Capitulo Veintitrés

NECESITAMOS UN VIAJANTE

Los días siguientes a la discusión sostenida por Harry y Ron en la sala común de la torre de Gryffindors, no fueron nada agradable para ninguno de los dos amigos.
Ron le había retirado el habla a Harry, y este estaba decidido a respetar esa decisión, aunque se sentía triste de que Ron no le hubiera permitido explicarse mejor. Hermione no podía entender la obstinación de ambos chicos. Trato de hacer entrar en razón a Ron, pero este le había pedido que se mantuviera al margen. Y para ella la situación el resultaba algo difícil de manejar, ya que aunque era muy parecida a la vivida en el cuarto curso, durante la selección de los campeones del Torneo de los Tres Magos, donde Harry había sido escogido por el cáliz de fuego como cuarto campeón, en esta oportunidad ella era novia de Ron, sin embargo no tenia la disposición de quitarle el habla a Harry, porque era su amigo, y así se lo manifestó a Ron y aunque este no opino nada, ella sabia que no había sido de su agrado.
Ron cambio su actitud hacia Ginny. Ella se sintió contenta al contar nuevamente con el apoyo de su hermano, pero al preguntarle sobre su cambio, él le pido que no hiciera preguntas y le advirtió que no quería que le hablara sobre Malfoy.
Pronto terminaron las clases y se iniciaron las vacaciones de navidad. Cuando la profesora McGonagall paso una lista, durante la ultima clase de Transformaciones, Harry no dudo en anotarse, para manifestar su deseo de quedarse en el castillo, durante las navidades.
Había meditado la posibilidad de permanecer en el castillo, porque sentía que un tiempo de soledad le ayudaría a aclararse y esa decisión se había afianzado ante la actitud de Ron, no quería causar molestias en la Madriguera. Además que Lupin le había dicho que tal vez regresarían a Grimmauld Place y ese era el último lugar donde el hubiese querido pasar las fiestas, recordando a Sirius en cada rincón de esa casa. Y no olvidaba la promesa hecha por Dobby.
Hermione se sentía disgustada ante la actitud de Ron

-No vas a hacer las pases con Harry, se va a quedar solo en el castillo, ¿no te importa?

Ron no respondió. Claro que le importaba, pero aún se sentía muy molesto con Harry. Tal vez un distanciamiento mejoraría su humor y lo ayudaría a reflexionar.
Harry se despertó tarde la mañana del primer día de las vacaciones. Miro a su alrededor y se vio solo en el dormitorio, ya todos se habían marchado.
Bajo al gran comedor y vio que eran muy pocos, los que como el habían decidido quedarse. Para su sorpresa Luna Lovegood estaba sentada en la mesa de Ravenclaud, charlando con dos compañeros de su casa.

-Hola Harry, veo que también decidiste quedarte...dijo Luna con su habitual mirada de asombro pero con una amplia sonrisa

-Hola Luna...dijo Harry sin detenerse a conversar.

Desayuno con toda su calma. Y luego decidió hacerle una visita a su amigo Hagrid. Al llegar a la cabaña de este, toco la puerta sin obtener respuesta. Había emprendido el camino de regreso al castillo cuando escucho la voz del guardabosque.

-Harry, Harry!

Hagrid salía del bosque prohibido, llevando a sus espaldas, a través de la gruesa capa de nieve, varios árboles de pino atados por el tronco con un cordel muy grueso.

-Hola Hagrid, estaba tocando a tu puerta...quería hacerte una visita...dijo Harry sonriendo

-Pues eso seria gusto. Me has tenido olvidado. Aunque me imagino que tus múltiples obligaciones te han hecho olvidarte de tus amigos...dijo Hagrid con un tono de voz un poco rudo.

Harry sintió que ese comentario tenia algo que ver con su pelea con Ron.
Sin embargo cuando Hagrid se coloco a su lado, volvía a tener su amigable rostro de siempre.

