Capitulo 21: Mi mejor amigo.

— Ron, despierta.

— mmm... ¿Draco, qué haces aquí?

— Ven, tengo algo que mostrarte.

— Pero son las tres de la mañana... estoy cansado de la fiesta y salimos a las nueve en el tren... además ¿qué rayos estás tu haciendo en mi habitación?

— Es algo rápido que necesito que veas, es urgente.

Ron así lo hizo. Ambos bajaron en silencio hasta la sala común de Gryffindor y salieron de ella por el retrato, escuchando a su paso la queja de la señora Gorda. Mientras caminaban, varias veces tuvieron que detenerse porque podía venir Filch, pero Ron ya tenía tanta practica saliendo a media noche, que nunca se lo toparon.

— Draco, ¿a dónde...?

— ¡¡¡Shhh!

Siguieron caminando por algún rato hasta que llegaron a un pasillo y se detuvieron frente a una puerta.

— Cierra los ojos — ordenó Draco.

— ¿para qué?

— Ciérralos.

Ron así lo hizo, y la mano de Draco lo condujo a través de la puerta. Siguieron caminando unos cuantos pasos hasta que se detuvo.

— Ahora abre los ojos.

Ron obedeció, y al abrirlos, sus ojos se inundaron de estrellas. No parecían estar en una habitación, sino que parecía que estaban parados en medio del espacio, pues todo alrededor era cielo azul oscuro y estrellas. Las pequeñas lucecitas pasaban flotando al lado de Ron y de Draco.

— ¡Que bonito!... — susurró Ron temeroso de que si hablaba todo fuera a desaparecer. Caminó hacia una estrellita especialmente grande y alargó su dedo para tocarla. Al instante, la estrella se convirtió en una flor blanca que brillaba con la misma intensidad que las demás estrellas.

— ¿Te gusta? — preguntó Draco.

— Si... ¡está genial, ¿esto lo hiciste tu?

— No... lo hizo él.

Ron volteó a ver hacia donde Draco señalaba. Harry se acercó lentamente desde una esquina del cuarto hasta detenerse al lado de Ron, y entre los tres miraron durante unos segundos centellear a la flor-estrella.

— Creo que tenías algo importante que hacer, ¿no, Draco? — preguntó Harry algo serio.

— Si, ya voy, no me des ordenes — se quejó Draco.

— Debió costarte mucho trabajo hacer todo esto, Harry... — dijo Ron sorprendido.

— Creo que tú ya te ibas, ¿no, Draco? — preguntó Harry algo impaciente.

— Lo mas difícil fue hacer que el azul del cielo se pareciera al de tus ojos... — murmuró Draco a Ron — toda la madrugada Harry se empeñó en que quedara del mismo color... color que, por lo visto, se sabe de memoria.

— ¿qué? — preguntó Ron sorprendido — ¿a qué se refiere Draco, Harry?

— ¡¡¡Adiós Draco! — dijo Harry con un tono de enojo en la voz.

— No es necesario gritar... — dijo Draco con un tono de burla — ya me voy, ¡hasta luego!

— Draco ¿A donde...?

— ¡Adiós Ron! — le dijo Draco caminando hacia la puerta — ¡Adiós Harry, ¡que Dios los bendiga y pórtense bien!

Draco cerró la puerta de la habitación después de salir. Ron bajó la vista, ¿qué demonios estaba sucediendo?.

— Draco... — murmuró Harry para si — es un imbécil, a pesar de ser nuestro amigo... ¡las estupideces que dice!

— Si, ¿verdad? — secundó Ron aliviado.

— Si... no fue toda la madrugada, sólo fue cosa de un minuto hacer que el azul fuera parecido al de tus ojos... y sin embargo, el de tus ojos sigue siendo mas bello...

Ron miró sorprendido a Harry, el cual miraba hacia el cielo, luego se miraron y Harry sonrió.

— Si, realmente es mas bello... — susurró Harry.

Ron dio un paso hacia atrás, no sabía qué decir.

— Ron, realmente me puse muy triste cuando supe lo que habías hecho por mi... y aún sigo triste porque después fuiste al baile con Draco.

— Pero Draco y yo fuimos juntos porque yo así lo quise, no me obligó a nada...

— Pero a mí me dio tristeza porque yo quería ser tu pareja...

— ¡¿qué!

