CAPITULO FINAL

¿DE REGRESO A PRIVET DRAVE?

Harry junto a sus compañeros de Gryffrindors regresaron a la torre de su casa, para terminar de empacar, y arreglar sus baúles, para partir al día siguiente rumbo a sus vacaciones de verano.

Dean despejaba de la pared, los afiches de su equipo de fútbol favorito. Seamus doblaba sus túnicas y las guardaba en su baúl. Neville buscaba debajo de su cama, asegurándose que no se quedaran algunas de sus pertenencia. Ron recogía algunos pergaminos y plumas y las tiraba sin mucha delicadeza en su baúl. Harry ya había recogido sus cosas y había cerrado su baúl y luego de contemplar por un rato a sus compañeros, se asomo a por unas de las ventanas de la habitación.
La luna reinaba, bañando con su pálida luz las copas de los árboles del bosque prohibido. Algunos luceros titilaban con timidez.
Harry no podía explicarse lo que estaba sintiendo.
Tenia la sensación de que tal vez no volvería a contemplar de esa forma los terrenos de Hogwarts.
Le costo mucho conciliar el sueño aquella noche.
Recorrió la sala común, con nostalgia, tocando cada sillón, cada mesa, la repisa de la chimenea... Era como si no fueran tan solo dos meses los que estaría fuera de su hogar, de Hogwarts.

Al días siguiente, bajo un radiante sol de verano, una brisa cálida soplaba. Los alumnos esperaban los carruajes que los llevarían a la estación, para abordar el tren.

Harry, caminaba al lado de Luna. Al llegar al final de las escaleras principales del castillo, alguien llamo la atención de Harry.

-Harry, regálame unos minutos...dijo Dumbledore con tono alegre desde la entraba.

Harry se disculpo con Luna y volviendo sobre sus pasos, llego al lado de su director.
En ese momento Ginny pasaba a su lado.

-Ginny, por favor acércate...dijo Dumbledore dulcemente.

Ambos chicos se miraron, sin entender la actitud del director.
Dumbledore los coloco cada uno a su lado. Y posando una de sus manos en el hombro de cada uno, les dijo con un paternal brillo en sus ojos azules, tras los lentes de media luna.

-Nada hace más grande al hombre que renunciar a su propia felicidad, por hacer que otros conozcan su significado...la decisión que ambos tomaron ha sido un sacrificio de sus corazones y el curso inexorable de la vida le dará justo valor...y todo sacrificio tiene su recompensa...

Ginny ocupo a propósito el carruaje de los prefectos. Quería unos minutos para reflexionar las palabras de Dumbledore.

Harry se bajo del carruaje que había ocupado al lado de sus amigos y vio a Ginny bajarse del carruaje que se había estacionado detrás.
Por unos leves minutos, ambos volvieron a mirarse.
Y comprendieron que quizás en un futuro, en algún lugar y bajo otro cielo, podrían tener la oportunidad de consumar su amor.

Ocuparon un compartimiento, en el último vagón, del tren.
Jugaron al snap explosivo. Rieron al recordar las caras de los alumnos de Slytherin, cuando Dumbledore les había dado la copa de las casas.
Luna le enseñaba a Hermione como llenar un cuestionario amoroso, publicado en las paginas centrales de "El Quisquilloso" y con picardía miraban de reojo a Harry y a Ron, luego de leer cada pregunta y reían muy animadamente.
Ron y Neville jugaban al ajedrez mágico, mientras este último se quejaba, de que Ron le daba jaque mate sin siquiera dejarlo pensar.
El profesor Lupin había pasado un rato, para saludar y compartir con los chicos las golosinas de la tarde.

-Harry, te aseguro que nos mantendremos en contacto. Cuídate y hasta pronto...dijo Lupin con tono alegre mientras hacia un gesto con su mano, en señal de despedida.

Y Harry volvió a tener ese extraño presentimiento, porque aquel "hasta pronto", resonaba en su mente como un adios.

Dirigió su miraba a través de la ventanilla, contempló los campos y como iban quedándose atrás las casas, los sembradíos y múltiples caminos. Su alma sentía que a medida que el tren avanzada estaba dejando a tras algo más.

Llegaron a la estación 9 y ¾.
Poco a poco fueron bajando y se fue vaciando el Expreso de Hogwarts.

