¡¡¡Hola!!!
¡Feliz Navidad a todos! ¡Y feliz entrada y salida de año y cuidado con los langostinos y no hagáis caso del boicot contra el cava catalán ni ninguna de esas chorradas! Que es Navidad y todo ha de ser fiesta y alegría y cuidado con el coche... y esas cosas, ya sabéis.
Sí, lo sé, he tardado eones, lo sé, soy consciente, pero es que no tengo Internet y este va a ser un momento de actualización hiper rápido. Además meteré dos capis... me siento culpable por no haber actualizado antes, pero así os compenso. Así que hoy tendrés capi 9 y capi 10.
Para los que seguís la Caja de Krotiev os aviso: son los dos capítulos finales (o 3, no sé, pero lo dudo) así que los estoy haciendo lentamente, con calma y bien. Quiero que queden bien y como he estado metida en muchos proyectos... que hoy también pondré, pues eso. Paciencia, ¿vale? No quiero decepcionar con un final precipitado y chungo...
Contestaciones!!!
Sacralo: bueno, aquí lo tienes. Espero que te guste. ¡Un besote!
Cocojajas: Nieves, cielo, lo siento. Sé que he tardado. Me merezco que se me retiren todos los millones pero ya mismo. Qué mal. Pero es que eso de no tener internet es un problema terrible. En fin, ya me contarás qué te parecen los dos capis. Creo que es lo mejor publicar los dos ala vez, porque éste es muy intermedio... pero bueno, ya me contarás. Besitos!!!
Lucumbus: hola, wapetón. Bueno, no sólo el puente... lo siento, de verdad, pero entre pitos y flautas y mi burbujita de aislamiento mediático (a mi casa, por no llegar, no llegan ni los 40 principales) no he podido actualizar antes. Bueno, ya me contarás que te parecen estos dos capis... ¡Un besote!
Miranda Evans: ay ay esa cueva, cuevita de mi vida, cuevita de mi corazón... pues no sé, pero no tengas prisa. Todo a su tiempo. ¡Espero que te guste, wapa!
Lady Kenobi: jeje, gracias, pero en fin, ya me contarás. Y Harry... en qué se convertirá... ya veremos... quizá en elcapi 11... sí... creo que sí... en fin, me callo que me espoileo.¡Besos!
Eva Vidal: ¡Hola preciosa! Siento la tardanza, pero espero que esta doble actualización lo compense. ¡Bss!
Ely-chan: ¡Hola wapa! Sí, Malfoy no puede ser tan idiota como parece y los padres que tiene son demasiado... demasiado... ¡menudos padres tiene! ¿Cómo no va a salir raro el muchacho? Hay que darle una oportunidad a un personaje que puede dar tantísimo juego.
The Hard: jeje, gracias, muchas gracias. Sé que he tardado, pero bueno, ¡espero que te guste!
El encuentro
"Abre tu mente, Neo"
Matrix
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Primero fue la sensación de calor. Después el sonido del agua llegando a tierra y lamiendo la orilla con suavidad, el graznido de alguna gaviota y el viento moviendo los árboles. Cuando el sentido de la vista se percató de su función, unos violentos rayos de sol taladraron los aún cerrados párpados haciendo evidente el color rojizo de los capilares que daban vida a ese pedazo de piel que protegía sus ojos verdes.
Una mano fue instintivamente hasta sus ojos y se los tapó mientras parpadeaba un par de veces.
¿Dónde estaba?
Cuando logró incorporarse y mirar a su alrededor descubrió una playa que ya conocía. El atolón donde conversó en alguna ocasión con su subconsciente brillaba al sol del mediodía. Se quedó sentado disfrutando del olor a sal del aire. Si estaba allí es que su versión en miniatura aparecería en breve.
-Hola.- Harry se volvió. Efectivamente, un Harry de 11 años apareció del bosque de palmeras. El Harry de 16 le sonrió y el pequeño se sentó a su lado.- No te esperaba tan pronto.
-¿Ah, no?
-Bueno, con todo lo que nos ha pasado últimamente… parece que el momento final se acerca.- Harry mayor asintió.- Pensé que hasta el último momento no tendríamos que vernos. Pero no importa. Tenía cosas que decirte.
-Tú dirás.
-Últimamente he tenido mucho trabajo.- declaró el Harry pequeño tumbándose en la arena cálida y cerrando los ojos con algo que parecía cansancio.- Has tenido muchas intuiciones y has descubierto muchas cosas a base de percepciones muy superficiales, ¿a que sí?
Harry recordó cómo llegó a dominar la perceptividad, todo lo que se había imaginado de Voldemort y de sí mismo, aquella cueva y la sensación tan rara que le producía… Asintió, la verdad es que sí que le había dado mucho trabajo.
-Eso sin contar el maldito Avénsita Mentis.- continuó el pequeño cubriéndose la cara con los brazos.- ¿Sabes lo que es lidiar con toda esa información nueva tan rápidamente y evitar que te vuelvas loco o te de un ataque y te conviertas en un vegetal? Ese hechizo no puede ser bueno. Deberías preguntarle a algún profesor por qué nadie sabe de la existencia de ese conjuro si parece tan útil. Así que te agradecería que limitases el uso del Avénsita en todo lo posible, a menos que quieras vivir el resto de tu vida babeando mientras montas casitas de Lego en un hospital.
-¿Es tan peligroso?
-Pues sí.- Harry pequeño se quedó callado un momento.- Pero eso no era lo que quería decirte.
Ambos se quedaron de nuevo en silencio. Era muy agradable aquel lugar. Unas gaviotas aterrizaron en la orilla y empezaron a picotear la arena. Una ola llegó y las espantó, pero enseguida volvieron. Qué diferente era aquello de los helados terrenos de Hogwarts, de la frialdad de sus pasillos, del dolor que se vivía en su enfermería. Harry cerró los ojos y se mordió el labio inferior. ¿Qué había ocurrido? ¿Por qué estaba allí? Quizá fuera eso lo que quería decirle el chico que tenía al lado.
-¿Recuerdas algo de lo que acaba de ocurrir?- preguntó el Harry pequeño.
