Capitulo 9: The great invitation.
— Buenos días — saludó Ron viendo llegar a sus amigos al gran comedor — ¿gustan waffles?
— No, gracias — dijo Hermione aun media dormida — Ron, no me explico como es que te levantaste tan temprano.
— Tenía mucha hambre
Los muchachos estaban desayunando cuando...
— Ron, te hablan.
Ron miró a Hermione, la cual lo miraba alternativamente a él y a una lechuza negra que se había parado frente a Ron. El muchacho desprendió la carta que la lechuza traía en la pata, después la lechuza salio volando. Ron examinó la carta. Era un sobre normal, pero atrás estaba cerrado con un sello de lacre verde con una serpiente marcada. Al momento supo de quien era y lo guardó en el bolsillo.
— ¿quien la envía, Ron?
— Eh... luego te digo.
— Eso mismo nos dijiste la vez del paquete negro y nunca supimos que pasó con él — dijo Harry.
— Si... es una sorpresa, luego les digo — mintió Ron.
Hermione y Harry intercambiaron una mirada de complicidad. Realmente no creían que fuera ninguna sorpresa.
— Solo voy al baño, ahorita vengo — aseguró Ron a sus amigos.
— Pero rápido — pidió Harry — es primera vez que te estoy ganando en ajedrez mágico y quiero evitar que te vayas y pienses en una mejor estrategia mientras estás en el baño.
— Yo no voy al baño a pensar, no puedo hacer dos cosas a la vez, o una u otra!
Ron se encerró en el baño. Rápidamente sacó la carta de Draco de su bolsillo, la abrió y comenzó a leerla, la carta decía así:
Ron:
Te invito a que esta tarde a las cuatro nos veamos nuevamente, en mi sala común, pero esta vez sin collar, también por eso te quise hacer la invitación por escrito, para que vayas si tu quieres y no obligado como normalmente vas. Espero que aceptes mi invitación. Mi sala común está en el pasillo adyacente al salón de pociones, la contraseña es Necrolatría. Espero realmente que aceptes.
Atte. Draco.
Ron se quedó de piedra. ¿Draco? ¿invitándolo a su sala común? en serio que el mundo se estaba volviendo loco... ¡Draco invitando a Ron, el sirviente, a su sala común, sin collar de perro y por voluntad propia!
Por precaución, hizo desaparecer la carta; después salió del baño y miró su reloj de pulsera. Era la una y media, tenía dos horas y media para pensar en una buena excusa para librarse de sus amigos y acudir con Draco.
Al regresar, le dio tremenda paliza a Harry en el ajedrez. Harry, como siempre, se quedó haciendo berrinche.
— ¿por qué no te puedo ganar? — chillaba Harry jalándose el cabello.
— Porque te falta técnica, mi muy estimado Watson — rió Ron.
En ese momento, un trapo viejo entró por una ventana y se estrelló contra una pared, después resbaló hasta caer encima de un sillón, del cual calló al suelo.
— Otra vez... — murmuró Ron levantándose hacia el trapo viejo mientras sus amigos lo miraban con atención. Ron tomó el trapo por una de las orillitas y los chicos vieron que no se trataba de un trapo viejo, sino de...
— Errol! — exclamó Ron tomando a la vieja lechuza en brazos — estás hecha un asco...
— ¿Eso es Errol? — preguntó Hermione
— ¿Errol, ¿todavía vive? — preguntó Harry — yo creía que ya había muerto.
— No, aún vive — dijo Ron — pero mis padres ya casi nunca la usan. Quise regalarles a Pig, pero ellos no aceptaron, y están ahorrando para comprar una nueva.
Ron abrió la carta y la leyó. La buena excusa que había esperado, la buena excusa que le permitiría ir a ver qué quería Draco...
— Mis hermanos vienen! — exclamó Ron.
— ¡¿Qué! — exclamaron Harry y Hermione al mismo tiempo.
— ¡Que Bill, Charlie, Fred y George vienen a Hogwarts! dicen que tienen que venir por algunos asuntos con Dumbledore y de pasada vienen a verme.
— ¿Cuándo vienen? — preguntó Harry.
— Hoy! llegan... a las 4, dicen que pidieron permiso a Dumbledore para que me permitiera ir a recogerlos a la estación de Hogsmeade, porque necesitan que les ayude a cargar con algunas cosas.