— Si... — asintió Harry acercándose a él — pero... me daba pena decírtelo...

Ron estaba petrificado. Los ojos de Harry se empañaron de lágrimas.

— Ron, realmente me he sentido muy triste... aún me siento miserable por haberte dejado salvarme de Malfoy de esa manera... me siento terrible...

— Pe-pero Harry... ¡Eso ya pasó, ¡yo ya me siento bien, ya estoy feliz!

— No... tú podrás estar feliz, pero yo no... yo me siento terriblemente mal al saber que por mi culpa has pasado seis meses siendo torturado por Malfoy, siendo golpeado... me siento mal... ¿cómo es posible que haya permitido que mi mejor amigo, el chico al que amo, sacrificara su vida por mi?

— pero, ¿qué dices...?

— Sólo he encontrado una solución para evitar que esto vuelva a pasar, y me he armado de valor para poder decírtelo. Ron me he dado cuenta de que no puedo permitir que te puedan suceder éste tipo de cosas, no me lo perdonaría; me he dado cuenta de que necesito protegerte con mis propias manos... te necesito a mi lado, y ésta experiencia me ha dado mayores razones para decidirme a hacer esto, Ron...

Lentamente, Harry tomó la mano temblorosa de Ron. Ambos tenían las manos muy frías.

— Ron... tengo un pequeño departamento que he comprado con mis ahorros... no es muy grande, ni muy bonito, pero estoy seguro de que si tu vienes, parecerá más grande y mas bonito que cualquier mansión del mundo... realmente Ron, no puedo imaginar mi vida sin ti... te amo demasiado como para no verte todos los días, me desesperaría como todas las vacaciones que he pasado en la casa de mis tíos sin verte... me gustaría que vinieras a vivir conmigo por favor, Ron, déjame compartir mi vida contigo...

Ron comenzó a llorar y abrazó a Harry.

— ¿Vendrás?

— ¡Claro que si, Harry!

Ambos se miraron y, lentamente, se besaron. Aquel tan anhelado beso por ambos muchachos al fin había sucedido...

Ron sintió como si dentro de si, una de aquellas estrellas se hubiera transformado en una flor y brillara más que cualquier otra... en ese instante se dio cuenta de que toda su vida la había vivido para ése momento, para estar con la persona que había esperando desde siempre...

— Harry... vámonos de viaje a Canadá — dijo Ron riendo sin soltar a Harry.

— ¿qué? — preguntó Harry confundido.

— Si... vámonos a Canadá.

— ¿Para qué?

Ron se puso tan rojo como su cabello — Quiero que vayamos a Canadá porque... ahí se van a casar mis hermanos.

— ¿Tus hermanos, ¿Fred y George se casan?

— Si...

— ¡Realmente me alegro por ellos!

— ¿No estás sorprendido?

— ¿Por qué debería estarlo?

— Porque se casan entre ellos...

— Bueno, eso tampoco me sorprende.

— ¿No?

— Claro que no... a decir verdad, ya lo suponía, pues el día de tu cumpleaños que vinieron de visita, cuando estaba casi por salir del baño, sin querer ¡los vi poniéndose una...!

— ¡¿Los viste, ¡los voy a matar, les dije que no hicieran nada mientras tú te estuvieras bañando... ¡ahora si los mato!

— No te preocupes... realmente no me sorprendió, porque en cierta forma lo suponía... pero ¿para qué van a ir hasta Canadá a casarse?

— Porque es uno de los pocos países donde se permite la unión gay...

— España también lo permite.

— ¿En serio, bueno... ¡entonces vayamos a España!

— ¿Qué estás insinuando, Ron? — preguntó Harry algo nervioso y poniéndose tan rojo como su amigo.

— Que... que... que si ¿te quieres casar conmigo?

Harry abrió mucho los ojos y se puso aún más rojo, luego besó al pelirrojo.

— Espera, ¿es eso un sí o un no? — sonrió Ron.

— ¡Por favor, Ron, tendrías que tener el cerebro mas pequeño que Goyle para no entender lo que significa.

— Pero es que quiero oírlo de tus labios... — susurró Ron apretando más a Harry contra si.

— ¿lo quieres escuchar de mi, Ok, aquí va: Ron, sí quiero casarme contigo.

