¡Ay!... ahora si merezco que me maten u.u… mil sorrys por el retraso de tanto tiempo… jamás me había retrasado tanto en actualizar un fic… y menos siendo secuela; espero que les siga gustando y que me disculpen

Por cierto que con mi fic Love Me, me retrasaré unos días más… Yo sé que ya son muchos; pero les prometo que no pasa de esta semana en actualizar, es que también tengo muchos fics inconclusos de Saint Seiya… y pues me es más fácil actualizarlos. En fin, si a alguien le gusta el yaoi de esa pareja, les invito a leerlos n.n

Okay, los dejó con el fic o.-

Amenaza y Vengaza

-o-o-o-o- Continuación -o-o-o-o-

Seth llevaba tres días encerrado en el calabozo, ya que tendría que quedarse ahí hasta que Atemu estuviera en condiciones para recibirlo.

Por su parte, el faraón de cabello tricolor, llevaba esos mismos días recostado en su cama, enfermo… moribundo según algunos

-"¿Qué pasará si Atemu muere?"- Preguntó la castaña pasando un trapo húmedo por la frente de Atemu

-"Teana, me encanta que seas tan positiva…"- Gruñó el rubio mirándola con enojo

-"Es que se ve muy mal Jono"- Dijo la chica con tristeza, mirando el semblante de su amigo

-"Atemu es fuerte, solo que cometió el error de enamorarse o de desear demasiado a alguien"- Suspiró agachando la cabeza y sentándose cerca de la cama del faraón. La castaña intuyó lo que pasaba por la mente del rubio; así que dejó el paño en la charola con agua y luego se fue a sentar al lado del capitán de guardia

-"Tú no eres culpable de nada de lo que esta pasando"- Le dijo

-"De todo no; pero si tengo algo de culpa"- Dijo Jono despacio, como si cada palabra le robara un aliento de vida –"Me revolqué con Seth… ¿Eso te parece poco?"- Giró su rostro para encontrar los ojos de Teana. La chica simplemente se concentró más en otro punto del piso, notando que los hermosos ojos mieles de su amigo la miraban llenos de tristeza

-"Tampoco es para que lo digas de ese modo"- Musitó como respuesta.

Un silencio se hizo entre ambos. Jono simplemente suspiró llevándose una mano a la frente, Teana jugueteó con sus dedos a la altura de su pecho, maldiciéndose a sí misma por no poder hacer algo para arreglar las cosas. El rubio se puso de pie para darle la espalda a Teana –que ahora lo miraba mordiéndose el labio-, mientras con el dorso de la mano se secaba el rostro humedecido por el llanto

-"¿Qué voy a hacer si Seth es condenado a muerte?"- Dijo con la voz quebraba, sin atreverse aún a mirar a la castaña –"Su crimen es aún mayor que el que cometió Bakura… Atemu lo condenará a muerte… y yo…"

-"Estas de su lado entonces"- Habló una tercera voz. El sonido era casi distante y apagado… casi frío… sin vida…

-"¡Atemu!"- Exclamaron al mismo tiempo los dos sirvientes, clavando su vista en el cuerpo que yacía en la cama. El faraón se incorporó, dejando sumamente contrariados a sus amigos.

El faraón siempre se caracterizó por tener una sonrisa en sus labios, no importara lo serios o graves que fueran los problemas… Atemu sonreía o hacía una mueca con los labios para no parecer tan serio.

Pero el tricolor que ahora se levantaba, era totalmente diferente. Poseía una mirada fría que sus zafiros morados dejan denotar con tal claridad, que el mismo Bakura –en el juicio- se hubiera quedado pálido con su sola mirada…

Verdaderamente ese no era Atemu…

-"Te hice una pregunta"- Dijo con frialdad, apretando con sus puños una parte de las sabanas que cubrían aún la mitad de sus piernas; traspasando con sus ojos casi muertos y llenos de odio, el pobre corazón de Jono. El rubio agachó la mirada. Atemu hizo un ademán de levantarse, Teana corrió hacia él para ayudarlo. –"¿No piensas responderme?"- Cada segundo que el rubio permanecía en silencio era como dictar su sentencia de muerte… eso lo sabía; pero estaba confundido, ya no sabía lo que era correcto, y mucho menos a quien apoyaba su corazón en esos momentos.

