Muchísimas gracias por todos sus reviews, de verdad se los agradezco. No son una gran cantidad, pero lo que es de calidad me importa más. No voy dejar de escribir este fic, lo continuaré y espero que ustedes continúen leyéndolo.

Basta de rodeos, vamos al capítulo tercero...

Heartplace

III. Discusiones

Ese tipo de cosas no se olvidan con el tiempo, aunque parezcan pequeñeces, siempre estarán ahí para recordarte cómo es en realidad la gente con la que te relaciones, para mostrarte que tengas más cuidado. Lo sabía, era una estupidez sentirse mal por lo ocurrido, ya habían pasado casi dos semanas y fue algo muy pequeño, pero dañó su orgullo, un orgullo que es difícil de curar, y cuando a alguien le dañan su orgullo también baja el autoestima. Claro, para qué quería una autoestima más baja, pero ahí las cosas debían de comenzar desde cero. Y todos debían de convivir en paz, distintos que sean, secretos que escondan, no importa. Tábula rasa. Hay gente que no lo entiende, y nosotros no podemos decir que son estúpidos por no entender algo tan bueno, algo que nos pueda servir de tanto en la vida, en nuestro propio renacimiento, recreándonos, debemos de sentir lástima por aquellas personas. Pero la lástima tampoco es buena, aunque no siempre. A veces, puede ayudar de mucho. Acaso creen que si la gente no sintiera lástima por los africanos que mueren de hambre, ¿los ayudarían? Los seres humanos buscan la salud, sentirse bien física y psicológicamente, pero siempre está ese algo que les perturba el corazón; en algunos casos es esta lástima, compasión y misericordia por el otro. Por eso que la lástima es buena, sin ella nadie se preocuparía de los demás, sean cual sean sus igualdades o diferencias. Por eso que debemos de ayudar a las personas con quienes convivimos día a día, ayudarlos a que descubran cómo ser más felices y cómo soportar por lo que pasaban en ese momento. Es traumático, piensan, que su avión caiga de esa manera, sobrevivir y perder total contacto con tus seres queridos. Ver tantos cuerpos. Pero eso no es lo que más les molesta, eso es lo que dicen, esa es su excusa. Ahora todos se pelean, y siempre sacan en cara aquel supuesta trauma, trauma que para muchos ya fue superado.

— ¡Dame el maldito protector solar!

—Es mío. Yo lo encontré hace semanas.

— ¡Perra mentirosa!

— ¿Cómo me llamaste?

—Te dije, perra mentirosa.

— ¡Estúpida niña mimada! —y se lanzó contra la rubia, tirándole los cabellos. Habían estado discutiendo hace un par de minutos solamente, Charlie justo pudo ver a una pelirroja corriendo hacia la chica, justo al terminar de pasar por aquella selva que separaba a las cavernas de la hermosa (y en realidad se veía hermosa ese día) playa. Lástima que no pudieron observar bien el agua cristalina, la pelea llamaba toda la atención, y tampoco era posible disfrutar de un silencio, ya que, además del ruido provocado por las chiquillas, a diez metros más allá estaban en medio de la construcción de la barca, recién comenzada. Por eso que Sun no prestó mucha atención a la ridícula pelea de inmaduras, sino que al coreano que estaba juntando bambúes y atándolos, y al estadounidense de raza negra gritando junto a un montón de restos de avión.

A lo lejos, podía ver a John Locke sentado en la arena, que se volteó a ver quienes hacían tal escándalo. Más lejos aún, se divisaba a Jack corriendo hacia ellas. El que estaba más cerca era Charlie. Tal vez no sabía nadar, como para salvar a la mujer que hace un tiempo se ahogó, pero era necesario que intentara detenerlas, antes que se arranquen los ojos con esas largas y pintadas uñas que ambas mostraban. Podría ser bueno tocando el bajo o cantando el coro con Driveshaft, pero no podía decir lo mismo de calmar a una rubia a la que le quitaron su bloqueador solar.

— ¡Hey! Ustedes, ¡deténganse! —Sun le ganó en la palabra, ahora si no hacía nada quedaría como un total idiota. Lo mejor que podría ser sería tratar de sujetar a una, con mucho cuidado que no termine con la cara arañada o tal vez peor. Así que eso lo que hizo, dio un par de pasos y trató de sujetarle las manos a la pelirroja justo cuando soltó los cabellos dorados.

