¡Hola!

Sí, lo sé, he tardado muchisísimo, pero los exámenes se aliaron contra mí de una forma tan hostil que no pude hacer nada. Bueno, miento, sí que hice... ¡hasta 4 versiones hice de este capítulo! Madre mía lo que me ha costado terminarlo. Pero no, no me he muerto (lo siento para aquellos que lo desearon en algún momento. Otra vez será.)

Ahh! Otra cosita que me niego a que se me olvide:

Veréis, estoy escribiendo una historia (también un fic de Harry Potter) con una amiga que también es escritora de fics y que se llama Nimh. Esa historia está registrada bajo el nombre común de Lamia & Nimh Productions y se llama "Este mundo no está preparado para Harry Potter". De momento hemos colgado un capi y está gustando. Pronto colgaremos el segundo. Esto, como podéis ver, es autopublicidad pura y dura, pero si no me la hago yo¿quién me la hace? Ya sabéis, si queréis pasaros por allí sólo tenéis que introducir nuestro nombre (aunque con que pongáis Lamia, basta) en la opción de search y ahí estaremos. Me encantaría que dejárais vuestra oponión.

Así que sin más dilación...

Aidee: vaya, muchas gracias, muchíiiiiisimas gracias. Espero que no te decepcione este capi. ¡Un besote!

Orhen- Shiy: me alegro que las formas animagas te gusten. La verdad es que me devané durante mucho tiempo qué animal le vendría bien a Harry, pero luego pensé que lo más sencillo suele ser lo mejor, y el león era tan obvio... Con respecto a la Familia Weasley y mi deseo de sangre para con ellos... te lo explico: necesitaba un elemento crítico no sólo para movilizar a Harry para hacer algo tan drástico como decirle a Voldemort "Oye, que te espero a la salida", sino para movilizar a alguien más... que verás en este capítulo. Y sólo matando a Arthur Weasley podía darle toda la fuerza que encesitaban esos dos personajes. En fin, de verdad, me encanta que me digas que te gusta como escribo porque así me animáis a esforzarme cada día y no quedarme con la primera cosa que sale (ya te digo, este capi tuvo 4 versiones antes de ver la luz). Muchas, muchas gracias.

Lucumbus¿yo¿Mala persona yo?Pero de qué me hablas, hombre... No, verás, cuando Harry va a la casa de Slytherin llama, no sólo a Malfoy, sino a todos sus amigotes: McDougall, Zabini, Parkinson y demás. Es decir, el núcleo duro de Slytherin. Y no se ha cargado a nadie, pero eso lo tendrás que ver en el capi siguiente a este. Y no, no están relacionados con los que mueren. Sí, te has flipado un poco. El hecho de que Voldemort pueda matar a distancia por supuesto que pone en peligro a Lupin. A Lupin y a todo Dios. Por eso... en fin, tú sigue leyendo y lo mismo le encuentras con las respuestas. En fin, wapísimo, un besote (te debo un mail).

Light Angel: muchas gracias! Bueno, sé que he tardado, pero lo prometido es deuda. Espero que te guste.

Hount-Walf: sí, todo va a acabar y la pelea está cercana. Pero aún hayque atar muchos cabos. De momento, aquí tienes este capi que tampoco se queda corto el acontecimientos importantes.

Blen: muchas gracias. Aquí lo tienes. ¡Espero que te guste!

Miranda Evans: ¡Ya estoy aquí! Arf, arf, arf... lo que me ha costao... pero ya llegué. Iba a haber actualizado ayer pero la página esta no rulaba ni a pedales. Es que me han pasado muchas cosas y entre los exámenes y todo... En fin, que lo lamento mucho. Pero no me he muerto, lo prometo.

Xime: gracias por leerme! Jo, qué ilusión que te guste. Bueno, espero que este capi cumpla con tus espectativas. ¡Un besazo!

Caliope Alice: jo, chica, me ruborizo. No me digas estas cosas que luego me las creo, me relajo y ya no me esfuerzo tanto. En fin, cielo, disfruta de este nuevo capi. ¡Un besazo!

Lady Kenoby: efectivamente las piedras son esas mismas que comentas. Son muy importantes, ya lo verás. Todo acaba relacionándose y nada está escrito al azar. Bueno, nos vemos. ¡Un besazo!

Ely-Chan: tú tranquila que ya no voy a matar a ni un Weasley más. Ya está bien¿no crees? Sí, la chica de 5º es la amiga de Ginny (se llama Allison, para que te des cuenta una vez leas el capi de hoy). La flor y nata de la casa de la serpiente son los de siempre, Ely: Draco, Zabini, McDougall, Parkinson y compañía. En fin, si tienes alguna duda más no dudes enpreguntarme. Sé que me rayo mucho y a veces no se entienden bien las cosas que escribo. ¡Un besote!

Glassed Eyes: jo, qué honor que me leas desde hace tiempo... Muchas gracias. Bueno, ante todo, lo siento, he tardado mucho en actualizar. Y no sólo eso, sino que no voy a terminar la historia aún. Le queda al menos un capítulo más. Así que paciencia que todo se andará. Además, si todo fuera así de seguido le quitaría emoción¿no crees? En fin, un besazo. Y si te gusta lo espiritual... tú espera y verás.

DValle : muchas gracias. Yo por mi parte voy a seguir escribiendo, así que siempre será un placer para mí que me leas. Muchas, muchas gracias.

Paso a paso

So little time
Try to understand that I'm
Trying to make a move just to stay in the game
I try to stay awake and remember my name
But everybody's changing
And I don't feel the same

Tan poco tiempo para intentar entender que estoy simplemente tratando de seguir en el juego, intento mantenerme despierto y recordar mi nombre. Pero todo el mundo cambia y no me siento el mismo.

Keane.- Everybody's changing


Al levantar la mano para accionar el picaporte notó con horror cómo le temblaba la mano. A su espalda oyó el crujido grave y poderoso de las puertas de Hogwarts al cerrarse. Sin querer pensar en ello un momento más abrió la puerta y se metió en el coche soltando la bolsa de deporte donde llevaba el poco equipaje que tenía en el asiento trasero.

Green cerró su puerta y puso el coche en marcha dirigiéndose hacia aquella especie de pared de agua que Dumbledore había convocado, aquel portal que los sacaría de Hogwarts para quizás, no volver jamás.

Harry fijó la vista en el salpicadero durante todo el viaje. Green no habló y él no tenía ninguna gana de hacerlo. Sentía que cada fibra de su cuerpo temblaba, y casi podía decir que le dolía. Le dolía de pena, de miedo y de rabia. Apretó el puño derecho hasta clavarse las uñas en la palma mientras trataba de impedir que las lágrimas brotaran de sus ojos.

El niño que aún vivía en él se rebelaba contra el hecho horrible de que se marchaba de Hogwarts. Y ya se había ido. Se había ido de Hogwarts. La incertidumbre de si volvería a ver su silueta recortada contra el cielo, de volver a oir sus pisadas en los pasillos, de volver a sentir siquiera la décima parte de la felicidad y tranquilidad que había llegado a sentir allí.

