Capitulo Treinta y tres

EL LEON ES AYUDADO POR LA SERPIENTE

Draco Malfoy era encerrado en una habitación pequeña, sin ventanas al exterior. La humedad se había adueñado de las paredes y algunas ratas salieron huyendo al sentir la presencia humana.
Crabbe padre encendió unas velas con su varita mágica. Y sin mediar palabras, miro a Malfoy hijo quien sin pestañar le sostuvo la mirada, con sus intensos ojos grises.
Al salir Crabbe padre, cerro la puerta con llave. Malfoy hijo había sido despojado de su varita.
Miro el lugar con asco. Había una especie de cama destartalada, con un colchón muy sucio. Malfoy prefirió sentarse en el suelo, apartando con su pie algunos insectos muertos de gran tamaño.
Hundió su cabeza entre las manos. "¿Dónde estará Ginny?", pensó con tristeza y un sentimiento de culpa, que no lo dejaba desde el día que ella le había confesado que lo amaba, se reavivo en su corazón.

Había aceptado desde el primer día de sus vacaciones del verano pasado, ayudar en los nuevos planes de Voldemort. Se había mudado a aquella vieja y abandonada casa y fue entrenado en artes oscuras, por el mismísimo Voldemort. Se sentía sumamente orgulloso. Sabia que si cumplía fielmente al Señor Oscuro, le seria otorgada la posibilidad de ser un Mortifago antes de los 18 años.
Al principio no le había gustado la idea de conquistar a Ginny Weasley, por considerarla muy poca cosa para un Malfoy. Pero era parte de los planes, primero porque era la hija del futuro Ministro de Magia y porque mediante ella seria muy fácil llegar a Harry Potter.
Ante la actitud de desagrado de Malfoy hijo, Hermione Granger había sido considerada por Colagusano, pero era una sangre sucia, hija de Muggles, y Voldemort la desecho rápidamente. Por lo menos Ginny era de sangre limpia.

El plan en un principio le había costado un poco. No contaba con que Ginny estuviera tan enamorada de Potter, tuvo que hacer uso de todo lo aprendido. Sin embargo luego había salido tuvo muy bien, porque Malfoy aprovecho el rechazo de Potter, para dar el golpe triunfante en el corazón herido de Ginny. Pero a medida que el tiempo paso, el plan comenzó a tener un gran fallo: Malfoy se enamoro.

"Pero como no enamorarme de un ser tan especial", pensó Malfoy.

Ella con su cariño y su ternura le hizo descubrir sentimientos que el pensó que nunca podría llegar a tener y que fueron cambiando poco o poco su manera de ver la vida.
Luego de que Ginny había sido atacada por Bellatrix, por su desesperación de que el plan pudiera fracasar, durante el partido de quidditch; había descubierto que la amaba y trato desde ese momento de librarse del asunto, de los planes de Voldemort en varias oportunidades.
La noche en que Ginny le había declarado sus sentimientos, el venia de encontrarse con Colagusano y Bellatrix, para los toques finales, su cobardía no le permitió negarse.
Esta noche había tomado la decisión de no asistir, quizás así el plan no podría llevarse acabo, pero entre Colagusano y Bellatrix le habían aplicado la maldición Imperius y fue muy superior a sus fuerzas. Cuando volvió a la realidad, ya todo había pasado.

Recordó la cara de su padre, al verlo enfrentarse a Voldemort. Y todavía no sabia de donde había sacado el coraje para hacerlo, porque el siempre había sido un cobarde.
Pero en el fondo si lo sabia, la razón era que ya nada le importaba, porque Ginny Weasley jamás lo perdonaría.

Ginny aun tenia sus sentidos alertas. Ya no se escuchaba nada más. Trato de safarse de las cuerdas que la ataban, pero cada vez que lo intentaban, estas se aferraban más a su piel que ya se había agrietado por el roce.
Draco Malfoy volvía nuevamente a adueñarse de sus pensamientos. Como se había podido enamorar de el. Había cometido un gran error. Quería odiarlo pero no podía. Aunque estaba segura que todas sus palabras habían sido mentiras, aún tenia una duda. Sus caricias y sus besos no habían sido fingidos, de eso estaba segura.
Lo que había tratado de evitar sucedió. La desesperación se adueño de ella y comenzo a llorar desconsoladamente. Sintió que ya todo estaba perdido.