— ¿Qué está ocurriendo aquí? —Justo cuando el británico cerró la boca, un montón de arena saltó sobre él y a quien sujetaba: Shannon estaba tirándola. Ahí fue cuando Sun se interpuso y trató de calmarla, cosa que resultó extrañamente rápido y sin muchas palabras.

Ese sería un excelente día para tomar sol, broncearse un poco. Llegó a la playa, estirando una toalla sobre la arena, cerca de donde estaban construyendo el bote, justo entre Sawyer leyendo un libro (con la mano en la frente, parecía como si le doliera) y a su derecha, a lo lejos, podía ver a Sayid. "Protegiéndolo de las miradas de otras", se decía siempre. Abrió el bolsito donde siempre guardaba ordenadamente sus productos que había conseguido en ese tiempo y los que estaban dentro de su maleta, en busca del protector solar, no quería que le diera cáncer a la piel. Lástima que no estuviera ahí, ni a sus alrededores si es que el día anterior lo había dejado.

—Maldición… —dijo Shannon entre dientes. Se volvió a todas las personas que estaban en ese lado de la playa, nadie muy interesante. Pero ahí estaba. Una pelirroja, a pocos pasos, cerca de la entrada hacia el sendero que los lleva a las cuevas, con su bloqueador en las manos. Eso era imperdonable, la rubia estaba totalmente segura que había guardado todas sus cosas bien; sin duda ella lo había sacado desde dentro del bolso. Caminó hacia ella, con una sonrisa forzada en los labios y una mirada de odio y repugnancia, esa horrible cabeza de zanahoria estaba usando su protector solar—. Ese protector que tienes en las manos se parece mucho al mío, querida. ¿De dónde lo sacaste? —le habló en un tono de ironía.

—Es mío.

— ¿Estás segura? —Preguntó comenzando a perder los estribos—. Porque acabo de perder el que yo tenía, y es igual al tuyo. Qué extraña coincidencia, ¿no lo crees?

—Sí, muy raro. —La chica se buscaba una paliza.

—Creo que, por tu bien, deberías de devolvérmelo. Si no lo haz notado, es mío.

—No, es mío.

— ¡Dame el maldito protector solar!

—Es mío, yo lo encontré hace semanas.

— ¡Perra mentirosa! —gritó Shannon, ya sin una gota de paciencia. Esa estúpida tenía algo suyo, y lo iba a recuperar. Haciendo o no el ridículo, eso no importaba.

— ¿Cómo me llamaste?

—Te dije, perra mentirosa. —Y ese fue un error, no sabía que su contrincante podría ser tan orgullosa; que no aceptara ese tipo de cosas. Así que ya eran dos las que perdieron los estribos.

— ¡Estúpida niña mimada! —Otro error ahora de parte de la pelirroja, sólo Boone podría tratarla así, aunque su hermano nunca saldría ileso luego de decirle eso. Siempre terminaba con alguna herida más, o con los oídos hinchados de tantos gritos de parte de su hermanastra. Pero, ¿una extraña? No, eso no se lo permitiría a nadie…

Salió de sus pensamientos justo para ver a esa animal abalanzarse sobre ella. Todo ocurrió muy rápido, luego de unos minutos más, la coreana la estaba tratando de tranquilizar en su idioma, aunque fuera extraño, ella lo podía hablar. Shannon no le discutió, todavía estaba muy agradecida por salvarle la vida cuando esos malditos ataques de asma regresaron. Además, en ese momento, cuando estaba en las cavernas y ella untaba la mezcla sobre su cuello, se dio cuenta que podía hablar su idioma. Lo guardó en secreto por mucho tiempo, más de lo que esperaba. Ella no era una chica de secretos, pero lo había logrado. El día anterior se sacó por fin ese peso de encima.

Nadie respondió a su pregunta, así que repitió—. ¿Qué pasa? ¿Por qué la pelea? —esperó un buen resultado esta vez, y lo obtuvo. Aunque no le deseado.

