Capitulo Cuarenta y uno

UN RECUERDO INVALUABLE.

Al llegar a la sala común de la torre de Gryffindors, varios alumnos se alegraron de ver con vida a Harry.
Harry se sintió abrumado por las muestras de cariño y aprecio de sus compañeros.
Busco con los ojos a Ginny, quería hablar con ella. Pero ella estaba mirando la cartelera de anuncios, mientras Colin le decía:

-Los publicaron ayer, por supuesto desde entonces, no he podido conciliar muy bien el sueño. Solo nos queda una semana para los TIMOS.

Harry comprendió que la conversación se tendría que retrazar.

Draco Malfoy regreso al colegio el lunes siguiente. Pero no fue muy bien recibido por su casa. Harry suponía que la noticia de que había desafiado a Voldemort, negándose a seguirlo, ya era del conocimiento de sus compañeros de Slytherin.
Sin embargo había alguien que al parecer eso no le importaba, más bien parecía alegrarse.
Ese lunes durante la clase de pociones, el profesor que dictaba esa materia, lo había tratado casi como a un hijo, y esa actitud en alguien como Snape, era decir bastante.

Harry volvía a su rutina escolar, y aunque no tenia la presión que hacia un año, por esas fechas, había sentido por los TIMOS, tenia que estudiar con ahínco y poner al día todos sus deberes.
En el siguiente curso presentaría los EXTASIS, y debía presentar un examen de admisión para entrar a la escuela de Aurores, como le había informado Lupin.
Por lo que tenia que preparar el camino para su futura carrera.

El partido final de quidditch, había sido pospuesto, ya que Draco no podía jugar, por recomendación de los curanderos que lo habían atendido en San Mugo. Y aunque Harry había propuesto que se realizara al inicio del siguiente año escolar, los profesores en consenso con el director de Hogwarts, había decidido otorgarle la copa de quidditch a la casa Griffindors, por ser la que estaba primera entre las casas.

Ginny y Luna, junto al resto de los alumnos del quinto curso, estaban sumergidas en sus estudios, cada segundo libre lo empleaban en repasar una tras otra todas sus lecciones.
Y sin ser una sorpresa para nadie, la única que estudiaba tanto como ellos, era Hermione.

-No entiendo porque estudias tanto, cualquiera diría que vas a volver a presentar los TIMOS nuevamente...dijo Ron con tono aburrido.

-Para tu información, este año escogerán al Premio Anual. Y para mi eso es muy importante...dijo Hermione molesta.

-A veces creo que escogiste al Weasley equivocado...dijo Ron algo triste, al reconocer que nunca podría alcanzar el nivel de dedicación de Hermione.

-Pues yo creo que no. Seria muy aburrido compartir el resto de mi vida con alguien como Percy...dijo Hermione con una mueca de horror en su cara.

Y sonrojándose muchísimo al ser abrazada y besada por Ron, volvió a hundir su rostro entre las paginas de su texto de Transformaciones.

La semana de los TIMOS daba comienzo. Mientras el resto del colegio, presentaba sus exámenes finales.

Una tarde, luego de presentar el examen final de Defensa contra las Artes Oscuras, Lupin le pidió a Harry que no se fuera.
Esperaron a que todos los alumnos se despidieran y salieran.

-Harry siéntate, he querido hablar contigo desde hace días...dijo Lupin mientras se sentaba detrás de su escritorio...quiero saber como te sientes?

-Bien...dijo Harry tranquilamente.

-Seguro?...pregunto Lupin inseguro.

-Quizás con un poco de expectativa ante ciertas cosas, pero en general me siento bien...dijo Harry con franqueza.

-Me gustaría saber cuales son esas cosas que te causan expectativas...dijo Lupin con tono amistoso, tratando de hacer que Harry se sintiera en confianza.

-He de confesar, que la nueva actitud de Voldemort, me hace sentir inquieto. Pero como Hagrid me dijo una vez, no hay que preocuparse por lo que aun no ha pasado...dijo Harry sonriendo un poco al recordar a su amigo.

-Si. Voldemort ha resultado ser una caja de Pandora. Y como dice Moody: "Alerta Permanente"...dijo Lupin imitando la voz gruñona del auror.

Ambos se miraron y comenzaron a reír.

-El director y el Ministro de magia, han considerado que en estas vacaciones, no pases tanto tiempo con tus tíos...dijo Lupin viendo con alegría la reacción de Harry ante sus palabras.

-En serio?. Me podré quedar en la Madriguera?...dijo Harry entusiasta ante la idea de no tener que soportar a los Dursley tanto tiempo.

-Si, me imagino que si. Pero cuando llegue el momento, lo sabrás...otra cosa...tengo algo para ti...dijo Lupin mientras sacaba un cofre de una de las gavetas de su escritorio.

-Y esto?...pregunto Harry mientras tomaba el cofre en sus manos.

-Ese es el cofre que Sirius te dijo, que yo debía buscar, ¿te acuerdas?.

A Harry le temblaron un poco las manos, al escuchar el nombre de su padrino. Así que ese cofre era para el. Sin pensarlo lo abrió.

