Mejor solo... que mal acompañado?
Yu-Gi-Oh Seto/Joey
Yami/Lucio ( pers. Original)
Tristan/Duke
Bakura? – Marik?
By Kaede SakuragiCapitulo 18
Se sintió pesado, sintió que su cuerpo respondía inquieto ante las sabanas frías. Apenas abrió sus ojos, encontrándose en una habitación muy grande. Toco su cabeza, le dolía. Cerro sus ojos, cuando imágenes dolorosas vinieron a su mente. Sin poder evitarlo, sus ojos derramaban lagrimas.
El sonido de la puerta, lo hizo abrirlos, para sentarse en aquella cama mullida.
Detrás de la misma, apareció un muchacho rubio de ojos azules. Poseía el cabello largo, hasta la cintura. Llevaba una bandeja con algo de alimento, la cual la deposito en una mesita cerca de la cama.
Se le acerco lentamente. Joey empezó a retroceder, pero cuando la sabana resbaló de su cuerpo, se dio cuenta que estaba desnudo. Se sonrojo, pero también se percato de las vendas que lleva sobre su torso, piernas y brazos. Salió de sus pensamientos, cuando sintió los dedos de este tocar su mejilla.
Por un momento, ambos se perdieron en los ojos del otro. Joey observo que eran vacíos, tristes, desganados. Como si en ellos reflejaran mucho dolor. Sintió nuevamente una caricia, por su rostro, para luego pasar por su cuello.
De repente le faltaba el aire, se estaba ahogando.
Ese muchacho lo estaba ahorcando, empezó a golpearlo, pero no reaccionaba. Sus ojos azules, se volvieron rojos, de ira, furia, odio, locura, el rubio no sabia como identificarlo. Quiso decir algo, pero cada vez su cuerpo se volvía pesado por la falta de aire.
- ALEXANDER- se escucho un grito, para luego sentir que la presión de su cuello desaparecía de repente. Empezó a toser, a llenar sus pulmones precipitadamente, mientras trataba de sentarse nuevamente - GUARDIAS! GUARDIAS! – escucho gritar nuevamente. Cuando abrió sus ojos, se encontró con aquel muchacho de ojos amatistas.
- ... – seguía torciendo, mientras trataba de tapar su cuerpo.
- Señor! – unos hombres aparecieron, y vieron con terror la escena. Ken sostenía a un muchacho mayor que él, en el suelo. Parecía que tenia espasmos, temblaba y manoteaba como queriendo liberarse. Decía incoherencias, y además gritaba de repente.
- IDIOTAS! Cómo dejaron que llegara hasta aquí?
- Señor... nosotros...
- UNA MIERDA! ESTUPIDOS...! LOS HARÉ MATAR POR ESTA ESTUPIDEZ! – los hombres se acercaron, con temor en sus ojos. Tomando aquel muchacho despacio, sufría uno de sus ataque – Que el medico lo revise y lo tranquilice ... Iré en unos momentos – los hombres asintieron, y salieron de aquella habitación. Cuando la puerta se cerro, se giro para mirar al muchacho en la cama.
- Disculpa por el incidente ... – se acerco a la cama, para revisarlo, mirando su cuello las marcas rojas de aquellas manos que lo aprisionaron - Te encuentras bien ...?
- ... – solo asintió con la cabeza
- Bien ... – se levanto, tomo el auricular del teléfono – Por favor, mande una bandeja de comida a la habitación de principal ... quiero que renueven la que se encuentra aquí ... – colgó, para luego mirarlo – Disculpa si tienes hambre ... pero si Alexander trajo esa bandeja, es mejor que te traigan otra comida.
- Dónde estoy- dijo despacio, pero lo suficiente audible. Ken miro sus ojos, le sonrió.
