Lamento muchísimo la tardanza, pero espero que con este capítulo me ponga al corriente. Debido a la gran cantidad de eventos que ocurren aquí decidí partirlo en dos. Gracias por leer ^__^.
Por cierto, que he publicado este capítulo hoy, 13 de abril, porque es el día en el que cumplo 3 años de escribir en FF.net. Por lo tanto, dedico este capítulo a todos mis lectores a través de los años y que me han motivado a seguir.
Capítulo 14: Relevo (Primera parte)
Al abrir los ojos, notó como los primeros rayos de sol de aquel día entraban a través de la ventana e iluminaban los asientos de tela roja sobre los cuales habían descansado la noche anterior. Aunque los vidrios de su refugio estaban empañados por el frío, sentía una temperatura agradable a su alrededor . No tardó en percatarse que la causa de ello era el estar prácticamente encima de un digimon de suave pelaje azulado.
Estar así, en calma, le hacía recordar aquellas mañanas en las que despertaba en su cama y esperaba con paciencia a que su madre entrara y le dijera con una dulce sonrisa que era hora de ir a la escuela. La extrañaba tanto... ella era su única compañía en el Mundo Real, desde aquel día que apenas recordaba en que su padre y Yamato se habían marchado para siempre de casa.
¿Yamato? ¡Pero si él es mi tío!- pensó Caro negando con la cabeza. Y sus padres tampoco estaban divorciados, ¿por qué había tenido de pronto esos recuerdos?. Mirando de lado el extraño sombrero verde que portaba durante el día y que había visto infinidad de veces en las antiguas fotos de su padre, no tardó en darse cuenta de la razón: Probablemente el revivir la historia de Takeru Takaishi le estaba haciendo creer en sueños que en verdad era él. ¡Qué ridículo!.
La niña se levantó con cuidado, para no despertar a ninguno de sus compañeros o los digitales, después de todo, el día anterior había sido muy largo para ellos, librando batallas y peligros. De puntitas atravesó el tranvía y al salir del mismo notó que alguien se le había adelantado ya.
Una joven de camiseta verde y falda larga de mezclilla tocaba una armónica con habilidad, emitiendo una serena melodía que Caro en muchas ocasiones había escuchado siendo muy pequeña, justo antes de dormir, cuando su padre, incapaz de tocar un instrumento o cantar, se la murmuraba como arrullo. Probablemente estaría haciendo lo mismo con sus hermanitos en casa.
A Caro se le encogió el corazón: No sólo extrañaba a sus padres, sino que lamentaba el no conocer aún a sus hermanos. ¿Cómo serían? ¿Se parecerían a ella?.
- "Discúlpame prima, ¿te desperté?"- susurró Fiori al ver a su prima menor parada en medio del islote donde habían acampado.
- "No, yo sola me despert"- respondió la menor acercándose a su prima- "No sabía que ya te habías aprendido esa canción"
- "¡Ni yo puedo creerlo!"- exclamó Fiori pasándose la mano por el pelo- "¿Recuerdas lo mal que tocaba esta canción? Es extraño... pero hoy que me puse la armónica en los labios fue como si siempre hubiera podido tocarla, las notas salen casi sin que me de cuenta"
- "Probablemente de tanto escucharla ya te la aprendiste"
- "Es posible"- dijo Fiori sonriendo. Guardó la armónica en su bolsillo y miró de frente a Caro, notando de pronto algo... peculiar en ella.
- "¿Qué pasa Fiori? ¿Por qué me ves así?"
- "No sé... te ves distinta..."
- "¿Distinta? ¿Cómo?"
- "No lo sé... sólo sé que hay algo distinto en tí, ¡pero no puedo decir qué es!"
Caro se inclinó en la orilla del islote y al contemplar su reflejo se topó de nuevo con la imagen de su padre a los 8 años- "¡Rayos! ¡No puedo verme!"
- "Espera"- Fiori buscó entre sus bolsillos y extrajo un pequeño espejo- "Sara me lo prestó: Ella se estaba depilando las cejas en la cama la noche que desaparecimos y se quedó dormida con el espejo entre las manos. Es por eso que al viajar aquí se lo llevó consigo"
- "¿Y qué tiene que ver el espejo con...?"
- "Como el espejo proviene de nuestro mundo, es capaz de reflejar nuestra verdadera imagen, Caro."- respondió Fiori con una sonrisa- "Sara y yo lo vemos con frecuencia para no olvidar quiénes somos. Úsalo para que te sientas más tranquila, tal vez sólo esté pensando cosas raras"
La menor tomó con cautela el espejo, temiendo en parte verlo pero por el otro ardiendo de curiosidad por verse de nuevo luego de tantos días de toparse con su padre en cada reflejo. Cerró los ojos, respiró profundamente y abriendo de nuevo la mirada se contempló.
- "Yo no veo nada extraño Fiori..."- susurró ella mientras comprobaba que seguía teniendo los mismos ojos azules, el mismo rostro sonrosado y la nariz recta de su madre, al igual que el pelo rubio como el trigo de su padre...- "¡Espera!"
- "¿Qué sucede?"
- "Yo no era rubia, ¿verdad?"- preguntó confundida- "Yo tenía el pelo negro... ¿o era castaño?"
- "La verdad es que no me acuerdo..."- susurró Fiori.- "¡Ya no recuerdo cómo eras!"
- "¡Yo tampoco!"- exclamó Caro alterada.- "¿Qué significa esto?"
Ambas se miraron con temor, porque en el fondo estaban seguras de algo
Un nuevo problema estaba por empezar...
____________________________________________
Cansada de jugar a las muñecas, Jin dejó caer sus juguetes y se acercó sigilosamente a los bambinetos donde dormían los gemelos Takaishi. En los últimos días su única compañía habían sido tanto los juguetes que le habían comprado sus padres y tíos como los ruiditos y suspiros de los dos bebés recién nacidos.
Día tras día los había pasado encerrada en alguna habitación con sus juguetes y los nenes, solamente recibiendo visitas fugaces de su madre o la de la Sra. Takaishi, mientras que el resto de los adultos murmuraban en la sala: Unos gritaban (casi siempre su padre o el tío Daisuke), otros lloraban y el resto susurraba. Planeaban la forma de ir al mundo donde Sara, Teki y los demás se habían ido.
Jin estaba molesta... ¿Por qué no había podido ir con ellos? ¿Por ser pequeñita? ¡Ködai y Lilly también lo eran!. No le gustaba estar sola sin sus amigos y hermanos, aunque en el fondo sabía que era lo mejor, porque mamita se habría puesto mucho más triste sin ella.
Además estaban los bebitos, con quienes platicaba aunque no le respondieran. Ellos probablemente también extrañaban a su hermanita y no les hubiera gustado quedarse completamente solitos, de acuerdo con las ideas de Jin.
Probablemente la nena conocía más de estos niños que sus propios padres, ya que había pasado horas observándolos: Sabía que el que se agitaba continuamente en su cunita y con las mejillas de color rosa encendido era Takeshi. Koji, por otro lado, se chupaba el dedo y le daba hipo con frecuencia. También era el que menos dormía, por lo que Jin pasaba muchos ratitos platicándole, recibiendo como respuesta la mirada azulada del chiquillo.
- "Yo ya me cansé de estar aquí, Koji"- murmuró Jin cruzándose de brazos- "Quiero ir a ver a mis hermanitos para que me cuenten historias como la de la estrella que se llama como yo. ¿Sabías que ella nos cuida todas las noches, cuando se asoma con sus hermanitas?"
Koji respondió con un hipo, que hizo reir a Jin.
- "¡Hic, Hic! ¡Eres muy chistoso bebé!"- exclamó la nena aplaudiendo, al tiempo que imitaba los "ruiditos graciosos" de Koji.
Al recién nacido no parecía hacerle la misma gracia su hipo, por lo que no tardó en expresar su enojo frunciendo el ceño y preparándose para llorar. Jin sabía que si Koji lloraba y algún adulto la encontraba encaramada a la cama le tocaría un regaño, por lo que no tardó en esconderse debajo del escritorio que estaba al lado del lecho y pretender que jugaba con una muñeca.
- "¿Qué ocurre, cielo?"- una voz de mujer irrumpió en el cuarto, atraída por los llantos de su bebé- "¿Tienes hambre?"
Jin observó como la Sra. Takaishi tomaba al bebé entre sus brazos y mientras lo arrullaba buscaba entre los bolsos que tenía sobre una silla un biberón para alimentarlo. El instinto de madre fue acertado, ya que al succionar el chupete de la mamila, el hipo de Koji se fue calmando poco a poco. Pronto, el niño sonreía (o al menos eso parecía, ya que a esa edad los niños aún no saben sonreír) y comenzaba a quedarse dormido.
- "¿Jin?"- llamó entonces la madre de los gemelos. La pequeña salió de su escondite y se acercó con timidez a la mujer, quien le sonrió dulcemente, a pesar de tener los ojos vacíos y profundas ojeras negras de cansancio.
- "¿Sí?"- respondió la nena suavemente, esperando un regaño.
- "Me mandó decir tu mamá que en cuanto tengas hambre le avises para que te prepare algo"
Aunque a Jin le rugía el estómago del hambre, la nena se abstuvo de comentarlo, ya que minutos antes había escuchado a su madre llorar en la sala y no le gustaba verla así. De ese modo, la niña sólo negó con la cabeza.
- "Ya es muy tarde Jin, ¿estás segura?"- inquirió la maestra.
- "Mi mami está triste, no quiero molestar..."
Anya dejó a su hijo en su cuna y tomó a la niña de los brazos, sentándola en su regazo.
- "Tu mamá está triste porque tus hermanitos están perdidos"
- "Yo también estoy triste, quiero verlos..."
- "La verdad es que todos estamos así... yo también extraño a mi hija"- Anya tragó saliva para no llorar frente a Jin- "Pero también se que tanto tus hermanos como mi Caro y sus amiguitos son niños fuertes, porque tienen padres especiales que les han enseñado a serlo. Deben estar bien, estén donde estén y además los Digimon los cuidan, ¿verdad?"
Jin asintió, sonriendo al pensar que probablemente sus hermanos debían estar pasando por una gran aventura.
- "Me gustaría ir a ayudarles"
- "Yo también, Jin"- la maestra pasó la mano por el pelo castaño de la chiquita- "Pero creo que lo que tú y yo podemos hacer por ahora es pedir que ellos regresen pronto y ser fuertes en lo que los otros mayores descubren la forma de traerlos a casa, ¿qué te parece?"
- "Está bien"- dijo Jin sonriendo
Anya se dirigió a la puerta.
- "Voy a avisarle a tu madre que tienes hambre, a ella le dará mucho gusto estar contigo un ratito, te lo aseguro"
Poco después, la maestra cerró la puerta, dejando a Jin y a los bebés a solas. La menor de los Yagami contempló las cunitas y vio que aunque Takeshi seguía profundamente dormido, Koji aún tenía abiertos los ojos, aunque su rostro indicaba que estaba por acompañar a su hermano en el mundo de los sueños.
