Hola! Mil gracias por leer el fic, sé que ya lo publiqué antes, pero me da muchísimo gusto que lo vuelvan a leer (todos aquellos que ya lo habían leído) y a los que no, muchas gracias por tomarse el tiempo de leerlo:D... Espero que les siga gustando el fic!

– ¡Harry Potter! – alguien lo llamó enérgicamente, una voz conocida – ¡Nadie te mandó no bajar a comer! Estas no son horas de entrar al Gran Comedor¡ahora deberías estar en clase! – era Hermione, y se notaba molesta.

– yo no... pensaba... – intentaba explicarse Harry, pero no sabía como. –y¿tú qué estas haciendo aquí¡también deberías estar en clases! – decía también molesto, todo ese asunto de que todo el colegio le hiciera caras lo estaba colmando.

– sí, pero da la casualidad de que yo soy prefecta y tengo que ver que no haya ningún rezagado, como tú, rondando por los pasillos – decía con su habitual tono mandón y levantando un poco la voz.

– ¡bueno¿Y qué clase nos toca! – preguntaba Harry también levantando la voz.

– ¡toca Herbología, y ya deberíamos estar ahí desde hace 10 minutos! –

Harry se dio la vuelta como si no hubiera escuchado eso último y se dirigió a la salida del castillo, Hermione lo siguió a unos metros de distancia.

Cuando llegaron la profesora Sprout ya había terminado de explicar lo que debían hacer, así que Hermione antes de irse a la mesa que compartía con Ron, Susan y Justin, fulminó con una mirada a Harry. Al chico no le quedó más que preguntarle a Neville si se podía quedar con él.

La clase fue avanzando, y según Harry, muy lenta. Mientras él intentaba corregir los errores de Neville, veía como se divertían Ron y Hermione con Susan y Justin de Hufflepuff. Cuando por fin terminó la clase Harry ya no intentó hablar con Ron y Hermione, debido a sus recientes "pláticas". Solo se limitó a hablar con Neville

– y... ¿qué clase toca? – preguntó con muy poco interés

Cuidado de las Criaturas Mágicas, pero vamos a tener la hora libre – le contestó Neville con una sonrisa.

– ¿porqué¿qué pasó con Hagrid? – preguntaba preocupado Harry.

– pues ¿que no estabas en la cena? Hagrid esta buscando con la ayuda de los gigantes a Dumbledore – decía asombrado por la pregunta de Harry.

Harry se quedó callado y solo se dedicó a seguir a Neville, que se dirigía hacia la sala común. Pero cuando llegaron...

– ¿Harry...? – habló por fin Neville con un tono preocupado – ¿te sabes la contraseña?– Harry encogió los hombros y negó con la cabeza. Estaban apunto de darse la vuelta cuando escucharon.

cuore del leone – era Ron que acababa de llegar.

Ambos voltearon a verlo y cuando Ron los vio solo saludó a Neville con la mano y esperó a que entraran. Harry no se movió de su lugar, sólo Neville entró, pero a Ron le importó muy poco y siguió su camino. El moreno se metió detrás de él pero no lo siguió, se quedó parado por unos segundos en la entrada de la sala común y se dio cuenta de que había un rincón vació donde podía sentarse sin que lo estuvieran viendo con repulsión.

Estuvo pensando en todo lo que estaba pasando, en lo mal que la estaba pasando por primera vez en Hogwarts, porque a pesar de que había pasado por cosas terribles ahí, nunca habían sido tan malas como estar sin sus amigos.

Así pasó el mes de septiembre y la mayor parte de octubre, soportando las miradas de todos, el trato que tenían hacia él los que hace tres meses creía sus mejores amigos y aparte de eso, se la vivía esquivando a Malfoy, que seguía, según Harry, queriendo jugarle una broma, pero una broma muy pesada, ya que no era nada agradable verlo en los corredores mientras se acercaba a él con una amplia sonrisa. Y no volvió a soñar con Voldemort, y eso, por mas raro que se escuche, le pesó ya que pensaba que tal vez eso podría aclararle muchas cosas.