-Recuerdo la enfermería, a Lupin y que yo estaba muy enfadado por todo lo que había pasado…- Harry hizo un esfuerzo por recordar. Se miró las manos.- La magia… la magia de Hogwarts entró en mí y después… nada.
-Te voy a contar lo que pasó después.- Harry pequeño se giró para mirarle.- Pero tienes que prometerme que no harás ninguna locura.
-¿De qué hablas?
-Prométemelo.
-¿Me estás pidiendo que me haga una promesa a mí mismo?
-Sí. Eres el único al que no traicionarías jamás.
-Nunca traicionaría a mis amigos, y lo sabes.- dijo Harry mayor frunciendo el ceño ofendido.
-En esto sí lo harías, porque creerás que es por su bien.- ambos Harrys se quedaron mirando unos momentos. Después el Harry mayor volvió la vista a la laguna azul brillante.
-Te lo prometo.
-Pues bien, la magia de Hogwarts terminó el ciclo aprovechando que bajaste la guardia. Y hubiera quedado en eso si no hubieras estado tan excitado. Las ganas que tenías de acabar con todo aquello, el ansia de protegerlos a todos, de solucionar todo de una vez para que no sufrieran más personas… reaccionó con toda aquella magia. Hubo una explosión y te desmayaste. Y aquí estás.
-¿Y por eso voy a hacer alguna locura?- preguntó Harry alzando una ceja.
-¿Sabes qué significa ese ansia?- el Harry mayor negó con la cabeza.- ¿Recuerdas lo que dijo Dumbledore la noche en que murió Sirius? Dijo que tu poder era ese que te había llevado a salvar a Sirius al Departamento de Misterios. Esa explosión que causaste hace un rato ha tenido consecuencias en todo el colegio y en varios kilómetros a la redonda.
Harry abrió los ojos sorprendido.
-¿Qué he hecho?
-No lo sé. Sólo sé que ha sido muy grande y que a partir de este momento no pasarás tan desapercibido para Voldemort.
-Nunca he pasado desapercibido para Voldemort.
-Ya, bueno, pues ahora mucho menos.- el Harry pequeño se llevó una mano distraída a la frente, donde estaba la cicatriz.- ¿No te has preguntado por qué no has tenido sueños desde hace meses?
-Sí, pero no sé por qué.
-Yo tampoco… exactamente. Pero creo que ahora tengo una ligera idea. Verás, cuando fuiste a esa otra realidad descubriste un poder que no conocías. Para viajar de esa manera se necesita muchísimo poder. Desde que volviste, tu mente y todo tu cuerpo ha estado tan sensible a la magia y tan cargado de ella que sencillamente Voldemort no podía traspasar tal maraña de interferencias.
-Eso significa que la Oclumancia ya no es necesaria.- dijo Harry esperanzado.
-No, ahora es cuando es más necesaria que nunca.- dijo el Harry pequeño.- Cuando tomaste toda la magia del colegio hubo algo, una especie de conexión. Las interferencias habían desaparecido. Ahora la magia y tu mente van al mismo ritmo. Vuelves a ser accesible para Voldemort. Y él lo notó. La explosión debió de llegarle como una bofetada. Ahora Voldemort sabe que quizás ahora sí seas una verdadera amenaza para él.
Harry pequeño se calló y Harry mayor frunció el ceño.
-Por esto me has hecho prometer que no haría ninguna locura, ¿verdad?
-Sí.
-No puedo cumplir esa promesa.
-Tienes que hacerlo.
-¡Ahora que puedo hacerle frente no voy a seguir escondiéndome! ¿No lo entiendes? ¿Sabes la de gente que podría morir mientras tanto?
-¡Pero es que aún no estás preparado!
-No puedo quedarme de brazos cruzados ahora que se me presenta la oportunidad. ¡Ya has visto lo que ha ocurrido en Azcabán! Sólo tienes que recordar la enfermería. ¿Cómo puedo quedarme quieto después de algo así? Cada muerto cae sobre mí porque es mi responsabilidad. Tú mismo me dijiste que tenía que asumir la profecía y ya lo he hecho, maldita sea. ¿Por qué me vienes ahora con que no debo hacer ninguna locura?
-La cueva.- dijo el Harry pequeño impasible. El Harry mayor se quedó helado.- No sé lo que es, pero es algo muy raro y no me gusta. Y si Dumbledore la guarda tan bien será por algo. ¿Quieres volver a cagarla por una decisión precipitada? "Poder hacer algo" no significa "deber hacerlo". Aún no. No hasta que no sepamos más.
Harry mayor resopló indignado.
-Tú ganas.- dijo al final.- No haré nada… de momento.
-Sólo te pido que no te precipites para no poner al colegio en peligro.
-Te he entendido perfectamente, ¿vale?
-Sabes que es lo correcto.- Harry mayor hundió su cara entre sus manos.
-Lo sé… pero no es fácil.
-¿Cuándo lo ha sido?- Harry rió con sorna y suspiró, pero no contestó. Notó la mano de su subconsciente en la espalda.- Es hora de que vuelvas.
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-Pero, ¿cómo ha podido hacer algo así, Albus? No creo que haya un hechizo que sea capaz de hacer algo remotamente parecido.
-No lo sé, Minerva. Lo que es seguro es que lo ha hecho él.
Se oyeron unos pasos apresurados acercándose.
-Comprobado, Albus.- Era Lupin.- Las barreras han sido reforzadas y ampliadas.
-¿Ampliadas?- exclamó la profesora McGonagall.- ¿Hasta dónde?
-Creemos que incluye a Hogsmeade.
-Eso… eso son más de 4 kilómetros a la redonda…- dijo la mujer.- Albus, eso significa que ahora las barreras cubren un círculo de… ¿casi 20 kilómetros de diámetro?
-Eso parece, Minerva.
-Pero Albus, eso es imposible hasta para ti.
-No lo es. Recuerda la barrera del castillo de Glenn Hill donde se escondían aquellos mortífagos hace 18 años. ¿Cuánto mediría? ¿17 kilómetros? Incluía un par de pueblos muggles y todo…
-Sí, Albus, pero es que… esa barrera la levantó Quien Tú Sabes. Ahora estamos hablando de un muchacho de 16 años.
