Mejor solo... que mal acompañado?

Yu-Gi-Oh Seto/Joey

Yami/Lucio ( pers. Original)

Tristan/Duke

Bakura? – Marik?

By Kaede Sakuragi

Capitulo 22

El silencio lo estaba matando. No sabia cuanto había permanecido allí, ni cuanto duraría. Apenas podía distinguir algo frente a él. Movió su brazo, sintiendo una gran punzada de dolor, trato de sujetarse aquella herida con su otra mano, pero también largo un gemido lastimero.

Cerros sus ojos fuertemente, aun podía ver claramente las imágenes. Estar en aquel altar de sacrificios, viendo frente a él, al pequeño compañero de lucha, de duelos y de vida. Sintió las lagrimas en su rostro, recordar cuando ese ángel de ojos amatista clavaron aquella daga, en sus manos, para poder llegar aquel recipiente con su sangre.

Su sangre, medito por un momento. Había vuelto ser mortal, no mas un espíritu, ni un poseedor de aquel cuerpo. Era un individuo. Debía sentirse feliz, pero con solo pensar que aquel hombre, no solo manejaba la magia negra de los antiguos druidas, si no que también, extrañamente podía leer antiguos jeroglíficos egipcios. Como demonios había conseguido aquel libro de los muertos? No ... no ... nadie tendría que tenerlo. Él lo sabia.

Su cuerpo estaba cansado, ya ni esperanza tenia de volver a ver esos ojos tan dulces, y lleno de amor, que le profesaba Lucio.

Otra lagrima surgió de sus ojos ya hinchados. Porque tenia que pasar esto, invoco a su Dios Sol, para que lo ayudara. Pero ya no tenia esperanzas.

El sonido de pasos y voces, lo hicieron casi sonreír. Seguro vendrían a terminar con su sufrimiento.

Como en casa ... – escucho una de las voces conocidas – Mira ... allí ... Ladrón ... –esas palabras, esa vos, intento poder moverse con mas libertad.

Realmente ... es estar en casa ... – Si, no se equivocaba, esas voces eran conocidas - ... Lastima que no tenemos tiempo para jugar ... –quiso poder incorporarse, pero le fue inútil. Sintió como uno de ellos se acercaba, levanto su vista nublada.

Lo encontré ...! – sintió el grito. Cuando pudo ver bien, frente a el, tratando de bajar la jaula se encontraba Bakura y Marik

No te preocupes Faraón ... – El ladrón de tumbas le hablaba mientras que con su sortija del milenio trataba de abrir la cerradura - ... pronto saldremos de aquí ... y haremos pagar a estos malditos mortales haber jugado con nosotros ... – su vos era de rencor.


Sentía miedo, los ojos suaves de aquel muchacho, lo ponían más nervioso.

Por favor ...! – suplico - ... Déjame ir ... no me hagas nada ... Por favor ... – las lagrimas salían de sus ojos en forma descontrolada - ... Ken por favor! Por favor ...

Shhh ... tranquilo ... – le susurro al oído, mientras Joey temblaba – Relájate ... te aseguro que te gustara ... y no te dolerá tanto ... – dijo mientras despojaba las pocas prendas que le quedaban.

No ... no ... por favor ... ya no mas ... por favor ... No quiero ... – dijo desesperado - ... Seto ... ayúdame ... – murmuro despacio, pero lo suficiente para que el otro lo escuchara.

Aun crees que te vendrá? Cachorro ... – Ken acaricio sus cabellos, para luego tratar de secar sus lagrimas en vano, con sus dedos - ... Crees que él ... con su arrogante orgullo, y su alma fría, vendrá realmente a rescatarte ... – el rubio solo asintió, temblaba de miedo – Tendrás que despertar de ese sueño ... – negó con la cabeza – Joey abre tus ojos hermosos color miel, y piensa en todo lo que ha sucedido. Cuantas veces te han secuestrado? O tocado? O ... – acariciando su torso ya desnudo - ... Mancillado ... Cuantas veces Seto estuvo allí para rescatarte, o para consolarte ... – se acerco a su rostro – O para besarte ... – deposito sus labios, en aquellos que ahora sangraban, por haberse mordido. Ken lamió aquel liquido metálico - ... No te preocupes ... yo te cuidare ... mejor que él lo ha hecho ...

Joey cerro sus ojos fuertemente, no quería pensar, no quería sentir, solo quería despertar de ese mal sueño. Encontrarse en la mullida cama, que compartía con su flamante esposo. Aquel dueño de los tres dragones blancos de ojos azules. Dueño de su alma y corazón. Quería despertar de esa pesadilla. No sentir que unas manos bajaban por su pecho, para llegar a la cintura y poder empezar a estimular su entre pierna. No quería eso.

Grito mentalmente que Seto apareciera y pudiera sacarlo de allí.

Sintió que le separaban sus piernas. Se remitió al principio, pero fue sujetado fuertemente por correas, para luego, sin poder moverse mas, sus pantalones fueron desgarrados, salvajemente. Cerro fuertemente sus ojos, mordió su labio, haciéndolo sangrar aun más. Su mente se escapo de su cuerpo, desesperadamente, al sentir que tocaban su ano, con algo frió y pegajoso.

Noooooooooooooooooooooo! – grito con todas sus fuerzas – Seeeeetoooooo! – grito aun más fuerte. Sintió risas y flashes de cámaras.

Quiso perder la conciencia, perder la vida, y dejar de existir en ese momento. Mas lagrimas salieron de sus ojos, mas lagrimas embargaron su corazón. Ya no aguantaba más.

No ... Cachorro ... esto durara mucho más de lo que piensas ... – murmuro Ken al oído, cuando se había posesionado sobre él, y con la intención de penetrarlo.

Pero, el sonido de un estruendo, un corte de luz, y algunos quejidos de dolor de algunos hombres, por lo visto al caer al suelo

Ken se levanto apresuradamente, corrió hasta donde supuestamente estaba la mesa, para así tomar el arma que había dejado. Pero no llego muy lejos, un golpe seco en la nuca lo hizo caer abruptamente en el suelo.

Joey, sintió que alguien se acercaba. Sintió que lo desataban y que trataban de cubrirlo. Empezó a llorar desconsoladamente, apenas vio aquella figura acercarse, se abrazo como si su vida dependiera de eso.

Seto ... – dijo feliz, pero fue como una puñalada en su alma. Frente a el no estaban aquellos ojos azules que tanto amaba.

Vamos nos dé aquí ... antes que más gente venga ... – la vos de Tristan había calado en su corazón destrozado.

El rubio no respondió. Solo se dejo manejar, como un muñeco sin alma.


Por fuera parecía unas ruinas abandonadas, pero sabia que si encontraba en pasillo correcto, lo llevaría hasta el centro de la mansión rústica. Donde una vez fue yo no quiso regresar. Lentamente, empuñando el arma que le habían dado, fue sigilosamente entre las sombras.

Pudo divisar un gran salón, donde varios guardias vigilaban las ventanas y las puertas. Dio un gran suspiro, tenia nueve balas, y eran solo seis. La idea de matar, no lo preocupo en ningún momento, pero si los disparos alertaban al maldito Muraki?. No debía arriesgarse.

Se volvió unos pasos, buscando el grupo electrógeno. Por lo menos los dejaría unos segundos sin luz, suficientes para poder entrar en aquel lugar, y tomarlos desprevenidos.

Mientras buscaba algo que le sirva en aquellas ruinas, no se percato de una figura detrás de él. Solo sintió un golpe en su cabeza, y luego, todo se oscureció.