Capitulo VIII

Siempre te perteneceré

Ciertamente podría haber gritado ya que la ventana continuaba abierta y de seguro su novio lograría escucharla, sabía bien que Yuko no era rival para Inuyasha, lo mas seguro es que el primero perdiera antes de comenzar cualquier batalla, pero el motivo de su silencio no era ese.

Observaba con detenimiento cada uno de los detalles de la mujer que tenía en frente, completamente entregado a los sentimientos de pertenencia que le nacían al tener así de cerca de Kagome, embriagado del aroma que ella despedía , con sus dedos acaricio suavemente la mejilla de la joven que no hizo el menor esfuerzo en detenerlo, su mano fue descendiendo hasta llegar al cuello y lentamente retirar los cabellos que cubrían el lugar que estaba buscando, la marca que le había hecho hacía ocho años, aquella noche en la que se unió a ella, la cicatriz estaba de un rojo intenso, mientras que Kagome luchaba por no dejar escapar ninguno de los suspiros que le iba produciendo el solo roce de la mano del hanyou.

El abrazo era estrecho se encontraban muy pegados el uno al otro, el acaricio la marca con sus labios, logrando con esto que ella emitiera un leve sonido.

-No … por favor…- suplicaba en un pequeño murmullo, perfectamente audible para él

-Tú eres mía – respondió en un tono dulce y sensual, como fascinado de las sensaciones que despertaba en ella, subía su mano desde la cintura hasta la espalda de la joven apretándola contra su pecho logrando sacarle el aire, mientras su otra mano acariciaba el oscuro cabello, creando un recorrido de besos que se extendía por todo su cuello de izquierda a derecha, bajando hasta el hombro, subiendo luego por la garganta hasta los labios, que ahora le parecían mas rojos que al principio, los miro por unos segundos con claras intenciones de apoderarse de ellos, Kagome fijo sus ojos en los de él, el dorado de esa mirada reflejaba deseo añoranza, acaricio suavemente su cabello sin soltarla en ningún momento, como temiendo que se le escapara, su mirada ya no parecía tan fría como aquel día en que volvió a encontrarla.

-No… Inuyasha…- suplicaba sintiendo como las lagrimas se comenzaban a reunir en sus ojos, no quería llorar, no quería que su amor por él saliera nuevamente, ella ya no lo amaba… se repetía día tras día, después de aquello, pero no fue oída y nada pudo evitar que respondiera el beso que él , con un hambre que ella también compartía , comenzó a darle, la beso, la beso y la beso tanto, hambriento de ella, sabía bien que no le era posible estar con otra mujer mas que esta, ella era su hembra y sentía que sería capaz de perdonarle todo con tal de tenerla junto a él como la había deseado hacía tantos años, la escogió como su compañera y ella… que mas da, ahora la tenía entre sus brazos y eso era lo único importante, pero por cuanto, no pudo evitar que la pregunta irrumpiera en su mente.

Me esta devorando, pensaba ella, mientras se dejaba llevar por el deseo de amarlo como lo había hecho antes, comprendiendo que él tenía razón en sus palabras, ella era suya, lo había sido desde aquella noche en que le entregó todo su ser, debía odiarlo, lo sabía bien, pero sentía que en este instante sería capaz de perdonarle todo con tal de compartir lo que llevaba oculto en su interior desde hacía tantos años.

La pasión de la unión que se hacia inminente los estaría cegando?... por un segundo aquel pensamiento rondo la mente de ambos, pero lo cierto es que ahora ya no importaba.

Inuyasha comenzó a rodear el cuerpo de la mujer con sus brazos, acariciando su cintura, sus caderas, recogiendo en aquel punto el vestido, sosteniendo cada vez mas tela en sus manos, sin romper el beso, se encontró de pronto con la suave y cálida piel de Kagome, la que rodeaba el cuello del hanyou con sus brazos, mientras sentía como le quemaban las manos de él al contacto con sus piernas ya descubiertas… Kami que estaba haciendo, lo sabía bien, se estaba entregando por completo a los deseos ocultos de su alma, pero él, que era lo que pensaba él, que volveré a caer como una tonta, como antes.

Su mente divagaba en una serie de preguntas que a lo único que la llevaban era a recordar que aquel hombre que la abrazaba y la acariciaba con tanta cercanía no se merecía el amor que le tenía, ten'ia?... acaso estaba aceptando que lo amaba?.

El apretaba la pierna de la muchacha contra la suya haciendo mas intima la situación, en tanto bajaba suavemente el eclair del vestido, logrando rozar su espalda desnuda, mientras descendía, arrancando de los labios de Kagome un gemido que lo estremeció … "Ay Kagome… cuanto te amo…", fue la frase que él recordaba perfectamente y que se repetía en su mente y sabía que no debía amarla, que ella probablemente se burlaría de su debilidad y de lo facil que había resultado doblegarlo… Ay Kagome… pensó, mientras liberaba el aire sobre el cuello de la muchacha perdido en el sedoso cabello, ella instintivamente lo apretó mas en aquel abrazo y busco su rostro, deseando besarlo se quedo mirando los ojos ambarinos, que le pedían a gritos tenerla, pero ella intento razonar, esos ojos ya los había visto antes y le trajeron demasiado dolor no podía soportarlo otra vez.

