Este es un fics que escribí con anterioridad al "Resplandor de la Venganza", esta terminado, por lo que las actualizaciones no tardaran tanto, espero que les guste, es un poco triste, pero sumamente emotivo, ahí me dejan sus opiniones, espero llegar a hacer buenos amigos en esta página, . de formalismos sé poco, así que cualquier sugerencia con respecto a como administro la clasificación y esas cosas será bien recibido…

Bueno aclarar, como siempre que los personajes que utilizó, en su mayoría son pertenencia de la Sra. Rumiko Takahashi, pero aclara que me siento profundamente enamorada de ese cachorrito de cabellos plateados y ojos dorados, de hecho, creo que no faltara el día en que ponga alguna historia, Inuyasha/Anyara, medio loca de cómo lo conocí y no me importaría ser solo una aventura para él siempre que me mire con esos ojitos que tiene y le pueda robar algún besito…ahhh(suspiro enamorado), soñar no cuesta nada y total para eso se hicieron los fics ¿no?...

Ahora a leer y espero lo disfruten, recuerden que al final de la pagina existe un botoncito para los rewies

Capitulo I

La Herida que no Cierra

Caminaba finamente la mujer de esbelta figura, por entre un gran parque que se encontraba en medio de la ciudad, si la recorrías de pies a cabeza, te encontrabas con zapatos de tacones bastante altos, medias de color gris, con un delicado bordado junto al tobillo, un traje de dos piezas marengo(gris oscuro), una blusa blanca bajo la chaqueta, con un escote muy sugerente, el cabello recogido en un moño que le daba un particular aire de seriedad a su rostro suavemente maquillado con tonos que combinaban con su atuendo, sobre el hombro una pequeña carterita, que probablemente dejaba espacio, solo para un par de cosas, al parecer era una ejecutiva de éxito, todo lo que vestía, mostraba su buen gusto, incluyendo la gargantilla que le había regalado en su cumpleaños numero veinticuatro, su novio, un atractivo abogado, hijo de uno de los socios del bufete en el cual ella se desempeñaba desde hacia algunos meses, desde que se había recibido de la Universidad, en la carrera de Derecho, inicialmente deseaba trabajar en alguna institución social, pero ejecuto su tesis en la Compañía y ya luego, quizás como agradecimiento al señor Yokohama, quien había sido de gran ayuda durante el tiempo en el que elaboro su tesis, se quedo.

En los meses que llevaba trabajando para aquel grupo de abogados, logro obtener un gran reconocimiento por parte de sus superiores, y aunque tenia aliados y detractores dentro de la compañía, ella le daba a los comentarios solo la importancia que merecían, pues el haber obtenido la atención de Yuko Yokohama, un apetecido partido para muchas de las chicas que trabajan en el bufete, quien le había propuesto en muy poco tiempo de salir con el, que se convirtiera en su novia, regalándole un hermoso anillo de compromiso, el que ella llevaba puesto justamente por ello, por compromiso, pues la verdad no acostumbraba usar joyas, solo las que Yuko le había dado, nunca creo esa afición de adolescente y no comenzaría ahora que ya era toda una mujer...

Pero contrario a todo lo que rodeaba la perfecta descripción de su vida, ella se veía acongojada.

Había conseguido sin mucho esfuerzo, que le dieran la tarde libre, este había sido definitivamente un día horrible, por alguna extraña razón que ni ella lograba comprender, o bien no quería entenderla, siempre en esta fecha volvía a doler aun con igual fuerza, una herida hecha hacia ya ocho años, una herida que no se reflejaba en su cuerpo, una herida que llevaba oculta en su alma, la que le había ocasionado el desdén, con que aquel a quien había amado tanto, la desprecio, aquel al que había amado mas que a nadie en el transcurso de su vida, de hecho había sido su primer amor y en oportunidades como esta, en que la herida hecha amenazaba con abrirse paso a través de su pecho, pensaba que era el único a quien podría amar...
se sentó en el primer asiento que encontró a su paso, por que necesitaba recuperar el aliento, el dolor en su alma era tan intenso como aquel día en el que,... no, no, ... se dijo a si misma, moviendo su cabeza, para quitar de ellas las imágenes, tan claras como aparecían en su mente, como si estuviera siendo testigo una vez mas de la escena que la había derrotado, al punto de dejarla sin deseos de vivir, ... pues si, había atentado contra su vida... lo recordaba muy bien... en ocasiones deseaba que su memoria fuese mas frágil, que nada de lo que se esmeraba tanto en ocultar, apareciera, pero hoy era diferente, todo era mas intenso...

Kagome respiro profundamente, mientras intentaba recuperar de este modo el aire perdido por el dolor y de paso, evitar que un par de lagrimas que comenzaban a asomarse en sus ojos, cayeran, por que se había prohibido hacia mucho, llorar, era una emoción que no se daba el lujo de poseer, aunque en mas de algún momento se preguntaba, si no se habrían secado sus ojos?... bueno, ahora tenia la prueba de que no era así, pero sin embargo no dejaría que las lagrimas se derramaran... ya no... se repitió, dándole fuerza a su decisión.

Se puso de pie, con bastante dificultad, ya se había hecho tarde, no recordaba cuanto tiempo llevaba caminando, el Templo estaba cerca... quizás podría visitar a mama?... hacia mucho que no la veía, hablaban por teléfono a diario, pero desde que se mudo con su amiga Ayumi, además de tiempo que le consumía el despacho y su novio, no contaba con la libertad de verla a menudo, ... hoy será un buen día... se dijo, además añoraba una comida casera y una grata conversación... iré...

Dicho esto se encamino al Templo Higurashi, la tarde ya se desvanecía, en el horizonte, hizo para un taxi y en cuanto subió en el su carterita comenzó a emitir una armónica melodía, era su teléfono celular.

-Hola Yuko- dijo en tono amable, mientras escuchaba la voz de su interlocutor- No, no te preocupes, no me sucede nada... si segura, solo me sentía cansada...Hoy?... la verdad prefiero que no... no te molesta verdad?... gracias... si yo también...

Había sido tan fácil manejar a su novio, el sabia que la muchacha era muy reservada, por no decir hermética, parecía haber sufrido una laguna mental, de aproximadamente dos años, que se encontraba situada justo entre sus quince y diecisiete años, ... quizás algún día lo cuente... se dijo ya llegando a la casa de su familia...

Continuara