Aquí llego con el segundo capítulo, no me demoré tanto. Normalmente demoro más. Espero tener listo el tercero para el próximo fin de semana, no prometo nada.

Por sus reviews, muchas gracias. Ahora tengo muchas más ganas de continuar el fanfiction, veremos cómo evoluciona.

Algo que debo aclarar, que cualquier cosa que ocurra en los capítulos luego de …In Translation puede y puede que no ocurran en este fanfiction, ahí aclararé. Cualquier cosa ocurrida antes de este episodio, doy por hecho que lo saben. Si no es así, si hay algo que no entiendan, no duden en preguntar con un e-mail o hasta en un review, así puedo contestarlo aquí mismo y no tendrán problemas.

Heartplace

II. Oscuridad y Lágrimas

La luna hacía que aquellas gotas brillaran de un color blanco hermoso, que caían a la fuente de agua; mas no era agua en realidad, sino que lágrimas. Dos líneas brillantes caían desde los entrecerrados ojos de la coreana, hasta llegar a sus mejillas y resbalar hasta caer sin tocar el cuello. Sus lágrimas caían, pero ella no hacía nada para detenerlo, merecía el sufrimiento. Merecía la tristeza. En esos hermoso y oscuros ojos, se podía distinguir el reflejo de las rocas, por las cuales corría el líquido susurrante. ¿Por qué las cosas terminaron así? Todo debió de ser distinto, la idea no era estar en esa isla, sola, sin compañía, llorando por las noches.

Claire dormía a un par de metros a su izquierda, él la observaba. Se veía tan hermosa cuando dormía, tan tranquila, tan segura dentro de los sueños. Lástima que luego de haría de día, nuevamente comenzaría el día con la esperanza perdida de un rescate. Pero esa esperanza todavía existía en los corazones de las personas que vivieron el accidente, ya que lo único que no se le puede arrebatar a una persona son los sueños e ilusiones. Todos sueñan con volver a sus hogares, volver a ver a sus familias, cumplir sus metas... pero él no. Él estaba despierto, no podía dormir. Pero no era el único, más allá, cerca del lugar en que Jack dejaba dormir a los heridos, estaba Kate sentada, con los ojos centelleantes con la luz de la luna, luna llena de fuerza y brillo. Ambos se dieron cuenta que no eran los únicos casi en el preciso momento, así que Charlie lo único que hizo fue levantarse y caminar hasta la canadiense. Cada paso que daba, resonaba en las calladas cuevas, pero eran opacadas por las respiraciones de algunos y los murmullos de las plantas a su alrededor, y el goteo en la fuente a una larga distancia.

–¿Qué haces despierta?– el británico estaba de pie frente a Kate, mirándola hacia abajo. Ella levantó la vista luego de un par de segundos, en los que estuvo mirando las rodillas del inglés, como si no se hubiera dado cuenta que estaba ahí. Charlie comenzaba a creer que ella estaba durmiendo sentada y con los ojos abiertos, cuando abrió la boca.

–No puedo dormir- respondió en un murmuro, levantando la vista. Desde esa perspectiva no podía reconocer bien el rostro del joven, pero el acento lo indicaba todo. Bajó la mirada hasta el montón de rocas que se levantaba a un lado del en el que ella estaba sentada, invitándolo a sentarse; cosa que Charlie hizo sin ningún problema. – ¿Qué hacías mirando así a Claire?

La ex-estrella de rock soltó una carcajada, pero se tapó la boca para no despertar a los soñadores. –No tenía nada mejor que hacer– sonrió –hasta ahora.

Algo hacía que Kate tuviera una extraña confianza con él, desde el primer día en que salieron a buscar la punta del avión. Aunque ella estaba al tanto de que él guardaba muchos secretos, aunque necesitaba un amigo. Alguien a quien contarle cosas que le hayan ocurrido, revelar su pasado. Obviamente, no con un tonto juego Yo nunca he, sino que en una conversación normal, y no con alguien que culpa a un cerdo por sus problemas. A veces de verdad le molestaba la manera de actuar de Sawyer, por eso que nunca hablaba formalmente con él; siempre salía con sus ridículas bromas. No era una persona de confianza, aunque tuvieran mucho más en común: Kate nunca confiaría en ese americano. También estaba Jack, pero con él no podía hablar nunca de cosas personales ya que él no confía en su palabra, aunque diga lo contrario. Ella lo conoce, ella ve en sus ojos el temor que siente el doctor cuado conversa con ella, es horrible.

Pero hay alguien con quien puede hablar de verdad, sin que le inspire vergüenza o desconfianza: Charlie.