-Déjame… no puedo…- le dijo esquivando su mirada, intentando liberarse de los brazos que la sostenían con insistencia lo cierto es que en este momento no tenía las fuerzas para enfrentarlo con el temple que necesitaba, pero sabía que no debía permitir que continuara avanzando, ya le había hecho tanto daño, como podía amarlo aún…- Ya no te amo – exclamo intentando convencerse de ello desesperadamente.

-Nunca lo hiciste…- respondió él, soltándola sin ninguna oposición, mientras ella sostenía el vestido con sus manos, para que no resbalara.

-Solo vete…- concluyó sin fuerzas para discutir, dándole la espalda, como podía decir aquello, si ella había sido suya y solo suya en el transcurso de todos estos años y lo había entendido ahora, comprendiendo que el rechazo del que habían sido victima quienes intentaron amarla antes, se debía únicamente a que ella le pertenecía.

Se sentía demasiado dolido no podía odiarla, aunque en ocasiones se esforzó por lograrlo, si ella no lo hubiese dejado, como le dolió su ausencia, quizás debió compartir junto a Kikyo, pero ya se lo había dicho Mioga " si escogió a una compañera, se pertenecerán por siempre, siempre la amara amo Inuyasha "

Se acerco a la joven desde atrás y la abrazo suavemente con su barbilla apoyada en el hombro izquierdo de ella.

-Siempre te perteneceré…- le susurro con un sentimiento que logro estremecerla, para luego poner sus labios en la blanca piel, dejando ahí un beso, después de ello se marchó dejándola sola en la penumbra

" ... Siempre te perteneceré..." esas palabras quedaron sonando en su mente, durante toda la noche, no considero que el día siguiente fuera el mejor para volver, se quedo en el departamento y ya al atardecer tomo sus cosas y volvió al Templo, pasaría ahí la noche para partir temprano.

De algún modo el encuentro de esa noche con Inuyasha, había despertado todos sus sentimientos por él, además de reabrir heridas que ella daba por cerradas cuanto se había equivocado?... su alma seguía prendada de aquel hanyou que rompió todas sus ilusiones de adolescente, en las que soñó con ser su mujer, compartir con él su vida, tener sus hijos... sus hijos, su mano se poso sobre el vientre, el lugar en el que se gesta vida, sus hijos, pensó, mientras una sombra de dolor cubrió su rostro de manera implacable, era un dolor que no podía borrar como lo hacía cuando se convencía que Inuyasha ya no tenía cabida en su vida, pero lo cierto es que tampoco eso lo tenía tan claro, estos días habían sido pruebas muy fuertes con respecto a sus sentimientos, solo tenía claro que aquella visita que recibió do noches atrás , confundió todo dentro de ella y sus palabras, aquel suave susurro que dejo en su oído, sonó tan sincero y dolido... suspiro y en ese momento llegaba a la aldea.

Sango y Miroku habían despertado muy temprano, suponiendo que su amiga regresaría para emprender aquella mañana el viaje.

Comenzaron a caminar, Kagome llevaba en su espalda su mochila, arco y flechas, Sango su Hiraikotzu, Miroku su ingenio y destreza, ya que el Kazanna había desaparecido junto con Naraku, pero eso no era todo, se les había unido otro compañero, Kirara, quien ahora vivía en el bosque, no lejos de su ama, cuidando de una camada de pequeños youkais, que permanecerían con Kaede y los niños.

Caminaron y como la vez anterior llegaron cuando el sol se fundía con las montañas, junto a la cueva que les había servido de refugio , se encontraron con Inuyasha y Shippo encendiendo fuego que los ayudaría a preparar el producto de su pesca.

-Que bien que llegaron – exclamo Shippo, con aquella feliz sonrisa que lo caracterizaba – pescamos esto para la cena – continuo indicando una cesta

Inuyasha estaba muy sereno, continuo moviendo el fuego, para que encendiera bien, sin decir nada, solo por unos instantes miro a Kagome queriendo dejar impresa en su retina la imagen de la muchacha que se encontraba de pie , vestía short y camiseta de un algodón bastante delgado sus largas piernas se veían perfectas el cabello acomodado aun lado mientras el reflejo anaranjado de la fogata jugaba con el tono de su piel.

Se sentaron alrededor del fuego, quedando uno al lado contrario del otro guardando cierta distancia, a pesar de lo extraños que se sentían disimulaban muy bien su inquietud, Sango, Miroku y Shippo, conversaban amenamente a modo de romper el silencio que reinaba si ellos callaban , comprendían lo tenso de la situación, pero había que sobrellevarla.