— Me haces el chico más feliz del mundo... — dijo Ron sonriendo pronunciadamente — entonces ¿en dónde te quieres casar?... que no sea muy lejos, porque casi no hay dinero y es probable que tengamos que irnos volando en escoba...

— Si quieres vamos con los gemelos para que allá nos casemos todos y así hacemos una fiesta para celebrar ambas.

— Si... pero no creo que te gustaría saber el tipo de fiesta que ellos tenían en mente hacer... — murmuró Ron nervioso.

— Creo suponerlo... — respondió Harry sonriendo también nervioso — pero en vez de eso podemos hacer una fiestecita en la cual podamos invitar a Hermione, a Draco y a Viktor.

— ¿Crees que podamos invitar a Viktor sin que haga un escándalo por ir a dos bodas gay?

— ¡Claro!... es decir, si se atrevió a preguntarles con naturalidad a ti y a Draco si estaban saliendo, entonces creo que no hay de tanto de qué preocuparse...

— Tienes razón... pero creo que en realidad, los que me preocupan son mis padres — dijo tristemente Ron — Lo de Fred y George lo tenemos en secreto. Ellos saben que van a viajar a Canadá, pero los gemelos les dijeron que era por negocios, porque ninguno de nosotros cree que ellos vayan a aceptar esto... y tampoco creo que vayan a aceptar lo nuestro, así que, para ellos, tendremos que seguir siendo amigos...

— Pero no será tan difícil, después de todo, aún somos amigos, ¿no, lo prometimos, y el que queramos compartir nuestras vidas no significa que dejemos de serlo... precisamente por lo que sentimos el uno por el otro, somos mucho más amigos que nunca.

— Tienes toda la razón — dijo Ron sonriente, y nuevamente besó a Harry.

— Gracias por pensar en mi como invitado para su fiesta, pero ¡¡no los dejé solos sólo para que discutieran la lista de invitados!

Los chicos miraron hacia la puerta, donde estaba Draco completamente agitado.

— ¡¿Nos estabas espiando! — exclamó Harry molesto.

— Bueno... tenía que vigilar que nada se saliera de su cause... y, como ya les dije, gracias por invitarme a su unión matrimonial y a su fiesta, realmente pueden contar con mi presencia, pero ¡no los dejé solos para eso!.

— Si tu nos estabas espiando, con mayor razón me alegra que nos hayamos puesto a platicar en vez de hacer algo más — dijo Ron con las mejillas encendidas.

— En serio, Draco, a veces te pasas de chismoso... — dijo Harry — además ¿a ti que te importaba que estuviéramos haciendo Ron y yo?

— Sólo me cercioraba de que nada se saliera del plan... y de pasada quería saber si Ron lograba lo que yo nunca pude en dos años...

— ... Y, para tu información, sí lo logró — dijo Harry muy decidido con las mejillas encendidas — Ron, vámonos...

— ¿qué quieres decir, Harry? — murmuró Ron nervioso.

— Que... que contigo yo... yo si sería capaz de...

Ron intentó calmar sus ansias — Harry, no... esto no está bien... además, ¿quieres que Draco nos vaya a espiar?

— Tienes razón

— Mejor esperemos hasta ir a tu departamento... además ya es muy noche.

— Ok.

Los tres muchachos salieron de la habitación, se despidieron y cada uno tomó camino para su sala común.

Después de un rato que llevaban caminando, Ron se acercó a Harry y le tomó la mano en la oscuridad.

— Ron... — susurró Harry abrazando a Ron — no creo poder esperar hasta el departamento...

Comenzaron a besarse, mientras sus manos ya buscaban los botones de las túnicas. Lentamente, las manos de Harry acariciaban el torso de Ron, mientras el pelirrojo, por su parte, se encargaba de comerle el cuello al ojiverde.

Un ruido en el pasillo los hizo detenerse. Harry sacó rápidamente la capa de invisibilidad y la puso encima de ambos mientras se pegaban contra el muro. Lentamente vieron una sombra pasar caminado frente a ellos.

¡Snape, se habían salvado por muy poco de ser pillados. Harry sacó el mapa del merodeador y revisó que Snape se alejara lo suficiente.

— Me retracto, creo que sí puedo esperar — dijo Harry aliviado y ambos chicos siguieron el camino hacia su sala común. ambos con las mejillas aún encendidas.

Realmente, éste había sido un año muy movido...

