Mejor solo... que mal acompañado?

Yu-Gi-Oh Seto/Joey

Yami/Lucio ( pers. Original)

Tristan/Duke

Bakura? – Marik?

By Kaede Sakuragi

Capitulo 20

La mansión estaba casi en buen estado, por dentro. Seto y Seiichiro, observaron cada rincón, reconociéndolo dolorosamente.

Debemos separarnos... – Duke hablo primero, mientras de entre sus ropas sacaba dos mágnum 9 mm

Demonios... ! No pensaras usarlas verdad? – Tristan le hablo casi horrorizado.

Claro ... – entregándole una a Seto - ... Ten cuidado, esta modificada. Es mucho más poderosa que la que estas acostumbrada – mirando a su koibito – Ve con él, será más fácil ... Yo iré con Kazutaka ...

Pero ... – el castaño no tuvo tiempo de reclamar, fue callado por un beso.

Se cuidan ... – Duke salió corriendo, escalera arriba. Seguido por Seiichiro.

Kaiba, lo tomo del brazo, y salió corriendo en dirección de un pasillo. Cautelosamente, fueron adentrándose por la mansión. Encontrando varios cuartos, vacíos, en ruinas o directamente cerrados con llave. Llegaron a una biblioteca antigua, las paredes de estas estaban destrozadas, como si alguien estuviera buscando algo. Seto reconoció ese lugar.

Estaba revisando algunos papeles, cuando una sombra por el ventanal, paso corriendo. Ambos se dirigieron al lugar. No muy lejos, podían ver algo o alguien perderse en el bosque, que se encontraba detrás de la gran mansión.

Al ojiazul, le llamo la atención algo en el césped. Al levantar el objeto, sus ojos se abrieron asustados.

Kaiba ...? – pregunto Tristan detrás de él, mientras se acercaba y miraba lo que tenia entre sus dedos

Tienen a Mokuba ... - murmuro asustado, mientas apretaba contra su pecho, aquel relicario, que conservaban las fotos de su infancia.


Bakura y Marik habían seguido otro camino. Un pasillo más oscuro, pero eran guiados por los artículos que llevaban. La sortija resplandeció en dirección de una pared vieja. Ambos espíritus se miraron maliciosamente.

Te lo concedo ... – Yami Bakura sonrió. Yami Marik tomo su cetro y lo golpeo contra aquella puerta falsa. En segundos, caía en pedazos, mostrando detrás de ella una escalera que bajaba en forma caracol, iluminada por antorchas antiguas.

La bajada era algo pesada, la humedad que se encontraba allí, hacia que el cuerpo quedara agotado enseguida. Pero solo para personas normales, no como ellos, espíritus antiguos de mas de 5000 años.

El llegar al final de la misma, se encontraron con una especie de catacumbas. Podían observarse viejas calaveras que adornaban las paredes. Ambos yamis sonrieron.

Como en casa ... – Marik esta ves fue el que hablo – Mira ... allí ... Ladrón ... – le dijo mientras señalaba una especie de lugar de sacrificios.

Realmente ... es estar en casa ... – Bakura se acerco contemplando el potro de madera ya podrida, con cadenas y grilletes - ... Lastima que no tenemos tiempo para jugar ... – Marik se alejo un poco, para observar dentro de las pequeñas jaulas que habían allí, en el fondo.

Lo encontré ...! – grito a su compañero.

Ambos muchachos se acercaron a la que estaba suspendida sobre un gran estanque de agua.

Levanto la cabeza, sintiendo aquellas personas cerca. Quiso decir algo, pero le fue inútil, la perdida de sangre que presentaba era ya muy avanzada, y de seguro, mucho no le quedaba.


Estaba algo aturdido. Algo le habían inyectado.

Era llevado, prácticamente a las rastra por unos pasillos. Sus ojos se sentían algo pesados, pero aun así, podía ver por donde lo llevaban. Hacia tiempo que habían abandonado aquella mansión, y era llevado por un lugar oscuro, el suelo se sentía algo blando bajo sus pies.

Cerro sus ojos, el dolor de cabeza era muy presente, mas que el mismo dolor de su cuerpo. Tropezó, pero antes de caer al suelo, fue sujetado por la cintura.

No te me estropees antes de tiempo ... – la vos era suave, seductora, pero aun así, lo puso nervioso.

Porque me haces esto? – murmuro despacio, aun estaba aturdido por la droga.

Digamos que, a pesar de todo, necesito hacer pagar a Kaiba lo que nos hizo a nosotros.

Pero el no tuvo nada que ver ... – el rubio se dio vuelta, para mirarlo, tristemente – Seto no tiene nada que ver ... – algunas lagrimas escaparon de su rostro.