Era su hogar más que otro lugar en el mundo. Ningún otro sitio le ataba tanto. Allí se había descubierto a sí mismo tantas veces… Sin Hogwarts, él no era él. Y sin los que había dentro mucho menos.

Les había dejado igual que había dejado el castillo.

Decir que les había dejado por su bien sería acertado, pero hasta cierto punto real. Voldemort podía matar a quien quisiese. Harry sólo podía jugar con la carta de las petruitium, pero aun aquello era salvable si Voldemort se lo proponía.

Quizá lo que había hecho había sido demasiado. Quizá se había pasado. Quizá ahora Voldemort dijera: "Ah, vale¿tú empiezas? Pues vas a ver ahora." Tenía el secreto temor de que toda la gente que quería y que tenía alrededor empezaran a caer uno detrás de otro como si les hubieran desconectado, como si les hubieran cortado la vida sólo con un deseo, sólo con señalar con el dedo… tal y como él había hecho.

Sin poderlo remediar cerró los ojos con fuerza contrayendo el rostro y por fin el primer sollozo ahogado surgió, ahogado por él mismo para que no le nublara. Sabía que si dejaba escapar una sola lágrima, ni mil voluntades podrían contener las demás.

¡Había matado a 6 personas¡Él¡El que clamó por la injusticia de verse convertido en asesino en el futuro! No había abierto los ojos aún, pero el ataque de rabia hacia sí mismo había secado sus ojos. Bien, ahora sabía una cosa. Se despreciaba a sí mismo lo suficiente como para no temer absolutamente nada de lo que le pasase.

Hacía tiempo había temido convertirse en Voldemort, en verse cegado por el ansia de poder. Ahora, que tenía todo el poder que podía soñar al final se había convertido en la versión patética de su mayor enemigo. Había matado y eso no le convertía en alguien mejor que él. Lo que le pasara a él ya no tendría importancia. Cualquier castigo era poco. Ahora lo veía claro.

Alzó la vista en el momento en que Green paró el coche frente a las vías de un tren y un túnel en los suburbios de Londres. La mujer bajó y con un gesto le dijo que la siguiera. Harry cogió la bolsa.

"Harry¿has recibido alguna clase de aparición?- preguntó la maestra.

"No.- la voz le salió grave, demasiado. No reconocía ni su voz.

"Primera lección.- la maestra se detuvo frente a la boca del túnel y se volvió muy seria hacia él.- Visualiza el lugar donde te vas a aparecer. La perceptividad debería ayudarte en esto. Busca hacia abajo…

"¿Bajo tierra?

"Sí. Busca una sala grande…

Pero Harry aun sin cerrar los ojos y mientras seguía escuchando las palabras de su profesora ya rastreaba el subsuelo y se había percatado de la enorme cantidad de magia humana que había. Bajo sus pies había una multitud de túneles y salas donde decenas de magos y brujas pululaban de un lado a otro. Era como un gigantesco hormiguero. La perceptividad le llevó de alma en alma, de mago a mago hasta que…

"Lupin…- susurró.- Está allí abajo.

"Bien, no le pierdas. ¿Puedes ver más o menos el lugar donde está?

"Puedo ver todo lo que él ve.

"¿Dónde está?

"En una especie de despacho. Es pequeño y… hay más gente. Están Tonks y la Ministra.

"De acuerdo, eso no es importante.- la profesora miró a su alrededor nerviosa.- Segunda lección: Has de llevar tu cuerpo hasta ese lugar. Escúchame bien, Harry porque si algo sale mal podrías acabar partido por la mitad o peor¿de acuerdo?- el chico asintió.- ¿Recuerdas cuando aprendiste a relativizarte?- Harry volvió a asentir.- Es parecido. Todo tu ser, cada molécula, está ocupando este espacio. Lo que tu magia ha de hacer es engañar al espacio haciéndole creer que estás en ese despacho.

"¿Y cómo hago eso?

"Convenciéndole de ello.

"¿Qué?

"Visualiza.- ordenó la maestra clavándole un dedo en la frente.- Siente tu cuerpo y visualiza. Muchos, al principio, para concentrarse tuercen los dedos de los pies. Quizá te ayude.

"Pero profesora…

"Hazlo, Harry, no tenemos todo el tiempo del mundo y sé que lo harás bien.

Harry frunció ceño por el exceso de confianza de su maestra y se concentró en la imagen vaga que tenía del despacho y que había sacado de la mente de Lupin. Su magia debía engañar al espacio… engañar al espacio. El espacio… Una brisa repentina le rozó el rostro la las manos, le revolvió el pelo y le sacudió ligeramente los pantalones y la sudadera… Ahí estaba. Él ocupaba un espacio. Era un cuerpo sólido. Pero ese cuerpo podía estar en cualquier parte. Y esa "parte" era ese despacho. Su magia se movió dentro de él mientras la brisa menguaba. Parecía ya no ocupar ningún espacio. La brisa le atravesaba. Era como invisible. Tenía la vaga sensación de que perdía la conciencia de donde estaban sus piernas, sus manos… Por instinto torció los dedos de los pies y todo su cuerpo volvió a su lugar.

Pero estaba en aquel despacho.

Harry soltó el aire que sin querer había retenido y los presentes se dieron la vuelta asustados.

"¡Harry!- exclamó Lupin yendo hacia él y dándole un abrazo.- ¡No hemos oído abrirse la puerta¿Y Samantha?

Se oyó un golpe sordo cuando Samantha Green se apareció al lado de Harry.

"Muy bien, Harry, para ser tu primera aparición has estado fantástico.- dijo la mujer sonriéndole.

"¿Se ha aparecido?- preguntó Amelia Bones desde detrás de la mesa repleta de mapas que había en el centro del cuarto.- No puede ser…

"Claro que sí, Amelia.- afirmó Green.- ¿Cómo si no estaría aquí ahora?

"No le hemos oído, Sam.- insistió la Ministra.- La aparición suena de un modo muy peculiar. Siempre. Nadie puede aparecerse en silencio.

Lupin miró a una y a otra y luego volvió la vista al perplejo Harry, que parecía haberse quedado de piedra al ver la mesa. Un momento después el chico daba unos pasos hacia delante y miraba los lugares señalados en rojo. Lentamente, con mano temblorosa, puso los dedos sobre un punto en concreto.

"Little Whining…- murmuró.- Cuándo.

"Hace 5 minutos escasos. Tonks ha venido a traer el parte.- contestó Lupin.

La pelirosa estaba pálida y jadeaba ligeramente con la varita fuertemente empuñada en su mano derecha. Cuando abrió la boca para hablar, Harry sólo levantó una mano para que no dijera nada.

"No quiero detalles, Tonks. Sí o no.

Hubo un momento de silencio ahogado hasta que la chica tomó aliento.