-Ven acompáñame hasta el castillo, ayúdanos con la decoración

Harry paso un día muy agradable ayudando a colocar las diferentes decoraciones navideñas. Tanto profesores como fantasmas colaboran en dicha labor y aunque el señor Flich lo hacia a regañadientes y susurrando entre dientes, la decoración de la puerta principal del castillo le había quedado muy bonita. Cuando ya entrada la noche, junto a los demás, se sentó a contemplar como había quedado todo, se dio cuenta que era la primera vez que había sido útil en mejorar, el aspecto del sitio donde había conocido su verdadera identidad. Y solo en ese momento cayo en la cuenta que solo le quedaba un poco más de un año y medio de estudios en Hogwarts, para luego iniciar su vida como un mago adulto, claro si sobrevivía a la profecía.

El día de navidad, Harry se despertó contra su voluntad cuando Hedwin comenzó a picotear su mano derecha , ululaba alegremente. Miro a su alrededor y vio varios regalos al pie de su cama. Hedwin se poso en la mesa central del dormitorio observando a Harry desenvolver sus regalos. El primero era de Hermione, quien le regalaba una enciclopedia: Reglas y consejos para la capitanía del Quidditch: Guia Practica. El libro era bastante pesado y venia empastado en cuero con letras doradas. Un paquete más grande era el habitual regalo de los señores Weasley, sin embargo en esta ocasión no fue un suéter, sino una especie de caja, pero al observarla más detenidamente y leer la etiqueta que traía, se sorprendió al descubrir que era un fino estuche para guardar su Saeta de Fuego, diseñado especialmente para ese tipo de escoba. Hagrid le regalaba una caja de ranas de chocolate. Lupin y Moody enviaban un reloj de pulsera, pero tenia varias manecillas y el ciclo lunar, al mirarlo comprendió que tendría que leer bien la guía de uso que traía para poder entenderlo. Repasando nuevamente los regalos se dio cuenta que Ron, no había enviado el suyo. Un dejo de tristeza nublo la alegría de los demás regalos. Por lo visto Ron seguía muy molesto. Sin embargo el si había enviado su regalo, solo esperaba que su amigo no lo tirara a la basura.
Se vistió y bajo al gran comedor. Sospechaba que tal vez ese día no seria de los mejores, pero seguro seria mucho mejor que estar en Privet Drave.

La Madriguera estaba adornada con múltiples adornos navideños y por primera vez había un hermoso árbol decorado en el medio de la sala, que por arte de magia el señor Weasley había agrandado para la ocasión. La familia Weasley en pleno disfrutaban de un suntuoso desayuno luego de haber destapado sus regalos. Sin embargo Ron estaba algo distante y un poco molesto. Ginny sabia la razón. Harry le había enviado un juego de ajedrez mágico cuyas piezas eran de madera de caoba para las piezas negras y de pino para las blancas con ribetes en oro, venia en un estuche de terciopelo color turquesa, una verdadera belleza. Y Ron, aunque había comprado el regalo para Harry, decidió haciendo caso a su estúpido orgullo no enviárselo. Luego de la comida, Ginny decidió hablar con su hermano, quien se halla en una esquina de la sala, sentado en un gastada silla, contemplando el regalo.

-Por qué no le enviaste el regalo que compraste para Harry?

-Se me olvido...dijo Ron escuetamente

-No seas tan orgulloso y admite que lo hiciste Por tu pela con Harry...dijo Ginny molesta

-Por qué lo defiendes, si se porto tan mal contigo?...dijo Ron cuyas orejas se comenzaban a poner rojas

-Pero eso no tiene porque influir en tu amistad con Harry

-Eres mi hermana...dijo Ron tomándole la mano...y me imagino que debes haberte sentido muy mal

-Si me sentí muy mal. Pero Harry fue muy caballeroso conmigo. Es verdad que me rechazo, pero si eso es lo que siente, que se puede hacer. Con asumir esa actitud contra el y terminar su amistad, no vas a hacer que me quiera...dijo Ginny pausadamente, tratando de disimular lo mal que la hacia sentir, el recordar, una vez más que Harry no correspondía y que nunca correspondería a su amor.

Ron la miro tiernamente, el sabia que su hermana sufría al asumir esa realidad, pero estaba orgulloso de su entereza. Y reconoció que Harry no tenia la culpa de no amar a Ginny como ella lo amaba a el.

-Tienes razón. Los sentimientos no pueden imponerse...dijo Ron asumiendo su error.

