Capitulo Treinta y dos
DRACO MALFOY DECIDE SU DESTINO
"¿Donde estarán
Harry y Hermione?...y yo...yo portándome como un idiota...si
algo les pasa, jamás me lo perdonare", pensó Ron
mientras caminaba rápidamente por el pasillo que conducía
al despacho de McGonagall.
Al llegar a una esquina, escucho su
nombre, se voltio y vio a Luna, quien corría hacia el.
-Ron, Ron...Voldemort tiene a Harry...decía Luna con dificultad para respirar.
Ron sintió un vació en el estomago. Su
peor temor estaba confirmado.
Unos pasos se acercaron. Una voz
fría se dejo escuchar
-Caramba, caramba. Un paseo nocturno. ¿se puede saber que hace usted señor Weasley y usted Señorita Lovegood, fuera de sus casas?...dijo Snape con una sonrisa de satisfacción en el rostro por haber encontrado a dos alumnos caminando por el castillo a horas no permitidas.
Ron lo miro. Su cara estaba pálida y sudorosa. De la cara de Snape se borro la sonrisa, al contemplar al chico pecoso.
-¿Qué le pasa Weasley, esta enfermo?...dijo Snape
-Voldemort tiene a Harry, a Hermione y a Ginny en su poder...dijo Ron con voz segura.
Las voces que Hermione escuchaba se hacían más nítidas.
-Mi Señor, ya todo esta listo...dijo una voz que Hermione reconoció como la de Colagusano.
-Entonces solo queda esperar...dijo una voz fría y silbante que sin duda era de Voldemort.
Una gran angustia se sumo a todos los demás sentimientos que embargaban el corazón de Hermione. A que se refería Colagusano con eso de que todo estaba listo y que era lo que Voldemort iba a esperar.
Una carcajada escalofriante, hizo vibrar las paredes del lugar donde estaba Hermione.
Dumbledore
caminaba de un lado para otro de su despacho, Ron y Luna estaban
rodeados por los miembros de la Orden del Fénix en pleno, que
habían acudido al llamado del director de Hogwarts.
Ron
estaba contando lo poco que sabia. Luna tenia su mirada clavada en el
ave fénix de Dumbledore, su rostro estaba pálido.
-Pero como pueden esos alumnos desaparecer de esa manera, Hogwarts es un lugar impenetrable...dijo Madame Amelia Bones, quien se había incorporado recientemente a la orden.
-Tiene que ser que alguien entro a este Castillo...dijo Kingsley rascando su barbilla con actitud pensativa.
-Hemos planteado varias veces la hipótesis de un espía dentro de Hogwarts...dijo Moody con su habitual tono de voz y mirando fijamente a Snape.
-Eso es una especulación, además Harry Potter y sus amigos siempre han irrespetado las normas de este colegio, involucrándose en asuntos que no les conciernen y creando muchos problemas...dijo Snape molesto ante las acusaciones de Moody.
-Quieres decir Severus, que según tu, el señor Potter, la señorita Granger y la señorita Weasley han desaparecido por su gusto...dijo la profesora McGonagall muy molesta.
-Señores por favor, vamos a centrarnos en el problema que se nos presenta. Tres alumnos han desaparecido o han sido secuestrados. Debemos establecer cuales son los lineamientos que vamos a seguir...dijo Lupin con una seriedad y preocupación que Ron nunca había visto.
Dumbledore estaba al lado de su ave Fénix y la acariciaba. El ave lo miro y de su pico salió una suave melodía. Mirando luego a Luna dijo
-Señorita Lovegood que tiene usted que decir?
-Mi Señor, ya llegaron. Lo están esperando...Hermione escucho decir a Colagusano.
Su corazón latía rápidamente, ¿quienes habían llegado?. ¿A quienes esperaba Voldemort?.
-No Colagusano, tráelos aquí...y trae al joven Malfoy, quiero agradecerle toda su colaboración...dijo Voldemort con tranquilidad.
Hermione no podía creer lo
que acababa de oír. Draco Malfoy había ayudado a
Voldemort. Entonces Draco Malfoy era el espía del cual
hablaban Lupin y Moody, como ellos habían creído. Por
eso se había empeñado en conquistar a Ginny, para
usarla como instrumento, para hacer que Harry cayera en una
trampa.
Sin embargo había algo que no le cuadraba. Esa
carta que Ginny había recibido, no había sido escrita
por Malfoy de eso estaba completamente
-Voldemort los tiene en una casa antigua, queda en un colina, en las afueras de una pequeña ciudad. Aún están vivos...dijo Luna con voz temblorosa, cerro sus ojos y unos segundos más tardes respiro profundamente...pero no esta solo, ahora esta rodeado por muchas personas.
Todos los presentes se miraron.
