Advertencia este capítulo contiene lemon, ahh,(suspiro), de ese que me gusta a mí, al estilo Anyara, espero que les agradé y eso…

Capitulo VII

Mi recuerdo de ti

Camino sin rumbo determinado por entre el oscuro bosque, la luna creciente apenas en un hilo, iluminaba muy poco, se escuchaba no tan lejos de ahí el agua golpear con suavidad las rocas, debía de ser un arrollo, pensó y se dispuso a llegar junto él un poco de agua fresca le haría bien, un búho hacía sus acostumbrados sonidos nocturnos a lo lejos, la noche estaba en calma.

Al llegar al arrollo, Kagome no pudo evitar observar el lugar con un dejo de sorpresa, como era posible que ella llegara hasta ahí?... maldición.. se llevó los dedos a los labios, maldijo otra vez, se dejo caer sobre la hierba, para quedar arrodillada en aquel lugar innumerables luciérnagas daban un espectáculo maravilloso, este era el único sitio que conocía en el que se reunían tantas de ellas, había poco mas allá de donde ella se encontraba, una roca bastante grande, que desde que la vio la primera vez, le pareció un sofá.

Flash Back

-Solo nos falta el televisor- decía alegremente la jovencita, mientras que se acomodaba en la roca que desde que la vio le pareció un sofá, tocando con su mano el lugar junto a ella, invitando a su acompañante a sentarse.

-Que cosas son las que se te ocurren – contesto Inuyasha, mientras que aceptaba el ofrecimiento de sentarse en aquel "sofá".

-Como diste con este lugar?- preguntó Kagome observando todo a su alrededor mientras alzaba su mano, para que una de las cientos de luciérnagas que iluminaban todo el lugar con una exquisita y tenue luz entre amarilla y verde , se posara en ella.

-Estas son las tierras que mi padre me heredó – contestó el hanyou, mirando como la niña junto a él parecía maravillarse con el hermoso espectáculo.

El silencio se hizo presente entre ambos, cuando Kagome volteo, para encontrarse con los ojos de aquel a quien tanto amaba, la estaba mirando, de un modo que le sonrojaba las mejillas, no supo en que momento el se le había acercado , pero lo cierto es que no le importaba, pues estaba ahí junto a ella enlazando con delicadeza su cintura, respirando sobre sus labios y el beso no se dejo esperar, me esta besando pensó, sí, era la primera vez que lograba tener el coraje suficiente para tomar el beso que tanto anhelaba, como he deseado besarte Kagome, pensaba, mientras abrazaba aún con mas intensidad a la muchacha.

Se encontró de pronto entregada a la calidez de aquel beso, mientras Inuyasha la pegaba mas a su cuerpo con suaves movimientos produciendo nuevas sensaciones que iban apoderándose de los dos jóvenes, haciendo sus respiraciones cada vez mas agitadas, estaban embriagados en un dulce licor, ninguno de los dos se atrevía a dar el siguiente paso, a pesar de que los besos se hacían insuficientes, Kagome era retenida por sus inquietudes, las que se resumían únicamente en Kikyo, necesitaba saber lo que habitaba en el corazón del hanyou y él por su parte, intentaba con muchísima dificultad contener sus instintos de convertirla en suya como lo había deseado hacía tanto.

-Te amo – fue lo que musitó con sus labios puestos sobre los de ella

Y fue suficiente para Kagome, había recibido la respuesta a sus interrogantes y comenzó a besarlo con una pasión que no conocía apretándose dentro del abrazo que Inuyasha sostenía , solo unos minutos mas tarde, se encontraban ya sobre la hierba, el besaba su cuello, mientras iba poco a poco liberándola de sus ropas con manos temblorosas acariciando la piel a medida que la desnudaba, deslumbrado por la belleza que a él le parecía perfecta, ella por su parte hacía esfuerzos por quitarle la prenda que la distanciaban de él, hasta que logro su cometido.

Estaba Inuyasha apoyado en manos y rodillas a cada lado de Kagome, su largo cabello plateado caía por si espalda y los costados, sus ojos dorados estaban fijos en la anhelante mirada de aquella muchacha que lo llenaba de emociones y de vida, lentamente s fue acercando a su rostro, para depositar en sus labios un beso, mientras sus cuerpos comenzaban a rozarse, provocando en ambos un deseo incontrolable se besaban y mordían suavemente , despertando sus instintos mas básicos y dejándose llevar por ellos.

