Notas de la autora:

Siento haberme tardado, es que como que no tenía muchas ganas de escribir. U.U Lo siento... jejeje... ººsighºº Ya estoy de vuelta aquí en mi tierra: Monterrey, Nuevo León, México... ¡arriba el norte! ººcof, cofººme sale lo regiaºº... Regresé de Miguel Alemán, Tamaulipas, México... ya que anduve en tierras fronterizas (pq son frontera con EUA) y estuve una semanita con mis padrinos :D... sí así como el de Harry, pero yo tengo 2: Susy y David. Estuve allá desde el martes y pues como verán no había podido conectarme. Logre por fin en esa semana terminar el cap Sirius/Denisse, cosa que Alessia me estaba presionando para terminarlo...

Alessia: ¡Lo ves! I did it! Por fin lo terminé y espero de toooodo corazón que lo disfrutes. Definitivamente no quedó como hubiera querido... los sentimientos no afloraron esta vez. Me hubiera gustado que los lectores chillaran un poco, pero no salió como esperaba. De todos modos espero que te guste ).

En fin, a todos los que me han seguido, espero q les guste... dejen reviews!

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If your Heart Isn't In It

(Si tu corazón no está en ello)

By Liz Kraft

Todavía podía recordar los días anteriores a éste. Las discusiones constantes con ella y las heridas que las acompañaban. Ya no sabía qué hacer. Recorría los pasillos del castillo con paso cansino, no sabía con quién hablar. Aunque la noche anterior Remus lo había escuchado, pese a que sólo respondía con monosílabos y silencios vacíos.

- ¿Estás bien? – negación, - ¿quieres hablar? – encogimiento de hombros. - ¿Sucede algo con Denisse? – un bufido, – Ah, ¿hizo algo? – otro encogimiento de hombros. – Bien. Eso no dice gran cosa... ¿estás molesto con ella? – bufó y un débil asentimiento. Remus se lo pensó... y ¿si lo que tenía Sirius era que ya no quería a Denisse como antes? Podía ser. - ¿Todavía la amas? – silencio, no hubo respuesta. - ¿Padfoot...? -

- Déjalo... – el pelinegro hizo ademán de restarle importancia. – Estoy hastiado, Mooney. Siempre es igual, se molesta por cualquier cosa, me hace berrinches en medio de las prácticas..., ya no lo soporto – Sirius se metió entre sus sábanas. – Gracias por escuchar Mooney. Buenas noches –

- O.o Buenas noches, Pad –

"Pobre no ha de haber entendido nada", pensó. Siguió caminando. Era un lindo sábado y no había querido salir a Hogsmeade con los demás: se reportó enfermo. Dobló la esquina sin mirar mucho por donde iba, chocó con alguien que venía corriendo, alguien que dio un pequeño grito por el susto y le ayudó a levantarse si mirar siquiera.

- Lo siento... no era mi intención -

- Descuida, Sirius – dijo la voz... ¿conocía su nombre? (Bueno, ¡y quien no!) Levantó sus ojos azul y se encontró con un cabello rojo como el fuego recogido en una coleta y un par de ojos verde-esmeralda que lo miraban entre divertida y extrañada.

- ¡Lil! –, exclamó. – Perdón, no me di cuenta por donde iba..., yo... –

- Tranquilízate Sirius, te he dicho que no importa – Lily notó algo extraño en el segundo Merodeador. - ¿Te encuentras bien? –

- Sí, sí..., yo... -, calló de inmediato, ¿realmente estaba bien o sólo fingía estarlo?

- Sirius, si necesitas algo, sabes que cuentas conmigo, ¿cierto? –

Lo miró con ternura, algo le sucedía a ese chico, tanto tiempo compartiendo con él, James, Remus y Peter que había aprendido a conocerlo poco a poco. Sirius la miró con sus ojos azules. Lo único que reflejaban era confusión y era un grito desesperado de ayuda... pedí auxilio con su mirada. Y ella estaba frente a él brindándole esa ayuda, había llegado justo en el momento más indicado. El joven asintió y le sonrió, dando un suspiro la tomó por la muñeca y la guió hacia la Torre de Astronomía, su lugar favorito. Lily sonrió divertida, al parecer ella y Liz no eran las únicas que les gustaba aquel lugar.