Lastima que el silencio duró pocos segundos, siendo interrumpido por el sonido como si alguien hubiese dado una palmada, y un pequeño grito de una asustada Teana. Jono simplemente sintió un gran calor en su mejilla, seguido de una impotencia mientras su rostro se giraba involuntariamente hacia el lado izquierdo… y su mejilla ardía…

… ¿Por qué lo había hecho?... ¿Por qué Atemu le había pegado?...

Sus ojos se llenaron de lágrimas; pero por su mejilla no corrió ni una gota de la impotencia y dolor que aquél golpe le provocaba. Aquellos zafiros mieles, miraron al faraón… heridos… tristes… decepcionados… angustiados… con muchas emociones que los labios de Jono no se atrevía a revelar en forma de palabras…

El faraón simplemente sonrió ante la mirada que el rubio se atrevía a lanzarle, y aunque la mano con la que había golpeado ese bello rostro le quemaba, no dejó de propinarle otro golpe

-"¡Atemu!"- Gritó la castaña horrorizada

-"Tú eres el culpable de eso"- Dijo con frialdad el faraón al encontrar otra vez los zafiros mieles, retándole

-"Por favor… basta…"- Suplicó la castaña tomando el brazo del hijo de Ra. Atemu simplemente se soltó bruscamente y con desprecio

-"Tu cierra la boca"- Le dijo aventando a la pobre chica al suelo. Jono apretó los puños junto a las rodillas –"Este tipo tendrá lo que merece…"- Señaló al capitán con la cabeza

-"¿Quieres castigarme?"- Preguntó con enojo, dignándose por fin a hablar –"Hazlo, nadie mejor que tú sabe que estas en un error…"

-"¡Silencio!"- Gritó el tricolor dándole una nueva bofetada que lo tiró al piso también. Jono se limpió la sangre que brotaba de sus labios con la mano

-"¡Atemu!"- Suplicó Teana prendiéndosele de las rodillas –"Jono es tu amigo, él jamás se atrevería a traicionarte"- El faraón tomo una gran bocanada de aire antes de darle una patada a la castaña y soltarse… Al final consiguió calmarse y no lo hizo, simplemente se desprendió de la doncella para dirigirse hacia la puerta sin mirar a ninguno de los dos.

El rubio se levantó y ayudó a su amiga a hacer lo mismo. Atemu se detuvo en el umbral

-"Tu vida será perdonada Jono; pero la de Seth no correrá la misma suerte"- Soltó una fría carcajada y salió de sus aposentos

El capitán de guarda temblaba de ira, sus puños estaban tentados a incrustarse en cualquier parte del piso o de cualquier cosa… incluso en el rostro del tricolor… pero el solo hecho de saber que perdería a la persona que más amaba… lo dejaba sin fuerza y con una tristeza profunda… mientras se cuestionaba a si mismo si tendría el valor de permitir que Atemu condenara a muerte a su querido sacerdote.

o … o …

Le dolía… pero tenía que hacerlo, ya estaba bastante cansado que todos lo considerarán como un débil… y él no lo permitiría… no más, se daría su lugar aunque para ello tuviera que matar a Jono.

-"Abran la reja"- Ordenó cuando estuvo en el calabozo. Los guardias le miraron contrariados, después de todo pensaban que el faraón estaba muriendo… además de lo diferente que lucía su rostro… -"¡Qué abran, les dije!"- Volvió a ordenar con la voz aún más fría y seca

Los hombres se asustaron, y torpemente abrieron la reja para que el faraón entrara en la celda donde Seth estaba atado de manos y pies con cadenas… justo como Bakura…

-"Así te quería ver…"- Sonrió con malicia. Seth levantó el rostro, mostrándose segundos después horrorizado por lo diferente que se veía su antiguo amante –"¿Qué pasa? Pensé que te daría gusto verme"- Soltó una fría carcajada