Ginny lo abrazo y le dio un beso en la mejilla, luego fue y se reunió con los gemelos que como siempre hacia un gran alboroto. Ron miro hacia la chimenea, donde ardía un acogedor fuego y decidió hacer una pequeña visita.

Harry caminaba lentamente por uno de los pasillo de conducen a la torre de Gryffindors, había decidido terminar de pasar el día encerrado en el dormitorio. Se sentía muy deprimido y no tenia animo de ir a la cena navideña.
Comenzaba a subir por unas escaleras, cuando escucho una voz conocida.

-Joven Potter, joven Potter

Harry detuvo su andar y miro a su izquierda. Era Nick casi decapitado, el fantasma de Griffindors, quien venia flotando hacia el.

-Hola Nick, como esta usted?...dijo Harry cortésmente.

-Como estas Harry, hace varios días que he tratado de hablar con usted...dijo Nick con voz ceremoniosa.

-Sobre que?...pregunto Harry

-Usted se acuerda de la conversación que tuvimos el día del banquete de despedida del curso pasado?...pregunto Nick con un tono misterioso, mirando a ambos lados del pasillo.

A Harry le dio un vuelco el corazón

-Hablamos sobre mi padrino Sirius Black...dijo Harry en un hilo de voz

-Si. Y usted me pregunto si el podía volver como fantasma y si yo podía comunicarme con el

-Si, si...dijo Harry impaciente

-Bueno, desde ese día quede inquieto ante su actitud y su deseo. Lo vi tan triste. He logrado hablar con su padrino...dijo Nick en susurros como para no ser escuchado

-Y que le dijo...Harry intento tomar por el brazo a Nick, pero su mano lo atravesó y fue como meter la mano en una nevera, la retiro rápidamente.

-El quiere hablar con usted.

Harry quedo sin habla. Phineas tenia razón.

-Pero usted me dijo que el no había querido regresar como fantasma, entonces como podemos hablar.

-Hay una forma. Y déjeme decirle que fue difícil dar con la persona adecuada para ayudarnos, pero por fin la conseguí. El problema es que no se si acepte...dijo Nick preocupado

Harry no entendía de que le hablaba Nick casi decapitado. Pero estaba dispuesto hacer lo que hubiese que hacer para poder hablar con Sirius una vez más.

-Dígame que hay que hacer. Estoy dispuesto a hacer lo que sea...dijo Harry firmemente

-Bueno usted tiene que hablar con ella

-Con quien?...dijo Harry algo molesto. Nick lo tenia en ascuas

-Con la Señorita Luna Lovegood de la casa Ravenclaud...dijo Nick misteriosamente

Ahora si era verdad que Harry entendía menos.

-Luna Lovegood, puede ayudarnos, pero como?

-La única forma en que Sirius puede hablar con usted es por medio de un Viajante...dijo Nick con seguridad

-Viajante? y que es un Viajante?...pregunto Harry intrigado. Una vez más había cosas de su mundo que aun desconocía.

-Un viajante, es un mago o bruja que puede ayudar a que las personas fallecidas, puedan manifestarse en el plano material...dijo Nick como quien explica una receta de cocina.

-Como un médium...dijo Harry tratando de entender lo que Nick le explicaba

-Ja, Ja. Bueno los muggles los llaman así. Pero esos son principiantes. No, no, un Viajante puede entrar en el mundo de los muertos y darle la energía necesaria para que puedan materializarse. Pero eso requiere mucha fuerza espiritual y en todo este castillo, solo he encontrado dos personas con esas características...dijo Nick triunfante ante su descubrimiento.

-Ósea que Luna es un Viajante. Y quien es la otra persona?

-Usted mismo Harry. El problema es que usted no se ha preparado, es más creo que usted no es conciente de su poder y me temo que he cometido un error al anunciárselo, pero no es bueno desconocer cosas de uno mismo.

Harry sentía que su cerebro le había gastado una broma y había entendido mal lo que decía Nick. Ante la cara de asombro de Harry, el fantasma se explico

-Realmente creo que eso ahora no es muy importante para usted. Luego tendrá tiempo de sobra para entrenarse y aprender. Ahora lo que importa es tratar de ver si la señorita Lovegood acepta