Epílogo.

: 5 años después :

Ron abrió la puerta del vacío departamento. Se quitó la capa y la puso en el perchero que había la lado. Fue hasta el estudio y allí tiró su maletín al lado de un mapa con varios señalamientos en varios lugares. Luego fue hacia la cocina y sacó del refrigerador un bote con leche que se tomó en un momento. Distraídamente, volvió a meter el bote con leche vacío en el refrigerador y luego fue de regreso al estudio. Ahí, sacó de su maletín unos papeles que comenzó a revisar. Uno de ellos era un diario médico, y comenzó a leerlo.

Así pasó media hora leyendo, cuando escuchó un ligero ruido.

... Ése tintineo de llaves...

Aventó el diario y corrió hacia la puerta. Al abrirse ésta, el pelirrojo aterrizó sobre los brazos del recién llegado.

— Auch, ¡Hola, Ron!

— Hola Harry... ¡que bueno que ya llegaste! me tenías preocupado...

— ¿Preocupado?... auch... ¿por qué, ayer te dije que no llegaría a dormir porque el caso se había complicado...

— Si, pero aún así me tenías preocupado... ¿que tienes, te vez pálido, ¿porqué tienes tantos razguños enla cara?

— Ahorita te cuento... traigo una herida en el brazo...

— ¡¿Estás lastimado!... siéntate, ahorita traigo mi maletín.

Harry fue hacia la mesa y se sentó en una silla, Ron desapareció por la puerta del estudio y volvió a aparecer rápidamente con su maletín en mano. Se sentó también a la mesa y le descubrió el brazo a Harry. Una larga cortadura sangraba debajo de unas vendas mal puestas.

— ¿quien te puso estas vendas? — preguntó el pelirrojo molesto

— ¿quien crees?

— ¡Tonks!... le dije que así no se ponían...

— Auch... auch...

— ¡No te muevas!... ¿pues qué hicieron ahora para que terminaras con esto en el brazo?

— Es que habíamos ido a investigar a una pareja de ex-mortífagos que sospechábamos que intentaban levantar otra vez el lado oscuro, pero no lo habían hecho porque les faltaba líder... en la madrugada los seguimos hasta su escondite, pero hacía frío y, como Tonks ha estado resfriada, estornudó y nos descubrieron...

— ¿Los atacaron?

— No... sólo digamos que se nos había olvidado que la pareja tenía un graphorn de mascota.

— ¿Y cómo se les pudo olvidar ese detalle tan importante?

— Si... ¿cómo se nos pudo olvidar mientras nos perseguía una bandada de cien doxys completamente furiosos? — preguntó Harry sarcásticamente.

— ¡¿Doxys, ¡¿Esos rasguños son de doxys! — gritó Ron apurado.

— Si... pero no te preocupes, por suerte Moody llegó con refuerzos y traía un antídoto.

— Menos mal... a veces creo que me da gusto que tengan por jefe a un excéntrico.

— Si trabajaras para él, no lo pensarías así... Y tu ¿qué me cuentas, ¿alguna novedad en el hospital?

— Mmm no mucho... — respondió Ron concentrado en ponerle la poción de murlock a Harry — tuvimos una alerta porque descubrieron qué era lo que tenía la chica del cuarto 12... resultó que todas las dolencias eran síntomas de primera transformación en lobo.

— ¿Era licántropo?

— Si... por su amnesia no recordaba que la habían mordido... tuvieron que llamar a varios medimagos para que se hicieran cargo de ella porque de esto no se dieron cuenta hasta las tres de la mañana, que estaba completamente transformada y estaba haciendo estragos en su habitación, lo bueno es que no se había salido por todo el hospital, si no, le hubieran echado la culpa a Lisa Turpin, que era la enfermera de guardia... pero al fin y al cabo, ella ya no era nuestra responsabilidad porque la habían cambiado de cuarto y no estaba en nuestra área de trabajo... Después de ése embrollo, justo cuando me acababan de contar el incidente, llegó un señor al que le acababa de explotar un caldero en la cara... más tarde llegaron dos mujeres el labor de parto... luego unos chicos que se habían caído de sus escobas, unos escupiendo pelotas... inclusive llevaron a una muchacha que era domadora de dragones y que la traían con las tripas afuera... realmente tuvimos mucho trabajo. Lisa y yo hicimos una apuesta a que Justin no aguanta como jefe de planta por otros dos meses más.