Y así, llegó el 31 de octubre, y como era costumbre, desde su cuarto curso en Hogwarts se había hecho una tradición el baile, ya fuera de Navidad o de Halloween, todos se estaban preparando para el baile. Y por esta causa Harry estaba mas deprimido que nunca ya que no iba a ir al baile debido a que, aunque no lo había intentado lo sabía, ninguna chica iba a aceptar ir con él.

Ese día prefirió no bajar ni a desayunar, como se estaba acostumbrado, ya que no soportaba las miradas de todos los estudiantes, prefería desayunar en otro momento. Y se quedó en la sala común, pero cuando vio que todos regresaban del desayuno, se subió a su dormitorio y se acostó en su cama con el dosel corrido, pensó en leer quidditch a través del tiempo, pero cuando lo buscó y rebuscó en su baúl, recordó que no lo había encontrado antes de salir de la casa de sus tíos. No había encontrado ningún regalo que sus amigos le habían hecho

"¿dónde los podría haber escondido Dudley? No hay ni uno de Ron, ni de Hermione, ni Hagrid..." – pensaba Harry todavía preocupado por la pérdida de sus pertenencias mas preciadas. Cuando se acordó de – ... ¡Sirius! – dijo Harry en voz alta, algo emocionado.

Descorrió el dosel y sacó de su baúl un pedazo de pergamino, una pluma y tinta. Volvió a correr el dosel y se acostó de nuevo en su cama y comenzó a escribir:

Querido Hocicos:

No sé como empezar a explicarte todo esto, ya que para mi ya es demasiado extraño, pero veamos, lo intentaré.

Este año me han ocurrido unas cosas algo extrañas, primero, cuando estaba arreglando mis cosas, no encontraba por ningún lado los regalos que me habían dado mis amigos años anteriores, pero no le tomé mucha importancia, pensé que tal vez Duddley los había escondido solo por diversión. Pero luego, cuando llegué al tren, no encontré a mis amigos por ningún lado, así que esperé a que llegáramos para hablar con ellos, pero cuando llegamos tampoco pude hablar con ellos, así que me esperé a llegar al Gran Comedor, y cuando llegué, intenté llamar su atención, pero no me hicieron caso, luego todos los del colegio me veían de una forma tan extraña, que aún no logro entender por que actúan así. Después me entero que Voldemort tiene secuestrado a Dumbledore. Después, cuando quiero hablar con mis amigos, me contestan de una forma tan extraña, no sé que hacer, nadie del colegio me habla, ni Ginny ni Colin, solo hablo con Neville. Y para colmo de mis males, Malfoy ha comenzado a portarse de una forma tan extraña conmigo, es... ¡amable! Me sonríe y me saluda cuado me ve. Créeme Hocicos, todo esto es muy extraño, no sé que hacer, creo que estoy apunto de un colapso nervioso¡este ha sido el peor año en Hogwarts!

Espero que tú me puedas ayudar, o darme un consejo

atte.

Harry Potter

PD ¡Por favor contesta lo mas rápido que puedas, necesito saber de alguien que no me vea extraño!

Dobló la carta y la amarró en la pata de Hedwing, su lechuza e única amiga en esos momentos. Abrió la ventana que estaba a lado de su cama y la vio alejarse. Se quedó viendo por la ventana cuando escuchó que alguien entraba al cuarto, y rápidamente se metió a su cama con el dosel corrido. Harry alcanzó a ver que era Ron con Seamus y Neville.

– pero no lo entiendo – escuchó Harry la voz Neville – porque lo... – pero alguien lo interrumpió, Harry no supo quien, pero volvió a hablar – ¿Harry, estas ahí? – escuchó que preguntaba Neville tímidamente.

– sí – a Harry no le quedó otra que contestar, ya que se había percatado que estaban a pocos pasos de su cama.