-Bueno, este muchacho siempre ha sido un poco especial, ¿no?
-Quizá… - hubo una pausa.- Pero, ¿por qué es tan especial?
Harry decidió que era un buen momento para parecer que se despertaba ahora y cortar la conversación. Se movió un poco y parpadeó en una magnífica interpretación de aturdimiento.
-Oh, Potter.- las manos cuidadosas de su profesora le sostuvieron mientras se incorporaba.- ¿Está bien?
-Creo que sí.- Lupin le miró con preocupación.- ¿Está usted bien, profesor?
-Sí.- respondió el licántropo.- Gracias a ti.
-Bueno, la poción que le di…
-No es sólo por la poción.- dijo Lupin acercándose.- Harry, ¿recuerdas algo de lo que ha pasado?
-Que me desmayé… básicamente.- y todo lo que le había contado su subconsciente, claro, pero lo omitió. Si contase que tenía conversaciones con la parte no consciente de sí mismo le mirarían raro… como poco.
-Hubo otra explosión.- dijo Dumbledore. Harry puso cara de sorpresa.- Las barreras del colegio se han ampliado y los heridos han salido de la gravedad, aunque aún tienen que guardar reposo.
-¿Qué?- aquello último sí que le sorprendió. ¿Había curado a toda a aquella gente?- ¿Cómo?
-No lo sé.- dijo el director encogiéndose de hombros mientras sonreía.- Pero mucha gente te debe la vida.
No dijo nada. ¿Qué podía decir? Su mente se quedó en blanco.
-Bueno, no se preocupe.- dijo McGonagall.- Ahora todos están bien y mañana será otro día. Será mejor que descanse, señor Potter.
El chico asintió aún perplejo. Dumbledore y Lupin intercambiaron una mirada y el director dio las buenas noches y se fue. Lupin y él se quedaron solos en el cubículo que las cortinas hacían alrededor de la cama. El licántropo se sentó en la cama y le miró.
-¿Cómo te encuentras?
-Bien.- Harry se miró las manos. ¿Aquella magia podía hacer que la gente curara de esa manera? ¡Y las barreras!
-¿Seguro que no ha pasado nada más?
-No… bueno… la magia del colegio ha entrado en mí definitivamente.- dijo encogiéndose de hombros, como si fuera lo más normal del mundo. Lupin le miró como si no creyera lo que estaba oyendo.
-¿Qué?
-Oh, bueno, tenía que ocurrir antes o después. Desde que dominé la perceptividad…
-¿Cuándo fue eso?
-Ah, pero… ¿Dumbledore no le ha contado nada?
-¡No! ¡Esperaba que me lo contaras tú!
-Ups… perdone.
-¿Para eso te di el espejo?
-Bueno… han pasado muchas cosas, se me olvidó…
-Se te olvidó hasta que a Hermione se le ocurrió hacerme el interrogatorio de la GESTAPO.
-Bueno, lo siento.- dijo Harry ya a la defensiva.- Si quiere le hago ahora un resumen, aunque teniendo en cuenta la cantidad de información que me llega de usted no debería contarle nada.
Lupin se quedó callado un momento. Luego sonrió.
-Touché… Vale, tienes razón. Pero conoces las razones de por qué no os contamos nada.
-Sí, y las comprendo, pero luego pasan cosas como la de esta noche, Ron se levanta con un hermano menos y nosotros sin saber nada. Y eso tampoco es justo.
-Sí, Charley estaba con nosotros.- dijo Lupin.- Bueno, qué quieres saber.
-Qué ha estado pasando desde Octubre.
Lupin resopló y se pasó una mano por el cada vez más canoso pelo.
-¿Todo?
-Quid pro quo, profesor.
-De acuerdo.- Lupin reflexionó un momento y comenzó.- Amelia Bones salió elegida Ministra de Magia unos días después de que llegarais al colegio. Efectivamente intentó varias reformas en el Departamento de aurores… o con lo que quedaba de él. Pero tuvo dificultades. El consejo ministerial aún estaba dominado por los hombres de Fudge y estaban acostumbrados a cierta… holgura. Y Amelia no es mujer de holguras, ¿sabes?- Harry asintió. La recordaba como una mujer bastante estricta.- Así que imagínate. Estuvo el primer mes y medio nada más que lanzando decretos que se perdían en la nada. No quería pedir ayuda a Dumbledore, pero al final lo hizo. Fue una decisión difícil. Si antes no tenía credibilidad ante el consejo, ahora menos.
-Y todavía diréis que el hablarle sobre la Orden sería un error.- dijo Harry meneando la cabeza.- Todo esto os lo habéis buscado vosotros solitos.
-Shhh, calla, que aún no he acabado.- dijo Lupin haciendo un gesto de paciencia con las manos.- Bueno, Dumbledore le dio el apoyo que necesitaba en las Cortes y pudo llevar adelante algunas de sus reformas. Por suerte, algunos de los departamentos más importantes estaban de su lado. El consejo no sabía hasta qué punto era impopular Fudge hasta que no se levantaron esos departamentos. Hubo varios días de debates y todo. Y al final la mitad del consejo fue sustituido.
-Entonces Amelia Bones tendrá más margen de acción, ahora, ¿no?
-Sí.- asintió Lupin.- Pero ahora cada decisión es un sin vivir. Como ahora están divididos 50 y 50 se tarda una vida en llegar a alguna conclusión. Así que cuando apareció un informe fantasma avisando que los últimos movimientos de Voldemort estaban encaminados a Azcabán, tardaron tanto en decidirse en mandar gente, que los propios aurores fueron de motu propio. Muchos de los que están en esta misma sala descansando tienen pendiente un buen lío en el Ministerio por desobediencia.
-Pero, fue también gente de la Orden, ¿no?
-Sí, claro.
-¿Y qué dijeron los aurores cuando os vieron allí?
-Realmente casi puedo decir que nos conocemos todos de la última guerra. Y los que eran nuevos y no nos conocían era porque eran muy jóvenes para que hubieran estado la última vez, pero tampoco pusieron muchas pegas cuando vieron lo que se nos venía encima. Así que decir, decir, no dijeron nada.