—Esta maldita cabeza de zanahoria robó mi protector solar y no me lo quiere devolver. —añadió un tono más acentuado a la palabra "robó".

Sun dejó escapar una sonrisa, tratando de aguantar la risa. Eso era bueno, sonreír luego de lo que acababa de ocurrir. Era mejor así, en vez de continuar preguntándose razones, cosas sin respuestas. Pero, lo importante en ese momento era que, quién puede pelear por un estúpido protector. Lo encontraba ridículo, si esos fueran problemas, entonces ella hubiera estado dentro del bote en llamas. Justo cuando empezaba a pensar en que Shannon no era una niñita tonta, como muchas que conocía, desde que la veía con Sayid ayudando a resolver los enigmas de la mujer francesa.

— ¿Es eso verdad? —Preguntó el recién llegado, Jack. El héroe, el que resolvía todo. ¡Demonios! Sí que era molesto, aunque siempre lo trataba de ocultar, desde el día en que no le dio importancia al hurto de las botellas de agua por Boone, cuando Claire se desmayó. También había pasado mucho tiempo desde aquel momento, pero no podía dejar de pensar en eso cuando él aparecía. Siempre tratando de hacerse el interesante, el mejor, el salvador de todos, el líder. Pero gracias a él pudo subir, aunque sea un poco, su perfil. Lo que podría parecerles a los demás, en especial frente a Kate, creía. Lo había salvado, y tal vez a alguna otra persona que hubiera tratado de entrar a la caverna en ruinas cuando Jack quedó atrapado. Gracias al drogadicto del grupo que tenían de vuelta a su doctor, y es más, aunque otro haya llegado hasta el punto en que él llegó, no habría encontrado la salida. Lo más seguro. El problema era por qué se había decidido a ayudar a alguien que lo hizo sentirse tan mal frente a casi todos los sobrevivientes del accidente. El británico no estaba enojado con Boone por no haber salvado a la mujer que tuvo la fantástica idea de salir a nadar, sino porque casi mata a Claire dejándola sin nada para beber. ¿Tenía razón para enojarse? Claro que la tenía ¿y para guardar rencor? No. Él los salvó y los había ayudado en muchas cosas, a Claire también. Quién sabe, tal vez en estos momentos habría estado pudriéndose en ese árbol y Ethan estaría torturando a la australiana.

—Claro que no —respondió la pelos de zanahoria, justo cuando llegaba Sayid quien, obviamente defendería más a Shannon.

—Dejemos que ellos lo solucionen. —Sun salió de en frente de la rubia, murmurando a Charlie—. Siempre lo hacen. —Se puso en camino hacia la construcción del bote, sin darse cuenta de la dirección a la que iba pasando justo a la izquierda de Sawyer, que se dirigía a la discusión; pasando a llevar a Charlie, pero el rockero no le hizo caso.

—Tienes toda la razón, debemos de dejarlos solos lo único que haríamos sería estorbar. —Continuó el inglés—. Nunca necesitarán gente como yo para acabar con esos tontos problemas.

Sun iba en silencio, mirando la arena a sus pies. Luego, levantó la vista. Ahí estaba. Él. La miró. Se miraron por menos de un segundo, para que luego la vista del coreano se posara en el acompañante de su esposa. Esto no pareció molestarle del todo, más bien dejó escapar una risa; a lo que Michael aparecía en la escena preguntándole a Jin la razón de la risita, y que si quería ponerse a contar chistes a si mismo que lo hiciera en un lugar y momento adecuados. La coreana tomó del brazo a Charlie e hizo que a la fuerza de volteara.

—Estúpida, quédate tú con eso. Yo me voy. —Shannon terminó la discusión, se volteó y caminó directo a la extraña pareja recién partida. Recibió un "¿tanto alboroto, palillos?" de parte de Sawyer, que nuevamente recibió un caso omiso. Prácticamente corrió hacia esos dos, pero cuando se detuvieron, ella quedó con los labios a milímetros de la nariz del ex–bajista. Dio un par de pasos hacia atrás, tratando de no perder el equilibrio, para no tener el mismo resultado que Charlie, que cayó de espaldas—. ¡Tengan más cuidado!

— ¿Nos estabas siguiendo? —El británico sólo levantaba la cabeza, recostado totalmente sobre la arena, con los ojos clavados en la chica.

