UNA CARTA INESPERADA
Un chico delgado, alto, con lentes, se paso la mano
por una extraña cicatriz en su frente en forma de rayo.
Caminaba por la acera de Privet Drave, mirando al cielo,
observando como las nubes cambiaban de forma según el capricho
del viento cálido del verano.
Una lagrima asomo por sus
ojos verdes, se retiro los lentes para limpiarla antes de que rodara
por su mejilla. Que difícil era no pensar en él... en
su padrino... sino hubiese sido por su imprudencia... él
estaría vivo.
-¡¡Harry Potter, ¡¡Entra ya!.
Ese grito desvió sus pensamientos y lo sumergió en un sentimiento de resignación. Miro hacia la casa, de donde en ese instante salía un hombre alto y muy robusto, con una inmensa papada y el rostro muy colorado.
-¿Que haces en la calle, ¡bueno para nada!. Tu tía, Dudley y yo vamos a Londres. ¡¡Entra y quédate en tu cuarto!.
Harry suspiro. Solo unos meses atrás se le
dijo el porque debía permanecer aún al lado de sus
tíos, pero que duro le resultaba aceptarlo.
Y pensar que
sino hubiera sido por un ser maligno, un mago, llamado Lord Voldemort
él tendría una verdadera familia.
Paso por el lado
del Tío Vernon, quien aún le decía a gritos
algunas cosas que él decidió ignorar.
Subió
hasta su habitación, cerro la puerta y se acostó en su
cama.
Volteo la cara hacia su mesita de noche y vio los regalos y
tarjetas que sus amigos le habían enviado, ese día era
su cumpleaños numero 16.
Hedwyn su hermosa lechuza
blanca llegaba en ese momento ululando fuertemente, Harry se levanto
para ver porque hacia eso, y observo un sobre azul turquesa atado a
su pata. Su nombre estaba escrito con una caligrafía
desconocida para él.
Lo abrió y leyó:
"Hola Harry. Feliz Cumpleaños.
Quizás te extrañen
estas líneas.
Puedo imaginar que en este día no
sientas muchos deseos de ser o sentirte feliz, dado que Sirius ya no
esta. Pero quiero recordarte que aún que Sirius no este
físicamente, él siempre estará en tu corazón
y en tus recuerdos y eso nadie te lo quitara.
Hay momentos en la
vida, en donde se debe aceptar que hay cosas que uno no puede
cambiar, simplemente no se puede dejar de vivir.
Té Deseo
mucha paz para que tu alma pueda encontrar la tranquilidad.
Ginny"
Harry leyó dos veces la carta.
Era la primera
vez que Ginny le escribía y en su cumpleaños. Tenia
razón este no era su mejor cumpleaños.
Antes de
descubrir que era un mago, Los Dursley lo ignoraban y llego un
momento en que ya no le importaba. Pero después de cumplir los
once años todo cambio.
Pero... ahora... tenía que
reconocerlo: no estaba feliz. Se sentía solo, triste...
Se
tumbo de nuevo en la cama y cerró los ojos.
A su mente
llegaron recuerdos muy nítidos de Sirius.
Ginny tenia
razón no podía dejar de vivir.
Bajo a la cocina,
comió algo ligero y regreso a la habitación.
No
tenia ni idea de cuanto tiempo tardarían los Dursley, así
que se durmió.
Soñó con un largo camino de
tierra, rodeado de fuentes, de las cuales brotaban escarchas en lugar
de agua, escarchas de múltiples colores y al final del camino
había alguien. A medida que caminaba hacia la figura, el
camino se ensanchaba y el suelo sé hacia más compacto y
duro. La figura tomaba forma de mujer, sin embargo no lograba
distinguir sus facciones, pero un tenue rayo de luz ilumino sus
cabellos que desprendieron tonalidades rojizas... apresuro el paso...
¿mamá?.
Despertó.