- "¿Qué dices nene? ¿Me ayudas?"- Jin esperó a que Koji "le respondiera" para luego agregar- "¡Y yo sé cómo! ¿Te acuerdas de la estrellita Jin que te conté? Teki dice que si le pides deseos se pueden cumplir, porque él pidió durante mucho tiempo tener una mamita y se le cumplió. Y cuando le enseñó a Sara, ella pidió un papito y también lo tuvo"
Koji bostezó.
- "¡No son mentiras!"- refunfuñó la niña- "Sólo hay que pedirle que nuestros hermanitos regresen y listo, ¡ya verás!."
Jin se acercó a la única ventana de la habitación (que por cierto, era la de Fiori), que se encontraba encima del escritorio. La nena se encaramó a la silla que daba al mueble y cuando estuvo finalmente sobre la superficie se asomó a la ventana y contempló las estrellas que comenzaban a brillar sobre el cielo del ocaso.
- "Teki dice que Jin es la estrella que más brilla"- susurró la chica para sí misma- "¡Esa debe ser!"
Sin quitar la mirada del cuerpo celeste, Jin comenzó a murmura- "Estrellita Jin, los gemelitos y yo te pedimos un deseo: Que nos traigas a nuestros hermanitos porque los extrañamos mucho y queremos verlos otra vez. Prometemos portarnos bien, ¿verdad Koji? Takeshi está dormidito así que ahorita no puede verte, pero él también promete portarse bien."
Jin guardó silencio, esperando que algo ocurriera. Lo único que se escuchaba era respiración de los bebés.
- "Creo que debe estar ocupada con otro niño"- murmuró la niña con pesadumbre mientras se bajaba del escritorio- "Porque..."
Pero algo la interrumpió: El monitor de la computadora de Fiori comenzó a brillar intensamente, tomando por sorpresa tanto a la nena como a Koji, quien abrió los ojos sin comprender (para su inocente mente) lo que sucedía.
La verdad es que ni siquiera Jin lo sabía.
- "Jin, Koji y Takeshi... aunque ustedes están lejos de sus compañeros, también tienen una misión..."- una voz profunda y atemorizante para Jin salió de la computadora.
- "¿Eres tú, estrellita?"- preguntó la niña asustada.
No obtuvo respuesta, sólo un fuerte resplandor que envolvió tanto a los bebés como a la niña.
- "¿Jin? ¿Estás aquí, hijita?"- Sora entró a la habitación segundos después con un plato en la mano- "Te preparé algo porque... ¿JIN?"
Sora dejó caer el plato al suelo, sus ojos rojizos alarmados tratando de probarse que lo que ocurría no era cierto.
Los bambinetos de los gemelos estaban vacíos. Las muñecas de Jin estaban en el suelo.
Y lo único "vivo" en esa habitación era el monitor de Fiori, parpadeando una luz intermitente...
___________________________________
- "Tengo sueño..."- susurró Ködai arrastrando los pies a través del bosque. Teki lo había tomado de la mano, para evitar que se quedara atrás.
- "¿Te sientes mal, hermano?"- preguntó el chico de pelo alborotado. Ködai negó con la cabeza.
- "No, estoy bien. Pero soy tu primito"- se quejó el pequeño, quien ahora tenía el pelo lacio y castaño, muy distinto al rojizo rebelde del día anterior. Sin embargo Ködai no se había percatado de ese cambio en su fisonomía, al igual que el resto de sus amigos.
No tenían idea de cuanto tiempo llevaban atrapados en el Mundo Digital, dando brincos de una parte de la historia a otra, reviviendo las aventuras de sus padres. Sin embargo, los efectos de tantos saltos no sólo estaban afectando su físico, sino también su mente...
- "¿Podrían avanzar más rápido?"- preguntó Fiori en voz alta sin detenerse ni un instante a descansar. Los 6 chicos que la acompañaban estaban cansados de recorrer el bosque en búsqueda de su compañera perdida, aparentemente secuestrada por Puppetmon.
- "Mik, ya no puedo caminar..."- susurró Lilly Izumi a su hermano mayor mientras se sentaba en una roca. Mik miró preocupado como Fiori avanzaba hasta perderse entre la maleza , pero sabía que el bienestar de su... ¿hermana, acaso? era más importante. El chico se arrodilló para estar a la altura de la pequeña, cosa que no era tan necesaria como antes debido a que Mik había encogido 20 centímetros durante el último salto que había dado antes de llegar al bosque.
- "Yo también estoy cansado"- comentó el chico- "Pero entiende que Fiori está preocupada por Taka... karo"
Mik suspiró resignado: Había comenzado incluso a olvidar el nombre de sus amigos, reemplazándolos en su memoria por los de sus padres. Era realmente desmotivante ver como poco a poco la identidad de su padre se iba apropiando de su cuerpo, de su mente, sin poder hacer nada para evitarlo.
- "¡HEY! ¡Espérenme!"- una vocecita se escuchó a lo lejos, seguida de movimiento entre los arbustos.
- "¡Esa es la voz de Caro!"- exclamó Teki deteniéndose súbitamente.
- "¡Fiori!"- gritó Joey dando tropezones entre los árboles, producto de la miopía que comenzaba a desarrollarse en sus negros ojos- "¡Regresa! ¡Tu hermana está a salvo!"
Una niña bajita y rubia salió de los arbustos, acompañada de Patamon. Tenía el rostro rosado y los ojos brillantes de emoción.
- "¡Lo vencí!"- exclamó alegremente, acercándose a Teki- "¡Lo hice, Taichi!"
- "¿A Puppetmon?"- preguntó Ködai tímidamente mientras se ocultaba detrás de las piernas de su primo.
- "¡No pudo contra TK y yo!"- añadió Patamon, satisfecho con su victoria.
- "Puppetmon nos tenía controlados con unos muñecos"- Caro abrió su mochila y mostró a 8 pequeños muñecos de madera que eran la réplica de sus padres en la infancia- "¡Con estos!"
Al ver los juguetes, Lilly se acercó con curiosidad.
- "¡Qué lindas muñecas! ¿Puedo jugar con ellas?"- preguntó mientras tomaba una de pelo castaño y vestido rosa.
- "¡Bien hecho Caro!"- comentó Teki satisfecho.
- "Es que ya eres un niño grande..."- añadió Sara.
Oculta entre la maleza, Fiori vió como se desarrollaba la escena. Sintiéndose mal por no haber podido ayudar a su hermana, se apartó de sus compañeros y se sentó a la orilla de un riachuelo. Gabumon la acompañó.
- "Todos han mejorado en este viaje... y yo sigo siendo una inútil"- susurró con tristeza mientras contemplaba su reflejo, el de un chico de once años que sentía que no valía nada.
- "Matt, no digas eso"
- "¿Por qué no puedo mejorar? ¿Por qué no puedo salir de aqui y recordar quién soy?"- Fiori cerró los ojos. Mientras tanto, un árbol que estaba a dos metros de ella se agitó ligeramente: Una chica de cabello liliáceo, ojos rojos y expresión macabra brincó desde sus ramas y desapareció entre las sombras del bosque.
Al instante, el árbol comenzó a moverse como si estuviera encantado...
__________________________________________________
La pequeña recámara de Fiori estaba abarrotada de personas adultas. La mayoría se apretaba alrededor de la computadora encendida, cuyo monitor parpadeaba suavemente y mostraba débiles imágenes por instantes, la mayoría de unas criaturas blancas y sonrientes que ninguno de los presentes habían visto en su vida, a pesar de sus aventuras.
- "¿Qué son estas cosas? ¿Son ellas quiénes están detrás de la desaparición de nuestros niños?"- preguntó Noriko Hida intrigada.
- "Es posible..."- respondió Miyako- "¿Pero por qué secuestrarían a nuestros niños? ¿Qué planes tienen con ellos?"
- "No sé, Miya"- agregó Iori- "Aunque algo en ellas me hace sentir que no son precisamente malvados..."
- "Hay veces que el ser bueno o malo es algo puramente relativo"- comentó Ken mientras observaba como Koushiro tecleaba en la computadora, en un esfuerzo vano por hacer que reaccionara o les diera las respuestas a las miles de interrogantes que cada uno tenía.
Sora y Anya estaban sentadas en la cama, en silencio. La primera sostenía las muñecas de su hija y la segunda pasaba su mano distraídamente por el suave forro de las cunitas. Le angustiaba pensar en su hija de 9 años perdida en otro mundo, pero le aterrorizaba imaginar a sus dos bebés recién nacidos en la misma situación.
- "Tal vez la desaparición de nuestros niños no se deba a un secuestro"- comentó Taichi, quien estaba recargado en la puerta, con expresión severa- "Tal vez fueron llamados a cumplir algo, tal y como ocurrió con nosotros..."
- "¿Una nueva amenaza?"- susurró Hikari- "Después de tantos años..."
- "Ahora entiendo lo que sentía mi madre cuando me veía desaparecer"- Takeru estaba de pie junto a la ventana- "Quieres protegerlos... pero te das cuenta de que tienes las manos atadas"
- "Bienvenido a mi mundo"- pensó Yamato sonriendo ligeramente- "Yo he sentido eso desde que naciste... aunque bueno, no es lo mismo..."
El músico tomó uno de los portarretratos del escritorio, donde aparecía su hija con 10 años de edad.
'¿En qué estarás pensando, Fiori?'
_____________________________________________
- "¡Fiori! ¡FIORI!"- gritó Mik Izumi a todo pulmón mientras caminaba por el bosque, seguido de todos sus compañeros y digimon.
- "No puedo creer que Fiori se perdiera justo cuando apareciste, Caro"- musitó Teki mientras pateaba las piedritas que se topaba en su camino y tomaba firmemente a Ködai de la mano.
- "Lo sé... pero es que me estaba buscando, espero que mi hermana se encuentre bien..."- susurró la menor.
Detrás de ellos iban Joey y Sara, quien tomaba a Lilly de la mano para que no se perdiera. Sara miró de reojo a su amigo, y vió que el muchacho parecía estar concentrado en algo, ya que tenía el ceño fruncido y murmuraba algo que la joven no alcanzaba a entender. La curiosidad hizo que se acercara un poco a Joey y parara la oreja.
- "Mi nombre es Joey Kido y tengo 17 años. No soy miope y quiero estudiar para piloto cuando termine la preparatoria. Mi nombre es Joey Kido y tengo 17 años. No soy miope y quiero estudiar para piloto cuando termine la preparatoria... Mi nombre es.."
Sara trató de aguantar una carcajada, pero no le fue posible. Joey interrumpió su "oración" sobresaltado.
- "¡¿De qué te ríes?!"
- "¡Perdona! No pude evitar escuchar tus oraciones... ¿se puede saber por qué lo haces?"