"Sí. Al menos por parte de tus tíos. De tu primo Dudley aún no sabemos nada.

"¿Desaparecido?

"No lo sabemos.- contestó la ministra.

Harry cerró los ojos convencido de que toda aquella desgracia había caído sobre él casi empujada por él mismo. No sólo era culpable directo de la muerte de aquellas 6 personas, sino que además ahora sus tíos y quién sabe cuánta gente más en su pequeña ciudad…

Lupin vio cómo Harry apoyaba las dos manos sobre la mesa y cerraba los ojos. Un momento después, los papeles empezaron a volar a su alrededor cuando la típica brisa que se levantaba cada vez que el chico convocaba todo su poder hacía acto de presencia. Harry estaba haciendo algo, pero no podían imaginarse qué.

Los adultos se miraron ligeramente acobardados. Ninguno sabía lo que hacer. Un momento después Harry torció el gesto y arrugó los pocos papeles que tenía bajo las palmas de las manos. Poco a poco sus rasgos se fueron contrayendo en lo que parecía una mueca de dolor, sus puños se apretaban y las piernas empezaron a temblarle. Lupin se quiso acercar para sostenerle, pero una especie de campo de fuerza le impidió acercarse más de 30 centímetros del joven.

Entonces oyeron un golpe sordo y Harry salió despedido contra la pared estrellándose contra una estantería.

"¡Harry!- exclamó Lupin acercándose en dos zancadas.- ¿Estás bien¿Qué ha pasado?

"Cabrón…- musitó el chico tratando de incorporarse.- Está haciéndolo. Lo está haciendo el muy… Profesora Green, visualizar y¿luego?

"¿Adónde quieres ir?- preguntó Lupin inmediatamente viendo como Harry aún se frotaba la espalda magullada. Harry se volvió hacia él.

"Sólo hay un modo de detenerle, profesor. Y no puedo hacerlo desde aquí.

"Pero Harry…

"¡Profesor, mire esos puntos rojos en el mapa!- gritó el chico fuera de sí.- No necesito saber que lo único que habéis encontrado son marcas tenebrosas y decenas de muertos perfectamente acostados en sus camas. Muertos que ni siquiera saben que han muerto. No lo necesito saber porque ya lo sé. Voldemort lo está haciendo bien escondido en su cubil, rodeado de sus mortífagos, bien cubierto de todos nosotros...

"… ¿menos de ti?- terminó Lupin con un deje despectivo.- Tú mismo lo estás diciendo. Cubierto, a salvo. ¿Crees que si vas allá donde creas que esté el camino va a ser fácil?

"Puedo utilizar sus mismas armas.- dijo Harry fríamente mientras aguantaba una arcada de asco. Se imagino frente a un ejército que caería sólo con un deseo y se estremeció.

"No puedes ir solo…

"Profesor…- Harry clavó sus ojos en los del hombre.- Tengo que ir solo.

Entonces la puerta se abrió y un hombre alto, macizo y rubio entró como una tromba en el despacho, jadeante y con la varita en la mano.

"Los mortífagos se han movilizado por todas partes. Tonks, te necesitamos en seguida con tus hombres de la Orden. Remus, deberías venir tú también. Samantha, si nos echaras una mano…

"¿Dónde están atacando?- preguntó la ministra.

"Por todas partes, señora, pero parece que se están cebando especialmente con los barrios mágicos de las ciudades más importantes de Gran Bretaña. El callejón Diagón está absolutamente cercado y los nuestros apenas se pueden hacer con él. En Manchester y Liverpool la situación es muy parecida y aún estoy esperando noticias de las demás. Insisto, necesitamos ayuda de la Orden, ya.

"No te preocupes, David, voy contigo.- dijo Tonks yendo hacia él.- Remus, no tardes.

"¿Cómo que no tarde?- Lupin miraba perplejo cómo la chica se marchaba.- ¿Dejarás que Harry se marche así?

"Ahora cada uno tiene que ocupar su puesto, Remus.

Y la chica cerró la puerta tras de sí. Lupin, desesperado miró a Samantha que miraba a Harry con una mirada que sólo recordaba habérsela visto hacía muchos años, cuando sus dos hijos aún vivían.

"Harry, visualiza y ve.- dijo la mujer. Luego se besó la mano y le colocó la palma en la cara.- Ya lo has hecho antes. Suerte.

Y se marchó por la misma puerta donde se había ido Tonks un momento antes.

"Harry, puedo acompañarte. No tienes por qué ir sólo.- Lupin estaba desesperado por hacer algo.

"Profesor, lo único que haría sería morir antes. No serviría de nada. Y preferiría que sobreviviese.

"Pero no puede ser que… No puedo dejarte ir así. ¡No puedo! Se lo debo a James y a Lily. ¡Sería como lanzarte de cabeza a una jaula de leones!

Harry no contestó, sólo sonrió y un momento después, en absoluto silencio, desapareció.

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La perceptividad le había permitido localizar a Voldemort. De hecho había tratado de detenerle. El muy cobarde estaba escondido en una especie de mansión a kilómetros de allí mientras con ayuda del espejo se dedicaba a segar las vidas de incontables personas. Había tratado de volver el poder del espejo contra Voldemort, pero le había salido mal y había salido rebotado.

Había tenido la ínfima esperanza de que funcionara, pero se había convencido al final de que no podría detenerlo con el mismo poder que él utilizaba. Era como si se anularan. Sabía que Voldemort tampoco habría podido utilizar el espejo durante un rato, pero pasado ese tiempo¿quién le decía que no había empezado de nuevo?

Después sólo había quedado una posibilidad: Alejarse de aquel despacho antes de que al Lord Tenebroso le diera tiempo a rastrearlo. Se convertiría en una baliza resplandeciente que indicaría a los mortífagos el lugar exacto de las dependencias del Ministerio y los Aurores en aquellos momentos si no se marchaba.

Aún tenía que cogerle el tranquillo a la aparición, porque estaba seguro de que el resto de los magos y brujas que sí sabían no tenían que concentrarse tanto, pero por lo menos, en las dos ocasiones en las que la había utilizado, no había aparecido de nuevo con los miembros desperdigados por toda la calle.

Había aparecido en un bosquecillo que había al lado de la mansión que Voldemort había escogido como escondite. Si había algo con lo que él contaba y Voldemort no, era la perceptividad. Voldemort veía y manipulaba las almas a través de la Puerta Secundaria que era el espejo, pero no "sentía" la magia a su alrededor. Por lo tanto, si su vista estaba fija en algún otro punto, nunca se daría cuenta de que Harry estaba en las cercanías. En cambio, él podía percibir la enorme emanación de magia del mago tenebroso aun estando a unos 400 metros de distancia, si no más.

