Capitulo Cuarenta.
REMORDIMIENTOS
Al día siguiente, mientras desayunaban, la señora Weasley regañaba a los gemelos como siempre.
-Como es posible que vistan con esas fachas...gritaba la señora Weasley al momento que los gemelos entraban en la cocina.
Harry noto que vestían ropa muggle.
-Tranquilízate, mamá. Fred y yo hemos pensado en ampliar nuestro mercado. Mundungus nos ha conseguido unos contactos muggles, y hoy tendremos una entrevista...dijo George con una enorme sonrisa en sus labios.
-Que les parece Harry, Hermione, creen que podremos pasar como muggles cualquiera...pregunto Fred modelando su atuendo.
Harry y Hermione se miraron. Ron y Ginny se reían.
-Bueno quizás están un poco chillones los colores, además no es una adecuada combinación...dijo Hermione tratando de contener la riza.
-Umm, te parece?...pregunto George que vestía una camisa verde, bajo una chaqueta azul fosforescente, y unas medias grises bajo un pantalón vaquero y dentro de unos tenis blancos.
-Por supuesto que no es una adecuada combinación, parecen...parecen...gritaba la señora Weasley ante la desacertada combinación.
"Unos payasos", pensó Harry al recordar a esos personajes que solían entretener y hacer reír a los muggles.
-Bueno si es por los colores, eso tiene remedio...dijo Fred quien con un movimiento de su varita, cambio los colores de la ropa de su gemelo y de la suya.
-Y ahora?...pregunto Fred contento.
Harry y Hermione levantaron al mismo tiempo sus pulgares, en señal de aprobación.
-Excelente, ahora madre, con tu permiso, nos retiramos... dijo Fred haciendo una reverencia
-Se van sin desayunar...dijo la señora Weasley un poco más calmada.
-Múltiples ocupaciones madre...dijo George, mientras tomaba un puñado de polvos flu.
-Y en verdad van a vender sus productos a muggles, acaso quieren terminar en Azkaban y que su padre sea despedido del ministerio?...grito una vez más la señora Weasley, quien al parecer era solo en ese momento, que se percataba de la gravedad de lo que sus hijos gemelos pensaban hacer.
-No madre como crees. Los muggles son muy delicados y temerosos. Hemos creado una variedad diferente de productos, especiales para ellos...dijo Fred siguiendo a su gemelo entre las llamas color verde de la chimenea.
-Estos muchachos van a acabar con mi vida...dijo la señora Weasley al tiempo que se dejaba caer sobre una silla.
Harry, Ron, Hermione y Ginny se miraron, luego miraron a la señora Weasley quien se tapaba la cara con sus manos y comenzaron nuevamente a reír.
A media mañana, Tonks había llegado a la madriguera. Y mientras hablaba animadamente con la señora Weasley. Ginny se acerco a ella.
-Tonks puedes acompañarme a San Mugo?. Quiero ir a ver a Draco...dijo mientras miraba de reojo a Harry.
Ron se paro furioso mientras sus orejas se ponían rojas.
-Para que vas a ir a ver a ese...dijo Ron al tiempo que miraba a su madre...no dejes que valla a verlo.
-Ron, el joven Malfoy ayudo a Harry a rescatar a Ginny, es lógico que quiera ir a verlo para agradecerle...dijo la señora Weasley comprensiva.
Todos se miraron, por lo visto la señora
Weasley no sospechaba que entre Ginny y Malfoy había algo
más.
Ginny miro desafiante a Ron quien parecía
dispuesto a delatar a su hermana. Pero, aunque le costo reconocerlo,
era cierto que Malfoy había ayudado a liberar a Ginny.
Harry sentía muchos celos al ver como Ginny desaparecía por la chimenea, con ayuda de los polvos flu, acompañada de Tonks y Hermione. Pero Malfoy había arriesgado mucho por salvar a Ginny y la amaba.
Mientras recorrían los blancos pasillos del hospital. Ginny solo pensaba en las palabras que le diría a Malfoy. Aunque no era el momento, era mejor aclarar las cosas y cuanto antes mejor.
Llegaron a una hermosa puerta.
Tonks la abrió y entraron a una confortable salita, rodeada de
varias habitaciones. Era una sala privada.