-Pero avisarán de ello al Ministerio, ¿no?- dijo Harry alzando una ceja.- Al fin y al cabo se encontraron con un montón de magos en un lugar en el que supuestamente sólo ellos sabían que iba a pasar algo. Serían muy estúpidos si no se imaginaran el origen de esa gente y del "informe fantasma" que has dicho antes.
-Te sorprendería. Pueden llegar a ser muy estúpidos.
-Pues no sabe lo tranquilizador que es oír algo así.- dijo Harry con sarcasmo mientras cruzaba los brazos. Lupin se rió.
-No te preocupes por ello. Recuerda que hay aurores que son parte de la Orden. El origen de ese informe tiene coartada así como nuestra presencia en Azcabán esta noche. Está todo calculado en caso de que hicieran muchas preguntas… y créeme que no las harán.
-Está demasiado seguro.
-Es así como trabaja la Orden desde hace años, Harry.
-Es andar sobre la cuerda floja.- replicó Harry poco convencido.- Deberíais informar a la ministra sobre la existencia de la Orden. Ahorraría muchos problemas y agilizaría vuestro trabajo.
-Ya hablamos de esto una vez, Harry. No creo que quieras iniciar de nuevo una discusión que no llegaría a ninguna parte.- Lupin miró su reloj.- Es muy tarde. Deberías dormirte ya. Aunque tenemos una conversación pendiente.
-Mañana si tiene un hueco…
-Mañana no estaré aquí. Y he perdido el espejo… habrá que buscar un nuevo método de comunicación… En fin, ya pensaré en ello, no te preocupes.
-También puede contárselo Dumbledore.
-No, quiero que me lo cuentes tú.- Lupin alargó una mano hacia su cara de improviso y le quitó las gafas.- Ahora duérmete. Apenas dormirás unas 4 horas antes de que tengas que ir a clase.
Lupin disminuyó la luz de las velas que iluminaban el cubículo y con un gesto de despedida se marchó. Harry se tumbó y cerró los ojos. ¿Qué había pasado con su magia? ¿Qué había hecho sin querer? ¿Realmente Voldemort podía entrar en su mente de nuevo? La idea le hizo vaciar su mente de pensamientos. La concentración y el cansancio le introdujo rápidamente en el sueño y ya nada más supo, oyó o sintió aquella noche.
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-Espero que no omitas ningún detalle, Harry, porque si no voy a tener que dejar de pasarte los apuntes de Historia de la Magia y no querrías eso, ¿verdad?
-Hermione, te prometo que os contaré todo lo que pasó, pero, ¿crees que podrías esperar a que dejemos de tener la nariz de Snape pegada al cogote?
-Potter, no me de más razones por las que enviarle derechito a Remedios Mágicos.- susurró a su espalda el profesor de pociones en mitad de la clase doble de aquel día. Se acercó con parsimonia al caldero del gryffindor y torció el gesto.- Aunque este mejunje sería una razón más que suficiente.- El profesor cogió la cuchara de madera que Harry utilizaba para remover la poción y la metió dentro, dio unas vueltas y sonrió.- Creo que será suficiente por hoy Potter.
Y sin más hizo desaparecer la poción del caldero dejando perplejo e indignado al chico. Snape le dirigió una sutil mirada de desdén y se volvió. Quedaba apenas unos 10 minutos para que se terminase la clase y ya no le daba tiempo a rehacer la poción. Aquel día tendría un cero por decreto.
-Tampoco estaba tan mal.- bufó Hermione mientras atendía su casi perfecta poción.- Sólo se te había olvidado echarle el néctar de oruga polinesia, por favor… Nada comparado con ese imbécil amigo de Malfoy… ¿Zabini, no? A ese se le ha vertido todo el cuenco de alas de hormiga dentro del caldero y Snape no le ha dicho nada…
-Bueno, no te preocupes. Deberíamos estar ya acostumbrados a esto.- dijo Harry apoyando la cabeza en la mano con aburrimiento, mientras miraba a su amiga cortando unas raíces de mostaza.
-Pues yo creo que no, Harry. Me parece muy bien que te odie, pero de ahí a jugar con tu futuro modificando tus notas a placer…
Harry no contestó. Su futuro… Pensar que su futuro estaba ligado a algo tan nimio como unas notas sería algo maravilloso. Pero no. Suspiró y unas risas del lado izquierdo de la clase le hicieron mirar en esa dirección. Malfoy y sus amigos se reían de algo que, para su sorpresa, no estaba relacionado con él, sino con el trabajo de una pareja de Ravenclaws que tenían delante.
¿De qué demonios estaría hablando Malfoy cuando dijo que podrían hacer "algo"? ¿Algo como qué? Todavía no tenía nada claro lo que hacer con respecto al slytherin. Seguía sin confiar en él, pero… Tenía que saberlo. Malfoy giró la cabeza y le miró directamente unos momentos antes de volver a su, seguro, profunda conversación con Zabini.
Recogió sus cosas y esperó a que Hermione dejara su frasquito en la mesa del profesor. Cuando salían en dirección a la clase de Ron, Harry sintió como si algo le hubiera tocado el hombro. Inmediatamente se volvió, pero no había nadie.
-¿Qué pasa?- preguntó Hermione extrañada.
-No sé…- decidió no darle importancia y siguió su camino.
-Oye, con respecto al trabajo de Transformaciones…- comenzó la chica.
-Qué.
-Bueno, que teniendo en cuenta todo lo que aprendes en tus clases…
-No pienso hacerte el trabajo, Hermione.
-¡No, no, si no es eso! Lo que quiero es que… bueno, tú ya conoces todo el temario de 6º, ¿no?- preguntó en un susurro. Harry alzó una ceja con suspicacia.- Podrías enseñarme cómo hacer las transformaciones parciales y así el trabajo me saldría redondo.
-¿Me quieres utilizar para mejorar tus notas? Debería darte vergüenza…- dijo fingiendo estar escandalizado.
-Vamos, Harry, no te costaría nada. Ya he leído toda la teoría, pero no me sale la práctica y sabes lo bien que quedaría en la presentación…- Harry dudó de nuevo, pero Hermione decidió cambiar de actitud.- Bien, volvamos al tema de los apuntes de Historia…
-Qué hostil te pones cuando quieres… de acuerdo, te ayudaré.