Y ciertamente no estaba solo. Al menos unos 20 mortífagos estaban en aquella mansión con él. Además también había alrededor de una decena rodeando la mansión y sobrevolándola, unos 6 o 7 dementores. Harry sintió que atraía demasiado la atención de éstos últimos y decidió convertirse en su forma animaga. No en vano su alma sería el plato fuerte para esas criaturas, pero no les daría ese gusto si estaba en su mano.

Aun así, los dementores descendieron y se acercaron al bosque. Harry, convertido en león, sólo podía utilizar una décima parte de sus poderes, así que lo que había ganado en invisibilidad para con los dementores, lo había perdido en control de lo que ocurría a su alrededor. No podía utilizar la perceptividad a más de unos pocos metros y le era inútil. Pero la presencia de los dementores era lo suficientemente evidente como para indicarle si se acercaban o alejaban. Así que agazapó su enorme y ágil cuerpo dorado bajo unos matorrales y esperó, inmóvil, a que se alejaran. No se detendrían mucho ante los sentimientos de un león.

Los dementores rozaron las copas de los árboles con sus capas haciendo que las cortezas de los árboles y hasta la hierba del suelo se congelaran. Las puntas del pelo de la imponente melena oscura del león también se escarcharon, y el aire que exhalaba salía en forma de vaho, pero aun así no se movió ni un milímetro. Desde allí podía oír el horrendo sonido de estertor de las criaturas y se estremeció al ver cómo una de ellas se colaba entre las ramas hasta quedar flotando sobre el suelo, a unos 25 metros de él. Un par de segundos después otras cuatro la siguieron. Los 5 dementores miraron a su alrededor, desconcertados.

Sin duda, la presencia de un alma tan enorme como la de Harry era algo que las había atraído de una manera irremediable a aquel lugar. Había sido un inconsciente al haber tardado tanto en convertirse en león. Ahora, los dementores, aguijoneados por el hambre, buscarían hasta que encontraran algo, lo que fuera. Pero el mantener su forma felina era lo único que podía salvarle. Quizá, con un poco de paciencia, los dementores se acabarían cansando…

Los dementores se dispersaron en todas direcciones, muy probablemente con la misión de encontrar el objeto de su deseo. Aquella alma gigantesca. El león no se movió un ápice aun cuando uno de ellos pasó cerca de él. El dementor se dio la vuelta y le miró desde la oscuridad de la capucha raída. El ruido de muerte que emanaba de él produjo un escalofrío inconsciente en el felino, pero aun así ni siquiera parpadeó. El dementor se acercó. Harry sentía el helor creciente a su alrededor y en sí mismo, pero por suerte, su forma de león, podía aguantar tal cercanía de aquellas criaturas. Si aún estuviera con su forma humana hacía rato que habría caído desmayado. Pero su cerebro de león, aunque mucho más avanzado que el de cualquier felino, no llegaba a ser humano. Y el dementor, aunque extrañado, no le dio más importancia y se marchó.

Cuando hubo salido de su campo de audición, el león se relajó un poco haciendo que algunos rastros de hielo se desprendieran de su melena. Por fin se incorporó y caminó silenciosamente por el suelo del bosque hacia la mansión cuando oyó voces.

"Mira tú por ahí.- ordenaba una voz masculina.- Los dementores se han desplegado por todo esta área.

"Esto me da mala espina, Mike, no me gusta la idea de meterme en un bosque oscuro con dementores sueltos y mosqueados.- respondió otro.

Harry maldijo dentro de su mente. La extraña actitud de los dementores había llamado la atención de los mortífagos que guardaban los exteriores de la mansión. Debía haberlo supuesto. Ahora en su forma de león no podría enfrentarse a ellos con propiedad sin atraer inmediatamente la atención de los dementores.

Y no mataría si no era absolutamente necesario.

Un brillo surcó los ojos verdes del león cuando sus pupilas verticales, ensanchadas para ver mejor en la oscuridad, divisaron a los mortífagos. Eran dos y se iban a separar. Y eso le daba una ventaja. Con sigilo, ocultándose en las sombras y entre los matorrales, se acercó a uno de ellos. En unos momentos el hombre se acercaría lo suficiente como para… Harry se agazapó con todos los músculos en tensión, levantó una pata delantera para calcular la fuerza del salto, movió la cabeza para ver bien la distancia y…

"¡AAAHHHHGGG!

Después un sonido de arrastre y el silencio.

"¿Mike¡Mike, qué ha pasado¿Dónde estás?- gritaba asustado el otro mortífago.- ¡Contesta, maldita sea! Mierda, qué hay aquí…

Inmediatamente después pronunció unas palabras y un haz de chispas verdes surcó el cielo sin duda para avisar a otros mortífagos de que había algo en aquel bosque que había llamado la atención de los dementores y había hecho desaparecer del mapa a Mike.

Harry gruñó por lo bajo. Todo estaba saliendo mal. No quería llamar tanto la atención. El hombre que estaba inconsciente entre sus patas tardaría de despertar. Le había dado un buen golpe en la cabeza y mucho se temía que tuviera algunas costillas rotas. Pero no estaba muerto. Sin preocuparse un momento más en él fue hasta donde estaba el segundo mortífago. Aún tenía algo de tiempo hasta que llegaran los demás. Entonces… ya vería lo que hacía.

El mortífago caminaba con la varita bien agarrada entre sus dedos. ¿Qué demonios sería lo que había en aquel bosque? Fuera lo que fuera era peligroso. ¿Un hombre lobo quizá? Negó mentalmente. No había luna llena. ¿Un nundu? No podía ser, esos animales sólo vivían de forma salvaje en África y Asia, no en Inglaterra, y mucho menos en Yorkshire. Oyó un crujido a su derecha y como un rayo se giró para no encontrase sino con más de lo mismo: árboles, matorrales, oscuridad y sombras. El aliento cada vez más agitado chocaba contra su máscara blanca haciéndole difícil el respirar, así que al final se la quitó.

El aire frío de la madrugada le dio de lleno en el sudoroso rostro. Sentía su mano temblar por el terror oculto que escondían aquellas frondas desconocidas. De nuevo otro crujido, esta vez un poco a su izquierda. En esa dirección los matorrales eran un poco más densos.

"¡Ignito!- exclamó asustado, y un haz de color rojo prendió en los matorrales haciéndoles arder.

El súbito ruido de las llamas y los chasquidos de la madera al quemarse ocultaron otros sonidos que quizá si debían haber alertado al mortífago, pero lo siguiente que oyó fue un gruñido profundo, grave, gutural… a su derecha. Su cabeza se volvió lentamente para encontrarse con un enorme león de melena oscura y ojos brillantes. Un momento después, ya no veía nada.

Harry se alejó corriendo de aquel lugar. El matorral en llamas era una verdadera antorcha que señalaba el lugar exacto de su paradero y los mortífagos no tardarían en llegar. Con largas y suaves zancadas corrió hasta rodear la mansión y colocarse en la parte trasera. Más allá, el bosque desaparecía dando paso a un jardín que, aunque hacía tiempo que no se cuidaba, daba muchas menos oportunidades para esconderse.