Se
sobresaltaron, ya que las llamas que ardían en la chimenea,
chisporrotearon y cambiaron su color amarillo azulado a un color
verde claro.
El señor Weasley salía de entre las
llamas. En su rostro se veía mucha preocupación.
-Los mortifagos han escapado de Askaban...dijo rápidamente.
Hermione escucho muchos pasos en el piso de arriba, del sitio donde se encontraba. Aunque estaba sumida en una profunda oscuridad, había logrado colocarse boca arriba en la especie de cama donde había sido colocada. Las voces eran más claras.
-Bienvenidos...dijo Voldemort con su habitual tono frió.
-Señor, aquí estamos para servirle...dijo una voz que arrastraba las palabras. Hermione reconoció a Lucius Malfoy.
-Mi profunda gratitud ante su lealtad, mis mortifagos...dijo nuevamente Voldemort...y estoy muy orgulloso de tu hijo Lucius, ha sido punto clave en el inicio del fin.
Hubo un momento de silencio, roto por unos nuevos pasos, que sugerían que alguien entraba en la habitación.
-Ven acá Draco, quiero tenerte a mi lado. Tu ayuda ha sido de gran valor...dijo Voldemort quien parecía alegrarse de tener a Malfoy hijo allí, como un mortifago más.
El silencio se apodero nuevamente del lugar, por un tiempo que Hermione no pudo precisar.
-Vamos Draco, acércate, el Señor Oscuro te quiere a su lado...dijo Lucius Malfoy con un tono frió.
El silencio prosiguió nuevamente luego de las palabras de Malfoy padre.
-No temas Draco, acércate, Lord Voldemort sabe agradecer a los que le son leales...dijo Voldemort con un tono de voz más fuerte.
-No tiene que agradecerme nada...dijo Malfoy hijo arrastrando sus palabras pero con un tono de voz tan frió como el de Voldemort...no me interesa su gratitud.
Hubo un murmullo de voces que fue haciéndose más fuerte.
-Le puedo asegurar que si hoy han tenido excito sus planes, no ha sido por mi ayuda...he actuado contra mi voluntad...dijo Malfoy sin ningún matiz de miedo en sus palabras.
-Draco, no le hables así al Señor Oscuro...dijo Lucius Malfoy, gritándole a su hijo y luego con voz melosa dijo...Mi señor perdone a mi hijo, el no ha querido ofenderlo, él esta tan dispuesto, como siempre lo he estado yo, en servir a su grandeza.
-YA NO ESTOY DISPUESTO A SERVIRLE MAS LORD VOLDEMORT...dijo Malfoy hijo alzando su voz unos cuantos deciveles.
Hermione sintió miedo. Malfoy hijo estaba enfrentando a Voldemort.
-Puede matarme si quiere, ya no me importa. Se que después de hoy, mi vida no tendrá sentido...continuo Malfoy hijo con un dejo de amargura en su voz.
Otra vez el silencio se adueño del lugar.
-Lucius tu hijo se ha revelado contra mi y tu sabes lo que le pasa a aquellos que osan revelarse contra Lord Voldemort...dijo Voldemort con voz queda...Colagusano esto es culpa tuya, no mantuviste la estrecha vigilancia que te pedí debías tenerle al joven Malfoy. Porque yo presentía que esto podía pasar. Los débiles siempre se dejan seducir por las trampas del amor...Crabbe llévatelo lejos de mi vista.
-No mi Señor, no, por favor, su grandeza es infinita, por favor con humildad le pido otra oportunidad, mi hijo esta confundido...dijo Lucius Malfoy con voz suplicante.
-Cállate Padre, no tienes porque humillarte por mi. Esta ha sido mi decisión...dijo Malfoy hijo con seguridad.
Hermione escucho un portazo. Se habían llevado a Malfoy hijo. "¿Serán capaces de matarlo?. El señor Malfoy es un cobarde, como va a permitir que le hagan daño a su propio hijo", pensó Hermione llena de rabia. Sintió compasión por Draco Malfoy.
Ginny no sabia cuanto tiempo había pasado
desde que estaba en ese sitio. Una gran tristeza se había
apoderado de su alma. En esa profunda oscuridad y en ese atormentador
silencio su mente no hacia otra cosa que recordar y recordar.
Ella
había pensado que junto a Malfoy había encontrado la
felicidad, que el destino le había negado al apartarla de
Harry. Y ahora, ahora era tan doloroso reconocer que había
sido una estúpida, por segunda vez había sido usada.
En aquella oportunidad no había actuado bajo su voluntad.
Pero esta vez, se había dejado seducir y manipular,
concientemente había abierto la puerta para que los planes de
Voldemort se concretaran.
Escucho unos ruidos. Puso en alerta sus
sentidos. Unos pasos se acercaban. Una puerta era abierta y luego
cerrada con violencia.