La joven se sentó junto al ventanal que estaba en la torre mientras él se quedaba de pie viendo un punto inespecífico. Permanecieron en silencio. Sirius parecía tratar de ordenar sus ideas y Lily lo miraba con expectación, tratando de encontrar el motivo del silencio de su amigo. Sí, su amigo. Sirius Black se había convertido en su amigo justo cuando se habían conocido, no importaba que se juntara con el pesado de James, Sirius siempre era diferente, extrovertido, bromista, todo un alborotador. Cuando comenzó su relación de Denisse Colleman, una se sus mejores amigas, la pelirroja y él habían afianzado esa amistad superficial que tenían. De eso hacía 9 meses. El joven se giró a verla, al parecer había logrado ordenar sus pensamientos.

- Lil, yo..., - bufó, ¿por qué no lograba sacar lo que traía dentro? Sólo era cuestión de decirle que ya no se sentía a gusto con Denisse. Que no era el amor de su vida. Que estaba harto de sus celos enfermizos. Sonrió con ironía. Se hincó frente a ella. – No sé por qué no puedo decirlo... -

- Oye, ¿confías en mí? – él asintió. – Entonces sólo dilo, sea lo que sea... No te encierres en tu concha, Sirius... –

- Bueno – Sirius respiró hondo, como tomando fuerzas de quien sabe donde, - Lil, no estoy seguro de que quiera seguir con Denisse – colocó las manos alrededor de su cabeza esperando algún grito o regaño por parte de la pelirroja, lo cual no sucedió. - ¿No vas a gritarme o querer golpearme? –

- No – dijo ella y rió. – Primero quiero escucharte, ¿qué es lo que pasa? – Sirius se relajó y se sentó correctamente en el suelo junto a la pelirroja.

- No sé muy bien – admitió. – Últimamente no me apetece estar con ella porque a todas horas está conmigo; después de las prácticas si me quedo conversando con Kate o Lena ¡se pone histérica, cada dos por tres cree que la engaño con alguien más; no me deja estar con Prongs, Mooney y Wormtail... es muy posesiva – terminó.

- Vaya, ya veo..., ¿seguro que no hay nadie más? – preguntó curiosa.

- No, no..., en serio – el ojiazul bufó tratando de buscar las palabras que diría. – Escucha, Lil, no quiero lastimarla. He pasado buenos momentos en los 9 meses que he estado junto a ella, pero... –

- Ya no la amas – terminó ella la frase.

- No es eso, pelirroja... es que, me está asfixiando – el animago suspiró. – No sé cómo terminar con ella, no quisiera una escenita..., pero sé que la tendré. Tarde o temprano – miró como una avecilla se posaba en el alfeizar de la ventana.

Ambos callaron de nuevo. Lily buscaba dentro de sí algo para decirle a su joven amigo, pero parecía no encontrarlas. Él, sólo se limitaba a ver el cielo claro, preguntándose cómo podía algo tan bello lastimar tanto. Todavía quería a Denisse, pero esos celos enfermizos lo estaban lastimando mucho. Se sintió el hombre mas infeliz del mundo por estar pensando en terminarla, pero era necesario... por los dos. Una infernal lágrima rodó por su mejilla, la pelirroja de inmediato se hincó a su lado y la secó con el dorso de su mano. Lo rodeó con sus pequeños brazos por encima de los hombros, abrazándolo. Más lágrimas recorrieron su rostro y aunque el joven quiso impedirlas no lo logró.

- ¡Ja! James podría matarme si me encuentra en estas condiciones contigo – dijo sacándose las lágrimas.

- No. James no es tan salvaje – ambos rieron por lo bajo.

- ¿Y tú, cómo lo sabes? – dijo él separándose y haciendo que ella se sentara. Lily lo miró divertida, como si la niña tuviera un juguete nuevo. - ¿Hay algo que necesites decirme, Lil? – inquirió curioso.

