Disclaimer: Beyblade no me pertenece y esta historia es a/u. habrá Ray/Kai en un futuro cercano.

Filter Girl: Bueno…. Este es mi primer fic en español, así que traten de dejar reviews para ver si sigo con la historia o no. Lamento haberla sacado, pero es que estaba con muy mal formato y no se entendía prácticamente nada. @_@

Kai: Porque tuviste que ponerla otra vez!!!

Ray: Quiero a mi mamí!!! Me va a lastimar!

FG: Eso no es cierto…

Kai & Ray: En serio?

FG: NO!! MUAJAJAJAJA…. =D

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Todo comenzó en una noche de verano:

+Prólogo:

Era una tibia noche de verano, el oscuro cielo estaba cubierto por un frondoso manto de estrellas y ni siquiera un alma habitaba las calles para admirarlo.



Bueno… eso se pensaba.



Justo en ese instante, interrumpiendo la tranquilidad de la noche, se oyeron unas pisadas apresuradas. Dichas pisadas continuaron sonando mientras atravesaban las calles de Tokio a gran velocidad, solo que ahora, se oían más pisadas a lo lejos.



Al parecer, el primer par de pisadas era perseguido por las otras.

Seguido de este primer par, otras pisadas se oían mientras daban una vuelta y desaparecían en un oscuro callejón.



Lamentablemente para el dueño de las pisadas, era un callejón sin salida. Todo había terminado para el, pero parecía que su acción había distraído a sus perseguidores de su acompañante.

Pronto, a lo lejos, se podía apreciar la silueta de una persona. No era muy alta ni muy ancha y parecía estar cargando un bulto entre sus brazos.



Mientras más corría, más se aproximaba al sector rico de la ciudad. Aquella silueta parecía no saber muy bien adonde se estaba dirigiendo, ya que volteaba la cabeza a cada momento. Ya lo sabía, su amado no había salido vivo de la acción que había realizado para salvarlos.



Las otras pisadas ya se acercaban cada vez más, causando que la asustada y confundida silueta saltara a unos de los jardines de una de las elegantes mansiones.

Aterrizando con gracia y sin dejar que su preciado bulto cayera, la silueta se refugió entre algunas plantas, hasta que oyó pasar a los demás individuos.



Tomando un respiro, la figura se sentó en el suelo. Ahora, gracias a la luz de la luna, se podía identificar como era esta misteriosa silueta.



La figura pertenecía a una joven mujer de no más de 20 años, largo y hermoso cabello de un púrpura muy oscuro adornaba el contorno de su delicado rostro, y un hermoso par de ojos verde esmeralda se podían apreciar a través de algunas mechas de cabello.



Al parecer por su atuendo, una especie de kimono, ella no pertenecería al Japón.



Aún cansada de la persecución, dejó que el bulto reposara sobre sus piernas. Un tanto asustada de que se hubiera lastimado, removió la manta que cubría al bulto para rebelar a un pequeño bebé de más o menos un año de edad. Este, aún permanecía dormido, sin la más mínima idea de lo que ocurría a su alrededor.



Su madre, entristecida por los últimos eventos que habían tomado parte esta noche, le sonrió levemente a su pequeño hijo mientras lo envolvía en un tierno abrazo, tal vez el último.



Al pensar en eso, algunas silenciosas lágrimas se deslizaron por su cara. Para cuando se había compuesto un poco más, notó un par de pequeños ojos color ámbar mirándola fijamente. Tenía una gota de agua, o mejor dicho de lágrima, en la punta de su pequeña nariz, siendo esto por lo cual se había despertado.

"Mah…" dijo el pequeño, refiriéndose a la tristeza que se notaba en los normalmente alegres ojos de su madre.



Al notar que este sería su último momento con su hijo, trato de hacerlo lo más tranquilo posible.

"No te preocupes, mi pequeño. Todo estará bien". La madre le respondió dulcemente a su hijo, el cual sonrió y acurrucándose se volvió a dormir.

Ya decidida a lo que iba a hacer, envolvió nuevamente a su pequeño en la manta y se puso nuevamente de pie.



'Podrán haber matado a tu padre y podrán matarme a mí después, pero no dejaré que toquen siquiera uno de tus cabellos, mi pequeño.' La joven pensó, mientras admiraba a su hijo dormir con una sonrisa en su rostro.



