Disclaimer: Ninguno de los personajes que aparecen en esta historia es mío, pertenecen a Saint Seiya.

Nota: Las frases con letra cursiva son pensamientos, (Comentarios entre paréntesis son de la autora), - las frases entre guiones expresan situaciones de los personajes o su entorno –

Esta es la primera historia que escribo de Saint Seiya, sobre una de mis parejas favoritas: Ikki y Hyoga. Más adelante habrá algunas escenas Lemon-light. Ahora si, pasemos a la historia...


Después de la batalla contra Hades, Saori decidió enviar a Shun y a Seiya de vacaciones a un centro psicológico especializado, pues ambos jóvenes se encontraban mal, no tanto física como mentalmente y quería darles un poco de descanso y diversión. Ella se encontraba en el Santuario junto con Tatsumi, y únicamente salía para atender algunos asuntos de la fundación. Shiriu aprovechó este tiempo de calma y le había pedido permiso para ir a visitar a Shunrey, pues hacía mucho tiempo que no la veía y estaba preocupado por ella, y Hyoga también había pedido permiso para ausentarse. Hacía mucho tiempo que no iba a Siberia y extrañaba mucho estar cerca de su madre.

En la mansión Ikki se encontró solo, al parecer nadie se había acordado de él.

¡Malditos! Todos se han ido, el burro, la lagartija y el pato. Nadie se ha preocupado por mí, ni siquiera Shun. No puedo creerlo. ¿Porqué todos se imaginan que yo no tengo sentimientos¡Pero no los necesito! –Sin poder evitarlo, gruesas lagrimas rodaban por sus mejillas- No es justo, a mi manera yo me preocupo por ellos. ¿Qué harían si no llegara a salvarlos en el último momento? Son unos malagradecidos -limpiando sus lagrimas con el dorso de su mano se dijo- Soy un estúpido, no puedo esperar recibir cariño de esa bola de idiotas, además, he pasado solo la mayor parte de mi vida pero¿porque ahora esta soledad me afecta tanto?

Hyoga estaba a punto de tomar el vuelo a Sibera pero de pronto unos extraños pensamientos vinieron a su mente..

mmm, Siberia... hace tanto tiempo que me fui...extraño tanto a mi madre pero, después de que Camus hundió su tumba ¿tiene algún sentido que vaya para allá¿De que sirvió el sacrificio de mi maestro si no soy capaz todavía de controlar este sentimiento?. Pero me encuentro tan solo...tal vez sea mejor que en lugar de ir a Siberia viaje a Asgard, ahí por lo menos sé que hay alguien que me espera (y sonrió con ternura al recordar a Fler). No, no es eso lo que en realidad deseo, aunque sé que Fler me recibiría con el corazón abierto no sería correcto hacerla creer algo que no siento solamente por no sentirme solo.

Atena¿porqué me siento así? Todos tiene a alguien a su lado, Shun y Seiya están juntos, Shiriu tiene a Shunrey, Ikki tiene a Shun... ¿Shun? Oh Dioses, creo que nos hemos olvidado de Ikki. ¡Ese gruñón egoísta! No debería preocuparme por él, pero tal vez... tal vez él también necesite compañía.

Sin pensarlo dos veces salió del aeropuerto, tomó un taxi y regreso a la mansión Kido. Ikki se encontraba frente al ventanal cuando vio que un taxi se detenía frente al portón.. Al ver bajar a Hyoga casi no podía creerlo. Corrió a la biblioteca y se sentó aparentando leer un libro.

Hyoga entró a la mansión, dejó sus maletas y comenzó a buscar a Ikki hasta que llegó a donde él estaba.

¿Ahora que se te olvidó Pato?

Conociendo a Ikki, Hyoga no se enfadó por el comentario, además de que no pudo notar que los ojos de Ikki estaban colorados, indicio de que había estado llorando.

¡Te me olvidaste tu idiota!

Ikki no pudo evitar sorprenderse por esta respuesta

¿Que dijiste?

Hyoga se sonrojó, no era así como quería que se escuchara.

Bueno, lo que quise decir es que no quise dejarte solo -Soy un idiota, esto se escucha peor- Me di cuenta de que todos nos íbamos y no creí conveniente que una sola persona se quedara en la mansión. Tu sabes, por si algo sucediera.

Hay pato, de verdad que no sabes mentir...pero te lo agradezco.

IKKI AGRADECIENDO ALGO? No te preocupes, para eso son los amigos.

¿Amigos? No sabía que tu y yo éramos amigos.

Bueno, pues si eso es lo que crees, será mejor que me vaya – y hablando para sí mismo- ¿Cómo fui tan idiota de perder mi avión por este malagradecido?

Hyoga ya iba a recoger sus maletas cuando Ikki lo atrapó fuertemente de una mano.

Espera pato... No te vayas ...por favor...yo, lo siento.

IKKI DISCULPÁNDOSE? De verdad que este si que es un día fuera de lo común. Mira Ikki, yo sé que no soy tu persona favorita. A decir verdad a veces no te soporto, pero te considero mi amigo y me sentí mal porque todos te abandonamos. Por eso regrese. ¿Por qué le doy tantas explicaciones?

Ikki se percató de que durante esos minutos no había soltado la mano de Hyoga. No pudo evitar sentirse turbado y lo soltó bruscamente.

Yo sé que eres mi amigo, que todos lo son y que algunas veces no me porto muy cordial con ustedes, pero es parte de mi forma de ser y no puedo cambiar. La verdad me estaba sintiendo muy solo y te agradezco mucho que hayas regresado.

Impulsivamente Ikki se acerco y abrazó a Hyoga, quien también sin pensarlo correspondió al abrazo.

Después de un momento Ikki se separó un poco y sus caras quedaron muy cerca.

¿Cómo es que nunca me había dado cuenta de los ojos tan bellos que tiene este pato?

Hyoga no pudo sostener la mirada de Ikki y con la cara tan roja como un tomate terminó el abrazo.

Será mejor que suba a mi habitación a desempacar.

¿Necesitas ayuda?

No gracias, no tardaré mucho.