hablar sobre ti. ¿Te pasa algo? – La chica no entendió la pregunta – quiero decir… estaban preocupados y me preguntaba si… bueno ¿quieres hablarlo?
Me sorprendes cada vez más…
Soy una caja de sorpresas… – dijo en tono frío.
No me pasa nada… solo… solo que… es igual no llegarías a comprenderlo.
¿Me estas llamando cabeza de chorlito! – Ginny rió con gana.
No, no… – atinó a decir entre risas.
Entonces…
Pues es algo sobre… sobre chicos.
Vaya… pues será mejor que lo hables con Granger, aunque dudo que ella sepa mucho de eso…
¡Malfoy! – dijo casi enfadada ella.
Es cierto, esta enamorada de sus libros…
Sí, quizá…pero eso no te da derecho…
¿Y quien es el afortunado? – le cortó.
…Pues… alguien que… bueno que…
¡Ginny! – la voz de Ron se oyó tan clara y fuerte que la chica dio un bote y se levanto.
Draco al rato se fue a la sala de Slytherin y se fue directamente a su cama.
¿Ginny se puede saber que hacías en el lago… con… con…- de la rabia que tenia Ron no le salían las palabras – con… ¿Ese?
¿Con Malfoy? – contestó sin inmutarse. – Hablar. – A Ron se le subió un color rojo por toda la cara que paso por varias tonalidades. – Bueno me voy, buenas noches.
"¿Por qué me ha sabido mal insultarla¿Llamarla enana? Pero si siempre me he metido con ella…" Draco, estaba desorientado, pensando ya estirado en su cama, con la cortina echada para que nadie le hablara. "Además, he estado a gusto hablando con ella… pero… pero… ¿Quién será él¿Quién le gusta?"
"Vaya, he hablado con Draco… ¿Draco? No… Malfoy… ha de seguir siendo Malfoy… Suerte que Ron me llamo…" Ginny también pensaba en Draco, se tumbó en su cama ya con el pijama puesto y tiró la cortina "Si él no hubiera intervenido… ¡que vergüenza!" Ginny se puso roja al momento. "Me sentía tan bien a su lado… hasta me llamo por mi nombre…" dijo su mente, pero esa felicidad se agotó en le momento que sus pensamientos continuaron "pero él… yo… seguiría siendo un secreto, además no es posible que esto llegue a pasar… pero me gustaría tanto…" Ginny se levanto, y cogió su abrigo para salir. Había pasado ya mucho rato y necesitaba dar una vuelta, olvidarse de lo vivido o no dormiría en toda la noche.
"¿Me estaré enamorando de una Weasley!" Draco seguía pensando "Sí, es guapa, tiene un cuerpo que… ¡uf! Y su forma de hablar… y… y es tan… tan… Pero es una Weasley…" y se levanto de golpe, incorporándose de golpe. Vio la hora y pensó en ir a dar una vuelta y sacarse, a la pequeña Weasley, de su cabeza. Cogió su abrigo y salió de ahí.
Vaya… pensé que ha estas horas no se enviaban cartas… – dijo él, viendo a Ginny en la Lechucería.
No llevo correo, solo necesitaba pensar. ¿Y tú a quién le enviaras la carta?
¿Carta? – Dijo Draco sorprendido – ¿Qué carta?
¿No llevas ninguna?
No, me pasa como a ti, no puedo dormir…
¿Por qué?
No dejo de pensar…
¿Pensar¿En qué?
¿En quién…? – le rectificó él.
Draco se quedó callado, no sabía que contestar. "¿Qué pasaría si le dijera verdad¿La aceptaría? Mejor no me arriesgo."
En una cosa que me escribió un amigo un asunto personal.
¿Tienes amigos fuera de Hogwarts?
¿Tan raro es?
¿La verdad?
Claro.
En ti si que es raro – dijo riendo Ginny.
Ah.
Un silencio incómodo los envolvió, estaban mirando las estrellas y cada uno estaba pensando en la persona que estaba a su lado. ¿Extraño? Sí, pero… algo estaba ocurriendo.
Bueno Enana, yo te dejó aquí – dijo Draco mientras volvían los dos a sus salas comunes después de haber estado hablando, mejor dicho, callados en la lechucería. – Vigila que no te encuentre Filch.
Lo mismo digo.
Otro silencio los envolvió. Sus caras se iban acercando cada vez más y cuando estaban a punto de besarse una lechuza ululó a fuera en la ventana y los hizo volver a su mundo.
Adiós – dijo Ginny y se marchó corriendo.
"Pero… pero… ¿Qué estaba pasando? No es posible que… me haya estado a punto de besar con Malfoy. Imposible, no, no es posible que… ¡No me lo puedo creer!". Ginny entró en la sala común y subió rápidamente las escaleras, entró en su cuarto y tirando el abrigo al suelo se metió en la cama y se tapó incluso la cabeza. Su cara se estaba volviendo del mismo color que su pelo.