— Entonces, ¿a qué hora irás a recogerlos?
— Iré a esperarlos desde las tres y media.
Los muchachos decidieron seguir jugando ajedrez mientras esperaban a que diera la hora de la comida. A Harry casi le dio un ataque de nervios cuando Ron lo derrotó otras dos veces. Entonces decidieron dejar que Hermione jugara contra Harry, para que así sí pudiera ganar Harry.
— Vamos, Hermione no es la gran cosa en este juego — le dijo Ron antes de comenzar la partida.
— Ron tiene toda la razón —aceptó la muchacha — no soy nada buena en esto, así que es probable que me ganes
Para tristeza de Harry, las cosas no siempre resultan como uno supone...
— Jaque mate
— ¡¡Noooooooooooo! — gritó Harry — ¡¿por qué!
— Porque éste flanco lo dejaste desprotegido y...
— Era una pregunta retórica... — murmuró Harry hundiéndose en el sillón.
— Ya, Harry, no te pongas así — dijo Ron dándole unas palmadas en el hombro.
Harry lo miró — si, pero no eres tu el que siempre pierde.
Siguieron hablando otro rato, principalmente de estrategias de ajedrez, hasta que dieron las tres.
Bajaron a comer. Después de eso, Dumbledore se acercó a los tres muchachos.
— Ron — dijo el director dirigiéndose al muchacho — supongo que tus hermanos te han informado de su visita al colegio.
— Si, profesor
— por lo tanto supongo que ya sabrás del permiso que os he concedido
— Si, profesor, muchas gracias.
— Entonces solo falta que ponga al tanto a Filch para que os deje salir. Espero que regresen puntuales y no se quieran retrasar tanto en Hogsmeade, pues éste permiso es solo por ser esta vez un caso especial.
— Si, gracias, profesor.
Dumbledore sonrió y se alejó. Ron miró su reloj de pulsera. Faltaban quince para las cuatro. Rápidamente se despidió de los chicos y salio corriendo. Al salir del gran comedor, sacó la carta de sus hermanos y la volvió a leer:
Pequeño Ronnie (ahh, que lindo):
No sé si ya estés enterado del chisme, pero tus 4 fabulosos hermanos (definitivamente Percy no) vamos a ir a visitarte al colegio. Bueno, en realidad vamos a ver unos asuntos con Dumbledore, pero además de pasada iremos a ver a nuestro pequeño y queridísimo hermanito menor Ronnie, o sea tu.
Probablemente nos quedemos dos días por allá. Por cierto, le pedimos permiso a Dumbledore para que dejen a ti y a tus amigos salir a recibirnos a la estación de Hogsmeade. Llegamos el día 2 de marzo a las 5:30 PM.
Espero que Errol llegue a tiempo, originalmente esta carta la estamos enviando el 24 de febrero, si llega antes de tu cumpleaños entonces es un nuevo record para Errol.
Bueno, en todo caso los esperamos en la estación.
Atte:
Charlie
Bill
George (no se nota que Charlie nos quitó la pluma, ¿verdad?)
Fred (lo que pasa es que no nos quieren)
Ron doblo la carta y la metió a su bolsillo. Se sentía culpable por échales mentiras a sus amigos diciéndoles que solo a él le habían dado permiso para ir y diciéndoles que sus hermanos llegarían a las cuatro, pero realmente no se le ocurría ninguna otra forma de acudir a lo de Draco sin que sus amigos sospecharan.
Entre estos pensamientos, llegó a las mazmorras, donde encontró fácilmente la entrada a la sala común de Slytherin, dado que ya había estado por ahí cuando estaba en segundo, pero esto Draco no lo sabía.
Ron pronuncio la contraseña al muro, el cual se abrió. Ron suspiró, tomó aire nuevamente y entró a la sala común.
Capitulo 10: Dos iguales.
Ron entró en una habitación nada confortable comparada con la sala común de Gryffindor. En ella había sillones de color verde y del techo colgaban estandartes verdes y plateados. Toda la sala estaba vacía.
— Pensé que no vendrías.
Ron volteó hacia un pasillo, que era de donde salía la voz. Del pasillo salió Draco, para sorpresa de Ron, sonriente. Draco se acercó a Ron, lo tomó de la mano.