- Sirius, yo..., estoy con James – él le sonrió entre su tristeza.

- Vaya mal amigo que tengo... ¡no me lo había dicho! – reclamó él.

- Supongo que primero quiere ver si funciona – dijo ella dándole la razón al motivo de James para no decir nada.

- Funcionará – sentenció él. – James moriría por ti si es preciso –

- No exageres – dijo ella restándole importancia. – Volviendo a lo tuyo, creo que lo más justo es que hables con Denisse y cortes por lo sano... Dile lo que sientes cuando se pone así de pesada, pero no caigas en su juego -, Sirius la miró contrariado, - buscará la manera de culparte y de parecer ella la víctima. Denisse tiene esa manía –

Sirius se lo pensó bastante. Lily tenía razón, debía decírselo a Denisse o continuarían las heridas. Lo llenó un sentimiento de desasosiego. No sabía como remediar ese pequeño sentimiento que se estaba haciendo latente. ¡Era tan difícil cortarla! Se levantó del suelo y se recargó en la pared con frustración. Tenía que tomar cartas en el asunto y eso era ipso facto, o sea YA. Lily se acercó a él y le tomó una mano sujetándola con fuerza.

- Ánimo, Padfoot, saldrás de esto sano y salvo – le dijo como apoyo.

- Gracias – respondió él y la invitó a salir de la torre, de seguro James debía estar buscándola y hablando de James, ¿dónde estaba? – ¡Eh! ¿dónde has dejado a mi hermano, pelirroja? –

- Debe estar en la sala común – dijo ella. – Fue él quien me pidió que te buscara –

- ¿No fueron a Hogsmeade? – el joven se sorprendió por lo que escuchaba, ¡Lily no había ido a Hogsmeade con James por su culpa!

- Claro que fuimos, pero de ida y vuelta. Remus le contó a James cómo te encontrabas anoche y él prefirió que viniéramos a buscarte – le contó.

- ¿Y por qué no me buscó él? –

- Hubiera venido, pero Remus le dijo que si se trataba de Denisse era mejor que yo viniera a ti – le sonrió. – Además me tienes tanta confianza como a James, así que..., estuvo bien, ¿no? –

- Sí, muchísimas gracias, pelirroja – Sirius se detuvo frente a ella y le dio un diminuto beso en la frente. Eso significaba respeto. – Necesitaba la mente femenina para pensar adecuadamente –

- Que no te escuchen decir eso los chicos, creerán que eres raro – dijo ella y se rió con ganas.

Caminaron por entre los corredores hasta llegar a la sala común de Gryffindor, donde los dos entraron y se encontraron de cara con Remus y Liz en un sillón y a James leyendo un libro en su butaca favorita. Se acercó la pelirroja a él por detrás y le tapó los ojos. Sirius se sentó en sus piernas, le jugaría una broma.

- ¡Hola amor! – dijo Sirius con una delgada voz fingida.

- ¿Lil? – dijo el pelinegro extrañado. - ¿Eres tú? –

- Claro, amor... soy yo... dame un besito... – Sirius hizo amago de besarlo, pero fue interrumpido por la verdadera pelirroja.

- ¡Sirius Black! –

La chica tenía una pose de enfado, había descubierto los ojos de James y éste por el susto se había levantado como si tuviera un resorte, tirando a Sirius al suelo. Remus y Liz no pudieron contener la risa, y estallaron en estruendosas carcajadas. Sirius no tuvo otra opción más que reírse junto con los demás. Lily se puso delante de él con las manos a cada lado de su cintura, mientras Remus le ayudaba al ojiazul a ponerse en pie.

- Sirius... eres un... eres un... – la pelirroja no sabía ni qué decirle a su joven amigo, - ¡aprovechado! -

- Déjalo, Lil...; estoy acostumbrado a su trato medio 'raro' – dijo James tomándola por la cintura y acercándola hacia sí. La joven sonrió al mismo tiempo que se sonrojaba ligeramente.

- Mmmhh... Jamie..., - James lo miró fulminantemente por el apodo, - ¿algo que quieras compartir con tus amigos? – el buscador palideció, acababa de echarse de cabeza y sus mejillas tomaron un color rosado.

