Disclaimer: Ninguno de los personajes que aparecen en esta historia es mío, pertenecen a Saint Seiya.

Nota: Las frases con letra cursiva son pensamientos, (Comentarios entre paréntesis son de la autora), - las frases entre guiones expresan situaciones de los personajes o su entorno –


Mis queridas Amy no gemini y Alba-Chan, muchas gracias por sus reviews. Que bueno que les está gustando. Aquí les dejo el capitulo 3, espero que lo disfruten.
Capítulo 3.

Estuvieron todo el día en la calle, mirando aparadores, comprando algunas cosas. En verdad lo pasaban muy bien juntos ¿por qué no lo habían hecho antes? Cuando tuvieron hambre entraron a un pequeño restaurante de comida china.

No sé como tienes tanta energía para caminar y caminar. Yo estoy exhausto.

Jajaja, esto no fue nada, cuando Shun viene conmigo, entonces si que es una odisea. A él le encanta entrar en todas las tiendas, probarse toda la ropa que encuentra, y nunca se cansa.

Eres un buen hermano ¿Lo extrañas?

No, no lo soy, es solo que Shun y yo solo nos tenemos el uno al otro y tenemos que cuidarnos. Y sí, lo extraño, pero tu compañía me a ayudado mucho a no pensar en él.

Sin saber porque Hyoga se sonrojó y prefirió cambiar de conversación.

Pues el fin de semana casi se acaba. Mañana regresa Shiriu.

¡Esa lagartija! Es un buen chico, pero demasiado serio. No sabe disfrutar de la vida.

No lo creo, pienso que a su modo él es feliz.

Tal vez, pero no hablemos de él. Tengo algo que proponerte.

¿Qué podrá ser?

Te lo diré cuando regresemos a la mansión.

Entonces será mejor que nos vayamos. Necesito un verdadero descanso.

Bueno, ya estamos en casa ¿qué querías proponerme Ikki?

Como nos hemos hecho verdaderos amigos – dijo de un modo muy sexy – quería proponerte que hiciéramos ¡UNA FIESTA!

¿Cómo que una fiesta?

Sí, entre los dos. Podemos sacar algunas botellas de vino, preparar algunos bocadillos, poner música y...

Pero no creo que sea correcto

¿Por qué? Vamos a beber en casa, así que no hay problema de tener algún accidente o sufrir algún percance, y si llegaras a sentirte mal, pues yo estoy aquí para cuidarte. – y le ofreció a Hyoga su sonrisa más inocente –

Esta bien, pero recuerda que yo no acostumbro a beber.

No te preocupes – y diciendo esto se dirigió al bar y trajo algunas botellas de tequila, brandy y ron. Sirvió dos caballitos de tequila – Brindemos por la amistad, y por ti, que me hiciste muy feliz con tu regreso

Por la amistad.

Un par de horas y varias botellas después...

Ikki, no me siento muy bien

¿Estas mareado?

Si, necesito ir al baño, creo que voy a vomitar, pero no puedo mantenerme en pie ¿podrías ayudarme?

Ikki tomó a Hyoga por la cintura, pero sus piernas no lo sostenían, entonces lo levanto y subió las escaleras con él en brazos.

Bueno pato ya estamos en el baño, has lo que tengas que hacer

Pero no puedo si me miras

Entonces no te miro. Te espero afuera.

Gracias.

Ikki se quedo afuera pero no cerró la puerta pues estaba preocupado por Hyoga. De pronto escucho un fuete ruido, entró corriendo y vio a Hyoga en el piso.

Hyoga ¿te encuentras bien?

Creo que sí. Resbalé.

Eres un pato tonto, mira como has quedado todo manchado. Será mejor que te des una ducha y te recuestes. MMMM, ni siquiera puedes ponerte en pie. Será mejor que te ayude.

Con mucha ternura le quitó a Hyoga la ropa sucia para meterlo a la ducha, pero al darse cuenta de que iba a ser difícil, decidió desvestirse también para meterse con él y poder sostenerlo.

Necesito que me ayudes pato, no puedo sostenerte y bañarte al mismo tiempo.

Lo siento Ikki es que estoy muy mareado

Mira, sostente de mi cuello mientras te enjabono, pero hazlo fuerte, no quiero que te caigas de nuevo.

Hyoga se abrazó del cuello del Fénix y recargo su cabeza en el fuerte y bien formado pecho de su amigo. Sentía como Ikki deslizaba la esponja enjabonando todo su cuerpo. Poco a poco el mareo que sentía por el alcohol iba desapareciendo, y en su lugar sentía otra clase de mareo. Algo que no había sentido antes. Mientras tanto, Ikki había soltado la esponja y sus manos recorrían su espalda, bajando hasta las nalgas que eran redondas y firmes, después subiendo nuevamente. Era una sensación exquisita. Su cuerpo respondía a las ¿involuntarias? caricias de su compañero de batallas.

¿Estas mejor pato? – apenas podía hablar sin delatar la creciente excitación que sentía – Ya casi termino. Por Atena que cuerpo tan maravilloso tiene este pato. Dioses, no voy a poder resistir y voy a hacer una locura.

Si - dijo Hyoga tímidamente, no podía evitar avergonzarse de la erección que tenía, y haber notado que Ikki estaba igual que él –

Entonces voltéate para jabonarte por el otro lado.

Hyoga le dio la espalda al Fénix, quien empezó a jabonar su pecho con una mano, mientras con la otra "lo sostenía" por la cintura. Sus cuerpos desnudos se frotaban uno contra el otro. Fénix empezó a bajar su mano lentamente hasta llegar al sexo del cisne. Con cuidado lo tomo con su mano enjabonada y empezó a frotarlo. Hyoga cerró los ojos para disfrutar el inmenso placer que Ikki le daba. Echó su cabeza hacia atrás y tímidamente empezó a acariciar con sus manos los fuertes brazos de su amigo. Entonces el santo mayor soltó la cintura del cisne. Ahora sabía que no se caería.

Mientras con una mano acariciaba el miembro de su compañero, con la otra acariciaba su pecho, pellizcando ligeramente sus tetillas y suavemente comenzó a besar su cuello. El cuerpo del cisne comenzó a moverse involuntariamente, hacia delante y atrás. Podía sentir la erección del Fénix entre sus nalgas, y eso lo exitaba aún más.

Ikki...

No hables pato – le dijo Ikki susurrando en su oído, lo tomo de la barbilla sin dejar de masajear su sexo, le volteo la cara y lo besó tiernamente.–

En un momento Hyoga terminó en la mano de Ikki quien para entonces, ayudado por el agua que caía, comenzó a introducir un dedo en el cuerpo de Hyoga. Este gimió un poco, pero Fénix lo besó nuevamente. Entonces introdujo otro dedo y luego otro, y al sentir que su compañero ya estaba listo, lo penetró suavemente. Poco a poco empezó a moverse más rápido. Hyoga jadeaba al igual que él. Estaba sintiendo un placer que nunca había conocido, ya que mientras era penetrado, Ikki masajeaba su sexo al mismo tiempo que lo embestía. Después de un momento, ambos jóvenes tuvieron su orgasmo y Hyoga sintió que nuevamente sus piernas no lo sostenían. Se deslizó suavemente hasta el piso y ya no supo más de sí.