-¡Gracias!- y sin previo aviso le dio un achuchón. Justo en ese momento aparecía Ron por la puerta de la clase de Remedios Mágicos.
-¡Esas manos, tío!- exclamó.
-¡Ha sido ella, lo juro!- Hermione se rió de los dos y cogió la mano de Ron.
Cuando caminaban hacia la Torre Harry se volvió a parar en seco.
-¿Qué pasa?- preguntó Ron.
-¿Qué?- Harry se había llevado esta vez la mano al hombro donde había notado, esta vez sin ninguna duda, cómo algo le daba un pequeño golpe. Se volvió.- ¿Peeves?
-Harry, ¿qué ocurre?- preguntó Hermione.
-¿No está Peeves por aquí?- preguntó sintiéndose un poco absurdo.
-¿Crees que si estuviera podríamos dudarlo?- preguntó el pelirrojo.
Entonces vieron a la Profesora McGonagall yendo hacia ellos con rostro tenso.
-Señorita Granger, señor Weasley, hagan el favor de reunir a todos los gryffindor en la Sala Común y que no salgan.
-¿Qué pasa?- preguntó la chica.
-No pasa nada, no se preocupe. Pero durante un par de minutos cualquier precaución será poca. Manténganlos en la Torre hasta dentro de una hora, ¿de acuerdo? Después no habrá ningún problema.
-De acuerdo, profesora.- la mujer siguió su camino.- Ron, ve al comedor, yo iré a la biblioteca. Harry, ve a la Torre y si te encuentras a alguien avísalos, ¿vale?
-Claro.
Así que ambos prefectos se marcharon a cumplir su misión y Harry subió los tramos de escalera que le faltaban hasta llegar al corredor de la señora gorda. Casi al llegar volvió a notar los toquecitos en el hombro. Se volvió para encontrarse de nuevo con que no había nadie. Frunció el ceño. Empezaba a mosquearse.
En la Sala Común todo parecía normal hasta que comenzaron a llegar más gryffindor que empezaron a hacer correr el rumor de que todos los alumnos estaban siendo enviados a las Salas Comunes por una hora. Harry se sentó con sus deberes en una de las mesas cuando Ginny le abordó.
-Oye, Harry, ¿sabes qué está pasando?
-Ni idea.- la chica parecía decepcionada y preocupada. Se retorcía las manos nerviosa y lanzaba miradas fugaces al resto de la sala.- Pero no creo que sea nada. McGonagall, cuando nos lo ha dicho, parecía tensa, pero no preocupada.
-¿Estás seguro?
-Tranquila, no pasará nada.
Ginny se le quedó mirando un momento sin saber si creerle, pero al final relajó la expresión y sonrió levemente. Después desvió la mirada a los gryffindor que cuchicheaban haciendo hipótesis sobre lo que estaría ocurriendo.
-Están asustados.- Harry no contestó. Y más que lo estarían si hubieran visto la enfermería anoche, pensó. Ginny suspiró y volvió a mirarle.- Pero si dices que no pasará nada es que no pasará.
Harry se mantuvo en silencio y miró a sus compañeros. Volvió a tener la sensación de que la responsabilidad le superaba. Ginny confiaba en él ciegamente y Tonks y aquellos magos le habían ofrecido su ayuda sin más. Recibía demasiado y aún no sabía si podía corresponder.
Un rato después llegaron Ron y Hermione. La chica le dio una nota.
-Me la ha dado McGonagall.
Harry la abrió. Era una nota de Tonks. Quería hablar con él antes de irse. Pero, ¿cómo? Si no le dejaban salir de la Sala Común. Se guardó la nota en el bolsillo.
-Bueno, tenías algo que contarnos, ¿no?- preguntó Ron.
-Sí. Ginny, será mejor que también vengas.
Subieron al dormitorio de los chicos y allí Harry les contó todo lo del ataque a la prisión y los heridos, entre ellos Charley, y la nueva explosión con todas sus consecuencias.
-Entonces puede que esto signifique que van a bajar las barreras para sacar a toda esa gente.- dijo Hermione.- Como cuando llegamos, ¿recordáis? No pudimos entrar hasta que no estuvieron listas para que las pudiéramos traspasar.
-Es posible.- asintió Harry. Entonces volvió a notar el toquecito en el hombro.- ¡Maldita sea! ¿Qué significa eso?
-¿El qué?- preguntó Ginny.
-Llevo sintiendo que me tocan el hombro desde hace un buen rato y ya me está poniendo nervioso.- dijo tenso el muchacho. Vio cómo Ron miraba por encima de su hombro para asegurarse de que no había nadie y miró a su amigo con perplejidad.- No, si ya sé que no hay nadie detrás. No hace falta que mires.
-¡Las barreras!- exclamó Ginny de repente. Los tres amigos la miraron.- ¿No acabas de decir que la explosión amplió las barreras?
-Sí.
-Y la explosión la causaste tú, ¿no?
-Sí, pero…
-Ahora debes de estar conectado a las barreras de Hogwarts de alguna manera y lo que sientes es que hay gente saliendo de ellas.- concluyó orgullosa de su deducción. Hermione la miró pensativa un momento.
-Tiene sentido…- comentó al final.- Debe ser algo como la perceptividad.
-Sí.- asintió la pelirroja.- Supongo que ahora sentirás cada entrada o salida de Hogwarts.
-¿En forma de toquecito en el hombro?- preguntó Harry alzando una ceja. Ginny se encogió de hombros, pero fue Hermione quien contestó.
-Lo notas, ¿no?- Harry asintió.- Pues ya está. No le des más vueltas.
-¿Pero estáis seguras de que es eso?- preguntó Ron.
-No, pero…
La puerta del dormitorio se abrió interrumpiendo a Ginny. La profesora McGonagall miró directamente a Harry.
-Potter, será mejor que venga conmigo, por favor.
-¿Qué ocurre?
-Vamos, muchacho, no tenemos todo el día.
