Capítulo 7
Envuelto entre prolijos hilos blancos y abrazado todavía al cuerpo que lo arropaba entre sus calurosos y protectores brazos, se permitía el momento de tranquilidad que hasta ese entonces no había podido tener. Retenía los párpados cerrados lo mayor posible...todo lo que le permitía la incandescente luz de una mañana que ya azotaba radiante sobre ellos...no estaba dispuesto a perder esa batalla contra el después de una sesión de amor...porque en su cabeza no existía después...porque el después significaba el final de algo que recién había comenzado...aún continuaba entregado a la frescas emociones que le había dejado el cuerpo del otro, no sólo por el dolor, sino y más que nada por el placer. Sin embargo no todo era perfecto aunque lo pareciera a simple vista, pues en su interior sufría por las palabras que se arremolinaban tajantes en su cabeza...como crueles cuchillas que desgajaban su interior perforándolo...
-Shaka! Cómo has podido! Has defraudado a todo el Santuario...al Patriarca y sobre todo has hecho añicos tus enseñanzas...que acaso no te han servido de nada todos estos años de estudio?cómo has podido caer tan bajo! eres un mocoso insolente e irresponsable...te has degradado completamente...no pienses que de ahora en adelante te la voy a hacer fácil porque personas como tú son las que nos arruinan la vida a aquellos que tratamos de transitar con tranquilidad el camino de la moral! Personas como tú sólo merecen el castigo de un estudio arduo y sacrificado...sólo eso puede purificarte de nuevo!sólo eso podrá quitar lo impuro que hay en ti...porque eso eres...un ser totalmente corrupto!
Se estremeció al recordar tales injurias y acusaciones...cuando acudía a ellas en su memoria era porque algo no andaba bien y al rememorarlas era como si las dejara florecer una vez más para que hicieran de su seguridad una presa fácil de roer. Enterró su cabeza rubia rogando que el momento de afrontar una vez más esas palabras se alejara lo más posible.
-Shaka...estás despierto?
Aioria lo sacudió suavemente, pero al notar sus párpados caídos en una relajante expresión desistió de su intento...verlo de esa manera era descubrir que podía soñar despierto...sin hacer demasiado ruido buscó su vestimenta esparcida por la árida tierra, se la colocó con cuidado y una vez que estuvo listo para partir sin los inconvenientes que pudiera acarrearle la desnudez tomó a Shaka entre sus brazos y así como estaba, tapado por lo que podía cubrir de su marmórea piel aquellas sábanas que compartían el color de su cuerpo, lo cargó sin olvidar la mochila que había traído. Lo llevaría hasta la casa de virgo...después de todo merecía un descanso después de todo lo que habían vivido hacía a penas una horas. Unas voces despejaron la calma con la cual su despreocupación había conseguido encubrir el origen de una posible inquietud: el maestro de Shaka. Se ocultó con el joven en sus brazos tras una roca...los hombres parecían estar buscando a alguien...
-lo juro señor!estaba acá...hace un rato lo vi con el joven aioria...
-Shaka en dónde estás!sal de ahí!
El cuerpo que sostenía comenzó a moverse inquieto y uno ojos turquesa observaban con insistencia al leonino. Aioria lo liberó de sus brazos...Shaka parecía querer decirle algo...su mirada turbada anunciaba algo importante...
-Aioria...tenemos que escaparnos...
-Pero a dónde?
-No lo sé...
Los sujetos se acercaron a la roca, el rubio aún mantenía su mirada buscando la aprobación de Aioria que no había llegado a sus oídos aún. Shaka suspiró levemente enfadado y tiró de su mano para salir corriendo hacia la casa de virgo.
-Ahí van!
-Tras ellos!
Shaka conocía un atajo que como buen niño curioso había descubierto en una de sus tantas travesuras cuando más pequeño, por lo que en seguida perdieron de vista a sus perseguidores, internándose en una zona basta de rocas lo suficientemente imponentes como para despistarlos...pero así y todo, cuando supieron que los habían dejado atrás por el momento, continuaron su carrera hasta la habitación del rubio...no podía perder tiempo.
-a dónde estamos yendo?
-A mi templo...tengo que guardar unas cosas...tú vete si quieres...no tienes por qué involucrarte en esto...
-de qué hablas shaka?ya no queda nada más que castigos para mí si me quedo...porque si te dejo ir esta vez me condenaré a mí mismo de por vida...así que no pienses que me voy a ir sin ti!
No le quedaban palabras para completar esa frase...había sido perfecta de principio a fin...jamás alguien le había dicho cosa más hermosa y más elocuente. Le sonrío complacido y asintió ya sin poner más objeciones al amor que Aioria le ofrecía, apretó su mano con más fuerza y entraron a su recinto sagrado.
-qué es lo que buscas?
-nada importante...ropa y algunas cosas de utilidad...
-entonces te vas a ir en serio?...
-no lo sé...en realidad tengo pensado esconderme nada más...hasta que el ambiente se calme...
-Shaka...qué es eso que tienes en la espalda?
Mientras buscaba en un pequeño cajón de madera los utensilios que cargaría en su mochila desgastada por el exceso de viajes que llevaba a cuestas, Aioria pudo ver con claridad su espalda desecha y los golpes que no había podido notar sino hasta ese momento. El rubio detuvo lentamente sus acciones, sabiendo que su descuido lo había puesto en evidencia, si no quería tener que dar más explicaciones que las que fueran estrictamente necesarias tendría que pensar algo rápido. Tragó saliva y prosiguió con su búsqueda como si el otro no hubiera dicho nada.