-Harry, aunque voy a estar un mes con mi padre en el Himalaya y luego iremos al Tibet, no voy a dejar de escribirte todos los días, y te prometo que hablare con el, para que puedas ir a visitarnos, cuando estés en la casa de Ron...dijo Luna dándole un beso en la mejilla a Harry, a manera de disculpa.

-No te preocupes Luna, disfruta mucho tus vacaciones, esperare con impaciencia tus cartas. Serán como un bálsamo, que me hará sobrellevar la interminable estancia con mis tíos...dijo Harry abrazando a Luna, sin lograr que el presentimiento desapareciera.

Draco se despedía de Ginny, un poco más allá.

-Prométeme que vas a pensar en mi, durante estos 60 días, en que no podremos vernos...dijo Draco besando la mano de Ginny.

-Y quien dice que no vamos a poder vernos...dijo Ginny sonriente.

-No creo que tu padre...dijo Draco mientras miraba de reojo a Ron...y muchos menos tus hermanos, me quieran en su casa.

-Ya se acostumbraran...dijo Ginny dándole un corto beso en los labios. Sin atreverse luego a voltear y ver a sus padres, cuando escucho la tos de ahogo del señor Weasley y un agudo gemido de la señora Weasley, por lo que acababan de contemplar.

Harry se despidió de Ron y Hermione

-Apenas Dumbledore le avise a mi padre, iremos inmediatamente a buscarte...dijo Ron firmemente...estas vacaciones serán fabulosas, te lo aseguro.

Harry le sonrió a su amigo, sin poder dejar de presentir que tal vez no seria así.

-Harry, escríbenos si tus tíos te deprimen...dijo Hermione dándole un fuerte abrazo y un beso en la mejilla.

-Les prometo que les escribiré, en cuanto pueda...dijo Harry, quien sintió un nudo en la garganta.

A unos pocos metros estaba parado su Tío Vernon. Estaba solo. Y una sensación de vació en el estomago, le hizo dudar acercarse a el.
Pero para su asombro, el Tío Vernon se acerco hasta ellos.

-Estas listo Harry, nos vamos?...pregunto sin ningún tipo de matiz en su voz y para su mayor asombro, miro a Ron y a Hermione y se despidió de ellos.

Sus amigos miraron a Harry con incredulidad. Estaban tan asombrados como Harry de esa reacción.

-Esta enfermo?...pregunto Ron en un susurro a Hermione.

-Tal vez ha decidido ser cortés...dijo Hermione al oído de Ron.

Harry siguió a su Tío Vernon, hasta el carro, que estaba aparcado en el estacionamiento.
Harry se extraño al ver que no era el mismo carro, que el recordaba. Pero encogiéndose de hombros, no le dio mucha importancia al asunto.

Su Tío Vernor había colocado su baúl en la maleta del carro y la jaula de Hedwin, en el asiento trasero del auto.
Harry se sentó en el lado del copiloto.

-Cuéntame Harry, como te fue en Hogwarts?...pregunto el Tío Vernon, mientras arrancaba el carro, sin mirar a Harry.

-Perdón, que dijiste?...dijo Harry más que asombrado, pensando que había escuchado mal.

-Que como te fue en Hogwarts?...repitió su Tío con voz monótona.

Harry no salía de su asombro. No podía creer que el Tío Vernon, le preguntara por Hogwarts, cuando el odiaba cualquier cosa relacionada con él y su mundo. Y mucho menos mencionar el nombre de su colegio.

-Bien, me fue bien...dijo Harry con cautela, algo no estaba bien.

El Tío Vernon había encendido la radio y colocaba una estación de música moderna. Pero como era posible aquello, si su tío odiaba ese tipo de música.

El extraño presentimiento crecía en su mente y en su corazón, que comenzó a latir un poco más rápido cuando se dio cuenta de que el velocímetro del auto, marcaba una velocidad que ni siquiera el día que Harry había recibido su carta de aceptación en Hogwarts, y que su tío quería huir, había osado usar.

Comenzó a sospechar de la verdadera identidad de ese hombre que estaba a su lado, recordó con aprensión, que su varita estaba en la maleta del auto, dentro de su baúl escolar.

Pero su sospecha se convirtió en terror, cuando al mirar por la ventanilla se dio cuenta que aquel hombre que decía ser su Tío Vernon, había tomado un camino diferente.

-Ya te distes cuenta ¿no?...si Harry, no vamos a Privet Drave...ni yo soy tu Tío Vernon.

FIN.