— Ven — le dijo — será mejor que vayamos a los dormitorios, si llega a venir alguien y te ve, podría ocurrir una desgracia.
— ¿Una desgracia?
— Si — asintió Draco — te podrían expulsar, lo cual sería una lastima tomando en cuenta de que ya faltan solo tres meses para que nos graduemos.
A Ron le pareció extraño que Draco tomara aquello como una desgracia, tomando en cuenta de que el Malfoy de antes deseaba mas que nadie que eso pasara.
Ambos fueron hasta los dormitorios de los Slytherins, los cuales estaban vacíos. Todo parecía que Draco estaba solo en toda la sala común.
— ¿No hay nadie en tu sala común? — preguntó Ron.
— Mmm... creo que hay unas chicas de primer curso en sus dormitorios, pero los demás están en los jardines paseando; de mis amigos sólo se quedó Blaise, pero le pedí que se largara de aquí.
Draco se sentó en su cama. Ron dudó cuando Draco le invitó a sentarse a su lado, aún sentía algo de miedo.
— No haré nada — dijo Draco como si leyera su pensamiento— te lo prometo.
Ron se sentó y Draco sonrió.
— ¿Para qué querías que viniera? — preguntó Ron.
— ¿por qué lo preguntas?
— Es simplemente que me parece un poco extraña una invitación tuya en estas condiciones.
— ¿condiciones como cuales?
— Pues... sin collar, sin llamarme por medio de la marca, ya el hecho de que sea una invitación abierta me parece extraño.
— En ese caso sería yo quien tendría que preguntar por qué acudiste a una invitación abierta de parte mía si te parece extraña.
— Tal vez por el mismo hecho de que me pareció extraño... además de que últimamente no has estado "normal"
— ¿"normal", ¿a qué te refieres con "normal", Ron?
— Bueno, no has estado "normal" si tomamos en cuenta que "normal" en un Malfoy no es tratar a los demás con amabilidad.
— ¿En serio soy tan detestable?
— Eh... ¿realmente quieres que responda a esa pregunta?
— No, en realidad creo adivinar la respuesta
Ron realmente estaba consternado. No creía que Draco pudiera ser una persona tan diferente a como siempre había pensado que era.
Por extraño que parezca, a Ron no le fue tan difícil abrirse a platicar con Draco, así como también pudo notar que a Draco no le era tan difícil platicar con él.
Así platicaron un rato, de sus familias, de sus amigos, de sus gustos, de música, etc.
Cuando Ron miró su reloj, se dio cuenta de que ya eran las cinco quince.
— Chin! ya son las cinco quince! me tengo que ir!
— A donde? — preguntó tristemente Draco.
— ¿No te dije? hoy llegan mis hermanos, vienen a visitarme y me permitieron que fuera a recogerlos a la estación de Hogsmeade.
— ¿En serio?
— Si, y ya estoy retrasado.
— Oh, ya veo... te acompaño entonces hasta la entrada para cerciorarme de que nadie te vea.
Ambos muchachos salieron de la habitación de los chicos y fueron hasta la entrada de la sala común.
— Bueno... entonces, nos vemos — dijo Ron extendiendo una mano hacia Draco.
Draco tomó su mano y se inclinó un poco — hasta luego — dijo plantando un beso en el dorso de la mano de Ron, luego sonrió.
Ron no pudo evitar sonrojarse. Al salir de la sala común todavía no podía creer que se hubiera hecho amigo de Draco y de que éste le acabara de dar un beso en la mano. Con esto todavía en la cabeza, caminó hasta el Gran vestíbulo, donde el conserje Filch lo estaba esperando. Al verlo, hizo una mueca que muy a fuerzas se podía tomar por una sonrisa, y le dejó salir por la puerta. Caminó todo el empedrado hacia las afueras de Hogwarts y llegó al tranquilo pueblo de Hogsmeade, donde enseguida echó a andar hacía la estación.
No esperó mucho antes de ver aparecer en la estación un tren color verde, del cual salieron varios pasajeros de entre los cuales alcanzó a ver a varios pelirrojos
— ¡¡Ronnie, Roncito! — chillo Fred al verlo — ¡¡hermanito!
Los gemelos se le abalanzaron al verlo.
