Hasta aquí los dejo por el momento, para que comiencen a tener una idea de la historia, así que manden sus opiniones, ya les comenté que este fics esta terminado así que no podré modificar nada en el trayecto, pero siempre es bueno saber que producen las palabras que escribo.
Besitos
Capitulo III
La peor Pesadilla
Kagome estaba muy de mañana orando frente al árbol sagrado, a pesar de todo ella conservaba su afición a orar, termino y se quedo unos minutos mas observando el lugar, su familia aun dormía y ella que llevaba puesto su camisón, traía en la espalda una manta de las que siempre le pasaba u madre, cuando ya se disponía a entrar vio un hilo de luz que caía en medio del árbol sagrado, llamo su atención y aunque no se acerco se quedo con la vista fija en aquel lugar, cuando aquella débil luz, comenzó a aumentar de tamaño, dando paso a través de ella a la figura de una mujer, de largo cabello negro, que caía por su espalda y sus hombros, sus ropas no eran de esta época, eran antiguas, de sacerdotisa, era...
-Kikyo...- aunque sus labios se resisten a emitir aquel nombre, la sorpresa le abrió paso-
'-Kagome, debes escucharme – dijo con aquel exacto tono frió que recordaba.
-Yo no tengo nada que oír- contesto Kagome, volviendo de su asombro y poniéndose de pie, con claras intenciones de dejar el lugar
De pronto, antes de que lograra dar un paso, aquel intenso dolor en su pecho la ataco con mas fuerza de la que recordaba, derrumbándola en el piso, cayendo de rodillas jadeando, con la cabeza agachas, una mano en el piso y la otras en el lugar afectado, en ese momento se volvió a ir la voz de la mujer junto a ella.
-Ese dolor no es casual- aseguro Kikyo con una serenidad difícil de alcanzar
Kagome levanto la mirada para observarla mientras el dolor disminuía in dejar de estar presente
-A que te refieres – la desafió, sabia que bajo estas circunstancias su posición no era la mejor, pero o le importo
-Kagome, debes volver – ordeno
La chica abrió enormemente sus ojos, no daba crédito a lo que acababa de escuchar, volver al Sengoku..., acaso se estaba volviendo loca?... no, definitivamente la loca era Kikyo, después de todo lo sucedido se aparecía y le ordenaba que volviera?...
-Estas loca! – grito tanto como el dolor que sentía se lo permitía
-Es tu deber hacerlo – insistió
-No! – exclamo furibunda, que se vio inmediatamente apabullada por el agobiante dolor que había vuelto a recobrar fuerzas
Era tan intenso, que por un momento pensó que tal ves moriría a causa de el, cuando de pronto una hermosa luz de color rosa, comenzó a brillar en su pecho, aquietando aquella dolencia, se miro entre expectante y asustada cuando lo que se abrió paso por su piel, sin dañarla en lo mas mínimo, ... era un diminuto fragmento de la Perla de Shikkon...
-El mal se esta enraizando en el Sengoku- dijo Kikyo, comprendiendo que en este momento contaba con toda la atención de Kagome – y yo no tengo la fuerza para detenerlo, viene tras la ida de cada uno de los seres vivientes- en ese momento extendió la mano, mostrándole l perla casi completa d un rosa oscuro, sin su brillo característico, el fragmento que salio del pecho d Kagome se unió a aquella perla en la mano de Kikyo, completándola, lo que produjo un pequeño estallido alrededor de ambas mujeres recuperando de esta modo la joya su color original.
-Pero... porque debo volver?...- su voz sonaba apesadumbrada, había tenido una lucha horrible durante años para mantener todos sus recuerdos a raya y ahora esto?...
El fragmento de la perla que ante estaba en el pecho de Kagome, se separo de la perla, quedando suspendido en el aire a unos centímetros de ella y en un movimiento demasiado rápido, volvía a entrar al hogar que había tenido durante los últimos años, la joya volvió a cambiar de color y Kikyo cerro su mano, mientras comenzaba a retroceder hasta el lugar del cual había salido
-Tu tienes el poder que ya no poseo...- dicho esto se desvaneció in dejar ningún rastro de algún hecho sobrenatural.
-Hermana, despierta – dijo Souta desde la puerta de la habitación de Kagome – el desayuno esta listo
Al escuchar las palabras de su hermano, Kagome abrió los ojos y se sentó en la cama, miro el reloj en su mesita de noche... las 10, como había dormido tanto,... se toco el pecho que por cierto no le dolía en lo absoluto... fue solo un sueño, pensó.
Se vistió con un Short corto de jeans, tenis y una polera de algodón muy suave, que se ajustaba a su figura, exquisita para el caluroso día que e avecinaba, se recogió el cabello en una cola y bajo a desayunar, agradeciendo infinitamente a Kami que hoy no fuera un día de trabajo, pues el sueño de la noche anterior la había dejado realmente agotada.
Continuara...
No olviden sus opiniones, siempre es importante saber si un trabajo es bien recibido
Besitos
Anyara