- "¡No seas metiche! Y para tu mayor información, repito esta información para asegurarme de que no me olvide de quién soy y empiece a mezclar cosas, Sora"
- "Es Sara"
- "¿Lo ves? ¡Estoy comenzando a olvidar!"- exclamó el mayor con angustia- "¡Tengo que mantenerme cuerdo, soy el mayor!"
- "¿Sabes Joey?"- comentó Sara con una sonrisa irónica- "Tantas precauciones me están recordando a tu padre..."
- "¿Cómo dices?"- Joey sacudió la cabeza, abriendo más los ojos alarmado- "¡Tienes razón!"
El ansioso adolescente cerró los ojos y retomó su "mantra": "Mi nombre es Joey Kido y tengo 12 años... espera, ¿no eran 17? ¡Rayos!..."
Sara decidió no importunar más a Joey, porque sabía que en el fondo lo que ocurría no era gracioso. El estar olvidando poco a poco quiénes eran para convertirse en sus padres era un peligro para todos.
La pelirroja suspiró. ¿También se estaba olvidando a ella misma?. Sara no estaba segura, después de todo, nunca había conocido con exactitud quién era ella.
Tal vez se había olvidado tiempo antes de llegar al Digimundo...
Sara creía que al encontrar a su padre descubriría quién era ella en verdad, pero sólo se había topado con una triste realidad: Su padre biológico ni siquiera recordaba a su madre. Aunque ahora aceptaba que su padre había sido quién la había criado en los últimos cinco años, Sara aún sentía que algo faltaba en su vida. Sentía que nunca había actuado por sus deseos, sino por los de los demás.
Adoraba a su madre y sabía de los muchos sacrificios que había pasado por tenerla. Por ello no solía quejarse de las incontables tardes que pasaba en la antigua pastelería y más adelante en el V-yomon atendiendo a los clientes mientras su madre trabajaba en la cocina. Ella era una excelente mesera, pero no estaba segura de que fuera su vocación. La verdad, no había tenido tiempo de probarlo, ya que pasó su infancia detrás de un mostrador, sin salir a jugar con las otras niñas.
Todos tenían de ella la imagen de la perfecta hija de Sora Takenouchi. La chica pelirroja que cuidaba niños y atendía las mesas. Dulce y callada. ¿Esa era ella en verdad?. Porque la verdad...
- "¡CUIDADO SARA!"- Joey interrumpió sus pensamientos al arrojarse sobre ella y apartarla del camino justo cuando un pequeño misil hacía contacto con el suelo. Sara abrió los ojos espantada y vio que sus amigos corrían en círculos entre los árboles, sin saber lo que ocurría. Excepto uno...
- "¡Fiori!"- gritó Mik- "¡Detente! ¿Qué te pasa?"
De entre los árboles apareció la rubia montada en una bestia hecha de metal. Furia y resentimiento se asomaban en sus desafiantes ojos, que habían pasado del castaño al celeste en cuestión de segundos.
- "¿Fiori?"- susurró Sara sin poder creer lo que veía.
- "¡Vamos Teki!"- gritó la adolescente con rabia- "¡Haz que Agumon evolucione a WarGreymon!"
- "¡Pero no sé cómo! ¿Qué te pasa?"- preguntó Teki confundido.
Como respuesta, Metalgarurumon lanzó un nuevo misil que cayó más cerca de Teki, asustando a Ködai (oculto detrás de su primo). Al pequeño se le salieron las lágrimas y a Teki se le enrojeció la cara de furia, apretando los puños.
- "¡BASTA!"- gritó encolerizado, perdiendo los estribos. Caro corrió hacia Fiori.
- "¡Hermano! ¡Así no se resuelven las cosas!"
- "¡No más peleas! ¡Estoy cansada!"- gimió Lilly, mientras Joey la tomaba entre sus brazos para que no llorara.
- "La próxima vez no fallar"- sonó la voz robótica de Metalgarurumon. Fiori miró con frialdad al chico Yagami, quien volteó a ver a su camarada. Si ella quería pelea, ¡la tendría!.
- "¡Agumon!"- gritó al tiempo que su digivice comenzaba a brillar. Entre chispas anaranjadas, Agumon creció rápidamente y adoptó su forma Mega, WarGreymon.
El digimon se elevó por los aires, seguido inmediatamente por Metalgarurumon. Una vez entre las nubes, los dos digimon comenzaron a pelear fieramente. Las explosiones de sus ataques retumbaban en el cielo, tornándolo rojizo.
- "¡Detengan esta locura! ¡No debemos pelear entre nosotros!"- pidió Mik, pero fue ignorado completamente.
Teki se dirigió hacia Fiori con paso firme y cuando la tuvo cerca se arrojó con furia, tirándola al suelo.
- "¡Esta es por Kari!"- gritó enfurecido, tirándole un golpe a la chica, quien respondió con la misma fuerza.
- "¡Todo esto es tu culpa!"- respondió Fiori- "¡Tengo que vencerte, Teki! ¡Sólo así volveré a recordar quien soy!"
- "¡Estás loca!"
- "¡Alto los dos!"- gritó Mik, al tiempo que sostenía a Fiori de un brazo y Caro lo ayudaba con el otro. Joey y Sara se encargaron de mantener a Teki en cintura. Ködai y Lilly los miraban desde el rincón.
- "¡No! ¡Suéltenme!"- Teki trató de soltarse de los brazos de sus amigos- "¡Ese Yamato me las va a pagar! Quería pleito, ¿o no? ¡Va a ver lo que es meterse con Taichi Yagami!"
- "¡Eres mi rival!"- chilló la chica forcejeando- "¡Y por eso tengo que eliminarte! ¡Así lo dijo Cherrymon!"
- "¿Cherrymon?"- Caro abrió mucho los ojos al escuchar el nombre de ese Digimon. Al instante pasaron por su mente los recuerdos de alguien contándole una historia parecida- "¡ES UN ENGAÑO!"
Los gritos de la niña hicieron que todos finalmente se callaran.
- "¿No lo ves, Fiori?"- Caro miró a su prima con una sonrisa- "¡Estás actuando un cuento! Cherrymon engañó a tu papá cuando era niño, diciéndole que tenía que vencer a su rival, a..."- Caro señaló a Teki- "A Taichi"
- "¡Es mentira! El propio Cherrymon me dijo que tenía que vencerlo para recordar quién soy yo"
- "Ese digimon te dijo una mentirita"- Ködai se aproximó tímidamente al grupo- "Seguro que el malo tuvo que ver en esto..."
- "Devimon quiere que perdamos por completo nuestra identidad"- explicó Mik bajando la mirada y examinando su cuerpo en constante cambio con pesar- "Y en parte lo está logrando... no podemos permitir que nos gane... necesitamos rescatar a Harumi"
- "¿Quién es Harumi?"- todos voltearon a ver a Lilly, quien aún los contemplaba desde una roca, su carita de 4 años evidenciando su curiosidad. Todos quedaron en silencio, todos, excepto Mik, quien resumió el sentir del grupo en una sola palabra...
- "Mierda..."
__________________________________________
- "¿Alguna novedad?"
- "No, aún no logro recibir nada... sólo estas extrañas imágenes"
- "Si tan sólo se quedaran fijas por unos instantes... ni siquiera puedo distinguir lo que son..."
~*~
- "...Y lo primero que haré en cuanto los tenga de vuelta será tirar todas las computadoras de la casa a la basura"
- "Pero Anya, estamos en el 2030... ¡hasta la lavadora cuenta con acceso a la red!"
- "¡También la tiraré!"
~*~
- "No puedo más con esta presión... necesito salir a fumarme un cigarro"
- "¡Daisuke! Prometiste dejar ese vicio cuando Ködai nació..."
- "¡En ese entonces tenía a mis hijos cerca! Regreso enseguida..."
- "Espera amigo, yo te acompaño..."
- "Vamos entonces..."
- "¡Hombres!"
- "No lo juzgues, Hikari. Creo que todos estamos reaccionando como podemos... sólo mira a tu hermano..."
~*~
- "¿Y ahora? ¿Ya tienes algo?"
- "¡Me preguntaste hace menos de un minuto Tai!"
- "¡Tienes que hacer algo Koushiro! ¡Mi hija no puede estar perdida!"
- "Lo sé Taichi... tampoco la mía..."
- "Muchachos..."
- "¿Qué ocurre, Ken?"
- "Creo que la pantalla está haciéndose más clara... miren..."
- "¡Es cierto!"
- "¡HEY! ¡DAISUKE! ¡TAKERU! ¡REGRESEN YA!"
~*~
Los pasos apresurados de dos adultos retumbaron desde la sala hasta la recámara de Fiori. Al entrar, vieron que todos estaban acomodados alrededor de la pantalla, que comenzaba a desplegar unas letras.
- "¡Parece que es un mensaje!"- exclamó Daisuke, quien aún tenía el cigarrillo encendido entre los labios.
- "¿Qué dice?"- preguntó Mimí- "No alcanzo a leer nada..."
- "Espera un poco..."- susurró Koushiro- "Se está aclarando..."
Las letras negras comenzaron a hacerse más y más claras, hasta que todos los adultos pudieron leer el mensaje con facilidad. Al instante, todos quedaron en silencio excepto Jyou.
- "'Jin, Koji y Takeshi... A pesar de estar lejos de sus hermanos, ustedes también tienen una misión... al igual que sus padres...'"
- "¿Qué quiere decir eso?"- preguntó Miyako mientras se quitaba los lentes.
- "No lo sé..."- Koushiro señaló el monitor, donde una imagen estaba empezando a sustituir a las letras- "Pero algo me dice que estamos a punto de averiguarlo..."
_____________________________________________
En el monitor de Fiori comenzó a dibujarse una imagen en tonos sepia. En ella, se podía ver a un niño de 11 años que recorría las calles abandonadas de una ciudad. Estaba completamente solo, excepto por una criatura anaranjada que parecía un Tirano saurio en miniatura.
- "¿Dónde estoy? ¿Agumon?"- preguntó el niño en voz alta, mientras trataba de encontrar su camino a través de la niebla que cubría las calles. El ambiente frío y descolorido de la ciudad le hacían pensar que estaba atrapado en un sueño.
- "Voy detrás de tí, Tai"- respondió su camarada con su característica voz ronca e infantil.
Teki no recordaba como había llegado hasta ese lugar. Por su mente pasaban débiles imágenes de un grupo de niños caminando por el bosque, para luego ser reemplazadas por un pequeño digimon rosado y de aspecto dulce: Piximon.
- "¡Cierto! Piximon me mandó a este sitio como parte de mi entrenamiento"- Teki estiró los brazos y suspiró- "Aunque no servirá de nada... yo ya no quiero pelear..."
Su estómago dió un vuelco al recordar lo sucedido el día anterior: Su estupidez había hecho que Greymon evolucionara de la manera incorrecta, haciendo que el temible Skullgteymon irrumpiera en el campo de batalla. Poco faltó para que ocurriera una desgracia y alguno de sus amigos saliera lastimado.