–Ya somos dos– sonrisa devuelta. –No siempre me pasa esto de no dormir, pero después de lo de Etha- -

Se calló repentinamente. A ella tampoco le gustaría que le recordaran el momento en que cometió el asesinato, ni todas las cosas que había cometido. Esperaba no haber incomodado a su acompañante por lo dicho; además de haberlo matado, él trató de matarlo. Y hasta a ella le molestaría recordar eso... La imagen de Charlie colgado del árbol no era muy agradable.

El británico no dijo nada, aunque no le incomodaba para nada lo que Kate acababa de decir, lo único molesto era el silencio que surgió entre los dos. Pero que terminó rompiendo, –No te preocupes- dijo.

–Lo siento, no quise...

–Dije que no importa– terminó con el tema sonriente. Luego volvió su vista a Claire, que se estaba moviendo, pero no despertó. Estuvo unos minutos con la mirada fija en la durmiente australiana, y cómo su pelo dorado brillaba con la luz de la luna, pensando sobre todo lo que había ocurrido; recordando su última charla. Había sido sobre el bebé, estaban preguntándose qué harían cuando naciera, Claire dijo que le gustaría irse con el bote, para regresar a un buen lugar, pero a Charlie no le gustó para nada la idea, dijo que era muy peligroso para ella y para el bebé. A la embarazada le molestó ese comentario, y terminaron con una pelea. Otra de las razones por las que él no pudo quedarse dormido, tal vez era porque planeaba quedarse toda la noche, para que nada le ocurriera, protegiéndola. Para que mañana por la mañana pudiera disculparse. Cuesta conciliar el sueño cuando te peleas con alguien tan especial como lo es ella.

– ¿Charlie?– Kate se fijó en cómo él miraba a la rubia. Siempre había pensado que ambos se ven muy bien juntos, que los dos juntos podrían criar a ese bebé... Pero ese pensamiento es de quien perdió la esperanza de volver a su hogar. Pero ¿qué hogar? Ella no tenía. Si vuelve a la civilización, terminará en la cárcel. Llegaba a preferir quedarse en la isla, aunque lo oculte muy bien, lo hacía. Tan oculto como todos sus secretos, imploraba día a día, hora a hora, minuto a minuto, segundo a segundo; por favor, que ninguna avión cruce este cielo.

Charlie apoyó su cabeza con una mano, con el codo de ese mismo brazo sobre una rodilla. –Estaba pensando- no apartó los ojos de Claire – ¿cómo vivirá ese bebé...? ¿Acaso crecerá en esta isla? No me gusta esa idea, pero...– terminó de hablar.

–Nadie quiere que crezca en esta isla del demonio, pero no hay nada que hacer, tendremos que esperar a que la balsa llegué a dónde sea para pedir ayuda.– Respondió poco segura.

–Claire quiere... irse con esa balsa.

– ¿De verdad?– se volvió a la futura madre. –Creo que eso sería lo más sensato.

–¿A qué te refieres con lo más sensato, Kate?– el bajista subió el tono de voz sin querer despertar a nadie, pero de verdad le molestaba la respuesta de la canadiense.

–Charlie, más bajo.- Sermoneó Kate, poniendo un dedo en sus labios. –Charlie... tienes que entender, Claire es dueña de hacer lo que quiera, no podemos... no puedes detenerla, a la fuerza por lo menos. Ella no cree que este sea el mejor lugar para que su hijo nazca, pero no por eso debemos de retenerla aquí a la fuerza. Todavía queda un cupo en el bote. Y yo creo, conociendo a Michael, que si le preguntase, accedería.

–Sé muy bien que ella es dueña de hacer lo que quiera con su vida, pero no con la de ese niño. Si va a tener que crecer aquí, que lo haga. Pero no en un barco, es más segura esta tierra firme.

–¿Cómo puedes decir eso? Claire fue raptada hace menos de un mes, ¿y esperas que se quede de lo más tranquila aquí? Perdió la memoria, está confundida. Tú mismo lo mencionaste hace un tiempo, todavía tiene lagunas mentales. Tiene miedo. Todos lo tenemos. –Trataba de sonar lo mejor posible, lo que menos quería ahora es hacer enojar a su acompañante de insomnio.

–Tienes razón pero ¿un bote? Ni siquiera sabemos cuánto tiempo estará flotando. Si la llegan a aceptar en el grupo juro que esta vez seré yo el que lo queme...– sonrió luego de su broma algo cruel. De verdad cruel, sabiendo tanto tiempo que demoraron construyendo aquel bote para que lo incendien, a Kate no le causó gracia.

–Trata de convencerla– aconsejó Kate. Aunque si Charlie no lo lograba, ella misma hablaría con Claire. No podía dejar que se fuera en un bote. Tal vez no eran muy amigas, muy cercanas, pero aun así si algo le ocurriera, no dejaría de culparse a si misma.