- Yo..., pues..., yo..., - despejó su cabeza, tenía que decírselos. – Bien. Chicos, Lil y yo estamos juntos –

- ¡Por fin! –exclamaron los tres presentes y se abalanzaron a abrazarlos.

- ¡Oigan, de qué se quejan! Mooney no nos ha dicho nada..., -

James había dado justo en el blanco. Remus también tenía su secreto y aunque no le importaba mucho decirlo, le causó un ligero rubor en las mejillas, igual que a Liz. Todos rieron por aquella escena.

- Nosotros..., esto..., nosotros también estamos saliendo – Liz había sido valiente y lo había dicho, recibiendo de parte de Remus una sonrisa y una hermosa y brillante mirada.

Pasaron varias horas, Ariadna y Denisse aún no aparecían en la sala común y eso mantenía a Sirius tranquilo. Poco tardó en dar las gracias mentalmente cuando ambas, acompañadas por el prefecto Steve Lange, entraron a la sala común. El joven animago se tensó en el momento y en su interior algo se hizo pequeño. Ariadna saludó a todos con la mano y Denisse corrió hacia su novio, quien estaba prácticamente hecho piedra.

- ¡¡Mi amor! – gritó la joven echándose a sus brazos. La chica no era nada fea, tenía el cabello negro con algunos toques rojizos, sus ojos eran color castaño.

- Hola, Denisse – saludó él y depositó un beso en su mejilla, haciendo que la chica se sorprendiera por el gesto.

Lily, Remus y James le hacían caras para que saliera a hablar con ella. Necesitaban arreglar la situación y él debía dar el primer paso. Sirius bajó la mirada ante los ojos de su chica.

- Denisse, ¿podemos hablar? - le pidió.

- ¡Claro, amor! – le dijo ella sonriendo. - ¿A dónde quieres que vayamos? –

- Sólo vamos a... podríamos ir al lago – dijo el ojiazul.

Salieron ambos de la sala común bajo los ojos de sus amigos, cuatro de ellos sabían lo que sucedería después, sólo Ariadna no lo sabía y entonces Lily se dispuso a comentárselo, mientras que Sirius y Denisse se dirigían al lago.

Mientras tanto

Ambos Gryffindors caminaban junto al lago en silencio, hasta que se detuvieron a la orilla de éste. Se quedaron en silencio unos minutos.

- ¿De qué quería hablar, mi amor? – la joven lo rodeó con sus brazos.

- Den yo... – Sirius quitó su brazos y se alejó de ella.

- ¿Qué te sucede, Sirius? Desde hace días has cambiado – Denisse habló con seriedad.

- Den..., es de eso que quiero hablarte – le dijo. – Yo..., ya no estoy a gusto con nuestra relación – Sirius bajó la mirada, - te has vuelto muy posesiva y... –

- ¡¿De qué rayos hablas! – Denisse se molestó y su voz sonó fuerte. - ¡Yo te he dado lo mejor de mí...! ¡Son nueve meses, Sirius Black! ¡Nueve! –

- ¡Lo sé! – espetó él, - no tienes por qué repetírmelo diario – el joven animago movió su cabeza de un lado a otro tratando de despejarse. – Escucha, no quiero herirte, por eso es qu... –

- ¿No quieres herirme? ... ¡Qué patético! ¡Eres tan falso! –

- ¡Eso no es verdad! Sabes que yo también he dado todo, pero... – el chico bajó la voz.

- ¿Pero qué...? ¡Te diste cuenta que hay alguien mejor? ¿¡Quién es esta semana? ¿Lena? ¿Katie? ¿Connie? ¿¡QUIÉN? –

- ¡¡CÁLLATE! – había logrado impacientarlo y el chico gritó: - ¡No hables de lo que no sabes! Ni siquiera te has molestado por preguntarme la razón para alejarme... –

- ¡Y no quiero saberla! ... Porque ya la sé – dijo ella furiosa.