Sin duda la mansión ya estaba alertada. Veía a los mortífagos mirar por las ventanas y salir al patio trasero rodeando la casa y mirando a los alrededores con aprensión. Un momento después un brillo azulado cubrió la casa cuando un escudo se levantó. Harry maldijo dentro de su cabeza y llevado por la rabia lanzó un zarpazo a un árbol. Luego caminó inquieto de un lado a otro mirando el escudo. Seguramente lo podría romper. Eso era seguro. Pero no podría hacerlo en su forma de león. Y si se convertía en hombre los dementores se lanzarían contra él mientras los mortífagos y el mismísimo Voldemort se abalanzarían sobre él por el otro lado.

¿Qué podía hacer? Podría neutralizar a los mortífagos en un momento, pero¿qué haría con los dementores? Los dementores se alimentaban de la alegría, de los recuerdos felices, y al final, te sorbían el alma… Te sorbían el alma… ¿y qué? Harry volvió a lanzar otro zarpazo al pobre árbol mientras maldecía su cerebro de león. Con él tampoco podía lograr pensamientos complejos. Tenía la acuciante sensación de que ahí estaba la clave, pero en su actual forma no podía imaginarse cómo.

Entonces vio con horror cómo una varita iluminada se dirigía hacia el punto exacto en el que él se encontraba.

"¿Quién hay ahí?- gritó el mortífago.

Harry se quedó inmóvil.

"Algo se ha movido por ahí.- dijo el mismo mortífago.- Vamos a echar un vistazo.

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"Por mucho que quieras, Remus, no podemos utilizar los pocos recursos de los que disponemos para encontrar a Harry.- replicaba por enésima vez la ministra.- Si ha decidido irse solo deberías respetar su decisión.

"¡Pero es que todo el mundo se ha vuelto loco!- protestó el licántropo.- Parece que habéis olvidado de que no es más que un chaval, que por muy poderoso que sea le falta experiencia y que puede meter la pata en cualquier momento de una manera catastrófica, Amelia. ¡Y no estamos en momento de cometer errores!

"¿No crees que deberías tener más confianza en él?

Lupin se quedó lívido, mirando a la ministra con ojos muy abiertos.

"Qué estás insinuando.- preguntó lentamente el hombre ofendido.

"Exactamente lo que crees que insinúo, Remus.- contestó la mujer segura de sí.- Tonks confía en él; su maestra, Samantha, también. Hasta el mismísimo Dumbledore, que le ha dejado salir del colegio, confía en él. Todo el mundo ha puesto sus vidas en las manos de ese muchacho. Incluso nosotros. Y tú te empeñas en seguir tratándole como un niño.- Amelia hizo una pausa en la que observó cómo Lupin bajaba la mirada.- Tú le conoces mejor que yo, Remus, y sabes que dejó de ser un niño hace tiempo.

"Aun así…

"Comprendo cómo te sientes. Es el único nexo que te queda con tus amigos y para ti es casi como un hijo, pero a pesar de todo ha de seguir su propio destino.

"Lo sé…

Amelia Bones rodeó la mesa y cogió las manos del licántropo.

"Lo mejor que puedes hacer para ayudarle es ir con Tonks y con David y ver qué puedes hacer.

Lupin asintió, aun ensimismado en su propia tristeza y se dio la vuelta hacia la puerta del despacho.

"Encontraré a Dudley Dursley.- dijo el hombre con voz grave.- Es lo mínimo que puedo hacer.

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Dudley estaba en estado de shock. Aunque tenía los ojos abiertos no veía absolutamente nada… y eso que se ahorraba, porque el espectáculo que tenía ante él no era nada agradable.

Le habían dejado en medio de aquel pasillo desierto y oscuro del colegio Smeltings, rodeado de sus amigos que, inexplicablemente, habían caído al suelo y se habían quedado inmóviles desde hacía un rato. Él había querido gritar, pero no había encontrado la voz. Al fin, cuando la tímida idea de largarse de allí llegó hasta su cerebro, descubrió que no podía moverse. Estaba totalmente paralizado.

Entonces había cerrado los ojos, había empezado a notar cómo la angustia, el agobio y el terror iban calando en él acelerando sus pulsaciones, el contenido de adrenalina en sangre y hasta el ritmo de su respiración, poniéndole al borde del desmayo tras 15 segundos de temible hiperventilación. Y aun así, no se había movido. Sus dos pies seguían igual de firmes en el suelo, así como sus brazos, su enorme torso y sus poderosas piernas. Sólo su cuello parecía libre de aquella presión invisible.

Inmediatamente su cerebro encontró en sus más primordiales miedos la respuesta al misterio que le atenazaba el cuerpo: magia. Aquello debía ser cosa de magia. Después se preguntó si había sido su primo el causante de aquella broma de mal gusto. Entonces fue cuando se percató que sus amigos llevaban demasiado tiempo en el suelo y empezó a temer lo peor. El pánico empezó a llenar sus sentidos lento y espeso como la melaza.

Ahora, sólo estaba ahí de pie, tratando de que su cerebro no procesase más información de la que había procesado, intentando por todos los medios no sufrir más daños graves aislándose del mundo decididamente hostil que le rodeaba.

Ni siquiera oyó los pasos que se acercaban.

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Pocas cosas podían compararse con la sensación del trabajo bien hecho. Era la amplitud de la satisfacción profunda y plena de saber que gracias al esfuerzo de uno se había conseguido un logro mayor. La alegría que decir: Yo lo hice y salió bien… no tenía parangón.

Todo estaba saliendo según había previsto. La verdad es que el hecho de que los acontecimientos se sucedieran con tal exactitud le abrumaba y le aburría a la vez. Incluso el que el objeto de todas sus tribulaciones estuviera en su jardín había sido visualizado como hecho plausible. Y ahí estaba.

El espejo había quedado parcialmente inutilizado cuando el chico había llegado. Si pensaba de verdad que iba a pasar desapercibido para él, es que ese muchacho tenía menos cerebro que un mosquito. Ahora, del cuarto donde Voldemort guardaba el portal, salía una luz cegadora que se colaba por las tristes rendijas en persianas y puertas hacia el exterior. Aunque eso sí, Voldemort seguía dentro.

El mago tenebroso estaba en una especie de trance en el que conseguía seguir utilizando el espejo lo suficiente como para terminar una parte de su plan que aún no había acabado. El hecho de que la presencia cercana de Potter causara ese efecto en el portal secundario que controlaba, era una molestia, desde luego, pero en absoluto le constituía ningún problema serio.

Una de sus manos pálidas y venosas coronadas por aquellas uñas amarillentas y desagradables se alargaron hasta casi rozar la superficie del cristal. El poder de la magia zumbó un instante en que el vidrio pareció convertirse en agua cuando Voldemort utilizó el portal para enviar aquel mensaje.