Inuyasha fue acariciando uno a uno los rincones de su mujer, sí , sin duda esta era su mujer, pensó, mientras las yemas de sus dedos tocaban con suavidad el contorno de las formas de Kagome, buscando con su boca los lugares que la harían estallar, sus delgados dedos se enredaban en el cabello del hanyou que insistía en arrancarle suspiros y quejidos que ella ahogaba en su garganta, en un instante en el que detuvo su recorrido, la observo y Kagome vio esta vez en sus ojos, reflejado un fuego dorado que logro estremecerla , el temblor involuntario de su cuerpo lo incitaba a poseerla y a entregarse por completo a ella, con un movimiento lento, comenzó a subir nuevamente hasta la boca de la joven, rozando con su piel trigueña la pálida piel , una vez que tomo sus labios, se abrió espacio entre los muslos de la muchacha sintiendo así la humedad de aquel lugar que tanto deseaba.

El hanyou se movía rozando su intimidad con la de su amada, sin irrumpir aún en ella, impregnándose de la calidez que ella emanaba, todos sus movimientos se fueron acompasando instintivamente, Inuyasha respiraba cada vez con mayor dificultad intentando contener sus deseos de arremeter en contra de Kagome, hundió su rostro en la abundante cabellera azabache buscando calma, pero sus intentos fallaron en el momento en que ella estrecho mas el abrazo que mantenían oprimiéndose contra él, entonces el hanyou con un movimiento certero se posiciono justo en la entrada al paraíso que el sentía que encontraría en el vientre de Kagome, miró los ojos destellantes de su amada que tenían una dulce mezcla entre inocencia y deseo esperando su aprobación la que llegó reflejada en una sonrisa, él la recibió y sin pensarlo mucho mas respondió a sus instintos y a su necesidad de fundirse con la joven en sus brazos, ella dejó escapar de lo mas profundo de sus entrañas todos aquellos suspiros ahogados en su garganta, cuando sintió la presencia dentro de si, Inuyasha la aseguro contra su cuerpo evitando cualquier escape compartiendo movimientos armónicos y precisos que arrancaban de ambos un concierto de frases y sonidos que formaban una exquisita melodía llamada amor.

-Inu…yasha… te…amo…- susurro ella muy cerca de las hermosas orejitas del hanyou, mientras la danza adquiría mayor intensidad.

-Ay… Kagome… cuanto… te amo…- respondió él con sus labios pegados al lado izquierdo del cuello de ella.

En el momento justo en que ambos sentían que aquella deliciosa y frenética carrera llegaba a su fin, Kagome sintió un dolor pequeño y puntual en su cuello, en el costado izquierdo, el que se confundió con la descarga de emociones que salieron desde sus corazones y de gozo en todo su cuerpo…

Fin Flash Back

Se toco las mejillas, pensando que debían estar regadas de lágrimas, por que el dolor en su alma era enorme, sin embargo no encontró ninguna, su mano se deslizo desde su rostro hasta su cuello y con sus dedos logro tocar una cicatriz hecha hacía ocho años, aquella marca se había mimetizado tan bien con su blanca piel, que tenías que mirarla muy de cerca para notarla, dos colmillos fueron los que la provocaron.

Se recostó sobre la hierba observando el hermosos juego de las luciérnagas que iluminaban tanto como aquella noche, con aquella exquisita y tenue luz, un suspiro se escapo de sus labios entreabiertos, mientras una sombra la vigilaba desde la rama de un árbol, con inquietud.

Inuyasha observo en todo momento a Kagome, sabiendo perfectamente que ella reconocería el lugar en el que se encontraba, en este sitio compartieron algo muy importante… pero al final a ella ni siquiera le intereso, pensó, mientras libero un extenso suspiro de resignación que resonó en el lugar dado el silencio reinante.

-Quién anda ahí – preguntó la joven alertada por el sonido que se escucho tan cercano.