¡¿Había
soñado con su madre,
Se incorporo, que sueño más
extraño, pero ciertamente mucho más tranquilo que los
que en él ultimo año había tenido, y sobretodo
en este último mes; cuando los acontecimientos vividos en el
departamento de misterios, seguían tan reales.
Un ruido
que provenía de la calle, lo sacó de sus ensoñaciones.
Era el ruido de un motor de carro que aminoraba su marcha. Seguro
los Dursley habían vuelto.
Pero un timbre sonó.
A
Harry el corazón se le acelero.
¿Quién
seria?.
Los Dursley no recibían muchas visitas.
¿Seria
Tía Marge?. No ella siempre avisaba.
El timbre sonó
nuevamente y el sonido de una puerta abriéndose le hizo
acelerar más el corazón.
Comenzó a bajar las
escaleras cuando escucho una voz conocida
-¡Harry, Harry, vamos, ven, soy yo, Ron!
¿Ron, Ron en Privet
Drave, como un muggle cualquiera.
Un chico pelirrojo, alto, de
nariz larga y muy pecoso, le sonrió; detrás de él
un hombre con capa de mago y lentes le saludo.
-Vamos Harry rápido, no hay tiempo para explicaciones, trae tus cosas.
El señor Weasley se paro en el umbral de la puerta y dijo:
-Accio cosas de Harry.
El baúl junto con todas las pertenencias que Harry aún no había desempacado bajarón en una graciosa danza escaleras abajo, seguidas muy de cerca por la jaula de Hedwyn.
-El ministerio le ha facilitado este carro a mi papá, para poder llevarte a la madriguera. No puedes permanecer más aquí.
Subieron rápido al auto, que Harry conocía bien desde aquella vez en que había ido en él a la estación 9 ¾ , cuando pensaban que Sirius quería matarlo...
Otra vez Sirius.
-Les agradezco que me sacaran de esa casa, pero ...¿qué es lo que esta pasando?.
-Bueno Harry, tenemos información de que Bellatrix posiblemente quería hacerte una visita. Entonces Dumbledore hablo con Fudge y accedió a prestar el auto... dijo el señor Weasley.
-¿Bellatrix en Privet Drave? ... Pero... ¿como sabe donde estoy, Dumbledore me dijo que este era el único sitio seguro para mí... dijo Harry con tono irritado.
Estaba cansado de que le ocultaran cosas y no quiso imaginar que Dumbledore le hubiese mentido.
-Así es Harry... es una noticia no confirmada, un rumor, pero ante las dudas... no queríamos correr riesgos... dijo el Señor Weasley algo incomodo.
-Tranquilo compañero, vamos a la Madriguera y pasado mañana a ... dijo Ron con una gran sonrisa
-¡No quiero ir a... a... al cuartel de la Orden del Fenix!... dijo Harry con miedo.
No quería volver a la casa de Sirius.
-Bueno ya veremos...dijo el señor Weasley colocando una mano en el hombro de Harry
Llegaron a la Madriguera, donde la señora
Weasley los esperaba, estrujando su delantal con las manos.
El
carro se detuvo y al Harry descender, ella lo abrazo
fuertemente.
-¡Harry cielo, ¿estas bien, ¿como te sientes?
-Déjalo Molly, el chico esta bien, vamos entra Harry estas en tu casa...dijo el señor Weasley de manera alegre.
Entraron en la pequeña cocina de la casa. Allí ya estaban los gemelos y Bill, el mayor de los hermanos de Ron. Había un agradable olor a rosquillas en el ambiente. Harry fue recibido con apretones de mano y palmadas en la espalda.
-¡Harry hola, es bueno verte, dijo Bill quien ya no llevaba su coleta.
-El famoso Harry Potter se ha dignado a visitarnos que gran honor... dijo George quien hizo una profunda reverencia hacia Harry
Todos
rieron. Harry se comenzó a sentir mejor. Realmente estar con
los Weasley era un buen cambio para su angustiada alma.
Ron invito
a Harry a su habitación, para comentarle lo poco que sabia de
los últimos acontecimientos.