Tomó el collar que traía puesto y se lo colocó entre las manitos del pequeño. En el, había un relicario en el que aparecían; ella con el pequeño entre sus brazos y un hombre joven de cabello negro y ojos alegres. Bajo la foto salía el nombre de cada uno de ellos.



Con gran velocidad, la mujer corrió hasta la entrada de la mansión y depositó cuidadosamente ahí a su hijo. Con una última mirada maternal, se esfumó.



Ya era tarde para ella, pero él tenía toda una vida por delante.



Al parecer, desde la mansión se habían escuchado sonidos provenientes del jardín, lo cual alarmó a los dueños. Poco tiempo después, una mujer abría la costosa puerta de entrada para cerciorarse de que todo estuviera bien.



No viendo nada extraño, se iba a introducir nuevamente en la casa, cuando notó un bulto en la entrada.



"Bah, pero que distraída soy." Se dijo a si misma sonriendo, "Me pregunto que será." Y con eso, tomó el bulto con sumo cuidado y se introdujo en la mansión.



Adentro, se dirigió a la sala de estar de la mansión, donde la esperaba su hijo. Al verla entrar con un bulto entre sus manos, el pequeño de tres años corrió hacia su madre.



"¿Qué traes mami?" dijo en su dulce voz el pequeño, a lo que su madre y él se sentaban en uno de los costosos sillones.



"No lo sé, amorcito. ¿Quieres ver lo que es?" la madre dijo y depositó el bulto sobre las piernas de su hijo.



Muy contento, abrió el "paquete" en solo unos segundos. Al notar un par de asustados ojos color ámbar, casi lo deja caer, pero su madre lo atajó rápidamente.



"Mira que lindo, es un bebé." Dijo ella y lo recostó en el sofá.



Luego se puso a ver detenidamente al bebé; este tenía cabello negro, ojos color ámbar y se le podían notar unos pequeños colmillitos.



No dándole importancia de que tal vez fuera uno de esos mitad humano o algo por el estilo, ella le sonrió, lo cual calmó al pequeño.



Notando que todo quedaba en silencio, el pequeño de cabello azul jaló de la manga de su madre para ganar su atención.



"Mami, al bebé se le cayo esto." Y con eso le entregó un collar.



Viendo que tenía un pequeño relicario, lo abrió y vio la fotografía. Luego se volteó sonriente a su hijo.



"Muy bien Kai, apuesto a que te gustaría tener un nuevo compañerito de juegos. ¿No?" dijo y espero a que su hijo asintiera felizmente. "Bueno, aquí lo tienes. Bienvenido a la familia Hiwatari, vas a ser muy feliz con nosotros…Raymond."



Con eso, el pequeño Kai se puso muy contento y abrazó a su madre.



"¡Viva! Mi propio hermanito, ahora si podré jugar cosas más divertidas y ese tonto de Tala no me molestará más." Alegremente comentó y abrazó también al bebé."La vamos a pasar muy bien de ahora en adelante, Ray!"



Esto sería la historia de cómo todo comenzó para el pequeño Kai Hiwatari y su nuevo hermanito Raymond.

Aunque todo parezca bien por ahora, solo falta que pasen un par de años más y podrán ver como la vida de estos dos inocentes niños cambia para siempre.



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FG: bueno, eso seria todo por ahora. Espero…

Kai (enojado): Hiciste que yo y Ray fuéramos hermanos?

FG: sipiti, no es lindo? ˆoˆ

Ray: como diablos va a ser lindo? Es retorcido y pervertido!

FG: no tiene nada de pervertido. Uds estarán juntos en un par de años y en realidad no son hermanos. Así que no hay ningún problema. =n_n=

Ray (casi llorando): que es lo que pensará la gente? -_-

Kai (consolándolo): no te preocupes, hallaremos una solución.

Kai y Ray: matémosla!

FG: creo que mejor me voyˆˆ'… adiosín!

Muchas gracias a esas muy pocas personas que habían mandado reviews cuando publiqué esta historia por primer vez! Ya tengo escrito el primer capítulo, pero no lo puedo poner todavía, ya que tiene muchos errores. n_nU

Manden reviews si quieren que continúe, si algún error no duden en señalarlos y manden ideas. Si utilizo sus ideas no se preocupen, les daré reconocimiento.

Ciao.