CUÍDATE
Sakuragui arqueó una ceja, sorprendido ante el agradecimiento de Rukawa. Pero enseguida una sonrisa simpática se esparció por su su rostro y le guiñó el ojo a el chico moreno.
" No hay de qué, zorrito, no hay de qué. Pero promete que no lo volverás a hacer, ¿eh? Creo que en éstos últimos días he tenido más estrés que en todos los demás juntos...".
Rukawa hizo in intento fracasado de sonrisa ante las palabras de su amigo pelirrojo. De pronto, el último se puso serio y se sentó en el borde de la cama.
" Ahora en serio, zorro. Quiero que me prometas que no volverás a intentarlo. " dijo con firmeza.
Hubo diez segundos de silencio.
" ¿Lo prometes? " aventuró Sakuragui. Rukawa apartó la mirada y centró toda su atención en la baldosa de la puerta.
" Zorro, ¡prométemelo ahora mismo! " gritó el pelirrojo, ya empezando a enfurecerse. Parecía que Rukawa iba a decir algo, pero de repente la puerta se abrió con fuerza, dejando ver la imagen de una mujer de pelo castaño largo, muy maquillada y con una sonrisa reluciente, zapatos de tacón y traje caro de empresaria...
" ¡Mamá! " dijo Rukawa, asombrado.
" Eh...hola, señora Rukawa..." murmuró Sakuragui, más para si mismo que para ella, volviendo a quedar alumbrado con la vista de la espectacular Asuka. Ella entró con paso firme y elegante, el bolso colgando delicadamente de uno de sus delgados brazos.
" ¡Cariño! " se dirigió a toda prisa hacia Rukawa y le dio un beso a cada mejilla, pareciendo más dos amigos que se encontraban que una madre con su hijo ( por parte de Asuka, claro. )
" Hola...hum...¿como te...? " se dirigió la mujer hacia Sakuragui, confundida.
" Sakuragui. Hanamichi Sakuragui. " se apresuró a ayudarla éste. Asuka le sonrió alegremente y le dio las gracias otra vez por cuidar de " su niño " .
Mientras, por la mente de Rukawa circulaban verdaderos motivos de preocupación, el hecho de que su madre hubiese venido más significaba peligro para él que otra cosa...inconscientemente, se ocultó las manos detrás de la espalda. Al menos así no se verían las heridas.
De golpe un grito se oyó retumbar por el edificio, sobresaltando a los presentes de la habitación.
" ¡¡¡HANAMICHIIIIIIIIII! "
Sakuragui se sonrojó, nervioso, y se giró hacia Asuka y Rukawa.
" Perdonad...Yohei, que seguro que se ha olvidado algo..." rápidamente y en medio de una conversación en gritos, se fue corriendo.
" Bien, cariño...volvemos a estar solos..." Asuka se sentó al lado de su hijo, que la miró de forma extraña y se apartó un poco.
" No seas aguafiestas... " continuó ella con voz quejosa. Rukawa ni se immutó.
Se estuvieron en silencio bastante rato. Él esperando a que se marchara, ella intentando encontrar algun tema de conversación.
" Tu padre va a venir luego..." murmuró.
" Ah. Que alegría. " comentó su hijo sin cambiar de expresión.
"¿Por qué nos odias tanto? " consultó Asuka medio enfadada.
" Oh...adivina. Habéis sido unos padres completamente maravillosos. " le contestó Rukawa mirándola con asco. Sin darse cuenta, apoyó las manos en la cama.
Asuka miró las muñecas del chico, arqueando una ceja primero y abriendo mucho los ojos luego. Le cogió una de ellas, la herida, observando atentamente el corte provocado por la gran cuchilla.
" ¡¿Se puede saber que has hecho! Pensaba que ya no querías... " empezó su madre.