– ¿qué¿pensabas escucharnos y pasarle información a tus amigos de Slytherin como siempre? – decía molesto Ron – ¡creo que ya te has tardado en darles la contraseña! – decía cada vez mas molesto.

– ¿qué te pasa¡yo no tengo amigos en Slytherin! – decía Harry levantando la voz también – ¡Y NO SÉ CUAL ES TU PROBLEMA¡TU Y HERMIONE, Y TODO EL MUNDO HAN ESTADO ACTUANDO MUY RARO! – decía gritando.

– ¿ACTUANDO RARO!... ¡TÚ ERES EL ÚNICO RARO AQUÍ¡NO SÉ COMO QUEDASTE EN GRYFFINDOR!... ¡DEBISTE HABER QUEDADO EN SLYTHERIN!– también gritaba el pelirrojo.

– ¡SÍ¡TAL VEZ AHÍ ME TRATARÍAN MEJOR!... ¡Y TENDRÍA AMIGOS DE VERDAD¡NO COMO USTEDES! – dijo Harry puntualizando, se dio la vuelta y justo cuando iba a abrir la puerta, alguien lo hizo antes, era Hermione.

La chica iba a decir algo, se veía molesta, pero al ver la cara de Harry, también molesto, solo se quedó con la boca abierta.

Harry estaba rojo de ira, con el entrecejo fruncido y tenía unas lágrimas en los ojos. Lágrimas de coraje, más que nada, no podía entender porqué sus amigos se portaban así ya estaba harto de intentar hablar con ellos y si ellos no querían hablar, él tampoco.

– sus gritos se escuchan hasta abajo ¿qué pasa? – preguntaba no molesta, sino preocupada.

Harry la vio a los ojos y le dijo – pregúntale a tu amigo – volteando a ver a Ron con cierta amargura. Siguió su camino ignorando lo que decía Hermione y antes de llegar a la sala común se limpió la cara y pasó de largo hacia el retrato ignorando todas las miradas que lo seguían.

Cuando salió por el agujero del retrato se quedó parado, no sabía a donde ir. Antes, cuando tenía problemas, podía acudir a Ron o a Hermione, pero ahora su mayor problema era con ellos. Y tampoco estaba Hagrid, en esos momentos estaba solo, la única persona con la que podía hablar tranquilamente era Neville, pero no era gran ayuda para él, ya que todo el tiempo estaba distraído y no le tenía demasiada confianza como para contarle sus problemas.

Empezó a caminar sin saber a donde iba, siguió caminando sin ver por donde iba, bajando escaleras, doblando las esquinas hacia la izquierda y la derecha, cuando algo hizo que se detuviera

– claro, Potter es un tonto – era Malfoy hablando con alguien, a quien Harry no alcanzaba a ver – ya está... – Harry se dio cuenta de que alguien lo interrumpió, quiso esconderse, pero ya era demasiado tarde – ¡Potter¿Qué quieres? – decía con su habitual tono petulante

– nada, yo solo iba pasando por aquí – decía Harry muy tranquilamente

– bueno¡pues vete a caminar por otro lado! – decía Malfoy arrastrando las palabras.

Y Harry lo obedeció y siguió caminando, a la última persona que quería escuchar era a Malfoy, aunque estuviera hablando de él.

Estuvo caminando por los pasillos del castillo, sin saber a donde iba y cuando menos se lo esperaba, llegó al retrato de la Señora Gorda.

cuore del leone – le dijo sin siquiera dejarla hablar y esta, un poco molesta, lo dejó pasar.

Cuando entró se encontró con un ambiente muy diferente al que había dejado cuando salió. Todos estaban alegres, ni siquiera se preocuparon por voltearlo a ver. Las chicas llevaban vestidos muy bonitos, de diferentes colores y lo chicos, llevaban túnicas muy elegantes, la mayoría en tonos oscuros como tinto, azul marino, verde, etc.

Pero Harry no tenía ganas de estar viendo a toda esa gente, así que prefirió subir a su dormitorio, cuando iba subiendo se encontró con Ron que iba de la mano con Rachel y Hermione sola.