Harry miró a sus amigos con un rápido encogimiento de hombros y se marchó. Sólo escuchó a Ginny antes de salir diciendo "Son las barreras, de fijo. Ya veréis.". El chico se guardó el gesto de fastidio. Parecía que todo el mundo sabía mucho mejor que él todo lo que ocurría a su alrededor. Recibió miradas llenas de curiosidad de todos sus compañeros cuando salió de la Torre detrás de la jefa de la casa.
De nuevo notó el toquecito en el hombro, pero lo ignoró. Llegaron a la gárgola que comunicaba al despacho del director que ya se estaba moviendo antes de que la profesora dijera la contraseña. Extrañada miró al joven que parecía no inmutarse.
-Ah, no se preocupe.- dijo Harry interpretando la mirada como una petición de explicaciones.- Desde hace meses no necesito la contraseña. Se abre sola cuando llego.
-¿Ah, sí?
-Sí.
La mujer frunció los labios y emitió un ruidito de suspicacia y subió las escaleras de caracol seguida de su alumno. A Harry le había parecido raro al principio, pero después de tanto tiempo había dejado de preguntarse por qué la gárgola parecía reconocerle.
Dumbledore hojeaba un libro rápidamente. Tenía puesto una especie de abrigo sobre la larga túnica azul marino. Cuando llegaron el hombre alzó la mirada.
-Ah, Harry, me temo que necesitamos tu ayuda.
-¿Qué pasa?
-Las barreras.- Harry no mostró sorpresa alguna y sin querer asintió.- Parece que ya lo sabías.
-Digamos que no me extraña demasiado. Pero, ¿para qué me necesitan?
-No podemos abrirlas.- dijo el director sin más.- Cuando sin pretenderlo las ampliaste, además le añadiste una protección extra, muy fuerte y que me veo incapaz de manipular.
-¿Y qué pretende que haga yo?
-Bueno, es tu barrera.- Dumbledore dejó el libro en la estantería.- Verás, las barreras que protegen el colegio están profundamente ligadas al director del colegio. Lleva siendo así desde los tiempos de los Fundadores. Nadie puede manipularlas a menos que sea el director o alguien lo suficientemente poderoso como para tratar de atacarlas. Anoche, al parecer, modificaste un poco las normas.
-¿Cómo?
-Las barreras estaban constituidas por decenas de hechizos que han ido acumulándose a lo largo de los años y su manejo pasaba de director a director sin ningún problema. Pero ahora esos hechizos han desaparecido. En su lugar sólo hay un tipo de magia de protección que ha multiplicado por dos la superficie guardada y que no me hace ni caso. Sólo tú puedes abrir la barrera.
-Y será mejor que se dé prisa, Potter. Esas personas tienen que irse lo antes posible.- apuntó McGonagall.
-Ahmm… bueno, pero, ¿cómo? Ni siquiera sé cómo hice eso.
-No te preocupes.- Dumbledore conjuró una capa para Harry.- Ponte esto, hace frío en los terrenos.
Así que salieron al exterior. Caía una fina aguanieve cuando un carruaje salió a su encuentro. Harry miró sorprendido al thestral que tiraba de él.
-Bueno, los límites se han ampliado varios kilómetros.- dijo Dumbledore haciéndole un gesto para que entrara en el habitáculo.- ¿No creerías que íbamos a recorrer andando los diez kilómetros con el tiempo que hace, verdad?
Así que en unos 15 minutos llegaron a lo que parecía un valle poco profundo. Cuando bajaron vio un grupo de gente parada en un punto, frente a un riachuelo de aguas rápidas y frías. Allí no lloviznaba, pero hacía mucho frío. Harry se arrebujó en la capa que le había dado el director preguntándose qué ocurriría a continuación. A lo lejos pudo ver cómo Lupin se acercaba a ellos.
-Pero Albus, ¿no crees que traer a Harry hasta aquí…?
-Remus, no creo que aún pueda manejar las barreras desde el castillo. Y no tenéis tiempo que perder.- Lupin cerró la boca y frunció el ceño, pero al final asintió.
-Señor, - dijo Harry tentativo.- ¿por qué tanta prisa? Según veo, aún hay gente que necesita descansar.
Unas cuatro o cinco personas estaban sentadas en lo que parecían sillas de ruedas, pero sin ruedas. Más parecía que fueran esquís pegados a las patas. Se extrañó, pero decidió no hacer preguntas al respecto.
-No pueden quedarse en Hogwarts mucho tiempo, Harry, - dijo Lupin.- porque llamarían la atención de Voldemort.
-¿Cómo?
-Voldemort tiene a Hogwarts en el punto de mira constantemente.- explicó Lupin mirando a Dumbledore como pidiendo autorización para seguir hablando. El director asintió sutilmente.- Muchos de los nuestros están fichados por él. Si notara que han desaparecido durante una temporada empezaría a buscarlos y antes o después llegaría al colegio.
-Ya… Pero es un poco absurdo.- dijo el chico más para sí mismo que para los dos adultos que le acompañaban. No vio cómo el ex profesor y el director se miraban cuando llegaron al grupo de gente.
Tonks se adelantó para saludarles.
-¡Hola Harry!- tenía una tirita en la frente, pero parecía estar bien.
-Hola. ¿Qué tal estás?
-Estoy viva, que es suficiente.- dijo la chica radiante. Harry le devolvió la sonrisa un poco cohibido.- Oye, ¿recibiste mi nota?
-Sí, pero no podía salir y ahora… no sé si…
-¿Qué líos os traéis vosotros dos?- preguntó Lupin.
-Ya sabe, profesor.- dijo mientras lanzaba una mirada de advertencia a la chica.- Lo de Hermione…
-Ah… ya.
-¿Lo de Herm…?- Tonks estuvo a punto de meter la pata, pero una mirada gélida del chico la detuvo.- Ah… claro.
Cuando Lupin se adelantó un poco Harry se acercó a Tonks.
-¿Qué querías decirme?- susurró.
-Quería preguntarte, más bien.- dijo Tonks en el mismo tono.- ¿Qué has decidido?
-¿Sobre qué?- Harry acababa de notar algo muy raro alrededor de todo su cuerpo que le había dejado un poco aturdido.