Le había fallado a sus compañeros, a Greymon... y sobretodo a sí mismo. No servía como miembro de los elegidos, lo mejor sería renunciar...
El chico pisó un charco en su camino, el cual reflejaba a un delgado chico de ojos canela y tez morena: Nada quedaba del soñador niño de ojos miel. Teki Yagami había prácticamente desaparecido para ocupar el papel de su padre.
- "¿Qué es ese ruido?"- Agumon se detuvo en seco, sacando a Teki de sus pensamientos.
- "No lo sé..."- el chico cerró los ojos y prestó atención- "Creo que es una bicicleta..."
- "¿Una biciqué?"
- "Es una cosa que usamos en mi mundo para transportarnos más rápido"- Teki tomó a su amigo de la garra y comenzó a correr- "¡Vamos a ver!"
Corrieron entre la niebla, esquivando las irregularidades del pavimento. No pasaron muchos metros antes de que la bruma se disipara y un puente apareciera ante sus ojos: Una niña no mayor de 3 años trataba de subirse a una pequeña bicicleta con ruedas de soporte, pero cada intento resultaba en una brusca caída al suelo.
- "¡Ay!"- gritó la pequeña al caer de sentón sobre el duro concreto. Tenía la rosada carita manchada de lágrimas.- "¡No puedo!"
- "¿Estás bien?"- preguntó Teki acercándose con cuidado a la niña. Ésta giró la cabeza al escuchar esa voz tan familiar, mostrándole al chico una sonrisa cálida y una mirada rojiza y alegre.
- "¡Teki!"- exclamó emocionada mientras corría hacia él, abrazándose la cintura- "¡Te encontré!"
- "¿Perdona?"
- "¡Hermanito! ¡Te he buscado por todas partes!"
- "¿Hermano?"- confundido, Teki se apartó un poco de la niña. Su única hermana era Hikari, y era mucho mayor que esta chiquita.- "Creo que me confundes con alguien más, mi nombre es Taichi"
- "¡No! ¡Tú eres Teki!"- respondió Jin con risitas, como si pensara que Teki le estaba jugando una broma- "¡Soy Jin!"
Jin volvió a abrazar a su hermano. Teki se sentía un poco incómodo con la situación, pero supuso que lo mejor sería no hacer llorar a la pequeña y seguirle el juego. Si el supuesto "Teki" que ella mencionaba estaba cerca, no le gustaría ver a su hermana molesta.
- "Ah sí... Jin"- el muchacho se arrodilló para ver de cerca a la nena. Miró de reojo a Agumon- "Mira Agumon, ella es mi hermana Jin"
- "Yo no sabía que tenías hermanas, Tai"
- "Eh sí... tengo una..."- aunque no es ella.
- "¡Agumon!"- Jin aplaudió- "¡A tí también te extrañé!"
- "Pero si yo nunca la he..."- Agumon no pudo continuar porque las dos manos de Teki le cubrieron el hocico.
- "Tenías razón Teki"- dijo Jin serenamente, dejando atrás las risitas- "Las estrellitas cumplieron mi deseo"
- "¿Cuál deseo?"
- "¡Ver a mi hermanito! Los bebés y yo pidimos un deseo a la estrellita Jin y nos llevó a su casita con sus otras hermanitas y nos dijo que querían jugar con nosotros"
Teki no comprendía nada de lo que decía la nena, pero de pronto, la idea de una estrella llamada Jin no se le hizo tan ridícula como parecía a primera vista.
- "¿Ves hemanito? ¡Estellita Jin cumplió nuestros deseos como me contaste!"
- "¿Yo te conté de una estrellita Jin?"- Teki parecía estar en un sueño de pronto.
- "¡Querías mamita! ¡Y Sara quería papito! ¡Y hemanitos! Y la estellita nos tajo a todos"
Por la mente de Teki pasó una escena que no parecía tener sentido con todo lo que él recordaba: Se imaginó de 3 años de edad, llorando en medio de la noche. Le asustaba la oscuridad y temía que un monstruo fuera a atacarlo desde su armario. La puerta de la habitación se abría de pronto, permitiendo que su padre entrara a consolarlo. Le contaba cuentos. Le contaba de un dinosaurio valiente con quien podía vencer a los monstruos más malvados. Le contaba de mamá, que vivía en una estrella y velaba por él todo el tiempo.
La cálida voz de papá le hacía perder el temor, lo hacía fuerte. Se quedaba dormido entre sus brazos, dispuesto a revivir las aventuras de los cuentos en sus sueños. Él sería valiente y tendría un dinosaurio a su lado. Y aunque eso no ocurriera, sabía que papá y mamá lo cuidarían siempre.
De pronto se vió unos años después, a los seis, asomado en un balcón con una chica pelirroja y contemplando a las estrellas. Ella le contaba que las estrellas no sólo brillan en el cielo, sino que también suelen conceder deseos a los niños que se portan bien. Él recordaba que su mamá vivía en una estrella y le pedía una familia como la de sus amigos. Se lo comentaba a la chica pelirroja, quien reía y decía que eso sólo eran fantasías, pero que nada perdían con desear.
Minutos después, mientras se dirigía al baño, contemplaba a papá y a la mamá de su amiga sonriendo y tomándose de las manos, antes de darse un beso. Él ahogaba una risita y se iba corriendo a la cama, listo para soñar con el deseo que se le acababa de cumplir.
~*~
¡Eres la nueva luz brillante!
¡Eres la nueva luz brillante!
El nuevo sol
Ese es tu nombre
¡Es la nueva luz brillante!
¡Tú eres la nueva luz brillante!
Tu historia
Empieza aquí y ahora.
~Taichi Yagami- Atarashii Taiyou~
Solían decirme que los cuentos son sólo fantasías... pero yo nunca he creído eso. Hay cuentos que son verdaderos y que yo he visto pasar frente a mí. He visto dinosaurios, estrellas que cumplen deseos y ángeles volar por la ciudad. Pero sobretodo, he visto que si se es valiente y se tiene fé en uno mismo, se pueden cumplir todos nuestros sueños. He encontrado a la familia con la cual soñaba desde pequeño, a los amigos que no solía tener cuando me decían en el jardín que estaba loco. ¡Y no quiero perder eso! ¡Quiero continuar mi propio cuento!
~*~
- "¡Yo soy Teki!"- exclamó el chico de pronto, alarmando a Agumon y a Jin.- "¡Soy yo! ¡Este es mi cuento!"
- "¿Tai?"- preguntó el dinosaurio con precaución.
- "No, Agumon. Ese es mi pap"- respondió Teki con determinación, recordando de pronto quién era él. Los sueños e ideas fueron regresando a su mente a toda velocidad mientras hablaba- "Tal vez tenga sus recuerdos y me vea como él, pero mi papá es el verdadero Taichi Yagami. Todo este tiempo yo sólo he estado reviviendo sus aventuras como si estuviera en uno de los cuentos que me solía contar cuando estaba chiquito."
- "No entiendo..."
- "Yo no tengo por qué revivir la historia de mi papá, porque yo tengo la mía"- el niño parecía hablar más para sí mismo que a sus acompañantes- "Y aunque Devimon trate de impedirlo, voy a salir de este mundo con mi hermana y voy a ver a mis papás de nuevo. ¡Y voy a tener mis propias aventuras! ¡Mis propios cuentos!"
Las palabras no habían dejado los labios de Teki, cuando un resplandor anaranjado los cubrió. Y no pudo verse nada más...
___________________________________________
- "¡¿Qué ocurre?!"- exclamó Hikari cubriéndose los ojos ante la intensa luz que comenzó a emanar el monitor
- "¡No lo sé!"- respondió Koushiro, tomando el ratón con los ojos cerrados- "Parece que Teki provocó algo en el Digimundo..."
- "¡Teki! ¡Jin!"- Sora trató de aproximarse al monitor al escuchar esas palabras- "¡Respondan!"
Como si fuera una respuesta, un objeto salió del monitor y aterrizó en el regazo de Taichi, quien sintiendo de pronto una extraña mezcla de curiosidad y alegría lo tomó entre sus manos. Era pequeño, hecho de plástico, octagonal y brillaba con una luz anaranjada como la del monitor. El abogado no tardó en deducir lo que era.
Se trataba de su digivice. El que había aterrizado a sus pies en ese campamento muchos años atrás.
- "Ha vuelto..."- susurró mientras se lo pasaba de una mano a la otra.- "¿Pero cómo?"
- "Creo que la pregunta no es como"- respondió Koushiro- "Sino para qué..."
Como si alguien se los hubiera pedido, los adultos miraron el monitor, donde un portal al digimundo había aparecido en la pantalla, idéntico al que usaban para ir y volver durante sus aventuras en el 2002.
- "Sólo hay una forma de averiguarlo"- comentó Daisuke tomando a su mentor del hombro- "Y dile a mis niños que los extraño"
- "Tráelos de vuelta, Taichi"- susurró Sora sonriendo serenamente.
Como respuesta, su esposo le besó las manos y se puso de pie, estirando el brazo para acercar su digivice a la pantalla. Luego de tantos y tantos años, había llegado el momento de regresar al inicio.
- "¡Puerta al Digimundo! ¡ÁBRETE!"
__________________________________________________
La extraña luz desapareció a su alrededor y todo en aquella extraña ciudad pareció volver a la normalidad.
- "¿Taichi?"- preguntó Agumon sorprendiéndole el cambio que se había producido en su amigo durante esos instantes de luz.
Frente al dinosaurio estaba ahora un chico de once años con el pelo alborotado de su papá, pero de color castaño cenizo, como solía tenerlo su madre. Sus ojos eran marrones y grandes. Vestía pantalones de mezclilla y una camiseta anaranjada de manga larga con un número 9 blanco impreso en la parte de enfrente. No portaba goggles ni guantes. Y como complemento, un extraño aparato colgaba de su cinturón.
- "No, Agumon"- respondió el chico- "Soy yo, Teki."
- "¡Mira Teki!"- Jin se acercó a su hermano con un objeto entre las manos- "¿Qué es esto?"
- "Creo..."- Teki sonrió al ver lo que era- "¡Creo que es un digivice!"
- "¿Digibai? ¿Los juguetitos de mamá y papá?"- Jin abrió los ojos alarmada- "¡No tenemos permiso de tocarlos!"
- "Descuida, Jin. Creo que estos son nuestros"- respondió su hermano quitándose el suyo del cinturón y examinándolo detenidamente. Era redondo, parecido al de Tío Daisuke y de color anaranjado, mientras que el de la pequeña era blanco.
- "¿Y para qué son?"
- "No lo sé... tal vez..."- Teki señaló hacia el horizonte con su digivice, y al momento una luz blanca emanó de la pantalla. El de Jin lo siguió poco después, y ambas luces formaron un portal a pocos metros de los niños.
