Capitulo Treinta y ocho

UN TRAIDOR LLEGA PARA AYUDAR.

A medida que eran conducidos por un pasillo Harry no dejaba de alejar de su mente todo sentimiento y emoción. Aunque con los recientes acontecimientos le era difícil. Pero ante la seguridad, de que esa seria la única manera de no permitir que Voldemort lo dominara, y de que así, tal vez tendrían la oportunidad de salir vivos de todo eso, consiguió mantener su mente en blanco.

Llegaron a una habitación, muy amplia, con un hermoso ventanal que dejaba ver los jardines de la casa de los padres de Harry.
Harry tuvo el presentimiento de que aquella habitación donde Voldemort los estaba esperando, era la misma, en la que hacia quince años su madre había dado su vida, por defenderlo.

-No puedo negar Potter, que eres listo...si, en esta misma habitación, tu madre murió...dijo Voldemort con una macabra sonrisa. Había leído la mente de Harry.

-Es por eso que he querido que tus últimos momentos los pases aquí, para que te sientas en confianza, en familia...continuo diciendo Voldemort, mientras sus mortifagos se reían.

Ginny miraba horrorizada a los presentes en esa habitación. Sabia que ninguno tendría el más mínimo pudor de matarlos si fuere necesario. Pero si noto que Colagusano no estaba entre ellos.

-Tengo una duda Voldemort, que quizás puedas aclararme...dijo Harry sonando sarcástico.

-Como te atreves a hablarle así al Señor Oscuro...dijo Lucius Malfoy furioso...IMPERIUS

Harry escucho dentro de su mente una voz que le decía: "arrodíllate, pídele perdón al Mago más grande y poderoso". A la que Harry respondió: "JAMAS".

Lucius Malfoy se tambaleo, el poder mental de Harry tomo desprevenido al mortifago quien al sentirse ofendido, levanto nuevamente su varita.

-Tranquilo Lucius, tranquilo...dijo Voldemort impidiendo que Malfoy padre volviera a atacar a Harry. Tenia un brillo extraño en sus ojos rojos...esta bien Potter, dime cual es tu duda?.

-Si alardeas de ser un gran mago...el gran Señor Tenebroso...por qué siempre tienes que estar rodeado de tus aduladores?...¿es que no te crees capaz de enfrentarte a mi, tu solo?...dijo Harry aumentado el tono sarcástico de su voz.

El rostro de Voldemort tomo un tono verdoso. Los mortifagos levantaron sus varitas.
Ginny se acerco a Harry. No pensaba dejarlo solo.

-Pagaras por tu insolencia...grito Bellatrix levantando su varita.

Un grito hizo estremecer a Harry. Se voltio y vio con horror que Ginny yacía en el suelo bajo la maldición Crucio.
Bellatrix apuntaba con su varita a Ginny con una gran sonrisa en su cara..
Ginny sentía un dolor inmenso que recorría todo su cuerpo. Era como brazas ardientes sobre su piel. Sentía perder las fuerzas

Harry se lanzo sobre Bellatrix, pero entre McMair y Lucius lo detuvieron.

-Lamento decirte Potter, que en mis planes no esta, perder mi tiempo jugando contigo...ahora tengo otras cosas en mente...dijo Voldemort con satisfacción en su voz.

Ginny estaba boca arriba, gimiendo en el suelo, respiraba con dificultad.
Harry miraba impotente como Bellatrix volvía aplicarle la maldición dolorosa a una Ginny indefensa.
Sus gritos de dolor, penetraban en cada fibra del cerebro y del corazón de Harry.

-Hoy he comprendido Harry Potter, que tus facultades mágicas son increíbles, las que has descubierto y perfeccionado, como las que aún no conoces y de las cuales yo estoy dispuesto a ayudarte a descubrir. Pero antes de eso, necesito que te unas a mi...dijo Voldemort una vez que Bellatrix había dejado de torturar a Ginny.

-Jamás me pondré a tu servicio, primero prefiero morir...dijo Harry indignado ante la proposición de Voldemort.

-Créeme que nada me daría más placer en poder complacerte en eso, pero necesito de alguien con tus poderes, por lo que he decidido cambiar un poco mis planes...así que aunque sea contra tu voluntad, te unirás a mi...dijo Voldemort sonriendo con satisfacción.

Harry no entendía las palabras de Voldemort, solo pensaba en la forma de evitar que Ginny siguiera siendo torturada.

-Lo único malo en ti Harry Potter, son tus sentimientos, tan nobles que me dan saco, pero con un buen entrenamiento, ese pequeño inconveniente, será solventado...dijo Voldemort con tono tranquilo.

Harry estaba muy molesto e inquieto. Sabia que Voldemort se traía algo entre manos que el todavía no lograba precisar, porque lo había visto mirar a Lucius Malfoy, el cual hizo un movimiento afirmativo con la cabeza.

-Como vas a lograr obligarme?...pregunto Harry para tratar de entender las palabras de Voldemort. Pero rápidamente se arrepintió de sus palabras

-Así...dijo Voldemort mientras le daba una señal a Bellatrix, y esta volvía a aplicar el Crucio sobre Ginny...me imagino que sabrás que Bella es muy buena en torturar, Los Longboton son un vivo ejemplo...continuaba diciendo Voldemort tratando de dejarse oír entre los gritos de Ginny... Únete a mi y esta chica vivirá...pero si te resistes, ella pagara tu insolencia...