-eh!Shaka! te estoy hablando!qué es eso que tienes en la espalda...son marcas de golpe sino me equivoco...qué te pasó?
-Nada...déjalo ahí por favor...
-Pero...
-Tienes que irte...mi maestro llegará en cualquier momento...puedo sentirlo subiendo rápidamente por las escaleras...por favor vete...
-Pero Shaka...por favor no quiero dejarte...
-Vete por favor Aioria...prometo que nos veremos más tarde...lo prometo...
No tenía la certeza de ver en su rostro el dolor que transmitían sus palabras al ser expresas ...había cambiado tan repentinamente de actitud que la situación comenzaba a inquietarlo pues sin lugar a dudas debía tratarse de algo serio para que el siempre jovial joven de cabellos rubios remplazara tan drásticamente esa suave y melódica voz por la lúgubre que llegaba sus oídos...pero no podía ser tan malo...acaso su maestro?...
-Shaka...quién te hizo eso?...
Sus palabras temblaron levemente al tantear el terreno peligroso al que habían sido sumergidas...bastó un pequeño brillo en los ojos escondido tras una mirada intensa y lejana para que se diera cuenta de que el hindú no estaba dispuesto a contestar a sus preguntas...y menos después de que le hubiera pedido que se largara.
-Vete Aioria por favor...vete por la salida hacia la casa de libra o te descubrirán...
Inmerso en cavilaciones confusas y más que nada hipnotizado por la persistencia que los ojos de su compañero destilaban, echó unos pasos hacia atrás en dirección a la puerta del cuarto y al dar con ella giró sobre sus pasos hacia el pasillo que daba a la salida del templo sin siquiera despedirse...un escalofrío invadió su cuerpo antes de dejar la última baldosa del recinto...un presagio cargado de miedo...
-Shaka!sé que estás aquí!
El llamado provenía desde el otro lado del corredor y aún así se oía tan clara como si surgiera de un lugar cercano a sus oídos...en un rápido movimiento se ocultó en una de las paredes del templo al lado de la salida que acabara de atravesar...sus palmas presionándose desesperadamente contra la roca lisa y su corazón agitado a punto de estallar...pero debía permanecer callado, se lo había prometido a Shaka.
Los pasos crecieron y se detuvieron a mitad del pasillo, cambiaron de rumbo a lo que probablemente sería el estrecho camino hacia la habitación del hindú...era su maestro, lo había comprobado a penas sintiera esa amenazante presencia pisar suelo de la casa de virgo.
Sus manos temblaban de tal manera que sino las apretaba fuertemente una con la otra no podría evitar que esa onda nerviosa que se iniciaba en ellas, se expandiera por todo su cuerpo. No había forma de escapar y aunque había supuesto un futuro castigo mucho antes de encontrarse con Aioria y planear el encuentro del que sólo parecía haber sido testigo un bello paisaje de Grecia bañado en una plácida mañana calurosa, sus nervios fuera de control le demostraban una vez más la lejanía de la imaginación con la realidad y a su vez la escasa capacidad de adaptarse a circunstancias como tales a través de la experiencia...porque una escena como esa ya la había padecido hacía unos años...
Sin darse cuenta, se acurrucó en la pared como podía, anunciando en el estruendo sonido de los pasos de su maestro, la furia que desatarían los problemas que había causado.
-Ahí estás mocoso insolente!
Ya había perdido la cuenta de las veces que había escuchado esa frase acompañada de un dedo que lo señalaba con acusadora firmeza...siempre a él...el joven que había abandonado su suerte a un amor...uno que cada vez se le hacía más imposible y lejano... Sus piernas flaquearon un momento, pero bastó para que cayera de rodillas, su voz convertida en inaudibles quejidos que rememoraban los días que había soportado fuera del Santuario...solo...pero con su maestro...
-Maestro...por favor...yo...
El sujeto se aproximó y se agachó lo suficiente como para tomar el mentón del joven con fuerza y encontrar su mirada con la suya...aquella que lo observaba sólo por su pedido silencioso.
-Así que quieres sexo...eh?...eso es lo que quieres?..o tal vez es que te gusta sufrir...te gusta que te pegue no?acaso así te resulta más fácil aprender lo que te enseño!
-Ma...estro...por favor...me duele...
-Cállate!no dices que soy tu maestro!entonces podrás hablar sólo cuando te lo ordene!sabes lo que me haz hecho pasar por todos estos problemas que estás causando?tienes idea de lo cerca que estuve de quedar fuera de la orden por tu estupidez!...pero ahora me las vas a pagar Shaka...esta va a ser la última vez que disfrutes de mi desgracia...
Sin quitar su mano del rostro del muchacho rubio, se aproximó y levantando un poco su túnica dejó al descubierto el miembro hinchado que clamaba por atención. Los labios de Shaka se transformaron en una desesperada mueca de asco y temor que pronto fue aplacada por los dedos que acercaban con furia su boca al sexo de su maestro.
-Vamos...no me vas a decir que no te gusta...quiero que lo hagas bien y que no dejes ninguna evidencia, está claro?
-Es correcto que lo deje sólo...?...esas marcas...seguro que se las hizo su maestro...ese maldito desgraciado...le ha hecho daño porque lo he besado...le ha hecho daño...
Conteniendo una furia que sólo estaba siendo liberada en escasas porciones entre sus dedos apretados al igual que sus dientes, permaneció agazapado en el mármol imponente hasta que sus impulsos se hicieron presa de sus movimientos y por fin decidió entrar a rescatar a su amado...o eso era lo que tenía pensado hacer sino hubiera sido porque un fuerte agarre lo detuvo antes de poder si quiera atravesar la entrada...