- "¿Qué es eso?"- preguntó Agumon.
- "Parece una puerta a otro lugar"- respondió el niño, sonriendo de pronto cuando una idea pasó por su mente- "¿Y si nos lleva a donde está Harumi?"
- "¿Haru?"- Jin sonrió alegremente- "¡Vamos a jugar con ella!"
La nena tomó de la mano a su hermano, dispuesto a llevarlo a la extraña puerta, pero él se frenó a pocos centímetros de ella.
- "Espera Jin... no puedo ir..."
- "¿Po qué?"
- "Porque aunque ahora recuerdo quién soy, estoy aquí para ocupar el lugar de papá. Este mundo está hecho de los cuentos que él nos suele contar, y si me voy, será como si nunca hubiera existido y Mik dice que eso podría provocar cosas horribles"
- "Descuida, Teki. Ya no es necesario que ocupes mi lugar"- una voz de niño se escuchó a su lado.
- "¡Tai! ¡Regresaste!"- exclamó Agumon aliviado, corriendo hacia los brazos de su camarada de once años, quien luego de saludar al digital con cariño miró a sus dos hijos.
Teki se quedó inmóvil en su lugar, pero Jin se acercó al niño con curiosidad.
- "¿Y tú quién eres?"
- "Bueno..."- Taichi se sonrojó un poco- "Es algo difícil de explicar pero... soy yo, pap"
- "¿Papá?"- Jin negó con la cabeza- "No digas mentiritas. Mi papito es grandote y tú eres chiquito"
- "Es que él es nuestro papá de los cuentos"- comentó Teki finalmente, acercándose a Taichi- "¿Recuerdas la ves que te conté de él?"
~*~
- "Caminen por favor, niños"- dijo la profesora Anya mientras movilizaba a sus alumnos lo más rápido posible. Momentos antes habían sido atacados por un grupo de fantasmas- o Bakemon- y sólo la presencia de un ángel los había sacado del aprieto.
- "Teki tenía razón"- murmuró una niña- "Los monstruos SÍ existen"
- "Pero los dinosaurios no..."
- "¿Ah no? ¿Y qué es eso?"- gritó un niño mientras señalaba hacia el sur. Teki y la profesora voltearon hacia esa dirección y la visión que encontraron le produjo al pequeño una emoción tan grande que jamás olvidaría. Era un dinosaurio... y encima de él estaba un chico muy parecido a Teki.
- "¡GREYM"N! ¡Y ese...es MI Papá!"
~*~
Teki sonrió al recordar aquel día, donde no sólo había visto finalmente a todas esas criaturas que su padre le describía antes de dormir, sino que uno de sus cuentos había vencido a Devimon y salvado la ciudad.
¿Me pregunto si necesitaremos hacer eso de nuevo para rescatar a Harumi?
- "Papi, ¿te hiciste chiquito?"- preguntó Jin aún sin comprender completamente lo que ocurría.
- "Podría decirse, ya que este es el Digimundo donde ocurrieron las aventuras que mamá y yo pasamos hace mucho tiempo, cuando éramos niños"- respondió Taichi mientras se acercaba a su hija. Le tomó las manitas en un gesto inconsciente de mostrarle que era el mismo de siempre, pero fue entonces cuando algo muy extraño ocurrió.
De las manos unidas de Taichi y Jin brotaron unas chispas rojizas y anaranjadas que se acomodaron justo al lado de la niña. Las chipas reunidas comenzaron a dar forma a una criatura pequeña que al materializarse dió origen a...
- "¿Un Digimon?"- susurró Taichi soltando finalmente a Jin. Fue entonces que se percató del digivice que la niña tenía en la mano y no le hizo falta ser un genio para darse cuenta de lo que todo eso significaba.- "¿Jin es una niña elegida?"
La pequeña mientras tanto se arrodilló al lado de la criatura, que era un poco más bajita que ella. Tenía el cuerpo redondo y cubierto de plumas azuladas menos la barriga, que era blanca. Sus alas eran tal largas que llegaban al suelo y estaban rematadas por unas garras rojas, al igual que las de los pies. Su pico era largo y amarillo, con la punta del mismo tono de azul del cuerpo. Sus ojos eran rojos y miraban con adoración a Jin, la niña que había estado esperando por tanto tiempo.
- "¡Jin! ¡Finalmente te encontré!"- chilló la ave con una vocecita aguda y gangosa mientras aleteaba con fuerza- "¡Qué gusto!"
Jin pareció ver en la criatura a un enorme oso de peluche, porque la abrazó con fuerza y parecía lista para jugar con ella.
- "¡Mi didimon! ¿Cómo te llamas?"
- "Soy Penguinmon"- respondió su camarada.
Mientras tanto, Teli y Taichi sonreían ante la noticia de que Jin era una niña elegida.
- "Nunca lo hubiera imaginado"- susurró Tai mientras contemplaba la reunión- "Mi hija es una niña elegida"
- "¡Y en buen momento!"- agregó Teki- "Con Penguinmon tendremos una gran ayuda para rescatar a Harumi"
- "Es algo irónico que yo diga esto pero... tengan mucho cuidado Teki. Devimon es un enemigo al que no pueden tomar a la ligera"
- "Lo sé, te prometo que volveremos a salvo"- respondió el chico animadamente. En ese momento su mano derecha brilló suavemente y Taichi se dió cuenta de ello.
- "¿Qué...?"- sin decir nada más, tomó la mano de su hijo con fuerza y al instante brotaron unas chispas de color anaranjado rojizo intenso que se materializaron justo frente a ellos y adoptando la forma de...
- "¡Un dinosaurio!"- exclamó Teki alegremente mientras se acercaba con un poco más de cautela que Jin a un reptil rojizo que le sacaba una cabeza. Su barriga era blanca, al igual que sus garras y unas marcas negras adornaban diversas partes de su cuerpo.
El digimon no tardó en ver a Teki y moviendo la cola alegremente fue a su encuentro.
- "¡Teki! ¡Soy Guilmon!"- exclamó mientras tumbaba al chico de espaldas, sentándose sobre su estómago. Su larga lengua lamió el rostro de Teki, haciéndole cosquillas.
- "¡Eh! ¡Guilmon! ¡Je je! ¡Me haces reír!" (*)
Taichi se rió al ver la escena, recordándole ligeramente al instante en que él se topó por primera vez a su Digimon.
- "Y pensar que han pasado tantos años desde que te conocí, Agumon"
- "¿Uh? ¿De qué hablas Tai? ¡Si apenas nos conocimos en la Isla File!"
Sonriendo, el niño tomó del cuello a su dinosaurio, quien no comprendía la extraña conducta de su camarada y mucho menos el por qué decía que los extraños chicos que habían aparecido eran sus hijos, pero no le dió importancia: El simple hecho de que Tai estuviera más animado, luego de su transformación en SkullGreymon, era más que suficiente para estar contento.
No pasó mucho tiempo antes de que Teki y Jin se encaminaran al portal, seguidos de sus camaradas.
- "Te lo prometo papá... volveremos pronto"- susurró el chico mientras el portal se desvanecía con ellos adentro.
- "¡Adios papi!"
Poco después, habían desaparecido. Taichi suspiró y se dió la media vuelta, sonriendo al pensar en las aventuras que estaba por revivir.
- "Vámonos Agumon... los muchachos nos están esperando..."
____________________________________________________________
Su corazón latía a todo galope y sus costados y nariz le dolían por respirar aire helado a intervalos irregulares. ¿Qué más se podía esperar si estaba corriendo para salvar su vida?
Atravesando el lúgubre pasillo lo más rápido que le permitían sus cortas piernas, sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas, nublándole momentáneamente la visión. Le dolía el tener a un monstruo digno de una pesadilla persiguiéndole; le dolía el haber perdido a todos sus camaradas; y le dolía sobretodo el tener la responsabilidad de sacarla de ese lugar a salvo, a pesar de que se sentía incapaz de lograrlo.
- "Niños, niiiiiños"- canturreó una voz siniestra a pocos metros de su espalda- "¡Dejen de esconderse y vengan a hacerle compañía a sus amiguitos! ¿No ven que están aburridos?"
- "¡Nos va a alcanzar!"- chilló su acompañante
- "¡Vamos Kari!"- jadeó como respuesta- "¡No mires atrás y corre!"
El pasillo parecía llegar a su fin y Caro sentía que la energía estaba a punto de acabársele. O mejor dicho, Takeru sentía que sus piernas no podrían mantener el ritmo por mucho tiempo.
Luego de varios saltos a través de la historia, la perversa profecía de Devimon estaba por cumplirse: Caro y Ködai se habían transformado por completo en sus padres, incluso cambiando de género sin darse cuenta de ello. Lo único que conservaban de su anterior ser eran algunos rasgos faciales y los débiles recuerdos de su pasado que se ocultaban en su inconsciente, a punto de desaparecer.
Sin soltar la mano de su amigo, Caro tomó de nuevo impulso y arrastró a Ködai hasta el fondo del pasillo, obteniendo un poco de ventaja sobre Piedmon, quien parecía no apresurarse en su juego: Le era igualmente placentero ver a esos dos chiquillos inútiles correr aterrados por todo el castillo, evadiendo inútilmente el destino que les esperaba: Ser sus prisioneros por toda la eternidad.
- "¡La puerta!"- exclamó Ködai al ver que su camino era bloqueado por una gruesa puerta de madera.
- "¡Empujémosla!"- gritó Caro usando todas sus fuerzas para mover el pesado obstáculo. Ködai se unió a la labor y no tardaron en abrir el portón. Al instante, una brillante esfera de luz entró a través del mismo, rodeó a los dos pequeños y se perdió en la oscuridad del pasillo. A lo lejos se escucharon a Piedmon maldecir.
- "¿Qué habrá sido eso?"- preguntó Ködai recuperando el aliento.
- "No lo sé, pero parece que está de nuestro lado"- agregó Caro tomando de nuevo al niño de la mano- "¡Es nuestra oportunidad!"
Atravesaron el portal y descubrieron con horror que el camino terminaba definitivamente ahí: Se encontraban en una terraza amplia de piedra que daba a un precipicio que no parecía tener final.
- "¿Qué vamos a hacer, TK?"- preguntó Ködai asomándose al barandal.
- "Creo que tendremos que bajarnos..."- respondió la niña con temor, las lágrimas amenazando con salir de sus ojos.
- "Pero si nos caemos nos podemos lastimar..."
- "¡TK!"- chilló Patamon, el único Digimon que acompañaba a los dos niños- "¿Qué es eso?"
Los dos pequeños miraron hacia donde les indicaba el digimon y vieron que al otro lado del balcón se encontraban unos pequeños bultos blancos que se movían ligeramente.
- "¿Serán aliados de Piedmon?"- preguntó Ködai ocultándose detrás de Caro.
- "No lo sé..."