-"¿Cómo esta Jono?"- Preguntó débilmente el ojiazul, dejando que aquella risa terminara

-"Eso a ti no te importa"- Respondió con frialdad. Sentía celos del rubio, no podía creer que estando Seth a su merced, se atrevería a cuestionarlo por él. El castaño hizo una mueca de burla al ver su semblante

-"No me digas que ahora tienes ataques de celos"- Sus labios mostraron una sonrisa que solo las palabras de Atemu mataron

-"¿Celos?... Desconozco esa palabra… y aunque la conociera"- Hizo un ademán despreciativo –"No los sentiría por un perro inmundo como tú"- El sacerdote trató de zafarse de las cadenas que lo tenía cautivo, y sin embargo todos sus intentos eran inútiles… ya que jalando las cadenas de ese modo, simplemente conseguía lastimarse a sí mismo

-"Te juro que cuando salga de aquí…"

-"¿Qué te hace pensar que saldrás?"- El faraón arqueó una ceja mientras le mirada con los brazos cruzados y sonreía con malicia. Seth dejó de pelear mirando con horror a su antiguo amante, sintiéndose casi –si no es que completamente- culpable por su cambio tan drástico. Sus pupilas temblaron… se sintió asustado…

Pero no por él, si no por Jono… por lo mucho que ese hermoso rubio sufriría con su muerte, con el cambio tan radical de su amigo… y quizá sintiéndose culpable por todo lo que estaba ocurriendo. Después de todo, el capitán de guardia siempre se la pasaba pensando en el bienestar del faraón fuera cual fuera el caso, y la perdición de Atemu, significaba la del rubio.

-"¿Asustado Seth?"- Preguntó el faraón riendo con ganas. Se acercó a un sacerdote sumamente consternado, y dejando en sus labios un beso –que el castaño no correspondió- le susurró al oído –"Te quitaré todo lo que tienes, acabaré con lo más quieres… y juro por Ra que te va a doler…"- Los hermosos zafiros azules del castaño, se abrieron meramente sorprendidos, la respiración comenzó a fallarle y el corazón a latir tan rápido que pensó de un momento a otro se le saldría por la boca. Una nueva risa fría lo sacó de sus pensamientos, cerró con más fuerza los puños que estaban aferrados a la pared por los grilletes

-"No te atrevas a tocar a Jono"- Su voz sonaba apagada… asustada… sus ojos azules parecían estar trastornados y él a punto de volverse loco. El faraón sonrió aún más complacido, jamás pensó gozar tanto con Seth justo como ahora. Acarició con el dorso de la mano la mejilla del desesperado sacerdote, mientras susurraba

-"Yo haré lo que quiera… cuando quiera… porque soy el faraón…"- El castaño movió desesperado la cabeza para eliminar el contacto. Atemu salió de la celda triunfante, dando enormes carcajadas mientras Seth gritaba desesperado

-"¡Jono no!... ¡Él es inocente!"- Y el faraón sonrió por última vez mientras lo seguía escuchando escaleras arriba, sus gritos desesperados acompañados por el sonido de las cadenas golpeando las paredes.

-"Azotenlo"- Ordenó a los guardias.

Así que a los pocos segundos de que el faraón bajo a las celdas de los prisioneros, se escucharon solo las cuerdas romper el aire, seguidas por un ruido ensordecedor… pero a pesar del dolor… Seth no se quejaba… él simplemente pensaba en su amado rubio, la noche que pasaron juntos, y en lo que haría cuando pudiera escaparse.

o … o …

Jono se sentía muy mal, a penas se había enterado de que Atemu había mandado azotar a Seth, hace tan solo dos días… y por los dioses que desearía verle, saber que estaba bien… o por lo menos poder decirle que lo amaba y que estaba con él, porque de seguro, Atemu le había dado a entender que estaba solo

Se sentía tan cansado de esa situación, de que la maldición que había caído sobre todos no desapareciera y que según él se imaginaba, terminaría trágicamente.