— ¿Justin?... ah, es cierto, Justin fue hecho jefe de planta la semana pasada... ¿aún se sigue arrancando los pelos de la desesperación?

— Algo así... ¡no te muevas!

— ¡No me estoy moviendo!

— ¡Claro que si!

— ¡Claro que no!

— Míralos... ¡peleando como una vieja pareja de casados!

Ron y Harry voltearon al recibidor, donde estaban los gemelos Weasley riéndose.

— ¡Con una...! — exclamó Ron — ¡¿que no saben tocar la puerta, carajo!

— Perdón — dijeron a un tiempo los gemelos desapareciéndose. Luego se escuchó que tocaban la puerta.

— ¡Ya déjense de chorradas y pasen! — gritó Ron desesperado.

— ¡Hola Ron, hola Harry! cuanto tiempo sin verlos — rió Fred.

— ¿Por qué tan de mal humor, Ronnie?

— Me molesta que se aparezcan primero tocar la puerta.

— Pero Ronnie... somos de la familia.

— Pero es nuestro departamento y tenemos derecho a tener privacidad, si no, quitaríamos las puertas para que hasta los muggles anduvieran como perros por su casa.

— Traducción, George — dijo Fred solemnemente — no quieren que nos aparezcamos así como así porque los podemos cachar en plena acción.

— Se dice atsión , no seas naco, Fred, usa tu dipsionario .

— No se nota que ven televisión muggle — dijo sarcásticamente Harry.

— Es que a Perseo y a Isolda les encantan, y como somos sus "niñeros mágicos" tenemos que saber imitar a sus personajes favoritos.

— Perseo e Isolda... — repitió Harry — hace mucho que no veo a Isolda. A Perseo lo vi hoy en la mañana porque Bill lo llevó cuando fue a recoger a Tonks; pero hace mucho que no veo a Isolda, desde que fue el cumpleaños de Ginny.

— Si... ¡son lindos nuestros sobrinos! — comentó Ron — y sospecho que sacaron mucho a sus tíos en lo traviesos.

— ¿A nosotros? — preguntó Fred — ¿por qué lo dices?

— Porque los niños parecen chapulines, saltando y corriendo todo el día, sin tomar en cuenta las bromas que hacen los canijos. Recuerdo mucho cuando no sabíamos que Perseo era metamorfomago y se transformó en mamá y comenzó a regañarnos, hasta que escuchamos la risita de Isolda debajo de la mesa y en eso mamá entró por la puerta y casi se desmaya al ver a su otra "yo".

— También Perseo se acuerda mucho de eso... bueno, mas bien, se acuerda mucho de la esquina de la pared donde lo tuvieron parado dos días.

Los gemelos volvieron a reír.

— Bueno... pasemos al asunto importante — dijo Fred sentándose al lado de Ron, que le estaba poniendo los vendajes a Harry.

— ¿Asunto importante? — preguntó el ojiverde.

— Si — asintió George — nos mandaron de "corre-ve-y-diles" para que les trajéramos un anuncio importante.

— En pocas palabras, Hermione nos chantajeó para que les trajéramos la invitación.

— ¿cual invitación?

— La invitación a su boda con Víktor.

— ¡¿Se van a casar! — exclamaron Harry y Ron al mismo tiempo.

— Si... y nos mandaron de mensajeros a llevarles a todos las invitaciones, aquí tienen.

Ron tomó el pergamino que le presentaba Fred. Efectivamente, en ella decía que se casaban...

— Wow...

— ¡Y además la invitación viene con un chismezote! — dijo George — Acabamos de ir al departamento de Charlie, y ¿a quién creen que nos encontramos de visita?

— ¿A quién?

— A Draco Malfoy — Respondió Fred.

— ¿A Draco?

— Si... ¡y ambos estaban a medio vestir!

— ¡¿QUÉ! — exclamaron Harry y Ron.

— Todo parece indicar que llevan un tiempo saliendo... — dijo George — más o menos unos tres años... porque, según nos dijo Charlie, se conocieron en la fiesta de nuestros matrimonios y despues comenzaron a hacerse amigos...

— ¡Por lo visto amigos muy cercanos si tomamos en cuenta que Draco tenía en el cuello un chupetón del tamaño de un continente! — comentó Fred.