" Mira, mamá, si vas a darme la lata sobre esto, mejor te vas. Sakuragui impidió que lo hiciera y me dio... " el chico se quedó en silencio unos instantes " razones para no volver a intentarlo, así que esto está solucionado. "
La mujer le miró con desconfianza y luego dejó el brazo de su hijo en paz. Había resuelto que Sakuragui era bastante de fiar y que podía confiar en que el chico de piel pálida estuviese vivo, al menos, durante el tiempo que transcurriría antes de marcharse a Europa. Por el bien de Kaede, el chico pelirrojo del que nunca recordaba el nombre y el de ella misma, era mejor que se cumpliese la última afirmación de Rukawa y que dejasen de haber intentos. Ya le iba a costar suficiente esconderle las heridas de su hijo a su marido.
" Bueno, cambiando de tema, ¿has pensado lo de ir a Europa? " consultó.
" Si...y mi respuesta sigue siendo un rotundo NO. " resolvió.
" Pero cariño, ¡tu no sabes lo maravilloso que puede llegar a ser vivir allí! Es mucho más divertido que aquí en Japón...te lo aseguro..."
" Me da exactamente igual. Me gusta vivir aquí, y voy a seguir haciéndolo, os guste o no a papá y a ti. No podéis obligarme a ir así, de repente y por el morro, después de haber pasado de mi durante dieciséis años.
Asuka se mordió el labio inferior, un poco enojada, pero enseguida se recuperó y rebuscó en su bolso.
" Espera...mira, aquí. " Sacó unas hojas de propaganda muy decoradas y se las tendió a su hijo, que las cogió y las lanzó en el suelo.
" Kaede..." murmuró. Pero ella misma las recogió y, con paciencia, intentó convencer al chico.
" Mira, ¿ves? Éste instituto es el mejor del país. Incluso compite para ser uno de los mejores de Europa...allí puedes llegar a ser lo que quieras...¡y luego no tendríamos problemas para colocarte en la universidad! "
" Oh, cállate ya " . murmuró Rukawa, testarudo.
" Mira...incluso, si quieres, algún día podría llevarte a ver un partido del deporte ése que te gusta, ¿quieres? Así podrás recordar viejos tiempos y..." empezó ella.
" Mamá, ¿no lo entiendes verdad? No quiero ver ningun partido de básquet, quiero JUGAR a básquet. JUGAR, JUGAR, JUGAR, ¿lo pillas? ¡No pienso marcharme de Japón, ni que tenga que ponerme en contra de papá! "
" Pues yo te recomiendo que no lo hagas. "
Asuka y Rukawa se giraron al oír una voz conocida detrás suyo. Shigeru, apoyado al marco de la puerta, les observaba aparentando indiferencia.
Sus ojos profundos y negros se clavaron en los de su hijo, sin desviar la mirada.
" Asuka, ¿puedes venir un momento? " le preguntó a su mujer con voz suave y aterciopelada. Ella se estremeció un poco y se acercó.
Shigeru estuvo a su lado unos segundos, y con los ojos le señaló la puerta. Asuka negó con voz débil.
" ¿Has dicho que no? ¿Te he oído bien? " preguntó el hombre. Ella, con pasos temblorosos, se dirigió al exterior y cerró la puerta tras sí.
" Bien, hijo. Nos hemos quedado solos. " murmuró el mayor.
" Q...¿Qué...vas a hacer...? " preguntó con voz ahogada Rukawa. Su padre se le acercó.
" Nada. "
Un suspiro de alivio se dejó oír de los labios de Kaede, que miró a Shigeru con algo parecido a una sonrisa de agradecimiento.
" No tan rápido, Kaede. No te voy a hacer nada, pero por ahora. Vendrás con nosotros a Europa. "
" Yo ya le he dicho a mamá que no... " empezó.
" Me da igual lo que le hayas podido decir a Asuka. Vendrás. "
Rukawa quedó en silencio, mordiendose el labio inferior para no empezar a llorar.
" La semana que viene. " afirmó Shigeru.
" ¡¿Qué! " exclamó el chico de ojos azules, levantándose con rábia.
" Lo que oy..." empezó el otro. Pero quedó interrumpido por la entrada triunfal de Sakuragui y Yohei con una pelota de baloncesto.
" Hey, sentimos interrumpir, pero es que nos íbamos a jugar y nos hemos preguntado si el z...si Rukawa quería venir...".