Los tres iban muy bien arreglados, Hermione llevaba el cabello suelto, con un broche con piedritas en forma de flor y un vestido beige con corsé; Rachel iba con el cabello recogido con un listón de seda verde que hacía juego con su vestido también verde; y Ron con una túnica azul marino, muy elegante y nueva.

Harry los vio rápidamente y se hizo a un lado para dejarlo pasar, Ron pasó sin voltear a ver a Harry con Rachel, pero Hermione sí lo volteó a ver, no fue una mirada de enojo, ni rencor, era mas bien de perdón.

Harry se sorprendió mucho de que lo viera de esa forma, así que no se aguantó las ganas y le habló:

– Hermione... – esta se detuvo sin voltearlo a ver – ¿con quien vas a ir al baile? – a Harry no se le ocurría otra cosa que decirle, así que esperó su respuesta

– bueno... ¿de cuando acá te importa con quién valla a ir? – por fin volteó a verlo y su mirada ya no era de perdón, si no la misma que había tenido hacia él desde el inicio del año, era repulsión.

– bueno, sólo quería saber. Ya podías haber sido un poco menos grosera¿no? – decía Harry sin darle demasiada importancia. Ya se estaba acostumbrando a ese tono en Hermione.

Hermione también le tomó muy poca importancia a lo que había dicho Harry y siguió su camino. Al igual Harry, subió al dormitorio de los chicos y se encontró solo con una persona, y para gran alivio de Harry era Neville.

– Hola, Harry... ¿no... vaass.. a ir alll.. baile? – decía Neville forcejeando con su corbata

– no – le contestó intentando ocultar su tono molesto – y tu... ¿con quién vas a ir? – le preguntaba mientras se sentaba en su cama.

– ¡oh, yo.. pues, voy a ir con Susan – decía con una sonrisa tímida.

– que bien, Neville, me alegro por ti – decía Harry sonriendo por primera vez desde hace mucho tiempo.

– gracias, y tu... ¿porqué no vas a ir? – le preguntaba como quien pregunta cualquier cosa.

– pues yo, no tenía muchas ganas... prefiero quedarme aquí – decía Harry quitando su sonrisa del rostro .

– mmm... pues si te animas, bajas, estoy seguro que te sentirás mejor abajo. – le decía Neville por fin viéndolo a los ojos – yo sé que soy muy distraído, pero me he dado cuenta que has estado muy diferente este año... muy... triste... –

Harry no lo podía creer, aun que tampoco sabía porque se sentía tan feliz de que Neville hubiera notado que estaba triste. Tal vez pensaba que eso le quitaría un poco de peso, ya que podría hablar con él.

– en serio Harry, deberías de bajar... bueno, ya me tengo que ir, es un poco tarde y... me están esperando... – le dirigió una sonrisa a Harry y salió por la puerta.

Harry se sentía un poco mejor, tal vez saber que alguien notaba realmente su existencia lo hacía sentir mejor.

"bueno, tal vez no sea mala idea ir" – pensaba Harry un poco más animado – "no creo que no me permitan entrar porque no llevo pareja, o ¿sí?" – pensaba ya con mas ganas de ir a la fiesta que de estar ahí. – "pero no me voy a arreglar... ¿para qué? Si nadie va a notar que estoy ahí" – decía Harry con el entrecejo fruncido, pero después lo cambió por una sonrisa.

Pero no quiso bajar inmediatamente, prefirió quedarse un rato en su cama, se acostó y mientras pensaba en diferentes cosas, se quedó dormido.

– No puede ser señor, se los dimos a todos los conocidos de Potter, señor – decía con nerviosismo alguien a quien no podía verle la cara Harry ya que estaba tapada con una capucha.

– ¡Una vez más se han equivocado! – decía alguien con un tono molesto y una voz fría, Harry supo enseguida quien era porque su cicatriz comenzó a escocerle – ¡van a tener que arreglar eso¡si ese niño habla de nuevo, ustedes sufrirán las consecuencias! – decía cada vez más molesto Voldemort.