Adentro habían dos sobres, conteniendo varios manuscritos y dos pares de llaves.
Miro a Lupin sin entender, pero este le dijo

-Ábrelos...dijo Lupin con una sonrisa.

Harry abrió el más pequeño. Y a medida que avanzaba en la lectura, no podía creer lo que aquellas letras le revelaban. Miro nuevamente a Lupin buscando una explicación.

-Si Harry. Eres el heredero universal de la fortuna de los Black...dijo Lupin mientras se acercaba a Harry...Sirius arreglo todo mientras estuviste en Grimmauld Place, durante aquellas navidades...

Lupin tomo el sobre más grande y abriéndolo le fue mostrando a Harry varios pergaminos con sellos de diferentes colores, mientras le decía:

-Estos son los títulos de propiedad, de las posesiones de los Black. La casa de Grimmauld Place y dos casa campestres: una en Escocia y otra en Suiza, con todo los inmuebles...estos son los números de las bóvedas de Gringgots, con sus respectivas llaves... Y esta es la llave de uno de los pocos bienes familiares que Sirius siempre aprecio y que solo se separo de ella, cuando lo enviaron a Askaban...su moto.

Harry sintió una emoción muy grande. Recordó vividamente la moto en la que había llegado Sirius el día de la boda de sus padres, la misma moto en la que Hagrid lo había llevado cuando era un bebe a Prived Drave, y con la que el tantas veces soñó.
Más que todos aquellos papeles, que para él no significaban nada, era esa llave que Lupin deposito en su mano, el recuerdo más invaluable de su padrino, así como lo era la capa invisible de su padre.
Aquella noche, el sueño lo venció mientras abrazaba la capa de su padre y la llave de la moto de Sirius.

Harry estaba parado frente al gran comedor, esperaba la salida de los alumnos del quinto curso, que esa mañana presentaban Runas Antiguas. Había quedado con Luna que la esperaría, para celebrar juntos la culminación de los exámenes.

-Aun no puedo creer, que ya se halla terminado. Por fin soy libre...dijo Luna mientras abrazaba a Harry.

Caminaron por la orilla del lago. Luna hablaba sin parar, le contaba a Harry todos los planes que tenia para las próximas vacaciones. Su padre estaba organizando una nueva excursión al Tibet.
Harry por su parte le contaba lo de la moto de Sirius y todo lo demás.

-Ya no veo la hora de poder manejarla...dijo Harry soñando con tener entre sus manos esa moto.

-Creo que tal vez, tengas que esperar un poco. Aun no eres mayor de edad...dijo Luna sensatamente.

-Bueno, pero solo será un pequeño paseo, nadie tiene porque enterarse...dijo Harry tímidamente, mientras Luna se reía.

Draco había invitado a Ginny a las Tres Escobas. Había obtenido un permiso especial de Snape.

-Pero como lograste que te dieran el permiso?...pregunto Ginny asombrada, mientras traspasaban las puertas de Hogwarts con destino al pequeño pueblo.

-Influencias...dijo Draco con su habitual porte altivo y arrastrando las palabras.

-No seas presumido. Dime que hiciste?...dijo Ginny algo molesta.

-Nada. Solo le dije a Snape, que me sentía algo agobiado por todos esos exámenes y que necesitaba un poco de aire fresco, por su puesto con una buena compañía...dijo Draco con picardía.

-No te creo. Snape...Severus Snape te otorgo el permiso para salir fuera de Hogwarts en un día no permitido?...pregunto Ginny perpleja.

-Ya te lo dije...influencias...soy su alumno preferido...dijo Draco con una amplia sonrisa y dándole un beso en la mejilla a Ginny.

La ultima semana del curso había comenzado. Las notas finales de cada materia fueron colocadas en la cartelera de anuncios de cada casa.
Hermione rebosaba de alegría al ver que había alcanzado las máximas calificaciones. Ya para nadie seria una sorpresa que el Premio Anual era para ella.
Harry había superado las notas que el pensaba que alcanzaría en Transformaciones y las otras materias, pero sobre todo en Pociones. Ya su meta de poder ingresar a la escuela de Aurores se hacia menos lejana.
Ron también estaba satisfecho con sus logros académicos, que por supuesto no eran de la altura de los de Percy, pero si mucho mejores que el de los gemelos. Claro que no podía dejar de reconocer que Ginny lo superaría, aunque sus calificaciones de los TIMOS le serian enviadas durante las vacaciones de verano.

Esa tarde, Harry entraba por el retrato de la señora gorda, cuando se encontró frente a frente con Ginny quien cargaba al gato color canela de Hermione.
Se miraron.
Había una conversación pendiente entre los dos, que ambos habían tratado de evitar.
Pero se hacia imprescindible que aclararan las cosas. Que tomaran juntos una decisión. Cada vez que se encontraban en un mismo sitio, ninguno de los dos podía dejar de mirar al otro y para ambos había sido un gran esfuerzo no correr al lado del otro.

Acercándose con disimulo a ella, le dijo en un susurro:

-Te espero en el campo de entrenamiento de vuelo, dentro de una hora.