" Vendré. " Rukawa se puso de pie rápidamente y se colocó detrás de Yohei.
Shigeru le miró con una expresión extraña, pero acto seguido sonrió a Sakuragui y dijo en un tono alegre :
" Claro, no hay problema. De todas formas, Asuka y yo ya nos íbamos ¿verdad cariño? Así que, hijo, nos vemos pronto, y recuerda : ¡la semana que viene! "
Se dirigió a la puerta, seguido de su mujer, y desaparecieron por las escaleras. Rukawa miró el lugar por el que se habían esfumado, sumido en sus pensamientos.
" ¿La semana que viene? ¿Qué ocurre la semana que viene? " le preguntó Sakuragui con curiosidad. El zorro suspiró y murmuró :
" Nada importante... "
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Aquella mañana el Shohoku parecía una fiesta.
Por todos lados se había esparcido el rumor de que el gran, el maravilloso, el magnífico e insuperable número diez del equipo del instituto, el genio que hacía que las chicas se desmayasen a su paso y que los chicos se deslumbraran ante su luminosidad, volvía a reincoporarse a las clases y a los entrenamientos.
Por supuesto, solo los integrantes del equipo sabían lo ocurrido en realidad, y se habían ocupado de esparcir un rumor falso de que había tenido una lesión en..en...
" ¡En...el...en el tobillo! " dijo apresuradamente Ryota, viéndose invadido por unas diez chicas con pintadas de " Te amo, Rukawa " por toda la cara.
Mitsui le dirigió una mirada furiosa, recibiendo por contestación una de Ryota que parecia decir " nomemiresasíqueesloúnicoquesemehaocurrido... "
Era la cuarta vez consecutiva que decia que el chico moreno estaba lesionado, aunque la primera que decia " qué " se había lesionado. Anzai y Ayako ya les habían dejado suficientemente claro que cualquiera de ellos que dijese la verdad sobre lo ocurrido sería expulsado del equipo, y ninguno quería correr ese riesgo.
Se oyeron unos chillidos frenéticos en el patio, y Ryota, junto a Mitsui y Kogure, bajó rápidamente a ver que sucedia.
" Rukawarukawarukawarukawarukawa..."
" ¡Rukawa! ¡¡Aquí, mira aquí!
" Mi amor, mi vida, mi pátria, mi sentido, mi cabeza, mi pierna.."
" Es él, no puedo creerlo...¡¡ha vuelto! "
" Rukawarukawarukawarukawarukawa..."
" ¡¡Rukawa, mi amor, muero por tiiii!
" ¡Quiero un autógrafo tuyo...auch, tu, quítate de en medio..."
" ¡Quítate tu, lista! ¡RUKIEEE, AQUÍ! "
" Rukawarukawarukawarukawarukawa..."
Había un follón increíble. Prácticamente todas las chicas del Shohoku estaban abajo, con banderas de Arriba, Rukawa , pintadas en la cara, libretas ara autógrafos...claramente increíble. Parecía que el actor más famoso del mundo acabara de llegar. Los chicos vieron desde lejos como Sakuragui se intentaba abrir paso entre las fangirls locas a puñetazos, mientras arrastraba al zorro consigo. Rukawa estaba con su postura de indiferencia habitual, cosa que desconcertó bastante a las chicas.
" Rukie, cariño, ¿cómo va tu tobillo? " le preguntó una con voz muy suave.
" ¿Tobillo? " el chico se paró un momento y miró a la chica con expresión interrogante. Todos pudieron contemplar como ella se cogía del brazo de sus amigas, se le desorbitaban los ojos, empezaba a temblar de emoción y decía con una vocecita apenas perceptible :
" Me...me...me ha hablado...me ha hablado..."
Viendo que de ella no conseguiria nada, se giró hacia su amiga que la sujetaba y volvió a preguntar :
" ¿Qué pasa con mi tobillo? "
La amiga, una chica de ojos marrones y teñida de rubia, tampoco pudo contestar.
Duró menos que la otra.
...Se desmayó.