Un momento después el cristal volvió a su estado habitual, pero sin perder el intensísimo brillo blanco que producía la cercanía del alma del chico. Voldemort, con los ojos vendados, dio un par de pasos hacia atrás y abrió la puerta. Una vez fuera se apoyó en ella y se quitó la venda.

Cuando se dirigía hacia el lugar donde aguardaban los mortífagos, una febril alegría le invadió entero. Aquella noche sería el final de todo. El día de mañana se levantaría bajo un nuevo sol.

Su sol.

Al pisar la cocina desvencijada donde sus mortífagos se habían instalado, los rostros ligeramente crispados y cansados se agacharon todos a una. Un momento después uno de ellos, aún inclinado, se acercó:

"Mi Señor, hay algo en los jardines que ha atraído a los dementores y dos hombres han desaparecido. He enviado a…

"Ya lo sé, McKellen.

"El Lord siempre sabe…- repitió McKellen hundiendo más su reverencia y retrocediendo.

Voldemort sonrió y se encaminó a la puerta abierta.

La noche era fresca y húmeda. Posiblemente las nubes de niebla que encapotaban el cielo bajarían en un rato. Un ligero tufo a humo le llegó hasta los deformados orificios que tenía por nariz y apretó con fuerza lo que tenía en la mano. Luego sacó la varita y mirando al bosque susurró:

"Dejad que los niños se acerquen a mi.

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Las noticias llegaban a cuentagotas. Los diferentes contactos que tenía el Ministerio de Magia dispersos por las autoridades muggles se habían puesto en movimiento hacía tan poco tiempo que apenas había dado tiempo a nada. Aun así, el Jefe de los Aurores, David Palmer, aventuró un plan de despliegue ayudado por Tonks, que asistía a todos los preparativos con un deje de desasosiego en la mirada. Una vez todas las escuadras de aurores estuvieron movilizadas ellos dos se quedaron solos unos momentos en aquella sala subterránea.

"¿Crees que servirá de algo?- preguntó Palmer.

"Te iba a hacer esa misma pregunta ahora mismo.- respondió Tonks frotándose la frente, cansada.

"Sobre todo porque no sabemos contra qué debemos luchar.- dijo el auror con una traza de perplejidad en su voz.- Las personas aparecen muertas, sin más. Allá donde estuvieran, allá cayeron. No hay señales de violencia ni de dolor. Simplemente… dejaron de vivir.

"Tal y como decía Harry…- comentó la chica perdiendo la mirada en un punto en el vacío.

"Dijo que lo hacía Quien Tú Sabes¿verdad?- Tonks asintió. David chasqueó la lengua fastidiado.- La ministra me dio instrucciones muy precisas hace unas horas de que hiciéramos el conjuro de "Iunctus creat Vim". Dijo que Dumbledore lo estaba utilizando en el colegio para proteger a los niños.

"Al parecer es la única barrera que se le puede poner a Quien Tú Sabes en estos momentos.- asintió Tonks.- Mata a distancia, el muy cerdo.

"Por eso tengo mis dudas con respecto a lo acertado de nuestra decisión.- Tonks le miró interrogante.- He enviado a todas las escuadras a rastrear los puntos más probables de ataque de Gran Bretaña con la esperanza de que allá donde vayan no haya nada que lamentar. ¿Y si aprovechan este momento para atacar? Tenemos todas nuestras fuerzas desplegadas. Ahora estamos en un momento de debilidad brutal.

"Pero ese momento no será mayor de una media hora. Tres cuartos a lo sumo.- dijo Tonks tratando de calmar a su jefe.

Palmer la miró poco convencido. Era cierto. Había dejado muy claro que iban principalmente a observar el terreno y ver qué estaba pasando. Había dado órdenes muy claras de enviar información inmediatamente a medida que se fuera conociendo el alcance del ataque y que se crearan grupos de protección que realizaran el conjuro "Iunctus".

"Espero que ese hechizo sea potente.- suspiró al final David Palmer.- Por que si no, dará lo mismo lo que hagamos.

Ambos sabían que no era tan potente como cuando se hacía con una piedra especial, como las que tenían en el colegio. Esas piedras eran cantos recogidos en el fondo de la laguna subterránea que precedía a la cueva de Hogwarts. Esa cueva, entera, tenía un poder especial. Estaba impregnada de una magia que era especialmente sensible a lo que eran las almas de las personas. Por eso, el conjuro de la unión de las almas era mucho más poderoso y duradero en Hogwarts. Allí, sin la fuera mágica de apoyo de las piedras, debían hacer el conjuro cada pocas horas y con un mínimo de 6 personas para que fuera realmente efectivo. Y aun así, no las tenían todas consigo.

La puerta se abrió de improviso sacándoles de sus sombríos pensamientos. Entonces vieron entrar suavemente, a unos 4 centímetros del suelo, a un muchacho enorme, rubio, con los ojos azules desorbitados e inyectados en sangre y una mortal palidez en el rostro que acentuaba aún más su pequeñísima y dilatada nariz de cerdito. Y detrás de él con la varita en alto, controlando la suspensión, Remus Lupin.

"¡Remus!- exclamó David.- ¿Qué significa esto¿Quién es?

"Dudley Dursley.- declaró dejándose caer en una silla.

Sólo entonces Tonks y Davis se dieron cuenta de su estado. El licántropo tenía la gastada gabardina chamuscada en algunos puntos, en su rostro y sus manos había raspones muy feos y algún corte que aún sangraba. Pero lo que más los alarmó fue el terrible temblor de sus manos aun sujetando la varita. Cuando los dos aurores lograron instalar el orondo cuerpo de Dudley en una silla volvieron de inmediato a su amigo y vieron que se agarraba con las dos manos en los apoyabrazos de la silla, como si no quisiera que sus manos temblaran más.

"¿Qué te ha pasado, Remus?- preguntó angustiada la chica cogiéndole una mano.- ¿Adónde has ido?

"Fui…- la voz se le quebró. Parecía estar extremadamente exhausto.-… al colegio del chico. Allí todo estaba muerto, Tonks. Todos. Los niños… Temiendo lo peor busqué el dormitorio de los chicos más mayores y al doblar una esquina por un pasillo vi un par de sombras. Me escondí y cuando se acercaron a una ventana pude ver que eran un par de mortífagos. Las máscaras blancas son inconfundibles, pero el hecho de ver a dos personas con capa y túnica negra en un colegio muggle los hacían especialmente peculiares. Y además llevaban algo grande consigo.

Lupin hizo un gesto hacia el semiinconsciente Dudley.

"Entonces¿lo han dejado con vida a propósito?- preguntó impulsiva Tonks.

El antiguo Merodeador hizo un gesto de calma y prosiguió su relato.

"Efectivamente era nuestro querido Dursley. Estaba con los ojos abiertos y tal cual lo veis ahora, pero un poquito más consciente. Pude ver que no podía moverse en absoluto, excepto la cabeza.

"El "Petrificus corpus", si no me equivoco.- aventuró David.