Malfoy sintió un estremecimiento. Miro a su alrededor. Su corazón latía rápidamente.
Podía sentir la presencia de Ginny. Camino hacia una de las paredes y coloco su mano sobre el sucio tapiz. Cerro los ojos. De repente lo supo: Ginny estaba en la habitación contigua a la suya.
Se sintió impotente sin su varita. Tenia que hacer algo, sacarla de allí. Ella era inocente de todo. Era solo una victima. Y si algo le pasaba jamás se lo perdonaría.
Varios minutos pasaron. Malfoy ya había recorrido dos veces la habitación. Pero sin la magia le era imposible salir de allí.

Ginny estaba adormilada, el cansancio y la desilusión habían vencido sus fuerzas. Pero se despertó bruscamente, al escuchar nuevamente pasos que se acercaban, y escucho unas voces amortiguadas que parecían provenir de un lugar muy cercano.

Malfoy vio que la puerta se abría. Le dio un vuelco el corazón al pensar que era su padre.
Pero no, era Colagusano. Le traía una tasa de te. La coloco en una mesita vieja y polvorienta.
Ambos se miraron.

-Tómalo te caerá bien...dijo Colagusano señalando la tasa.

-No quiero...dijo Malfoy mientras volvía a sentarse en el suelo.

-La amas ¿verdad?...dijo Colagusano sentándose en el sucio colchón.

-Si, la amo, pero eso ya no importa...dijo Malfoy resignado.

-Si, si importa...dijo Colagusano mirando su mano derecha que era de un color plateado...a veces el amor nos hace cometer errores, que luego por cobardía no rectificamos a tiempo. Y nos quedamos aferrados a un presente triste que nos recuerda constantemente lo cobarde que fuimos.

Malfoy miraba a Colagusano sin entender sus palabras. Pero su compañía no le agradaba. Trato de ignorarlo con la esperanza de que se marchara, para seguir ideando la forma de salir y ayudar a Ginny.

-Yo se lo que es amar a alguien, sin ser jamás correspondido. Es terrible, es terrible añorar...dijo Colagusano con ojos vidriosos...esa chica Weasley me hizo recordarla...se parece tanto a ella...Colagusano suspiro, era como si hubiese regresado al pasado porque una sonrisa ilumino su demacrado rostro...en cambio tu conseguistes que te amara.

-Por medio de artes oscuras...dijo Malfoy con amargura en su voz.

-Tal vez al principio...esta noche yo le envié una carta, donde le hice creer que tu le pedías verla, y ella acudió sin miramientos. Y aunque sabia que era peligroso entrar al Bosque Prohibido, lo hizo, solo por estar contigo...dijo Colagusano con una profunda tristeza.

Malfoy se levanto del suelo, entonces así habían ocurrido las cosas.
Colagusano también se levanto y ante el asombro de Malfoy dejo su varita mágica sobre el sucio colchón.

-El cuarto donde esta la joven Weasley es el siguiente a este...dijo Colagusano mientras se marchaba.

Malfoy dudo ante la actitud de Colagusano, podía ser una trampa, sin embargo se arriesgaría. Tomo rápidamente su varita, salió al pasillo y miro hacia su izquierda. Vio claramente la puerta que conducía a la habitación donde estaba encerrada Ginny, sin pensarlo mucho camino hasta ella.

Harry Potter sudaba copiosamente, sin embargo sentía un frió inmenso que lo hacia temblar. Respiraba con dificultad.
Su mente nuevamente se sumergía en un profundo vació y miles de imágenes llegaban a ella y se repetían una, tras otra: sus padres asesinados, los gritos de sus tíos, los castigos que le imponían, las maldades de su primo, los malos momentos en Hogwarts. El asesinato de Cedric. Sus encuentros con Voldemort. El día que había descubierto la relación de Ginny con Malfoy. Y por sobre todo cuando Sirius había atravesado aquel velo.
No encontraba razones para salir de allí. Se sentía derrotado. Sabia que Voldemort lo mataría. Y quizás seria mejor así. Ya no valía la pena luchar, porque nunca volvería a ser feliz
Cuando podía recobrar por leves periodos de tiempo la conciencia, se había percatado que estaba atado con unas cadenas, que se encontraban fijas a una pared rocosa, mohosa y con un olor nauseabundo. No podía entender que le pasaba. Ideas de cómo salir de allí surgían en su mente. Pero nuevamente la desesperanza, la soledad y el desasosiego se adueñaban de sus sentidos.

Escucho pasos que se acercaban a gran velocidad. Malfoy volvió a cerrar la puerta y percatándose de que en ese momento corría el riesgo de ser descubierto, si intentaba rescatar a Ginny, corrió a lo largo del pasillo para tratar de esconderse.
Detrás de una columna, pudo ver como Bellatrix y Goyle se acercaban a ambas puertas y con sus varitas pronunciaban un hechizo que cubrió la madera de una sustancia parecida a la cera. Habían adquirido las misma forma y contextura de las paredes del pasillo. Las habían sellado.