- Ah, ¿sí? Y según tú, ¿por qué me alejo? –

- Porque tienes otra... – dijo ella decididamente.

- ¡Ja! Tú si que estás mal... Lil tenía razón – susurró lo último.

- ¿Lily? ¿Estuviste hablando con ella? – Denisse se enfurruñó aún más. – Buena amiga que me cargo –

- No sabes nada, Denisse. Ella sólo cumplió con su deber como amiga... MI amiga – dijo enfatizando la palabra 'mi'.

La joven de cabello negro y toques rojos estaba furiosa. Si las miradas lograran matar, Sirius Black estaría enterrado tres mil metros bajo tierra, hecho pedacitos (N/A: Exageré, lo sé U.U). Su 'novio' estaba parado ahí hablando de Lily como si fuera su mejor amiga, la defendía de ella... ¿defendía a Lily de ella? ¿por qué? Y entonces lo entendió, o eso creía ella, su corazón se llenó de más rencor hacia esas dos personas. Hacia Lily porque le había quitado lo más preciado que tenía: Sirius; y hacia Sirius porque se empeñaba en decirle que el problema era ella y no que en realidad amaba a alguien más. Sintió como la ira se apoderaba de ella, quiso golpear a Sirius e ir a gritarle unas cuantas cosas a Lily, pero la misma ira le impedía moverse.

En cuanto a él, solamente podía pensar en lo mal que se sentía. Denisse estaba ahí, pensando que Lily estaba metida entre ambos y quien sabe cuantas cosas más (N/A: y no se equivocaba!). Se llevó las manos al rostro y negó con la cabeza. Sintió algo detrás suyo, era el tronco de un árbol y se dejó caer sobre él. ¡Qué estúpido! Pero no podía hacer nada..., más bien ya no quería hacerlo. Habían sido cerca de seis meses de posesión, gritos, celos, pelas, que ya no tenía ganas de luchar por lo que pudo haber llegado a sentir por Denisse. La joven Colleman se encargó durante seis meses a matar lo que su corazón logró sentir.

- Perdóname Den..., pero yo ya no puedo -

- ¿Ya no puedes...? ¿Qué no puedes, Black? – Denisse se puso histérica de nuevo. - ¿Mentirme? ¡Dime que Lily es quien ahora ocupa mi lugar! ¡¡DÍMELO! –

- ¡Cállate! – dijo una tercera voz acercándose. Lily y james caminaban apresurados hacia donde estaban Sirius y Denisse, lo que causó la sorpresa de Denisse.

- L-Lil... – titubeó, - y-yo... –

- ¿Te haces llamar mi amiga? – la pelirroja se detuvo frente a ella y sus ojos se llenaron de lágrimas.

- ¿Cómo puedes pensar que Lily y Sirius tienen algo? – le dijo James mientras se acercaba a Lily para reconfortarla y ella se aferraba a él. – No puedes hablar de algo que no tienes conocimiento –

- James, pero... -

- ¡Que no entiendes, Denisse! ¡Lil y yo estamos saliendo! – espetó el buscador de Gryffindor perdiendo la paciencia ante tantas idioteces.

- Prongs, mejor váyanse – Sirius lo miró suplicante.

- No – murmuró Denisse, - la que se va soy yo... – y arrancó a correr rumbo al castillo.

- ¡Espera...! – James colocó un brazo en su hombro y lo detuvo.

- Déjala Padfoot..., es mejor que la dejes ordenar sus sentimientos – le dijo a su mejor amigo.

- No quise lastimarla, Prongs... en serio – Sirius dejó escapar una lágrima.

- Tranquilo Sirius, ya pasará – Lily le sonrió. – Vamonos –

Los tres regresaron al castillo en silencio. El resto de la semana Remus, Liz, Lily y James se encargaron de mantener a Sirius ocupado en algo. Se dedicaron a los estudios, a las prácticas de Quidditch y hasta a preparar bromas y llevarlas acabo. Denisse no pasaba mucho tiempo en la sala común de Gryffindor y había dejado de hablar con Lily, pero eso no le impedía hablar con Liz y con Remus, únicos que no se habían metido en la bronca. La pelirroja estaba triste, pero no que el pobre de Sirius, que aunque no lo dijera se le notaba en sus ojos azul. Una noche en la habitación de las chicas, Denisse logró hablar con Lily, logrando una reconciliación.