No! ... – Ken tomo su rostro, para que lo mira bien a los ojos - ... Acaso el no tiene la culpa, que te secuestraran, te llevaran a una bodega vieja ... – acariciando su rostro - ... Que alguien te tocara ... te lamiera y te mordiera ... – dijo en susurro, mientras tocaba le tocaba las heridas, haciéndolo gemir por el dolor - ... Que te tomara, y te violaran ... por una simple venganza? – Los ojos del rubio no contuvieron las lagrimas – Dime ... Joey ... acaso no es por culpa de Seto que hicieron todo eso? – el rubio no dijo nada, solo empezó a sollozar.

Ken no dijo mas nada, solo tomo su brazo, y lo siguió arrastrando por aquel lugar. El cachorro se perdió en sus pensamientos, empezó a dudar de toda esa situación.

Llegamos ... – el ojos amatista dijo sonriente. Joey levanto su cabeza, para mirar donde estaban.

Habían llegado hasta una especie de invernadero, donde estaba equipado con almohadones en el piso, una cámara de video, y una pantalla. A un costado, se veía una mesa con distintas cosas de cuero, látigo y demás cosas. El rubio tembló.

No te preocupes ... no te dolerá ... – sonrió casi desquiciado – Bueno ... luego que te acostumbres ... Cachorro ...

NO ... noooo ... nooooooo ... – fue el grito, antes de que las puertas del lugar, se cerraran.


Miraba atónito la escena, las caricias y los gemidos. Cerro fuertemente sus ojos, no quería herirse mas de lo que ya estaba. Quería soltarse, de aquellas cuerdas que lo sostenían. El ruido de las puertas, lo hicieron girarse. Para ver que unos hombres traían alguien arrasando.

Ah ... llego nuestra mascota ... Mi hermoso ... – Tatsumi soltó a Yugi, para luego sujetar los cabellos negros del muchacho que estaba inconsciente – Mira que desastre ... – dijo molesto cuando vio algunos golpes en el rostro.

Mokuba! – Lucio grito, pero como respuesta, recibió una patada en el estomago. Levanto su cabeza, para mirar dolido a Yugi. Había sido quien lo golpeo.

No pronuncies ese maldito nombre ... bastardo ... – su vos era de odio.

No ... Hermoso ... No maltrates la diversión ... – Tatsumi sonrió, mientras hacia señas a los hombres, para que colocaran al muchacho sobre una cama que había en el lugar.

Que harás con él? Dime ...! No te atrevas a tocarlo! – Lucio gritaba histérico, nervioso. Pero otro golpe lo hizo callar.

No tienes derecho a reclamar ... Maldito ... – Yugi lo tomo de los cabellos, haciéndolo gemir de dolor. Por primera vez, lo tenia tan cerca, y podía observar sus ojos, no tenían vida ... no tenían alma - ... Lo que le hagamos ... no tendrá nada de preocupación ... de lo que haga yo contigo ... – lo soltó rudamente, para luego abrazar a Tatsumi - ... Quiero jugar? – dijo en forma infantil - ... Ya podemos jugar ... Si! – el ojos amarillos sonrió, mientras volvía a besarlo.

Claro ... ya es hora de jugar un poco ... – le dijo mientras le señalaba, unos monitores que habían colocados sus hombres. En ellos se podían observar, a unos intrusos - ... Ya llegaron ... – beso la mano de Yugi, para luego acercarse a la cama donde Mokuba estaba atado, aun inconsciente - ...Prepara las cámaras ... Mi hermoso ... El show esta por comenzar ...

Yugi sonrió, mientras colocaba la cámara en foco, enfocando la cama. Luego, se acerco a una mesa, tomo un chuchillo, y lentamente, se acerco al pequeño pelinegro.

YUGI! No ... no lo hagas ... YUGI! – Lucio grito desesperado.

Pero solo jugaremos un poco ... – dijo sonriente, mientras tomaba la bota manga del pantalón, y lo empezaba a cortar, desasiéndose de los pedazos ... - ... Solo jugaremos un rato ... – Miro a Tatsumi, para luego accionar un interruptor, donde la cámara y otra pantalla se encendieron.

Las puertas fueron selladas, y atrancadas. Si alguien llegaba hasta allí, les costaría entrar.

En distintos lugares de la casa, y alrededores. Simultáneamente, aparecieron mostrando dos imágenes. Un chico rubio semi desnudo sobre unos almohadones, y otro peli negro sobre una cama.

Los ojos de horror de los que miraban las pantallas, fue casi traumático.

Joey ... Mokuba ... – el CEO fue lo único que pudo pronunciar, antes de salir corriendo de aquella casa vieja.