- Te encuentras en una vieja mansión ... – el rubio lo miro interrogante, pero antes que preguntara, el tranzado siguió hablando - ... Tatsumi te trajo aquí ... te encontró en una de las bodegas de los Kazutaka ... – Joey tembló, sintió miedo recordando ese momento. Sin querer sus ojos se llenaron de lagrimas – Shhhh ... no te preocupes ... – Ken se acerco, para abrazarlo, por un momento el rubio se sintió pretejido.
- Necesito hablar con Seto ... – levanto su rostro lloroso, pero lo que vio no le gusto.
- No ... – el trenzado dijo secamente, mientras se separaba bruscamente – Lamentablemente no puedes hacerlo ...
- Porque? – dijo algo alterado, todo esto era algo desquiciado - ... No entiendo nada ... – se tomo la cabeza, para luego intentar buscar una respuesta a toda esta odisea - .. Asato me secuestra ... por una venganza estúpida con Seto ... Despierto y alguien quiere matarme ... y ahora tu ... No me dejaras hablar con Seto ... Dime porque? Porque YO? – el rubio, estaba alterado, casi histérico. No entendía nada, su cuerpo le dolía, y su cabeza estaba a punto de estallar. Se abrazo inconscientemente, buscando un calor inexistente – Seto ... Seto ... – decía despacio.
- Hace ... 20 años atrás ... – la vos de Ken se hizo suave y dolorosa – En esta misma mansión. Se realizaban varios negocios sucios. Entre ellos, la venta de esclavos sexuales, o mascotas por una noche – Joey levanto su vista, para mirarlo. Se encontraba a la par de la ventana, observando hacia fuera. Pudo ver lagrimas en aquellos ojos - ... Tenia un hermano, vivíamos en la parte baja de la cuidad Dominio. Aquella donde los delincuentes, eran la justicia. Yo tenia ocho años, mientras mi hermano, había cumplido los catorce. Estábamos en una casilla, donde estaba mi madre, la cual era una prostituta, y mi padre, un ladrón y bebedor empedernido. Muchas veces nos vendía, para luego recuperándonos, matando aquellos clientes pervertidos. Pero un día, apareció alguien en un auto negro. De la mafia se podía decir, llego hasta donde estaba nuestro padre, y sin decir nada, lo mato de un balazo en la frente. A nosotros nos metieron en una camioneta, y a mi madre, la llevaron en otra. Estuvimos en aquel vehículo mucho tiempo, hasta llegar a una gran mansión. Nos llevaron a la cocina, pensábamos que nos harían trabajar, pero nos dieron de comer, luego nos dieron ropa limpia, de esas de las caras, y nos bañaron. Por unos días, parecía que todo era un sueño. Jugábamos, en el jardín, en un viejo laberinto. Mientras veíamos que mucha gente llegaba, nos miraba, nos sonreía, y nos traían juguetes, por lo menos a mi. – Ken se abrazo, con dolor – Pero un día, en la noche, nos llevaron a ambos a otro lugar. Llegamos a otra mansión, un poco mas vieja y arruinada. La iluminación eran velas de muchos tamaños. Nos metieron en una habitación, donde a mi hermano, lo sujetaron y lo empezaron a desnudar. Intente ayudarlo, pero alguien me había sujetado, con una cuchillo en el cuello. No pudimos hacer nada. Lo vistieron con ropa de cuero, con algunas cadenas en sus tobillos y cuello. Lo hicieron ponerse en cuatro patas, haciéndolo parecer un perro. Le inyectaron una droga, la cual surtió efecto enseguida. Mi hermano de catorce años, gemía en el suelo, sin saber el motivo. Los hombres que estaban allí, lo empezaron a tocar, y a tocarse. Yo no sabia lo que sucedía allí – por un momento quedo en silencio – Me llevaron de allí, grite con todas mis fuerzas, pero me golpearon para que no lo hiciera. Me dejaron en una habitación del primer piso, en una especie de estudio. Allí había cámaras de