- Oye Lily, ¿podemos hablar? – la pelirroja asintió. – Quiero disculparme por mi comportamiento el otro día. Soy una tonta Lily, pero... realmente no estaba en mis cinco sentidos... perdóname – la joven de echó a llorar.

- No llores, Den... está bien – Lily se acercó a la cama de la joven, se sentó a los pies de la misma y tomó las manos de su amiga entre las suyas, sujetándolas con fuerza y la miró con ternura. – No te preocupes, todo quedará olvidado –

- Oh, Lily... gracias – Denisse se echó a sus brazos. – Eres una gran amiga... –

- Sólo hazme un favor –

- ¿Cuál? –

- Habla con Sirius – le pidió, - escúchalo..., entiende sus razones –

- De acuerdo..., mañana lo haré – se abrazaron de nuevo.

- Aww..., son tan tiernas – dijo una chica sarcásticamente. Elizabeth Kraft acababa de entrar en la habitación, sonriente y de muy buen humor. – ¡Hola chicas )! –

- Hola Liz – saludaron las otras dos.

- ¿Ya arreglaron sus diferencias? – ambas asintieron. - Me da gusto... No es nada agradable tenerlas peleadas –

Se quedaron conversando un rato más dentro de aquella habitación, Ariadna las acompañó poco después que el cansancio las venció a las cuatro.

La mañana siguiente bajaron a desayunar, aunque Denisse estaba alejada de las conversaciones por lo menos se encontraba sentada cerca de ellos y de vez en vez soltaba un murmullo de risa. Sirius también estaba ahí, participando en las pláticas y risotadas; finalmente, Denisse lo miró fijamente captando su atención y movió sus labios formando una pequeña palabra: "Fuera", Sirius asintió y luego de una pésima excusa salió. Denisse se levantó de la mesa y miró a James, éste la miró fríamente hasta que ella habló pidiéndole una sincera disculpa por lo que había sucedido la otra vez. El joven buscador de Gryffindor, luego de evaluarla unos momentos y verla con frialdad le dijo que aceptaba sus disculpas y logró sonreírle. La chica se retiró del lugar y a los pocos minutos se unió a Sirius en el pasillo.

- ¿Qué pasa? -

- Y-yo... quiero pedirte perdón. No te escuché la otra vez y ahora quiero hacerlo... – la joven bajó la mirada. – Dime..., dime por qué terminaste conmigo – levantó su rostro hasta encontrarse con los ojos de Sirius.

- ¿Realmente quieres escucharlo? – ella asintió. – Mira, no te ofendas, pero te volviste posesiva, no me dejabas estar con mis amigos, siempre tenía que estar contigo, salía de las prácticas exhausto y aunque te pedía por favor que dejáramos nuestras salidas para otras noches te empeñabas en que fuera esa y yo accedía a tus caprichos... – la joven se sorprendió - ..., sí, eres caprichosa. –

- Entonces..., ¿ya no me amas? –

- Lo siento, Den... yo..., no es eso, es sólo que ya no puedo ni quiero tratar –

- De acuerdo – la joven gimoteó. – Te entiendo... Así que... ¿amigos? –

­- Discúlpame, pero por ahora creo que necesito espacio. No es que no quiera tu amistad, simplemente creo que ambos necesitamos alejarnos el uno del otro para luego reanudar nuestra amistad –