-Eso bastara. Deben de estar ya en camino. El Señor oscuro dice que debemos prepararnos...dijo Goyle guardando la varita dentro de su túnica.

-Por fin los derrotaremos. Y Harry Potter será destruido. El Señor Tenebroso volverá a tener todo su poderío...dijo Bellatrix triunfante.

-Si, con su hija en nuestro poder a Arthur Weasley no le quedara más remedio que nombrar a nuestro amo como nuevo ministro de magia. Y Dumbledore Serra destruido...dijo Goyle caminado al lado de Bellatrix mientras se perdían por el pasillo.

Malfoy salió de su escondite y corrió frente al lugar donde minutos antes habían estado las puertas que conducían a la habitación donde estaba Ginny y la otra donde el había estado.

-Alohomora...Evanesco...dijo Malfoy apuntando con su varita a la pared sin conseguir resultados.

Se desespero. Seguro que matarían a Ginny.
No lo iba a permitir.
Aunque tuviera que hacer algo, que jamás se hubiese imaginado que podría llegar a hacer.

Pronto se encontró frente a unas escaleras que conducían a un piso subterráneo. Con su varita ilumino la escalinata que terminaba en un largo y estrecho pasillo de paredes rocosas, con antorchas colocadas en argollas, incrustadas en la roca, que flanqueaban el camino, iluminándolo de forma tenebrosa.
Llego hasta una bifurcación. Comenzó a caminar por el camino de la derecha. Un frió intenso lo invadió. Su mente comenzó a sentirse nublada. Comprendió que debían de haber dementores cerca.
Retrocedió algunos pasos. Y tomo el camino de la izquierda. El no sabia como enfrentar a los dementores. Pero sin embargo había otra forma de alejarlos.
Salió nuevamente a la bifurcación. Cerro sus ojos, se concentro. Vació su mente de todo recuerdo, de toda emoción, de cualquier sentimiento. Abrió los ojos y con una floritura de su varita transformo una rata que pasaba en una roca y con fuerza la lanzo con ayuda nuevamente de su varita hacia la entrada.
Reforzó su concentración. Y al esconderse vio como pasaban los dementores, que no se detuvieron, ya que no sintieron emociones humanas, porque Malfoy había ocultado las suyas.
Una vez seguro que los dementores se habían marchado, corrió hasta una puerta de hierro, contaba con pocos segundos antes de que los dementores volvieran.

-Alohomora...dijo en un susurro y sonó un clic que indicaba que la puerta se había abierto.

Entro y con un nuevo movimiento de varita encendió las antorchas que habían en las paredes. Y diviso a Harry Potter. Se acerco a el. Se veía muy sudoroso, pálido y débil. La compañía de los dementores había sido efectiva.
Una duda surco su mente, estaba apunto de ayudar a su más odiado enemigo. Lo pensó por unos segundos. Respirando hondamente apunto con su varita a Harry.

-Enervate...dijo Malfoy con decisión.

Harry abrió los ojos, la luz le molestaba la vista. Cada músculo de su cuerpo le dolía. Levanto la mirada y pensó que tenia una pesadilla. Malfoy le apuntaba con su varita. Seguro que iba a matarlo. Pero eso ya no le importaba.

-Vamos Potter levántate, rápido, hay poco tiempo...dijo Malfoy arrastrando las palabras.

De su varita salió un rayo azul que fue rompiendo una a una las arandelas de las cadenas que se cerraban alrededor de las muñecas y tobillos de Harry. Había quedado libre.
Sin comprender lo que pasaba, trato de levantarse, pero lo hizo con dificultad, por lo que Malfoy lo rodeo con uno de sus brazos para sostenerlo.
Ambos chicos se miraron.
Poco a poco la lucidez regresaba a la mente de Harry. Comenzaba a recordar todo.
Pero que hacia Malfoy allí, ayudándolo. O era que iba a llevarlo ante Voldemort. Pero no seria sin antes luchar. No seria tan fácil.
Se separo bruscamente de Malfoy, se tambaleo y como aun estaba débil, callo al piso.

-No seas idiota, párate que tenemos que irnos, antes de que los dementores regresen...dijo Malfoy molesto y tomando a Harry por la manga de la túnica para ayudarlo a levantar.

-Pero que haces tu aquí, por qué me ayudas?...dijo Harry desconcertado ante la actitud de Malfoy.

-Quiero que quede bien claro Potter, no estoy aquí, por ti. He venido a ayudarte, porque Ginny esta en peligro...dijo Malfoy con tono decidido.