-Se que se han reunido, la Orden esta muy activa. Papá y mamá han estado muy ocupados, casi no se la pasan aquí. Ha habido ataques, pero no ha muerto nadie.
-Pero... ¿por qué no has ido tu?... ¿y Hermione?
-Bueno no creas que no he querido ir, pero mamá dice que es peligroso, Bill se ha quedado con nosotros. George y Fred van de vez en cuando, luego de atender su tienda, la de bromas... ¿te acuerdas?.
-Si...
Harry
miro por la pequeña ventana y vislumbro a Ginny en el patio,
estaba acompañando a la señora Weasley, se veía
diferente.
Ron continuaba hablando
-Hermione quedo en que venia mañana, esta con sus padres de vacaciones, sin embargo se vino antes, no quiere estar mucho tiempo apartada de... de... nosotros.
Ron se detuvo, sintió que su rostro se
ruborizaba, estuvo a punto de decir: "de mi",
Sus
sentimientos hacia Hermione estaban muy confusos, miro de reojo a
Harry
Harry observo como Ron se había puesto un poco
colorado.
Él sabia muy bien que entre Ron y Hermione
existía cierta atracción, aunque ellos o no se daban
cuenta o se hacían los desentendidos, pero por la reacción
de Ron las cosas como que estaban cambiando.
Sonrió
levemente.
-De que te ríes?...pregunto Ron algo molesto,
Ahora Harry si estaba seguro de los sentimientos de su amigo.
-No me estoy riendo de ti.
En ese momento
sonó un ¡¡BUM!.
Los gemelos habían
aparecido en la habitación-
-Mamá ya tiene lista la cena...dijo Fred
-Bajemos para que no se enfrié...dijo George.
Llegaron a la cocina.
Estaban todos reunidos y
para sorpresa de Harry, Charly llegaba a través de los polvos
Flu. Ginny corrió a abrazarlo. Se veía cansado, pero
con una sonrisa saludo a todos.
Comieron todos los
maravillosos platillos que la sra Weasley había
preparado.
Luego ella y Ginny comenzaron a arreglar la cocina,
Harry se acerco a ellas para ayudarlas, mientras Ron y Fred
levantaban la mesa.
La sra Weasley salió al patio,
Harry
le pasaba los platos a Ginny y no pudo evitar hablar con ella
-Gracias por tu carta, tus palabras...
-No tienes porque darme las gracias, solo quiero que pienses un poco en ti, que te des la oportunidad de ser feliz.
-Como puedo ser feliz, cuando hay alguien que quiere acabar con la paz de nuestro mundo.
-Es cierto, pero con amargura en tu alma no vas a hacer que Voldemort sea vencido.
Harry se impresiono con esas
palabras, Ginny había pronunciado el nombre de Voldemort, su
mirada era tranquila, y de repente sintió como un alivio al
verse reflejado en esos hermosos ojos. Ginny sostuvo su mirada en
esos ojos verdes, quería demostrarle a Harry que ella, ya no
era una niña, y aúnque sus sentimientos seguían
ardiendo en su corazón, había comprendido que Harry era
tan lejano.
Había tomado la decisión de dejar libre
su corazón.
Ron se acerco.
Harry cambio la
conversación.
Ginny se aparto
-¿Que sabes de Lupin, Moody, y los otros?... pregunto Harry con su mirada puesta en Ginny
-Lupin vino unos días atrás, junto con Tonks. Están bien, aunque parecen algo cansados. Y del Profesor Moody no sabemos nada aún. Se han reunido con frecuencia aquí, pero no hemos logrado pillar nada.
-Harry vamos a jugar una partida de snap explosivo, únete... grito George desde el patio.
La sra Weasley tomo el plato que tenia Harry en la mano.
-Ve cariño, esto lo acomodo yo en un momento.
Harry salió al patio y para su sorpresa, había una mesa alumbrada con los fuegos artificiales Weasly, y un gran pastel que decía:
¡Feliz Cumpleaños Harry!