"Exacto.- asintió Lupin.- El caso es que me quedé quieto hasta que se acercaron lo suficiente y ataqué. Uno cayó en seguida, pero el otro me dio unos pocos problemas… ya lo veis.

E hizo un gesto señalándose a sí mismo.

"Pero a pesar de ello pude enterarme de algunas cosas.- continuó el hombre lobo suspirando y esbozando una tenue sonrisa.- Como por ejemplo para qué querían a Dudley y dónde quería llevarlo.

Tonks le miró extrañada un momento.

"¿Y te lo dijo así¿Qué le hiciste para que hablara?

"Amenazar con morderle.- dijo Lupin con simpleza.

"Pero…- David también se extrañó.- Esa amenaza sólo sería verdadera si tú estuvieras transformado en… bueno, en hombre lobo. Si le mordieras como humano no pasaría nada.

"Sí, David, pero la ignorancia es un mal que juega a nuestro favor.- asintió Lupin con una sonrisa maquiavélica.- Se lo creyó, puse cara de psicópata, y el pánico hizo el resto.

"¿Y qué averiguaste?- preguntó la chica impaciente.

"Nada bueno, te lo aseguro.

Lupin empezó a contarles que aquellos mortífagos no conocían el plan completo de Voldemort, pero sí lo suficiente como para saber qué tenían que hacer con el joven. Al parecer tenían que llevarlo a una especie de casa, en mitad del campo y tenerle allí guardado hasta que Voldemort decidiera utilizarlo.

"¿Utilizarlo?- preguntó entonces David.- ¿Como moneda de cambio, quizá?

"Todo es posible; al parecer hasta ahí llegaba la información que tenía aquel pobre diablo.

"Lo más probable es que lo utilizara como método de coacción contra Harry.- dijo Tonks.- Al fin y al cabo es el último familiar vivo que le queda, aunque se lleven mal.

Lupin se quedó mirando el rostro compungido y colorado del chico que seguía inmóvil, mirando a la nada. Entonces negó ligeramente con la cabeza.

"No puede ser tan simple.- declaró.- Cualquiera de esas dos posibilidades supondría una declaración a voces de que Voldemort tiene el miedo suficiente a Harry como para buscar seguros con los que atrasar el golpe de gracia.

"Remus, como para no tenerle miedo.- comentó Tonks alzando una ceja.- cuando se lo propone, Harry es tremendo. Y lo que nos ha contado Samantha que ha hecho hace unas horas en el colegio…

"Sí, pero aun así.- dijo Lupin.- Venga, Tonks, que conocemos a Voldemort¿vale? A malvado, poderoso y pellejo no le gana nadie. Y es de todo menos estúpido. No creo que a estas alturas de su carrera se ponga a pensar con qué podría aplacar la ira de Harry. Además, si quisiera coaccionarle por ese lado tendría otros blancos más apetitosos que llamarían mucho más su atención.

Tonks asintió y le miró preocupada. Sin duda él mismo era uno de esos blancos. Entonces¿para qué quería a Dudley?

"Sigo sin entender por qué ha dejado a su primo con vida.- declaró Palmer echándose hacia atrás en la silla.- No le sirve de nada, y si tienes razón en lo que dices, Remus¿por qué haría algo así?

"No lo sé, pero tengo la sensación de que quería utilizarle de un modo parecido al que Dumbledore utilizó a Petunia con respecto a Harry.

La luz se hizo en una de las mentes frente a Lupin un momento después de terminar la frase.

"El vínculo de sangre…- comentó David.

"Pero¿no hubiera sido mejor que hubiera dejado con vida a la tía de Harry?- preguntó Tonks.- Su vínculo era más fuerte.

"Sí, pero… cómo decirlo…- Lupin dudó un momento más.- Ya estaba cogido, por decirlo de alguna manera. El vínculo que unía a Harry y a su tía Petunia ya estaba pillado por un hechizo. Y no un hechizo cualquiera. Uno muy poderoso de protección. Pero el que Harry tiene con su primo está libre.

"Pero es más débil.- insistió la chica.

"Pero es un vínculo al fin y al cabo. Y lo que los une puede ser utilizado tanto para bien, como para mal.

"Ahora entiendo por qué le tenían que custodiar hasta que Voldemort se hiciera cargo.- dijo para sí mismo David Palmer.

"Explicádmelo, por favor.- pidió Tonks mirando a uno y a otro alternativamente.

"Aun así yo no estaría tan seguro de que no pudiera hacerlo aun a distancia.- dijo Lupin mirando sospechosamente a Dudley.

"¿No creerás que lo ha hecho aun sin tenerle delante?- preguntó David palideciendo ligeramente y girándose al chico rubio que seguía en otro mundo.- Eso es imposible, Remus. ¡Impensable! Por muy poderoso que sea Quien Tú Sabes. Sencillamente, no puede ser.

"Yo ya no doy por sentado nada, David.- dijo Lupin.- Yo sólo te digo una cosa: el estado de parálisis total en el que se encuentra ya no se debe al "Petrificus corpus".

"Merlín…

Tonks había escuchado toda la conversación siendo muy consciente de que la habían ignorado por completo. Ahora, que parecía que el estupor era el suficiente como para colarse, decidió meter baza de una manera que no pudieran ignorar.

"O me explicáis de qué estáis hablando o me lío a echaros maldiciones hasta que me canse¿estamos?

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Harry había ido retrocediendo a medida que los mortífagos se habían acercado a la linde de la arboleda y con un poco de suerte los había conseguido despistar. La absoluta inmovilidad del felino y la oscuridad jugaban a su favor. Ahora, dudaba que aquellas dos ventajas le sirvieran de nada. Los mortífagos habían vuelto a la casa y como un dolor de cabeza, sentía que Voldemort estaba en el exterior y que le buscaba. Aun convertido en león, el alcance enorme del alma mitad nephlim de aquel hombre alcanzaba los pálidos retazos de perciptividad que conservaba en su forma felina.

Y no tenía ninguna duda. Voldemort había salido para buscarle a él.

Con lo cual tenía claras varias cosas. Una: no había sido tan discreto como había pensado. Al final le había percibido, de alguna manera que no podía entender, pero lo había captado. Dos: tenía una grave problema. Si se transformaba en humano los 7 dementores caerían sobre él inmediatamente, pero si se quedaba en su forma de león no podría hacer frente a Voldemort en condiciones.

Como única señal de frustración sus diez garras de las patas delanteras se hundieron sin piedad 5 centímetros en la tierra del bosque.

Quizá pudiera hacer algo. Nada relacionado con el Patronus. No. Su patronus era poderoso, pero no podía enfrentarse a un grupo de dementores. Además, lo único que harían sería retrasar lo inevitable. Su alma era demasiado apetitosa como para dejarle ir.

¡Un momento!

Voldemort… él tenía un alma similar a la suya. ¿Por qué los dementores no iban detrás de él como perros hambrientos¿Qué les había prometido a cambio de dejarle en paz?