Harry sintió un odio infinito hacia Voldemort.

-Vamos Potter ódiame...ódiame con todas tus fuerzas...dijo Voldemort con un tono sádico en su voz...eso ayudara a que el entrenamiento sea más fácil.

Ginny no había logrado soportar los ataques, sentía más dolor conforme una nueva maldición caía sobre su cuerpo y sin poder evitarlo se había desmayado.
Harry rogaba que solo fuera eso, un desmayo.

-Que tengo que hacer?...dijo Harry para tratar de ganar tiempo mientras decidía que hacer. Si es que algo podía hacer.

-Ven Potter, acércate, tengo algo para ti...dijo Voldemort mientras Lucius Malfoy se acercaba con una pequeña caja de madera... Una vez que seas mío, nunca podrás separarte de Lord Voldemort.

Harry miro como Bellatrix volvía a apuntar a Ginny con su varita.
Si tan solo tuviese una varita mágica entre sus manos...entonces recordó algo...miro nuevamente a Bellatrix...se toco con disimulo el bolsillo interior de su túnica...y comprendió que Bellatrix no tenia su varita, sino la de Malfoy hijo.

Ginny había recobrado la conciencia, pero decidió mantenerse quieta en el suelo, alerta ante cualquier actitud de Harry.

Harry se acerco poco a poco a Voldemort.
A su mente no llegaba ninguna idea de cómo usar la varita, contra cinco mortifagos y el propio Voldemort.

Vio como Voldemort sacaba una especie de objeto de plata, de forma cónica, de la caja de madera que le había entregado Malfoy padre. El objeto cónico relucía, emanando un color verdoso.

Harry retrocedió, al darse cuenta de lo que Voldemort pretendía hacerle.

Entre MacMair y otro mortifago, tomaron a Harry por los brazos y lo arrastraron ante la presencia de Voldemort.
Arremangaron la túnica de Harry dejando al descubierto su brazo izquierdo. Y lo colocaron sobre la mano huesuda y blancuzca de Voldemort.

Harry sintió un fuerte dolor en su cicatriz, al cerrar Voldemort su mano alrededor del antebrazo de Harry.

-No, No, jamás me uniré a ti, jamás!...grito Harry resistiéndose con todas sus fuerzas.

Bellatrix volvía a atacar a Ginny, quien sin pensarlo se había levantado para ayudar a Harry.

La desesperación y el desasosiego invadieron el alma de Harry.
Escuchaba los gritos de Ginny, a la vez que veía con terror, que Voldemort lo sujetaba y le acercaba el objeto cónico, sintiendo como su cercanía le comenzaba a quemar la piel.

-No...grito alguien, a la vez que la caja de madera era arrancada de la mano de Voldemort y el objeto cónico caía al suelo produciendo un sonido metálico.

Hubo una confusión total. Harry logro safarse de Voldemort y corrió hacia Ginny.
Todos miraron a su alrededor, para lograr descubrir quien había hecho volar la caja de madera, que al caer y chocar contra el piso, se partía en dos.

Colagusano estaba parado en el umbral de la puerta y con una varita apuntaba hacia Voldemort, quien lo miraba con ojos desorbitados.

Un rayo verde atravesó la habitación al momento que la maldición imperdonable era pronunciada.
Colagusano caía al suelo, con una mirada serena en sus ojos, que rápidamente perdieron su brillo.

Sin detenerse a pensar en lo que había visto, Harry cargo a Ginny en sus brazos y salió corriendo de la habitación, pasando por enzima del cuerpo sin vida de Colagusano.
Un extraño sentimiento lo invadió.
Colagusano lo había salvado.
Y recordó las palabras de Dumbledore, al final de su tercer curso, cuando el director le aseguraba, que algún día, se daría cuenta que no había sido en vano, impedir que Sirius y Lupin mataran a Colagusano, al descubrir que el era el verdadero traidor, el que había traicionado a Lily y a James.

Corrió por el pasillo. Le costaba respirar por el esfuerzo. Pero si se detenía serian nuevamente atrapados.
Bajo las escaleras lo más rápido que pudo, mientras escuchaba tras de si las voces de los mortifagos que lo perseguían, lanzándole hechizos que hacían estallar el piso que Harry había pisado segundos antes.

La puerta de la entrada se cerró bruscamente ante el.

Una escalofriante carcajada retumbo en el ambiente.
Harry saco la varita que guardaba en el bolsillo interior de su túnica.
Pero le fue arrebatada.
Y ante unos furiosos mortifagos, Harry se sintió indefenso y perdido. Abrazo a Ginny.

El canto del fénix inundo el lugar. Dumbledore aparecía en el medio de la sala. Hizo una floritura con su varita.
Harry recobraba su querida varita mágica, al igual que le sucedía lo mismo a Ginny.

Y por cada esquina de la casa, entraban los miembros de la Orden del Fénix.

Los mortifagos se encontraron acorralados. Pero no serian tan fáciles de dominar.

Hechizos comenzaron a cruzarse de un lado a otro de la habitación.
Harry y Ginny junto a Hermione, Ron y Luna se habían unido al combate.

Mientras Harry se defendía del ataque de McMair, vio como Dumbledore subía la parte que aun quedaba en pie de la escalera circular.

Sabia que iba a buscar a Voldemort. Pero no lo dejaría solo.

Lanzo un hechizo paralizante sobre McMair y fue tras de Dumbledore