todo tipo, podía ver todo desde allí. Detrás de mi sentí que alguien me tomaba, y me sentaba en el regazo, cuando quise escapar, me dijo que si lo hacia, mi hermano pagase por mi ofensa. Me quede quieto, observando. De repente unos de los hombre se acerco y aviso que habían llegado sus clientes preferidos. El sonrió. Me mostró la pantalla, y pude observar a tres muchachos, uno de 19, otro de 15, y un niño de mi misma edad. Acompañados por un hombre mayor que se sentó en otra mesa. Se veían contentos, por lo menos el del medio. Pero el niño, se intereso en algo, y la cámara web de la mesa, indico que había elegido a alguien. El mayor empezó a escribir algo, y en otra pantalla se veía como alguien castigaba a uno de las mascotas sexuales – sin poder evitarlo, empezó a derramar lagrimas – Vi a mi hermano, ser castigado por alguien, para luego ver como sonreían. Todo cambio esa noche, mi hermano ya no fue el mismo ... – giro para mirar a Joey - ... Salí corriendo de allí, baje las escaleras que encontré. Y pare en seco, al ver aquella persona, que había elegido a mi hermano para torturarlo. Los vi meterse en una habitación, por un momento, para luego ver correr aquel niño de allí, hasta una limosina. " Lleva a Seto a la mansión Kaiba ... " dijo despacio, para luego el chofer responder " si Señor Seiichiro " ... – por un momento, el aire de la habitación se volvió tensa. Joey abrió sus ojos a mas no poder, tapándose la boca para no gritar de la sorpresa - ... Pasamos muchos años allí, hasta que alguien se apodero de aquella mansión, y desalojo a todos de allí. Dejándonos en manos del antiguo dueño. Un viejo pervertido, el cual, mientras prestaba asistencia siquiátrica para mi hermano, yo seria su amante. – los ojos de Ken eran fríos. Joey tembló por un momento, acaso quería decir ... – Alexander es mi hermano mayor ... es deficiente mental ... Necesita matar a alguien o ser sadomizado. Para que sus ataques no empeoren – se le acerco lentamente, para luego acariciar su mejilla, despacio, sintiendo el miedo de rubio - ... Ahora ... llego el momento para que puedan pagar esa falta ... – sonrió maliciosamente – Encontré al perfecto aliado ...
- Yugi ... – no supo porque, pero el nombre de su amigo, salió de sus labios. Ahora entendía todo.
- Exacto ... – murmuro despacio, muy cerca de su rostro – Tatsumi Muraki ... es el único que puede darles temor a los Kazutaka ... – se separo, para luego reír con una gran carcajada - ... Quien pudiera decir que los Kazutaka, tuvieran un pasado mas desquiciado que el nuestro ... jajajaja ...
- Todos están enfermos ...- Joey murmuro despacio.
- Cierto ... - dijo con una sonrisa - ... Todo gracias a tu querido Seto ...
- MENTIRA! – el rubio grito, con lagrimas en los ojos – Seto no haría algo así.
- Ya lo veras ... – el trenzado salió de allí, seriamente. Dejando al cachorro, con lagrimas en los ojos.
- Todo esto es un sueño ... nada de esto esta pasando ... nada ...
Ken cerro la puerta con llave. Se dirigió hasta la planta baja, para luego encontrar a algunos hombres, trayendo el ultimo encargue.
- Señor ... donde los llevamos - se acerco, despejando algunos mechones de sus rostros.
- Al mas pequeño llévenlo con Tatsumi ... y al otro ... – lo observo por un momento, para luego sonreír - ... Llévatelo al gran salón ... y ponlo cómodo ... de seguro la nueva mascota se divertirá con él.
Se alejo de ellos, para luego salir al jardín. Ya viejo pero aun conservando aquel toque rustico. Se abrazo a si mismo, y sin poder contenerse, empezó a llorar, hasta caer de rodillas, en aquel césped. Había tanto dolor...