- "¿Y si averiguamos qué son? ¡Tal vez son Digimon heridos!"
'¿Vamos o no?'- pensó Caro con nerviosismo. Por un lado estaba la posibilidad de que lo que fueran esas cosas los tomaron como prisioneros. Pero por el otro, podían ser Digimon que necesitaran su ayuda. Caro deseó en ese instante no ser el responsable del grupo y poder depender de "su hermano" y Taichi como en el pasado.- '¡No! ¡Yo también puedo ser responsable... ¡Sora me encargó que cuidara de Kari y se lo prometí!'
- "¿Takeru?"- preguntó Ködai con timidez. Caro asintió.
- "Vamos a ver... tal vez nos ayuden a escapar de Piedmon"
- "Yo iré primero TK"- Patamon se puso al frente de los niños y de ese modo se aproximaron a los bultos que seguían inertes en el suelo. Cuando finalmente los tuvieron cerca, los dos niños palidecieron de la sorpresa.
Los bultos que estaban en el suelo no eran Digimon, sino dos bebés de pocos días que dormitaban envueltos en mantas blancas. Tenían los puños cerrados y el semblante sereno, ignorando seguramente lo tenebroso que era el lugar donde se encontraban.
- "¿Qué hacen unos bebés aquí?"- preguntó Ködai arrodillándose junto a los niños.
- "¿Bebes? ¿Como los de la Villa del Inicio?"- preguntó Patamon aterrizando sobre la cabeza de Caro.
- "Sí, Patamon. Son bebitos humanos, como los que cuidamos con Elecmon"
- "¿Y qué hacemos con ellos?"
- "Llevárnoslos"- respondió Caro arrodillándose al lado de Ködai y tomando a uno de los niños torpemente entre sus brazos- "No podemos dejarlos con Piedmon, ¿verdad? ¡Los convertiría en muñecos!"
El bebé suspiró entre sus sueños y giró un poco la cabeza.
- "Están lindos, ¿verdad?"- susurró la niña con ternura- "Mamita dice que los bebés tienen un olor muy especial..."
Con el niño entre sus brazos, Caro sintió de pronto una calidez muy agradable en su interior. Sintió de pronto que ese chiquillo era lo más importante en el mundo y que pasara lo que pasara, ella siempre estaría a su lado. Inconscientemente aceptaba ser la protectora de una criatura frágil y por extraño que pareciera, no sintió temor.
- "Los vamos a sacar de aquí y llevarlos con sus papás"- aseguró la niña con una sonrisa- "Te lo prometo, bebé..."
Caro pasó la mano por el pecho del pequeño, destapándolo un poco. Fue entonces que notó que el bebé vestía un mameluco azul claro y un babero blanco, que tenía bordada torpemente la palabra Koji en el mismo tono de azul que la pijama.
- "¿Koji?"- susurró la chica alterándose al ver esas cuatro letras, que trajeron desde su inconsciente un recuerdo que había prácticamente olvidado...
- "¿Puedo ayudarte mamá?"- se recordó unas semanas antes, entrando a la habitación de sus padres. Mamá estaba sentada en la cama, con una aguja en la mano y un babero blanco sobre su enorme vientre.
- "No te preocupes, cielo. Ya casi termino"- respondió serenamente mientras cortaba un hilo- "¿Qué te parece?"
Mamá le mostró la parte de enfrente del babero, donde había bordado la palabra 'Takeshi' con hilo verde.
- "¡Quedó muy bien, mamá!"- asintió mientras le devolvía el babero- "¿Y el de Koji?"
- "El de Koji..."- mamá tomó un babero blanco y lo mostró- "Ese lo bordaré mañana. Aquí tengo el hilo que compré para hacerlo".
Mamá se puso de pie con la ayuda de su hija.
- "Gracias, Caro"- dijo con una sonrisa- "La verdad es que ya no recuerdo la última vez que me pude poner de pie sin que tu padre o tú me ayudaran"
- "Es que traes dos niños en la panza, mam"- respondió la chica riéndose- "¡Y eso debe pesar mucho!"
- "¡Vaya que sí!"- mamá salió del cuarto y se dirigió al baño- "Y ya no puedo esperar a tenerlos en mis brazos... ahora vuelvo... necesito ir al baño"
- "¿Otra vez?"
- "Otro inconveniente del embarazo... pero a final de cuentas todo habrá valido la pena en unas cuantas semanas, ya verás"
Cuando mamá entró al baño, Caro miró de nuevo el babero blanco y el rollo de hilo azul pálido que estaban sobre la cama y los tomó.
Esa noche, después de cenar, Caro se acercó a su madre.
- "Mam"- anunció serenamente- "Tengo una sorpresa para t"
- "¿Ah sí? ¿Y qué es?"- Caro sacó el babero de su bolsillo y se lo mostró a su madre: Ahora la palabra 'Koji' estaba bordada en el frente, un poco chueca pero clara.
- "¿TK? ¿Qué ocurre?"- preguntó Patamon aleteando frente a la niña, quien sonrió alegremente.
- "¡Él es mi hermanito, Patamon!"- respondió- "¡Ese babero se lo bordé yo hace unas semanas!"
- "¿De qué hablas?"- preguntó Ködai poniéndose de pie. Caro le tomó la mano y sonrió.
- "¡Es Koji!"- susurró mientras se aguantaba las ganas de llorar- "Mamá me dijo aquella noche que cuando finalmente conociera a mis hermanos, Koji usaría el babero que le bordé y lo cumplió..."
- "Pero tú no tienes hermanos bebés TK..."
- "Es que yo no soy Takeru"- respondió Caro limpiándose el rostro- "Él es mi papá... y el de mis hermanitos Koji y Takeshi"
Como si quisieran apoyar a su hermana, los bebés abrieron los ojos y contemplaron a sus nuevos acompañantes.
- "Despertaron"- murmuró Ködai.
- "H... Hola..."- saludó Caro, mientras veía reflejados en los ojitos azules de sus hermanos todos aquellos recuerdos que volvían a su mente.- "Soy Caro, s-su hermana mayor"- tragó saliva antes de continuar- "He soñado tantas veces con el momento en que los conocería, que ahora no puedo creer que finalmente están conmigo..."
- "No entiendo nada"- Ködai negó con la cabeza- "Yo creí que tu único hermano era Matt"
- "Es lo mismo que pensé cuando conocimos a tu hermana Kani"- al ver la expresión de sorpresa del niño, Caro asintió- "Sí, tú eres Ködai."
- "Pero..."
- "Devimon ha hecho que borremos nuestros recuerdos e incluso nuestra apariencia"- Caro miró incómoda su cuerpo de varón- "Y estuve a punto de caer en su trampa, pero mis hermanitos llegaron aquí para hacerme recordar mi misión, lo s"
- "¿Qué misión?"
- "¡Salvar a Harumi! ¡Y volver a casa! ¡A conocer a mis hermanos!"-exclamó Caro- "Kani dijo que nuestras ilusiones nos ayudarían a volver a casa y a no olvidar quiénes somos"
- "Pero..."
- "¡Vamos Ködai! ¡Yo sé que aún no has desaparecido! ¡Recuerda tu ilusión!"- la niña tomó a su amigo de las manos- "Kani nos dio un mensaje y tú deberías ser el último en olvidarlo"
Ködai cerró los ojos aturdido: No comprendía el extraño cambio en la conducta de TK. ¡Lo importante era escapar!. Sin embargo, al abrir de nuevo los ojos contempló la mirada de determinación de su amigo y decidió darle una oportunidad.
'¿Mi ilusión? ¿A qué se refiere con eso? ¿Lo que yo más deseo?' - Ködai suspiró: Lo que en verdad deseaba era volver a casa y ver a mamá y papá...
~*~
Ködai escuchaba detrás de la enorme puerta de madera de la dirección, donde sabía que se encontraban sus padres con su maestra, y que lo más probable era que estuvieran hablando de él.
- "Lamento mucho molestarlos, señores Motomiya"- la chillona voz de su maestra vibró a través de la madera- "Pero creo de suma importancia el que ustedes estén al tanto de la conducta i-na-cep-ta-ble de Ködai"
- "¿Inaceptable?"- susurró Mamá- "¿A qué se refiere?"
- "Ködai es un niño muy distinto a sus compañeros: Es inquieto, desobediente y siempre actúa siguiendo sus impulsos y no lo que se le ordena. Es un niño que necesita atención psicológica inmediatamente, de lo contrario, las consecuencias en un futuro lejano serán francamente lamentables"- la maestra suspiró- "No quiero ni pensar en lo que se convertirá su hijo..."
- "Habla de Ködai como si se tratara de un criminal"- la voz de papá sonó dura y severa, tanto que al pequeño espía sintió un vuelco en el estómago.
-"¡Oh no! ¡No! ¡No! ¡Señor Motomiya! Esa no era mi intención"- la profesora se aclaró la garganta antes de proseguir- "Lo que trato de hacerles ver es que su hijo no es un niño normal. Es demasiado inquieto y bueno... tal vez necesiten medicarlo, hacer que se integre a las normas porque..."
Una lágrima escurrió por la mejilla del pequeño. Su joven mente de 3 años no comprendía mucho de lo que decían de él, excepto una cosa: Él era un niño muy malo y sus papás tendrían que castigarlo para que cambiara. Cubriendo su rostro con ambas manitas, Ködai echó a correr y no se detuvo hasta llegar a los arbustos del fondo del patio, donde se escondió. Una vez ahí, el pequeño lloró hasta que el cansancio lo venció y se durmió.
Un rato después, unos suaves brazos los sacaron de su escondite y lo acomodaron en el cálido pecho de mamá. Escuchando como latía su corazón, Ködai aspiró el dulce aroma que la caracterizaba y que siempre lograba tranquilizarlo.
- "Nos diste un buen susto, campeón"- murmuró papá mientras le alborotaba el pelo. Ködai abrió un ojo y se topó con el rostro sonriente de papá. El niño frunció el ceño- "¿Qué ocurre, hijo?"
- "¿Por qué no estás enojado?"
- "¿Acaso debería estarlo?"
- "Mi maestra dice que soy muy malo y que me tienen que dar medicina"
Mamá suspiró y papá comenzó a reírse.
- "No, Ködai"- mamá lo abrazó- "¡Tú no eres un niño malo!"
- "Sólamente eres un poco inquieto"- papá entornó los ojos y suspiró- "¡Y eso es obvio! ¡Tienes 3 años! Yo también solía ser así cuando era niño.
- "Pero... mi maestra..."
- "Ködai"- mamá lo puso en el suelo y se arrodilló para verlo a los ojos- "Tu maestra opina que eres un poco más inquieto que los demás niños y a veces eso hace que no puedas trabajar tan bonito como sé que puedes hacerlo"
Papá gruñó un poco y se cruzó los ojos. Mamá lo miró de reojo y sonrió divertida.