— En cierta forma me alegra por Draco... — dijo Ron — el pobre ya tenía mucho tiempo sin ser correspondido...

— Siempre y cuando no se casen y todo estará bien... — dijo George.

— Bueno, ¿y si se quieren casar, qué, muy su gusto ¿no?

—No, Ron... son primos lejanos, eso no está bien.

— Ustedes son hermanos, ¿no? — comentó Harry.

— Y encima, gemelos... — secundó Ron.

— Bueno, ya nos tenemos que ir, hay muchas invitaciones por entrar, ¡hasta la vista!

Los gemelos desaparecieron.

— ¡Qué bonito nos dieron el avión!

— Nah, déjalos, ya sabes cómo son... lo que pasa es que aún no pueden confiar en Draco...

Ron le pasó la invitación a Harry para que la leyera mientras terminaba de ponerle las vendas.

— Fenómeno... — murmuró Harry al terminar de leerla — Es dentro de dos semanas, ¡qué bueno que es en sábado, porque si fuera entre semana, dudo mucho que podríamos ir.

— De todas maneras yo me hubiera escapado del trabajo, es decir, uno solo se casa una vez en la vida... ¡listo!

Harry levantó el brazo con vendajes. Ya no le dolía y sentía que ya se había parado la sangre, porque ya no se sentía tan mareado.

— Haces maravillas, Ron

El pelirrojo sonrió — Es sólo mi trabajo, nada más que eso.

— No... eres el mejor sanador que conozco.

— Je, gracias.

— Por cierto, no te he dado lo que te traje.

— ¿Me trajiste algo? — preguntó Ron contento.

— Si, mira, aquí lo traigo... — dijo Harry buscando en sus bolsillos — aquí lo tengo, pero tienes que adivinar qué es, si no, no te lo doy.

— Ok... mmm... ¿flores?

— No.

— Mmm... ¿poción herbovitalizante?

— ¡Ron!

— Perdón... es que me acordé de que ya me hace falta en el maletín...mmm... déjame pensar...

— Si quieres te puedo dar una pista — dijo Harry en tono meloso.

— A ver, dame la pista.

Harry se acercó y lo besó dulcemente.

— ¿Ya sabes qué es? — preguntó Harry

— Mmm... ¿una noche de pasión?

— De eso hay siempre, Ron... — aceptó Harry poniéndose rojo — ¿no te supo a nada el beso?

— Mmm... ¡Chocolates! — exclamó Ron contento.

Harry sacó de su bolsillo una cajita de chocolates ya empezada.

— Te los venías comiendo en el camino, ¿verdad? — murmuró Ron.

— ¿Qué querías, ¡no he comido en 24 horas...!

— ¡¿Qué! — exclamó Ron — corre, ve y date un baño rápido, ¡mientras yo te prepararé un gran omelet!

— Ok — Harry sacó la varita mágica y puso un hechizo impermeabilízate en las vendas.

— ¡Espera! — gritó Ron acercándose a él. Lo abrazó y le dio un largo y húmedo beso — te amo, Harry...

— No más de lo que yo a ti, Ron.

— Realmente me hiciste falta en la noche...

— ¿Tanto me extrañaste?

— ¡Por supuesto! ¡era nuestro cuarto aniversario y tú me dejaste vestido y alborotado!... o mas bien, desvestido y alborotado...

— ¡Ahorita componemos eso!

Harry tomó del brazo a Ron y lo llevó a la habitación. Ambos se dejaron caer en la cama, entre risas, besos y caricias, perdiéndose más y más el uno en el otro, disfrutando cada centímetro de sus jóvenes cuerpos... amándose loca y apasionadamente como los dos siempre lo habían soñado... como lo habían hecho desde el día que habían salido de Hogwarts, como lo hacían cada día... demostrando cuanto se podían llegar a amar dos personas que un día, en un descuido, sus miradas se habían cruzado...

— ¿Hay alguien sentado ahí?... — preguntó el pelirrojo — Todos los demás vagones están llenos.

Harry negó con la cabeza y el muchacho se sentó.

Soy Ron Weasley, mucho gusto

Mucho gusto, yo soy Harry Potter...

Realmente lo eres... yo pensé que era otra broma de mis hermanos... ¡genial!

FIN

7