En esos momentos, el capitán de guardia se dirigía a sus aposentos. Su semblante reflejaba una tristeza infinita y sus ojos un dolor que no podía expresar con los labios, ya que no tenía a esa persona cerca… a su amado Seth… Y mientras un suspiro se escapaba de sus labios, su mano se dirigía inconscientemente hacia su rostro para secarse las mejillas empañadas en llanto.

De pronto sus pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de un cuerno (NA: a lo que me refiero es que era una trompeta), llamando su atención inmediatamente…

-"La alarma"- Musitó poniéndose pálido de repente. Pero aunque su semblante mostraba preocupación, su corazón saltaba de emoción al imaginarse que aquél toque de queda era por una fuga en la celda… una fuga de Seth…

Con el corazón aún latiendo dentro de su pecho, con miedo y emoción mezclados, corrió en dirección hacia el calabozo; pero luego se detuvo y corrió hacia los aposentos de Atemu con más miedo aún…

Si el sacerdote escapaba, y conociendo como era… lo primero en lo que pensaría sería en matar al faraón…

¡Cual equivocado estaba!

Apenas había cruzado el pasillo que daba a sus aposentos, para llegar hacia la habitación del faraón… pero con lo que no contaba, era que una extraña figura tomaría su brazo con fuerza para arrastrarlo hacia la oscuridad de los muros del palacio.

Jono trataba de luchar… sus brazos eran sujetados con fuerza… quería gritar pero sus labios eran sellados por un beso desesperado y apasionado…

No había ninguna duda, Seth estaba libre… merodeando por el palacio… y sin que el rubio, por mucho que le amara, pudiera permitirlo; pero justo cuando iba a sacar la espada para someterlo, el castaño le dio la vuelta aprisionando el cuerpo de Jono contra sí, tapando su boca con una mano en la cual había una extraña esencia.

El rubio abrió los ojos impresionado, no podía moverse y tampoco respirar… ya que si lo hacia, terminaría bajo los efectos del extraño líquido que Seth traía en sus manos con un pedazo de su ropa

-"No quiero hacerte daño…"- Susurró Seth recargando su cabeza en el hombro del rubio, haciendo que se estremeciera por lo cerca que estaba –"Así que no puedo permitir que Atemu te culpe por mi huída… y si te vas conmigo ambos seremos prófugos…"- El castaño cerró los ojos con dolor, tratando de no pensar en cosas malas y que algún día se volvería a ver –"Por eso me voy del palacio…"- Jono quería seguir aguantando la respiración, y sin embargo su corazón latía tan rápido por todo lo que estaba pasando… haciendo inútil el solo hecho de intentar aguantar el aire -"No voy a dejar que te culpen de mi huída"- el rubio negó con la cabeza –"Te amo demasiado para permitirlo"- Jono comenzó a cerrar los ojos por el cansancio, comenzando a dormirse por la sustancia que inevitablemente estaba inhalando

Seth sintió el cuerpo de su amado desvanecerse en sus brazos, y lo recostó en el piso de una manera que pudiera mirarlo por última vez a la cara sin destaparle la nariz. Los ojos mieles de Jono comenzaban a cerrarse cada vez más, y todo lo que distinguía eran los hermosos zafiros del hombre que tanto amaba… los cuales le demostraban que el castaño no mentía y que lo amaba con todo su corazón y con todo su ser…

El sacerdote depositó un suave beso en los labios de su amado rubio, antes de que perdiera por completo el conocimiento… sintiendo con todo el dolor de su alma como apenas Jono le correspondía y luego quedaba completamente inconsciente.

Sabia que no podía volver más al palacio, que tendría que salvar su propia vida y luego cobrar su venganza para regresar por Jono; pero antes de si quiera intentarlo, tendría que salvarle la vida.

Tomó el puñal que llevaba en el cinto de las ropas, y cerrando los ojos hizo una herida no muy profunda al cuerpo de su amado… Si eso no convencía a Atemu de que era inocente… entonces nada lo haría…

-o-o-o-o- Continuará (próximamente el desenlace) -o-o-o-o-

Pues la parte del pasado esta por terminar, así que podremos saber muy pronto si Bakura y Ryou volverán a ser pareja de nuevo, y si Yami o Yugi perdonarán a Kaiba por tratar de lastimarlos