- "Papá y yo creemos que simplemente eres tan travieso como él y el tío Taichi, ¿Recuerdas los cuentos que te hemos contado?"
- "Sí mami. ¡Yo estoy tan loco como tío Tai! ¡Eso dice papá!"
- "¿Ah sí?"- mamá miró a papá con el ceño fruncido. Papá se mordió el labio.
- "No precisamente con esas palabras..."
- "Ay Daisuke..."- mamá sonrió- "Como sea, de todos modos no está de más averiguar si es necesario darte una medicina para que no tengas problemas con tus maestras. Te llevaremos con una persona que nos ayudará mucho, te lo prometo"
- "¿Y si en verdad soy un niño malo?"
- "Tü nunca serás malo, mi amor"- mamá lo tomó de los hombros- "Y siempre te querremos, pase lo que pase. Eres nuestro niño, y no sabes lo feliz que nos has hecho desde que llegaste"
Papá se arrodilló al lado de su esposa y, tomando la mejilla de su hijo, sonrió.
- "Mamá, Denis y tú son lo más especial que tengo... son... son como la luz que me espera todas las noches cuando regreso a casa"
Mamá rió un poco al escuchar semejante juego de palabras y se puso de pie, tomando a su niño de la mano y agregó. (**)
- "Vamos a casa, Ködai..."
~*~
Ködai abrió los ojos emocionado.
- "Mi papá... dice que yo soy como una luz que lo espera en casa... ¡Y hace muchos días que no estoy ahí para verlo llegar! Hace mucho que no lo veo entrar a mi cuarto y dejar su maleta en el piso y cargarme... y hacerme cosquillas... ¡Y mamá! ¡Hace tiempo que no la abrazo!... que no me obliga meterme a la cama y me tapa con las cobijas y me cuenta historias de Gatomon para que me duerma... hace tiempo que no me deja la lucecita antes de irse a su cuarto para que me acompañe... ¡Quiero decirle que ya no necesito la lucecita y que ya aprendí a encenderla solito!... Que Kani me dijo cómo hacerlo... ¡Tengo que contarle a mami que vi a mi hermanita! Porque yo...
En ese momento, una cegadora luz apareció de la nada y los rodeó, dejando tanto a Ködai como a Caro aturdidos por unos segundos. Cuando la niña abrió de nuevo los ojos, se topó con la mirada sorprendida de Patamon.
- "¡¿TK?! ¿Por qué te convertiste en niña?"- pero antes de que Caro pudiera responder, alguien exclamó a sus espaldas.
- "No me convertí en niña, Patamon, ¡Aquí estoy!"
Caro se dio la vuelta y sonrió abiertamente al ver a su papá devolverle la sonrisa. Patamon, sin entender nada, voló hacia su verdadero camarada y se acomodó en su cabeza como solía hacerlo.
- "Me da gusto verlos a salvo- comentó dulcemente, la alegría y el alivio reflejándose en su rostro de 8 años- "No sabes lo orgulloso que estoy de tí, Caro"
- "Y yo de tí,"- una suave voz de niña salió de la torre, seguida de unos ojos marrones- "Ködai"
- "¡Mami!"- Ködai corrió hacia la pequeña a quien reconoció como su madre y la abrazó con fuerza. Al instante, mil chispas rosadas brotaron a su alrededor y fueron lentamente tomando la forma de una pequeña criatura.
- "¿Qué es eso?"- preguntó Caro apartándose un poco. Takeru rió.
- "Ese, es el digimon de Ködai"
- "¿Qué dices? ¿De Ködai? Pero eso significaría que él..."
- "Es un niño elegido"- asintió Takeru mientras señalaba el cinturón de su hija- "Al igual que t"
Caro observó que su vestuario había cambiado y ahora portaba unos shorts de mezclilla, una camiseta amarilla y un sombrero blanco como el que tenía en casa, además de un dispositivo redondo, verde y amarillo.
- "¿Un digivice?"
Mientras tanto, el digimon de Ködai se había materializado por completo dando origen a una criatura color marrón de largas orejas con algunos acentos rosados. Sus ojos redondos y negros voltearon hacia su camarada, a quien había esperado por años.
- "¡Ködai!"- exclamó mientras se encaramaba al hombro del niño, quien apenas se había soltado de su madre- "¡Al fin llegaste!"
- "¿Llegué?"- Ködai alzó la mirada hacia el digimon- "¿Eres mi digimon? ¿Hablas en serio?"
- "¡Seguro!"- contestó el otro saltando al suelo y estirando una patita- "Mi nombre es Lopmon, soy tu camarada y estoy aquí para ayudarte a rescatar a tu amiguita de las garras de Devimon"
- "¡¿Devimon?! ¡¿Aún vive?!"- Patamon voló alrededor de Ködai con expresión de espanto- "¡P... pero lo vencimos! ¿Recuerdas, TK? ¡Desapareció!"
- "Es una larga historia, Patamon..."- Hikari tomó a la criatura entre sus brazos para calmarlo- "...pero Devimon ha vuelto y tiene prisionera a una niña que queremos mucho..."
- "¡Entonces vayamos tras él! Si lo vencimos una vez, ¡Lo haremos dos veces!"
- "No, Patamon"- esta vez fue Takeru el que habló, negando con la cabeza.
- "¿Qué dices?"- el digimon voló a su camarada sin poder creer lo que había dicho- "¡Tenemos que hacerlo, TK! ¡Te prometo que esta vez tendré cuidado! ¡No me iré! ¡No temas!"
- "No es eso, Patamon"- Takeru sonrió melancólicamente- "Es sólo que no podemos ir porque no es nuestra tarea.. sino la de ellos"
- "¿Nuestra?"- susurró Caro con angustia- "P... pero papá, yo no..."
- "Yo estoy seguro de que ustedes están aquí no sólo por ser nuestros niños, sino porque son capaces de detener a Devimon de una vez por todas, como lo hicieron la última vez"
- "Pero..."
- "Ustedes son el futuro"- agregó Hikari- "Y deben luchar para formarlo, para alcanzar su metas"
- "Pero no sabemos como..."- Caro cerró los ojos- "¿Y si lo hacemos mal?"
- "¡Claro que podrán!"- Takeru tomó las manos de su hija- "De eso estoy seguro: Estarán bien"
Caro abrió los ojos y sonrió al ver lo pequeñas que eran las manos de su papá en comparación con las suyas, algo muy lejano a lo que ocurría regularmente.
~*~
Algunas veces lloro
Porque todo es tan confuso
No estamos solos en nuestro mundo
Pero tengo mis aspiraciones
Si nos mantenemos descalzos, ¡Estoy seguro de que estaremos bien!.
~Takeru Takaishi- Be All Right~
Caro tomó la mano de su padre con fuerza mientras cruzaban la amplia avenida. Ante sus ojos, los altos edificios de Shibuya se dibujaban hasta tocar el cielo. La niña alzó la mirada y vió que su padre contemplaba los alrededores con una sonrisa tímida, casi nostálgica.
- "Papá... ¿Qué hacemos aquí?"
- "Venimos a buscar inspiración"
- "¿Ins... qué? ¿Y eso para qué sirve?"
- "Para el libro de cuentos que estoy escribiendo... digamos que es el ingrediente secreto"
Caro sonrió: Habían pasado un par de semanas desde aquella tarde en la que papá llegó a casa muy contento, dispuesto a poner finalmente todas sus aventuras de la infancia en letras. Al parecer, a los señores de la oficinal les gustaban los cuentos tanto como a ella.
Caminaron un rato más entre la gente hasta que llegaron a una esquina concurrida, deteniéndose junto a un local de videojuegos.
- "Mira ahí, Caro"- papá señaló la esquina opuesta, donde se encontraba una tienda departamental como la que solía visitar con mamá cuando necesitaba zapatos nuevos- "¿Ves ese aparador?- Caro asintió- "Ahí es donde Pumpkinmon y Gotsumon nos jugaron una broma a tío Yamato y a m"
- "¿Los dos digimon que hicieron travesuras en la calle?"
- "Los mismos. A pesar de que servían a Myotismon, ellos prefirieron pasarla bien aquí... y a la larga nos salvaron la vida esa noche... aunque tuvieron que pagar un alto precio por su traición..."- la mirada de papá se nubló. Caro tiró de su manga.
- "Myotismon daba mucho miedo, ¿verdad?"
Papá asintió, mientras cargaba a su hija- "Por supuesto. En ese entonces yo era muy pequeño y muchas veces pensé que no podría vencerlo- colocó su mano sobre el pecho de la niña y continuó- "Sin embargo, en el fondo sentía que si no me rendía podría salir adelante a pesar de mis dificultades".
- "¡Claro! ¡Tú puedes hacer todo, papá!".
Papá se rió y se acercó a Caro, para susurrarle en el oído- "Tú también eres capaz de todo, Caro, aunque las cosas parezcan imposibles nunca te rindas y siempre da tu mayor esfuerzo. Y sobretodo: Recuerda que no estás sola.. están tus amigos, tu mamá... y yo siempre estaré contigo...
~*~
- "Tenías razón, pap"- murmuró Caro aún sin soltarlo- "No me rendiré y haré todo lo posible para volver a casa, te lo prometo"
En ese momento (como podrán imaginarlo), de las manos unidas de los dos niños brotaron las mismas chispas, sólo que estas eran de color amarillo, que dieron origen al camarada digital de Caro: Un angelito rubio y con expresivos ojos celestes que, emitiendo un suave brillo, se acercó a la niña para presentarse.
- "Mi nombre es Lucemon"- susurró serenamente- "Me da gusto conocerte, Caro"
La niña, a diferencia del ángel, optó por un saludo más efusivo y lo abrazó con fuerza, aturdiéndolo un poco. Fue entonces que un portal se abrió a su derecha, el cual los llevaría finalmente al escondite de Devimon.
- "¿De dónde salió ese portal?"- preguntó Ködai.
- "De sus digivices"- señaló Hikari, apuntando a los dispositivos de los dos niños.
- "Un momento..."- murmuró Takeru- "Algo más está formando el portal"
- "¡Miren!"- Caro se acercó corriendo a sus hermanitos, que seguían dormitando en el suelo y señaló los dos rayos de luz que brotaban de ellos. Al descubrir un poco la mantita que cubría a Koji, Caro descubrió que un digivice blanco y amarillo estaba firmemente abrochado al mameluco del bebé.- "¡Ellos también tienen un digivice!"
Takeru tomó a Takeshi entre sus brazos y encontró un digivice amarillo y azul abrochado a su pijama. El niño sonrió- "Así que ustedes también se tienen que ir con su hermana, ¿verdad?"
- "Pero..."- Hikari susurró- "Devimon es muy peligroso y ellos son pequeños..."