— ¡¿Hermanito! — preguntó Charlie — ¿a éste muchachote le llamas "hermanito", ya no es un hermanito, se ha convertido en todo un hombre
— Exacto — secundó Bill — ya está en edad de que nos lo podamos llevar a una Súper-peda Weasley
— Si! — exclamaron los gemelos — cervezas! cervezas! alcohooooooooooooool!
— Ya párenle, par de borrachos! — los reprendió Charlie — por si se les olvida, tenemos una montaña de maletas que cargar.
Efectivamente, los cuatro Weasley llevaban dos maletas cada uno, de hecho Bill llevaba tres.
— ¿Y tú por qué traes tantas maletas, Bill? — preguntó Ron
— Oh... una de mi ropa y una de mis papeles.
— ¿Y la tercera?
— Es un secreto
— Yo te diré — susurró George — en la tercera trae su equipo para cuidar su cabello.
Los Weasley aparecieron unos carritos y en ellos pusieron las maletas, después Bill llevó los carritos flotando dirigiéndolos con su varita mágica.
Iban a medio camino cuando...
— Ron ¿y por qué no vinieron Harry y Hermione?
— Ah... pues... necesito que me hagan un favor.
Los cuatro Weasley lo miraron. — ¿qué sucede? — preguntó Charlie.
— Pues... que le digan a mis amigos que ustedes iban a llegar a las cuatro pero que se les hizo un poquito tarde.
— ¿Por qué necesitas que te hagamos ese favor?
— Porque yo les dije eso para poder ir a las cuatro a...a ver a alguien.
Los Weasley intercambiaron miradas de complicidad.
— Creo saber a lo que se refiere Ron — dijo Bill sonriendo.
Los gemelos comenzaron a cantar — Ron tiene novia, Ron tiene novia...!
— Cállense... solo fui a ver a alguien...en serio, no es nada mío!
— Ron tiene novia, Ron tiene novia!
— Que no!
—Y ¿quien es la afortunada? — preguntó Charlie.
— Que no es mi novia! — gritó Ron pensando en lo horrible que sería tener a Draco como novia (y lo peor, ni siquiera como novio, sino de novia).
— Bueno, guardaremos el secreto si nos dices porqué no le quieres decir a Harry y a Hermione que estás quedando con alguien.
— Yo digo que Ron es novio de Hermione y que Ron le está poniendo el cuerno con otra... — dijo George.
— Que no, Hermione no es mi novia, y no busco una!... simplemente no quiero que se enteren porque me empezaría a hacer burla, como quien sabe quienes que yo conozco — dijo Ron mirando a Fred y a George, los cuales pusieron cara de inocentes.
— Ok, no te preocupes, no diremos nada — aseguró Charlie
— lo prometemos, pequeño Ronnie — exclamaron los gemelos
— Mi boca es una tumba — dijo Bill.
— Gracias — suspiró Ron.
Al llegar a Hogwarts, los hermanos mayores le pidieron a Ron que les cuidara la mitad de las maletas, mientras que ellos tomaron una cada uno y fueron hacia el segundo piso.
Ron se quedó ahí un rato, esperando a que regresaran sus hermanos. Mientras estaba ahí parado, se encontró con Harry y Hermione.
— Ron! — exclamó Harry — ¿dónde estabas, ¡te hemos estado buscando como locos!
— Estaba en Hogsmeade, lo que pasa es que el tren estaba retrasado y llegó hace ratito.
— Y ¿dónde están tus hermanos? — preguntó Hermione
— Fueron a ver a Dumbledore para hablar con el sobre un asunto que no me quisieron decir.
— que raro...
Un rato después, llegaron los muchachos, ya sin sus otras maletas. Saludaron a Harry y a Hermione, y luego todos fueron a la sala común.
— A que no saben... —exclamó Fred
— ¿qué? — preguntó Ron
— que nos vamos a quedar a dormir con los chicos — respondió George — al fin que como hay tres camas libres...
— Pero ustedes son cuatro
— No importa, Fred y yo nos podemos dormir en una sola cama.
Dicho y hecho, por la noche los muchachos se acomodaron cada quien en una de las camas libres, con excepción de Fred y George, los cuales se acomodaron juntos en una misma cama.
Así los chicos pasaron la noche.