-¡Sobre qué va a ser! Lo que te comenté en Las Tres Escobas.
-Ah… ya.- Harry vio cómo Dumbledore y Lupin, que encabezaban la marcha se paraban en un punto.- Que vale.
-¿Aceptas entonces?- Harry se acercó a Lupin ignorando por un momento a Tonks. Había algo que le llamaba mucho la atención.
-¿Lo notas?- preguntó el licántropo. Harry alzó una mano y tocó la barrera invisible. Trazos de color azul brillante surgieron de sus dedos cuando los movió entre la magia de la barrera. La sensación era ligeramente conocida. No lograba identificarlo, pero era agradable.
-No hay duda, Harry. Es tu barrera.- dijo Dumbledore. El chico le miró.- Si alguno de nosotros hubiéramos hecho eso, probablemente nos habría carbonizado.
Harry miró a las casi 30 personas que tenía detrás de él, algunas en un estado más lamentable que otras. Y todos le miraban con una mezcla de curiosidad y expectación. ¿Cómo la debía abrir? Volvió a alzar una mano y la tocó. Los trazos de azul parecían aparecer de sus dedos como las marcas que se dejan al pasarlos por una mesa cubierta de harina, pero poco después desaparecían. Se acercó un poco más siguiendo más su instinto que haciendo algo consciente.
Sus manos tocaron la barrera y los trazos de azul aparecieron en todas direcciones. Dio un paso al frente y sintió como si estuviera en una especie de ducha caliente. Dio otro paso más y pasó la barrera. Le había dejado salir, pero tanto Dumbledore como el resto estaban al otro lado, mirándole con asombro. Pero ahora creía saber cómo hacerlo. Colocó una mano en la barrera y volvió a brillar azul en todas direcciones.
-Podéis salir.- dijo.
-¿Estás seguro?- preguntó Lupin.
-Sí.
Tonks se adelantó y sin dudar se acercó a la barrera que brillaba al contacto con la mano del chico. Miró a Harry y sonrió. Dio un paso más y atravesó la barrera. Cuando llegó al otro lado parpadeó un par de veces y se rió nerviosa.
-¿Qué ha sido eso?- preguntó mirando a Harry. Él no sabía a qué se refería.- Pasad. No hay problema, pero… ¡Qué pasada!
El resto fue pasando y todos salían con la misma mirada de sorpresa y todos sin excepción acababan riéndose o sonriendo nerviosos. Cuando todos hubieron pasado, Lupin, que había sido el último, se acercó sonriente.
-Harry, ¿qué pasa cuando cruzas?
-No sé, ¿qué pasa cuando cruzas?- dijo el chico perplejo devolviendo la pregunta.
-Cuando has cruzado, ¿qué has sentido?
-Calor y… no sé. Pero desde luego no creo que sea lo mismo que vosotros.
-Ha sido increíble, ¿verdad Remus?- dijo Tonks al borde de la risa.- Era como… tener un Patronus dentro del cuerpo o algo así.
-Sí, más o menos.- asintió Lupin riéndose del gesto de Tonks.
-Pues no sé.- dijo Harry encogiéndose de hombros.
-Harry, será mejor que volvamos.- llamó Dumbledore desde el otro lado. Harry asintió.
-Bueno, hasta pronto.- se despidió.
-Oye, Harry.- dijo Tonks antes de volverse.- ¿Era en serio lo de que aceptabas?
-Sí, pero aún no sé cómo…
-Eso déjamelo a mí.- dijo la chica sonriente.
-¿Estás segura de que habláis de Hermione?- preguntó Lupin alzando una ceja mientras se alejaban.
Tonks se agarró de un brazo del licántropo y empezó a hablarle de tonterías para desviar su atención. Harry sonrió y volvió a cruzar la barrera. Sentía calor y aquella indescriptible sensación. Pero nada comparado a un patronus dentro del cuerpo. Siguió al director hasta el carruaje mirando de vez en cuando a la barrera transparente y a los últimos magos que se desaparecían con destino a quién sabe dónde.
Ya de vuelta al castillo le preguntó a Dumbledore qué era lo que habían sentido.
-No lo sé, Harry. Las barreras que había antes no tenían ese efecto. Pero ésta es nueva y completamente diferente a las anteriores. Creo que incluso la magia es distinta.
-¿Distinta?- Harry frunció el ceño.- La profesora Green dice que no hay magias diferentes. Que toda es la misma magia, y que sólo su intención las hace más o menos "recomendables".
-Y tiene razón.- dijo Dumbledore.- Pero precisamente por eso parece magia diferente. Por la intención que te llevó a hacerlo.
-Pero lo hice sin querer…
-¿Seguro?
Harry desvió la mirada de los ojos del director. No sabía si ahora estaba espiando sus pensamientos o no, pero lo parecía. No le gustaba que lo hiciera, ni aún en su clase diaria de Oclumancia. Lo único que recordaba con claridad antes de desmayarse y aparecer en la playa del atolón era la necesidad casi física de que toda aquella gente estuviera a salvo. Quizá sí hubo intención al fin y al cabo.
-Profesor…- dijo Harry un rato después.- creo que Voldemort se ha enterado de todo lo que ha ocurrido.
Dumbledore no contestó. Sólo le miró y asintió.
-Posiblemente.
-Podría atacar el colegio en cualquier momento.
-No lo creo.- dijo el director.- No sin saber qué se va a encontrar. No atacará ahora que puede encontrarse un obstáculo serio.
Llegaron a las puertas del colegio. Abandonaron el carruaje, que se fue sólo.
-Creo que hoy puedes saltarte las clases extra.- dijo el director mientras entraban en el vestíbulo.
-¿En serio?
-Sí.- Dumbledore le sonrió.- Deberías descansar. No creo que hayas dormido mucho esta noche.
Y se marchó hacia su despacho. Harry suspiró aliviado.
Por fin tendría una tarde tranquila.
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Y tranquila fue después de huir de las preguntas de sus compañeros y de haberles contado todo lo ocurrido a sus amigos. Tuvo tiempo para terminar algunos deberes y para empezar a ayudar a Hermione con las transformaciones parciales, pero no para descansar, así que cuando se fue a la cama, estaba tan cansado como de costumbre.