–Tengo que convencerla.– Dejó salir un bostezo, comenzaba a tener un poco de sueño al fin. Pero no quería dormir.

–Te está dando sueño, Charlie– comentó Kate con una sonrisa –debes de dormir.

–No.

–Sí.

–Dije que no, Kate.

–Está bien– la canadiense rió por lo bajo, mirando las ramas con una expresión divertida en el rostro.

–Quería preguntarte algo...– el británico habló más seriamente comparado con antes antes. –Más bien un consejo.

Ella se volteó, mirándolo seriamente también. ¿Qué tipo de consejo querría pedirle? –Yo no soy la mejor dando consejos...

–Pero necesito que me ayudes con algo, de verdad.– Bajó la vista y el tono de voz, –sobre Claire.

–¿Claire...?– No alcanzó a terminar la frase cuando escucharon un ruido a sus espaldas, algo estaba moviendo los medicamentos e implementos de Jack. Un jabalí. –Maldición, ojalá que nadie se despierte. Ya entiendo a Sawyer.– Dijo divertida.

Charlie se puso de pie para espantar al animal, luego le diría a Locke que lo cazara, tal vez para el día siguiente tendrán jabalí de cenar. Finalmente la cena escapó por entre las plantas, camino a la fuente.

Pasó las manos por su cara, ocultando la tristeza tras su un rostro sin sentimientos, tras una mascara que no llora. Alguien estaba caminando a lo lejos, y escuchaba murmullos. Se lavó la cara y volteó la cabeza un poco, y ahí estaban. Kate y el que estaba en una banda, no recordaba su nombre en ese momento. Era preferible no hacer más ruido, sus sollozos podrían escucharse fácilmente. "Tienes que ser fuerte", se repetía. Pero sabía que no podrían hacer reales esos deseos. No sin Jin. ¿Cómo pensó en dejarlo un tiempo atrás? Él no lo sabía, él no entendía el inglés. Tonta de ella, ocultándose, cobarde.

Mojó sus manos y luego las secó con una toalla que llevaba con ella, una toalla que su esposo había encontrado por ella. Todo le recordaba a él, no lo podía sacar de su mente. Pero, ¿era acaso eso lo que quería? ¿No volver a pensar en él? ¿Dejarlo en el pasado? Tal vez no, tal vez sí. En parte, desea estar abrazándolo y pidiéndole perdón en ese mismo momento, pero por otro lado, estaba la posibilidad de huir completamente de ese oscuro pasado, al fin y al cabo, nunca estaban juntos en casa. Podría rehacer su vida ahí en la isla, empezar de cero. Tener nuevas amistades. Renacer. Ser libre.

Ya era libre.

La libertad era hermosa.

Pero la libertad también acarrea ese dolor. El mismo dolor de siempre, la soledad. Debía acabar con la soledad.

No estaría sola si no le hubiera mentido a Jin. No podía remediarlo.

Sólo queda el arrepentimiento. Ya es tarde. Debía despertar. Ver el mundo. Elegir por si misma. Ser creativa y expresarse. Podría intentarlo. Debería intentarlo. Pronto todos conocerían una nueva Sun. Y Jin se arrepentirá.

Ya no será ella la que se arrepienta por lo ocurrido, sino que él. Como deben de ser las cosas. No dejaría que nadie le haga lo mismo, ella ahora no sería la misma. Creería en cosas distintas. Podrá hacer lo que quiera, compartir más con los demás, sacarse de encima a ese marido tan sobre protector, ella puede valérselas sola.

–¿Hay alguien ahí?– se preguntó Charlie, mirando las sombras que se movían cerca de la fuente. Eran dos, una pequeña y otra más alta, una era el jabalí. ¿Y la otra?

–Estás viendo cosas, Charlie. El sueño.– Se burló Kate.

–Tal vez tengas razón, será mejor que me vaya a dormir. Mañana por la mañana quiero ir a la playa.– Dijo, aunque sabía muy bien que nunca había tenido problemas levantándose, sea cual sea la hora de dormir.

Algo se acercaba, respirando aceleradamente. La coreana se levantó de en frente de la fuente, y ahogó un gritó al ver al horrible animal. Pensaba que ya no habían ahí cerca, Locke lo dijo. Se supone que se habían mudado a otras zonas, pero eso no importaba ahora. Debía de escapar sin hacer el menor ruido. Tenía los ojos rojísimos, y no quería que nadie se percatara. Por la mañana despertaría mejor, descansada. Corrió, espantando al animal con una piedra, corrió a la selva. Esperó a que los cuchicheos cesaran, volvió a las cavernas justo al lugar donde estaban sus cosas.

¿Y las de Jin? Ya no estaban. Se las había llevado hace un par de horas, el lugar se veía tan vacío ahora. Esos eran los detalles que se extrañarán más.

Él era tan detallista.