- "Piedmon también es peligroso"- murmuró su amigo mirando con temor la negra torre- "Ellos no pueden quedarse aqu"
- "Los cuidaremos bien, mam"- agregó Ködai acercándose a Takeru- "Yo me llevo a Takeshi"
- "Está bien"- con mucho cuidado, Takeru le puso al bebé en los brazos y se despidió de su hijo tomándole la mano- "Pórtate bien, Takeshi"
El contacto con el bebé produjo el mismo tipo de chispas que antes y una criatura blanca con pies y pico de pato se formó frente a ellos. Una banda rosada cubría su cintura y tenía un libro entre los brazos.
- "¿Takeshi?"- susurró la criatura buscando a su alrededor- "¿Dónde estás?"
- "Aqu"- respondió Ködai acercándole al bebé. El digimon se sobresaltó.
- "¡Pero es un bebé! ¡Es demasiado pronto!"
- "¿No te da gusto conocerlo?"
- "¡Claro que sí! Pero pensé que sería cuando fuera mayor, no ahora"
- "Bueno, Takeshi nos va a acompañar a vencer a Devimon y creo que no te gustaría que estuviera solo"- agregó Caro.
- "¡Claro que no! Takeshi es mi amigo, aunque él aún no lo sepa"- la criatura se acercó al bebé y le tomó la mano- "Nene, soy Bokomon. Me encargaré de que salgas ileso de este problema para que algún día nos conozcamos bien y seamos amigos. Te enseñaré todo acerca de este mundo, ¡ya lo verás!"
- "Vaya, el digimon de mi hermanito es un intelectual"- sonrió Caro mientras se acercaba a su padre con Koji- "¿Cuál será el de Koji?"
- "Sólo hay una forma de averiguarlo"- Takeru tomó la mano de su bebé y al instante brotaron las chispas, formando una criatura que hizo que Patamon abriera la boca.
- "¡¿Otro Patamon?!"
El Patamon de Koji era más pequeño que el de siempre y de color caramelo. Emitiendo unos ruiditos, se acurrucó en la cabeza de Caro y saludó a su pequeño camarada con alegría.
- "¡Koji! ¡Soy Pata... Pata... Patamón!"- Koji abrió un ojo y miró distraídamente a su camarada, aunque pronto levantó una mano para tocarlo y cuando lo hizo se quedó dormido de nuevo.
- "Bueno, creo que ya no podemos perder más tiempo"- Caro acomodó al bebé y se acercó al portal- "Volveremos pronto, pap"
Takeru se acercó a su hija y la abrazó- "Lo sé... buena suerte"
Ködai se acercó con Takeshi a su madre para despedirse- "Te voy a extrañar, mami. Pero vamos a hacer que ese malo Devimon nos regrese a Harumi"
- "Espera, hijo"- lo detuvo Hikari antes de que se diera la vuelta- "Tengo algo que darte..."
La pequeña señaló entonces algo que le colgaba del cuello y que no era precisamente su silbato.
- "¿Los gugles de papito?"
- "Papá me encargó que te los diera... junto con un recado..."
~*~
Estos goggles saben
El significado de la amistad y el futuro
Ellos me dan la verdadera fuerza
Estos goggles son la prueba
De que el mundo que veo con ellos
Es luminoso y brillante
No puedo evitar emocionarme
¡Son míos!
~Daisuke Motomiya- Goggle Boy~
Habían observado todo a través de la computadora: La llegada de los niños a aquel balcón, la pérdida de sus recuerdos, el encuentro con los bebés y como poco a poco habían recordado quiénes eran. La luz brotó de la computadora y trajo con ella los digivices de Takeru y Hikari. Ellos sabían lo que estaba por pasar.
Takeru se estaba despidiendo de su esposa y prometiéndole una y otra vez que tanto él como los niños volverían a casa sanos y salvos. Hikari, por su parte, se despedía de Daisuke.
- "Cuídate mucho, Hikari"
- "Lo haré... y estaré pendiente de Ködai y de Denis"
- "Lo sé, eso no me preocupa"- Daisuke miró hacia el suelo- "Me gustaría poder verlos nuevamente"
- "Lo harás pronto, lo puedo sentir"
- "¿En verdad? Me alegro, porque sé que si hay algo en lo que debo confiar es en tus corazonadas"- el esposo sonrió- "De todos modos, dile a Denis que se mantenga firme y que tiene todo mi apoyo... y que estoy muy orgulloso de él"
- "Lo prometo"
- "En cuanto a Ködai..."- Daisuke metió la mano en su bolsillo y extrajo el viejo par de goggles que solía usar de niño- "Quiero que le des esto..."
- "¿Tus goggles?"- Hikari susurró asombrada- "¿Por qué?"
- "Denis es un chico fuerte y sabe de lo que es capaz... además es lo suficientemente mayor como para comprender lo que va a enfrentar... cuando finalmente lo haga. Pero Ködai... lo conozco, y sé que piensa casi lo mismo que yo solía pensar de pequeño"
- "¿Qué solías pensar?"
- "¿Sabes por qué empecé a usar goggles cuando tenía 8 años?"
- "Porque admirabas a Taichi"
- "No sólo era eso..."- Daisuke suspiró- "Cuando Myotismon nos atacó y nos atrapó en ese horrible lugar, yo sentí mucho miedo. Y mucha impotencia, porque no tuve la fuerza para acabar con los malos. Pero entonces, vi como Taichi y los demás, a pesar de ser pequeños, tuvieron la suficiente fuerza para detener a Myotismon, a los Dark Masters y volver a casa. Yo quería tener esa fuerza, esa voluntad... y pensé que los goggles me ayudarían a ser as"
- "Oh, Daisuke..."
- "Cuando me volví elegido y Taichi me dió sus goggles, me sentí el chico más fuerte del mundo y que nada me detendría. Acabaría con los malos pasara lo que pasara. Sin embargo, conforme pasó el tiempo me di cuenta que no sólo se trataba de fuerza física o poder, sino de darme cuenta de lo mucho que yo valía por ser quien soy, y de descubrir en los demás lo bueno que tienen. Esa es la verdadera fuerza que no sólo me ayudó en aquel entonces, sino que me hizo madurar. Y fue un par de años después que dejé los goggles, porque ya no los necesitaba. Ya podía ver por mí mismo todo lo que me solían enseñar, la fuerza que hay en m"
- "¿Y Ködai?"
- "Cuando dejé atrás los goggles supe que tenía que dárselos a alguien más. A otro niño que necesitara confianza en sí mismo y fuerza para enfrentarse a lo que sigue. Sé que eso es lo que movió a Taichi a dármelos, aunque él no estuviera del todo consciente. Sabía que algún día me encontraría a un niño con un camarada digimon que sintiera que no fuera capaz de lograrlo. Ködai es capaz de todo, sólo que en el fondo siente que es muy pequeño para lograrlo. Pero no es así... y por eso quiero que le des mis goggles, Hikari. Dile que recuerde que tanto tú como yo estamos con él y que es capaz de todo.
- "Lo haré... se lo diré..." (***)
~*~
Hikari colocó los goggles sobre la cabeza de su pequeño. Los goggles se veían un poco grandes en Ködai, pero eso no impidió que sonriera, sobretodo después de escuchar el recado que su padre le había enviado.
- "Se te ven muy bien"- susurró Hikari- "Tan bien como a tu pap"
- "Si ves a papi, ¡dile que seré fuerte!"- Ködai exclamó- "¡Y defenderé a mi hermano!"
- "¡Y yo te ayudaré, Ködai!"- agregó Lopmon.
- "Bueno, Ködai. Creo que es tiempo de que te marches. Te quiero mucho y estoy orgullosa de t"
- "Lo sé mami, yo también estoy ogulloso de ustedes. Igual que mi hermanita"
Hikari retrocedió aturdida- "¿Qué dices?"
- "Kani, mami"- agregó el pequeño- "La conocí y dice que está orgullosa de tí. Dice que su papito y ella están contentos de que estés con papi. Y que quiere que seas muy feliz y ya no llores por ella"
- "Ködai..."- los ojos de la niña se llenaron de lágrimas- "Gracias... yo... lamento no haberte contado de Kani... pero prometo hacerlo cuando regreses porque..."
- "Tranquila, mami. ¡Adiós!"- Ködai recuperó en parte la hiperactividad que lo caracterizaba y cruzó corriendo el portal (ignorando el hecho de que tenía un bebé entre sus brazos). Caro lo siguió inmediatamente, despidiéndose de su padre y de Patamon con un guiño. Poco después, el portal desapareció.
- "Se han ido..."- susurró Takeru ajustándose el gorro. Un ruido seco se escuchó a su espalda y vio como una pequeña esfera de luz salía de la Torre y rodeaba por unos instantes a Hikari antes de alejarse en el cielo nocturno. Hikari sonrió entre sus lágrimas- "¿Estás bien, Kari?"
- "Sí... estaré bien"- respondió la niña limpiándose las lágrimas y asintiendo.
- "¿Quiénes eran esos niños?"- preguntó Patamon. Takeru estaba por responder cuando unos pasos retumbaron a sus espaldas, acompañados de una risa maléfica.
- "Creo que te lo contaré más tarde..."- Takeru tragó saliva y miró a su amiga- "Nunca creí que volvería a encontrarme en esta situación"
- "Ni yo... ¿pero sabes qué? ¡Me alegro! ¡Vámonos!"
Y dicho y hecho, los dos niños se acercaron al canasto que contenía la cuerda que los llevaría a revivir la historia del pasado... mientras sus niños vivirían la del futuro.
CONTINUARÁ.
(*) Este fic no tiene NINGUNA relación con Digimon Tamers. Si he empleado a Guilmon como camarada de Teki, es porque me parece un dinosaurio muy alegre y buen compañero para este personaje. Además, estuve revisando un "digidex" y no encontré algún otro dinosaurio que me convenciera. El fic tampoco está relacionado con Digimon Frontier (por Bokomon).
Pueden acceder al digidex (con imágenes) en la siguiente página (quítenle los espacios, se los puse porque FF.net suele borrar las páginas web):
h t t p : //aa. 1asphost .com / digitalempire / digidex / digidexE. html
(**) Es un juego de palabras porque Hikari significa luz y Ködai significa gran luz.
(***) Toda la trama de Daisuke y los Goggles aparece en un Drama CD llamado "Digimon 02, Haru 2003". En este disco, cada uno de los niños elegidos habla sobre algún tema en específico sobre su vida, etc. Miyako habla de la secundaria, Takeru sobre el libro que un día quiere escribir, Iori visita a su papá en el cementerio, etc.
Pueden acceder a las traducciones en inglés de estas "mini-historias" en:
h t t p :// www. kbruce. rcthost. net / oscd /
Este capítulo originalmente terminaría con la resolución de los problemas de Denis y Sara, pero decidí que ya era exageradamente largo y se volvería tedioso. Así que en el próximo capítulo terminaré con las resoluciones y así comenzar la batalla final en el último capítulo. Prometo ser más rápida al sacarlos, porque tengo una motivación muy grande para terminar este fic.
Hasta entonces, nos vemos :).