Inuyasha pensó como primera instancia darse la vuelta y desaparecer del lugar, pero luego recapacitó sabiendo que no podía dejarla sola en medio del bosque, sobre todo conociendo la cantidad de youkais que asechaban sus tierras, ciertamente era muy tentadora la idea de enfrentarla ahora a solas, ya sin la sorpresa que se había apoderado de él horas atrás al encontrarse primero con un aroma tan familiar y por que no decirlo, añorado y al levantar la mirada hallarla ahí a ella , mas hermosa de lo que la recordaba, tanto que logro dejarlo sin palabras y ahora tenía la oportunidad ante él de encararla y reclamarle, pero valdrá la pena finalmente hacerlo, hace tantos años ya de ello.

-Quién es…?- insistió la joven, poniéndose de pie rogando por que fuese alguno de sus amigos que la hubiese seguido, pues no tenía nada con que defenderse recogió una piedra de un costado del arrollo como única arma , cuando de entre los árboles que estaban frente a ella, de las penumbras salió una conocida figura de traje rojo, con sus brazos dentro de las mangas de aquel haori y una pequeña sonrisa en sus labios que le daba un toque de seguridad y arrogancia, ella sintió como se le helaba la sangre al verlo ahí frente una vez mas, ciertamente no estaba preparada para encontrase con él dos veces en tan pocas horas, aunque quizás no estaría preparada nunca para volver a encontrarlo.

-Que haces aquí…- lo desafió a contestar Kagome, quien intentaba mantener un tono calmo en sus palabras, con tal de que él no notara su inquietud.

-Que es lo que haces tú aquí?...- fue le respuesta que recibió, mientras Inuyasha arrugaba el ceño observando en todo momento los ojos oscuros de la joven – piensas arrojarme eso?...- interrogó mirando la piedra que ella apretaba en su mano.

-No seria mala idea, bien que te lo mereces…- se sorprendió por la sinceridad de su respuesta, pues lo cierto era que se imaginó muchas veces golpeando fuertemente al hanyou, desprendiéndose de toda la ira que sentía en su contra.

-A que te refieres con ello?- pregunto en un tono inquisidor, casi como una orden

-Ya no vale la pena…- respondió Kagome, mientras dejaba caer la piedra a un lado de sus pies.

Se dispuso a partir concluyendo por su parte la corta conversación sostenida con Inuyasha, pero en el momento en el que pasaba obligadamente junto a él, este la detuvo por la muñeca, levantando su mano a la altura del rostro de Kagome, ambos se silenciaron una indescriptible necesidad de pertenencia se apodero de ellos un inquietante deseo de abrazarse y complementarse fue lo que recorrió sus venas, sus miradas se cruzaron mientras sentían la sangre arder dentro de sus cuerpos, todo esto en cuestión de segundos, ella le arrebato la mano que el había aprisionado y tragando saliva para que el no notara todo lo que muy a su pesar había experimentado.

-No es a esto a lo que he venido…- dijo en un tono bastante decidido, sin quitar su mirada de los dorados ojos del hanyou.

-Ya lo sé…- contesto intentando que ella no pudiera percibir todo lo que había provocado aquel simple roce con su pálida piel.

Se vio la silueta de una muchacha atravesar por entre el bosque, mientras tras de ella quedaba un hanyou observando las luciérnagas, sus direcciones eran distintas, pero sus corazones latían a un ritmo acompasado.

Luego de haberse alejado de él y ya fuera de la cueva Kagome se sentó sobre una roca intentando calmar a su corazón y de paso el flujo de su sangre que corría frenéticamente .

-Maldición – dijo y se reprendió por haber vuelto a mal decir – por que me sentí de ese modo?... como si fuese a desfallecer si no me besaba…-

Se fricciono los brazos como si tuviese frío, pero no era ese el motivo, el escalofríos el hielo que corría por su espalda, se lo producía el solo hecho de imaginar un beso de aquel hanyou, movió su cabeza espantando sus pensamientos, dejando a la vista una cicatriz hecha en su cuello años atrás, la que se había tornado extrañamente roja.

La noche se hizo muy larga, pensó Kagome, en el momento en que se ponía de pie, una vez que logro calmar el acelerado viaje de su sangre, pues estaba segura que si no se tranquilizaba, los golpes que daba su corazón contra su pecho despertarían a todos.

El la observo oculto en la oscuridad del bosque hasta que ella se perdió dentro del refugio , emprendió su camino, internándose entre los árboles.

Continuara…

Hola espero que este capítulo les haya gustado, por que a mí si me gustó y me agradaría mucho leer sus comentarios, prometo que lo actualizaré mas rápido,…

Besitos

Anyara