– pero señor¿cómo vamos a entrar? Que yo sepa, hoy hay un baile y va a ser muy difícil poder llegar a él – decía con un tono de miedo y de súplica el encapuchado.

– ¡para eso está el hijo de Malfoy ahí! Aunque hasta ahora no nos haya servido de mucho. ¡No se pudo ganar la confianza de Potter, y ahora, él ya sabe que Malfoy sigue siendo el mismo niño idiota de siempre! – seguía con su tono enojado. – ¡Así que, habla con Lucius y dile que arregle esto! – le dijo entregándole algo, que Harry no pudo ver, al encapuchado. Y este se dio media vuelta y se fue. En ese momento Voldemort volteó y comenzó a hablar con alguien.

– ¡ves! Te dije que podía solucionar cualquier error de mis sirvientes – le decía con una sonrisa a alguien que estaba sentando. Y a Harry le empezó a doler aún más su cicatriz.

– Hay demasiada gente inteligente en mi colegio Voldemort¡no te va a servir de nada! – decía el que estaba sentado, y Harry se pudo dar cuenta de que era Dumbledore, que se veía mas débil que en su sueño anterior, pero aún con la voz firme.

– y ¿porqué no se han dado cuenta hasta ahora? – decía con una risa burlona Voldemort – son demasiado estúpidos que nos se dan cuenta de que lo tienen... –

En ese momento algo despertó a Harry. Un poco sobre saltado intentando recordar lo que había soñado, pero a la vez buscando que había sido lo que lo despertó, se encontró a Hedwig afuera de la ventana. Le abrió para dejarla entrar un poco preocupado ya que era demasiado rápido para que Sirius hubiera recibido su carta, "a menos que estuviera cerca" pensó Harry. Pero Hedwig no llevaba ninguna carta, ni la que le había escrito a Sirius y ni una contestación.

– ¿qué pasó, Hedwig¿encontraste a Sirius? –decía preocupado Harry, aunque dudaba mucho que Hedwig le fuera a contestar, pero al ver los ojos de su lechuza, supo que no había llegado a su destino y se veía que había tenido un mal vuelo ya que llevaba algunas plumas desacomodadas y estaba muy sucia. Harry se apresuró a servirle un poco de agua y mientras esta bebía él le acomodaba su plumaje y la acariciaba. Después de terminar de beber la lechuza se fue a su jaula y se quedó dormida.

Estuvo un rato sentado viendo a su lechuza y recordó su sueño, e inmediatamente se levantó de la cama y sin pensarlo dos veces corrió hacia la salida del dormitorio, bajó rápidamente las escaleras hasta la sala común, que estaba vacía, y salió por el retrato. Corrió hacia el Gran Comedor, teniendo cuidado de ver hacia los lados, cuando pasaba por un pasillo, para ver si no veía a Malfoy. Pero llegó al Gran Comedor y no vio al Slytherin por ningún lado.

Se detuvo en la gran puerta para tomar aire y entró. Todos estaban alegres, muchos bailando y otros muchos platicando. No se veía por ningún lado algún disturbio ni nada por el estilo.

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Espero que les haya gustado este cachito... y que les guste el que sigue!

– ¿tú también te quedaste? – era un voz femenina, Harry volteó a ver quien le hablaba

– ¿si ya me acerqué una vez a ese niño, lo voy a volver a hacer! Potter va a venir implorándome dejarlo unirse a mi y ¡él mismo va a ser tu muerte! – decía recuperando su seguridad – ¡sabes que los planes no se me han agotado! – decía con una risa fría y estridente.

– ¿Voldemort quiere que mates a Dumbledore? – le preguntó Hermione temblando.

– ¿Hermione? ... – la llamó un poco dudoso y Hermione levantó la vista de su avena – ¿andas con Justin? – le preguntó poniéndose un poco rojo – digo, para estar al tanto de todo lo que ha pasado con ustedes – decía intentando excusarse.