Claro, qué tonto…

Él era el premio.

Aun así Voldemort había logrado que los dementores no le acosaran. Tenía que intentar algo para lograrlo o si no, no podría jamás atreverse a enfrentarse al Lord.

Tras unos momentos de búsqueda infructuosa de alguna solución decidió que fuera como fuese, nunca podría hacer nada, ni siquiera pensar con propiedad, en su forma felina. Voldemort se acercaría cada vez más y le sería imposible prepararse a tiempo.

Tomando aliento se concentró en su forma humana.

Quizá ahora, siendo quien era, encontrara una salida al callejón en el que él mismo se había metido.

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A varios cientos de kilómetros de allí, en un pasillo oscuro y húmedo de un castillo escocés, un par de muchachos se miraban sin decir nada. Ambos tenían una carta en la mano. Ambos sabían que aquella noche sería la primera del resto de sus vidas. El firmante de aquella misiva era el mismo.

Callaban.

El silencio era tenso e incómodo. Ninguno de los hubiera pensado jamás que una situación así se daría, pero ahí estaban. Las instrucciones eran muy precisas. Aquellas cartas eran todo lo claras y concisas que se podía presumir que fueran. De hecho, eran tan perentorias que ninguno de los dos habían dudado un instante en acudir a la cita.

Ahora, cuando se tenían uno frente al otro, se veían obligados a superar años de diferencias, años de odios, de peleas, de inquina profunda, de la que dura toda la vida. Eran enemigos. Más allá de los orígenes claramente opuestos de cada uno de ellos, más allá de sus contextos vitales y de sus vidas. Ellos dos, como personas, eran los dos imanes que se repelen.

Pero al igual que los imanes que se repelen son del mismo polo, ellos dos, eran igual de importantes.

A un lado Draco Malfoy, cabecilla de la casa de Salazar Slytherin desde hacía al menos 5 años. Hijo, sobrino y futuro mortífago, reunía todas las características que un verdadero mago debía reunir según la creencia purista. Sangre pura, rico y con un futuro envidiable en las altas esferas del Mundo Mágico. Además era habilidoso con la magia y tenía facultades para convertirse en un gran mago.

Al otro, Ronald Weasley. Perteneciente a una de las familias sangre limpia de más raigambre en la sociedad mágica inglesa, siempre habían mostrado una inclinación más que peculiar hacia el mundo muggle. Inclinación que, por otra parte, les había llevado a la ruina. Su padre, un mago reputadísimo y capaz, había sido relegado durante años por esa afición, hasta que por azares del destino cruel, acabó muerto en mitad del callejón Diagón aquella misma tarde, tras un ataque de Lord Voldemort.

Ron mantenía el papel bien prieto en su mano derecha. A lo largo de aquel año había madurado mucho. Lo suficiente como para darse cuenta de que había cosas por las que cambiar los puntos de vista, por las que transigir, por las que luchar como si fueran propias, porque había algo en juego mucho más importante que uno mismo. Lo suficiente como para haberse presentado a aquella cita y hacer lo que estaba apunto de hacer.

Se lo debía a Bill, a Percy… a papá…

Antes de dar tiempo a las lágrimas, se cambió el papel de mano y extendió la diestra hacia el rubio slytherin. Éste dudo un momento y finalmente, con un suspiro que parecía mitad resignación, mitad determinación, extendió la suya. El apretón que se produjo a continuación firmó su acuerdo bajo la omnisciente mirada de quien les había convocado.

"Mañana por la mañana, a las 6, antes de que se despierte nadie.- informó Malfoy con voz tensa y rápida.- ¿Sabes cuál es el pasillo mi casa?

"El segundo a la izquierda por la escalera que parte de detrás de las estatuas de los Fundadores.- recitó Ron de memoria recordando la indicación exacta que ponía en la carta. Malfoy asintió.

"¿Quiénes vais a ser?

"Seamus, mi hermana y yo.- informó Ron.- ¿Y de tu casa?

"Allison, Burns y yo.

"¿Son de fiar?

"Allison es la mejor amiga de tu hermana.- dijo Draco alzando una ceja imperceptiblemente. Ron le miró perplejo un momento, pero el rubio lo ignoró.- Burns es de fiar. No hay problema. Ya sabes lo que hay¿no?- entonces levantó ligeramente su carta.- Dice que te ha informado de todo.

"Sí.- respondió Ron.- Pero sigo sin creérmelo del todo.

"Pues créetelo. No es momento para dudas.- replicó severamente el buscador.

"¿Crees que no lo sé?

Un nuevo momento de silencio tenso se acomodó entre los dos jóvenes que ambos utilizaron para calmarse.

"No os retraséis.- indicó Draco antes de darse la vuelta y marcharse.

Ron vio cómo el slytherin a quien tanto había odiado se marchaba silenciosamente por aquel pasillo. Era ahora o nunca. Debía preguntárselo o…

"¡Malfoy!- llamó en un susurro que se deslizó por las paredes de piedra del pasillo. El aludido se giró. Ron se acercó unos pasos.- ¿Puedo… preguntarte algo?

Malfoy se quedó callado como toda respuesta, esperando la pregunta. Ron, interpretando correctamente el silencio, tragó saliva y lo preguntó:

"¿Por qué haces esto?

Malfoy le miró unos momentos a los ojos y luego se encogió de hombros.

"No estoy de acuerdo con los métodos que están utilizando.

"¿Eso es todo?- Ron estaba perplejo.

"¿No es suficiente?

Ron se acercó un poco más.

"O sea, que no estás de acuerdo con los métodos… pero sí con la idea que está detrás de todo¿verdad? Lo de la sangre limpia y esas cosas…

"En cierto modo.- asintió el slytherin.

"¿Y por eso traicionas a tu padre, a toda tu familia, a tu casa y al mismísimo Voldemort¿Por los métodos?

Malfoy le miró de nuevo, esta vez con un poco de hastío en su mirada. Ron lo notó y ofendido, se irguió cuan alto era y esperó su respuesta.

"¿Qué elegirías Weasley¿Un filete venido de una vaca muerta a palos o muerta a base de un método sin dolor?

"¿De dónde te sacas las metáforas, Malfoy?- dijo Ron asqueado.

"De la vida misma.- respondió misterioso el rubio.- Pero piénsalo. Esa es la razón por la que estoy haciendo todo esto.

"No sé cómo Harry pudo confiar en ti.

"Nunca lo hizo, Weasley, no te equivoques.- contestó Malfoy un poco harto ya de la conversación.- Limítate a seguir sus órdenes, como hacemos todos, y todo irá bien.

Dicho lo cual se dio la vuelta y se alejó a buen paso, dejando a Ron solo en aquel sombrío pasillo, abandonado con sus confusos pensamientos. Un rato después, vencido por el cansancio de la intensa jornada, decidió irse a la Torre y descansar. El día siguiente empezaría en sólo 4 horas y debía estar fresco.