Se acercaron a una
joven bruja vestida con una túnica blanca, que se encontraba
detrás de una especie de recepción. Traía un
gorro sobre su cabello azabache.
-Buenos días, podría decirnos cual es la habitación del señor Draco Malfoy?...pregunto Tonks.
-En la habitación número 5, hacia la derecha...dijo amablemente la joven bruja.
Luego
de dar las gracias. Las tres amigas se dirigieron a la habitación
número 5.
Ginny sentía un nudo en la garganta.
Al
llegar frente a la puerta. Un curandero salía de la
habitación.
-Buenos días, en que puedo servirles?...pregunto amablemente.
-Buenos días, venimos a ver al señor Draco Malfoy...dijo Tonks, mientras Hermione y Ginny se asomaban por el ventanal ubicado al lado izquierdo de la puerta.
-Quienes son ustedes?...pregunto con cortesía en curandero.
-Unas amigas. Dígale que Ginny Weasley quiere verlo...dijo Ginny suavemente.
-En este momento, están su madre y algunos familiares con el. Si quieren pueden esperar en el salón...dijo el curandero señalando los lujosos sillones.
Ginny pudo ver a través del ventanal a varias personas, de porte muy aristocrático alrededor de la cama de Malfoy. Y a una hermosa mujer que le acariciaba el rostro. Pudo imaginar quien era.
Se sentaron en los cómodos sillones. Y aunque Ginny no tenia muchas ganas de hablar. Tonks quería seguir obteniendo mayores detalles de lo acontecido dos días atrás.
-Yo estaba en un sótano. Era horrible estar allí, atada, solo oyendo a esos mortifagos y al mismísimo Voldemort, como se preparaban...decía Hermione en voz baja.
Hermione continuaba contándole a Tonks, mientras que Ginny se sentía muy nerviosa como para prestarle mucha atención. Sin embargo se sobresalto al escuchar un gemido de Tonks.
-Y Draco hizo eso?
-Hizo que?...pregunto Ginny rápidamente volviendo a la realidad.
-Voldemort lo mando a llamar, quería agradecerle su ayuda. Yo pensé en ese momento que Draco era cómplice de todo. Pero estaba equivocada. Una vez que lo trajeron ante Voldemort, el se revelo, lo desafió. Lucius Malfoy, estaba furioso, me imagino ante la inesperada reacción de su hijo. Voldemort le ordeno a uno de sus mortifagos que lo encerrara y Lucuis pidió clemencia por Draco. Pero este le dijo que no se humillara por el, porque el había tomado sus decisión de no servir más a Voldemort...dijo Hermione pausadamente, repitiendo la historia para Ginny. mientras la piel de esta adquiría un color pálido.
-Pobre Draco. Los Malfoy han servido por generaciones al lado oscuro. Son una de las más rancias familias de magos y brujas. Siempre se han creído lo mejor. Para Draco debe haber sido muy difícil todo esto. No solo desafió a Voldemort, que ya es decir mucho. Con esa decisión, puede decirse que repudio la tradición familiar, y eso es imperdonable. Recuerdan a Sirius, el fue desterrado de su familia, por no querer seguir los pasos de los Black...dijo Tonks con tono triste.
Ginny sintió una
sensación en el estomago, era como caer en un vació.
No
podía creer que Draco Malfoy la amara tanto, como para haber
desafiado a Voldemort y a su padre. Había renunciado a todo
por ella.
En ese momento se dejaron escuchar unos pasos.
Varios magos y brujas pasaron por el lado de donde estaban sentadas
Ginny, Hermione y Tonks.
Pero una mujer joven y hermosa se detuvo
y clavo sus ojos en Ginny. Era la madre de Draco: Narcisa
Malfoy.
Ginny se levanto y le sostuvo la mirada. Resistió
el escrutinio que aquellos fríos ojos que recorrían a
Ginny de pies a cabeza.
-Me imagino que tu eres Ginny Weasley, la hija del Ministro de Magia...dijo Narcisa con una expresión de superioridad en su rostro.
-Si...dijo Ginny decidida a no dejarse intimidar.
-Soy Narcisa Malfoy, la madre de Draco...dijo ella, extendiendo su mano, envuelta en un fino guante de piel, hacia Ginny, ante el asombro de los presentes.