- Tienes razón. Buena suerte, Sirius Black -

- Buena suerte, Denisse –

Cada quien tomó su rumbo. El joven animago caminó por los pasillos más oscuros, mientras caminaba recordó los buenos momentos que pasó junto a Denisse. Se detuvo y aspiró hondo, tratando de tranquilizar su cansado corazón. Sin embargo, aunque quiso controlarse, sus sentimientos pudieron más que su voluntad y allí, en medio del pasillo derramó lo que serían sus últimas lágrimas por Denisse Colleman. De nuevo ese sentimiento de ardor en sus ojos. Ese ardor que no lo dejaba continuar con su caminata y que lo hizo caer de rodillas, sintiendo el duro y frío de las baldosas. Estaba herido y por lo tanto se encontraba molesto. Esas infernales lágrimas que lo hacían vulnerable y débil. No, no es debilidad. Llorar no significa ser débil, llorar significa ser humano y sentir como tal. Su enojo fue disminuyendo poco a poco, pero sus lágrimas seguían dejando huella en su rostro. Inesperadamente, sintió que alguien lo rodeaba por los hombros y lo hacía recargar su cabeza en el pecho de una chica.

- Sh-sh... shh.. – le decía mientras lo trataba de tranquilizar.

Se dejó caer sobre ella, mientras ella sólo se limitaba a acariciar su espalda haciéndole sentir que ahí estaba. ¿Quién era? El animago rodeó a la figura por la cintura y se aferró a ella. Conocía ese olor. Tantos años compartiendo la misma casa y además su transformación animaga le había desarrollado el sentido del olfato. Pero ¿qué hacía ella ahí? Ella debía estar con alguien más; no obstante, no dijo nada hasta que se hubo tranquilizado por completo. El chico levantó su rostro hasta encontrarse con una mirada castaña y varias lágrimas en su rostro. A ella le partía verlo sufrir de esa forma. Secaron sus lágrimas cada uno.

- ¿Te sientes mejor? – él movió la cabeza afirmativamente. – Te preguntarás por qué no vino Lily, ¿verdad? – volvió a afirmar. – Pues no vino porque Denisse se la apropió. James es pésimo consolador y Remus... bueno él..., preferí que se quedara, la luna llena está cerca –

- ¿Ya lo sabes?... P-pero, ¿cómo? – Sirius se sorprendió.

- Eso no es tema de discusión ahora, luego te contaré – el joven dijo 'si' con su cabeza y le sonrió con melancolía en sus ojos.

- Gracias, Liz – ambos se arrastraron hasta quedar recargados en la pared.

- Bah..., no es nada – Liz le sonrió con dulzura. – Sé que te duele y siento mucho por lo que estás pasando, pero... también sé que tarde o temprano ella te lo agradecerá –

- Ojalá. En el fondo, sé que hice lo correcto – guardó silencio un momento, como queriendo componer lo que iba a preguntar: - ¿Cómo hago para soportarlo? –

- No hay una receta exacta, Sirius, pero... mira al frente y piensa que todo estará mejor así. Porque estarás bien..., te lo aseguro ) –

Luego de sonreírse mutuamente y de que Sirius pensara en las palabras dichas por su amiga, ambos se levantaron del suelo. Fueron hacia la sala común en silencio, pero Sirius sabía que todos estaban con él, que lo apoyaban aunque sólo había sido Liz quien lo acompañó en su llanto. Al entrar, todos se giraron a verlo, estaba envuelto en un aire de melancolía y tristeza, pero logró cambiarlo por uno de tranquilidad y paz.

- Estoy bien. Gracias – dijo mirándolos a cada uno.

Desfilaron James, Lily y Remus por los brazos de Sirius, quien recibía el cariño y apoyo con mucho entusiasmo. Ya no había lágrimas. Se habían ido igual que el amor que sentía por Denisse se fue escapando entre sus dedos. Liz tomó asiento junto a Remus y Lily junto a James, Ariadna se les unió también. El joven animago Gryffindor sacó su tablero de ajedrez y retó a James, cosa que siempre disfrutaba porque le ganaba. Rió, se burló, conversó con todos, se mostró tranquilo y cariñoso con las dos personas que durante esa difícil semana le habían brindado su apoyo: Lily, aquella tarde cuando conversaron y cuando discutió con Denisse; y Liz, quien se había encargado de consolarlo hasta que él logró asirse de nuevas fuerzas. James y Remus tienen suerte de tenerlas, pensó y les sonrió a todos. Definitivamente, esto es mejor... tener mi vida y mis mejores amigos de vuelta.

FIN