—Me preguntaba qué hacía el novio de la embarazada con la china. —dijo en un tono de desprecio. Sabía que él no era novio de Claire y que ella no era china, si no que coreana. La idea era ser insoportable, tratar de desahogarse por lo que recién ocurrió, ya que habían acabado lo que podría considerarse como algo divertido para pasar la mañana. Pero como ese pequeño había intervenido, era su turno de entretenerla.

—Primer--

—Primero que todo —se defendió Sun por si misma, interrumpiendo lo que la ex–estrella de rock decía desde el piso—, él —indicó a Charlie, que tenía una mirada de extraño sin poder evitarla— no es novio de Claire. Segundo, y esto quiero que te quede claro —se acercó a Shannon, con una mirada nueva en su rostro: una expresión amenazante—, yo soy de Corea —enfatizó el nombre de su país natal— no de China, como tú y muchos otros he escuchado que dicen.

—Clar--

— ¡Ajá! Con que nos escuchabas a nosotros hablar, ya lo comprendo. —Hizo una pausa, tomando aire para que su supuesto descubrimiento tuviera un tono de mayor importancia— Tú nunca dijiste que hablabas inglés, así te podías acercar a todos y escucharlos hablar, invadir nuestra privacidad.

—Cómo s--

— ¿Eso es lo que tú crees? —Continuó Sun con la discusión en voz moderada, sin llamar mucho la atención, todavía interrumpiendo al igual que Shannon todo lo que el inglés decía—. Deberías de ser muy egocéntrica e inmadura para pensar una ridiculez así.

—Eso mis--

—Por lo menos digo lo que pienso. —Contestó orgullosa.

—Y eso qu--

— ¿A qué te refieres? —Continuaron las interrupciones, esta vez por parte de la coreana.

—Sí, a--

—No creas que eres la única que observa y escucha, Sun. Hay muchos más. Podría decir que, en parte, estoy entre ellos. La gente ha visto cómo te trata tu marido. —Asintió, como si estuviera corroborándose a si misma lo que decía, o como si respondiera una pregunta hecha por la expresión que en ese momento tomaba el rostro de Sun—. Él no te dejaba ni si quiera cruzar miradas con otra persona. Lo sé.

—Tal vez ell--

—Bueno, yo... él. Él es muy... se toma todo muy en serio. —Bajó la vista. Volvía a ser la misma Sun de siempre.

—Mir--

—Debes de aprender a elegir mejor con quién te casas. —Continuó Shannon sin ganas de continuar la discusión. Tal vez era porque empezaba a sentir una especie de compasión. Eso era extraño, debía de tomar nota de ese tipo de pensamientos que se cruzaban por su mente—. Ese tipo de compromisos son un tanto importantes, ¿sabes? —añadió en todo de broma.

—Algui--

—Yo. Yo lo amo todavía.

—...lo amo todavía.

Esa frase retumbó en su cabeza un momento. ¿Acaso le importaba? No tenía por qué, que él sepa no sentía nada tan especial además de un aprecio hacia Sun. Al fin y al cabo, a penas la conocía. No. No debía de tomarlo muy a pecho. Era bueno que se pudiera desahogar de alguna forma, le parecía que hace mucho que no hablaba de esa manera con otra persona.

—...lo amo todavía.

Esas son cursilerías. Tal vez sólo se casó con él por el dinero que debería de tener. O por el físico. Según ella, Jin no estaba nada de mal. La idea sería esperar a que esa relación acabe por completo. Aunque esa había sido una gran pelea.

Siempre le quedaría en la mente el por qué de esa boda. La razón no podía ser el amor, eso no existía.

—...lo amo todavía.

No lo pensó dos veces antes de que aquellas palabras salieran de su boca. A quién se lo había dicho, era algo terrible. No podía confiar en una mujer como esa, sabía de su comportamiento al fin y al cabo, las peleas entre ella y su hermano se escuchaban desde las playas hasta las cavernas. Lo que había dicho, era peor aún. Ella casi ni lo sentía, sólo lo dejó salir de su boca sin pensar. Pensar antes de hablar, esa virtud que tenía desde hace mucho estaba desapareciendo de a poco.