Se durmió pensando en la sensación de calor y bienestar que te había producido tocar la barrera cuando empezó a soñar.
Estaba en aquel valle, pero era diferente. La tierra al otro lado de la barrera parecía gris y muerta, como si en vez de barro, hierba y rocas, fuera polvo de cemento. Hasta el cielo parecía haberse vuelto de plomo y el aire olía a sequedad y muerte. El viento, de vez en cuando levantaba algún remolino de polvo ceniciento.
Entonces se empezó a mover hacia atrás, muy deprisa, alejándose de ese punto, en dirección al castillo. Le invadió una sensación vértigo y angustia al ver que a medida que se alejaba, la tierra que dejaba atrás iba adquiriendo ese aspecto de cemento, como si le persiguiera.
Cuando se detuvo frente al lago se volvió al castillo y lo vio ardiendo. Trató de correr hacia él, pero el aire parecía haberse convertido en una masa densa y pegajosa que no le dejaba moverse. Podía oír los gritos. Tenía que llegar, pero era imposible. Todas sus fuerzas se las llevaba ese éter espeso que le impedía avanzar. Impotente por no poder ayudar a la gente que oía pedir auxilio desde allí, cayó de rodillas. Se le empañaron los ojos de tristeza y desesperación y se cubrió la cara con las manos.
Entonces oyó una risa que se acercaba.
Cuando se quitó las manos de la cara vio que estaba en lo que parecía un claro de un bosque. A su alrededor había hogueras haciendo un círculo rodeándole. Se puso en pie como pudo, pues sentía que las rodillas no le respondían todo lo bien que deberían. Del contraluz de las llamas apareció una silueta que las atravesó sin quemarse.
El dolor le traspasó la cabeza como un flechazo. Se llevó las manos a la frente y cayó de nuevo al suelo. La cicatriz le ardía como nunca lo había hecho. Casi no podía ver.
La silueta se acercó lentamente, disfrutando del dolor que provocaba. Harry apretaba las manos contra la frente como si sólo así pudiera calmar el ardor profundo que empezaba a sentir en cada célula de su cuerpo. Era peor que el crucio.
-Hacía tiempo que no nos veíamos, ¿verdad?
Harry sólo podía pensar en tratar de combatir aquel dolor tan horrible. Ni siquiera trató de mirar a la fuente de aquella voz fría y siseante que le hablaba; voz que conocía muy bien.
Voldemort se agachó para ponerse a la altura del maltrecho Harry mientras se quitaba la capucha. Harry se concentró como lo había hecho siempre que había utilizado la perceptividad. Si quería luchar contra aquel dolor, debía hacerlo fibra a fibra, célula a célula.
-Es curioso…- dijo la fría voz del Lord Oscuro.- Cómo algo tan despreciable pueda ser tan molesto.
Le resultaba difícil ignorar el dolor para llegar a concentrarse en serio, pero al final lo consiguió. Ahora quedaba lo más difícil.
-Verás, Harry.- continuó Voldemort incorporándose y andando alrededor del chico arrodillado y hecho un ovillo.- Odio tener que llegar a estos extremos, pero creo que deberías saberlo. No importa lo que hagas o lo que Dumbledore haga. Lo único que haréis será retrasar lo inevitable, y lo sabes. Sabes que no tienes nada que hacer contra mí, ¿verdad? Mírate. Tan accesible como un bebé de pecho e infinitamente más débil que uno de ellos.
Una gruesa lágrima se resbaló por su mejilla hasta caer al duro suelo de arena y piedras al hacer un último esfuerzo de concentración que pareció no llegar a nada. Descompuesto por el dolor sintió cómo su estómago empezaba a contraerse para vomitar. Oyó reírse a Voldemort otra vez.
-Eres verdaderamente patético.- el hombre se acercó a él y con el pie le incorporó lo suficiente como para verle la cara. Harry, a punto de perder el conocimiento alzó la mirada.- Es cuestión de tiempo, chaval y todo esto habrá acabado.
Entonces Harry se dio cuenta de algo que no había tenido en cuenta. Fue una simple idea, un pensamiento, una certeza tan clara que sus efectos recorrieron su cuerpo como una sacudida.
Todo aquello era un sueño manipulado por Voldemort. Todo aquello no era cierto, sólo un producto combinado de sus dos mentes conectadas. Si era cierta la profecía y si su subconsciente tenía razón, ahora sus mentes volvían a estar unidas y si Voldemort podía manipular ese sueño, él, por definición, también podría hacerlo.
Inmediatamente dejó de sentir dolor.
La mirada que dirigía a Voldemort se aclaró y se hizo más firme y, aunque seguía arrodillado, el Lord retrocedió medio paso. Harry se levantó.
Ambos se quedaron frente a frente en aquel círculo de fuego, en silencio. Por primera vez ambos se contemplaban desde el único terreno neutro que existía entre ellos. Entonces, la boca sin labios de Voldemort se curvó en una sonrisa de satisfacción.
-Aprendes rápido.- Harry no contestó. Sólo tenía que abrir los ojos y despertaría, dejándole con la palabra en la boca y demostrándole que ya no estaba tan indefenso como antes, pero Voldemort se le adelantó.- Será divertido…
PAUSA PUBLICITARIA
Ojo, que es mía. Mi propia publicidad, que si no me la hago yo no me la hace nadie, jeje.
Os informo queridos míos, que he colgado un relatillo por el que me dieron 100 euritos el lunes pasado y me gustaría que me diérais vuestra opinióny que además voy a empezar a colgar los capítulos del mejor fic de Harry Potter que he leído hasta la fecha (y he leído un webo). Fic en inglés, eso sí, que estoy traduciendo (y sudando sangre, porque hay que joderse...) y que suponen el libro 6º y el 7º completos según la visión de un par de inglesitas estupendas llamadas Myth and Legend. Si queréis leer el original podéis is a su directorio en fan fiction porque tienen uno y allí tienen publicadas las dos historias y algunas cosas más. Todas son brillantes.
En fin, que no he estado con los brazos cruzados, como véis.
Besines, chicos y chicas. ¡Y felices Fiestas a todos!