-Que haz decidido?...- pregunto Kagome con la mirada baja, dirigiéndose al hanyou, quien comprendió perfectamente.

-Iré...- respondió también con la mirada baja, mientras los demás se quedaban en completo silencio observando la sincronía que había entre esos dos.

El día siguiente transcurrió en relativa tranquilidad, deteniéndose de tanto en tanto para descansar, sin que Inuyasha pusiera la mas mínima objeción, cierto era que no habían tenido ningún incidente durante el viaje aunque alrededor de ellos se sentía la presencia de innumerables criaturas, como vigilando el recorrido, no parecían amigables o al menos eso era lo que se podía percibir a través de las energías que los rodeaban, pero ninguno se atrevía a atacar, pues el señor de aquellas tierras, era quien dirigía al grupo... acaso Inuyasha se había vuelto tan fuerte, que ya no necesitaba ni siquiera enfrentar a sus enemigos, pensó curiosa Kagome.

El día siguiente pasó sin mucha diferencia al anterior, el viaje se hizo en silencio, solo que el descanso nocturno comenzó un poco mas temprano, Miroku fue el encargado de encontrar la leña para el fuego, en tanto Inuyasha buscaba algo para comer, Shippo por su parte, era el encargado de cuidar del campamento y de las chicas, cuando llego Inuyasha, se encontró con Kagome acompañada solo por Kirara, Sango y Shippo habían decidido ir a buscar agua para preparar un guiso con lo que el hanyou cazara.

Ambos se miraron por unos instantes, no habían cruzado palabra desde aquella noche en el departamento de Kagome, solo aquel pequeño dialogo en el que él acepto acompañarlos, se sentía profundamente perturbado por la constante compañía de la joven, deseaba tanto llenarla de las preguntas que se habían atormentado su mente durante todos estos años, pero se mordía los labios cada vez que intentaba hacerlo, recordaba perfectamente lo que le había dicho noches atrás, quizás ingenuamente esperaba que ella le respondiera de algún modo, suspiro mientras dejaba el producto de su caza en el piso, Kagome en tanto lo observaba intentando dilucidar el contenido de aquella frase que no podía dejar de oir en su mente "… siempre te perteneceré…", se toco instintivamente el hombro, el lugar en el que Inuyasha deposito un beso, sentía que le quemaban en la piel los labios del hanyou, pero solo miro hacía un costado y decidió esperar a que llegaran los demás, lo que gracias a Kami ocurrió en instantes.

La noche se dejo caer sobre el grupo, todos descansaban de la larga jornada, pero como noches anteriores, la joven de larga cabellera negra, no lograba conciliar el sueño, se daba vueltas y vueltas en su saco de dormir, hasta que no resistió mas, se puso de pie silenciosamente para no despertar a nadie y comenzó a caminar por el bosque, en dirección a un pequeño lago que se encontraba solo a unos minutos de donde habían acampado.

-La dejarás ir sola? – fue la pregunta que hizo Miroku, quien había notado la inquietud de Kagome y permanecía despierto, dirigiéndose al hanyou que se encontraba sobre la rama de un árbol, aparentando dormir.

-Porque he de acompañarla? – respondió con calma – ella sabe bien al peligro que se expone.

-Todos sabemos bien el peligro que nos rodea, pero debes entender que ella una vez mas esta dejando su mundo por nosotros y merece un mínimo de preocupación.

Inuyasha se limito a observar al monje que parecía dispuesto a ir en su lugar, se moría de deseos de ir tras ella, su aroma lo estaba volviendo loco, durante todos estos días, había permanecido junto a ella, aspirando lo que parecía un elixir para él, capaz de despertar su ansiedad.

-Déjalo yo iré – dijo con determinación el hanyou bajando del árbol, Miroku por su parte no puso ninguna objeción, de hecho esperaba esa respuesta

Cuando llegó junto a ella, esta se encontraba bastante cerca del algo al que se dirigía, el que hasta ese minuto la seguía sigiloso, decidió salir de las sombras y hablarle, pero que le diría?... bueno, solo la reprendería por andar sola de noche en medio de un bosque desconocido para ella.

-Que haces aquí a esta hora? – dijo en un tono calmo, pero autoritario –

Kagome se sorprendió de sobremanera cuando escuchó la voz tras de ella, volteó torpemente, dando un mal paso, que concluyo con un tobillo lastimado, la joven cayo al piso posando ambas manos en la zona afectada, el hanyou se apresuro a ver la magnitud del problema, quitando con cuidado los tenis que calzaba la muchacha , que se quejaba bajito, pero en su rostro se reflejaba el dolor, Inuyasha al notar al notar que pronto comenzaría a inflamarse haciéndole mas difícil a Kagome el caminar.

Continuara…

Espero que les haya gustado, la verdad me había portado algo mal y no había actualizado, pero les prometo que lo haré con más regularidad

Besitos

Anyara