Ginny estrechó la mano de la madre de Draco.
Y con un elegante y cortés movimiento de cabeza, se marcho con el restó de las personas que habían salido de la habitación de Draco.
-Tienes que tener mucho cuidado Ginny, Narcisa es tan igual a Lucius...dijo Tonks quien junto a Hermione también se habían levantado de sus asientos.
-El señor Draco Malfoy, la espera señorita Weasley...dijo la joven bruja.
Harry y Ron jugaban al ajedrez mágico.
Usaban el juego que Harry le había regalado a Ron en
navidad.
Ron no paraba de hablar. Y aunque Harry trataba de
concentrase para no pensar en Ginny, no podía comprender como
Ron podía concentrase en el juego y hablar al mismo
tiempo.
-Te juro Harry, que nunca me imagine que Luna, fuera tan increíble...dijo Ron tranquilamente.
Harry dio un respingo al escuchar el nombre de Luna.
-Es asombrosa. Sabia que Voldemort te tenia en su poder y donde estaba, describiendo el lugar con increíble perfección, cuando ni siquiera Dumbledore lograba entender lo que había pasado con ustedes...continuo diciendo Ron...luego llegamos a esa casona. Y ella sabia exactamente, donde estabas...jaque...y donde estaban los mortifagos. Y varios minutos después, de que te perdieras entre esa niebla, ella entro como en trance. Fue escalofriante. Ella dijo que tu madre quería ayudarte. Entonces se sentó, cerro sus ojos y su piel adquirió un color tornasol. Me imagino que en ese momento fue cuando tu madre fue a ti, para ayudarte...jaque mate...cuando Luna le sirvió como viajante.
Harry ni siquiera se había percatado de que
Ron le había vencido una vez más.
Su madre había
impedido que Voldemort lo matara, pero porque Luna había
ayudado al espíritu de ella, a ir a el.
Y Nick casi
decapitado le había dicho que ser viajante era peligroso, ya
que la persona que servia de puente entre este mundo y el de los
muertos, tenia que dar parte de su energía vital, para que el
espíritu pudiera materializarse.
Y por Harry, por
complacerlo Luna lo había hecho sin pedir muchas
explicaciones. Y por salvarlo no había dudado en prestarse
nuevamente.
Sintió remordimiento. Por haberla tratado tan
distante y haberla dejado ir a Hogwarts.
Ginny entro
lentamente a la habitación donde Draco estaba recluido en San
Mugo.
El tenia una sonrisa en su rostro. Como siempre estaba
impecablemente peinado y vestido. Ginny sonrió al pensar, que
ni estando convaleciente en una cama, podía dejar de ser tan
arrogante y presumido. No pudo evitar darle un pequeño beso en
los labios.
-Gracias por venir. Pensé que no lo harías...dijo Draco tomándole la mano y besándosela.
Ginny se sentó en la orilla de la cama, a su lado.
-Por qué pensaste eso?...dijo Ginny acariciando su platinada cabellera.
-No se, tal vez pensé que preferías estar con Potter...dijo Draco arrastrando las palabras.
-No seas tonto...dijo Ginny dándole un beso en la frente.
Draco siguió hablando. Ginny trato de mantener la conversación sin que sus sentimientos de culpa fueran evidentes, al recordar la verdadera razón por la que había venido a ver a Draco.
Harry decidió escribirle una carta a Luna.
Querida Luna:
Hola. No
sabes cuanto lamento que te hubieses marchado tan pronto. Perdóname.
Pero con todas las cosas que pasaron, es solo ahora que he podido
darme cuenta de lo distante que fui contigo. Mañana vuelvo a
Hogwarts. Dumbledore me ha permitido quedarme en casa de Ron, quizás
para que me recupere, lejos de las miradas y de los
cuchicheos.
Besos
Harry.
Y la envió con
Hedwin.
Al día siguientes, mientras Hermione y Ron acompañados de Lupin ingresaban en el auto del ministerio para regresar a Hogwarts, Harry había tomado por el brazo a Ginny y apartándola un poco, le dijo con un dejo de tristeza en su voz:
-Tenemos que hablar
-Si Harry, tenemos que hablar...dijo Ginny bajando la mirada.
